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Una mayor seguridad en la tenencia de la tierra en Senegal sienta las bases para la agroecología y el empoderamiento de las mujeres


Tener seguridad en la tierra ayuda a los agricultores a invertir en los recursos naturales y en su propio futuro

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La FAO y sus asociados locales están ayudando a Binta Ba y a otros agricultores de Senegal a adoptar prácticas agroecológicas. Esta ayuda es parte de una iniciativa a largo plazo apoyada por la FAO para reformar las estructuras de tenencia de la tierra, ayudando a reconocer de manera más formal la propiedad de la tierra por parte de las mujeres. © Enda Pronat

27/05/2022

Binta Ba ayuda a liderar una silenciosa revolución verde en los campos de Mboro, donde reside en la región costera de Niayes, cerca de la capital de Senegal, Dakar. Está capacitando a otros campesinos en agroecología, un enfoque integrado que aplica conceptos ecológicos y sociales para practicar una agricultura sostenible, lo que revoluciona buena parte de la sabiduría agrícola convencional.

La iniciativa forma parte de un proceso a largo plazo apoyado por la FAO y varios socios gubernamentales y no gubernamentales para promover reformas en las estructuras de tenencia de la tierra, tradicionalmente basadas en el derecho consuetudinario, que han dominado esta nación de África occidental.

En lo que respecta a la aplicación de las Directrices voluntarias sobre la gobernanza responsable de la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques en el contexto de la seguridad alimentaria nacional, estas se han difundido a nivel local en la región y han catalizado también una serie de medidas interconectadas para el cambio. El proyecto promueve un enfoque conjunto de seguridad de la tenencia de la tierra y desarrollo de la misma. Sus puntos clave no son solo la agroecología, sino también el trabajo en un desarrollo agrícola sostenible más amplio y la mitigación de la degradación del suelo.

A sus cincuenta años, Binta trabajó durante muchos años como comerciante antes de utilizar sus ahorros para comprar algunas tierras y volcarse en su pasión por la horticultura para iniciar una nueva carrera. Empezó utilizando métodos tradicionales para cultivar sus campos, pero los resultados fueron decepcionantes.

“Haciendo las cosas de forma convencional, pensamos se podría ahorrar dinero, obtener nuestros productos más rápido y aprovechar los precios competitivos. Pero cuando se considera la cantidad de agua y mano de obra que se necesita, la pérdida gradual de biodiversidad alrededor de los campos y la rápida degradación de los suelos, uno se da cuenta de que la agricultura intensiva a menudo tiene un costo que supera el beneficio de la inversión”, afirma.

El cambio radical se produjo después de que se le ofreciera la oportunidad de ser una de los 16 productores seleccionados para un proyecto piloto con prácticas agroecológicas en la zona de Niayes. Con el apoyo de la FAO y de la organización no gubernamental local, Acción de desarrollo ambiental para la protección natural de los territorios, o ENDA Pronat, Binta recibió semillas, equipo de riego y árboles fertilizados. Recibió capacitación en prácticas como el compostaje y el bokashi, un proceso para hacer fermentar los residuos alimentarios usando insumos bacterianos especiales. En lugar de utilizar fertilizantes químicos en sus campos, estas prácticas ayudaron a preservar la biodiversidad y a evitar que los suelos resultasen sobreexplotados. También han reducido la necesidad de un uso más intensivo de mano de obra en los cultivos, lo que permite a Binta disponer de más tiempo para otras actividades.

Binta ya ha plantado dos hectáreas de tierra con papas orgánicas y ha creado una reserva de semillas para la próxima temporada. Ya se han puesto en contacto con ella otros productores de su municipio y de otros lugares que desean recibir capacitación y unirse al proyecto para reducir el uso de productos químicos y aumentar el valor de sus tierras. Se ha convertido así en una formadora de agricultores que difunde los conocimientos sobre las prácticas agroecológicas en la zona de Niayes.

El principal objetivo del proceso de las Directrices voluntarias sobre la gobernanza responsable de la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques en el contexto de la seguridad alimentaria nacional en Senegal ha sido reunir a las partes interesadas para dialogar sobre la actualización de las leyes y políticas de tenencia de la tierra. © Enda Pronat

Todo empieza con la tierra

El impulso a todo esto ha sido el proceso de las Directrices voluntarias sobre la gobernanza responsable de la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques en el contexto de la seguridad alimentaria nacional en Senegal, que comenzó en 2014 y que ha visto surgir plataformas de diálogo entre múltiples partes interesadas para ayudar a aplicar el cambio en la tenencia de la tierra a nivel nacional y también a nivel local en cinco zonas, incluida la región natal de Binta, Niayes. El objetivo principal es reunir a las partes interesadas para dialogar sobre la actualización de las leyes de tenencia de la tierra. La iniciativa ha promovido activamente la comprensión de las leyes por las comunidades, ha organizado talleres para ayudar a los agentes locales a mejorar la gobernanza de la tenencia de la tierra y reconocer los derechos de las comunidades a tomar decisiones sobre sus tierras. La mayor seguridad que proporciona la tenencia de la tierra es un factor adicional que anima a los agricultores a invertir en tierras y en una gestión sostenible de las mismas. Ahí es donde entra en juego la agroecología.

Debido al rápido crecimiento demográfico de Senegal y a la presión sobre la tierra, “ya sean pastores o agricultores, todo el mundo es hoy consciente de la importancia de la ordenación de los recursos naturales y, sobre todo, de la tenencia de la tierra. Todos los socios deben ayudar a la población a preservar los recursos de sus tierras porque de ello depende su supervivencia”, afirma Yero Sow, alcalde del municipio de Ouarkokh, en el noroeste de Senegal.

Binta es un modelo para los pequeños agricultores, ya que demuestra que la propiedad de la tierra motiva a los agricultores a adoptar prácticas agrícolas productivas y sostenibles. © Enda Pronat

Mujeres propietarias

Otro aspecto fundamental de los avances en la tenencia de la tierra y de las iniciativas que se derivan de ella es el empoderamiento de las mujeres. A pesar de una disposición constitucional que concede a las mujeres la igualdad de acceso a la propiedad de la tierra, los hábitos culturales y consuetudinarios dificultan que este objetivo se lleve a la práctica. Por ello, aumentar la concienciación sobre el tema y ayudar a las mujeres a negociar sus derechos han sido aspectos de especial interés para la FAO y sus socios.

“El proyecto ayudó a empoderar a las mujeres en toda la región. Cuando las mujeres tienen un mayor acceso a la tierra, contribuyen más a las decisiones sobre las explotaciones familiares. Conocen mejor sus derechos y deberes, y ahora los jefes de familia las consultan para las actividades rurales y para tomar decisiones relacionadas con el hogar”, explica Dieynaba Diallo, Presidente del grupo de promoción de la mujer Kawral Sinthiou Sambarou. “Las mujeres tienen ahora también mejor acceso a los órganos de decisión. Por ejemplo, algunas se han incorporado activamente a los consejos municipales. Otras se han convertido en presidentas de organizaciones de productores”.

Binta ha servido de modelo para otros, demostrando que los agricultores adoptan prácticas agrícolas productivas y sostenibles cuando tienen acceso a la tierra. Aunque el país todavía tiene que finalizar su nueva política agraria, el progreso realizado sobre el terreno por Binta y sus alumnos es solo un aspecto de la experiencia en Senegal que puede compartirse con otros países, demostrando los resultados del proceso de las Directrices voluntarias sobre la gobernanza responsable de la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques en el contexto de la seguridad alimentaria nacional apoyado por la FAO hacia una transformación rural más sostenible e inclusiva.

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