Normalmente rebosante de actividad, el mayor puerto pesquero de Europa, Vigo –en España–, está ahora inusualmente tranquilo. El puerto sigue abierto, pero se encuentra con dificultades para continuar operando durante la pandemia de COVID-19. ©FAO/Miguel Riopa
Prácticamente a diario, a las cuatro y media de la mañana –mientras la mayoría de la gente aún duerme–, el mayor puerto pesquero de Europa, en Vigo, España, está en plena actividad.
En época normal de operación, los gritos resuenan entre la multitud de trabajadores que descargan las cajas de pescado de los barcos atracados en los muelles. Llevan la amplia variedad de mercancías a una serie de salas de procesamiento in situ, donde se apilan las cajas. Trabajadores cualificados se afanan en sus puestos empuñando cuchillos afilados, con los que cortan y preparan con maestría filetes de pescado a una velocidad récord.
En los pabellones portuarios se añaden etiquetas de trazabilidad con códigos de barras a cada caja, indicando claramente la especie de pescado, el método de captura y la zona pesquera de la FAO de procedencia.
Y, a pesar de la oscuridad de la noche que arroja un manto de silencio sobre esta ciudad costera de Galicia, las amplias salas del puerto están llenas hasta los topes, transformadas en espacios donde retumba la algarabía de subastadores que compiten gritando en sus megáfonos. Cantan los precios en español y en gallego, tratando de atraer a los clientes para que compren el pescado apilado en embalajes a su alrededor. Sus palabras se pierden en la cacofonía de las ofertas que resuenan por los pasillos, mientras la multitud se abre paso entre las cajas repletas con las dádivas del mar.
“La ciudad de Vigo vive por y para su puerto”, explica Corina Porro, delegada en Vigo de la Xunta de Galicia, el gobierno regional. “La noche en Vigo incluye el trabajo en las lonjas... así es la vida en Vigo, nuestra ciudad”
Pero estos no son tiempos normales.
En estos nuevos tiempos de la pandemia de COVID-19 y de la necesidad de distanciamiento físico, ¿qué sucede con esta colmena de actividad diaria - las imágenes, olores, sonidos y el bullicio incesante - del que es el mayor puerto pesquero de Europa?
España es uno de los países más afectados por la epidemia de COVID-19. También es el país que consume la mayor cantidad de pescado y marisco en Europa, con alrededor de 42,8 kg per cápita anuales.
España es el país que más pescado y marisco consume en Europa. Sin embargo, en tiempos de crisis, hay cambios que afectan al comportamiento de los consumidores y las cadenas de valor. El mercado de pescado fresco ha sufrido un gran impacto. ©FAO/Miguel Ri
Mantener la actividad
Para garantizar que los alimentos lleguen a los consumidores –que en gran medida están confinados en sus hogares–, es necesario mantener las cadenas de suministro. Por tanto, el puerto de Vigo sigue estando operativo, al tiempo que trata de proteger la salud y bienestar de sus trabajadores a lo largo de la cadena de valor de la pesca. Pero no es tarea fácil.
“Hemos adoptado, en la medida de lo posible, el teletrabajo... de esta manera, no hemos reducido el personal, aunque hemos limitado drásticamente su presencia en las instalaciones del puerto. Esto funciona razonablemente bien”, asegura Enrique López Veiga, Presidente de la Autoridad Portuaria de Vigo. “Hay muy pocos trabajadores presentes en las instalaciones –añade–, por lo que se cumplen los requisitos de distancia interpersonal. La higiene y la limpieza constante son también obligatorios (para cumplir con las nuevas regulaciones)”.
“El mayor desafío es mantener el puerto de Vigo plenamente operativo, en especial en lo que se refiere a la lonja de pescado fresco. Esta es una operación diaria, ya que el pescado congelado depende menos del día a día para su comercialización y almacenamiento.”
Los consumidores durante la crisis
Las dificultades de Vigo no son únicas. Este impacto se deja sentir en todas las cadenas de valor de la pesca a nivel mundial. El pescado proporciona más del 20% de la ingesta media per cápita de proteínas animales para 3 000 millones de personas, más del 50% en algunos países menos desarrollados, y es uno de los productos alimenticios más comercializado en el mundo. Por lo tanto, se prevé que las repercusiones en los medios de vida de las comunidades pesqueras, en la seguridad alimentaria, la nutrición y el comercio –en particular en los países que dependen en gran medida del sector de la pesca–, serán considerables.
Además de los problemas del sector pesquero, la crisis también ha afectado al modo en que se comportan los consumidores y a lo que compran. Esto llama especialmente la atención en un país como España, con altos niveles de consumo de pescado.
“Debido a las restricciones de movimientos, los clientes ya no van a los mercados y eso disminuye la demanda de pescado fresco, pero sobre todo de productos de precio elevado como mariscos y crustáceos. Son artículos que los consumidores abandonan rápidamente en tiempos de crisis”, explica López Veiga. “Esto resulta en una disminución general de los precios pagados a los productores, en especial en el sector de la pesca artesanal y en pequeña escala”.
“Aplaudimos los impresionantes esfuerzos de Vigo por mantener sus cadenas de suministro pesquero operativas en estos tiempos difíciles”, señala Audun Lem, Director General Adjunto del Departamento de Pesca y Acuicultura de la FAO. Añade que “las cadenas de valor de la pesca son muy largas, complejas e internacionales, incluso en tiempos normales. Apreciamos los esfuerzos extraordinarios realizados en todo el mundo durante la crisis actual para mantener activas las cadenas de suministro y asegurar que los productos pesqueros y marinos sanos, un componente clave de una dieta nutritiva, lleguen al consumidor final”.
Vigo ha estado trabajando con la FAO para convertirse en un “Puerto Azul”, uno de los puertos de todo el mundo enfocados en la sostenibilidad medio ambiental y, al mismo tiempo, en la protección de los medios de vida de quienes trabajan en el sector pesquero. ©FAO/Miguel Riopa
Sostenible y solidario
Como ciudad defensora de la pesca en pequeña escala, Vigo se ha dedicado en los últimos años a innovar y promover su función de “Puerto Azul”, centrándose en la conservación del medio marino y mejorando al mismo tiempo las condiciones socioeconómicas y laborales de las personas cuyos medios de vida dependen del puerto y sus actividades.
Vigo se ha asociado con la FAO y otros puertos de todo el mundo para crear una red de Puertos Azules sostenibles, a fin de apoyarse mutuamente en el intercambio de información y en la capacitación internacional en ámbitos como las inspecciones pesqueras.
En la época del COVID-19, esta red y la colaboración de los puertos cuentan con el beneficio añadido de compartir experiencias en respuesta a la crisis y, eventualmente, en la recuperación una vez que la crisis se haya superado.
Según López Veiga, ya están haciendo un balance de las lecciones aprendidas durante esta crisis: “creemos que el camino que ha emprendido el puerto de Vigo, en materia de transparencia, trazabilidad, calidad y sostenibilidad –que implica un alto grado de informatización y control de sistemas– ha facilitado la implementación de medidas extraordinarias a las que ahora nos enfrentamos. Esto reafirma nuestra convicción de que debemos seguir avanzando en esta línea en el futuro.”
El mayor puerto pesquero de Europa volverá a bullir de actividad, sonidos y movimiento incesantes. Y Vigo y la red de Puertos Azules ayudarán a construir una cadena de valor pesquera más fuerte y resiliente en todo el mundo.
En medio de una crisis de esta magnitud, los problemas suelen parecer insuperables, por lo que la solidaridad y el sentido comunitario pueden ser cruciales para superar los retos que supone garantizar que la cadena alimentaria siga funcionando. Según López Veiga, el apoyo de la comunidad ha sido vital para que el puerto pueda llevar a cabo sus operaciones en estas difíciles semanas. “Con el paso del tiempo, las partes implicadas son cada vez más conscientes de la necesidad de autodisciplina y solidaridad. En ese sentido, en Vigo podemos estar orgullosos de cómo van las cosas en la comunidad portuaria, en un reflejo de lo que está ocurriendo en todo el país”.
La FAO está ayudando a los países en esta pandemia de COVID-19. Al aportar recomendaciones de políticas sobre diversas esferas relacionadas con la alimentación y la agricultura y ofrecer un portal para compartir las estrategias y políticas nacionales, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura se esfuerza en contribuir a que el impacto del COVID-19 en los sectores alimentario y agrícola no recaiga de manera única o irrevocable en los pobres y agrave la inseguridad alimentaria. La FAO se asegura de que sus voces se escuchen, y está al lado de los países en sus respuestas en estas circunstancias difíciles.
Más información