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Un extraño pez y tres hurras por la biodiversidad


Conservación, desarrollo y rentabilidad en Indonesia

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Las poblaciones de peces Napoleón en peligro de extinción podrían recuperarse gracias a las innovadoras técnicas de gestión de la pesca en el noreste de Indonesia. ©Subphoto/shutterstock.com

27/02/2020

Corpulento, de labios gruesos, con los ojos que parecen manchados de maquillaje. La cabeza como un yunque delicadamente estampado. El cuerpo de un azul brillante.

La suntuosidad y lo cómico se confrontan en la apariencia de esta criatura. Con su nombre científico, Cheilinus undulatus y el más majestuoso Napoleón, este pez puede parecernos hermoso o curiosamente deforme. Aún así, ni su extraña apariencia, ni su papel a la hora de sustentar los ecosistemas marinos (se alimenta de animales marinos tóxicos y preserva el buen estado de los arrecifes de coral) han mantenido al Napoleón a salvo.

El pez madura tarde y apenas se reproduce. Tarda años en alcanzar el tamaño comercial. Y cuando lo hace, el mercado es implacable. El apetito desenfrenado por lo que se considera una exquisitez culinaria en Asia oriental, ha mermado mucho las poblaciones.

En 2004, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES, por sus siglas en inglés) admitía ya que la especie requería controles sobre su comercio. Indonesia, uno de sus principales hábitats, ha legislado para impedir el contrabando. Sin embargo, sin una aplicación rigurosa de las leyes y llegando a pagarse por un solo kg de Napoleón hasta 850 USD, esta maravilla de tonalidad turquesa puede convertirse pronto en algo muy difícil de encontrar...

Hablemos de la acuicultura basada en la captura, o ABC. La ABC tradicional es bastante simple: se capturan peces jóvenes nacidos en el medio silvestre, que luego se transfieren a criaderos para que crezcan bajo condiciones controladas. Una vez que alcanzan su tamaño comercial, los peces se venden para el consumo humano.

Esta técnica se asocia comúnmente con el atún rojo, que se captura y se engorda comercialmente para el sector de la restauración. También se utiliza con especies de escaso valor, en las que el pescado se consume a nivel local para mejorar la dieta de comunidades empobrecidas.

En algunas zonas de Indonesia ha surgido una nueva versión de ACB orgánica. Se trata de comunidades isleñas que capturan el Napoleón no sólo joven, sino casi en la etapa larval, cuando las tasas de mortalidad son altas por naturaleza. Abandonado a su suerte, el Napoleón tiene pocas posibilidades de mantenerse con vida: incluso en zonas donde no se pesca, la densidad de población adulta puede ser tan baja como dos individuos por cada 10 000 m2 de arrecife.

“Dicen que no se debe pescar un pez hasta que haya desovado al menos una vez. El nuevo tipo de pesca en Indonesia invierte la lógica: captura a los peces en el momento en que es muy, muy probable que mueran en el medio silvestre, y en su lugar los dejan crecer”, explica Kim Friedman, un científico marino de la FAO especializado en la recuperación de poblaciones de peces agotadas.

Izqda: Capturar al Napoleón a una edad temprana mejora sus posibilidades de supervivencia. Entre las características notables del pez está la capacidad de cambiar de sexo en torno a los diez años de edad. ©FAO/Yvonne Sadovy; Dcha: Anambas, uno de los dos grupos de islas de Indonesia en los que está tomando forma un nuevo enfoque de la acuicultura basada en la captura. ©Heru Suryoko/shutterstock.com

Al aumentar las tasas de supervivencia general, este enfoque corrige una forma de sacrificio espontáneo. También incorpora la lógica de la conservación en la doble base comercial y de desarrollo de la CBA. El Napoleón puede ser protegido, vendido con fines de lucro y usado para reforzar los medios de subsistencia de los pescadores, todo al mismo tiempo.

Derivada de la necesidad económica, la técnica de pesca usada en Indonesia se desarrolló en dos grupos de islas del noroeste del mar de Natuna. Años de observación permitieron a los pescadores locales comprender los matices del ciclo de vida y los hábitos del Napoleón, dice Friedman.

“Los expertos no podían rivalizar con este conocimiento profundo. Pero lo que nosotros en la FAO si podemos hacer es fijar la sostenibilidad para las capturas. Podemos mirar la cadena de valor y asegurarnos de que se hagan a un nivel razonable, se minimicen los desechos y que la alimentación y el crecimiento tempranos promuevan hábitos y peces saludables”.

El proyecto está todavía en sus primeras etapas. Pero Friedman ve de forma clara que se trata de un modelo ampliable, más que un experimento aislado. “En ningún sitio se dice –asegura que esta versión particular de la acuicultura basada en la captura no pueda generalizarse, no sólo en Indonesia, sino en todas las zonas de arrecifes de coral tropicales del mundo”.

Se ha hecho mucho para mejorar la suerte de los peces, de aquellos que los producen y del medio ambiente. ¿Pero qué hay del consumidor final? En la dicotomía prevaleciente entre lo silvestre y lo cultivado, ¿cómo reacciona el comprador ante la venta de un pescado que no es ninguna de estas cosas, y sin embargo un poco de ambas?

“En términos generales, a los consumidores de los países industrializados no les importa mucho si el pescado es silvestre o de piscifactoría”, apunta John Ryder, especialista de la FAO en comercio y mercados pesqueros. Y mientras que los consumidores asiáticos ricos siguen pagando un precio más alto por el pescado silvestre, Friedman sostiene que las jaulas de crecimiento de mayor tamaño, junto con un régimen de crecimiento más saludable, podrían hacer que el Napoleón criado en explotaciones acuícolas pueda ser comparable con los adultos capturados en la naturaleza.

Y lo que es aún más importante, las investigaciones del Consejo de Administración de la Acuicultura (ASC, por sus siglas en inglés) apuntan a unas crecientes expectativas del público de que el pescado debe provenir de fuentes sostenibles. Este consenso emergente refleja los primeros signos de convergencia de políticas entre las agendas rivales de la conservación y el consumo.

El pez Napoleón se considera crucial para la buena salud del Triángulo de Coral del Sudeste Asiático. ©Richard Whitcombe/shutterstock.com

“A medida que nos preparamos para la Conferencia sobre los Océanos de las Naciones Unidas”, indica Ryder, “puede verse que el discurso global comienza a alejarse de la conservación estilo fortaleza para pasar a la conservación y el uso sostenible de las poblaciones de peces”. Creo que es el camino correcto a seguir. Yo situaría lo que está sucediendo en Indonesia dentro del contexto general de la relación sostenible de las personas con la naturaleza, en la que nos encontramos con la biodiversidad, más la seguridad alimentaria, más la inclusión social”.

Hace una pausa, y luego sonríe con aire de haber llegado a una conclusión que es a la vez evidente y un poco reveladora: “En eso consisten los ODS, ¿no?”

Técnicamente, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) puede que no versen sobre el pez Napoleón. Pero mientras nada rozando el arrecife de coral, sosteniendo la vida bajo el agua y en las costas, el Napoleón aunque no lo sabe, es muy importante para los ODS…

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