Tras haber alcanzado muchas metas personales gracias a la agricultura, Howard actúa ahora como modelo de referencia para los más jóvenes, que suelen considerar que la agricultura es un trabajo poco gratificante. ©FAO/Chrishane Williams
En Jamaica, entre las colinas de la región de Clarendon, se encuentra la Agrupación de Agricultores de Mount Airy. Para muchos de ellos, la agricultura era algo consustancial, un medio de vida que se transmitía de generación en generación sin cuestionarse. Para Howard Manning, que se dio cuenta de que no se le daban bien los estudios y dejó la escuela, supuso una alternativa a estar en el paro.
“En mi juventud me encontré en una encrucijada. Dejé los estudios y no veía ninguna salida”, dice Howard. Pero sus padres habían sido agricultores, así que decidió probar esa alternativa. “Empecé a cultivar y hoy en día tengo unos buenos ingresos.” Sus ingresos le permitieron incluso comprarse una casa y un coche, dos de sus metas personales. “Ya han pasado 25 años, y quiero que los demás me vean como un modelo de referencia”, afirma Howard.
Las generaciones más jóvenes suelen considerar la agricultura como un mal trabajo, que exige demasiado tiempo para recoger frutos. Sin embargo, ver lo mucho que han conseguido agricultores como Howard va cambiando poco a poco esa percepción, y muchos han empezado a entender la importancia de esta profesión.
Ahora Howard es un líder respetado en su comunidad, amén de vicepresidente de la Agrupación de Agricultores de Mount Airy, y comparte su historia con los jóvenes y ayuda a los que han puesto en marcha sus propias explotaciones, aconsejándoles sobre buenas prácticas agrícolas.
La prolongada sequía, la escasez de agua y la degradación del suelo son los principales retos a los que se enfrentan los agricultores de la zona. La FAO y la Autoridad para el Desarrollo Agrícola Rural de Jamaica han enseñado a los agricultores métodos innovadores para aumentar su acceso al agua y su resiliencia a los desafíos climáticos. ©FAO/Chrishane Williams
Cuando el amor no es suficiente
A pesar de su amor por la agricultura, Howard y los agricultores de la comunidad han tenido cada vez más dificultades para acceder a unos recursos hídricos adecuados para sus explotaciones en esta región de la isla, que es propensa a la sequía.
Como con el paso de los años las lluvias se han vuelto cada vez más imprevisibles, los agricultores han tenido que traer agua desde un estanque cercano. Pero, al carecer de unidades de almacenamiento de agua, no pocas veces tienen que recurrir a la compra de agua en camiones, lo que reduce sus beneficios.
“Nuestra mayor dificultad es el suministro irregular de agua. La compramos de un camión o la sacamos de un estanque cercano, pero no es suficiente”, explica Howard.
Pese a ser la principal región agrícola del país, hay zonas de Clarendon afectadas por la degradación del suelo. La intensa actividad minera en torno a la bauxita, el principal mineral de Jamaica, ha erosionado la calidad del suelo, y el cambio de los patrones climáticos ha creado muchos problemas para los agricultores de la zona. Como resultado de ello, muchas explotaciones se encuentran en tierras recuperadas, con desequilibrios de nutrientes en el suelo, alta presencia de plagas y recursos hídricos limitados.
Estos retos podrían ser suficientes para disuadir a cualquiera de este medio de vida. Para que esto no ocurra, la FAO y la Autoridad para el Desarrollo Agrícola Rural (RADA) del Gobierno de Jamaica se asociaron en un proyecto de resiliencia que busca transmitir técnicas nuevas e innovadoras a los agricultores.
Como parte del fondo fiduciario de las Naciones Unidas para la seguridad humana en Jamaica, el proyecto utiliza el enfoque de las escuelas de campo para agricultores con el fin de aliviar sus problemas de falta de agua. Entre los métodos presentados están la recogida de agua de lluvia, el riego por goteo por gravedad y la fertirrigación (el aporte de nutrientes al suelo mediante el riego).
“Desde que recibo el apoyo de la FAO y la RADA, he logrado mayores rendimientos durante un período más largo y ahora tengo unos ingresos estables que proceden exclusivamente de la agricultura”, afirma Euxan Smith, presidente de la agrupación de agricultores.
Con la formación que ofrecen las escuelas de campo, los agricultores han logrado controlar las plagas de forma más asequible y responsable. También les ha ayudado a aumentar los rendimientos en más de un 35%, y ahora tienen los ojos puestos en la expansión de la producción de frutas y verduras.
Althea Spencer, agricultora y tesorera de la agrupación, comparte su visión de futuro para los agricultores de Mount Airy:
“En nuestra agrupación vemos la agricultura como un negocio, así que quiero que nuestro siguiente paso sea la elaboración de productos agrícolas, para que dentro de cinco años no nos limitemos a cultivar, sino que también podamos envasar y etiquetar nuestros propios productos”, dice Althea.
Las escuelas de campo para agricultores han aportado las técnicas y la formación necesarias para ampliar los ciclos de producción y aumentar la producción de cultivos, especialmente de alimentos nutritivos como frutas y verduras. ©FAO/Chrishane Williams
Althea se hace eco de los sentimientos de muchos miembros del grupo, que están deseosos de aumentar la producción cuando termine la pandemia y se alivien los problemas de la cadena de suministro de alimentos. Pese al reducido acceso a los mercados, las largas distancias para llegar a los clientes y las restricciones de movimientos, la Agrupación de Agricultores de Mount Airy sigue siendo optimista respecto al futuro de la agricultura y su prestigio como profesión respetable.
“Me siento muy bien siendo agricultor. Si cosecho 100 libras de pimienta, hay cientos de personas que comen de esa cosecha. Me gusta saber que contribuyo a alimentar al país”, dice Euxan.
Aunque no es una panacea para todos los retos a los que se enfrentan los agricultores, los conocimientos y el apoyo que el grupo ha obtenido de la FAO y sus asociados han mejorado significativamente sus medios de vida, y siguen aprovechando el apoyo que han recibido.
En la actualidad, el apoyo de la FAO al grupo ha propiciado la participación de otras entidades para proporcionar soluciones adicionales con respecto al agua a los agricultores de la comunidad. La Agrupación de Agricultores de Mount Airy también está en proceso de registrarse formalmente ante el gobierno como organización de beneficencia, lo que les permitirá movilizar más recursos y aumentar la resiliencia climática. Este dinámico grupo de agricultores sigue siendo un verdadero ejemplo de colaboración, diligencia y compromiso para garantizar la seguridad alimentaria del país.
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