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Las vacunadoras que desafían los prejuicios y transforman vidas en Bangladesh


La historia de una criadora de aves de corral, vacunadora y formadora que inspira un movimiento en auge

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Monira vacuna a los pollos de su aldea para proteger los medios de subsistencia, ofreciendo una vía de salida a las mujeres y las familias vulnerables. ©FAO/Jilani

03/05/2019

Monira Parveen Mala veía a su madre llorar hasta caer dormida tras perder a uno de sus preciados patos o pollos a causa de las enfermedades. Muchas otras familias de su comunidad estaban también perdiendo sus aves de corral, pero nadie sabía por qué morían sus pollos o cómo prevenirlo.

Para muchas mujeres en las aldeas rurales de Bangladesh, sus pollos representan su única oportunidad de ganar dinero de forma independientemente, dinero que a menudo utilizan para enviar a sus hijos a la escuela. Sin embargo, hasta hace poco, hasta un 80% de los polluelos propiedad de mujeres como la madre de Monira morían a los 15 días de nacer, una grave pérdida, teniendo en cuenta que el valor de un pollo adulto es seis veces mayor que el de un pollito.

Pero un día, en su aldea de Tolot Sur, Monira se enteró por fin de los nombres de las enfermedades que mataban a los pollos de su madre: la enfermedad de Newcastle y la viruela aviar. Y más aún, aprendió cómo ayudar a prevenir que eso ocurriese.

El doctor Harun Rashid, veterinario y oficial de ganadería, había comenzado recientemente a visitar a la comunidad para llevar a cabo la vigilancia participativa de las enfermedades, tras haber recibido capacitación de la FAO en la denominada formación de la “upazila a la comunidad” (U2C, por sus siglas en inglés). Esta iniciativa alienta a los funcionarios públicos responsables del sector ganadero a visitar regularmente a los agricultores del subdistrito, o “upazila” que les corresponde supervisar.

“El Dr. Harun vino a nuestra aldea y nos explicó cómo podíamos mantener nuestros pollos sanos vacunándolos”, explica Monira. “Aprendí cómo separar los pollos sanos de los enfermos y enterrar los pollos muertos para evitar la propagación de enfermedades. Antes no sabíamos nada de esto”.

Después de que sus estudiantes completaron su capacitación en vacunación, el Dr. Harun suministró a las mujeres un pequeño número de vacunas gratuitas. También les alentó a visitar las comunidades circundantes para compartir sus conocimientos sobre sanidad avícola y ofrecer servicios de vacunación. Monira y otras mujeres están aprovechando su nueva experiencia para dar sus servicios a sus comunidades cobrando cuotas modestas que les permiten cubrir sus gastos e incluso obtener una pequeña ganancia. Esto les permitió comprar vacunas una vez que los suministros proporcionados por el Dr. Harun se agotaron y también ahorrar algún dinero.

“Hasta ahora he podido ahorrar dos o tres mil takas (24 USD) de la vacunación y con estos ingresos he conseguido mantenerme a mí misma y a mis hijos”, explica Monira.

Izqda: Monira muestra las cuentas de su negocio. Dcha: Rita Parveen, otra vacunadora, alimenta a sus preciados pollos. ©FAO/Jilani

Antes de que Monira se hiciera vacunadora, había pasado meses viviendo en la casa de sus padres tratando de encontrar trabajo. Tiene 36 años y está criando a tres hijas sola, tras haber dejado a un marido que la maltrataba.

Desafortunadamente, el proceso de convertirse en vacunadora no siempre fue fácil. Cuando Monira empezó a ir a las granjas a vacunar pollos, la gente se quejaba a su padre y a sus hermanos, diciendo que no debería salir sola y hablar con extraños, y que le convendría casarse de nuevo. Pero Monira siguió haciendo su trabajo y no prestó atención a las habladurías de los aldeanos.

“Ahora no dicen nada. Ven los resultados y el respeto que estoy logrando entre la comunidad”, asegura.

“Encontré una manera no sólo de servir a mi comunidad ayudando a todos estos campesinos, sino también de ser autosuficiente y de mantener a mis hijas. Por el reducido coste de una vacuna, puedo ayudar a salvar a muchos pollos que son muy importantes para ellos. A cambio, están felices de pagarme algo de dinero. La gente de la comunidad ha empezado a mirarme con respeto y a pedirme consejo tras comprobar por sí mismos los resultados de la vacunación. Ahora vemos que mueren menos pollos, los negocios agrícolas prosperan y nuestros hijos comen alimentos más saludables”, dice Monira.

Para muchas mujeres rurales de Bangladesh sus pollos son la única oportunidad de ganar dinero de forma independiente. Monira quiere formar a más mujeres para que ellas también puedan ser autosuficientes. ©FAO/Jilani

Actualmente, Monira ha capacitado a otras 30 mujeres para que se conviertan en vacunadoras. Ahora contribuyen de forma activa a la prevención de la enfermedad de Newcastle y de la viruela aviar, dos de las enfermedades más devastadoras que afectan a las aves de corral domésticas en Bangladesh. La capacitación seguirá siendo pertinente para otras enfermedades para las que se disponga de vacunas.

La gente ha comenzado a referirse a Monira y a su equipo como los responsables de la sanidad avícola de la comunidad. Ella y las otras vacunadoras ahorran dinero de su trabajo en una cuenta conjunta, que tienen la intención de utilizar para establecer pronto su propia granja comercial.

“Hay tantas mujeres en mi pueblo luchando por salir adelante. No estarían sufriendo si tuvieran su propia granja. Quiero seguir formando a más mujeres como yo y seguir sirviendo a la comunidad para que más mujeres puedan ser autosuficientes”.

A la vista de los resultados obtenidos, la FAO está tratando de aplicar la estrategia U2C a los 492 upazilas de Bangladesh. Hasta ahora, se ha aplicado en 350 upazilas. Con el apoyo financiero de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) para Amenazas de pandemias emergentes, la iniciativa U2C ha capacitado a 1 035 veterinarios de distrito y subdistrito como Harun en cuestiones técnicas para que puedan transmitir este conocimiento a los agricultores y las comunidades. Mantener sanos a los animales garantiza que la población rural conserve sus medios de subsistencia y su autosuficiencia, dos condiciones esenciales para un futuro #HambreCero.

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