Manejo integrado de plagas y plaguicidas

Manejo integrado de plagas

El manejo integrado de plagas (MIP) se desarrolló en respuesta a un uso constantemente creciente de los plaguicidas que resultó en una crisis del control de plagas debido a la resistencia generada en las plagas y a estallidos de plagas secundarias. Otro factor importante que contribuyó al desarrollo del MIP fue la evidencia creciente y la toma de conciencia del costo para la salud y el medio ambiente provocado por el uso intensivo de plaguicidas.

El manejo integrado de plagas (MIP) consiste en la cuidadosa consideración de todas las técnicas disponibles para combatir las plagas y la posterior integración de medidas apropiadas que disminuyen el desarrollo de poblaciones de plagas. El MIP combina estrategias y prácticas (culturales) específicas de gestión biológica, química, física y agrícola para producir cultivos sanos y minimizar la utilización de plaguicidas, mitigando o reduciendo al mínimo los riesgos que plantean estos productos para la salud humana y el medio ambiente.

El MIP constituye un proceso dinámico que emplea un enfoque basado en sistemas ecológicos y alienta a los usuarios o productores a tomar en cuenta y utilizar toda la gama de las mejores opciones disponibles en materia de control de plagas, incluyendo consideraciones económicas, ambientales y sociales. El MIP se basa en la ecología, en el concepto de ecosistema y en el objetivo de mantener las funciones ecosistémicas. Además promueve el crecimiento de cultivos sanos, perturbando lo menos posible los ecosistemas agrícolas y fomentando los mecanismos naturales de control de plagas.

La función del MIP en la agricultura sostenible:

  • Aplica un control sostenible de las plagas. El MIP se basa en servicios ecosistémicos como la depredación de las plagas, al tiempo que se protegen otros servicios como la polinización. Además contribuye a una mayor productividad de las explotaciones agrícolas y disponibilidad de alimentos mediante la reducción de las pérdidas de cultivos antes y después de la cosecha.
  • Reduce los residuos de plaguicidas. l MIP contribuye a la inocuidad de los alimentos y el agua, ya que al disminuir la cantidad de plaguicidas utilizados se reducen al mismo tiempo los residuos en alimentos, piensos y fibras, así como la contaminación ambiental.
  • Mejora los servicios ecosistémicos. El MIP tiene como objetivo mantener el equilibrio de los ecosistemas agrícolas nacionales. Conserva la base de recursos naturales subyacentes (los suelos, las aguas y la biodiversidad) y mejora los servicios ecosistémicos (la polinización, los suelos saludables y la diversidad de especies).
  • Aumenta los niveles de ingresos. El MIP reduce los costos de producción mediante la disminución de los niveles de utilización de plaguicidas. Con cultivos de mayor calidad (con menos residuos) los agricultores pueden obtener mejores precios en los mercados y aumentar la rentabilidad de sus explotaciones. 
  • Refuerza los conocimientos de los agricultores. El MIP permite a los agricultores mejorar su capacidad de gestión y aumentar sus conocimientos sobre el funcionamiento del ecosistema adaptado a su contexto local.