Haliyah ha alquilado su granja durante 30 años, trabajando con gran determinación para satisfacer las necesidades de su familia. La viuda demuestra tener conocimientos y experiencia en la agricultura. Sin embargo, hace dos años, Haliyah se encontró con algo nuevo y preocupante. «Noté un extraño gusano en mi maíz y sorgo», recuerda. «Se extendió rápidamente en mi campo y no tenía ni idea de lo que era. Recurrí a la pulverización de pesticidas químicos, pero la mayor parte de mi cosecha seguía dañada. Fue como una pesadilla para mí».
En la temporada siguiente, Haliyah no sólo utilizó pesticidas químicos, sino también dos métodos de control tradicionales: el pimiento picante y la rotación de cultivos agrícolas. «Me sorprendió cuando el pimiento picante tuvo un mayor impacto en el cultivo que el pesticida químico, pero mi campo seguía infestado con el gusano».
Haliyah llevó una muestra del gusano y algunas raíces de la planta a la Oficina de Agricultura e Irrigación, cercana donde los expertos lo identificaron como gusano cogollero del maíz (Spodoptera frugiperda). La FAO ya había detectado la plaga durante las encuestas realizadas en la zona y estaban a punto de lanzar una campaña para controlarla. Sin embargo, la vigilancia y la proactividad de Haliyah en la presentación de informes ayudaron a concienciar a la comunidad local sobre el gusano cogollero del maíz, que se alimenta de maíz y de más de 80 especies de cultivos, incluidos el arroz, el sorgo, el mijo, la caña de azúcar, los cultivos de hortalizas y el algodón.
Desde entonces, con el apoyo de la FAO, las autoridades nacionales del Yemen han desarrollado capacidades para identificar, vigilar y gestionar esta devastadora plaga. La FAO ha respaldado la utilización de un enfoque integrado de lucha contra las plagas que reduce al mínimo la dependencia de los plaguicidas químicos e incorpora prácticas de control sostenibles. Se han introducido plaguicidas biológicos, que son más seguros para los insectos beneficiosos. La FAO también ha proporcionado equipos de vigilancia (incluidas trampas de feromonas) y teléfonos inteligentes, y ha realizado campañas de sensibilización para asesorar a los agricultores.
«Gracias al apoyo de la FAO, la presencia del gusano cogollero del maíz ya se ha reducido», afirma Haliyah. «Ahora, ya no tengo que preocuparme por la seguridad alimentaria de mi familia porque mis cultivos están protegidos».