Heather McNairn estaba terminando su doctorado cuando vio el lanzamiento en 1995 del primer satélite RADARSAT del Canadá. Por aquel entonces, nadie podía predecir lo muy importante que iban a ser los satélites canadienses para la agricultura.
Ahora, el Canadá tiene tres satélites recién lanzados que se están utilizando para cartografiar los cultivos y medir su salud con un nivel de precisión que es de lo más innovador.
«El Canadá cuenta con una superficie total de casi 160 millones de acres de tierras agrícolas, y por tierra no se puede abarcar todo», dice Heather, mientras que «los satélites pueden pasar sobre grandes áreas muy rápidamente».
Como científica investigadora de alto nivel del Departamento de Agricultura y Agroalimentación del Canadá, Heather trabaja con un equipo para desarrollar algoritmos que conviertan las enormes cantidades de datos recogidos por los satélites en información útil.
«Esta información tiene un enorme potencial para ayudar a la gestión y la política agrícola», dice Heather. «Especialmente con nuestros nuevos satélites de la Misión Constelación RADARSAT, podemos monitorear inundaciones, sequías, plagas y enfermedades de las plantas».
Uno de los proyectos recientes de Heather ha sido utilizar los datos de los satélites para combatir una devastadora enfermedad de la colza, causada por el hongo Sclerotinia sclerotiorum, que puede desarrollarse si los suelos están húmedos durante largos periodos de floración de la colza. En asociación con la industria y otros investigadores del Gobierno, Heather y su equipo han creado un nuevo método que utiliza datos recogidos por satélites para predecir con precisión la fecha en que las plantas de colza florecerán, que es el momento ideal para aplicar el fungicida si es necesario. Otros métodos identifican los suelos persistentemente húmedos y pueden informar sobre si la colza había sido cultivada previamente en un campo.
«Las esporas pueden sobrevivir durante el invierno y si la colza se había cultivado allí anteriormente, podría ser arriesgado plantarla de nuevo la próxima temporada», explica Heather. «Conocer esta información puede ayudar a los agricultores a planificar su siembra y aplicación de fungicidas, mejorando sus posibilidades de una cosecha de colza saludable».
La colza generó ingresos en efectivo de más de 9.000 millones de dólares canadienses en 2018, lo que la convierte en uno de los principales cultivos de la economía canadiense. El equipo está trabajando ahora para adaptar este método a otros tipos de cultivos, lo que constituye un paso importante para proteger el suministro de alimentos y la economía del Canadá en el futuro.