Cambio climático
La agricultura verde y resiliente al cambio climático es fundamental para que la agricultura sea parte de la solución del cambio climático
La Organización está poniendo en marcha un conjunto de programas mundiales y está trabajando con gobiernos, ciudades, regiones y el sector privado para diseñar e implementar los marcos normativos que faciliten arreglos institucionales para la agricultura verde y resiliente al clima.
La FAO facilita asistencia técnica y para las políticas; datos y herramientas para la toma de decisiones con datos comprobados; y desarrollo de la capacidad para apoyar a los Estados Miembros de la Organización. Esto ayuda a determinar qué opciones de adaptación al cambio climático y de mitigación de sus efectos son adecuadas para los sectores agrícolas, a la vez que se preserva la biodiversidad y el medio ambiente.
Mensajes principales
La transformación deseada debe llegar a través de enfoques multisectoriales e inclusivos, así como de soluciones innovadoras que reduzcan las emisiones, capturen carbono y promuevan la resiliencia al cambio climático y la adaptación.
Esta agricultura revierte la pérdida de biodiversidad, reduce las emisiones de gases de efecto invernadero y mejora la adaptación y la resiliencia. Puede proporcionar alimentos nutritivos con una huella de carbono reducida para ayudar a lograr ecosistemas saludables y dietas saludables para las generaciones presentes y futuras.
Viene de la mano de la adopción de la bioeconomía, la tecnología innovadora y el uso del conocimiento indígena. De esta manera podremos lograr sistemas que produzcan más alimentos con mayores beneficios socioeconómicos y menor impacto en el medio ambiente y los recursos naturales.
Movilizar inversiones, también del sector privado, en prácticas agrícolas verdes y resilientes al cambio climático es vital para sacar a millones de personas del hambre y la pobreza.
La Organización trabaja contrarreloj para implantar sistemas agroalimentarios más efectivos, eficientes e innovadores basados en la colaboración y las asociaciones.
Estos desafíos, combinados con los conflictos y las desaceleraciones y recesiones económicas, contribuyeron a que entre 690 y 783 millones de personas en todo el mundo enfrentaran hambre en 2022.