Esta región está formada por países con características económicas y climáticas diferentes. La agricultura es un sector importante de la economía y dota de medios de subsistencia a una parte significativa de la población. Desde 1990, los países de la antigua Unión Soviética han protagonizado una transición a la economía de mercado y la privatización de granjas y agronegocios.
Sin embargo, muchas personas todavía no pueden acceder con regularidad a alimentos nutritivos en cantidad suficiente. Las tasas de obesidad siguen aumentando. Esta región tiene que atraer inversiones privadas, mejorar la gobernanza y afrontar el cambio climático para fomentar una transición a dietas saludables y la producción sostenible de alimentos. La ralentización del crecimiento de la región, la emigración de mano de obra especializada y la reducción de la población en edad de trabajar son desafíos añadidos.
La FAO colabora con las partes interesadas para mejorar la seguridad alimentaria.
La labor de la FAO en materia de políticas abarca la creación de productos de conocimientos y directrices técnicas; el apoyo a la formulación de políticas basadas en datos comprobados y el fomento de la capacidad de análisis y supervisión de políticas con el objetivo de aumentar los ingresos de los hogares rurales. La Organización trata con ministerios y comunidades para mejorar la seguridad alimentaria y el acceso a los mercados, poniendo el acento en el género y la gobernanza.
Empoderar a los pequeños productores para mejorar los medios de subsistencia rurales y reducir la pobreza. Mejorar la formulación de políticas de desarrollo rural mediante análisis basados en datos comprobados y el fomento de la capacidad de instituciones nacionales y redes regionales. Mejorar las oportunidades de generación de ingresos en las áreas rurales y afrontar las causas profundas de las migraciones. En estos esfuerzos debería asegurarse la inclusión de las mujeres y de los grupos vulnerables.
Mejorar el comercio agroalimentario y la integración de los mercados reforzando las capacidades institucionales para hacer que los sistemas alimentarios sean más eficientes, inclusivos y resilientes. Ejemplos: Promover negociaciones comerciales y cumplir normas internacionales de calidad e inocuidad de los alimentos; elaborar políticas para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos; establecer sistemas de información de precios y mercados y desarrollar estrategias para afrontar los riesgos del mercado agrícola; prevenir amenazas transfronterizas y emergentes para la agricultura y el sector ganadero.
Gestionar los recursos naturales de forma sostenible favoreciendo la transición a sistemas alimentarios sostenibles y resistentes al clima. Esto implica mejorar la resiliencia al cambio climático en la agricultura promoviendo sistemas de semillas resistentes al clima y desarrollando capacidades técnicas. Además, ayudar a los gobiernos a obtener financiación relacionada con el cambio climático y reforzar los sistemas de alerta rápida y el servicio de agrometeorología.
Mejorar la nutrición y facilitar dietas saludables para todos perfeccionando, para informar las políticas, los datos analíticos sobre retos en materia de nutrición y sobre enfermedades no transmisibles asociadas a la dieta. Ayudar a los países a comprender las causas subyacentes y el impacto socioeconómico de la obesidad y de dichas enfermedades en la medida en que estén relacionados con los sistemas alimentarios. Desarrollar su capacidad de reforzar la seguridad alimentaria y la nutrición mediante proyectos piloto con un enfoque integrado, como programas de alimentación y nutrición en las escuelas, que esté vinculado al sector agrícola.
