Derecho a la alimentación

Lawrence Haddad: Es fácil decir “sí, estoy a favor de incorporar los derechos en los sistemas alimentarios", pero no prestarles mucha atención

Experts' corner - 29.04.2021

29 de abril de 2021, Brighton/Rome- Desde el pasado septiembre, el objetivo 1 de la Cumbre de la ONU sobre los Sistemas Alimentos ha sacado a la luz una multitud de propuestas para transformar los sistemas alimentarios, gracias a una diversidad de aportaciones, a través de encuestas sobre propuestas transformadores y una comunidad virtual.

En esta entrevista, FAO preguntó a Lawrence Haddad, director de la Alianza Mundial para la Mejora de la Nutrición (GAIN) y presidente de la Vía de Acción 1 de la Cumbre, por qué y cómo este conjunto de propuestas han de incluir el derecho a una alimentación adecuada. A su juicio, se necesita una visión holística, al mismo tiempo que hace un llamado a dar más importancia a los derechos humanos, a partir del monitoreo y la revisión de los indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que mencionen los derechos.


La primera ola de propuesta ha generado un gran número de ideas que reflejan la diversidad y la creatividad de las diferentes partes interesadas. ¿Cuáles son las áreas emergentes que pueden ayudar a aunar esfuerzos con el fin de mejorar el acceso a dietas sanas y nutritivas para cada persona?

Lawrence Haddad: Para mejorar el acceso a alimentos inocuos y nutritivos, desde un punto sistémico, hay que considerar las acciones desde todas las áreas: producción, abastecimiento, procesamiento, almacenamiento y distribución, entornos alimentarios, creación de demanda, etc. Todos los eslabones de la cadena están entrelazados, y la cadena es tan fuerte como lo sea su componente más débil.

En cuanto a la producción, hay varias ideas, pero la mayoría giran en torno a producir alimentos más nutritivos que estén disponibles y sean asequibles, que reduzcan las emisiones de CO2, que promuevan un uso sostenible del agua y de la tierra y aplicaciones de nitrógeno y fósforo, proporcionen medios de vida decentes y resilientes. Así, por ejemplo, hay ciertos cultivos subutilizados (como alimentos básicos y frutas, verduras y productos arbóreos), a menudo cultivados por las mujeres, que pueden ser muy nutritivos, mejorar la biodiversidad y, probablemente, e incluso volverse más remunerativos. Se realiza poca investigación y desarrollo en los cultivos, de manera que predominan tres alimentos básicos (arroz, trigo y maíz), dejando fuera al mijo, al sorgo y a otros productos no básicos que también son ricos en micronutrientes, proteínas y fibra.

En lo referente a abastecimiento, necesitamos gobiernos que creen plataformas de demanda más concretas y se comprometan en la compra de alimentos nutritivos para incorporarlos en programas de alimentación escolar, protección social, redes de seguridad y salud. Esto permitía integrar a los agricultores y las pequeñas y medianas empresas en el sistema alimentario local. Es frecuente que las guías alimentarias basadas en alimentos se dirijan solo a los consumidores, si bien también debieran contemplar las compras políticas y las políticas gubernamentales en su conjunto. Chile y otros países ofrecen experiencias exitosas de compras públicas de alimentos inocuos y nutritivos.

 En relación al procesamiento, tenemos que encontrar formas de preservar los nutritientes, posiblemente agregar un poco más para luego eliminar los azúcares añadidos, grasas saturadas y sal. Formas de secado rápido, añadir hierro, zinc y vitamina a y d para que la fortificación de alimentos alcanza a los más pobres. Las regulaciones de grasas saturadas son importantes. Varias propuestas apuntan a que la tecnología a pequeña escala ayude al secado y otras formas de conservación, y a que las certificaciones de empresas que sean más consideradas con el sistema alimentario (no solo con lo ambiental, social y de gobernanza).

En almacenamiento y distribución, Cool Coalition está trabajando en un modelo interesante de cadenas de frío sostenibles, que funcione para los pequeños agricultores sea de uso múltiple (alimentos y medicinas), y se emplee en un modelo de economía circular (ninguna caja fría debe viajar vacía a ningún lugar).

En los entornos alimentarios, donde los consumidores se encuentran cara a cara con los alimentos, se está trabajando en etiquetados más simples y que combinen mensajes sobre salud y medio ambiente; en espacios para el cuidado de los hijos lactantes; y en tiendas minoristas que incentiven alimentos saludables a través del precio y del posicionamiento en los establecimientos.

En lo que respecta a la creación de la demanda, se están llevando a cabo campañas en favor de dietas saludables, especialmente los jóvenes, por ejemplo, #Act4Food #Act4Change, con un gran potencial transformador, para la que se espera 1 millón de suscripciones en el momento de la Cumbre y más de 100 millones en 2030.

No siempre es tarea fácil generar sinergias entre iniciativas concretas que plantean ideas y una visión holística que facilite un plan de acción integrado. ¿Cree que un enfoque basado en los derechos humanos y, en particular, el derecho a una alimentación adecuada, puede contribuir a reconciliar estas dos tendencias?

LH: Para mí, los derechos humanos y el derecho a una alimentación adecuada estipulan que todas las iniciativas concretas deben estar centradas en el ser humano, priorizar a los más vulnerables, ampliar la agencia y la voz, promover la participación, reequilibrar el poder y fortalecer la rendición de cuentas.

Los cinco objetivos de la Cumbre se centran se centran en la rendición de cuentas. Por ejemplo, en el primer objetivo, junto con la FAO, se está trabajando en indicadores que señalan las violaciones de derechos con mayor calidad; en el segundo, en un seguimiento exhaustivo de la pérdida y desperdicio de alimentos; en el tercero, en métricas del suelo; en el cuarto, en salarios y condiciones de empleo decente; en el quinto, en la capacidad de los responsables para responder a la crisis. Todos los objetivos están centrados en el costo real de los alimentos para responsabilizar a aquellos que están generando importantes externalidades en la salud, el clima, el medio ambiente y el trabajo. Asimismo, están elaborando un informe independiente de Cuenta Regresiva para 2030 que hará que todas las partes interesadas reporten por los compromisos que asuman en la Cumbre.

El derecho humano a una alimentación adecuada se extiende a una multitud de dimensiones complementarias, por lo que se ha de abordar desde una perspectiva amplia. ¿Cómo se puede tener en cuenta esta perspectiva transversal en la lucha contra el hambre y la desnutrición, y cómo se puede incorporar en otras áreas para lograr el desarrollo sostenible?

LH: Me sorprende la aparente aleatoriedad de la aparición de “derechos” en los indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Hay varios indicadores en la lista que mencionan explícitamente los derechos (1.4.2, 4.7.2, 5.a.1, 5.a.2, 8.8.2, 10.3.1, 10.6.1, 14. b.1, 16.a.1, 16.b.1, 16.8.1 y 16.10.1), pero, lamentablemente, no en el ODS2.

Siempre decimos que los derechos son indivisibles, que no se puede elegir cuáles proteger, respetar y facilitar. Y, sin embargo, parece no ser el caso en los ODS, donde hemos elegido cuáles dejar dentro y fuera.

Al menos, podemos hacer es elaborar una herramienta de los indicadores que contemplan los derechos, para evaluar cuáles se están respetando y cuáles no en los países. Es demasiado fácil decir “sí, por supuesto, estoy a favor de incorporar los derechos en los sistemas alimentarios y los ODS” pero no prestarles mucha atención. Los datos por sí solos no cambiarán eso, pero es un comienzo concreto.

 


Acerca de Dr. Lawrence Haddad

Lawrence Haddad es el director ejecutivo de GAIN desde 2016. De 2014 a 206, fue el copresidente fundador y autor principal del Informe de Nutrición Global. De 2004 a 2014, Lawrence fue el Director del Instituto de Desarrollo Estudios (IDS). De 1994 a 2004, fue Director de la División de Consumo de Alimentos y Nutrición del Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI). De 2009 a 2010, fue representante del Reino Unido en el Comité Directivo del Grupo de alto nivel de expertos del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA). De 2010 a 2012, fue presidente de la Asociación de Estudios de Desarrollo del Reino Unido e Irlanda. Lawrence es economista, doctor en Investigación de Alimentos por la Universidad de Stanford.

En 2018 recibió el Premio Mundial de alimentos, junto a David Nabarro, quien fue asesor especial del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y el Cambio Climático.

Encuentros para reflexionar y aprender

Todas las personas están invitadas a participar en la Cumbre. Hay muchas formas de contribuir, como participar en un Diálogo Publico, donde se discute sobre caminos hacia sistemas alimentarios sostenibles.

El tercer Diálogo Público del Objetivo 1 tendrá lugar el 4 de mayo, y se centrará en el rol de los Estados Miembros de la ONU en la propuesta de ideas transformadoras. El tercer Diálogo Público del Objetivo 4 se celebró el 26 de abril, en el que Juan Carlos García y Cebolla, jefe del Equipo de Derecho a la Alimentación de la FAO, realizó la presentación inicial. El experto destacó que hacer posible un enfoque basado en los derechos humanos requiere un proceso de monitoreo y recursos tanto financieros como humanos. Solo de esa manera, se puede determinar si los proyectos, políticas y programas están avanzando, y asegurar que los compromisos hacia el derecho a la alimentación se vuelvan efectivos.

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