Directrices  en breve, 2006.

Toda persona tiene derecho a una alimentación adecuada y al derecho fundamental de vivir sin hambre, de acuerdo a la legislación internacional de derechos humanos. En breve, esto se llama "el Derecho a la Alimentación." El derecho a la alimentación adecuada incluye cantidad, calidad y aceptabilidad cultural. Los Estados tienen la obligación de respetar, proteger, promover, facilitar y proporcionar el derecho a la alimentación. Algunas obligaciones son inmediatas, otras deberían realizarse progresivamente utilizando al máximo los recursos disponibles.

Las Directrices Voluntarias contienen recomendaciones en todos los aspectos del derecho a la alimentación. Pueden ser utilizadas por los defensores del derecho a la alimentación para solicitar modificaciones en la legislación, políticas y prácticas, y, por los funcionarios de gobierno para preparar e implementar políticas y legislación internas. Muchos de los asuntos tratados en las Directrices son conocidos por los responsables de formular políticas y, por los funcionarios. Por ejemplo, estos asuntos persiguen el "planteamiento de doble componente" que, por un lado busca fortalecer la productividad y la subsistencia, y por otro, establecer redes de seguridad social para aquellos que están, temporalmente o de forma permanente, incapacitados de proveer para sí mismos.

En las directrices, estas medidas técnicas se combinan con las obligaciones, responsabilidades y mecanismos de recurso del Estado. Las Directrices buscan producir coherencia en los diversos ámbitos políticos, respaldarlos con consideraciones y principios de derechos humanos, y ayudar a crear un marco dentro del cual los países pueden coordinar y realizar el seguimiento de sus esfuerzos para lograr los objetivos de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación y los Objetivos de Desarrollo del Milenio. El Resumen de las Directrices Voluntarias presenta los elementos esenciales de las Directrices Voluntarias.