La erradicación del hambreEl hambre es la máxima forma de exclusión social y económica. Una persona hambrienta no tiene voz, ni voto, ni capacidad productiva. Cuando su voz es oída es, a menudo, la voz de la desesperación y la violencia. Una persona hambrienta no puede planificar su futuro o el uso de los recursos disponibles de una forma sostenible: debe actuar para sobrevivir día a día. La eliminación del hambre y la malnutrición es, de esta forma, tanto una cuestión de justicia como una contribución esencial al desarrollo sostenible. Para lograr el futuro que queremos tenemos que establecer los vínculos adecuados entre la seguridad alimentaria y la nutrición universal, la administración responsable del medio ambiente y una mayor justicia en la gestión de los alimentos. Estas dimensiones convergen en los sistemas agrícolas y alimentarios a todos los niveles. Poder llevar vidas saludables y productivas depende de la seguridad alimentaria, que se logra "cuando todas las personas tienen en todo momento acceso físico, social y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida activa y sana" tal y como acordaron los países miembro de la FAO en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996.
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última actualización: jueves 21 de junio de 2012