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Situación de la migración hoy en día

Si bien la migración internacional es hoy un tema que genera mucha preocupación y recibe gran atención, la migración ha formado siempre parte de la historia de la humanidad y acompaña la evolución de las sociedades. Entre 1990 y 2015, el número de migrantes internacionales aumentó de 153 a 248 millones. Sin embargo, para poner las cosas en perspectiva, en proporción al porcentaje de la población mundial, este aumento es solo del 2,9% al 3,3%. Igual de importante es saber que hay más personas que migran dentro de sus países —internamente—, que a nivel internacional.

La migración internacional global es un fenómeno mucho más reducido que la migración interna

Las cifras de la migración interna son de hecho mayores que las de la migración internacional. La FAO estima que más de 1 300 millones de personas que viven en países en desarrollo han migrado dentro de su propio país. En estos países hay siete veces más el número de migrantes internos de por vida (que viven en un área diferente a su lugar de nacimiento), respecto al de migrantes internacionales de por vida.

No obstante las ideas erróneas, hay más migrantes internacionales (38%) que se han desplazado entre países en desarrollo que de un país en desarrollo a uno desarrollado (35%).

Una gran parte de la migración internacional tiene lugar entre las regiones y países del sur. Muchos de estos flujos se producen entre países que están experimentando un proceso de cambios estructurales y de urbanización en el que la agricultura y las áreas rurales son importantes en términos de porcentaje de la población y contribución al PIB. Como parte de este proceso, la población se desplaza también hacia sectores no agrícolas, donde la productividad y los salarios son supuestamente mayores.

Las personas migran por diversas razones. En condiciones normales, la decisión de migrar puede basarse en la búsqueda de mejores oportunidades de trabajo, empleos con mayores ingresos y más o mejores servicios públicos, por ejemplo, asociados con la educación o la salud. Sin embargo, en algunas situaciones, la decisión se toma a la fuerza, en ausencia de mejores alternativas, o por necesidad.

La migración no siempre es una opción.

En los últimos diez años, el mundo ha sido testigo de un fuerte aumento de las crisis provocadas por los conflictos armados o los fenómenos climáticos extremos, que amenazan los medios de vida de muchas personas y generan un aumento en el número de refugiados y desplazados internos. Hasta 25 millones de refugiados han abandonado sus países debido a conflictos y crisis. En 2016, en todo el mundo, hubo 66 millones de personas desplazadas por la fuerza como resultado de persecuciones, conflictos, violencia generalizada y violaciones de los derechos humanos. De ellos, 40 millones eran personas desplazadas internamente (PDI) y el resto eran refugiados y solicitantes de asilo.

Los países de destino de ingresos altos perciben cada vez más la migración internacional como un grave problema. Sin embargo, los refugiados internacionales son acogidos casi en su totalidad por los países en desarrollo (85%). Cerca de nueve de cada diez refugiados se encuentran en países en desarrollo.

Las poblaciones rurales de esos países son los que con frecuencia sienten el mayor impacto. A nivel mundial, al menos un tercio de la población de refugiados se encuentra en zonas rurales, con una proporción superior al 80% en el caso del África subsahariana.

La migración rural es una parte importante de todos los movimientos internacionales y nacionales

La migración rural se define como aquella que tiene lugar hacia, desde o entre áreas rurales, con independencia del destino, el origen o la duración del movimiento migratorio. La migración rural es un componente importante de la migración tanto interna (dentro de los países) como internacional (entre países).

Debido a la complejidad de los factores que la impulsan, la migración rural presenta por lo general modalidades diferentes. Puede ser permanente o temporal, a menudo en forma de movimientos estacionales entre áreas urbanas y rurales en busca de empleo. Puede ser voluntaria o forzada. También puede presentarse en forma de migración rural-rural. De hecho, en promedio en los países en desarrollo, hay más personas que migran entre las áreas rurales que de las áreas rurales a las urbanas. La migración entre áreas rurales es especialmente importante en sociedades dominadas por áreas rurales como África subsahariana y algunas partes de Asia, mientras que la migración rural-urbana y urbana-urbana es más común en sociedades más urbanizadas, como América Latina y el Caribe, y en el Cercano Oriente y África del Norte, cuando hablamos del mundo en desarrollo.

La migración interna e internacional están vinculadas

La migración interna está a menudo vinculada a la migración internacional, ya que las personas que han realizado antes una migración interna tienen más probabilidades de migrar a nivel internacional. Por ejemplo, un migrante puede al principio desplazarse internamente y luego migrar internacionalmente, o viceversa. De hecho, en todos los grupos de ingresos de los países, la proporción de personas que planean migrar a nivel internacional es mayor entre aquellos que se han movido internamente en los últimos cinco años, en comparación con aquellos que no lo han hecho.

No solo los hombres migran

La participación de las mujeres en la migración internacional ha ido en aumento. Hoy representan aproximadamente la mitad de todos los migrantes internacionales. Sin embargo, este porcentaje varía según la región, ya que los hombres constituyen la mayoría de los migrantes internacionales en África subsahariana, pasando desde el 60% en África oriental hasta el 80% en África occidental. También varía según la edad: en África occidental, los niños menores de 15 años rara vez emigran, pero las niñas a menudo lo hacen.

En términos de migración interna, no existen datos comparables por género a nivel mundial; sin embargo, los datos a nivel de país muestran que, en muchas sociedades, la emigración femenina es más frecuente que la masculina. De los 31 países incluidos en el informe, más del 50% de la población -el 58% de las mujeres y el 56% de los hombres-, se han trasladado internamente al menos una vez.

Lo que debe de saber sobre migración y agricultura

La migración no afecta solo a los países de destino

La migración rural puede tener profundas consecuencias en el país de origen, en términos de desarrollo rural, seguridad alimentaria y nutrición. Existen tanto beneficios como costes. El impacto se hace sentir de tres maneras principales:

1. Pérdidas para el hogar emisor - El hogar emisor pierde mano de obra y la composición familiar cambia. Esto también afecta a los mercados laborales rurales. Hacer frente a la reducción de la mano de obra familiar puede suponer un problema para los hogares agrícolas si ésta no puede ser reemplazada. La pérdida de mano de obra familiar puede afectar negativamente los niveles de la producción doméstica agrícola y no agrícola, y alentar a las familias dedicadas a la agricultura a cambiar la producción hacia cultivos y actividades que requieren menos mano de obra.
2. Remesas para el hogar emisor - las remesas de los migrantes pueden ayudar a los hogares con escasa disponibilidad de dinero en efectivo a invertir en nuevas tecnologías. Al diversificar los ingresos, las remesas proporcionan un seguro frente a los riesgos y pueden alentar a los hogares a adoptar tecnologías de producción de mayor rendimiento en la agricultura, o a emprender actividades no agrícolas. También puede permitir que los hogares inviertan más en la educación de los niños, que acumulen capital y que inviertan en activos.
3. Remesas “sociales” - Pueden existir también transferencias no monetarias, denominadas remesas “sociales”, como ideas, habilidades, transferencias de tecnología y nuevos patrones sociales traídos o transmitidos por los migrantes que regresan.

Los impactos positivos de la emigración pueden extenderse a comunidades rurales enteras, ya que la emigración hace subir los salarios locales y las remesas se gastan en bienes y se invierten en actividades económicas locales, lo que conduce a un aumento de los ingresos y del empleo.

Sin embargo, no podemos ignorar los problemas y costes asociados con la migración. Para las personas, estos costes pueden ser altos a nivel económico, social y personal. Puede ser perjudicial para las familias y las comunidades de origen, sobre todo cuando conduce a la pérdida de la que es con frecuencia la parte más dinámica de la fuerza laboral, ya que generalmente son los más jóvenes y mejor educados los que emigran. El equilibrio entre ventajas y desventajas no siempre es positivo para quienes se trasladan o para quienes se quedan atrás.

La migración también puede apoyar a los países desarrollados de destino

Para muchos países desarrollados que sufren una despoblación rural, los migrantes internacionales pueden contribuir al desarrollo de las áreas rurales al cubrir la escasez de mano de obra en la agricultura. En América del Norte y Europa, por ejemplo, la mano de obra extranjera constituye la columna vertebral de la producción agrícola. Sin embargo, la protección de los derechos laborales y las condiciones de trabajo de los migrantes son a menudo inadecuadas. En muchas áreas rurales, los trabajadores agrícolas trabajan con frecuencia de manera informal, ganan menos que los salarios legales y están sujetos a explotación. Ofrecer condiciones de trabajo decentes a los trabajadores agrícolas migrantes puede garantizar que la experiencia migratoria sea positiva, tanto para los migrantes como para sus países de acogida.

Los contextos nacionales son importantes para entender la migración

La migración adquiere diversas formas y presenta diferentes desafíos y oportunidades para los migrantes y las sociedades según el contexto del país. Existen en general cinco perfiles de países y con diferentes áreas de políticas que deben priorizarse dentro de ellos:

1. Estados frágiles y afectados por conflictos - En contextos frágiles, como conflictos prolongados y crisis prolongadas, la población puede verse obligada a trasladarse por razones de seguridad y protección, lo que presenta enormes desafíos para las áreas de origen y destino. En estos casos, los flujos migratorios comienzan habitualmente con desplazamientos internos que, dependiendo de la intensidad y la duración del conflicto, se vuelven frecuentes y pueden llevar a una cuantiosa emigración internacional.
2. Países que se enfrentan a dificultades en el empleo juvenil rural en contextos frágiles – Aquí se incluyen países donde el empleo juvenil rural supone un desafío porque tienen una población numerosa y/o creciente de jóvenes rurales, sin el impulso de desarrollo para absorber a la mano de obra que entra en el mercado laboral. Esto es típico en el África subsahariana y Asia meridional, donde la urbanización no ha ido acompañada de un crecimiento equiparable en los sectores manufactureros o de servicios modernos, y donde las personas que abandonan la agricultura de baja productividad se trasfieren principalmente a servicios informales de baja productividad, por lo general en áreas urbanas. Este desafío se agudiza por la previsión de que en las próximas décadas, en particular el África subsahariana, se enfrentará a un notable aumento en su población rural joven. La migración de supervivencia es también frecuente, debido a una alta incidencia de pobreza extrema y de la inseguridad alimentaria.
3. Países que viven un impulso en el desarrollo - Se trata de países con un elevado número de jóvenes en las áreas rurales, pero también un grado razonable de impulso económico para generar empleo para los jóvenes, ya sea en áreas rurales o urbanas. La migración neta rural- urbana suele ser positiva, pero la migración rural-rural también es considerable, al menos en países con una gran base agrícola. Actualmente, los países en esta categoría son fuentes importantes de emigración, que podrían acelerarse si aumenta el desarrollo económico. Si bien se enfrentan un desafío similar debido a un gran número de jóvenes rurales, los países con un impulso de desarrollo pueden generar empleo y utilizar el perfil demográfico en su beneficio.
4. Países en transición Son aquellos que han logrado avances en términos de desarrollo económico y gobernanza. Esto se refleja en sus tasas de natalidad y urbanización, lo que resulta en menos jóvenes por hectárea de tierra agrícola. La migración interna está diversificada, dominando la migración urbana-urbana. Muchos de estos países en transición son tanto orígenes como destinos de la migración internacional. Si continúan las tendencias actuales, algunos de ellos pronto se unirán al grupo de “destinos ambicionados”.
5. Destinos ambicionados con altos niveles de desarrollo - Muchos de los países que ahora están en esta categoría fueron alguna vez un importante punto origen de migrantes, pero ahora son los principales destinos de la migración internacional. Algunos de estos países tienen hoy un bajo número de jóvenes en las áreas rurales, y con frecuencia necesitarán la migración a esas áreas para satisfacer la demanda de mano de obra en la agricultura y/o necesitan hacer fuertes inversiones en mecanización. La migración interna rural-urbana neta es baja, ya que las áreas rurales están mayormente despobladas, mientras que los desplazamientos y la movilidad circular son muy altos. La emigración de estos países involucra principalmente a trabajadores altamente cualificados, que suelen migrar a otros países desarrollados, o migrantes que regresan a sus países de origen después de un período relativamente largo de migración.

Para la mayoría de los países, el tipo de desarrollo que emprendan determinará qué vínculos rurales- urbanos son relevantes para sus flujos y patrones migratorios. Un enfoque de desarrollo territorial que se centre en estos vínculos puede ayudar a ofrecer soluciones a algunos de los desafíos.

Cómo conseguir que la migración sea beneficiosa para todos

La distribución tan desigual de las oportunidades en el mundo —tanto dentro de los países como entre ellos— está destinada a seguir siendo la causa de la migración interna e internacional. La migración rural continuará siendo un elemento importante de estos flujos migratorios. Las diferencias en materia de oportunidades implican además que la migración es capaz de contribuir al desarrollo económico, social y humano. Cambiar de forma gradual a los trabajadores de empleos de baja productividad —frecuente en las zonas rurales—, y orientarles hacia sectores más productivos, sobre todo en zonas urbanas, ofrece grandes oportunidades en términos económicos. Sin embargo, la migración también tiene costes para los propios migrantes, así como para las zonas o comunidades de destino y origen.

La migración está estrechamente relacionada con numerosos ODS. Debemos recordar los vínculos entre la migración y nuestros objetivos más amplios de erradicar la pobreza y luchar contra la desigualdad, incluyendo las desigualdades de género.

En la medida de lo posible, la migración debe ser una decisión voluntaria tomada por los migrantes, basada en opciones reales e informadas. En términos de migración rural, esto implica crear oportunidades atractivas para el sustento en las zonas rurales. También requiere eliminar las restricciones a la migración rural y facilitar la migración habitual para quienes decidan mudarse, así como desarrollar el capital humano en las zonas rurales mediante la capacitación y el desarrollo de habilidades, permitiendo a los eventuales migrantes aprovechar las oportunidades. Además, esto implica prevenir las crisis que provocan la migración forzosa y limitar las consecuencias negativas para los migrantes y las comunidades de acogida.

La migración debe ser una opción

El movimiento de personas dentro de un mismo país y entre distintos países es una parte integral del éxito del desarrollo agrícola y rural y está vinculado a cambios estructurales en la economía.

El objetivo general de la migración rural debe consistir en garantizar que la migración sea una decisión voluntaria de los migrantes y sus familias, basada en opciones informadas entre diferentes alternativas y oportunidades reales, y que contribuya al desarrollo económico y social sostenible. Esto supone mitigar, en la mayor medida posible, cualquier elemento coercitivo, de modo que quienes carezcan de las condiciones adecuadas para migrar no estén obligados a hacerlo porque no tienen otra opción. Al mismo tiempo, esto también implica reducir las restricciones para aquellos migrantes con unas circunstancias óptimas para aprovechar las oportunidades que brinda la migración. Para cumplir con este objetivo, las políticas deben abordar un conjunto de desafíos básicos, teniendo en cuenta las prioridades, condiciones y recursos disponibles de cada país.

Desarrollo territorial: un enfoque con el que todos salen ganando

Un enfoque de desarrollo territorial que satisfaga las necesidades de los potenciales migrantes antes de que decidan marcharse y se centre en los vínculos rurales-urbanos puede ayudar a abordar algunas de las disyuntivas de la migración; contribuye a que la migración sea una opción y no una obligación.

Una mejor planificación territorial de las áreas metropolitanas, las pequeñas ciudades y los pueblos, así como de las infraestructuras de conexión, puede reducir las tasas de emigración a las grandes ciudades sobrecargadas u otros países al generar oportunidades en lugares más próximos a las zonas rurales. En aquellos lugares en los que escasee el empleo local, las inversiones en otros ámbitos del sistema alimentario —como el almacenamiento, la conservación en frío y los mercados mayoristas— pueden generar empleo tanto en la agricultura como en la economía no agrícola.

La inversión en educación, salud, comunicaciones y centros de ocio en las pequeñas ciudades y pueblos de un territorio y cercanos a zonas rurales, puede reducir también las tasas de emigración a ciudades más grandes y saturadas, ya que la gente suele sentirse atraída por condiciones más prósperas en las zonas urbanas.

Estas inversiones en los pueblos y las pequeñas ciudades vecinas de las zonas rurales pueden aumentar su atractivo para los agricultores y la población rural, y ampliar el abanico de oportunidades para éstos, que posteriormente pueden optar por desplazarse diariamente en lugar de migrar a otras zonas. Para las personas que aún ven la migración como una opción deseable, estas inversiones ofrecen oportunidades para acumular el capital financiero que permite su movilidad interna o internacional.

La migración rural continuará siendo un elemento esencial de los procesos de desarrollo económico y social. Formular políticas claras y coherentes —tanto para la migración como para el desarrollo rural en general— es fundamental para que un proceso de desarrollo sea exitoso y pueda beneficiar a los migrantes y a sus lugares de origen y destino.

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