Centro de inversiones de la FAO

Tejiendo innovaciones en el Perú

La innovación y las inversiones están transformando la pesca y acuicultura del Perú, aumentando productividad e ingresos, y asegurando una gestión mejor y más sostenible de los recursos.

Photo: ©FAO/Jordi Vaqué

Karin Abensur toca la qena, una flauta andina tradicional. Pucusana, Perú, junio de 2019.

Una mañana temprano, hace cinco años, la pescadora peruana Karin Abensur capturó cerca de 800 kg de pescado en su pequeña embarcación, y calculó aproximadamente cuánto ganaría.

“Pensé: en el peor de los casos me pagarán 6 soles por kg”, cuenta Karin.

Sin embargo, cuando regresó al puerto de Pucusana, en el centro de Perú, tras pasar cuatro horas en alta mar, le decepcionó que le ofrecieran solamente 1 sol (aproximadamente 0,30 dólares) por kg.

"Me dijeron 'tómalo, porque nadie te ofrecerá más'. Yo había pensado cuatro dígitos, y me fui con menos de 700 soles", recuerda. Y es que el valor de mercado de especies como el toyo y angelote, abundantes en el litoral peruano, es generalmente bajo.

Karin entendió en ese momento que para ser más competitiva tendría que innovar y ofrecer nuevos productos y servicios. Los restaurantes y consumidores peruanos están cada vez más interesados ​​en el pescado sostenible de origen local. Con eso en mente, lanzó su empresa 'Karin Ecofish' en 2017. La empresa capacita a trabajadoras del puerto en técnicas innovadoras de fileteado.  

Además de eviscerar y limpiar el pescado, estas mujeres ahora son expertas en realizar complejos cortes de estilo japonés, que alcanzan un precio más alto en el mercado.  

"Yo apuesto por los cortes asiáticos con bonito", asegura Karin. El bonito es un pescado local peruano, similar al atún o la caballa, pero menos costoso.

"Hay gente que quiere ir al sushi pero no tiene mucho dinero, y yo les vendo el corte listo para preparar", señala.   

Su objetivo es que más personas consuman pescado, por lo que está ampliando su gama de productos. También está capacitando a las fileteadoras para hacer nuggets y palitos de pescado para niños, y cortes parrilleros para reuniones familiares.

  • ©FAO/Jordi Vaqué

A la izquierda, el Pejerrey es una de las principales especies de temporada en Perú en junio. A la derecha, Karin Abensur recoge sus redes de pesca en su pequeño bote. 
Pucusana, Perú, junio de 2019.

Mayor participación e implicación

El de Karin es uno de los cerca de 800 proyectos apoyados por el Programa de Innovación de Pesca y Acuicultura del Gobierno del Perú (PNIPA). El programa lleva en marcha desde 2017 a través del Ministerio de Producción, con fondos del Banco Mundial y con el apoyo técnico de la FAO a las inversiones.

El PNIPA se configuró en 2015, cuando el Gobierno del Perú pidió apoyo para ayudar a abordar las brechas técnicas en su sector pesquero y acuícola, y detener la sobreexplotación del medio, ya de por sí acelerada por un clima cambiante.  

El PNIPA promueve iniciativas innovadoras con el doble objetivo de mejorar las formas de vida de trabajadoras y trabajadores en el sector, al mismo tiempo que asegura un manejo más responsable y sostenible de los recursos naturales.

  • ©FAO/Jordi Vaqué

De derecha a izquierda, Rosmary Cornejo, directora ejecutiva de PNIPA, Dennis Escudero, experto en inversiones de la FAO, y Marianne Fay, directora del Banco Mundial para Bolivia, Chile, Ecuador y Perú.

Según Marianne Fay, directora del Banco Mundial para Bolivia, Chile, Ecuador y Perú, este ambicioso programa "quiere cambiar la forma en que combinamos la creación de empleo, la mejora de la nutrición, el crecimiento económico, y la gestión de los recursos naturales".

"Y la innovación es fundamental para ello, especialmente si queremos que el crecimiento económico sea sostenible, dinámico y equitativo", añade.

Dennis Escudero, experto en inversiones de la FAO, ayudó a diseñar el programa, basándose en sus experiencias con la innovación en Bolivia. Ha asesorado al programa también desde el principio, señalando la importancia de un enfoque participativo y de abajo hacia arriba para el PNIPA.

Las propias comunidades están encontrando soluciones innovadoras, asegura, y el programa está viendo la "participación de todo tipo de grupos, financiando iniciativas que surgen de necesidades reales en diferentes cadenas de suministro".

El programa se apoya en la cofinanciación. Una vez que se selecciona un proyecto a través de un proceso competitivo, los propios beneficiarios hacen una contribución financiera inicial, y el resto lo pone el PNIPA. Este enfoque lleva a una mayor participación, e infunde una sensación de pertenencia entre los receptores.

"Las innovaciones son el resultado de estos hombres y mujeres formando alianzas y trabajando juntos; simplemente los acompañamos durante el proceso", afirma Rosmary Cornejo, directora ejecutiva de PNIPA.

La innovación es la clave

Desde que arrancó el programa han surgido innovaciones en todo el país, desde las regiones costeras hasta las tierras altas y las áreas selváticas. Algunas se enfocan en la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías; otras se centran en aumentar la productividad y la eficiencia a lo largo de las cadenas de suministro.

Una de estas iniciativas apunta a mejorar la calidad del pez de agua dulce más grande de Sudamérica, el pirarucu, también conocido como el rey del Amazonas; y promover su entrada en el mercado gourmet internacional. Este pescado es extremadamente nutritivo y su piel se puede usar para elaborar tejidos.

Perú también es uno de los mayores exportadores de pota (o calamar gigante) no procesada. Que pescar pota resulte más eficiente y rentable, procesándola para obtener un mayor valor de mercado, es el objetivo de otro de los proyectos del PNIPA. Esto puede lograrse, por ejemplo, extrayendo su tinta.

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La pota o el calamar gigante es una de las mayores exportaciones pesqueras de Perú.
Pucusana, Perú, junio de 2019.

La innovación frente al cambio climático

La sostenibilidad es un pilar fundamental del programa. "Las condiciones del mar ya eran preocupantes a principios de la década de 2000", cuenta Manuel Milla, miembro de la Junta del PNIPA y presidente de la comunidad pesquera de Marcona.

Las condiciones climáticas adversas han reducido drásticamente el número de días de pesca para las comunidades de Marcona, en la costa norte de Perú. "Algunas comunidades han pasado de la pesca extractiva a la recolección y comercialización de macroalgas marinas", asegura.

El sargazo, un alga marrón que solía apilarse y pudrirse a lo largo del litoral, es una de estas macroalgas. Puede emplearse para productos que van desde fertilizantes orgánicos, cosméticos y productos farmacéuticos, hasta los suplementos nutricionales. También puede usarse para fabricar platos desechables, reduciendo el uso de plásticos. La venta de algas ha dado a estas comunidades una forma fiable, segura y sostenible de ganarse la vida. Ya no dependen únicamente de la pesca del día.

©PNIPA

Las comunidades en Marcona han pasado de la pesca extractiva a la recolección de sargazo a lo largo del litoral.
Marcona, Perú, noviembre de 2018.

Impulsando la acuicultura sostenible

Agregar valor a un producto puede aumentar su atractivo comercial. En el lago Arapa, en la región de Puno, una empresa acuícola formada en su mayoría por mujeres produce una trucha de un llamativo color rojo a casi 4.000 metros sobre el nivel del mar. Gracias al apoyo del PNIPA, este colectivo ha logrado extraer axtasantina, un tinte natural, de la munida, una captura accidental muy común en el Perú que solía deshecharse. Añadir axtasantina al pienso de las truchas de Arapa no solo cambia su color y sabor, sino que también aumenta sus niveles de proteína.

Hoy, uno de los mejores restaurantes de Lima sirve este pescado. Reyna Callata, directora comercial de Truchas Arapa, explica que estaban "seguras de que esta trucha única, saludable y rica en proteínas, tendría una buena demanda, y que sus precios más justos generarían nuevos empleos para las personas de la zona".

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La iniciativa Truchas Arapa, dirigida por mujeres, capacita a las comunidades locales en técnicas innovadoras de procesado de pescado. A la derecha, Marisol Churacutipa y Reyna Callata, Jefa de Producción y Gerente General de Truchas Arapa, respectivamente.
Lago Arapa, Puno, Perú, mayo de 2019.

En el buen camino

El PNIPA construye sobre el conocimiento ancestral de las comunidades pesqueras peruanas. Les está ayudando a administrar y salvaguardar sus recursos marinos y acuícolas de manera más eficiente, y a explorar nuevos mercados.

El programa estima apoyar a casi 2,000 iniciativas durante la primera fase, que termina en 2022. Rosmary Cornejo, Directora Ejecutiva del PNIPA, anticipa una segunda fase para avanzar en el desarrollo del sector: “Este es un proceso de aprendizaje colectivo, con todo un sector instruyéndose a sí mismo sobre cómo gestionar sus proyectos. Si queremos generar oportunidades para una pesca y acuicultura más sostenible, justa, e innovadora en el Perú, vamos por el buen camino”.