Tres hermanos de corta edad de una pequeña localidad del noreste de Ghana se despiertan a la mañana encantados con las gachas de fonio que les esperan ese día. Mientras los niños disfrutan de su desayuno, Christabel Kwasi, agricultora de 29 años y madre de tres, se alegra de ver los frutos de su trabajo en las sonrisas de sus hijos. También agradece en silencio haber recolectado lo suficiente para alimentar a su familia de cinco miembros.