Después de graduarse en gestión turística en 1999, Ebru Baybara Demir regresó a su ciudad natal de Mardin, en el sureste de Turquía, cerca de la frontera con Siria, con el objetivo de atraer turistas a la ciudad histórica en la cima de una colina. En aquel entonces, Mardin recibía menos de 10 000 visitantes al año y el sector turístico no ofrecía casi ninguna oportunidad de empleo a las mujeres.
Alentada por la decepción general de los visitantes con la oferta hostelera de Mardin, Ebru abrió su propia casa a huéspedes de pago, contratando a otras mujeres de su familia para preparar comidas tradicionales.
Esta iniciativa creció y pronto Ebru y otras 21 mujeres habían renovado una mansión asiria tradicional y abrieron un restaurante completamente equipado llamado Cercis Murat Konağı en 2001. El emprendimiento del restaurante fue un éxito instantáneo e inspiró a otras a abrir negocios similares, empoderando a una generación de mujeres locales, para obtener ingresos de forma independiente, lo que representa un cambio cultural significativo en el sureste de Turquía.
Ebru lanzó numerosos proyectos para enriquecer la comunidad e impulsar el empleo femenino. Entre estas iniciativas, destaca el programa respaldado por la FAO para el cultivo de “sorgül”, un antiguo trigo autóctono resistente a la sequía, que se cultivó por primera vez en Mesopotamia para ser transformado en harina. También con la asistencia de la FAO, capacitó a mujeres en la producción de jabón de Alepo, lo que llevó a la creación de la primera cooperativa social de Turquía que vende productos de 170 agricultores. El año pasado, la cooperativa, que apoya el empleo local, abrió un restaurante libre de residuos, que también funciona como escuela de gastronomía.
Tras los devastadores terremotos en Turquía y Siria a principios de 2023, Ebru fundó Gönül Mutfağı, una ambiciosa versión de un comedor social, que ha servido millones de comidas con la ayuda de más de 4 000 voluntarios. Describe esta iniciativa como “un símbolo del poder transformador, curativo e inspirador de la gastronomía”.
“Cuando la gente me pregunta qué hago, siempre digo que soy chef”, dice Ebru, “pero veo mi trabajo como mucho más que simplemente cocinar”. En las primeras etapas de la actual crisis de refugiados sirios, por ejemplo, consiguió financiación de la ONU para poner en marcha una cooperativa de desarrollo agrícola, en la que se capacitaba a los lugareños y a los refugiados en técnicas culinarias y agrícolas.
Los proyectos de Ebru siguen acumulándose: Debido a la disminución de los trabajadores temporeros en la región tras el terremoto, por ejemplo, puso en marcha un proyecto en el que miles de voluntarios recogían los cítricos que quedaban en las ramas de los huertos. Inspirándose en su propio proyecto de gestión de residuos biodegradables, hizo abono con los frutos junto con los voluntarios y distribuyó este valioso fertilizante a los agricultores de la región de forma gratuita.
En 2023, Ebru ganó el Basque Culinary World Prize (Premio internacional culinario vasco), a menudo denominado el "Premio Nobel de la Gastronomía", por sus iniciativas transformadoras más allá de la cocina profesional. El premio reconoce a los chefs que contribuyen a la innovación, la educación, la sostenibilidad medioambiental y el desarrollo social y económico. Con el dinero del premio, Demir abrirá un restaurante nuevo dentro de la cooperativa, donde las recetas y los sabores locales deleitarán a los huéspedes, garantizando así el futuro de Gönül Mutfağı.
Ebru Baybara-Demir es una visionaria que utiliza los alimentos para impulsar el cambio social y empoderar a las comunidades. Su filosofía de que "los alimentos son una herramienta para el cambio" es evidente en sus numerosos proyectos que no solo abordan necesidades inmediatas, sino que también crean oportunidades sostenibles para el futuro.