Alfombras de fieltro, alta costura y seguridad alimentaria: Tres temas que rara vez se mencionan en una sola frase. Sin embargo, la diseñadora de moda Stella Jean es conocida por mezclar lo inesperado, por lo que tal vez no sea una sorpresa que haya logrado reunirlos todos en una asociación creativa, que es tan visualmente impresionante como económicamente vital.
“Yo empezaría por la colaboración, porque es realmente un proyecto centrado en la persona”, dice Stella, cuyos diseños eclécticos han sido utilizados por personas como Beyoncé, Zendaya y Julia Roberts. “Trabajamos en un 85 % con mujeres, porque son las guardianas de estas tradiciones, la mayoría de las cuales están absolutamente en peligro de extinción”.
Las tradiciones de las que habla aquí son antiguos patrones de fieltro de Kirguistán. Y las mujeres que custodian este tesoro cultural son las mujeres de Topchu, un colectivo de artesanos en el pueblo de Barskoon, al pie de las majestuosas montañas de Tian Shan.
“Comenzamos con los Shyrdak, unas enormes alfombras de 3x4 metros que cubren el interior de las yurtas, también para calentarlas. Las mujeres nunca habían pensado que un trabajo así pudiera ponerse de moda o, en todo caso, convertirse en algo más sencillo”.
En concreto, trabajó con las mujeres para trasladar los patrones centenarios que adornan las alfombras de fieltro –“los motivos, los colores y todo”– a un tejido de algodón que se pudiera utilizar para hacer ropa.
“Lo transformamos en un producto ponible y accesible para el mercado internacional”, afirma.
Una colección que produjo con el tejido llegó a la Semana de la Moda de Milán. Pero lo más importante es que ha creado un nuevo mercado y una fuente de ingresos para las artesanas de Barskoon, una zona donde las oportunidades de empleo son limitadas y las cadenas de valor están subdesarrolladas, lo que suele ocurrir en las comunidades de montaña.
“Con el dinero extra, pagamos la educación de los niños y mejoramos la seguridad alimentaria de nuestras familias”, dijo Zhamilya Mambetkulova, bordadora del colectivo Topchu, en una entrevista anterior. Pueden gastar más en alimentos variados en el mercado, además, algunas de las mujeres utilizaron sus ganancias para ampliar sus huertos.
Stella piensa que la moda tiene un potencial importante para proporcionar oportunidades de trabajo decente en todo el mundo y, por extensión, reducir la pobreza y el hambre, siempre que el modelo de negocio sea justo.
Con este fin, fundó la plataforma de desarrollo sostenible Laboratorio delle Nazioni (Laboratorio de las Naciones) a través de la cual desarrolla colaboraciones creativas con artesanos de todo el mundo, basadas en el intercambio mutuo.
Juntos, estudian cómo producir telas o accesorios que combinen la artesanía local con el diseño italiano clásico y acceder a nuevos mercados.
Nacida de madre italiana y padre haitiano, los diseños de Stella celebran el multiculturalismo. Pero siempre ha tenido cuidado de evitar la apropiación cultural, y las empresas también deberían hacerlo.
La colaboración de Stella con Topchu ayudó a lanzar Moda para ecosistemas frágiles. Implementada por la Secretaría de la Alianza para las Montañas de la FAO, esta iniciativa cierra la brecha entre el diseño tradicional y la moda contemporánea, promoviendo prácticas sostenibles y empoderando a las comunidades rurales. Como resultado, Stella fue designada Embajadora de buena voluntad de la Alianza para las Montañas.
“A menudo, colaborar con países de bajos ingresos significa enviarles nuestro trabajo o hacer que hagan realidad nuestros conceptos. Este nuevo tipo de asociación lo cambia todo”, afirma. “Las pifias culturales son totalmente evitables”.
“En lugar de utilizar estas zonas del mundo como paneles de ideas, podemos lanzar nuevas colecciones y estéticas de forma participativa”.