Los métodos basados en pruebas y las nuevas tecnologías son fundamentales para configurar sistemas agroalimentarios que sean a la vez sostenibles y resilientes. La comunidad académica puede compartir investigaciones, datos y análisis, y colaborar con los encargados de formular las políticas para ayudar a diseñar las estrategias que ofrezcan asistencia a las personas afectadas por las crisis.