Cualquier sector de la industria necesita que se destine una parte del gasto público a su administración y a la realización de actividades de investigación y recogida de información. No parece que haya indicaciones seguras sobre el nivel previo de gastos que se debe dedicar a esta actividad del estado, ya que depende de una amplia variedad de consideraciones, no todas relacionadas con la cuestión de la producción pesquera. En efecto, el deseo de mantener el empleo, o conservar la población en comunidades costeras, o evitar conflictos políticos internos, son entre otros algunos de los factores que inducen a los gobiernos a hacer gastos en el sector pesquero per se. Dejando a un lado estas consideraciones totalmente validas (que se justifican desde fuera del sector pesquero considerado como actividad productiva), la política apropiada a seguir, si el sector pesquero debe ser un contribuidor neto a la economía, es que el gasto público en el sector no exceda de un cierto porcentaje, ni del beneficio neto actual del sector, ni del beneficio neto potencial si todos los recursos subexplotados se aprovecharan eficientemente. De este modo, si es apropiado que el gasto no exceda digamos de un 5–20 % del valor anual para una pesquería totalmente desarrollada (y por supuesto un porcentaje mayor que este en la fase de desarrollo), el gasto de una actividad, como la recolección de datos, debería ser una fracción de esta cantidad. Aquí no se intentará generalizar más sobre el nivel adecuado de gastos para la recogida de estadísticas, pero dado que lo normal es que las comunidades pesqueras se hallen dispersas y no hay grandes puertos y empresas pesqueras que permitan una recogida barata de datos en los pequeños estados insulares, especialmente los archipelágicos, será necesario gastar en ello una proporción relativamente alta de la renta nacional. Es este un argumento de más en favor de la elección de un método barato para la recogida de estadísticas.
En el caso de pesquerías de plataformas pequeñas que son vulnerables a la sobrepesca (por ejemplo, pesquerías de conchas y langostas en el Caribe), las poblaciones pueden desaparecer si no son adecuadamente ordenadas. Es probable que los costos para reconstruir estos recursos excedan con mucho de los beneficios de un cierto número de años venideros, y en estos casos la recolección de datos debe ser parte integrante de cualquier plan de ordenación que se decida al respecto.
Además de las consideraciones anteriores, una razón apremiente para una fuerte intervención gubernamental en las pesquerías, particularmente en pequeños estados insulares, es que se pesca generalmente un recurso de propiedad común, un recurso que pertenece al país en su conjunto. Desde la extensión a finales de los años sesenta de la jurisdicción económica a 200 mi por parte de la mayoría de los estados, la propiedad territorial de la nación se ha incrementado frecuentemente dos o más veces, y las pesquerías de estas áreas son frecuentemente su más valioso activo presente o potencial. Ello debe conducir al gobierno a estar profundamente involucrado en la planificación y ordenación de las pesquerías, debiendo considerarse como prioridad nacional la necesidad de datos fiables en esta fase primaria de propiedad. (ver Burke, 1982).
En el diseño y operación de un sistema estadístico en situaciones de extrema limitación de mano de obra/recursos, se tiene que admitir que la exactitud de los resultados será proporcional a los esfuerzos que realicen los servicios de pesca del gobierno.
La primera cosa a hacer es identificar, por un lado, los tipos de datos que se necesitan, y las prioridades y procedimientos para la recolección de la gama de características que se necesita, y por el otro, el presupuesto y mano de obra disponibles para la aplicación del sistema de trabajo para la recolección de datos.
Para la recolección estadística apropiada de información sobre el sector pesquero primario es esencial un censo o recuento completo de las principales unidades (puertos, plantas, barcos, pescadores, mercados y rutas de transporte). Esto incluye:
Para la recogida de la información requerida1 sobre las pesquerías artesanales y tradicionales, el mejor enfoque de las encuestas estructurales es la aproximación por agua o carretera, complementada si es posible con técnicas baratas de telepercepción (encuestas estructurales aéreas). Para hacer un inventario completo de información sobre el sector industrial se puede usar tanto el método de entrevistas como el de informes.
El modelo de rotación de las encuestas estructurales, por ejemplo, con qué frecuencia se deberán realizar las encuestas, está en función de los cambios al cabo del tiempo en el tamaño, la distribución y los aspectos funcionales de la población pesquera objetivo. En pesquerías tradicionales y artesanales puede ser necesario llevar a cabo una encuesta estructural cada uno o dos años.
Para llevar a cabo las encuestas estructurales y las encuestas estructurales aéreas se necesitan recursos a tiemplo parcial. No obstante, una vez completadas, es posible actualizar la información de la estructura original mediante observaciones contínuas de los funcionarios pesqueros, realizadas a lo largo de sus actividades rutinarias.
1 Ver Bazigos (1974) para detalles del diseño y aspectos funcionales de las encuestas estructurales aéreas
Las EEC son encuestas realizadas en sucesivas ocasiones con el propósito de recoger información actualizada sobre la captura total y el esfuerzo pesquero ejercido por las pesquerías que están operando. En las pesquerías tradicionales y artesanales se utiliza para la recogida de datos el muestreo en el espacio y el tiempo. En las industriales se emplea generalmente el método del censo.
Los pasos operativos a dar en el diseño de una EEC incluyen la selección de la muestra de lugares de desembarco (muestreo en el espacio) y la selección de los días de muestreo (período de muestreo), dentro de un período de referencia establecido (= mes, trimestre, etc.), para obtener la información requerida de una muestra de descargas de barcos dentro de la muestra de puertos y lugares de desembarco.
Para los trabajos de campo de las EEC deberán entrenarse encuestadores y asignarlos a la encuesta, posiblemente sobre una base temporal. Otros apartados de los costes incluyen el transporte, combustible, material de cartografía, etc. El personal del Ministerio de Agricultura y Pesca deberá detallar esta función en los planes de trabajo y presupuesto, con carácter no discrecional, especialmente si los empleos son temporales.
Aunque la tesis de esta publicación es que para seguir tendencias no son absolutamente indispensables las EEC, se recomienda fuertemente su realización en intervalos de unos cinco años para evaluar la magnitud absoluta de la captura y otras características importantes de la pesquería.
Es posible que agentes de aduanas, exportadores y comerciantes de alimentos, capitanes de puerto u otros departamentos gubernamentales lleven ya registros de importaciones, exportaciones y transbordos de peces. La información sobre los nombres y número de pescadores por comunidad puede ser también recolectada por asistentes sociales, y/o por los recaudadores de impuestos (si lo hacen con discreçión). También pueden ayudar aquí otros departamentos gubernamentales o municipales relacionados con el desarrollo regional, que pueden recolectar diversas estadísticas pertinentes tales como las del consumo de pescado. Tal vez se disponga de datos sobre pesca deportiva (por ejemplo, registros de concursos) que pueden facilitar algún índice de cambios en la abundancia y la composición por tallas de las especies importantes.
Los capitanes de puerto pueden también facilitar información sobre el número de embarcaciones registradas para la pesca, o sobre las que zarpan diariamente, o sobre el número de barcos que transbordan a diario pescado en el puerto, y pueden ayudar en mantener al día un registro de embarcaciones.
En todos estos casos, la aclaración de los seis puntos planteados anteriormente en este documento, hace frecuentemente que se recojan los datos, o incluso se registre información especial, sin mano de obra suplementaria y con poco o ningún coste adicional.
