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VII. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES GENERALES

Conclusiones Generales:

1. El huracán Mitch vino a poner en evidencia que la región no está preparada para contingencias naturales de cualquier índole.

2. Los programas nacionales para la prevención y mitigación de los desastres naturales, no cuentan con un soporte técnico para labores de seguimiento, evaluación y alerta temprana en regiones vulnerables.

3. La visión de la alerta temprana de cara a la inseguridad alimentaria de los grupos en riesgo ante inundaciones, sequías o terremotos, no se practica por falta de medios para ejecutar esta labor.

4. La caracterización de los grupos en riesgo y los programas que se puede desarrollar con ellos, es un elemento de prevención que salvo en algunas pocas zonas de los distintos países, se ha realizado pero mayoritariamente por los ONG´S.

5. El marco conceptual de la Seguridad Alimentaria para el seguimiento de las condiciones de riesgo y atención de los productores de alimentos y población insegura alimentaria en todos los países afectados, no se practica. Esto obedece en la mayor parte de las naciones, a la atención a otros segmentos de población y productores vinculados con la producción exportable.

6. No existe establecimiento de un sistema de estadísticas continuas que permitan monitorear el consumo alimentario y los balances prospectivos de los alimentos básicos. El sistema de pronóstico de cosechas, debe mejorarse y hasta sería aconsejable unificarlo, en el marco del sistema de integración de la región. De igual forma tampoco se hacen los balances que indiquen la cuantificación de la disponibilidad de un año con relación al anterior para el control nutricional de la población.

7. La cuantificación de los daños por efectos del Mitch fueron realizados en los días inmediatos a la tragedia y en condiciones que no permitían una efectiva labor técnica. De tal manera que en los daños del sector agrícola se tuvieron datos que no fueron bien elaborados y que merecen una segunda evaluación, la cual no fue efectuada en ningún país.

8. El potencial de las organizaciones de la sociedad civil y de las ONG´S en términos de recursos financieros para programas de asistencia para la reducción de la pobreza y la inseguridad alimentaria, no son aprovechables debidamente ni existen mecanismos de relación entre los Gobiernos y dichas organizaciones para la articulación de sus respectivos programas.

9. No existe una definición clara de las organizaciones financieras internacionales y comunidad de donantes, sobre los compromisos que se adoptaron en las reuniones del grupo consultivo para ayudar a la región en su reconstrucción. Todo parece indicar que no se destinarán recursos adicionales y que solamente se proveerá los comprometidos con la asistencia a los países en condiciones normales. De igual manera, existe una tendencia a poner en segundo lugar los desastres recién pasados y de otorgar nueva prioridad a los que acaban de ocurrir en otros países o regiones, dejando sin opciones de recuperación a los primeros.

10. En todos los países existe un abandono de la producción para el consumo interno, los que se evidencian con limitaciones serias en los programas crediticios, de asistencia técnica, de transferencia de tecnologías, de acceso a insumos y de condiciones organizativas para una efectiva comercialización de los productos agrícolas y en especial de los alimentos y con el Mitch esto se ha complicado aún más.

11. Los niveles de pobreza en la población de la región, hace que la adquisición de alimentos por parte de dicha población, se convierta cada día en una labor de subsistencia crítica que puede desencadenar en una explosión social si no se toman medidas de atención prioritarias especialmente en las zonas rurales, dando especial atención a los grupos étnicos en todos los países, pues el nivel de abandono es más sensible en esta población, que es la más vulnerable de la región y que no recibió asistencia adecuada con el Mitch, por lo que sus condiciones han empeorado.

12. La región es importadora natural de alimentos, sin embargo se cuenta con el potencial para la explotación racional de las tierras agrícolas en todos los países para lograr la autosubsistencia y la posible exportación a mercados vecinos, sin embargo, no existe ningún esfuerzo de concertación de esfuerzos entre países en este aspecto ni por parte de los Gobiernos ni de las ONG’S.

13. La articulación de planes y programas de las instituciones internacionales de cooperación con el sector agrícola y nutricional, no es lo suficientemente sólida para buscar opciones de atención a la población en riesgo de inseguridad alimentaria.

14. Igual condición debe mencionarse sobre las entidades internacionales que colaboran con los desastres naturales.

15. La atención a la conservación del medio ambiente y a la protección de los bosques en el marco de la seguridad alimentaria, no se ha abordado con una visión de futuro y el cumplimiento de las leyes y reglamentos, debe de ser una obligación por parte de las autoridades de cada país.

16. La articulación de modelos de desarrollo y cooperación del Sistema de Naciones Unidas, tal como se plantea en Guatemala, debería regionalizarse en el corto plazo, dadas las condiciones de marginalidad de amplios sectores de la población que necesitan programas de asistencia mejor estructurados y no competitivos.

17. La ayuda financiera para la reconstrucción productiva, ha sido dirigida principalmente para la recuperación de la capacidad exportable de los grandes productores y la producción de alimentos por parte de pequeños productores ha sido marginada y no cuenta con ningún programa masivo en ningún país, antes bien se ha fomentado las importaciones de los mismos.

18. La estructura de la pobreza posterior al Mitch ha sido sostenida y hasta ha incrementado en el caso de los pobres extremos, no existiendo programas con fuentes de financiamiento para la atención de estos sectores.

19. La inseguridad alimentaria con los desastres naturales se acentúa en estos países y la población no cuenta con programas para enfrentar esta condición.

Recomendaciones Generales:
1. Debe establecerse un marco para la concertación de acciones que consoliden un sistema regional debidamente articulado que interactúe ante los desastres naturales y de manera especial en el marco de la seguridad alimentaria, el cual debe partir de la consolidación de la Secretaría de la Integración Centroamericana (SICA) y de sus organismos periféricos como el CEPREDENAC. Para ello se debe fortalecer las instituciones que proporcionen la experiencia en estas instancias en el tema de seguridad alimentaria. Para ello la FAO debe enfocar mejor su posición de colaboración conjuntamente con las agencias que patrocinan a RUTA en un proyecto regional con énfasis en vulnerabilidad e inseguridad alimentaria.

2. Los mecanismos de fortalecimiento institucional del organismo regional, deben partir en primer lugar de la creación y formación de las capacidades en cada país, de tal forma que los sistemas de seguimiento y evaluación de las actividades productivas, lo mismo que el sistema de alerta temprana para la atención de la inseguridad alimentaria, se conviertan en herramientas de trabajo sistemático en las instituciones nacionales, que permita la prevención, mitigación y atención de los desastres y de la población en riesgo. Para este cometido, debe ser responsabilidad de los Gobiernos las asignaciones presupuestarias nacionales para contratación de las capacidades humanas y materiales, y por parte de las agencias internacionales de cooperación, la asistencia técnica y financiera que contribuya con este propósito. En este sentido la potencialización del SICIAV es fundamental para cualquier plan que se quiera desarrollar.

3. La homogenización de la información estadística de los países y la sistematicidad de la misma, debe buscarse en el corto plazo con la asistencia de los organismos multilaterales de cooperación.

4. Este esquema de fortalecimiento a las instituciones, debe buscar cómo articular a las organizaciones de la sociedad civil y en especial aquellas que ya ejecutan planes y programas en este campo. De tal manera que se concentren las capacidades nacionales de una forma que integre los recursos y esfuerzos en las distintas zonas biofísicas vulnerables ante los desastres naturales y consecuentemente en riesgo de inseguridad alimentaria.

5. La comunidad internacional de donantes que contribuye ante situaciones de emergencia por desastres naturales y las entidades financieras multilaterales, debe buscar opciones técnicas y financieras que permitan el cumplimiento de los ofrecimientos en las distintas reuniones de los grupos consultivos, especialmente en la recuperación productiva y de infraestructura del sector alimentario con prioridad en los pequeños productores.

6. Los Gobiernos de los países afectados por el Mitch, deben retomar la producción alimentaria como un eje esencial del desarrollo de sus países, partiendo de la premisa que con el acceso a una alimentación y nutrición adecuada, se crean las condiciones para el mejor aprendizaje y aprovechamiento de las potencialidades de las personas en sus labores, además de la generación de empleo y ampliación de la capacidad productiva. Esta condición debe partir de la conformación de programas de asistencia técnica en sus diferentes modalidades, que permitan las acciones participativas de los productores como sujetos de su desarrollo.

La creación de fondos nacionales con la asistencia internacional, para la atención alimentaria que permita a los pequeños productores buscar las formas de desarrollo tecnológico-productivo apropiado a sus condiciones de vida y en su medio ambiente, deben ser una prioridad nacional en cada país, dando una atención preferencial a los grupos étnicos en condición de pobreza extrema, lo mismo que a los productores de las zonas peri-urbanas. Estos fondos nacionales, pueden organizarse a partir de los fondos de contravalor provenientes de las donaciones de alimentos.
7. Debería de organizarse un programa regional de mitigación de la pobreza y de la inseguridad alimentaria, para ello es necesario la participación activa de las mujeres como soporte esencial de la familia, otorgando las condiciones para la generación de ingresos provenientes de acciones de diversificación productiva, de cambios en los hábitos y costumbres alimenticias tradicionales. La opción de organización de estos segmentos de población en modelos asociativos comunitarios en las zonas de extrema pobreza, debe impulsarse paralelamente.

8. La ayuda alimentaria de organizaciones internacionales de cooperación, debe articularse con programas de autosostenibilidad de las pequeñas unidades de producción familiar mediante el enfoque de sistemas de producción con diversificación sustentado en alimentos por trabajo, especialmente aquellas que por tradición se han dedicado a la siembra de alimentos básicos.

9. La incorporación de Belice a Centroamérica todavía no se percibe, y el nivel de organización de esta nueva nación merece que los organismos regionales e internacionales comiencen a proveer información y asistencia técnica, al igual que un ensayo de cooperación Sur-Sur por parte de los restantes países de la región. Un primer esfuerzo, debe partir de la integración de las estadísticas de dicho país en los sistemas informáticos existentes en los organismos regionales como el SICA, SIECA, CEPREDENAC e INCAP.


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