Página precedente Indice Página siguiente


VIII. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES POR PAÍS

Belice:

1. Belice escapó al impacto directo del Huracán Mitch, el cual no perjudicó la producción interna de alimentos ni el consecuente abastecimiento de los mismos.

2. Las lecciones aprendidas de los efectos del Mitch sin embargo, han proporcionado mejores elementos para enfrentar las emergencias y de manera especial la disminución de la inseguridad alimentaria.

3. Las inundaciones provocadas por el Mitch se recuperaron con rapidez y la capacidad productiva retornó a la normalidad muy rápidamente; aunque la producción de arroz cayó posteriormente, ello fue debido a la baja de los precios internos; otros rubros productivos no sufrieron mayores problemas.

4. Existen ciertas zonas del país con vulnerabilidad alimentaria y poca capacidad de acceso a los alimentos básicos, entre estas áreas se encuentran hogares encabezados mayoritariamente por mujeres, los cuales presentan riesgos de inseguridad alimentaria, la cual no puede ser atribuida al huracán Mitch, pero que se agudizaron con el mismo.

5. El país cuenta con un sistema de alerta y prevención de desastres orientado hacia los huracanes, este sistema contempla la organización y el abastecimiento de la ayuda alimentaria en los diferentes distritos del país, los cuales cuentan con un sistema de reservas estratégicas a los cuales se puede acceder ante la emergencia previa coordinación con las autoridades locales y nacionales.

Guatemala:

1. Con la presencia del Huracán Mitch en el país se mostraron y aumentaron un conjunto de carencias y debilidades a nivel social en el país. Durante esta catástrofe el gobierno trató de minimizar los efectos negativos del fenómeno natural para disimular la vulnerabilidad del país hacia los desastres naturales; vulnerabilidad que se origina en los graves déficits sociales y económicos, especialmente entre la población rural.

2. Según los estudios disponibles a raíz del huracán Mitch, de los cuales se ha obtenido información para el presente trabajo, el desarrollo económico del país y especialmente lo que se refiere al desarrollo rural, se ha dado bajo condiciones estructurales que han limitado y seguirán limitando severamente una estrategia de reconstrucción y desarrollo más sostenible. Estas condiciones estructurales limitantes son las siguientes:

2.1. La mayoría de los pequeños productores rurales son pobres, cultivan y seguirán cultivando tierras marginales cuyo potencial no es precisamente la producción de granos básicos, pero tampoco se visualizan estrategias sobre todo gubernamentales, para cambiar esta situación.

2.2. No se ha logrado reducir la presión agraria sobre las tierras marginales, especialmente en las partes de mayor fragilidad, como son las cabeceras de cuencas, las laderas y las zonas del bosque tropical. Las acciones posteriores al Mitch se han venido ejecutando sobre la misma realidad de vulnerabilidad existente antes del desastre.

2.3. La desigualdad en el sistema de tenencia de la tierra, hace necesaria una legislación concreta y activa sobre este tema en donde se incluya el catastro y ordenamiento territorial como áreas fundamentales en las estrategias de desarrollo para las comunidades y familias más deprimidas, en especial a las afectadas por el Mitch.

2.4. Los privilegios a los productores agroexportadores tradicionales han propiciado que el mercado nacional de granos básicos y hortalizas se encuentre deprimido, incluso con la cada vez más fuerte dependencia a la importación, que a su vez desestimula la producción nacional contribuyendo con ello a niveles de inseguridad alimentaria cada vez mayores y que se han agudizado con el Mitch.

2.5. La desaparición de los servicios de extensión agrícola y asistencia técnica de parte del sector público agropecuario, han limitado la atención a los pequeños productores sobre todo en lo que respecta a la recuperación de la capacidad productiva dañada por el Mitch. En algunos casos las ONG tratan de paliar esta situación pero los agricultores siempre deben pagar por ciertos servicios prestados por estas organizaciones. Al cancelarse las instancias de gobierno, no se previeron los vacíos que quedarían con la implementación de tales medidas.

3. La ayuda alimentaria de las distintas instancias gubernamentales y no gubernamentales a raíz del Mitch, se concentró en familias rurales con carencias de tierras o con tenencia de las mismas pero en zonas vulnerables no aptas para la actividad agrícola. En estas regiones las opciones de empleo alternativo son escasas, lo que no ha permitido que estas familias puedan obtener ingresos para la satisfacción de sus necesidades básicas complementarias a los alimentos, por lo que se ha visto migración a otras regiones para buscar alternativas de sobrevivencia.

4. Si bien la ayuda alimentaria es beneficiosa, en determinadas circunstancias puede provocar o fortalecer una cultura de paternalismo o dependencia y provocar también ciertos niveles de “acomodamiento” de los sectores llamados a ejercer presión para la transformación de las causas estructurales de la pobreza. Bajo este contexto, las estrategias de ayuda alimentaria de organismos nacionales e internacionales, en muchos casos interiorizan esta situación pero no clarifican o establecen mecanismos o acciones que permitan o promuevan reformas a estas causas estructurales.

5. Es importante resaltar que probablemente muchos de los campesinos rurales afectados antes del Mitch no gozaban de condiciones favorables para sus actividades agropecuarias. Es importante que conjuntamente con el apoyo concreto actual que se brinda, las organizaciones de asistencia humanitaria promuevan espacios de diálogo con las comunidades a fin de que sean ellas las que vayan proponiendo soluciones a sus problemas. Sólo así las intervenciones serán más sostenibles y se estará eliminando o minimizando el riesgo de fortalecer una cultura de dependencia indefinida.

6. Resulta prioritario dedicar recursos financieros e institucionales para reponer la capacidad productiva de los pequeños productores así como para proporcionarles medios de subsistencia temporales mientras logran recuperar la totalidad de sus cosechas. Según información de ONG en las zonas del desastre, se estima que por lo menos 50,000 pequeños productores están aún en esta situación. También será necesario atender las necesidades de estos productores que en muchos casos requieren fuentes de financiamiento para reactivar la producción que les permita hacer frente a sus compromisos crediticios contratados antes del Mitch.

7. A la fecha, la reactivación productiva y económica en las zonas afectadas por el fenómeno afronta el problema del financiamiento; las pérdidas de ingresos de productores y empresarios rurales (especialmente los pequeños), están repercutiendo en la capacidad para pagar sus créditos que fueron invertidos en la producción que perdieron, hecho que les afecta en su condición de sujetos de crédito. Esta es una situación que merece acciones de parte del Gobierno, de instituciones nacionales e internacionales vinculadas a esta problemática.

8. En estudios referidos a la inseguridad alimentaria se manifiesta una relación entre esta y los estados de desnutrición crónicos en situaciones de pobreza y exclusión del desarrollo. En el país son muy evidentes los efectos de la falta de equidad en la distribución y acceso a los recursos en condiciones que les garanticen estándares mínimos de salud, educación, ingresos, etc. A estas condiciones estructurales de pobreza deben agregarse otras situaciones críticas de carácter social y político como el conflicto armado vivido en décadas recientes y de carácter natural: tormentas, huracanes y terremotos, algunos recientes y otros potenciales.

9. Con respecto a la disponibilidad de alimentos, aparentemente el problema en cuanto al abastecimiento de los mismos, no existe en el país. Pero la mayoría de los agricultores posee unidades productivas de subsistencia sin acceso a factores de producción, a tecnologías mejoradas de producción y manejo post-cosecha y se ven limitados en sus rendimientos. Además, la escasa o nula capacidad de negociación de sus productos de manera rentable y competitiva, no permite eliminar los efectos de la cadena de intermediación, que repercute en la ganancias reducidas.

10. La ayuda alimentaria por si sola no representa una solución para las personas desnutridas ni para ningún otro tipo de intervención para el desarrollo. Para romper el círculo vicioso de pobreza, inseguridad alimentaria y deterioro ambiental, se necesita de políticas tendientes al desarrollo sostenible, lo que quiere decir que los objetivos fundamentales de las mismas deben dedicarse a mejorar las condiciones de vida de las familias que son afectadas por estos fenómenos, y para mejorar estas condiciones de vida de las familias pobres y rurales, se requiere de una serie de estrategias de apoyo a la producción, tendientes a la generación de empleo e ingresos y al mejoramiento de la productividad, teniendo en cuenta la preservación del medio ambiente. Estas estrategias y políticas deben incluir entre otros, aspectos relativos a la tenencia de la tierra, participación activa de la mujer en la toma de decisiones, una política agrícola orientada a brindar a los productores del campo todos los insumos y tecnologías que mejoren la producción y productividad (silos, sistemas de riego, acceso a crédito rural no solamente agrícola, etc.), combinado todo esto con una política de comercio que proteja y ayude a esto pequeños productores frente a la competencia grande y foránea, de manera de garantizarles el acceso a mercados por lo menos, locales.

11. Al momento de la catástrofe y los días subsiguientes a la misma, varias instituciones se hicieron presentes en las zonas afectadas e iniciaron su trabajo de manera independiente y no coordinada, lo que conllevó atrasos, complicaciones y duplicidad de esfuerzos en la prestación de una ayuda efectiva. Es más, en algunas aldeas y caseríos estas instituciones entraron en conflicto y prefirieron retirarse sin haber brindado ayuda alguna.

12. Según opinión de algunas ONG que participaron en las zonas afectadas, la ayuda ofrecida inicialmente por ellas, no llegó en las cantidades previstas debido a que los donantes internacionales no cumplieron con sus ofertas iniciales. Además, no se manejó la información recopilada de la mejor manera lo cual ocasionó duplicidad e incongruencia en las solicitudes de ayuda presentadas por las comunidades lo cual a su vez provocó duplicidad de apoyo a una comunidad y dejar si ayuda a otras.

13. Un denominador común fue que la ayuda en general no fue posible llevarla a todas las comunidades con la urgencia requerida o no llegó en forma definitiva debido a la falta de logística, la cual se complicó con la destrucción de las vías de acceso.

14. Muchas instituciones se quejaron en su oportunidad porque las autoridades no supieron o no quisieron proporcionar información acerca de la ubicación de las poblaciones afectadas.

15. Una buena parte de la información requerida para este estudio no estaba disponible de inmediato por los factores siguientes: a) falta de sistematización, b) está atomizada, es decir, está dispersa por varias dependencias e instituciones, y c) en muchos de los casos es inexistente por lo que para esto último, se tuvo que construir esta información.

Honduras:

1. El Huracán Mitch afectó y puso en evidencia la necesidad de tener un sistema de prevención y mitigación de desastres, con la participación de todos los sectores de la sociedad hondureña.

2. La forma en que el huracán se desarrolló, hizo que se valorara cuán efectivos son los mecanismos de protección de laderas y cuencas en todo el país, pues la destrucción de las escorrentías de los ríos y quebradas no había sido vista antes en la historia del país.

3. La producción de alimentos decayó substantivamente en el caso de los granos básicos y otros importantes rubros agrícolas como el banano, sin embargo, la ayuda para la reactivación productiva casi solo se concentró en la agroexportación tradicional.

4. Las importaciones de alimentos básicos, vinieron a perjudicar la producción nacional, especialmente en el cultivo del arroz. Existencias nacionales que hubiesen permitido a los productores vender sus cosechas para la ayuda alimentaria de emergencia, no fueron en su gran mayoría adquiridas y más bien se realizaron fuertes importaciones que provocaron la disminución de las áreas de siembra en el ciclo agrícola subsiguiente.

5. El Mitch también puso en evidencia que la capacidad estructural del Estado para afrontar emergencias, necesita la definición de un marco de funciones en las instituciones del Estado, que permita no solo la atención de la emergencia sino de dar seguimiento y planificación de la seguridad alimentaria.

6. En la actualidad no existe una política explícita de seguridad alimentaria y nutricional. Las políticas y programas están sustentados en conceptos de atenuación de los efectos del ajuste estructural y reformas económicas de años recientes. Las entidades responsables (secretarias sectoriales) en particular Educación, Salud y Agricultura y Ganadería, ejecutan sus programas con escasa coordinación. Es conveniente, por consiguiente que el Gobierno con el apoyo técnico y financiero de la cooperación internacional y la participación de la sociedad civil, consolide la estructuración y ejecución de la estrategia nacional para reducción a la pobreza, en forma coherente para abordar el problema.

7. El Sector Privado Productivo, las Organizaciones Privadas de Desarrollo y la Sociedad Civil en general, poseen gran potencial, en términos de capacidad operativa y recursos, para vializar la estrategia de reducción y combate a la pobreza y la inseguridad alimentaria. Aprovechar esta capacidad técnica y financiera, como también sus niveles de cobertura geográfica y poblacional debe ser una responsabilidad nacional.

8. Al suprimirse la Secretaria de Coordinación, Planificación y Presupuesto (SECPLAN), deja de funcionar la Unidad especializada en las actividades relacionadas con la Seguridad Alimentaria y la Nutrición, por consiguiente las diferentes actividades relacionadas con Salud y Nutrición, quedaron a la deriva. Se deben estructurar un ente especializado y responsable de la planificación del Estado.

9. La información estadística presenta muchas diferencias e inconsistencias, entre las fuentes, además de no encontrarse actualizada, completa y accesible. Con la reciente creación y funcionamiento del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), se espera que todos los problemas relacionados con la disponibilidad y acceso a las estadísticas, puedan superarse, condicionado esto al apoyo técnico y financiero que pueda disponer esta nueva dependencia. Es necesario tener ordenada y sistematizada toda la información relacionada con las estadísticas sobre cantidades, procedencias y tipos de ayudas alimentarias recibidas, el apoyo de la FAO en este sentido es muy importante, partiendo de la organización estadística en la Secretaría de Agricultura y Ganadería.

10. La estimación de Costos para la Canasta Básica Alimentaria, parte de una Tabla del Valor Energético que data de 1991. Es necesario que con la mayor brevedad se haga una revisión y actualización de la misma.

Nicaragua:

1. El Huracán Mitch ha puesto de manifiesto nuevamente, las debilidades para afrontar los desastres naturales en el país. La vulnerabilidad de los grupos en riesgos es manifiesta y en este segmento de población se concentran los pequeños productores de granos básicos (maíz y frijol fundamentalmente).

2. El aumento del PIB logrado en los últimos años se sustenta en el crecimiento global del sector agropecuario. La incidencia de la producción de granos básicos ha sido mínima; lo cual indica que el crecimiento del PIB agropecuario descansa más en los productos tradicionales y no tradicionales de exportación. No obstante, Nicaragua presenta condiciones naturales para lograr una participación mayor de los granos básicos en el PIB total, así como en la generación de empleos y sobre todo en las exportaciones de alimentos hacia la región centroamericana, cuyos déficits son cada día mayores.

3. La Canasta Básica Alimentaria diseñada por el PAN, con base en los hábitos alimentarios de la población, recomienda que el 47% de las calorías; 62% de las proteínas y 50% de los carbohidratos provengan de los granos básicos por la disponibilidad de los mismos, y su costo relativamente menor por unidad de nutrientes. En los estratos de extrema pobreza y pobreza, el aporte energético está por debajo de los niveles señalados; en contraste con los estratos de ingresos medios y altos quienes reemplazan sus fuentes de nutrientes con alimentos más caros.

4. La ingesta total en los estratos de extrema pobreza y pobreza está muy por debajo de la norma básica alimentaria. Existe una demanda potencial o una brecha alimentaria para una ingesta adecuada de los granos básicos y de manera especial en el caso de los frijoles y el maíz, la cual se ha acentuado posterior al Mitch.

5. En términos de los patrones de consumo recomendados por la Canasta Alimentaria, para fines comparativos, la oferta per capita se ha mantenido por debajo de lo recomendado en el caso del frijol y, por encima en el caso del maíz y el arroz pero substancialmente, por el aporte de las donaciones y las importaciones comerciales, que en el caso del arroz ha llegado a constituir hasta una tercera parte de la disponibilidad per capita.

6. La tasa de crecimiento de la producción de granos ha sido inferior al crecimiento demográfico de la población.

7. El consumo de alimentos, está determinado en parte por la disponibilidad, pero fundamentalmente, por el acceso, que dada la situación económica existente y los programas de ajuste macroeconómicos los niveles de empleo e ingreso no son lo suficientes para la demanda poblacional.

8. Las consecuencias derivadas de la actual costumbre alimentaria y nutricional, son extremadamente graves y las políticas para remediar esta situación se vinculan solamente con el crecimiento y el desarrollo económico sin incidir directamente en el acceso a los alimentos. Lo anterior induce al nicaragüense a seguir patrones alimentarios que descansan fundamentalmente en el grupo de granos básicos, seguido del grupo compuesto por aceite y azúcar. El grupo formado por carnes y productos lácteos representa un 13% de la dieta y las frutas y las verduras son responsables por el 4% de la ingesta.

9. Los hábitos alimentarios basados en un patrón relativamente barato sustentado en alimentos chatarra en la práctica, aún presentan grandes vacíos en la ingesta con relación a las normas básicas alimentarias y nutricionales.

10. Independientemente del movimiento de los precios en general, en 1999 se presentó un incremento de 12% en el precio de los granos básicos dentro de la Canasta Alimentaria. Esto ha sido el principal factor limitante al acceso, principalmente en los sectores de menor ingreso y concretamente el maíz y más acentuado en el frijol.

11. La tendencia de producción-consumo para los próximos diez años, indica que de no implementarse políticas concretas para los rubros de maíz y frijol, éstos seguirán siendo deficitarios para la población nicaragüense. El arroz presenta un balance positivo por las importaciones, sin embargo, todo ello estará en dependencia de políticas más apropiadas para el incentivo de la producción, así como de las condiciones climáticas y en la manera de prevenir, mitigar y atender las mismas.

12. Nicaragua presenta condiciones agroecológicas amplias y potenciales para la producción de granos básicos. De 1.6 millones de hectáreas disponibles con vocación agrícola en el territorio nacional, sólo el 41% es aprovechada en la actualidad y con rendimientos muy por debajo de las potencialidades existentes.

13. Los territorios con ambiente sub-húmedo a húmedo en la categoría de zona de vida bosque húmedo subtropical (bh-S) son los de mayor potencialidad para la producción de granos básicos. Estos territorios localizados principalmente en la zona central y parte de la faja del Pacífico; se encuentran en recesión productiva, con alta ociosidad de tierras y productores, por la falta de acceso a servicios de apoyo a la producción como crédito, asistencia técnica y abastecimiento de insumos.

14. Los territorios de ambiente árido a semiárido conocidos como trópico seco, constituyen altos riesgos para la producción de granos básicos, sin posibilidades de rentabilidad y competitividad en el mercado; salvo si cuenta con infraestructura de riego. Una opción de diversificación hacia otros cultivos o ganadería ovina o caprina, puede rendir mejores frutos. Sin olvidar, que con la actividad cíclica del fenómeno El Niño en el futuro cercano, las actuales áreas afectadas por el Mitch son altamente susceptibles a este riesgo climático.

15. El mayor peso productivo de maíz y frijol recae en los pequeños y medianos productores, que disponen de escasos recursos para acceder a un mejoramiento tecnificado y económico de la producción. Por lo general, los pequeños productores tienen vocación para estos cultivos y los medianos productores combinan la actividad de granos básicos con otros cultivos anuales y ganadería de crianza de pequeña escala en la unidad de producción, lo que podría impulsarse como estrategia para el desarrollo con este subsector.

16. El arroz tiene un fuerte componente en la producción tecnificada, desarrollándose mecanizadamente y con acceso a recursos financieros y servicios. Los tipos de productores de arroz corresponden a medianos productores con algún nivel de diversificación agropecuaria con orientación al monocultivo extensivo y mecanizado con infraestructura de riego, los restantes (mayoría) son productores pequeños y medianos bajo la modalidad de secano.

17. La producción de maíz y frijol está pobremente articulada a la comercialización, ya que una parte significativa está orientada al autoconsumo. No obstante, el arroz tiene una articulación muy estrecha con los mercados.

18. Las pérdidas post-cosechas son significativas para el maíz, principalmente por falta de acceso a infraestructura de secado en las zonas húmedas y subhúmedas.

19. Históricamente esta demostrado que, las altas variaciones de cosechas de granos básicos, están relacionadas con las variaciones de áreas de siembra y las erráticas condiciones de clima, con particularidad en las zonas secas. Los rendimientos de los cultivos no han mostrado un mejoramiento en los últimos años; aunque si, se observa una tendencia de crecimiento para maíz, frijol y arroz en los últimos tres años.

20. En el contexto de un plan nacional de desarrollo agropecuario posterior al Huracán Mitch, es necesario el diseño de una estrategia de producción y comercialización de granos básicos dirigido a las zonas de mayor potencialidad agroecológica, para optar en los próximos años a un mejoramiento de la producción nacional.

21. Esta estrategia deberá apoyarse en la organización de los productores, con políticas, programas y proyectos bien definidos lo mismo que de infraestructura productiva para el sector de la pequeña y mediana producción; principalmente para la intensificación de la producción en las áreas actuales y en el aumento de áreas de siembra con buenos rendimientos. En este sentido se deberán incluir programas de fomento y reahabilitación de áreas potenciales para la producción de granos, considerándose de manera estratégica, el desarrollo de la irrigación en zonas con este potencial muchas de ellas en las zonas afectadas por el Mitch.

22. La conservación del medio ambiente, especialmente en las áreas dañadas por el huracán, debe de ser una prioridad la reincorporación de esta tierras en el menor plazo posible, para la autosostenibilidad de los productores que fueron afectados, especialmente en lo relativo a granos básicos.

23. El sentido de liderazgo institucional no es percibido, en general en el sector y menos con la pequeña producción y dentro de estos sienten menos apreciación los productores de granos básicos. Se hace estrictamente necesario, armonizar los intereses del estado y de los sectores productivos con sus organizaciones, para lograr estabilidad en materia de desarrollo tecnológico, servicios de apoyo a la producción, comercialización, infraestructura, etc.; involucrando a todos los organismos relacionados con el sector agropecuario, ya sean públicos y no gubernamentales; así como, la asistencia técnica y financiera externa.

24. La orientación de un fondo exclusivo destinado al fomento de la producción de granos básicos y de manera especial la producción de maíz y frijol, debe de ser una prioridad, más aún cuando se pretende que el país se convierta en el principal abastecedor de granos de Centroamérica.

25. Para conseguir mayor participación de los granos básicos en la formación del PIB, se deberán acompañar a las acciones de mejoramiento de la producción, con programas de transformación agroindustrial con el propósito de obtener mayor valor agregado de los productos. Hay amplias posibilidades para el maíz y el frijol, así como para el arroz.

El Salvador:

1. El país necesita de un Sistema Nacional de Prevención y Respuesta inmediata a los desastres naturales, en el cual estén representados los distintos sectores de la sociedad y el Estado. La respuesta del Estado frente al Mitch se limitó a la organización de tareas de rescate y administración de los recursos enviados por la comunidad internacional, esta situación se puso nuevamente en evidencia con los terremotos de enero y febrero de 2001.

2. Con el Mitch, se puso en evidencia la falta de coordinación y cooperación entre las diferentes entidades del nivel central y local; y más aún entre las organizaciones no gubernamentales y el gobierno.

3. Los grupos sociales de bajo poder adquisitivo se encontraban en condiciones de inseguridad alimentaria al momento del Mitch, su condición se deterioró aún más una vez que cesó el programa de emergencia alimentaria, pues presentan deficiencias estructurales serias y de manera especial la población campesina.

4. Los mayores efectos del huracán se concentraron sobre las zonas bajas de las cuencas hidrográficas, las cuales abarcan más de una cuarta parte del territorio nacional y en especial en los departamentos de Usulután, San Miguel y La Paz particularmente en la zona baja del Río Lempa.

5. Los mayores daños se concentraron en la zona del bajo Lempa debido a la descarga de la presa 15 de Septiembre, la cual descargó hasta cerca de 15,000 m³ por segundo, descargas para las cuales no estaba preparada la población que había recibido como máximo hasta 6,000 m³ por segundo en otras emergencias sumergiendo cultivos enteros y comunidades.

6. El manejo ambiental del desastre no ha tenido el esfuerzo coordinativo de las diferentes agencias nacionales e internacionales de cooperación, antes bien son el resultado de una competencia entre ellas mismas con el consecuente perjuicio en el tiempo para la población vulnerable que habita las zonas vulnerables o marginales.

7. La pobreza de las zonas rurales ha mantenido una tendencia creciente y su vulnerabilidad alimentaria es manifiesta por la reducción de sus programas productivos, los cuales carecen de patrocinio y apoyo por parte del Estado, que ha suspendido sus entidades de asistencia técnica y transferencia de tecnología hacia estos sectores, a los cuales se deben de sumar la falta de financiamiento para la producción de alimentos y en especial de granos básicos en manos de pequeños agricultores.

8. Es necesaria la implementación de programas de diversificación de la producción agropecuaria de los pequeños y medianos agricultores, destinando para ello las fuentes de financiamiento que logre reinsertar la actividad de éstos en la globalización productiva.

9. El Ministerio de Agricultura y Ganadería, necesita fortalecer su capacidad institucional para la atención de la Seguridad Alimentaria, pues en sus dependencias han sido suprimidas las actividades de seguimiento de esta problemática. Actualmente solo subsiste el Sistema de Información Georeferenciado como una unidad de apoyo institucional sin la adecuada orientación hacia una posible integración el con SICIAV.

10. Paralelamente, el sistema de información estadístico para el seguimiento y evaluación de las campañas agrícolas y los balances nacionales alimentarios, tampoco se ejecuta a pesar de que en el pasado se ha capacitado personal técnico en esta función.

11. Deben realizarse esfuerzos especiales con las organizaciones internacionales de cooperación para que la actual clasificación de El Salvador como país con un ingreso per cápita alto, no sea excluido de los programas de asistencia alimentaria, pues si bien es cierto que esto reflejan los indicadores nacionales, también es cierto que la distribución de este ingreso no es racional entre la población y menos aún en las zonas rurales.


Página precedente Inicìo de página Página siguiente