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1. QUE CONSTITUYE UN EMPLAZAMIENTO IDEAL?

El emplazamiento ideal debe ofrecer básicamente las siguientes características:

Sin embargo, a menudo el emplazamiento ideal, como bien pudiera ser una bahía arenosa protegida, no siempre coincide con los deseos de los pescadores locales ya que el refugio propuesto podría no estar situado a una distancia razonable de la aldea. En ese caso, debe sacarse el mayor partido posible de las características existentes en el entorno local. Sin embargo, son las primeras tres condiciones las que, cuando se realiza la inspección de un emplazamiento, determinan el coste final del refugio. En caso de que el emplazamiento seleccionado no cuente con protección alguna, la inversión que se necesitará para la protección del refugio contra las direcciones predominantes de las tormentas, mediante la construcción de un rompeolas más grande y más fuerte, será mayor; en cambio, un muelle desembarcadero podría ser más adecuado si el emplazamiento estuviera bien protegido. La excesiva profundidad del agua supondría un aumento del coste ya que las estructuras deberán ser de mayor tamaño y por lo tanto más caras, mientras que si la zona no tuviera la suficiente profundidad sería necesario realizar labores de dragado a fin de mantener abierto el acceso al refugio. La zona debe ser también accesible desde tierra. En algunos casos podría bastar con un acceso para peatones, aunque normalmente es necesario contar con algún tipo de carretera que permita el acceso de camiones ligeros tanto en la estación de las lluvias como en la seca.

No existen dos localizaciones que sean idénticas. A continuación se dan algunos ejemplos que se deben utilizar sólo como guía en la selección de un emplazamiento adecuado para la construcción de un muelle o malecón de desembarque.

PLAYA ABIERTA

Una larga playa abierta (de 1 km o mayor) al mar es típica de muchas comunidades de pesca (Figura 1). Este entorno proporciona la selección más sencilla de localización, ya que el único desembarcadero adecuado es un desembarcadero de playa o, si las olas incidentes no fueran excesivamente grandes — como en los lugares donde existen bancos de arena cerca de la orilla — un simple muelle sobre pilones colocado en cualquier lugar a lo largo de la playa cerca de la aldea.

Lo más importante que hay que observar es la zona en la que rompen las olas entrantes. El muelle deberá terminar más allá de esta zona, a fin de evitar que las olas rompan contra el muelle y causen daños a las embarcaciones atracadas al muelle. Si las olas son grandes, por ejemplo de más de 2 m, el muelle tendrá que ser muy fuerte para resistir su acción. No se debería construir nada sólido sobre una playa arenosa (como un rompeolas) ya que esto causaría interferencias con el libre movimiento de la arena y podría incluso llevar a la desaparición de la playa en pocos años.

Figure 1
Muelle de desembarco en playa abierta.

Figura 1

Figura 2
Utilización óptima de las caracteristicas costeras naturales.

Figura 2

Figura 3
Utilización de arrecifes naturales.

Figura 3

Figura 4
Emplazamientos óptimos para un desembarcadero en un río con meandros.

Figura 4

BAHIAS ARENOSAS

La Figura 2 muestra una pequeña bahía arenosa flanqueada por dos salientes de tierra. Estos salientes rocosos proporcionan una buena cimentación sobre la que construir un pequeño malecón y un refugio contra una de las direcciones predominantes de las olas. Dos malecones, uno en cada lado del saliente, proporcionaría un refugio adecuado a todas las situaciones predominantes de oleaje. Debe evitarse cualquier estructura sólida que sobresalga de la playa arenosa.

ARRECIFES

Los arrecifes situados mar adentro constituyen una característica muy común a lo largo de algunos litorales y en islas de coral. Como norma general no se deberá construir un rompeolas de piedra sobre un arrecife, sino detrás del mismo: la acción de las grandes olas entrantes podría arrastrar el rompeolas fuera del arrecife (Figuras 3a y 3b). Además de destruir el rompeolas, las olas esparcen las piedras por una amplia zona, convirtiéndose así en un peligro para la navegación.

Los rompeolas de piedra deben construirse entre los arrecifes y el litoral tal como se muestra en la Figura 3d, donde el propio arrecife actúa de protección para el rompeolas. Si la zona entre el arrecife y el litoral no permitiera un margen de seguridad, por ejemplo, de entre 30 y 50 m, será necesario considerar la construcción de un muro de hormigón anclado al arrecife (Figura 3c). Sin embargo, si el arrecife fuera de coral vivo, deberán adoptarse todas las medidas posibles para conservarlo en su estado natural, ya que el coral vivo es una de las fuentes principales del material (arena) que compone el litoral situado justo detrás del mismo, por lo que será necesario localizar un emplazamiento alternativo en cualquier otro punto del litoral. Un arrecife de coral muerto tendrá muy poca utilidad protectora, ya que la acción de las olas lo romperá hasta formar arena y expondrá todo el litoral a la embestida de las olas. El coral vivo, por otra parte, se autorreconstruye constantemente.

RIBERAS DE RIOS

La Figura 4 muestra la correcta localización de un desembarcadero en un río con meandros (formando curvas). Los ríos generalmente transportan toneladas de sedimentos y arena en suspensión (los residuos se ven especialmente durante crecidas) que quedan depositados en los lugares donde desciende la velocidad del flujo de agua. Cuando un río fluye alrededor de una curva, el agua en el interior de la curva fluye mucho más despacio que el agua en el exterior de la misma: este fenómeno hace que el sedimento caiga de su suspensión y quede depositado en los laterales interiores de la curva del río. En el lateral opuesto, sin embargo, la alta velocidad del flujo asegura que la rivera se encuentre siempre sujeta a erosión y quede libre de depósitos sedimentarios. Aunque la fuerza de la corriente en la rivera externa dificulta la navegación, los menores costes de mantenimiento mediante dragado podrían significar la diferencia entre un desembarcadero útil, abierto durante todo el año, y uno que sea necesario dragar permanentemente a un alto coste.

DESEMBOCADURAS DE RIOS

Las desembocaduras de ríos generalmente ofrecen buenos niveles de protección contra las condiciones climatológicas adversas. Sin embargo, las desembocaduras de los ríos también tienden a cambiar de posición, especialmente en las zonas situadas a un bajo nivel expuestas a los monzones. En estos casos se deberá tener extremo cuidado al tomar decisiones sobre el tipo de estructura y su posición en relación con el litoral ya existente. Se deberá conservar la vegetación de todo tipo presente a lo largo del litoral propuesto (especialmente manglares), ya que éste es el único medio natural de controlar el relieve del litoral.


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