4. Necesidades de alimentos y crecimiento de la población


Documentos ténicos de referencia 1-5
Volumen 1
© FAO, 1996


Indice

Agradecimiento

Resumen

1. INTRODUCCIÓN

¿Podrá la humanidad hacer frente al continuo crecimiento de su población?

Objetivo del documento

Las clasificaciones utilizadas

Posibilidades y limitaciones

2. EQUILIBRIO ENTRE LA POBLACIÓN Y LA PRODUCCIÓN DE ALIMENTOS DESDE 1950

Cambios de población

Efectos de los cambios cuantitativos o estructurales de la población sobre las necesidades de energía

Cambios en los suministros de alimentos

Consumo para satisfacer las necesidades energéticas

Alimentación de las poblaciones del mundo: clasificación de los países

Factores que afectan al equilibrio entre las necesidades energéticas y los suministros de alimentos

Lecciones aprendidas

3. ALGUNAS SITUACIONES HIPOTÉTICAS FUTURAS

Influencia de los factores demográficos en la modificación de las necesidades energéticas para el año 2050, en la hipótesis de que la dieta permanezca constante

Reducción del déficit de necesidades energéticas

Cómo superar las deficiencias cualitativas

Efecto global de los factores demográficos, las necesidades energéticas y los cambios en la alimentación

Más allá del presente estudio: necesidad de información

Repercusiones políticas de los cambios en las novedades sobre agricultura y alimentación

4. CONCLUSIONES

BIBLIOGRAFÍA


Agradecimiento

La preparación de los documentos técnicos de referencia para la Cumbre Mundial sobre la Alimentación ha requerido, además de la colaboración del personal de la FAO, un volumen considerable de conocimientos especializados de instituciones internacionales asociadas y círculos gubernamentales y no gubernamentales pertenecientes a la comunidad científica internacional. El proceso ha sido supervisado en la FAO por un Comité de Lectura interno, integrado por personal elegido a título individual establecido para que toda la colección cumpla los criterios apropiados de calidad y coherencia.

El presente documento ha sido preparado conjuntamente por Ph. Collomb, Director del Comité para la Cooperación Internacional en las Investigaciones Nacionales sobre Demografía (CICRED) de París y por J. du Guerny de la FAO. Tras un primer examen en la FAO por todos los departamentos técnicos, colegas invitados y el Comité de Lectura, así como por algunos especialistas de igual nivel, se publicó y distribuyó una primera versión para recabar observaciones de los gobiernos, las organizaciones intergubernamentales (OIG) y organizaciones no gubernamentales (ONG), así como de otros especialistas de igual nivel. Se recibieron observaciones y consejos muy valiosos de A. Palloni de la Universidad de Wisconsin, B. Popkins, del Centro Demográfico de Carolina; W.G. Sombroek del Centro Internacional de Referencias y Datos sobre Suelos de Wageningen; E. Boserup; J. Chamie, Director de la División de Población de las Naciones Unidas. Se han recibido también observaciones y comentarios de los participantes en la Consulta de expertos sobre la producción de alimentos y el crecimiento demográfico FAO/FNUAP celebrada en Roma del 3 al 5 de julio de 1996, a saber: S. Rao, A. Khalifa y A. Jorgensen-Dahl del FNUAP; A. Adepoju, del Instituto Africano de Desarrollo Económico y Planificación (IDEP) de Dakar; J. Bongaarts del Consejo de Población; T. Dyson, de la Escuela de Economía y Ciencias Políticas de Londres; F. Gendreau, Presidente del CICRED; A. Khan, especialista en migración, distribución demográfica y urbanización de la Organización Internacional del Trabajo (OIT); R. Leemans, del Instituto Nacional de Salud Pública y Medio Ambiente de los Países Bajos; L. Marovatsanga, de la Universidad de Zimbabwe; S. Nasser de la Universidad de El Cairo; D. Ouedraogo; T. Preston de la Universidad de Agricultura y Silvicultura de Thu Doc, Vietnam; M. Rai, del Consejo de Investigación Agraria; V. Smil de la Universidad de Manitoba; R. Tuirán, del Consejo Nacional de Población de México; F. Vio de la Universidad de Chile; M.B. Weinberger de la División de Población de las Naciones Unidas; P.A. Yotopoulos de la Universidad de Stanford; J. Zaini de Consumidores Internacionales, de Malasia.

El presente documento ha sido preparado con el apoyo y la colaboración del Fondo de Población de las Naciones Unidas (FNUAP), cuya contribución agradecemos grandemente.

La Secretaría de la FAO agradece la colaboración de todos los especialistas y se hace responsable del contenido del documento.


Resumen

Al final del segundo milenio el mundo heredará una situación alimentaria muy desigual. En el presente documento se ponen de manifiesto los contrastes y características regionales dentro de la situación y las tendencias mundiales. El análisis a largo plazo está basado en el concepto de necesidades de alimentos, adoptando así una perspectiva normativa en la medida en que el consumo y la demanda de alimentos reales y previstos son inferiores, o a veces, superiores a las necesidades.

Después del grave déficit alimentario registrado en 1962, en Asia ha ido aumentando continuamente la proporción de las necesidades energéticas de la población, que se satisface con las propias disponibilidades de alimentos, por lo que se está alcanzando una situación equiparable a la de América Latina donde, en cambio, después de un período en que mejoró la relación necesidades/suministros, puede observarse una estabilización de la situación. En contraposición, Africa no ha logrado mejorar su situación alimentaria media y algunos países, en especial aquellos en que se consume sobre todo yuca, ñame o taro, han sufrido un agudo descenso en esa esfera.

En los decenios que nos separan del año 2050 –para cuando se habrá producido la mayor parte del aumento antes de la estabilización–, el crecimiento de la población superará a otros factores demográficos como causa del aumento de la demanda mundial de alimentos. Se espera que la producción de alimentos aumente en términos generales en medida paralela a este crecimiento de la demanda, si bien para ello habrá que ejercer ulteriores presiones sobre los recursos agrícolas, económicos y ambientales. La situación que se registra en algunas partes de Africa es especialmente preocupante. No obstante, existen estrategias para reducir el futuro crecimiento demográfico, sobre todo a largo plazo. Entre éstas se encuentran los programas destinados a elevar el nivel de educación (sobre todo de las mujeres) y a incrementar el acceso a los métodos anticonceptivos, que facilitan también el logro de la seguridad alimentaria y los objetivos de la producción de alimentos.

Es útil destacar el reto de los factores demográficos, indicados por las proyecciones demográficas de las Naciones Unidas hasta el año 2050, evaluándolos en función de las correspondientes necesidades de energía alimentaria y pautas dietéticas plausibles. Las hipótesis expuestas hay que considerarlas más como objeto de reflexión que como proyecciones. La atención se centra sobre todo en el crecimiento demográfico a nivel regional y en algunos tipos de países caracterizados por determinados regímenes alimenticios, los cuales, cuando son países que dependen de la agricultura, corresponden aproximadamente a las zonas agrometeorológicas.

El aumento de las necesidades de energía alimentaria, expresadas como la energía total derivada de las plantas que se incorpora a la alimentación humana, de los países en desarrollo hasta el año 2050 se debe al crecimiento del número de habitantes y, en menor grado, a la diferente estructura de edad de la población. El envejecimiento de la población y el aumento de la altura de las personas como consecuencia de la mejor nutrición, son factores que contribuyen a elevar las necesidades energéticas, mientras que el descenso de la tasa de fecundidad y el aumento de la urbanización la reducen. En consecuencia, para el año 2050 las necesidades energéticas se multiplicarían por dos en los países en desarrollo en su conjunto (y por más de 3 en el Africa subsahariana).

En muchos países en desarrollo será preciso conseguir que la dieta media sea más nutritiva para poder eliminar la desnutrición crónica. Debido en parte a la desigualdad de las disponibilidades de alimentos entre la población de los países, para conseguir esa finalidad se necesitaría que las disponibilidades de energía alimentaria fueran un 30 por ciento mayores en Africa (el 40 por ciento en el Africa subsahariana), un 15 por ciento en Asia y menos del 10 por ciento en América Latina.

Para llegar a una dieta equilibrada hay que diversificar los alimentos que se ingieren. Para que en el año 2050 el nivel de diversificación fuera similar al previsto por la FAO para el mundo en el año 2010, en Africa la energía derivada de las plantas tendría que aumentar en otro 25 por ciento (46 por ciento para los países que consumen principalmente raíces y tubérculos) y en Asia, un 21 por ciento.

Teniendo en cuenta los efectos combinados de todos los factores señalados, los países en desarrollo tendrían que aumentar sus disponibilidades de energía vegetal en un 174 por ciento, lo que significa que, si bien los países de América Latina y Asia tendrían que duplicar aproximadamente la energía derivada de las plantas, Africa debería multiplicarla por 5 (y por 7 los países que consumen raíces y tubérculos).

En lo que respecta a Asia y América Latina, esta perspectiva exige un incremento ulterior de la productividad, si bien a un ritmo menor que en los últimos 15 años, mientras que Africa tendría que acelerar drásticamente el crecimiento de su productividad. La transición demográfica en Africa facilitaría el proceso para alcanzar la seguridad alimentaria. En tal caso, la tasa de crecimiento anual en las disponibilidades de energía derivada de las plantas sería del 2,6 por ciento para la variante más baja, en lugar del 3,3 por ciento para la variante alta, de las proyecciones demográficas de las Naciones Unidas.

Cuando escasean la tierra y el agua el mayor rendimiento se conseguirá sobre todo mediante el aumento de la productividad y el desarrollo de la capacidad humana. Muchos países de Asia, gracias a su actual nivel de educación, parecen estar bien preparados para el cambio del tipo de desarrollo. En cambio, para Africa el menor nivel de desarrollo de su infraestructura económica y de sus recursos humanos constituirá un serio obstáculo. Si superara el desafío de mejorar sus recursos humanos y su infraestructura, haciendo frente al mismo tiempo a su difícil situación alimentaria, Africa crearía las bases para resolver el problema de su seguridad alimentaria a largo plazo.

La reducción de la pobreza y la erradicación de la desnutrición, que padecen sobre todo los productores de alimentos en las zonas rurales, dará lugar a un aumento de la demanda de los productos alimenticios, que probablemente se satisfará en gran parte mediante las importaciones de cereales, sobre todo destinados a Asia. Para satisfacer esta demanda, así como las necesidades conexas de insumos e infraestructura, se generará un aumento de producción en la economía mundial, que deberá realizarse en condiciones sostenibles.