Página precedente Indice Página siguiente


6. SISTEMAS DE PRODUCCION

La alimentación humana en la América Tropical prehispánica tuvo como base una abundante fauna tanto acuática como terrestre, compuesta por animales como el capibara, el venado, el manatí, peces y caracoles (Sanoja, 1981). Importantes desarrollos agrícolas se dieron en las tierras bajas de América Tropical, como el cultivo en camellones (Denevan, 1970; Denevan y Zucchi, 1978). Estos autores encuentran abundantes residuos óseos de capibaras y venados en numerosas excavaciones, que eran fuentes de proteína animal en dietas basadas en yuca (Manihot esculenta).

Antes de la llegada de Colón a América existían unas 200,000 hectáreas de áreas inundables trabajadas con camellones desde el sur de México hasta el Lago de Titicaca. Existen numerosos campos de camellones en los llanos de Venezuela y Colombia, que sirvieron para drenar vastas regiones y cultivar raíces, tubérculos, leguminosas y cucurbitáceas.

La complejidad y fragilidad de los ecosistemas neotropicales constituyen un verdadero desafío para los ecólogos que los investigan según Farnworth y Golley (1977), quienes concluyen que existe la necesidad de utilizar una metodología que permita al hombre americano aprovechar sus recursos naturales, aunque alterando en cierto límite el ecosistema, pero sin destruir el enorme valor económico y social que tienen.

El conocimiento científico de los factores tanto físicos como biológicos debe constituir la base sobre la cual serán trazadas las líneas mayores del desarrollo sustentable de este ecosistema. Es necesario conocer la estructura y funcionamiento de ellos para poderlos manejar racionalmente, aprovechándolos y preservándolos para hacer un uso sostenido y un sistema de producción acorde con estos ecosistemas, tan frágiles pero de necesaria utilización en provecho de hombre.

Los animales silvestres, entre ellos el capibara, constituyen históricamente una gran fuente de proteínas para los países tropicales, pues ya las culturas precolombinas los utilizaban como alimentos básicos de su dieta y los que aún continúan en estado primitivo lo hacen. Ahora se debe realizar un aprovechamiento zootécnico. Así, el capibara constituye un ejemplo evidente por su tamaño, productividad, rusticidad y alta adaptación al ecosistema de sabana inundable. Su antigua abundancia lo hizo fuente imprescindible de alimentos para los antiguos habitantes. Este mamífero, como dice Nogueira-Neto (1973), puede ser considerado como el primer mamífero sudamericano que fuese domesticado en dicho período histórico.

Hoy, los sistemas diseñados para hacer uso de la sabana inundable son los de construir diques y calzadas para retener el agua abundante del período de lluvias y alargar el período de inundación para mejorar la calidad de los pastos y la disponibilidad en períodos de sequía. Existen en la actualidad numerosas fincas que han construido diques (de 1 a 1,5m de alto) y compuertas para el drenaje del exceso de agua. Incluso el Gobierno venezolano en los años 70-80 construyó diques perimetrales, para retener agua mediante inmensas retículas que permitiesen mitigar el efecto de las inundaciones, creando los llamados “módulos” en el Estado Apure.

6.1 Sistemas de producción para la sabana inundable

Existe un programa para la utilización del capibara que le permite a los productores ubicados en las sabanas inundables (Estados de Apure, Portuguesa, Barinas y Cojedes) utilizar los rebaños de capibaras existentes en sus fincas mediante un programa de control de poblaciones y asignación de permisos para la extracción, transformación y comercialización de la carne seca.

La cosecha legal de esta especie ya tiene treinta años de registros en Venezuela, pudiéndose dividir en tres períodos. El primero de ellos es la explotación, antes del estudio sobre la explotación del capibara realizada por Ojasti (1973), propiciada por el Ministerio de Agricultura y Cría, a través del Fondo Nacional de Investigaciones Agropecuarias (FONAIAP), para delinear una política de conservación de esta especie.

En la figura 4 se ve cómo ha evolucionado el número de fincas que han obtenido licencia para la caza comercial de esta especie (desde 1958 hasta 1993).

El primer período, previo a la veda total que se realizó entre 1962–1967, donde no se había establecido la metodología basada en el conteo previo al otorgamiento de licencias, permitió una explotación de 20,000 o más animales anualmente y fue declinando hasta que se procedió a la veda. En este período, según Ojasti (1991), las licencias se otorgaron a quienes convenía. Pagando una tasa muy baja (1.00 Bs./animal explotado), se podía cazar donde cada uno pudiese hacerlo, sin tomar en cuenta propiedad o tamaño de la finca.

Esta política condujo a que los dueños de fincas no protegieran el rebaño de capibaras y a la disminución de la explotación controlada.

Figura 4

NUMERO DE LICENCIAS ACORDADAS
(Fincas Permisadas
)

Figura4

Ministero del Ambiente (PROFAUNA)

Durante la veda de 5 años en Venezuela, se importó carne seca de capibara desde Colombia, para satisfacer la demanda de ésta durante el período de Semana Santa. Se reinició la caza comercial mediante el procedimiento establecido, que fue el siguiente: A finales de cada año el Ministerio de Agricultura y Cría por aviso de prensa anunciaba la apertura del período de caza comercial y los requisitos que la regían. Posteriormente, cuando este programa pasó al recién creado Ministerio del Ambiente y Recursos Naturales Renovables (MARNR), los dueños de fincas ubicadas en los Estados Llaneros, pedían al Ministerio constatar, mediante conteo, el número de capibaras existentes en ellos para otorgarles un permiso de caza comercial por el 30% de la existencia de éstos en sus fincas. De un 20 a un 15% de los peticionarios no se les dio permiso, por diferentes razones: generalmente por no tener animales, ni rebaños estables, ni presencia de los dueños en la finca. A los restantes se le otorgaba una licencia para cazar, transformar en salones y comercializar una cantidad bien especificada cada uno con la marca que le suministra el MARNR.

La cosecha autorizada está basada en el estimado de la producción neta anual de cada finca. Si la población es más baja que la del año anterior, la licencia es negada. Si se comprueba manipulación en los números, remarcaje o venta ilegal, no se le conceden más permisos de por vida.

La caza deportiva también permite hasta 2 ejemplares por cazador autorizado, cada año, entre Febrero y Marzo. Lo más común es que, para subsistir, todos los lugareños cacen del rebaño de capibaras que abundan en los numerosos cuerpos de agua que existen en el llano inundable.

La cacería legal con fines comerciales se incrementó mediante este procedimiento de 17,000 en 1968, hasta 46,000 cabezas en 1973, fundamentalmente por el ingreso de nuevas fincas al programa. En la figura 5 se consigna la información sobre matanza desde 1958 hasta 1993.

En el período de los años 1974 a 1976, disminuyó el número de animales cazados por severas sequías, que condujo a una disminución de la población. Posteriormente creció paulatinamente el número de animales permitidos hasta llegar a los 70, 000 o más animales sacrificados al iniciarse la década de años ochenta. Luego vino una disminución progresiva, tanto de licencias otorgadas, como de fincas participantes en el programa en general. La Ley de 1984 no mejoró este aspecto, hoy sólo otorga permisos el MARNR para explotar el 20% de la existencia en la finca después de un doble conteo: el efectuado por el propietario y el que realiza el inspector del MARNR.

Figura 5

NUMERO DE CAPTURAS (Miles)

Figura 5

Ministero del Ambiente (PROFAUNA)

En el resto de Sudamérica la caza comercial también está reglamentada. En Colombia el comercio de los salones se hace legalmente con Venezuela, mediante permisos de exportación otorgados por INDERENA. También en Colombia el capibara se explota por su piel, que es de alta calidad. Sin embargo, en la mayoría de los países sudamericanos no se puede explotar legalmente como en Venezuela o en Colombia. La mayoría de las leyes estadales de Brasil, Panamá, Colombia, Paraguay, Uruguay y algunas provincias del norte argentino como Córdoba, entre Ríos, Jujuy, Misiones y Salta no permiten la cacería comercial (Ojasti, 1991). En Córdoba solo se permite su explotación en las fincas donde los pastizales y cultivos hayan sido dañados. Mientras que en la provincia de Formosa, Argentina, se permite la caza desde abril hasta julio, con una cuota de 5 ejemplares por cazador. En Perú, la caza de subsistencia es permitida en la provincia de Ceja de la Selva en abril o noviembre (Ojasti, 1991).

6.1.1 Hato El Frio (Apure, Venezuela)

Varios autores como Sunquist (1986), Ojasti (1973) y Escobar han reportado con mucho detalle la explotación del capibara que tiene el hato El Frío. Se toma como ejemplo esta finca por haber sido la explotación más importante y por ser la primera en hacer uso de la fauna silvestre como recurso comercial. Además que estableció una política conservacionista con miras a preservar y conocer mejor estos animales silvestres. En este hato se han desarrollado numerosos estudios sobre el capibara como los de Ojasti (1973), Herrera (1986), Escobar (1971), Bello (1972), Plata (1970) y González-Jiménez y Escobar (1970-1973).

Ubicado en el Estado Apure, Venezuela, cerca de las poblaciones de El Samán y Montecal la finca Hato El Frío, propiedad de la compañía INVEGA, tiene cerca de 70,000 ha y se encuentra a una altitud de 65 a 75 msnm. La temperatura media anual es de 27°C, la precipitación media de 1500 mm anuales y la pendiente promedio de 0, 02%. Estas características hacen de ella un sitio ideal para la explotación del capibara. Esta finca produce principalmente vacunos de carne para la ceba, y la explotación del capibara es solamente complementaria. Las mejoras que se han hecho en la finca en cercas, diques, saleros e instalaciones de manejo, benefician fundamentalmente al ganado doméstico. Se puede decir que sólo la retención de agua realizada por los diques es aprovechada conjuntamente por los capibaras. En esta finca hace más de 20 años construyeron unos 40 km de diques con el fin de retener agua para el verano y mejorar la producción de pasto y como vía de comunicación durante el período de lluvias entre las diferentes asentamientos de trabajo en los que está dividida la finca.

Según el trabajo de Escobar (1971) la superficie real utilizada por los capibaras es de 10,600 hectáreas aproximadamente, estimando la superficie de los cuerpos de agua en unas 500 hectáreas y comprendiendo un 2% de áreas no utilizables (monte), serían unas 11,400 hectáreas ocupadas por los 60,000 capibaras existentes para ese momento en ese hato llanero.

Los manejos que se realizan en el rebaño silvestre son mínimos y son más de vigilancia y a lo sumo de traslado de un cuerpo de agua a otro en épocas de sequía. No existe práctica zootécnica dirigida a la manada de capibaras, ni saleros, ni control de enfermedades, ni selección de padrotes.

La única práctica controlada realmente es la cosecha en los meses de verano, la cual comienza en enero y termina antes de Semana Santa. La matanza de los capibaras comienza temprano en la mañana para poder completar el proceso del salado de la carne y el cuero en el mismo día. El numero de animales que se sacrifican diariamente está determinado por el número de animales asignados en el permiso otorgado. Influye además la abundancia de capibaras, la disponibilidad de mano de obra y la facilidad de movilizar los animales ya que la vegetación de gramíneas está totalmente seca y la arbustiva, con la mayoría de las hojas ya caídas. En términos generales el período completo desde la muerte hasta el proceso de salado completo es de 8 a 10 días y se calcula que se necesita 1 hombre por cada diez animales sacrificados cada día. Se sacrifican diariamente 300 capibaras cuando se dispone un permiso por 20,000 animales, esta faena se realiza en dos meses, en ese momento se requerieren en la finca 30 hombres por día para ocuparse exclusivamente de esta actividad.

Una vez que se han matado a los animales, en el mismo campo se evisceran y las vísceras son enterradas. Realizada esta operación, los animales son transportados mediante camiones o tractores con remolque, hasta el matadero, donde se continua la faena. Allí se hace el descuerado y deshuesado, obteniéndose así los siguientes productos: cuero, lonja, faldas y desperdicios (cabeza, patas y huesos).

Las operaciones subsiguientes son: lavado para el desangre, salado, resalado y secado al sol. Existen algunas diferencias en el tratamiento de los diversos productos. Las carnes después de lavadas son puestas a escurrir y se les elimina los tejidos indeseables, como membranas, pedazos de cueros adherido y tejido adiposo para facilitar el secado y salado. Este proceso se realiza después de mantener las lonjas en salmuera durante doce horas, para secarlas al día siguiente a pleno sol, todo el proceso se logra en 8 a 10 días, pues casi nunca llueve durante los meses de verano.

El lavado se realiza con el fin de desangrar la carne y es una operación importante para poder obtener una cecina de buena calidad con un color lo más claro posible. El salado y el secado al sol son las prácticas de conservación más antiguas. Se realiza rociando sal molida a la lonja apilada, formando montones con capas alternas de lonjas y sal. Las lonjas frescas se escurren para mermar los líquidos drenantes y se colocan a pleno sol sobre colgaderos, para después llevarlos al campo donde son extendidas y volteadas frecuentemente, cuando es necesario se realiza un resalado. La deshidratación completa concluye en una semana más o menos. Se requieren de tres a cuatro kg de sal por salón o cecina.

Los cueros son procesados de la manera siguiente: se lavan abundantemente para sacar la sangre tanto del envés como del reverso. Se le cortan todas las adherencias adiposas y se le quitan las garrapatas u otros insectos. Se salan mediante rociado de sal gruesa en el envés y secados bajo sombra. Se necesitan a 1 a 2 kg de sal por cuero para su preservación.

El empacado de los cueros se realiza después de varios días, doblándolos y amarrándolos por grupos de cinco cueros simultáneamente; de tal forma que el envés quede cubierto por los cueros con pelos de los otros, constituyendo pacas de 10 unidades.

No se obtienen otros productos, ni subproductos de esta actividad. Se desechan los huesos con abundantes adherencias cárnicas, la grasa y todos los órganos antes mencionados.

CUADRO 16
Resultados de la matanza de capibara comparados con la del bovino

 CapibaraBovino
Entradas brutas/ha83,332,0
Producción neta/ha72,520,5
Kg/ha/año78,811,6
Ingreso neto/animal285,415,5
Ingreso neto/ha50,05,3
Tasa de extracción40,010,0

Fuente: Escobar (1973).

Escobar (1973) comparando los resultados económicos de la producción de bovinos y capibaras en esta finca, las cuales son resumidas en el cuadro 16, destaca la gran diferencia existente en esta finca de la productividad de estas dos especies. El bovino fue introducido y tuvo que adaptarse a las condiciones extremas de la sabana inundable, inclemente sequía y extensa inundación. El capibara como animal autóctono está en su medio, en su hábitat de evolución, lo que hace que disponga de una ventaja asombrosa. A tal punto que, como dice Sunquist (1986) en su reseña, la explotación del capibara paga todos los gastos de esta finca, la cual emplea 80 trabajadores que se ocupan de las 38,000 cabezas de ganado allí existentes.

En un análisis prospectivo, realizado por Escobar et al. (1989) donde compara inversiones en ganado vacuno y capibaras para producir carne y utilizar la sabana inundable adecuadamente, se pudo demostrar que el capibara era muy rentable y en tres años y medio puede recuperarse la inversión, cosa que no es posibl con el ganado bovino

6.1.2 Finca Santa María (Barinas, Venezuela)

Existen muchas fincas ganaderas que practican en la actualidad la explotación comercial de esta especie. Por ser la finca Santa María un caso bastante diferente al del Hato El Frío, se presenta como ejemplo de lo que debe hacerse en una explotación pecuaria moderna, donde se puede utilizar una especie silvestre como el capibara para aumentar los ingresos.

La finca Santa María, ubicada en el Municipio San Silvestre, del Estado Barinas cuenta con 3,000 ha. La actividad primordial es la ganadería bovina, además tiene como actividad secundaria la agrícola (maíz, sorgo, ajonjolí y girasol). La temperatura media anual es de 27°C y la pluviometría biestacional de 1,410 mm, (sequía y lluvia con déficit higrométrico desde noviembre) con posibilidades de riego. Los suelos son muy fértiles en estas llanuras coluvio-aluviales de los Llanos Occidentales, ubicados en el piedemonte oriental de la Cordillera de los Andes.

La vegetación característica de estas sabanas es el Paspalum fasciculatum y los bosques de galería. Sin embargo esta cobertura vegetal fue casi totalmente renovada (95%) mediante la siembra de pasturas artificiales de pasto alemán (Echinocloa polystachia), pasto Tanner (Brachiaria radicans), estrella (Cynodon plectostachyus), Brachiaria humidicola, Brachiaria decumbens y de pasto elefante (Pennisetum purpureum). Estos pastos son de alta productividad y se riegan por inundación en la época de sequía, por lo cual se mantienen verdes durante todo el año. Se dispone de un sistema de lagunas artificiales construidas sobre el caño de la Reforma, un sistema de compuertas para su manejo hidráulico y de canales paralelos, que permite llevar agua para riego en toda la extensión de la finca, cosa que se aprovecha con la cría de capibaras.

Se practica un sistema intensivo de ganadería, estando sus pastizales sometidos a una intensa carga animal (6.3 bovinos/ha). La superficie ocupada por los cuerpos de agua sobrepasa las 100 ha incluyendo los ensanchamiento del caño, los diques y represas. Se han plantado árboles para la protección de los capibaras y existen numerosos baquesillos (matas) donde sombrea el ganado. Además, la finca Santa María presenta otros cuerpos de agua: El Río Paguey, caño los Bagres, caño El Sagua y caño el Guayabo, adyacentes a los terrenos de cultivo de la finca.

La población de capibaras existente, por inmigración fundamentalmente, es bastante mansa, señal inequívoca de que no existe presión de caza sobre ellos. Por lo cual se consideró como área de colonización por parte de esta especie, dado el poco tiempo en que se efectuaron estas mejoras de infraestructura hidráulica y la siembra de los pastizales (no más de seis años) y corroborado por la estructura de edades de la población de capibaras donde resalta la población de adultos jóvenes y crías de 67% de la población total (Szeplaki, 1991). Los conteos realizados por ese autor mostraron una población abundante en el año 1990. En un primer censo que se realizó sobre 8 Km de recorrido a pie se observaron 111 capibaras, donde existían 33 adultos y 78 jóvenes (71%). Para noviembre de 1991, en una transecta de 21 Km del mismo terraplén del caño de la Reforma, se observaron en el conteo matutino 764 animales y en la tarde 714, cuyo valor promedio 739 se tomó como dato censal. Existiendo 234 adultos, es decir 33%. Sin duda, la inmigración a pastizales de gran calidad forrajera, de mucha abundancia y continua presencia de agua permite acrecentar la manada de capibaras y emprender un programa de utilización comercial a tal fin.

Szeplaki (1991) recomienda que la finca Santa María, con sus tres mil hectáreas de extensión y las condiciones antes señaladas, puede albergar una importante población de capibaras, que de no manejarse adecuadamente puede entrar a competir con la actividad ganadera intensiva de dicha finca y hasta con la agricultura. Manejar la población creciente de capibaras, dadas las condiciones excepcionales de hábitat que posee por su infraestructura, manejo de aguas y la presencia de abundantes pastos todo el año, no podrá ser realizado como actividad de manejo extensivo, por lo contrario debe hacerse una explotación de manejo intensivo. Por lo que se puede alcanzar en las condiciones actuales animales de mayor peso y en menos tiempo que en las fincas de producción comercial del capibara que funcionan en Apure (El Frío, El Cedral, etc.) en condiciones extensivas. Esta finca tiene un nero de hembras con dos partos al año superior al reportado en Apure, una tasa de mortalidad de recién nacidos significativamente menor a los reportados en Apure y un mayor número de crías por parto, al menos en la población actual. Se estima que dado el tamaño de la finca y el alto volumen de animales no adultos observados se puede duplicar anualmente el tamaño de la población de capibaras mediante la colonización de los otros cuerpos de agua existentes. También pueden presentarse algunos inconvenientes de migración fuera de la finca y posible sobrepastoreo en los potreros y lugares adyacentes a los caños y diques, con la consiguiente competencia por el recurso pastizal con el ganado vacuno. Actualmente la población de capibaras de esta finca es baja, pero se debe tener cuidado de que no aumente de manera descontrolada por medio de cosecha adecuadamente programadas.

Para ello debe realizarse el censo de toda la población de capibaras, a fin de inscribirse en el registro de Profauna-Ministerio del Ambiente, para participar en el programa de aprovechamiento comercial.

Existen muchas fincas con condiciones parecidas a ésta. Sin embargo, existe una limitante legal: estos nuevos sistemas intensivos, donde los parámetros de cosecha son mucho mayores a los encontrados en la explotación extensiva de la sabana inundable, no tienen un trato especial, ya que sólo se les permite extraer 30% de la población censada como máximo. Esta parámetro está muy por debajo del potencial actual de explotación. Otro detalle es el sistema de matanza, ya que no puede implementarse el que tradicionalmente se realiza en condiciones de sabana abierta, extensiva. En estas se utiliza el rifle como dispositivo de cosecha. Además requieren hacerlo durante todo el año y en especial de manera muy selectiva, sacrificando machos preferencialmente con la posible distorsión de la población que será mucho más dinámica en términos de jóvenes producidos por el rebaño. Por último, la sombra o áreas de resguardo para las familias o grupos de hembras en período de parto y postparto es indispensable, por lo que han empezado a plantar árboles y arbustos.

6.1.3 Programa de Desarrollo (Apure, Venezuela)

La Corporación de Desarrollo del Suroeste (CORPOSUROESTE), emprendió un programa de desarrollo de la cría del capibara considerando las potencialidades ofrecidas por la porción Occidental del Estado Apure, donde hay más de un millón de hectáreas, que presentan condiciones ambientales ideales para el desarrollo natural semi-intensivo del capibara.

Existen tres condiciones agroecológicas que motivan tal programa: 1) la inundación anual que dura de cinco a ocho meses; 2) la ubicación de áreas como Bajios y Esteros, que permite conservar aguas y por lo tanto buenos pastos (Hymenachne amplexicaulis y Leersia hexandra) durante casi todo el año; y 3) la presencia de árboles y arbustos en calzadas y bancos altos, lo cual permite al capibara guarecerse en las condiciones extremas de sequía e inundación.

Tomando en cuenta que éstas constituyen limitaciones para la ganadería y agricultura tradicional, las cuales son ventajas para la explotación del capibara, y no existiendo la posibilidad económica ni física de un drenaje de estas 500.000 hectáreas; además de la potencialidad existente para la cría semi-intensiva y la popularidad del capibara que tiene esta región, la CORPOSUROESTE elaboró el programa de explotación integral del capibara (Fumo et al., 1987). Primero se establecieron los requisitos para los productores interesados en la explotación del capibara, quienes tienen que cumplirlos para poder optar al crédito que la banca comercial dispuso a este programa. Dichos requisitos son:

Se planificó tal operación con unos treinta productores de la zona que tenían interés y poseían estos requisitos.

Las unidades de explotación se inician con 150 hembras, 15 machos. Para el tercer año se estabiliza el rebaño en 362 adultos. Teniendo que vender animales al inicio del verano para mantener la carga animal estimada de 3 capibaras/ha en los meses secos. En el cuadro 17, se contempla el movimiento del rebaño propuesto y allí se puede comprobar la bondad de tal explotación.

Su manejo es simple: en los 200 has destinadas al capibara pastan exclusivamente éstos, excluyendo al vacuno mediante la dotación de cercas con malla de hasta 0.65 m de altura y el resto de alambre de púas (lo cual representa la mayor inversión), el total a cercar es 6 km por finca, lo que representa el 60% de la inversión. Con respecto a la mano de obra, es necesario establecer una vigilancia constante y alimentar con melaza y sales minerales en comederos ubicados en sitios en sitios estratégicos para la observación del rebaño y su amansamiento.

El proyecto contempla la venta de carne fresca, por lo tanto se requiere la construcción de un matadero cooperativa de los ganaderos involucrados, con refrigeración y almacenamiento para comercializar las canales que las fábricas de embutidos y charcuteros irían a comprar. Sin duda, este aspecto está asegurado, porque los industriales de la salchicha, salami y jamones, etc. fueron muy receptivos y ofrecieron comprar toda la producción, pues les permite en sus industrias reciclar gran cantidad de cerdos muy gordos los cuales les producen perdidas; mezclando estas carnes con las de capibaras, que son magras y le permiten recuperarse de esas perdidas.

El programa funcionó durante los años iniciales, pero falló debido a las elevadas tasas de interés de los créditos, que aunque por ley debían estar 10% por debajo de la tasa comercial, la crisis generada por la deuda externa, las llevó a límites incompatibles con la inversión agrícola, a pesar de una rentabilidad calculada de 35%. Sólo quedan en la actualidad tres productores en el programa, que por haber pagado sus créditos a tiempo no han sufrido tal inconveniente.

Otro de los problemas suscitados, al igual que en el caso anterior, fue lo relativo a las tasas de extracción autorizadas oficialmente. Los permisos de explotación comercial sólo contemplan explotaciones extensivas. A pesar de las promesas y negociaciones previas al lanzamiento del programa, donde se planteó esta situación al Ministerio del Ambiente, la misma no fue resuelta y sólo permiten hasta ahora una tasa de extracción anual del 30% del rebaño. Lo que es incompatible con un rendimiento económico de este tipo de explotación semi-intensiva, como pudo verse en el cuadro 17 de los resultados del cuarto año de funcionamiento.

Hasta que este problema no se solvente, modificando la ley, no se podrán implementar criaderos intensivos donde se pueda explotar zootécnicamente un recurso, que dejó de ser fauna silvestre para convertirse en un nuevo animal doméstico.

Existen numerosos ejemplos de utilización de este recurso en diferentes países sudamericanos. A continuación se analizan algunos de ellos.

CUADRO 17
Movimiento del Rebaño

 ADULTOSJOVENESCRIASVENTASE*. CAP.
 HMHMHMHMH
Rebaño Inicial15015       
Natalidad    270270   
Mortalidad81  4141   
Saldo14214  239239   
Traspaso  239239     
Final ler. año14214239239    395
Natalidad    255255   
Mortalidad7112123838   
Saldo13513227227217217   
          
Traspaso22722217217     
Final 2do. año36235217217   205614
Natalidad    651651   
Mortalidad18211119898   
Saldo34433206206553553   
          
Traspaso182       
Final 3er. año36235217217  524540614
Natalidad    651651   
Mortalidad18211119898   
Saldo34433206206553553   
          
Traspaso182       
Final 4to. año36235217217 524540 614

* E. = efectivo capibara

6.1.4 Finca Nhumirim (Pantanal, Mato Grosso, Brasil).

Ahlo et al. (1987a) trabajaron en el Pantanal (Mat2o Grosso), que ocupa en Brasil un área aproximada de 140.000 Km2 y es una región plana, ligeramente ondulada, a unos 100 m sobre el nivel del mar, llanura de inundación periódica, producto del desplazamiento del rió Paraguai. La hacienda Nhumirim se localiza a 150 km al este de Corumbá, estado de Mato Grosso do Sul y posee 4,310 ha de pastizales inundados durante 5 a 8 meses del año, desde unos pocos centímetros hasta un metro en el período de lluvias. Los pastizales típicos en estas áreas del Pantanal de Nhecolandia son paracidos en composición botánica a las sábanas inundables del resto de Sudamérica. Además, está poblada de numerosos arbustos y palmeras típicas de esta región.

Sin embargo, la mayor parte de esta hacienda está cubierta por la selva caducifolia, manchas de cerrado y vegetación arbustiva dispersa, que cubre aproximadamente 50% del total. Cerca de 26% del área esta cubierta por agua en el período de lluvias y sólo 24% son campos inundables cubiertos de gramíneas, tanto acuáticas como semiacuáticas, lo que reduce la disponibilidad de pasturas durante la época de lluvias.

El número total de animales fue de 326, de los cuales había 166 hembras adultas, 70 machos adultos, 32 adultos jóvenes y 57 crías. En esas condiciones las densidades fueron de 0.07 a 0.69 capibaras/ha, siendo el promedio general 0.14 con 545 animales contados. La tasa de mortalidad fue de 26%, observandose la mayor mortalidad durante el período de lluvias.

Los grupos sociales variaron con las estaciones de sequía y lluvia, siendo menores de mayo a diciembre con una media de 6.1 y de enero a abril 4.6. Durante estos períodos los capibaras cambian de dieta como resultado de los cambios estacionales de producción del pastizal.

Alho et al. (1987b) establece las estrategias de manejo para esta hacienda de la siguiente manera:

  1. Utilizar una tasa de extracción del 30% en las áreas controladas, donde los poblaciones estén con densidades elevadas o hayan sido levantadas mediante censos demográficos.

  2. Usar una cuota de utilización y los datos del censo para conseguir una relación de equilibrio entre la tasa de extracción, duración de la estación de matanza y viabilidad comercial.

  3. Desarrollar técnicas o métodos para controlar los daños causados por los capibaras en los cultivos de la finca y minimizar los reclamos de los hacendados colindantes.

Otras propuestas hechas por este grupo de trabajo demuestra que sólo mediante un estudio continuo y un seguimiento científico de proyecto es que se podrá justificar y afianzar tal programa en el Pantanal.

Existía para la misma área un proyecto para el aprovechamiento del capibara en la zona del alto Paraguai en el Mato Grosso, Negret (1979). También Da Silva Sá (1978), con el patrocinio de la Fundación de Amparo y Desarrollo de la Investigación (FADESP), propone la cría del capibara como recurso amazónico para su explotación en el Estado de Pará (Amazonia brasilera).

En la misión organizada por la F.A.O. (González Jiménez y Ojasti (1987) al norte Argentino, donde se visitaron numerosas haciendas interesadas en promover la cría extensiva del capibara, en las provincias de Entre Ríos, Corrientes, Rosario y Misiones, se pudo constatar amplias posibilidades de desarrollo de este recurso en ese país.

Igualmente en Bolivia existe interés entre algunos ganaderos de la región del Beni por implementar en sus haciendas algún sistema extensivo de utilización de este recurso faunístico, dada la proliferación del capibara en sus campos y donde además existe demanda por su carne.

6.2 La cria del capibara como animal doméstico

Existen, como se ha visto, alternativas diferentes para la utilización del alto potencial que tiene el capibara para producir carne y cueros. Se han diseñado diferentes estrategias para el aprovechamiento de esta especie tanto en condiciones naturales de animal silvestre, mediante la cacería, como por una explotación racional con matanza controlada (Game cropping). También se debe hablar ahora de su cría como animal zootécnico, pues su elevado potencial biológico debe ser bien utilizado. En la figura 6 (Parra, 1987) se establece que las especies animales en avanzado estado de domesticación, como el capibara, deben introducirse dentro de un sistema avanzado de producción moderna.

Ojasti (1989), en su obra sobre la utilización de la fauna latinoamericana, dice “La cría del capibara en cautiverio se vislumbra prometedora y aconsejable; su versatilidad y carácter grupal, su tolerancia a altas densidades, su rápida adaptabilidad al confinamiento, la precocidad de sus crías y la alta sobrevivencia y rusticidad facilitan en suma su manejo”.

Figura 6

Alternativas de utilización de la población animal

Figura 6

El mismo autor nota la posibilidad de industrialización de sus carnes y cueros. Un suministro continuo del producto solo se puede asegurar por medio de una explotaciôn más intensiva, ya que con la consecha de las poblaciones naturales en la estación seca solamente se cubren las necesidades de un pequeño período del año.

6.2.1 Instituto de Producción Animal (Maracay, Venezuela)

Parra et al. (1978), con un rebaño de 20 hembras y 5 machos capturados en el hato El Frío inició en 1973 un estudio. El manejo implementado fue mantener grupos de cinco hembras y un macho adulto, la separación en corrales se realizó con cercas de malla metálica de 1.5 m de altura. Cada corral tiene una superficie de 120 m2 con 20% de área techada y tanquillas de agua para el baño de los animales. Se les suministra una ración de pasto cortado (Pennisetum purpureum) y un alimento concentrado (15% de proteína cruda) en proporciones aproximadas de 70 a 30% de la materia seca de la ración total, respectivamente.

El manejo del rebaño establece que un mes antes del parto las hembras gestantes sean separadas del grupo y colocadas en corrales individuales de 20 m2 de superficie, con techo y agua, que hacen la función de parideros. A las cinco semanas después del parto como máximo se destetan las crías, y se integran a los grupos de juveniles. Las madres vuelven al corral de reproductores.

Todos los animales son identificados mediante marcas en las orejas y tatuaje en la piel interna del muslo, para poder llevar los registros de: peso al nacimiento, número de crías/parto, peso de las madres, intervalos entre partos y ganancia de peso. Los animales destetados son generalmente utilizados para otros experimentos: reproducción, alimentación, comportamiento, sanidad, etc. y también como reemplazos del rebaño de reproductores.

Los resultados obtenidos en cuanto a crecimiento se reportan en el cuadro 18, en el cual se suministran los datos obtenidos en función de las diferentes raciones utilizadas. En general los animales pequeños muestran tasas de ganancia diaria mayores y una mayor eficiencia de conversión alimenticia (Cuadro 19) que los de mayor edad.

El amplio rango en la ganancia diaria de peso que expresan estos animales, dentro de cada una de las raciones estudiadas, sugiere la existencia de una marcada variabilidad genética que nos induce a pensar que debe ser emprendida una selección por crecimiento.

En uno de los ensayos de alimentación realizado por Parra (1976) con capibaras de ambos sexos, cuyo peso inicial se situó en 11 ± 2.6 kg, no se observaron diferencias entre machos y hembras hasta alcanzar pesos de 25 kg. Los machos crecieron 90 ± 21 y las hembras 85 ± 24 g/día con pasto de corte y alimento concentrado (70:30). Con tasas de crecimiento de este orden se puede alcanzar los pesos de mercado (35 kg) en menos de un año.

CUADRO 18
TASA DE CRECIMIENTO

AUTORPERIODOGANANCIA
(g/dia)
RANGO
(g/dia)
 DIETA
Parra, 19764–10 meses87.447–129 70% Pasto (a)
30% Conc.-1
      
Parra, et al. 197715–20 Kg120.497–113 60% Pasto
40% Conc.-1
      
Parra, et al. 197721–27 Kg83.974–105 60% Pasto
40% Conc.-1
      
Parra, et al. 197714–21 Kg127.2111–138 50% Pasto
50% Conc.-2
      
Parra, et al. 197722–27 Kg89.375–96   50% Pasto
50% Conc.-2
      
Parra, et al. 197716–19 Kg40.621–54 100% Pasto

(a) Pasto Elefante (7 semanas de edad).
1 Concentrado (14% Proteína cruda).
2 Concentrado (18% Proteína cruda).

CUADRO 19
Eficiencia de conversión alimenticia
(Kg de alimento seco/kg de aumento de peso)

RACIONTAMAÑO DEL ANIMAL
15–20 Kg20–25 KgPROMEDIO
Forraje+Conc-1 (60+40%)5.90a8.88b7.39
Forraje+Conc-2 (50+50%)5.96a9.12b7.54
Forraje (100%)15.12a23.80b19.46

Forraje: Pasto Elefante (Pennisetum purpurcum), 7 semanas de edad.

Conc-1: Concentrado (18% Proteína cruda).

Conc-2: Concentrado (14% Proteína cruda).

a,b: Letras distintas en la misma fila, indican valores significativamente diferentes (P < 0.05)

Los estudios en nutrición y fisiología digestiva realizados (González Jiménez y Parra, 1972; Parra et al., 1972; González Jiménez et al., 1975, 1976, 1977; Escobar et al., 1972; y González Jiménez, 1977) muestran que los capibaras pueden utilizar los alimentos fibrosos tan eficientemente como los rumiantes, que tienen un consumo muy similar a los rumiantes y una conversión alimenticia muy parecida a los animales domésticos (Cuadro 20).

CUADRO 20
Consumo, ganancia diaria de peso y conversión alimenticia en capibaras y ovinos

Alimento1CapibarasOvinos
% forraje en b.s.DIVMOConsumo % PVGanancia g/díaConversión2 AlimenticiaConsumo % PVGanancia g/díaConversión Alimenticia
10047.43.43a22.7a22.8a3.23a24.3a24.2a
6560.54.05a93.0a9.1a4.11a70.2b8.7a
5364.83.08a92.4a10.0b3.57a102.2a8.3a

DIVMO: Digestabilidad in vitro de la materia orgánica.

PV: Peso Vivo

1: Pennisetum purpureum y concentrado (14% proteína cruda).

a.b.: Distintas letras en la misma fila, indican valores significativamente diferente. (P<0.05)

2: Kg de alimento seco (forraje + concentrado)/1 Kg aumento de peso.

La reproducción fue controlada efectivamente para establecer las políticas de manejo del rebaño (separación un mes antes del parto). La distribución de los partos muestra un carácter bimodal, se concentran durante los meses de abril, mayo y junio, luego noviembre, diciembre y enero. Esto coincide con el inicio de las lluvias, el inicio de la sequía y se corresponde con lo observado por Ojasti (1973) en condiciones naturales.

Los parámetros reproductivos conseguidos son consignados en el cuadro 21 y muestran que esta especie animal se reproduce con facilidad en confinamiento y que además posee un elevado potencial reproductivo. Una madre puede producir dos camadas por año, equivalente a ocho crías, lo cual es solamente la mitad del máximo registrado (16 crías/madre/año).

Si se comparan con los índices reproductivos de los herbívoros domésticos, aun en cría intensiva, es obvio que éstos no pueden alcanzar el alto potencial reproductivo que expresa el capibara, que aparentemente, es el herbívoro con mayor capacidad reproductiva en comparación a otros de peso similar o superior (Parra 1978).

Considerando conjuntamente el crecimiento y la reproducción se puede concluir que cada madre produce entre 165 y 190 kg de peso vivo de crías con peso de mercado de 35 kg por año, suponiendo una mortalidad a 5 a 15%. Esta cifra por si sola resalta el alto potencial biológico de esta especie para su domesticación.

En cuanto al comportamiento en condiciones de cría intensiva, el capibara demostró sus ventajas como son: la conformación de grupos sociales con una estructura jerarquizada; macho dominante afiliado a un grupo de hembras; promiscuidad; rápida adaptación a la presencia del hombre y significativa respuesta al amansamiento; alta precocidad de las crías, baja mortalidad al destete y facilidad de formación de grupos al destete. Estas características facilitan en general su manejo.

Sin embargo, se observaron algunos problemas, tales como: alta mortalidad perinatal debido a partos prematuros, abortos y filicidio (de un total de 112 nacimientos se registraron 48 muertes en las 24 horas siguientes al parto, es decir 44%).

Esta alta mortalidad en buena parte se explica por la falta de conocimiento en el manejo de la madre gestante. La formación de grupos adultos muy cerrados dificulta el manejo, a tal punto que estos rechazan a los animales que se incorporan.

Los endoparásitos presentan un problema a tomar en cuenta, pero con los antihelminticos modernos es fácil su control.

La sarna, por el contrario, sí es un problema grave ya que se disemina con mucha rapidez si no se controla a tiempo. Se realizaron muchas prácticas, ninguna con efectividad suficiente como para descartar este problema que sigue sin solución.

Algunas de las limitantes de este sistema, sin duda alguna, lo constituye la construcción de instalaciones tan costosas, el alto requerimiento de agua para las tanquillas, su frecuente renovación asi como la disposición de aguas negras.

Otra limitante es el alto costo de la mano de obra, por lo cual el sistema sólo podría funcionar en casos de disponer de mano de obra familiar.

Existen numerosas propuestas y trabajos para la cría en cautiverio, una de las primeras fue la de Cruz (1974), presentado en el Primer Seminario Colombo-Venezolano sobre la cría de capibaras y babas, otras han sido las de Piccini et al., 1971; Cortés Saad, 1972; Fuerbringer (1974); Da Silva Sá (1986) y Vietmeyer (1991).

6.2.2 Centro Interdepartamental de Zootécnica y Biología de Animales Silvestres (Piracicaba, Brasil).

Sin duda el experimento de cría en confinamiento más importante hoy en día es el de Lavorenti (1989) que adelanta en el Centro Interdepartamental de Zootecnia e Biología de Animales Silvestres, Piracicaba, Brasil. Este ha sido el programa más ambicioso hasta ahora emprendido sobre la domesticación y mejoramiento genético del capibara.

Las instalaciones construidas como una unidad intensiva son extremadamente amplias, bien planificadas y comprenden todo lo necesario para llevar a cabo tan importante desarrollo (Fotografías 9 y 10).

Fotografía 9

Fotografía 9. Alimentación con forrajes de corte en Piracicaba, Brazil

Fotografía 10

Fotografía 10. Instalaciones para capibaras en Piracicaba, Brazil

Los resultados de tres años de trabajo son presentados en el cuadro 21, donde se nota la elevada mortalidad tanto perinatal como antes del destete. Indudablemente, éste es un problema grave que debe resolverse. Otro inconveniente evidenciado en el análisis de los datos son los intervalos de parto muy prolongados, 283 días. Lo cual demuestra que no existe un manejo reproductivo adecuado, pues conociendo el período de gestación y el destete precoz no se requieren más de 180 días y en este caso más de 100 días se pierden para la reproducción. También parece extraño que si la hembra alcanza la pubertad a los 10 meses, haya que esperar más de dos años para la monta; de allí que la edad al primer parto se extienda a 790 días, lo que influye enormemente en los resultados tanto biológicos como económicos.

Sin embargo, se considera que es el programa más completo desarrollado hasta ahora en Sudamerica sobre este aspecto.

CUADRO 21
Resultados reproductivos (3 años) del Capibara Centro de Investigaciones Zootecnicas. Piracicaba (Brasil)

  INTERVALOS
No. de Camadas  115 
No. total de Crías  415 
Camada promedio      3,61–8
Peso a los 3d (g)2086790–3400
Mortalidad perinatal (% total)    25,1 
Mortalidad al destete    30,0 
Mortalidad del destete a 1 año    15,1 
Edad del primer parto (d)  790,0 
Intervalos de partos promedio  283,0150–617

Fuente original: CIZBAS - U.S.P.
Lavorenti (1989)


Página precedente Inicěo de página Página siguiente