La encefalopatía esponjiforme bovina (EEB) es una enfermedad degenerativa del sistema nervioso central que afecta al ganado y es casi siempre mortal. Se identificó por primera vez en el Reino Unido en 1986 y una mayoría abrumadora de los casos registrados desde entonces se dieron allí. Las primeras respuestas en materia de políticas tenían por objeto luchar contra la propagación de la enfermedad y después erradicarla. Los hechos, sin embargo, tomaron un giro imprevisto cuando el 20 de marzo de 1996 el Gobierno del Reino Unido (RU) anunció que la exposición a la EEB era la explicación más plausible de la muerte de diez individuos relativamente jóvenes afectados de una nueva variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (ECJ), una encefalopatía observada en seres humanos.
La posibilidad de una relación entre la variante EJC y la EEB provocó una fuerte reacción en los consumidores, y la demanda de carne descendió en un 70 por ciento en los estados miembros de la CE a continuación del anuncio. En la mayoría de los casos, la demanda se desplazó hacia otras categorías de carnes. Dichas reacciones se tradujeron en un pronunciado descenso de los precios del ganado y un fortalecimiento concomitante de los precios de las aves de corral y, en particular, de los cerdos (véanse los gráficos).
El Gobierno del Reino Unido y la CE anunciaron inmediatamente la aplicación de una nueva serie de medidas que culminaron en la prohibición de las exportaciones de ganado, carne y productos derivados de la carne (entre ellos la gelatina, sebo y semen) del Reino Unido a los otros miembros de la CE y países extracomunitarios. En mayo el gobierno británico empezó a sacrificar animales nacidos entre 1990 y 1993, que se consideraban en mayor riesgo. Aunque no se ha demostrado que exista un vínculo entre la variante ECJ y la EEB, la confianza de los consumidores sobre la seguridad de la carne sufrió un serio revés, no sólo en la CE sino también en otras partes del mundo.
Dadas las incertidumbres que rodean la crisis de la EEB, es demasiado pronto para determinar qué es lo que ocurrirá a corto y largo plazo en la CE y en los mercados internacionales de carne y de piensos. Una evaluación exhaustiva, sin embargo, tiene que tener en cuenta no sólo la sustitución sino también los efectos generales de la pérdida de confianza del consumidor, que podría prolongarse durante un tiempo bastante largo si llegara a demostrarse que existe un vínculo entre la variante ECJ y la EEB.