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Capítulo 17. África del Sur


Figura 17-1. África del Sur: mapa de la cubierta forestal

1. Angola

2. Botswana

3. Lesotho

4. Madagascar

5. Malawi

6. Mozambique

7. Namibia

8. Sudáfrica

9. Swazilandia

10. Zambia

11. Zimbabwe

12. Santa Elena (no se indica)

Esta subregión limita al este con el Océano Índico y al sur con la cuenca de los océanos Atlántico e Índico y comprende los países siguientes: Angola, Botswana, Lesotho, Madagascar, Malawi, Mozambique, Namibia, Santa Elena, Sudáfrica, Swazilandia, Zambia y Zimbabwe[32]. La superficie total asciende a 6.49 millones de Km2, de los cuales una parte sustancial abarca los ecosistemas del Desierto de Kalahari. A pesar de la extensa área cubierta por este desierto, la cubierta forestal en esta subregión es moderadamente elevada y abarca un 30 por ciento de la totalidad de la superficie de tierra de los países que la integran (Figura 17-1).

El África del sur se caracteriza por condiciones climáticas que varían según la zona de que se trate. En la parte meridional de Sudáfrica el clima es caliente-templado húmedo (Gelgenhuys 1993), y se transforma en un clima subtropical hacia el norte de la región del Cabo, en Lesotho y en el sur de Mozambique y sucesivamente en tropical en el resto de la subregión. En la faja occidental, es decir desde Angola hasta el norte de la región del Cabo, predomina el clima seco del desierto tropical de Kalahari. Asimismo, el régimen de precipitaciones varía enormemente. En promedio, la precipitación anual es muy baja y se limita a unas pocas semanas de lluvia en el área desértica para superar 2 200 mm en las montañas de Tsaratanana en Madagascar (Madagascar ONE 1997) y Gurue y Chimanimani en Mozambique (Centro Mundial de Vigilancia de la Conservación (CMVC). 2000. Las funciones económicas, sociales y ambientales de la cubierta y los recursos forestales son muy diversas según los países. Angola, Madagascar, Mozambique y Zambia poseen la mayor capacidad de producir madera procedente de los bosques naturales, mientras que las condiciones ecológicas de Namibia, Lesotho, Swazilandia, Botswana y Sudáfrica no favorecen la producción maderera a partir de los bosques naturales. En países como Malawi y Zimbabwe, el desmonte con fines agrícolas, o para la obtención de leña, la recolección de latizos, el desarrollo de infraestructura y el pastoreo excesivo de los animales domésticos, ocasionó la eliminación de la mayor parte de los bosques naturales de elevado potencial maderero. El sector forestal sigue constituyendo un vasto reservorio que brinda una amplia gama de bienes y servicios de importancia vital para las poblaciones locales de todos los países. La proporción de personas que en esos países viven en las zonas rurales es aún muy elevada y la población depende en gran medida de los recursos forestales para obtener vivienda, alimentos, energía, material para la construcción, oportunidades de empleo y otros productos para el consumo doméstico y el comercio (Howell y Convery 1999).

A fin de mitigar la falta de cubierta forestal natural en países como Sudáfrica y Swazilandia, se han desplegado esfuerzos considerables para crear y mantener bosques artificiales que actualmente se han vuelto muy productivos.

RECURSOS FORESTALES

Lesotho, Madagascar, Malawi, Mozambique, Namibia y Swazilandia poseen datos relativamente recientes provenientes de estudios forestales nacionales efectuados en el decenio de 1990. El inventario forestal nacional de Mozambique consistió en la actualización del primer inventario preparado en los años ’80. Se trata del inventario más completo por lo que se refiere a los mapas y las estadísticas que contiene y se produjo a partir de inventarios consecutivos realizados a intervalos de diez años. Los datos relativos a Angola, Santa Elena y Zambia se obtuvieron a partir de estudios efectuados en 1983, 1980 y 1978, respectivamente. En los casos de Botswana, Sudáfrica y Zimbabwe no se dispone de información aportada por inventarios nacionales. Por su parte, Lesotho, Malawi y Swazilandia prepararon mapas detallados de sus bosques.

En esta subregión, únicamente Mozambique y Swazilandia cuentan con datos históricos completos y al día, lo que facilita la estimación de la cubierta forestal y las variaciones sufridas correspondientes a 2000. En Botswana, los únicos datos disponibles se derivan del mapa de suelos, que tiene una utilidad limitada para la estimación de la cubierta forestal. Además, la descripción de la vegetación de cada tipo de suelo es poco clara e inexacta (De Wit y Bekker 1990). En Angola, existe información básica acerca de todo el país, pero por lo general se basa en fuentes secundarias imprecisas con un nivel de exactitud muy bajo (Horsten 1983). En Sudáfrica, la información relativa a los bosques naturales es incompleta y abarca tan sólo las clases de vegetación más amplias, incluidas los arbustos y formaciones boscosas, que no es fácil reclasificar en las clases establecidas por la FAO debido a la ausencia de definiciones claras. Dicha información fue producida a partir del Inventario Nacional de Cobertura de Tierra (National Land Cover Survey) (Sudáfrica DWAF 2000), fuente que facilitó además los datos sobre las plantaciones, los cuales incluyen el total de superficies plantadas, su distribución por zonas y especies y el volumen de los diversos productos extraídos.

Namibia y Sudáfrica se sitúan entre los países con la cubierta forestal más reducida de la subregión. Esto se debe a la presencia de zonas extensas del desierto de Kalahari en las que la vegetación leñosa es escasa, siempre que exista. Lesotho y Santa Elena son los países con la cubierta forestal de menores dimensiones. En Lesotho la ausencia de cubierta forestal es el resultado de factores naturales (clima y suelos pobres) desfavorables para el desarrollo de los bosques, aunados al aprovechamiento excesivo por la población de los limitados recursos existentes a fin de obtener leña y material para la construcción, y a la demanda de tierra para destinarla a otros usos (Lesotho Forestry Division 1996).

La cubierta forestal de Angola representa el 36 por ciento de la superficie forestal total de la subregión, seguida por las de Mozambique y Zambia con 16 por ciento cada una (Tabla 17-1). Esos tres países representan cerca del 68 por ciento de la cubierta forestal, mientras que la extensión total de la tierras corresponde tan sólo al 43 por ciento de toda la subregión. A su vez, la cubierta forestal de África del sur, equivale al 30 por ciento de la superficie forestal total del continente africano. Comparada con el mundo la cubierta forestal es de alrededor del 5 por ciento, aunque si en términos de superficie de la tierra esta subregión cubre únicamente el 22 por ciento del total de la superficie de la tierra del África y el 5 por ciento del total de la superficie del mundo.

La extensión de la cubierta forestal natural guarda una estrecha correlación con el nivel de precipitaciones anuales. Los bosques naturales abundan y se desarrollan más en las áreas en las que la precipitación asciende a más de 400 mm al año. Por debajo de este nivel, la vegetación leñosa tiende a consistir más bien en arbustos y matorrales. En la parte oriental de Madagascar, y en menor grado en algunos lugares del norte de Angola, en los que las lluvias son abundantes y frecuentes durante todo el año, suelen hallarse bosques pluviales húmedos y tropicales.

Los bosques también abundan en las regiones tropicales secas en las que predominan bosques claros de miombo, mopane y Acacia. Según Chidumayo (1997) el término “bosque claro” es una designación ecológica de las masas de árboles que se encuentran en zonas relativamente áridas con efectos estacionales pronunciados y características fisionómicas y estructurales diferenciadas. El bosque claro de miombo es el tipo de vegetación más extendido y abarca un área considerable de Angola, Malawi, Mozambique, Zambia y Zimbabwe, y se extiende en el norte hacia la República Unida de Tanzanía y la República Democrática del Congo. Esta área boscosa está dominada por la presencia de árboles de leguminosas pertenecientes a los géneros Brachystegia, Isoberlinia y Julbernardia, que van unidos a otros como Uapaca kirkiana, Acacia spp., Afzelia quanzensis, Pericopsis angolensis, Bauhinia spp., Burkea africana y Combretum spp. Los bosques claros de mopane ocupan zonas en las que imperan temperaturas elevadas y escasas lluvias, desde las provincias de Inhambane y Tete en Mozambique hasta el norte de Namibia y el sur de Angola, así como vastas áreas de Zimbabwe y Botswana. Las principales especies presentes estas formaciones pertenecen a Colophospermum mopane unidas a una amplia variedad de otras especies como Adansonia digitata y Sclerocarya birrea (CMVC 2000). Las áreas boscosas de Acacia suelen estar presentes en diversas partes de la fitoregión zambiana, donde el suelo es adecuado y las lluvias escasas. A lo largo de la costa que se extiende desde Cabo Delgado hasta el Cabo de Buena Esperanza, la vegetación boscosa se caracteriza por bosques costeros cuyas propiedades florísticas, estructurales y fisionómicas difieren de los rasgos que presentan los tipos de bosque claro mencionado anteriormente. (White 1983). En pequeños parches a mayor altitud suelen crecer bosques montanos secos.

Tabla 17-1. África del Sur: recursos forestales y manejo

País/área

Área de la tierra

Área de bosque en 2000

Cambio del área 1990-2000 (total de bosque)

Volumen y biomasa por encima del suelo (total de bosque)

Bosques bajo plan de manejo

Bosques naturales

Plantaciones forestales

Área total de bosques

000 ha

000 ha

000 ha

000 ha

%

ha/cápita

000 ha/año

%

m3/ha

t/ha

000 ha

%

Angola

124 670

69 615

141

69 756

56.0

5.6

-124

-0.2

39

54

-

-

Botswana

56 673

12 426

1

12 427

21.9

7.8

-118

-0.9

45

63

-

-

Lesotho

3 035

0

14

14

0.5

n.s.

n.s.

n.s.

34

34

n.s.

2

Madagascar

58 154

11 378

350

11 727

20.2

0.8

-117

-0.9

114

194

-

-

Malawi

9 409

2 450

112

2 562

27.2

0.2

-71

-2.4

103

143

-

-

Mozambique

78 409

30 551

50

30 601

39.0

1.6

-64

-0.2

25

55

-

-

Namibia

82 329

8 040

0

8 040

9.8

4.7

-73

-0.9

7

12

54*

n.ap.

Santa Elena

31

0

2

2

6.5

0.3

n.s.

n.s.

-

-

-

-

Sudáfrica

121 758

7 363

1 554

8 917

7.3

0.2

-8

-0.1

49

81

828*

n.ap.

Swazilandia

1 721

362

161

522

30.3

0.5

6

1.2

39

115

-

-

Zambia

74 339

31 171

75

31 246

42.0

3.5

-851

-2.4

43

104

-

-

Zimbabwe

38 685

18 899

141

19 040

49.2

1.7

-320

-1.5

40

56

92*

n.ap.

Total de África del Sur

649213

192253

2601

194854

30.0

1.6

-1 741

-0.9

42

72

-

-

Total de África

2978394

641830

8036

649866

21.8

0.8

-5 262

-0.8

72

109

-

-

TOTAL MUNDIAL

13063900

3682722

186733

3869455

29.6

0.6

-9 391

-0.2

100

109

-

-

Fuente: Apéndice 3, Tablas 3, 4, 6, 7 y 9.
*Resultados parciales únicamente. No se dispone de datos nacionales.

Los manglares son comunes a lo largo de las costas de las regiones tropicales con una alta concentración en Mozambique, donde la superficie que abarcan se estimó en 1990 en 396 000 ha (Saket 1994a), y en Madagascar, con un área estimada de 332 000 ha (CMVC 2000) (Tabla 17-1 y la Figura 17-2).

Si se exceptúa a Swazilandia, donde la cubierta forestal ha registrado un cambio positivo en los últimos diez años, todos los restantes países presentan distintas tasas de deforestación. Angola, Mozambique y Sudáfrica registran índices de relativamente bajos (0.2 a 0.1 por ciento al año). Tales niveles dependen de los efectos conjuntos de múltiples factores relacionados con las políticas de desarrollo y conservación, las condiciones ecológicas imperantes, la fragilidad de los ecosistemas y el entorno social (por ejemplo el tamaño y la economía de las poblaciones rurales, las oportunidades de empleo para dichas poblaciones, la intensidad del aprovechamiento, etc.). En Sudáfrica (Sudáfrica DWAF 2000) se reportó que el 46 por ciento de su población vive en el medio rural y 9.2 millones de estos habitantes viven en los bosques y tierras boscosas o en sus cercanías. Cerca del 31 por ciento de la población nacional utiliza la madera como principal fuente de energía. Se reportó además que la comercialización de los productos forestales está en aumento pues un mayor número de personas trata de obtener oportunidades adicionales de ingresos económicos. En Sudáfrica, la deforestación se debe sobre todo a la explotación insostenible de los bosques. En Angola y Mozambique, diversos estudios señalaron un efecto positivo producido en los bosques naturales por la prolongada guerra civil. Esto se explica con el hecho de que áreas forestales de gran extensión se volvieron totalmente inaccesibles por razones de seguridad ya que la población rural huyó hacia asentamientos de grandes dimensiones y corredores seguros, permitiendo así la creación de condiciones propicias para la recuperación de los bosques. Desde que en 1992 se restableció la paz en Mozambique, las señales de deforestación acelerada se han hecho más evidentes en todos los lugares como resultado del regreso de los refugiados a sus propias tierras. En Angola prevalece una distribución desequilibrada de las poblaciones y, si bien la deforestación es muy elevada en algunas zonas seguras, la deforestación no ocurre en las vastas áreas catalogadas como no seguras. (Saket 1994a).

Las tasas de deforestación más elevadas de la subregión se registran en Malawi y Zambia, en los cuales hoy día los bosques se convierten paulatinamente en áreas agrícolas o se destinan al establecimiento de asentamientos (Zambia MENR 1998). En términos absolutos, Malawi registra una pérdida anual de 71 000 ha y Zambia de 851 000 ha. Las pérdida de bosque en Zambia representan casi el 49 por ciento de la deforestación de la subregión, y ello significa que en ese país se pierden 14 veces más bosques por persona que en Malawi. El hecho de que en Malawi la tasa per cápita sea más baja (a pesar de sus bajos niveles de vida) guarda relación con el establecimiento de políticas nacionales de conservación de los recursos naturales que ya escasean en la actualidad (FAO 1999).

El último grupo de países, integrado por Botswana, Madagascar, Namibia y Zimbabwe, registra un nivel de deforestación moderado. En los casos en que ésta se expresa en términos de área afectada, Zimbabwe presenta la tasa más elevada (320 000 ha por año), seguido de Botswana y Madagascar. Si se expresa la deforestación en términos de área por persona, Botswana se sitúa en el primer lugar, con 0.08 ha, seguido de Namibia con 0.05 ha y Zimbabwe con 0.03 ha.

Sudáfrica ha emprendido el mayor programa de plantación, correspondiente a 1 554 000 ha, es decir, el 1.3 por ciento de su superficie total de tierras. Las plantaciones de Swazilandia ascienden a 160 500 ha, esto es el 9.3 por ciento de su superficie terrestre. Madagascar, Angola y Malawi han llevado a cabo una labor moderada en favor de la plantación de árboles, y la mayor parte de las plantaciones forestales de esos países se utiliza con fines industriales como por ejemplo la producción de pulpa de madera.

Por lo que concierne a la biomasa de la madera, Angola abarca casi el 27 por ciento del total de la subregión, seguido de Zambia con el 23 por ciento. Angola, Madagascar, Mozambique y Zambia poseen el 78.1 por ciento de la biomasa mientras que la totalidad de la superficie de tierras corresponde a menos del 52 por ciento de la subregión. Madagascar registra el mayor tonelaje de biomasa por hectárea. También Malawi y Swazilandia muestran un nivel de biomasa por hectárea relativamente alto, gracias a sus plantaciones muy pobladas.

MANEJO Y USOS DE LOS BOSQUES

Lesotho fue el único país de la subregión que aportó a FRA 2000 información respecto de las áreas forestales que se hallan bajo un plan oficial de manejo forestal aprobado para todo el país a nivel nacional (Tabla 17-1). Se obtuvieron datos parciales de otros tres países (Namibia, Sudáfrica y Zimbabwe) relativos al área forestal que a finales de 2000 había obtenido la certificación por terceros. En Sudáfrica, esta área corresponde al 9 por ciento del área forestal total. Madagascar ha reportado 397 000 ha de bosques naturales bajo manejo (Madagascar MEF 1999), aunque no se suministraron datos para el FRA 2000.

Mozambique preparó un primer plan de manejo forestal en 1999 como modelo para una concesión maderera de 45 000 ha. Si bien la aplicación de una política de planificación del manejo de los bosques naturales productivos es un tema de interés nacional reflejado en la legislación revisada recientemente, ésta sigue dependiendo de factores ajenos a la esfera forestal y de una serie de cuestiones de índole práctica (Saket 1999a). La planificación de el manejo forestal que se lleva a cabo en Sudáfrica abarca principalmente las plantaciones (Sudáfrica DWAF 2000). Las tierras boscosas y los bosques naturales en su mayoría siguen sin ningún tipo de manejo. En fecha reciente, Zimbabwe ha dado comienzo a algunas actividades en las tierras boscosas y en 1992 se elaboró una nota técnica sobre el manejo de las tierras boscosas en ese país (Hofstad 1992).

La política de manejo de Zambia está explicada en su plan de acción forestal, en el que se reconoce la necesidad de un manejo forestal sostenible si la nación ha de contener el considerable nivel de deforestación que se registra anualmente, sostener la producción de madera y asegurar la protección de la diversidad biológica y de las cuencas hidrográficas. En Malawi, el consumo anual de leña se estimó (en 1995) en 6.4 millones de metros cúbicos frente un crecimiento anual de 5.3 millones de metros cúbicos, lo que arrojaba un déficit de 1.1 millones de metros cúbicos que debía colmarse recurriendo a las existencias en formación, agotando aún más el recurso (Moyo et al. 1993).

En Sudáfrica, el 95 por ciento de las zonas protegidas no cuenta con inventarios completos de todos los grupos de fauna y flora (Sudáfrica DWAF 2000). De acuerdo con White (1983), los ecosistemas sudafricanos constituyen un reservorio de diversidad biológica e incluyen de 40 a 71 mamíferos, 106 aves, 649 plantas leñosas y 649 plantas herbáceas. El 16 por ciento de los mamíferos y el 13 por ciento de las aves son especies raras y en peligro de extinción (Sudáfrica DWAF 2000). Existen al menos 8 500 especies de plantas en la fitoregión zambiana, de las cuales 4 600 son endémicas, más de 7 000 especies en la fitoregión del Cabo, de las cuales cerca de la mitad son endémicas, 3 500 en la fitoregión de Karoo-Namib, de las cuales más de la mitad son endémicas, 3 000 en la fitoregión de Inhambane-Zanzibar, de las cuales diversos centenares son endémicos y unas 3 000 en la fitoregión de Kalahari-Highveld, de las cuales sólo unas cuantas son endémicas. Los países de África del sur se han reorientado hacia el establecimiento de diversos tipos de áreas protegidas designándolas como parques nacionales, reservas de caza y reservas forestales (White 1983).

Los recursos forestales de los países de esta subregión son en su mayoría de propiedad estatal. En Mozambique, por ejemplo, todas las tierras pertenecen al Estado. Lo mismo sucede en Zambia y Angola. En los demás países, el sector privado tiene acceso restringido a la propiedad de los recursos forestales (Saket, 1994a).

Debido a un clima que se caracteriza en casi toda la región por la presencia de una estación seca y una estación húmeda pronunciadas, temperaturas elevadas así como por una baja humedad del aire y frecuentes sequías, la vegetación consiste en bosques caducifolios abiertos o con una cubierta de copas relativamente densa, y matorrales o arbustos con un abundantes estrato herbáceo. La prolongada estación seca, la pérdida de follaje de los árboles y la acumulación de una gran cantidad de material seco en el terreno formado por hojarasca, hierba seca, ramas secas caídas crean condiciones óptimas para que cada año entre mayo y octubre se den incendios intensos. En Mozambique, por ejemplo, cada año el 40 por ciento del país se ve azotado por incendios y más del 80 por ciento de la superficie afectada es boscosa (Saket, 1999b). Si se quema un promedio de 7 toneladas por hectáreas de biomasa seca (hojarasca, grama y ramas secas), el total de biomasa que el fuego consume sólo en Mozambique asciende a unos 157 millones de toneladas (CMVC 2000).

Figura 17-2. África del Sur: área de bosque natural y plantaciones forestales en 2000 y variaciones netas del área entre 1990 y 2000

Los incendios forestales son causados principalmente por acciones humanas con diferentes objetivos, como mejorar la visibilidad para la caza, facilitar la explotación maderera, desbrozar la tierra con fines agrícolas, proteger las viviendas, abrir las tierras para crear asentamientos y producir carbón vegetal. Pero en ocasiones, las personas los desatan sin una razón aparente. Asimismo, con frecuencia los incendios se ocasionan durante la recolección de la miel o para cocinar, o son producidos accidentalmente por los cigarrillos. Los incendios forestales por causas naturales (p. ej. los rayos) son raros.

CONCLUSIONES Y TEMAS

Las estimaciones de la cubierta forestal y de sus cambios en los países de África del sur no fue una tarea sencilla, pues las definiciones de bosques y árboles y los sistemas de clasificación nacionales eran muy diferentes de los utilizados en el FRA 2000. Sin embargo, la estrecha colaboración con esos países permitió a los expertos locales trabajar junto con el equipo del FRA en la reclasificación de la vegetación, los usos de la tierra y las clases de cubierta de tierra definidos por cada país en el sistema mundial de clasificación.

La calidad de la información relativa al estado de la cubierta forestal del África del sur está determinada por la importancia económica, social y ecológica de los recursos. En los países en los que los bosques naturales no producen madera y en que las políticas nacionales otorgan una baja prioridad a este subsector, se dispone de escasa información. En algunos países, los datos existentes a menudo se obtienen gracias a la labor cartográfica realizada respecto de los usos de la tierra, los suelos y otros aspectos, que presta poca atención a la cubierta forestal. Además, el bajo potencial maderero de los bosques de esta subregión, frente a los bosques pluviales tropicales, también contribuye a la escasez de información actualizada, incluso en los países más boscosos. Mozambique es el único país de la subregión que ha llevado a cabo satisfactoriamente dos inventarios nacionales consecutivos en los decenios de 1980 y 1990, si bien aún no se ha programado su ulterior puesta al día. En unos cuantos países, algunos proyectos en materia de desarrollo de la vida silvestre permitieron producir información acerca de los bosques en el contexto de los límites de las áreas protegidas abarcadas.

Según se ha informado, el desbroce de la tierra con fines agrícolas, los incendios y la explotación excesiva para obtener leña y madera son las principales causas de deforestación en todos los países. Además, Zambia registra la tasa más alta de deforestación. En Mozambique, la presión que se ejerce en los recursos está aumentando desde que los refugiados regresaron al país tras el restablecimiento de la paz en 1992. La legislación forestal por lo general no está actualizada y su aplicación práctica sigue siendo muy limitada en muchos países debido a múltiples razones, como la falta de fondos operacionales, la insuficiencia de personal, la escasa capacitación del personal técnico y sistemas normativos deficientes (Saket 1999b).

El sobrepastoreo es una práctica muy difusa, lo que trae como consecuencia la erosión del suelo y la desertificación en amplias áreas de la subregión donde las lluvias son escasas y están distribuidas durante el año en forma irregular. En los países en los que la madera se explota con arreglo a licencias para especies y cantidades determinadas sin prever la ejecución de prácticas silvícolas adecuadas, se ha ocasionado una severa degradación de los bosques y hasta se les ha desprovisto de algunas de las especies de mayor valor, afectando así gravemente a su diversidad biológica (Saket 1994a; Saket 1999b). En algunas zonas, la deforestación y degradación de los bosques naturales pueden atribuirse a la demanda internacional de madera tropical y a la creciente demanda de leña. Actualmente, la pérdida de cubierta forestal contribuye a la erosión del suelo, ocasionando la contaminación de las aguas y el aterramiento de los ríos y las represas.

BIBLIOGRAFÍA

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Zambia. Ministry of Environment and Natural Resources (MENR). 1998. Zambia forestry action plan, volume 1 - Executive summary. Lusaka, MENR.


[32] Para más detalles sobre cada país véase www.fao.org/forestry

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