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Capítulo 28. Europa del Norte


Figura 28-1. Europa del Norte: mapa de la cubierta forestal

1. Estonia

2. Finlandia

3. Islandia

4. Letonia

5. Lituania

6. Noruega

7. Suecia

La subregión de Europa del Norte comprende los países nórdicos de Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia, así como los países bálticos de Estonia, Letonia y Lituania (Figura 28-1).[43] La superficie total de tierras asciende a 129 millones de hectáreas, la mitad de las cuales están clasificadas como bosques (esto es, 65 millones de hectáreas) según el FRA 2000. La región abarca una gran variedad de zonas climáticas, desde la zona polar en las zonas septentrionales más altas hasta la zona caliente-templada húmeda del sureste, y la zona continental en el este. El régimen de precipitaciones es variable y oscila entre 300 y 3 000 mm al año, de acuerdo con la zona de que se trate.

Los espacios de vegetación más representativos incluyen la zona alpina, subalpina, boreal, boreo-nemoral y nemoral. La mayoría de los bosques son de coníferas, y en ellos predomina el pino silvestre (Pinus sylvestris) y el abeto rojo (Picea abies), a menudo mezclados con árboles de latifoliadas como el abedul (Betula spp.) y el álamo temblón (Populus tremula). En la zona subalpina prevalece el alerce, mientras que en la zona nemoral el roble (Quercus spp.), la haya (Fagus sylvatica), el carpe (Carpinus betulus), el fresno (Fraxinus excelsior) y otras latifoliadas integran la vegetación arbórea natural.

Por tradición, la silvicultura ha desempeñado un papel fundamental en las economías de Suecia, Finlandia y Noruega. Así, por ejemplo, en 1999 el valor de las exportaciones procedentes del sector forestal ascendieron en Suecia a US$9 700 millones, y en Finlandia a US$10 900 millones (Suecia NBF 2001). Las exportaciones de madera de los países bálticos han experimentado un drástico incremento tras la consecución de su independencia en los primeros años del decenio de 1990, y gran parte de esa madera se destina a Finlandia y Suecia. Al mismo tiempo, en los últimos años los países bálticos han aumentado su capacidad en materia industrial y actualmente cuentan con la posibilidad de aprovechar cantidades cada vez mayores de sus propios recursos naturales.

RECURSOS FORESTALES

Por regla general, muchos países de esta subregión han llevado a cabo una eficaz manejo de sus recursos forestales. Como muestra de esto, puede indicarse el incremento de la superficie forestal y del volumen de madera que se ha registrado en Suecia, Noruega y Finlandia desde que se realizara el primer inventario en el decenio de 1920 (CEPE/FAO. 2000. Forest resources of Europe, CIS, North America, Australia, Japan and New Zealand: contribution to the global Forest Resources Assessment 2000. Geneva Timber and Forest Study Papers 17. Nueva York y Ginebra, Naciones Unidas. www.unece.org/trade/timber/fra/pdf/contents.htm. Finlandia. Finnish Forest Research Institute 2001; Suecia. Department of Forest Resource Management and Geomatics 2001; Noruega. Norwegian Institute of Land Inventory 2001). Tras haber finalizado la Segunda Guerra Mundial, en los países bálticos se registró un incremento de los bosques (Lituania. Department of Forests and Protected Areas, Ministry of Environment 2001), ya que muchas fincas fueron abandonadas y convertidas en bosques. En el curso del último decenio ha aumentado la superficie general de bosques de la subregión (Tabla 28-1). Sin embargo, se ha alcanzado un punto de equilibrio entre la forestación y la expansión natural de los bosques en tierras que en el pasado se destinaban a la agricultura, y la pérdida de bosques a causa del crecimiento urbano, la expansión de las carreteras y otra infraestructura en tierras que solían estar arboladas. En Suecia, los resultados preliminares arrojados por una evaluación de la política forestal del país (Suecia NBF 2001b) indican que el área forestal puede incluso haber disminuido en cierta medida en los dos últimos decenios.

Tabla 28-1. Europa del Norte: recursos forestales y manejo

País/área

Área de la tierra

Área de bosque en 2000

Cambio del área 1990-2000 (total de bosque)

Volumen y biomasa por encima del suelo (total de bosque)

Bosques bajo plan de manejo

Bosques naturales

Plantaciones forestales

Área total de bosques

000 ha

000 ha

000 ha

000 ha

%

ha/cápita

000 ha/año

%

m3/ha

t/ha

000 ha

%

Estonia

4 227

1 755

305

2 060

48.7

1.5

13

0.6

156

85

1 125

55

Finlandia

30 459

21 935


21 935

72.0

4.2

8

n.s.

89

50

21 900

100

Islandia

10 025

19

12

31

0.3

0.1

1

2.2

27

17

13

42

Letonia

6 205

2 780

143

2 923

47.1

1.2

13

0.4

174

93

2 923

100

Lituania

6 258

1 710

284

1 994

31.9

0.5

5

0.2

183

99

1 938

97

Noruega

30 683

8 568

300

8 868

28.9

2.0

31

0.4

89

49

7 147

81

Suecia

41 162

26 565

569

27 134

65.9

3.1

1

n.s.

107

63

27 134

100

Total de Europa del Norte

129019

63332

1613

64945

50.3

2.5

70

0.1

105

60

62180

96

Total de Europa

2259957

1007236

32015

1039251

46.0

1.4

881

0.1

112

59

954707

92

TOTAL MUNDIAL

13063900

3682722

186733

3869455

29.6

0.6

-9 391

-0.2

100

109

-

-

Fuente: Apéndice 3, Tablas 3, 4, 6, 7 y 9.

La superficie forestal per cápita en Finlandia, Noruega y Suecia es mayor que en el resto de Europa y supera también a la media mundial. Esto obedece a las dimensiones relativamente grandes de las áreas forestales de esos países, y también a su escasa población. Muchos bosques de grandes proporciones se encuentran lejos de las industrias forestales, en zonas sin carreteras y muy poco pobladas. De hecho, a menudo los bosques constituyen el único incentivo para realizar inversiones en los caminos de esos lugares. En las zonas desprovistas de carreteras, su construcción se suma a los costos de las operaciones de explotación maderera, con lo que el proceso de extracción se vuelve mucho más costoso. También preocupa la posibilidad de que la escasa densidad demográfica traerá como resultado un nivel insuficiente de fuerza de trabajo para realizar las actividades forestales en el terreno. Frente a estos datos, la superficie forestal per cápita en Lituania e Islandia resulta reducida.

El incremento neto anual equivale a más de 220 millones de metros cúbicos con corteza por año, y las cortas a unos 150 millones de metros cúbicos con corteza por año (de los cuales 6 millones de metros cúbicos con corteza por año, aproximadamente, se atribuyen a pérdidas naturales). Esto explica en parte el incremento neto anual de las existencias en formación, que alcanza casi 80 millones de metros cúbicos con corteza por año en el período comprendido entre 1990 y 2000. A medida que han aumentado la superficie forestal y las existencias en formación desde la Segunda Guerra Mundial, también lo ha hecho la totalidad de volumen y biomasa.

En muchos lugares, el paisaje ha sufrido una drástica modificación en los últimos 50 años, y en tierras anteriormente agrícolas hoy crecen con frecuencia espesos bosques de coníferas. Esta evolución se ha seguido registrando a lo largo de los dos últimos períodos de referencia del FRA (Tabla 28-1 y la Figura 3-2) (CEPE/FAO, 2000). Una excepción la constituye la disminución de las existencias en formación en los países bálticos que se registró a finales de los años ’90, debido a un incremento en las cortas (Lituania. Department of Forests and Protected Areas, Ministry of Environment 2001d). Sin embargo, este rumbo general ha contribuido a aumentar el nivel de retención de carbono en los bosques de Europa septentrional (que actualmente se calcula en 4 712 315 000 toneladas métricas, secadas en horno) (CEPE/FAO 2000).

MANEJO Y USOS DE LOS BOSQUES

Las estimaciones de la FAO relativas a las plantaciones forestales (Tabla 28-1) son bastante limitadas en Europa del norte y se considera que las plantaciones representan únicamente un 2 por ciento de los bosques. En relación con el FRA 2000, Finlandia informó de la inexistencia de plantaciones, y Suecia comunicó la existencia de tan sólo 570 000 ha de ellas, plantadas en su totalidad con especies introducidas (sobre todo Pinus contorta). No obstante, cabe la posibilidad de que algunas plantaciones de la subregión hayan escapado al ámbito del FRA, pues a causa de las diferencias entre las definiciones nacionales y mundiales, algunos países no pudieron proporcionar datos más fiables en esta materia en el contexto de sus propios informes nacionales. A decir verdad, la fuente más importante de regeneración en la subregión después de la cosecha consiste en la plantación de una o dos especies de árboles. Además, muchos países se refirieron a estas áreas como "bosques seminaturales", debido a la composición mixta de especies exóticas y autóctonas. Esto se debe por lo general a que la siembra natural de árboles nativos en los bosques cercanos continúa desarrollándose junto con especies exóticas plantadas.

Figura 28-2. Europa del Norte: área de bosque natural y plantaciones forestales en 2000 y variaciones netas del área entre 1990 y 2000

El hecho de que la mayor parte de los bosques de la subregión se consideren seminaturales y no plantaciones está justificado por diversas razones. En primer lugar, la geometría de las plantaciones no es uniforme, y por ello el material de plantación maduro resultante no posee las características de una plantación convencional. Además, en las mismas zonas, la regeneración se ve incrementada gracias a las semillas procedentes de los bosques autóctonos circundantes, lo que aumenta su volumen. La combinación de estos dos mecanismos de regeneración a menudo da lugar a un predomonio de las especies nativas en el lugar hasta que alcanzan una altura aproximada de 3 a 7 m (estos es, tras unos 10 a 30 años). Después de este período suele procederse al aclareo, y los bosques plantados adquieren provisionalmente la apariencia de una plantación convencional. No obstante, una vez concluidos los turnos de rotación prolongada (60 a 120 años) los bosques retoman su apariencia de "bosques naturales", si se exceptúa la ausencia de madera seca y de árboles viejos y huecos.

Cerca del 75 por ciento de la superficie forestal de la subregión es de propiedad privada (CEPE/FAO, 2000). Sin embargo, esta cifra no es estable pues en algunos países se ha producido una rápida privatización de las tierras forestales. En los países nórdicos, casi toda la tierra forestal ha pasado en manos de privados, y este volumen ha aumentado aún más en el decenio de 1990 pues la mayor parte de los bosques suecos de propiedad estatal se vendieron a accionistas privados. Hoy en día, el 70 a 85 por ciento del área forestal de los cuatro países nórdicos de la subregión pertenece a privados. Por lo que respecta a los países bálticos, la propiedad privada es un hecho reciente que se ha hecho posible tras haber logrado su independencia en el decenio de 1990, si bien en su mayor parte la tierra forestal sigue siendo de propiedad estatal. En conjunto, las tierras estatales en la subregión son menos productivas que las de propiedad privada. Por consiguiente, los bosques privados poseen una proporción aún mayor de capacidad productiva que lo que indican las cifras relativas al tipo propiedad de las tierras forestales.

El elevado porcentaje de bosques (96 por ciento) que están incluidos en un plan de manejo forestal supone además que en esta subregión abundan los conocimientos y la información en materia forestal. Desde 1920, los inventarios forestales nacionales de Finlandia, Suecia y Noruega constituyen un proceso permanente, y además otros países de la región cuentan con un largo historial por lo que respecta a la generación de estadísticas forestales nacionales con datos fiables y comparables producidos en fechas diferentes.

Los productos forestales tanto madereros como no madereros (PFNM) son importantes en la región, y los ingresos procedentes de los productos madereros representan una parte fundamental de las economías internas, y alcanzan su grado máximo de importancia a nivel local. Los PFNM como la carne de caza son muy importantes, y abundan los alces, ciervos, aves de caza y otros animales de caza.

Unos 10 millones de hectáreas (o el 16 por ciento) de los 65 millones de hectáreas de bosques que pueblan la subregión se consideran no aptos para el abastecimiento de madera (7 millones de hectáreas se encuentran bajo protección con fines de conservación y no puede disponerse de otros 3 millones de hectáreas por razones económicas). En términos de porcentaje, estas cifras son bajas si se les compara con el 30 por ciento de bosques no disponibles para el suministro de madera de toda Europa y la Federación de Rusia.

También las áreas protegidas pueden convertirse en bosques no disponibles para el abastecimiento maderero, de acuerdo con el régimen de protección de que se trate. En FRA 2000 se utilizó la clasificación de la UICN para las áreas protegidas con resultados mixtos en Europa del norte. Por ejemplo, Suecia no informó de ningún bosque bajo protección, pues el sistema de la UICN no correspondía a las clases de zonas protegidas del país. Por el contrario, Noruega informó de que el 26 por ciento de sus bosques está formalmente protegido.

CONCLUSIONES Y TEMAS

Los recursos forestales de la subregión de Europa septentrional han registrado un desarrollo constante desde los primeros años de 1900. Ello es el resultado de una serie de factores: una larga labor silvicultural; niveles de corta que se han mantenido deliberadamente bajos; y políticas y leyes forestales nacionales que por gran parte del siglo XX contemplaron como objetivo fundamental el aprovechamiento sostenible de los bosques. De hecho, en un estudio preparado recientemente por la Junta Forestal Nacional de Suecia (Suecia, NBF, 2000), se indicaba que los bosques del país podían sostener un considerable incremento de las cortas. En los años comprendidos en el período de 1990 a 2000 el incremento neto de las existencias en formación alcanzó en promedio más de 1 m3 con corteza por hectárea y por año. Este aumento se registró durante un período en que la explotación había llegado a niveles nunca vistos anteriormente (unos 150 millones de metros cúbicos con corteza en diez años, lo que equivale a 2.3 m3 con corteza por hectárea y por año). Aunque este hecho ha arrojado beneficios a los países de la región y sus industrias conexas, el mayor interés de la población en los aspectos recreativos, estéticos y ecológicos de los bosques ha dado lugar a nuevos planteamientos en cuanto a las prácticas de manejo forestal, que en ese momento estaban orientadas hacia fines industriales.

En el decenio de 1970, gran parte de la población de esos países empezó a reconocer el hecho de que la explotación maderera con frecuencia dejaba como resultado amplias zonas desbrozadas, creando un efectos estético desagradable, debido a los métodos de tala rasa y de regeneración automatizada. Si bien estos métodos contribuían a optimizar las actividades de explotación y replantación, la opinión pública empezó a rechazarlos una vez más. En el decenio de 1980, las organizaciones no gubernamentales (ONG) adquirieron mayor solidez y mostraron más interés en el tema de el manejo forestal. En consecuencia, ejercieron mayor presión en las industrias y, por ende, en los dueños de los bosques, para que adoptaran prácticas de manejo en sus bosques que limitaran el impacto en los recursos biológicos y preservaran su valor estético.

También los consumidores de productos forestales comenzaron a poner en discusión las formas en que se ordenaban y explotaban los bosques de los diversos países. La acción de estos grupos de presión hizo que en los primeros años del decenio de 1990 las industrias emprendieran una reforma de sus prácticas de manejo. Para ese entonces, las ONG, los gobiernos y las industrias habían dejado de enfrentarse en favor de un diálogo más constructivo que esclareciera cómo podía incrementarse el rendimiento maderero y mejorar a la vez la diversidad biológica mediante el manejo forestal. Por ejemplo, la política forestal sueca de 1993 indicaba que los objetivos medioambientales revestían la misma importancia de la producción forestal, a diferencia de la política de 1979, que denotaba una fuerte orientación hacia la producción.

A finales del decenio de 1990, los debates sostenidos por las ONG y la industria forestal favorecieron vínculos de cooperación entre ellas en materia de certificación forestal de los patrimonios forestales, y para el año 2000 la mayor parte de los bosques de los países nórdicos poseía algún tipo de certificación en el marco de planes diferentes.

El desarrollo forestal en los países bálticos presenta considerables diferencias respecto de los países nórdicos, y ello se debe a diversas razones, especialmente las relacionadas con las políticas nacionales. Desde que esos países lograron reconquistar su independencia, los bosques han representado una fuente inmediata de capital, cuya necesidad era apremiante. La mayor parte de la madera rolliza de esas zonas se ha exportado a los países nórdicos, aunque las industrias forestales del Báltico están creciendo muy rápidamente. Se espera que estas industrias ofrecerán una eficaz motivación para mejorar el manejo de los bosques de esos países.

Las perspectivas generales para el sector forestal de la subregión son buenas. El crecimiento de los bosques excede a la tasa de corta anual y un mayor énfasis en los aspectos ambientales de los bosques ayudará a sostener la viabilidad a largo plazo de los ecosistemas. El rol fundamental desempeñado en la historia reciente por la silvicultura en la subregión ha contribuido a crear administraciones forestales sólidas y competentes, y estimular asimismo la investigación y la educación en diversos aspectos de la esfera forestal. Al mismo tiempo, están surgiendo nuevos desafíos y obstáculos, por ejemplo los relacionados con las lluvias ácidas y sus posibles efectos en la vegetación y suelos de los bosques.

BIBLIOGRAFÍA

CEPE/FAO. 2000. Forest resources of Europe, CIS, North America, Australia, Japan and New Zealand: contribution to the global Forest Resources Assessment 2000. Geneva Timber and Forest Study Papers 17. Nueva York y Ginebra, Naciones Unidas. www.unece.org/trade/timber/fra/pdf/contents.htm

Finlandia. Finnish Forest Research Institute. 2001. The Finnish national forest inventory. Página inicial de estadísticas. www.metla.fi/ohjelma/vmi/nfi-resu.htm

Lituania. Department of Forests and Protected Areas, Ministry of Environment. 2001. The Lithuanian Statistical Yearbook of Forestry. Página inicial. http://miskai.gamta.lt/mec/eng/index.htm

Noruega. Norwegian Institute of Land Inventory. 2001. The Norwegian Institute of Land Inventory. Página inicial. www.nijos.no/

Suecia. Department of Forest Resource Management and Geomatics. 2001. The Swedish national forest inventory. Statistics home page. Umeaa, Suecia, Swedish University of Agricultural and Science (SLU). www-nfi.slu.se/

Suecia. National Board of Forestry (NBF). 2000. Forest impact analyses 1999 (FIA 99). www.svo.se/ska99/newpage21.htm

Suecia. NBF. 2001a. Statistical yearbook of forestry 2001. Official statistics of Sweden. Jönköping, Suecia. National Board of Forestry.

Suecia. NBF. 2001b. Suecia, Página inicial de estadísticas. www.svo.se/fakta/stat/ssi/engelska/

Suecia. NBF. 2001c. National board of foresty home page. Skogsvårdsorganisationens utvärdering av skogspolitikens effekter (SUS) 2001. Suecia 2001. www.svo.se/sus


[43] Para más detalles sobre cada país, véase www.fao.org/forestry

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