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El futuro

Hasta 2015 la población mundial continuará creciendo a una tasa del 1,1 por ciento y más lentamente después. De una población actual de 6 000 millones de personas se pasará en 2030 a 8 100 millones, es decir, aumentará aproximadamente en un 30 por ciento. Por tanto, en este período la demanda de alimentos también aumentará pero a un ritmo más lento.

El tipo de demanda también cambiará a medida que el nivel de vida aumente y el proceso de urbanización continúe. La población urbana se espera que aumente del 43 por ciento de la población mundial en 1990 al 61 por ciento en 2030. Se espera también que el consumo de maíz y otros granos gruesos cambie a arroz y posteriormente de arroz a trigo. Al mismo tiempo se consumirán menos cereales y más carne y pescado, aumentando la demanda de maíz y de otros granos gruesos para la alimentación animal.

El aumento de población y los cambios dietéticos darán lugar a una mayor demanda de alimentos, aunque cambiarán tanto el tipo de cereales requerido para la alimentación humana y del ganado como el balance de cereales y productos ganaderos en la dieta. Las predicciones realizadas indican que durante los próximos 30 años la producción agrícola aumentará mucho más que lo debido al aumento de población. Aunque se estima que en los países en desarrollo aumenten las importaciones netas de alimentos, la mayor parte de la demanda será satisfecha por incrementos de la producción local.

Los aumentos de esta demanda pueden ser satisfechos de tres formas:

En los últimos 30 años, la mayor parte del crecimiento - más de las tres cuartas partes - se debió al incremento de la productividad, principalmente como consecuencia de la Revolución Verde. En los países en desarrollo, durante los próximos 30 años, se espera que así sea: que el 69 por ciento del aumento de la producción proceda del incremento de la productividad; el 12 por ciento del aumento de la intensidad de cultivo y el resto de la extensión de la superficie cultivable.

La mayor parte del aumento de producción vendrá del regadío; tres cuartas partes de su superficie estará ubicada en países en desarrollo. Actualmente, en estos países el regadío ocupa aproximadamente el 20 por ciento de la superficie agrícola pero suministra alrededor del 40 por ciento de la producción agrícola.

Durante los últimos 30 años, el regadío creció a una tasa de aproximadamente el 2 por ciento anual, resultando durante el período 1962-1998 en un incremento total de 100 millones de hectáreas. En 1998, en los países en desarrollo la superficie total bajo riego era casi el doble que la de 1962.

Este ritmo de crecimiento no continuará por muchas razones y la mayoría de los analistas estiman que en el futuro el regadío crecerá a una tasa mucho menor. La FAO estima que en 93 países de 1998 a 2030 la superficie de regadío podrá crecer a una tasa anual del 0,6 por ciento. Durante ese período, con este ritmo de crecimiento solamente cabe esperar un aumento del 23 por ciento del área bajo riego.

Sin embargo, si se considera que la intensidad de cultivo puede duplicarse, el área regada cultivada efectivamente puede incrementarse mucho más: de 241 a 323 millones de hectáreas, es decir, un aumento del 34 por ciento.

¿Habrá suficiente agua dulce para satisfacer las mayores necesidades del sector agrícola y de los demás sectores? Globalmente la agricultura ya consume el 70 por ciento de las extracciones de agua y se considera que es la principal responsable de la creciente escasez global de agua.

El estudio de la FAO realizado en 93 países ha deducido unas conclusiones relativamente esperanzadoras sobre este tema. Durante el período 1998-2030, se estima que en estos países las extracciones de agua aumentarán en un 14 por ciento, pasando de los 2 128 km3/año actuales a 2 420 km3/año en 2030. Se considera que este aumento es pequeño si se compara con el incremento previsto del área regada cultivada. La mejora de la eficiencia de riego puede justificar en su mayor parte esta diferencia, ya que disminuirán las necesidades de agua de riego por hectárea regada. En algunos países otra parte será debida al cambio de cultivos, por ejemplo en China, donde se espera un cambio substancial de arroz a trigo; generalmente el arroz necesita el doble de agua que el trigo.

En 1998, en los 93 países estudiados la extracción de agua para el riego se estimó en solamente el ocho por ciento del total de los recursos hídricos (véase el cuadro de la Página 11). Sin embargo, existe una gran variación regional, ya que en el Cercano Oriente y en África del Norte el regadío consume el 53 por ciento de sus recursos hídricos, mientras que en América Latina apenas consume el uno por ciento. Dentro de un país las variaciones son aún mayores (véase el mapa de la Página 3). En 1998, en 10 de los 93 países estudiados el regadío consumió más del 40 por ciento de sus recursos hídricos; esta situación puede considerarse crítica. Otros ocho países consumieron más del 20 por ciento de sus recursos; este umbral puede considerarse un índice de inminente escasez grave de agua. No se espera que esta situación cambie drásticamente durante el período en estudio; solamente otros dos países pueden sobrepasar el umbral del 20 por ciento. El panorama global en 2030 no será muy diferente del de 1998, cuando la agricultura consumió el 85 por ciento de las extracciones de agua en los países en desarrollo, ya que se van necesitar mayores extracciones de agua para satisfacer las necesidades de los otros sectores. Por supuesto la clave está en cómo incrementar la eficiencia de riego.

Aumentos de las extracciones de agua para la agricultura, 1998-2030, en porcentaje

Los aumentos en las extracciones de agua para la agricultura para el período serán altos (más del 100 por ciento) en seis países y moderadamente altos (50-100 por ciento) en otros 27 países. Los aumentos serán inferiores al 20 por ciento en 41 países.

Sin embargo, las cifras de muchos países, que son relativamente bajas, pueden dar una impresión parcial del nivel de estrés hídrico: por ejemplo, el norte de China está sufriendo una grave escasez de agua mientras que el sur todavía dispone de abundantes recursos. Todavía en 1998, en dos países, la Jamahiriya Árabe de Libia y Arabia Saudí, las extracciones de agua superaron sus recursos renovables anuales; la sobreexplotación de las aguas subterráneas también se produce en muchos otros países. Sin embargo, en 1998 en los 93 países estudiados el regadío consumió una fracción relativamente pequeña de los recursos de agua renovable. Globalmente no se producirá una crisis hídrica que afecte a la producción de alimentos, si se confirma el aumento relativamente pequeño de las extracciones de agua para riego previsto para 2030. Esta conclusión, sin embargo, no es totalmente satisfactoria, ya que actualmente existe escasez grave de agua localmente, particularmente en los países del Cercano Oriente y de África del Norte.

Eficiencia de riego y extracciones para el riego como porcentaje de los recursos de agua renovables, en 1998 y en 2030

 

África,

subsahariana

América

Latina

Cercano Oriente/

África del Norte

Sur de

Asia

Asia

Oriental

93 países en

desarrollo

Eficiencia de riego (%)

1998

33

25

40

44

33

38

2030

37

25

53

49

34

42

Extracciones de agua para el riego como porcentaje de los recursos de agua renovables

1996

2

1

53

36

8

8

2030

3

2

58

41

8

9

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