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1. CONDICIONES SOCIOECONÓMICAS Y PROBLEMAS RELACIONADOS CON LA CONSERVACIÓN, UTILIZACIÓN Y ORDENACIÓN DE LOS RECURSOS GENÉTICOS FORESTALES

Fuentes: Alvarez, 1995; Alvarez y Ponce, 2001; CeNBio, 1996; Centella et al, 2001; FAO, 2002; INIFCCA, 2002; MINAG, 2002

1.1. Condiciones socioeconómicas de la República de Cuba

La República de Cuba es un archipiélago que se encuentra situado en el Mar Caribe, a la entrada del Golfo de México, entre los 19º y 24º de longitud al Norte del ecuador y entre los 74º y 85º de longitud al Oeste de Greenwich. Su área total es de 110 860 km2 y está constituida por la Isla de Cuba (106 600 km2), la Isla de la Juventud (3 123 km2) y alrededor de 1 600 cayos e islotes. Sus costas tienen una longitud de 5 746 km y ocupa el decimoquinto lugar entre las mayores islas del mundo.

La anchura máxima de la Isla de Cuba es de 191 km y abarca desde Playa de los Tararacos, al norte de la provincia Camagüey hasta Punta de Camarón Grande, al sur de la provincia Granma. El clima es tropical, cálido y húmedo. El promedio anual de precipitaciones es de 1 300 mm a 1 400 mm.

La población cubana supera los 11 millones de habitantes. Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas, en los primeros 25 años del siglo XXI la población cubana alcanzará 11 798 000 habitantes y luego, comenzará a decrecer paulatinamente, lo que impedirá sobrepasar los 12 millones cuando finalice la centuria. La densidad demográfica es aproximadamente de 100 habitantes por km2. El 75% de la población se encuentra en zonas urbanas debido a la migración del campo a la ciudad. Viven en la capital del país, La Habana, el 19,7% de sus habitantes.

La esperanza de vida al nacer es de 76,5 años. Demográficamente, Cuba se encuentra en proceso de envejecimiento como resultado de los efectos conjuntos de la sensible disminución de la fecundidad desde el segundo lustro de la década de los años 70 y del aumento de la esperanza de vida.

Hasta 1998 las mujeres representaban el 38% de la población económicamente activa. El 64,9% constituye fuerza de trabajo técnica y profesional; el 46,3% de los graduados de la enseñanza técnica y profesional son mujeres, así como el 58,2% de los egresados de la Educación Superior. Se destaca que el 43% de la fuerza laboral total de la actividad científica cubana está formada por mujeres.

En Cuba existe un sistema de salud gratuito y estructurado en todo el territorio nacional que brinda atención a toda la población. En mortalidad infantil está entre los 25 países con más baja tasa del mundo (6,2 por cada mil nacidos vivos en 2001). Cifras de la OMS indican que Cuba se encuentra en el primer lugar mundial por su impacto en la erradicación de enfermedades y porcentaje de la población inmunizada.

Igualmente el sistema educacional ofrece cobertura a toda la población, siendo la enseñanza obligatoria hasta el noveno grado y garantizándose hasta 12 grado o nivel técnico equivalente. Existe una red nacional de universidades e institutos superiores que se encargan de la enseñanza superior.

La población comprendida en las montañas al cierre de 1997 alcanzó 728 000 habitantes, de los cuales 83% se encuentran en las provincias orientales. La densidad poblacional promedio en las montañas es de 34 habitantes/km2, siendo la Sierra Maestra la más poblada con 49 habitantes/km2 y el Escambray el menos poblado, con un promedio de 20 habitantes/km2. La estructura sexual de la población residente en las montañas indica que, como promedio, por cada 100 mujeres existen 108 varones, mientras que el estimado de la población de la montaña, desagregada por grupos de edades, refleja que el 25% tiene menos de 15 años, el 43% tiene entre 15 y 30 años, el 21% está entre 40 y 50 años y sólo el 12% posee más de 60 años, composición que difiere de la presentada en general por el país, donde los grupos de mayores edades tienden a predominar.

Existen 1 096 asentamientos humanos concentrados en las montañas, de los cuales 400 oscilan en un rango poblacional entre 200 y 5 000 habitantes y el resto tienen un rango menor a 200 habitantes. En todos estos asentamientos se registran 195 000 viviendas, por lo que el índice promedio de ocupación es de 3,7 habitantes/vivienda, nivel similar al del resto del país.

La asignación de recurso financieros dedicados a la ciencia y la tecnología supera el 1% del PIB dedicados a la ejecución de programas de investigaciones de alta importancia, dirigidos a la agroindustria azucarera, la biotecnología agrícola y el incremento de productos biotecnológicos, la alimentación, creación de vacunas, la energía, los programas relacionados con la montaña, el medio ambiente y diversos programas sociales. Se dedicaron importantes recursos para financiar programas nacionales y ramales vinculados al tema del medio ambiente, como el de tecnologías limpias y cambios globales, así como para pagar servicios tecnológicos estatales asociados a la vigilancia climática y la vigilancia y conservación de áreas protegidas. A otros sectores de la economía se asignaron recursos financieros destinados al saneamiento ambiental, el mantenimiento de las áreas verdes, la atención y desarrollo de las presas y canales de agua, la protección y conservación de las cuencas hidrográficas, de los bosques y de la fauna que en ellos habita. Las inversiones ambientales asociadas al Plan de la economía, aunque aun insuficientes, han ido en aumento por parte de los diferentes Ministerios y los gobiernos locales, alcanzando en el 2002 los 140 millones de pesos con un fuerte componente en divisas libremente convertibles.

1.2. Problemas relacionados con la conservación, utilización y ordenación de los recursos genéticos forestales

Por las características de la flora y de la vegetación, el territorio cubano constituye una provincia geobotánica o subdominio fitogeográfico de la subregión Caribe o Centroamericano – Antillano.

Del total de especies que forman la flora natural del país - mas de 6 000 - el 51% es endémica, lo que implica que Cuba es el principal centro de especiación de las Antillas debido al tamaño de la Isla y al aislamiento geográfico e incluso, es uno de los cuatro países que en el mundo presenta un índice de endemismo superior al 50%, apareciendo en él 33 áreas de alto endemismo.

En el Catálogo de Plantas Cubanas Amenazadas o Extinguidas aparecen 994 especies en peligro correspondientes a 381 géneros y 105 familias, incluidas 832 endémicas que constituyen el 86,7% de las catalogadas. Se registra la extinción de 13 especies endémicas. Por otra parte, las regulaciones forestales vigentes establecen restricciones totales o parciales de aprovechamiento para 60 especies arbóreas, debido a su escasez relativa.

Durante el decenio 1990-2000 Cuba alcanzó un incremento medio anual de 28 000 ha en su superficie boscosa, tendencia que solo fue compartida en la región centroamericana y caribeña por Guadalupe, con 2 000 ha/año; los 28 países restantes, con una superficie superior a los 264 millones de hectáreas, o redujeron sus bosques (13 países) o no presentaron cambios en ellos.

El área total del país cubierta de bosques al término del 2001 fue de 2 415,9 miles de hectáreas y actualmente alcanza el 22,88%, estando compuesta fundamentalmente por bosques naturales, que constituyen más del 75% del total de los bosques. El nivel medio de supervivencia en las plantaciones, luego de tres años de establecidas, es de 87%. Del total de área boscosa se encontraban bajo plan de manejo en el 2001 unas 730 mil hectáreas, algo menos de un tercio del total.

De acuerdo con las categorías de manejo existentes, corresponde 29,2% del patrimonio a bosques productivos, 41,8% a bosques con fines protectores de los suelos y las cuencas hidrográficas y 25,6% a bosques de conservación de la biodiversidad y los recursos genéticos, restando 3,4% de los bosques por clasificar. En promedio cada cubano dispone de 0,2 ha de bosques para recibir beneficios directos e indirectos de este importantísimo recurso natural. El ecosistema de manglar, el más extenso entre las formaciones boscosas, cubre una superficie de 510 000 ha, lo cual representa 26,0% de la superficie total de bosques y 4,8% del territorio del país.

A partir del 2002 la situación general del patrimonio forestal del país presentará cambios sustanciales debido a que 756 000 ha de plantaciones de caña de azúcar serán dedicadas al establecimiento de bosques, a lo cual se añadirá además la reconversión en áreas boscosas de unas 40 mil hectáreas de cafetales de baja productividad; tales cambios darán como consecuencia que en breve el Sector Forestal cubano constituirá el más importante administrador de tierras en Cuba, con un patrimonio total de 35,4% de la superficie del país.

El patrimonio forestal cubano es exclusivamente de propiedad estatal, siendo el sector el principal usuario y encargado de custodiar los recursos genéticos forestales del país, tanto vegetales, como animales o de microorganismos. Sin embargo, en el caso de los recursos fitogenéticos arbóreos, de un total de 834 especies existentes en el país (625 de las cuales son autóctonas), sólo a unas 30 se les reconoce habitualmente poseer importancia económica, estando ésta sustentada principalmente por la madera (quedan excluidas de este análisis las existencias arbóreas urbanas y las de los jardines botánicos) (Anexo 2).

Entre los principales sectores económicos del país que tradicionalmente han hecho uso de los recursos fitogenéticos forestales arbóreos se encuentran la agricultura, en especial las producciones tabacalera (cujes y yaguas) y azucarera (leña y traviesas o durmientes); la ganadería (postes de cerca y forraje); la industria de las pieles (curtientes vegetales); la construcción (madera en rollo y aserrada); las industrias eléctrica y telefónica (postes) y el transporte ferroviario (traviesas). Otros sectores han comenzado a emplear de manera creciente estos recursos, encontrándose entre ellos la industria farmacéutica (sustancias bioactivas para fármacos), la generación de energía eléctrica (leña), la perfumería (aceites esenciales), el turismo (ecoturismo), etc.

En el país se pueden distinguir tres categorías de amenazas de la diversidad biológica y en consecuencia, también de los recursos genéticos forestales:

- Factores Externos: Generadas por políticas gubernamentales o acuerdos internacionales que han sido desarrollados para satisfacer necesidades socioeconómicas o políticas y en donde las consecuencias sobre la diversidad biológica no fueron tomadas en cuenta o analizadas adecuadamente.

- Amenazas Directas: Generadas por un amplio rango de actividades humanas sancionables, ilegales o como resultado del desconocimiento y que pueden estar reguladas por la política nacional y la legislación, o como consecuencia de los factores externos. Referidas al marco geográfico en que actúen pueden ser de carácter local, regional o global.

- Riesgos Naturales: Generadas por fenómenos naturales de inevitables consecuencias y que potencialmente son muy destructivos, donde el hombre actúa como catalizador de su manifestación.

Los factores externos más importantes que inciden en la pérdida de la diversidad biológica cubana son el bloqueo económico de los E. U. A. contra Cuba, el diseño y aplicación de las Políticas de Desarrollo Económico y las medidas de las Modificaciones Económicas durante los años 90, en el plano nacional.

El bloqueo económico, comercial y financiero que por causas políticas el gobierno de los Estados Unidos de América ha impuesto a Cuba desde 1962, así como su recrudecimiento a partir de la aprobación en 1992 de nuevas restricciones, ha ocasionado al país pérdidas materiales, directas o no, valoradas en 41 000 millones USD, lo que ha incidido negativamente en el desarrollo socioeconómico y constituye en la actualidad un factor limitante para el logro de las metas y objetivos del desarrollo sostenible, obligando al país a la toma de decisiones rápidas ante necesidades urgentes de la población (alimentación, combustibles, producciones varias y servicios, etc.), provocando así, en no pocos casos, amenazas e impactos sobre la diversidad biológica cubana al obstaculizar o impedir el acceso a tecnologías "limpias", la ejecución de evaluaciones ambientales previas y de seguimiento, etc, incidiendo sensiblemente en el nivel y calidad de la vida del hombre cubano actual y futuro bajo las concepciones de sostenibilidad ambiental.

Sin pretender abarcar totalmente la problemática del diseño y aplicación de los planes de desarrollo socioeconómico en el país, se ejemplifica esta fuente de amenaza con el desarrollo del sector agropecuario.

La década de los 60 inicia un proceso de profundos cambios en todas las esferas de la sociedad. Se promulga la Ley de Reforma Agraria y otras medidas de carácter popular que propician en la agricultura cubana un nuevo diseño y aplicación del modelo de uso de la tierra con el surgimiento de las cooperativas campesinas y la entrada de un fuerte sector estatal que varía sustancialmente la tenencia de la tierra. El impetuoso cambio introduce modificaciones de "nuevo tipo" con transformaciones planificadas y dirigidas a la explotación racional de los recursos naturales, con grandes cambios dirigidos a la organización agropecuaria, así como a la transformación total del paisaje rural.

Pueden señalarse como efectos importantes, la pérdida de áreas para la diversidad biológica; cambios en el patrón del uso de la tierra con pérdida de cobertura vegetal, hábitat y por lo tanto de especies de la flora y la fauna, tanto silvestres como domésticas; pérdida de diversidad genética al favorecer la entrada de especies ruderales y el abandono de especies tradicionales por otras de altos rendimientos. También la contaminación química del suelo y el cambio del balance de nutrientes en éste asociadas a la Revolución Verde es una consecuencia del uso indiscriminado de productos químicos, sin dejar de mencionar las modificaciones que se introducen a la estructura fisicoquímica aparejado a una alta compactación por el uso intensivo de maquinaria pesada (combinadas cañeras, tractores con esteras, etc.).

El Programa de Emergencia Económica (conocido también como Período Especial) identifica a sus potenciales beneficiarios en la población del país, aunque en buena medida repite los sectores de la población y los escenarios naturales que afecta. La urgente necesidad de sobrevivir al nuevo contexto internacional de los años 90 a través de los cambios realizados y los que potencialmente se pueden considerar, hacen que las medidas de mitigación pasen necesariamente por un fortalecimiento de la organización y eficiencia del funcionamiento de la sociedad; la participación de nuevos actores económicos y financieros y una nueva mentalidad, sobre todo ambiental. Considerar una mayor viabilidad del proyecto social cubano incluye el anular los efectos negativos del bloqueo y la eliminación de los aspectos subjetivos que obstaculizan los procesos de cambio. El año 1995 marcó el inicio de la recuperación económica, aunque con ello se favoreció como nunca antes el inicio de serias amenazas a la biodiversidad debido a la generación de impactos al ambiente en diferentes escenarios, principalmente en las costas, grupos insulares y montañas (lugares donde se concentran gran parte de los más importantes recursos genéticos forestales naturales del país).

Evidentemente, las actividades generadoras de amenaza (bloqueo económico, planes de desarrollo socioeconómico, programa de emergencia económica) identifican diferentes beneficiarios con intereses totalmente opuestos y con particularidades diferentes. Los impactos más sensibles, aunque actúan en todos los estratos sociales y económicos, repercuten más en los sectores de la población más pobres y de escasos recursos, así como en los entornos naturales más frágiles como las costas, los grupos insulares y las montañas, además de presionar fuertemente sobre los recursos naturales con fuerte participación en la economía, entre ellos los forestales.

Por otra parte, resultaría largo el listado de las diferentes fuentes de amenazas generadoras de impactos directos, principalmente locales, en nuestro país. Cuando se analizan las fuentes externas se puede entender que el nivel de transformaciones que Cuba ha sufrido a lo largo de estos últimos 43 años han provocado un elevado número de impactos que han repercutido en un entorno natural ya degradado en 1959.

La actividad forestal ha sido sobre la que históricamente han recaído los impactos más severos y a costa de la cual se han desarrollado la agricultura y la ganadería, así como el resto de los sectores de la economía.

Durante los 400 años siguientes al descubrimiento de Cuba los bosques fueron de gran importancia económica (construcción de navíos y muebles de lujo, etc.). Al mismo tiempo, el enriquecimiento de la población, su crecimiento y elevación del nivel de vida hizo aumentar la demanda de madera, provocando una explotación intensiva desde principio de siglo. La explotación irracional que provocó el empobrecimiento en especies comerciales y por lo tanto, su aguda depreciación, con la consiguiente devastación de los bosques, hicieron desaparecer el 74,6% de los bosques más productivos y accesibles, con gran afectación a la fauna asociada contribuyendo a la extinción del 10% de la fauna del país. El rápido deterioro de los recursos forestales no permitió un proceso de industrialización forestal significativo, por lo que se desarrolló la industria de elaboración primaria de la madera debido a que la única función que se reconocía a los bosques era el suministro de maderas (80% de la madera sólida que se producía correspondía a leña para combustible y carbón).

El avance de la deforestación alcanzó límites no tolerables (14% de cobertura boscosa del país en 1959), que acentuaban el desbalance entre la presión demográfica y el área de cobertura boscosa que sirviera de garantía a la producción forestal y al equilibrio ecológico.

A partir de 1 960 millones de árboles fueron plantados a lo largo del país, pero los resultados no siempre se correspondieron con el esfuerzo realizado. Particularmente en la década de los años 90 la supervivencia rondó el 50% y sus causas fueron la inapropiada calidad de la selección de la semilla, la indisciplina tecnológica en los viveros y plantaciones y la falta de atención silvícola a éstas, influyendo también una mala selección de los suelos y de las especies a plantar, daños por animales y talas indebidas.

Por último, las amenazas derivadas de los riesgos naturales incluyen, como principal elemento, al cambio climático. En el caso particular de los bosques, éstos se verán afectados fundamentalmente por cuatro impactos diferentes y simultáneos:

- El aumento del nivel del mar en unos 60 cm para fines del siglo, que provocará pérdidas considerables de territorios clasificados como humedales, entre los que con mayores riesgos están la Ciénaga de Zapata (el mayor humedal del Caribe, con 4 520 km2), en la región centro-sur del país; la Ciénaga de Birama (470 km2), en la región sur-oriental de Cuba y la Ciénaga de Lanier, al sur de la Isla de la Juventud.

- El aumento de la temperatura media del aire por encima de 26ºC (principalmente, por la elevación de la temperatura mínima), combinado con la disminución de la pluviosidad anual por debajo de 1 000 mm, lo que afectará en la región centro-oriental de Cuba a ocho de las 16 formaciones forestales naturales existentes (12% de la superficie total de bosques naturales), principalmente los Charrascales y la Manigua Costera (81,9% y 71,3% de la superficie nacional reportada en 1995, respectivamente).

- La elevación de los riesgos de incendios forestales debido a las condiciones ambientales derivadas del aumento de la aridez y la sequía, así como por el incremento de los niveles de material vegetal combustible acumulado sobre el suelo y/o por las existencias de materiales combustibles (madera y/o resinas) en los bosques, previéndose que las provincias de mayor exposición serán Pinar del Río, Holguín y Guantánamo.

- La reducción de algunas formaciones forestales de altura, con pérdida de su biodiversidad, debido a que el aumento esperado de la temperatura del aire conllevará un ascenso de la frontera inferior de éstas equivalente a un rango de 200 m a 500 m, viéndose afectados el Monte Fresco, el Monte Nublado, los Charrascales del noroeste oriental situados por encima de los 900 m de altura y las Pluvisilvas de Montaña que superen los 600 m de altitud.

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