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2. ACTIVIDADES ANTERIORES Y ACTUALES EN EL CAMPO DE LA CONSERVACIÓN, UTILIZACIÓN Y ORDENACIÓN DE LOS RECURSOS GENÉTICOS FORESTALES

Fuentes: Alvarez, 1998 y 2000; IIF, 2002; INIFCCA, 2002

La producción, beneficio, certificación y empleo de semillas forestales cuenta en Cuba con una tradición que ya supera los 30 años, período a lo largo del cual se ha convertido, paulatinamente, en la actividad más técnicamente regulada de todas las que se realizan en el sector.

Hasta 1990 existían en el país un total de 110 fuentes seleccionadas de semillas forestales (comúnmente denominadas “masas semilleras”) en 11 provincias, que cubrían 2 987 ha y comprendían 41 especies arbóreas, estando incluidas en ellas tanto áreas naturales como plantaciones.

Luego de haber alcanzado un elevado y estable nivel de calidad genética y fisiológica en el suministro de semillas de muy diversas especies para el cumplimiento de los programas sostenidos de (re)forestación acometidos por el país, la desfavorable situación económica enfrentada por el país durante el primer lustro de la década de los años 90 afectó sensiblemente esta actividad, que sólo a partir del 2001 fue que pudo iniciar una paulatina recuperación aún en desarrollo. Actualmente existen algo más de 2 400 ha de masas semilleras seleccionadas para 31 especies diferentes, distribuidas a lo largo del país en 27 de las 30 empresas forestales y sólo las empresas Ciénaga de Zapata, Las Tunas e Isla de la Juventud carecen de áreas destinadas a estos objetivos.

La conservación in situ de los recursos fitogenéticos forestales arbóreos está respaldada por un Sistema Nacional de Areas Protegidas, de las cuales 80 se consideran de Significación Nacional (APSN) y 195 de Significación Local (APSL), siete como Regiones Especiales de Desarrollo Sostenible (REDS), constituidas por los cuatro macizos montañosos del país, la Ciénaga de Zapata y los dos más grandes sistemas de cayerías (Los Canarreos y Sabana-Camagüey). Entre las áreas protegidas de significación nacional merecen destacarse, por su importancia, ocho Reservas Naturales, 14 Parques Nacionales, 22 Reservas Ecológicas y, en especial, las cuatro Reservas de la Biosfera: Guanacahabibes, Sierra del Rosario, Baconao y Cuchillas del Toa.

Esta red de áreas protegidas cubre aproximadamente el 22% (1 331 900 ha) del territorio nacional en todas sus categorías y aproximadamente el 6% (665 952 ha), si son consideradas las más estrictas y/o de significación nacional (Reservas Naturales, Parques Nacionales, Reservas Ecológicas, algunos Elementos Naturales Significativos, Reservas Florísticas Manejadas, Refugios de Fauna y Parques Naturales).

Es de destacar la existencia de un grupo de grandes áreas que agrupan en su interior los mayores valores del país y son representativas de los principales núcleos de biodiversidad y endemismo de Cuba, junto a un gran número de áreas pequeñas (aproximadamente 250) que responden al mosaico de distribución de valores de la naturaleza cubana, como son su alto endemismo y la distribución estricta y localizada de un porcentaje de ellos fuera de los grandes centros clásicos.

En tal sentido también cabe señalar que en las áreas experimentales establecidas para el desarrollo de investigaciones de Genética Forestal existen procedencias protegidas de 14 de las 50 especies autóctonas consideradas con importancia socioeconómica actual (28%), resaltando el bajo nivel de protección que en general presentan los recursos existentes en la Isla de la Juventud (Anexo 3).

Por su parte, la conservación ex situ ha estado especialmente centrada en la protección de procedencias de especies introducidas al país mediante las áreas experimentales de Genética Forestal, donde de un total de 19 taxa considerados con importancia socioeconómica actual, ocho (42%) tienen procedencias conservadas (Anexo 3). Otras formas de conservación ex situ, tales como el almacenamiento de semilla en condiciones especiales durante largos períodos de tiempo, el cultivo in vitro de materiales seleccionados, etc, no han sido empleados hasta hoy en el país para los recursos forestales debido, fundamentalmente, a restricciones financieras (no de capacidades) para el desarrollo de tales objetivos.

Los jardines botánicos también han desempeñado un importante papel en la conservación ex situ de los recursos forestales arbóreos, aunque sus objetivos se enmarcan más en la conservación de la variabilidad genética interespecífica, que en el de la variabilidad intraespecífica y, por supuesto, comprenden toda la flora en general y no exclusivamente la arbórea.

En tal sentido, las actividades conservacionistas de los recursos forestales por los jardines botánicos cubanos fueron iniciadas a principios del siglo XX, en 1904, con la creación del Jardín Botánico de Cienfuegos y a partir de entonces, se han incorporado el Jardin Botánico Nacional en 1968 y el Jardin Botánico de Copainicú en 1981. De conjunto, estas tres instituciones protegen 7.104 taxa, de los cuales 1 561 son cubanos, 499 son endémicos y 103 se consideran amenazados, no contándose con información sobre qué composición tienen los árboles en estas cifras generales.

Las investigaciones de procedencias, vinculadas al desarrollo de programas de (re)forestación, se han estructurado sobre tres variantes diferentes:

- Continuación y segunda fase de investigaciones de introducción de especies.

- Alternativa para la elevación de los rendimientos de especies autóctonas en sus propias áreas de distribución natural.

- Complemento de programas de mejoramiento genético en desarrollo.

Comprendidas en la primera variante se encuentran investigaciones con Acacia mangium, Paraserianthes falcataria, Gerascanthus gerascanthoides, Gmelina arborea, Melaleuca leucadendron y Pinus caribaea var. hondurensis, en tanto que en las otras dos variantes están incluidas Casuarina equisetifolia, Eucalyptus saligna, Hibiscus elatus, Pinus caribaea var. caribaea, Pinus cubensis, Pinus maestrensis, Pinus tropicalis y Tectona grandis.

En general hasta 1990 se habían establecido 42 pruebas de procedencias en nueve provincias del país, obteniéndose recomendaciones sobre las mejores procedencias para varias de estas especies. Investigaciones sobre los efectos de la interacción (genotipo x ambiente) en la adaptabilidad de las procedencias han sido realizadas en P. caribaea var. caribaea y en P. tropicales, indicando que en la primera especie cabe esperar una escasa importancia de este factor y que la procedencia de Marbajita, P. Río, presenta una gran plasticidad ecológica que le permite mantener su superioridad fenotípica en gran variedad de ambientes, incluso fuera de su área de distribución natural. Por el contrario, las investigaciones de procedencias realizadas con P. tropicalis indican que en esta especie no se evidenció una diferenciación genética entre procedencias para los caracteres de crecimiento dentro de su área de distribución natural; sin embargo, sí se encontraron importantes interacciones (procedencia x ambiente) para estas características, por lo que es conveniente reforestar las diferentes áreas aprovechadas con semillas obtenidas previamente en el mismo lugar.

En la actualidad se llevan adelante nueve programas de mejoramiento genético por selección recurrente con las siguientes especies: Pinus caribaea var. caribaea, Pinus cubensis, Pinus tropicalis, Hibiscus elatus, Cedrela odorata, Eucalyptus spp., Casuarina equisetifolia, Tectona grandis y (Swietenia macrophylla x S. mahagoni) y en todos los casos el objetivo principal de mejora es el aumento de los rendimientos de madera por hectárea, aunque el destino final no siempre es el mismo, pues a pesar que mayoritariamente lo constituye la producción de madera aserrada, hay casos específicos diferentes (Eucalyptus spp. para la producción de cujes o postes; C. equisetifolia para la producción de energía). Adicionalmente, en las tres especies de pino se desarrollan alternativas de los programas iniciados originalmente, con variantes multipropósito madera-resina.

Hasta 1990 se habían establecido 41 pruebas de progenies en seis provincias del país que incluían la polinización libre, cruzamientos controlados biparentales, obtención de líneas puras por autofecundación, hibridación natural interespecífica, etc. Paralelamente se habían creado 11 bancos clonales para la protección paulatina de los genotipos seleccionados como base de los programas de mejoramiento.

Cuatro de estas especies cuentan ya con huertos semilleros de primera generación en producción, tres de ellos clonales (P. caribaea var. caribaea, H. elatus y P. cubensis) y uno de brinzales (P. tropicalis), en tanto que con Eucalyptus sp. se ha desarrollado con éxito la tecnología de propagación por estacas, lo que permite reproducir directamente los árboles “plus” seleccionados a partir de sus rebrotes basales luego de talados, ganándose así tiempo y aprovechándose simultáneamente las varianzas genéticas aditiva y no aditiva.

Investigaciones de interacción (genotipo x ambiente) han sido realizadas con progenies de P. caribaea var. caribaea y de P. cubensis. Aunque en ambas especies se ha demostrado la influencia de los efectos de la interacción, estos son particularmente importantes en P. cubensis, lo que aconseja el manejar con prudencia el empleo de la semilla mejorada que se obtenga del huerto, pues en ambientes de diferentes gradientes de altitud dentro de la misma meseta de Pinares de Mayarí, Holguín, los resultados que se obtengan en las plantaciones pueden diferir marcadamente de los esperados.

Por otra parte, en H. elatus se han efectuado investigaciones citogenéticas que señalan la existencia de alteraciones cromosómicas tanto durante la mitosis, como en la meiosis, con una serie ascendente en el número básico de cromosomas (desde X = 5 hasta X = 13) y un alto nivel de ploidía (desde triploide hasta nanoploide), ocurriendo variaciones individuales de las variables citotaxonómicas, lo que podría traer serias dificultades para la obtención de los resultados esperables del programa de mejoramiento genético con esta especie.

Los intervalos de ganancia genética esperable que han sido estimados presentan un rango mínimo de 7% a 34% en P. tropicalis y uno máximo de 40% a 49% en Eucalyptus sp., aunque no existen valores reportados aún para cuatro programas (C. odorata, C. equisetifolia, T. grandis y los híbridos de Swietenia).

Con posterioridad a 1990 el establecimiento de áreas experimentales de procedencias y progenies, así como de bancos de genes y de huertos semilleros se vio sensiblemente disminuido, iniciándose hoy su recuperación especialmente en los programas de T. grandis y de los híbridos de Swietenia, en tanto que muchas de las áreas anteriormente existentes fueron objeto de talas clandestinas, en algunos casos sufrieron los efectos del fuego o de ciclones tropicales y en general, las restricciones financieras del país determinaron una sustancial disminución de su atención, razón por la cual aún hoy es muy difícil poder determinar con exactitud una panorámica general de su estado actual.

En cuanto a la ordenación de los recursos forestales, el país acometió y concluyó un primer ciclo de trabajo que comprendió la totalidad de los recursos forestales nacionales y generó proyectos de manejo de 10 años de validez para los niveles de empresa, provincia y nación; una vez terminado del período de validez de estos proyectos, fue iniciado un segundo ciclo de ordenación reiterada que, debido a las restricciones financieras que enfrentó el país a partir de la década de los años 90, sólo pudo ser concluido para un tercio de los recursos forestales nacionales. Actualmente, se ha dado continuación al ciclo de ordenación reiterada que fue interrumpido, incorporándole un proceso de descentralización del inventario a nivel de empresa y la elaboración técnicamente asistida de la propuesta del proyecto de manejo, con lo que se pretende que a fines del 2005 todo el país quede nuevamente actualizado en lo que a la ordenación de sus recursos forestales respecta.

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