La tecnología para la producción de heno en las grandes fincas se está desarrollando rápidamente pero la producción de heno por parte de los pequeños productores, que ha sido ilustrada en los Estudios de Caso, descansa en métodos, equipos y cultivos tradicionales y muy antiguos.
¿Cómo y dónde pueden ser hechos mejoramientos en el contexto de las condiciones socioeconómicas de los pequeños agricultores?
La transferencia directa de metodologías desarrolladas en otros contextos agrícolas y económicos raramente es exitosa, ¿por lo tanto, qué mejoramiento puede ser esperado?
El concepto del valor de los residuos de los cultivos como forraje grosero para el ganado se está desarrollando rápidamente y en áreas en que se acostumbraba usarlos a menudo son cosechados para uso en la finca o para la venta.
La expansión de la producción de heno de las pasturas naturales en áreas en la que es una actividad tradicional está probablemente limitada por la disponibilidad de forraje adecuado. Los mejoramientos técnicos, desde la limpieza de los campos, el drenaje y algunas veces el riego, hasta el descanso de las tierras y la fertilización son posibles siempre y cuando los problemas de los cortes a largo plazo y los derechos de pastoreo sean solucionados. Es necesario, sin embargo, analizar si la cosecha de pasturas tropicales ordinarias se expandirá, ya que su calidad es siempre baja y las condiciones climáticas, por lo general, no favorecen el secado antes de la madurez. La posibilidad de mejorar la cosecha de los residuos de cultivos debería ser estudiada antes de estimular la cosecha del heno de los árboles. Hay, sin embargo, grandes áreas de tierras de pastoreo degradadas, sobre todo en los climas monzónicos, que podrían ser recuperadas como pasturas si los campesinos fueran involucrados directamente; en tales climas, la conservación del forraje para la larga temporada seca es esencial.
El heno producido a partir de forrajes sembrados específicamente con ese objetivo es de mayor calidad que el heno de las pasturas naturales, sobre todo el heno de leguminosas que es la base de muchos sistemas tradicionales. Es posible hacer grandes mejoramientos en el cultivo para heno, por ejemplo con buenas semillas de cultivares probados localmente, buen manejo del cultivo, fertilización mineral o mejor riego. La expansión de la siembra de cultivos para heno en sistemas tropicales en pequeña escala es una operación compleja, por lo menos en los climas húmedos y subhúmedos: no hay leguminosas que puedan reemplazar a la alfalfa y a los tréboles como cultivos para henificar. Gran parte del heno es producido bajo riego en zonas áridas y semiáridas; en estos casos la disponibilidad de tierras regadas es un factor limitante para su expansión y el principal método para incrementar la producción de heno parece ser el aumento de los rendimientos por unidad de superficie.
Las gramíneas adecuadas son abundantes pero la producción de heno de las mismas, excepto probablemente en muy pequeñas cantidades, parecería requerir mecanización para la siega y el manejo del material segado en forma rápida. El heno en los trópicos, hasta el momento, está asociado con establecimientos comerciales en los que el ganado mayor es importante.
Por lo general, los cultivares disponibles no son una limitación importante para mejorar la producción de heno si bien la disponibilidad de semillas y su calidad pueden serlo. En las áreas tradicionalmente productoras de heno las pequeñas fincas pueden a menudo obtener grandes incrementos por unidad de superficie usando buenas semillas de cultivares disponibles en las estaciones experimentales. Por lo tanto, donde ya se cultiva heno, es necesario poner más énfasis en la selección de ecotipos locales y en la definición de los problemas antes de buscar «cultivos de alto rendimiento»; la resistencia al frío y la persistencia bajo las condiciones de los sistemas de bajos insumos son características esenciales. Es de cualquier manera deseable mantenerse al día con los adelantos en materia de resistencia a las pestes y a las enfermedades. Los cultivos comunes para la producción de heno en las pequeñas fincas son las leguminosas ya que la siembra de gramíneas no es común. La alfalfa continúa siendo el principal cultivo en muchos países donde la henificación por parte de los pequeños productores es tradicional; también es importante, por supuesto, en las explotaciones comerciales. La esparceta, Onobrychis sativa, es un cultivo tradicional que se cultiva junto con la alfalfa en muchas partes de Asia occidental y parecería estar adaptada a los suelos y a las condiciones más pobres, pero sin embargo su uso no se ha difundido. ¿Merece más pruebas y estudios? Otro cultivo que es muy importante dentro de su área tradicional pero que tampoco se ha difundido mayormente es el trébol persa (Trifolium resupinatum).
Los problemas que presentan las distintas áreas incluyen aquellas con inviernos muy severos, en algunas de las cuales solo es posible utilizar los ecotipos nativos, por lo que la selección y el fitomejoramiento deben ser hechos en el lugar. Otras áreas con problemas similares son las zonas muy altas y los límites fríos en los subtrópicos.
El escaso abastecimiento de semillas y materiales para la siembra de variedades adaptadas es una limitación importante para el mejoramiento de la producción de heno en los países en desarrollo. Cualquier programa dirigido a incrementar la producción de alimentos debe solucionar este problema desde el principio. Las especies para forrajes y para pastoreo presentan mayores problemas para su multiplicación dentro del predio del agricultor que los cereales y las leguminosas alimenticias. La producción de semillas de los cereales usados como forrajes es relativamente simple pero la producción de buena semilla de gramíneas y leguminosas forrajeras requiere capacidad técnica y equipos especializados y por lo general requieren microambientes particulares. En los lugares en que el tamaño de las propiedades es muy reducido, los agricultores prefieren comprar las semillas en lugar de destinar tierra y riego a su producción. Esta producción por agricultores especializados debería ser estimulada a fin de evitar que cada agricultor produzca su propia semilla. El comercio internacional se concentra en los cultivares con más demanda en los países desarrollados, los que no son necesariamente adecuados para otras áreas. Algunos de los forrajes más importantes en los países en desarrollo -por ejemplo el trébol de Alejandría, Trifolium alexandrinum- y gran parte de las cultivos de las pasturas son escasamente utilizados en los países en desarrollo. Si bien a menudo ha sido ampliamente demostrado que el uso de semilla limpia de un cultivar adaptado es el primer prerrequisito para mejorar la producción de forraje, la multiplicación y comercialización de semillas de forrajeras adaptadas a las condiciones locales está muy retrasada con respecto a la producción de semillas de especies destinadas a la alimentación humana. El mejoramiento del abastecimiento de semillas forrajeras que contribuye directamente al aumento de la producción de los pequeños y medianos productores es también fundamental para el aumento de la producción ganadera. La ausencia de una estructura oficial de producción de semillas no debería ser una barrera para la producción de forrajes en las comunidades tradicionalmente productoras. El abastecimiento de semillas de alfalfa y trébol persa en Afganistán es satisfactorio a pesar de un largo período de disturbios civiles, habiendo llegado a la exportación de las mismas; tampoco debería ser una barrera para el desarrollo del trébol de Alejandría, una especie que se está difundiendo en Pakistán y el norte de la India gracias a la producción de semillas por los propios agricultores.
Los mismos comentarios hechos sobre la producción de semillas también pueden ser aplicados a la producción de inoculantes de leguminosas, los cuales presentan el problema adicional del almacenamiento. Aún cuando las instalaciones para la producción de inoculantes están disponibles en muchos países, hay serios problemas para su distribución, especialmente en los climas cálidos, y en la capacitación de los extensionistas y los agricultores para su uso correcto.
El heno debe ser hecho rápidamente y cada actividad debe ser completada en forma oportuna; es un proceso totalmente manual, por lo tanto, demanda gran cantidad de trabajo y se puede hacer sólo en pequeñas cantidades. Deberían buscarse métodos para acelerar las operaciones en tiempo e incrementar el área que puede ser manejada en un cierto período con la mano de obra disponible. Por lo general, muy a menudo se usan herramientas rudimentarias o inapropiadas; muchas veces una hoz afilada en lugar de las hoces con el borde aserrado adecuadas para el corte de cereales puede acelerar el trabajo y hacer un corte más neto. Una horquilla o rastrillo simple para dar vuelta el forraje puede ser una gran mejora comparado con darlo vuelta a mano; sin embargo, muchas de estas operaciones aún son hechas sin herramientas, tal vez porque es el trabajo de las mujeres y los niños. En este campo hay amplio espacio para hacer demostraciones ya que la tecnología requerida debería ser accesible a los herreros y carpinteros de la aldea. Los equipos tirados por animales a veces son difíciles de obtener y las segadoras para caballos no son aptas para ser tiradas por bueyes. En muchas áreas, sin embargo, el contrato de siega con un tractor, algo que ahora es común para segar el trigo, puede eliminar el trabajo con animales.
Los mejoramientos simples en las técnicas de producción de heno podrían mejorar su calidad en las áreas en que aún no son aplicadas. Dos de estos mejoramientos son el uso de trípodes o aparatos similares para la aereación del forraje cortado en las áreas húmedas donde el costo de la madera es bajo y en las zonas áridas un mejor manejo del material hilerado y amontonado para reducir la pérdida de hojas.
Los residuos de cultivos han sido siempre importantes en muchos lugares y su importancia está en aumento en virtud de la disminución de las oportunidades de pastoreo «libre» y la expansión de la agricultura. En un principio se debería enfatizar la cosecha temprana y cuidadosa y su almacenamiento. El uso adecuado y la suplementación son esenciales para este alimento grosero y esto debería formar parte de cualquier programa de capacitación. Los programas de mejoramiento de cereales toman cada vez más en consideración la importancia de la paja y los tallos secos de los cereales en los sistemas de producción en pequeña escala, pero su impacto aún no ha sido efectivo en el campo. Los residuos son más fáciles de secar que el heno y se usan en todos los climas, exceptuando los climas húmedos. La conservación de la paja de trigo en los climas húmedos presenta problemas particulares y el tratamiento con amoníaco o con urea puede ser usado como fungicida y preservativo y como un medio para mejorar la palatabilidad y el valor alimenticio.
El tratamiento con urea es ahora un método bien comprendido para mejorar el valor alimenticio de la paja y los tallos secos de cereales. Su aplicabilidad debería ser estudiada en cualquier área en que los mismos estén disponibles; los principales factores que gobiernan su uso son económicos y varían entre los distintos lugares.
Lámina 63. La transferencia de tecnología debe ser adaptada al sistema de producción local; las «fincas modelo» mostrando tecnologías desarrolladas en otros lugares, difícilmente han satisfecho los objetivos. Transporte del heno en Ambatondradama, Madagascar, con un carro inadecuado y operarios que no han sido capacitados para ese trabajo
Existen muchos cultivos aptos para henificar y muchas formas de hacer heno usando residuos de cultivos; algunas están más avanzadas que otras en su cultivo y cosecha. Dentro de una cierta área debería ser posible transferir la tecnología adaptada con pocos riesgos, preferiblemente por visitas a los otros agricultores. La transferencia entre áreas vecinas con problemas similares puede dar excelentes resultados, precedida por algunas pruebas y demostraciones simples como se indica en el estudio de caso de las áreas del norte de Pakistán. La transferencia de tecnología entre áreas y sistemas de producción distintos tiene, sin embargo, una larga serie de fracasos, especialmente en las «fincas demostrativas» de una escala distinta a la de los pequeños agricultores que la rodean.
La capacitación de los agricultores merece alta prioridad; en los países en que la siembra de cultivos para pastoreo y para heno son tradicionales, por lo general han existido tecnologías adecuadas y variedades mejoradas disponibles en las estaciones experimentales, pero que lamentablemente no han llegado a los agricultores. Muy a menudo esta es la razón por la cual los agricultores no las utilizan o no tienen acceso a esas semillas. La investigación que no llega al agricultor es desperdiciada. Sería necesario que, en primer lugar, sean los técnicos quienes conozcan esos resultados por medio de capacitación en servicio y después los agricultores. Las demostraciones y la capacitación deben ser hechas directamente en las fincas con la colaboración y la participación de los agricultores para asegurar que las condiciones son las adecuadas al grupo a que están dirigidas. Pueden ser usadas charlas y ayudas audiovisuales pero el mayor impacto es por lo general obtenido por medio del intercambio de información entre los agricultores y las visitas a los campos de producción. Lo mismo se puede decir de los agricultores y de los técnicos; el heno y los forrajes deben ser colocados en el contexto de sus sistemas de producción, como un componente de la alimentación del ganado y todos los aspectos deben ser debidamente considerados: preparación de la tierra, desarrollo del cultivo, cosecha, almacenamiento y uso. La cosecha de residuos de cultivos, su almacenamiento y tratamiento deben ser considerados al mismo tiempo ya que están estrechamente relacionados, tal como lo hacen habitualmente los agricultores.
