Página precedente Indice Página siguiente


Opuntia spp. para la producción de forraje en Argentina: experiencias y perspectivas

JUAN C. GUEVARA Y OSCAR R. ESTÉVEZ[8]

INTRODUCCIÓN

El nopal es extensivamente utilizado como un alimento de ganado de emergencia durante épocas de extrema sequía, como “seguro contra la sequía” (Le Houérou, 1994), en áreas áridas y semiáridas del mundo (Noreste de Brasil, México, Sudáfrica, EUA, y en el Mediterráneo).

Las plantaciones de nopal en Argentina se han incrementado de cerca de 90 ha en 1993 a 840 ha en 1997. La mayor parte de las plantaciones están localizadas en las provincias de Tucumán (39 por ciento), Catamarca (22 por ciento), Santiago del Estero (14 por ciento), La Rioja (12 por ciento) y Salta (10 por ciento) (Ochoa de Cornelli, 1997). Entre los principales usos tradicionales, actuales y potenciales del cactus (Barbera, 1995), el consumo de fruta fresca o procesada en jalea son los mas importantes en Argentina (Ochoa de Cornelli, 1997). La mayor parte de los productores de cactus lo usan como actividad complementaria a sus sistemas agrícolas. La producción del nopal es muy popular en explotaciones de propietarios de minifundios, donde los cladodios son usados como forraje para el ganado y las cabras (Ricarte et al. 1998), aunque principalmente en invierno, cuando la provisión de agua para el ganado es limitada (Ochoa de Cornelli et al., 1992).

Algunos estudios y experiencias han sido informados en el uso de opuntia como forraje en Argentina. La productividad ecológica y el contenido nutricional de los cladodios (Braun et al., 1979), el estado actual de las plantaciones (Ricarte et al., 1998) y su productividad bajo diferentes prácticas de manejo (Reynoso et al., 1998) han sido estudiadas para Opuntia ficus-indica L. F. inermis (Web.) Le Houérou en Los Llanos de la Provincia Rioja.

Nuestros estudios con Opuntia spp. comenzaron en la llanura de Mendoza a finales de 1995 en respuesta a las sugerencias de Le Houérou (1995 a). Los experimentos abarcan el efecto de los fertilizantes, irrigación y distancia de plantaciones en producción de biomasa; evaluación de la supervivencia de las plantas y su producción en tierras marginadas (Guevara et al., en prensa) y producción de cabras (Guevara et al., 1999) han sido valoradas.

Este capítulo resume los estudios y las experiencias en Argentina del Opuntia como producción de forraje y sus perspectivas.

CLASIFICACIÓN BIOCLIMÁTICA DE ZONAS ÁRIDAS Y SEMIÁRIDAS.

La información colectada en 40 estaciones climáticas fue clasificada (Le Houérou, 1999) basándose en dos índices principales: a) la relación entre la lluvia (R) y la evapotranspiración potencial (EP), L/EP, para representar el estrés hídrico, y b) la temperatura media diaria del mes mas frío (m), que representa al estrés térmico invernal.

Estos dos criterios permitieron la construcción de una matriz ortogonal (Figura 8). Los valores umbrales discriminatorios en la clasificación fueron:

Estrés hídrico

Zona semidesértica:
Zona árida:
Zona Semiárida:

0.06 < L/ETP < 0.15; 100 < R < 200 mm
0.15 < L/ETP < 0.33; 200 < R < 400 mm
0.33 < L/ETP < 0.50; 400 < R < 600 mm


L/ETP (%)

Estrés térmico invernal


-5 < m <-3:
-3 < m <-1:
-1 < m < 1:
1 < m < 3:
3 < m < 5:

Invierno extremadamente frío
Invierno muy frío
Invierno frío
Invierno fresco
Invierno templado

Las estaciones climáticas fueron clasificadas también de acuerdo a los regímenes de lluvia: tropical (más del 70 por ciento de la precipitación anual cae durante la el verano); Mediterráneo (más del 70 por ciento cae como lluvia de invierno); y bien balanceados (entre el 40 y 60 por ciento de la precipitación anual en invierno).

Las temperaturas mínimas absolutas para la mayoría de las estaciones de clima fueron desde -5 ºC (La Rioja) hasta -13 ºC (Chos Malal, Neuquén). Las temperaturas más bajas registradas fueron -18 ºC (El Divisadero, Mendoza) y -23 ºC (Malargüe, Mendoza).

Figura 4. Clasificación bioclimática de las zonas áridas y semiáridas de Argentina bajo régimen pluvial tropical (), mediterraneo () y bien-balanceado () (ver referencias en Figura 9)

Source: adapted from Le Houérou (1999).

LOCALIDADES

1 Santiago del Estero

15 El Divisadero

29 Río Colorado

2 Andalgalá

16 San Carlos

30 Maquincha

3 Tinogasta

17 San Rafael

31 San Antonio Oeste

4 Catamarca

18 General Alvear

32 Carmen de Patagones

5 Chilecito

19 Malargüe

33 Puerto Madryn

6 La Rioja

20 San Luis

34 Trelew

7 Chepes

21 Unión

35 Sarmiento

8 S.J.de Jachal

22 Santa Isabel

36 Comodoro Rivadavia

9 Punta del Agua

23 Puelches

37 Gobernador Gregores

10 San Juan

24 Chos Malal

38 Puerto San Julián

11 Barreal

25 Las Lajas

39 Puerto Santa Cruz

12 Villa Dolores

26 Cutral-Có

40 Lago Argentino

13 Mendoza

27 Cipoletti

41 Río Gallegos

14 La Paz

28 Choele Choel


PRINCIPALES LIMITACIONES PARA LAS PLANTACIONES DE OPUNTIA

Temperatura

Bajo diversas condiciones climáticas, el límite térmico para especies sensibles a bajas temperaturas, como es el caso de Opuntia ficus-indica, se delimitan con valores de m de 1,5 a 2,0 ºC en las zonas áridas de las estepas del norte de África (Le Houérou, 1995b).

Las observaciones realizadas en diferentes especies y clones establecidas en las llanuras de Mendoza, sugieren que las temperaturas frías del invierno constituyen la mayor limitante para el cultivo del Opuntia. Cuando las temperaturas nocturnas en el El Divisadero descendieron hasta -17 ºC en agosto de 1999, resultaron seriamente dañados los cladodios jóvenes de plantas de 9 meses de O. ficus-indica. Mientras que las plantas de 3 años de edad de O. ficus-indica, O. spinulifera Salm. Dick f. f. nacuniana Le Houérou, f. npv. y O. robusta Wen, solamente mostraron daños del orden de 25, 5 y 2 por ciento respectivamente.

Las investigaciones realizadas para determinar la producción de forraje de las especies más resistentes al frío, como O. ellisiana Griff. y el clon #1 233 (híbrido con O. lindheimeri Engelm.) se iniciaron recientemente en la llanura de Mendoza. Este material está siendo examinado ya que O. ellisiana no fue dañada cuando las temperaturas en Kingsville, Texas, bajaron a –12 ºC en 1989 (Gregory, et al.,1993). Igualmente, O. ellisiana no experimentó ningún daño y el clon #1 233 sufrió daños mínimos de esta helada cuando temperaturas de – 20 ºC fueron registradas en un lugar localizado a cerca de 500 km al norte de Kingsville (Wang et al. 1997).

De acuerdo con Han y Felker (1997), el uso promedio de eficiencia de agua (EUA) de O. ellisiana fue de 162 kg agua por cada kg de materia seca (MS). Dicho valor se encuentra entre los más altos registrados hasta hoy para cualquier especie de plantas.

Sin embargo, O. ellisiana es una especie de crecimiento más lento comparado con O. ficus-indica. De hecho, la relación de productividad entre O. ellisiana y O. ficus-indica fluctuó de 0,35 (Han y Felker, 1997) a 0,5 (Le Houérou, pers. com.). Se determinó que O. ficus-indica requiere de 250-350 kg de agua por kg de MS (Le Houérou, 1996a), por lo que la EUA de dicha especie es 55 a 85 por ciento menor que para O. ellisiana. Por lo que podemos concluir que la menor productividad de O. ellisiana se debe a su mayor tasa de transpiración. El clon #1 233, introducido por P. Felker (comunicación personal) en Santiago del Estero, mostró una alta productividad de biomasa.

Precipitación

Las cactáceas y otros arbustos tolerantes a la sequía son eficientes en el uso de agua, por lo que pueden sobrevivir con precipitaciones tan bajas como 50 mm al año, pero sin crecimiento ni producción (Le Houérou, 1994). Las precipitaciones anuales promedio de 100-150 mm corresponden al mínimo requerido para establecer plantaciones con especies más eficientes en el uso del agua y tolerantes a sequía (Le Houérou, 1994), siempre y cuando los suelos sean arenosos y profundos (Le Houérou, 1996a). Estos límites se basan en las observaciones realizadas en la cuenca Mediterránea, y al sur y norte de América (Le Houérou, 1994). Por lo que ha sido necesario evitar plantaciones en las regiónes áridas (L/ETP < 0,03; y L< 50 mm) e hiper-áridas (0,03<L/ETP<0,06; y 50 <L<100 mm) de Argentina.

Tenencia de la tierra

El tipo de tenencia de la tierra puede constituir una enorme factor limitante para el establecimiento de plantaciones arbustivas, que definitivamente requieren de planeación a largo plazo. Ya que se requieren inversiones relativamente altas, es necesario tener seguridad en lo que respecta a la tenencia del terreno para poder recuperar las inversiones realizadas y asegurar el movimiento del ganado para permitir la regeneración de las plantas (Le Houérou, 1996b).

PRODUCTIVIDAD DE BIOMASAAÉREA

La textura del suelo y la precipitación son los principales factores relacionados con la productividad de O. ficus-indica (Tabla 29). En suelos arenosos, la productividad varia desde 2,1 a 2,4 t de MS/ha/año en áreas con 300 mm de lluvia. Esto significa una eficiencia promedio en el uso de agua de lluvia (EUAL) de 7,4 kg de MS/ha/año/mm. Estos valores de producción y eficiencia de uso de lluvia son menores que los que se registran en zonas áridas con un promedio de precipitación de 200 a 400 mm, en suelos profundos y arenosos (de 3 a 9 t MS/ha/año y de 15 a 22,5 kg MS/ha/año/mm, respectivamente), cuando la competencia de la vegetación nativa es eliminada o reducida al mínimo (Le Houérou, 1996a). La baja producción de biomasa en las plantaciones de nopal en el El Divisadero se puede atribuir a la presencia de maleza, ya que produjeron 300 por ciento menos biomasa que las plantaciones sin maleza (Felker y Rusell, 1998). En suelos arenosos y salinos, la productividad solamente alcanzó 0,75 t MS/ha/año en un lugar con precipitaciones ligeramente mayores a 200 mm, con un factor EUAL de solo 3,5.

Tabla 29. Productividad de biomasa aérea de Opuntia ficus-indica en Argentina.

Sitio

Lluvia
anual
(mm)

Textura de
suelo

Trazo de la
plantación
(m)

Edad de la
plantación
(años)

Productividad
(t MS ha-1 año-1)

Los Llanos (La Rioja) 1
(30º 22’S, 66º 15’W)

317

Arenoso

3x3

5-7

2.4

Los Llanos (La Rioja) 2
(30º 30’S, 66º 15’W)

317

n.d

4x4

10

1.7

El Divisadero (Santa Rosa, Mendoza) 3
(33º 45’S, 67º 41’W)

294

Arenoso

3x1

3

2.1

Mendoza 4
(32º 53’S, 68º 50’W)

215

Limoarenoso

5x1

3

0.75

MICROPROPAGACIÓN DE LA OPUNTIA ELLISIANA

O. ellisiana se multiplicó mediante técnicas in vitro usando porciones de cladodio (explantes) que contenían areolas (Juárez y Passera, 1998). El mejor procedimiento de esterilización (con sólo el 12 por ciento de las areolas contaminadas) consistieron en la inmersión de los cladodios enteros en hipoclorito de sodio y Tween 80, y luego transferidas a una solución de cloruro de benzalconio.

Los explantes se mantuvieron en un medio de Murashige y Skoog complementado con sacarosa y diferentes concentraciones de ácido indolbutírico (AIB) y 6 benzil-amino-purina en una cámara de crecimiento con temperatura regulada a 27+/- 2 ºC, 100 por ciento de humedad relativa y un fotoperíodo de 16 horas. Los explantes en el medio con 2,25 mg/litro de IBA mostraron un excelente crecimiento que se disparó a los 35 días en el medio de cultivo. Con una longitud promedio de 10,2 mm a los 49 días.

Se logró un 100 por ciento de inducción de raíces en los brotes en un medio con 5 mg/litro de IBA después de 12 días de cultivo. Los mayores valores de enraizamiento se registraron cuando los brotes se cultivaron en un medio enriquecido con 5 mg/litro de AIB a los 48 días de cultivo.

La aclimatación de las plantas regeneradas in vitro se logró en el invernadero y fueron trasplantadas con éxito al terreno de cultivo.

VIABILIDAD ECONÓMICA DE LAS PLANTACIONES Opuntia PARA FORRAJE

Producción de ganado

Se evaluó la viabilidad económica de plantaciones de 50, 100 y 200 ha de nopal en las llanuras de Mendoza utilizando modelos de simulación (Guevara et al., en prensa). Considerando 200, 300 y 400 mm de precipitación anual y dos sistemas de manejo: corte y acarreo (CA) comparado con el consumo directo (CD). El estudio se basó en varios supuestos relacionados con estrategias de espaciamiento y densidades, disponibilidad de material de plantación, calendario de producción y utilización, contenido nutrientes de cladodios, composición de la ración diaria del ganado, y el costo de oportunidad de pastoreo limitado.

Se utilizaron dos enfoques para asignar valores monetarios al forraje consumido respecto al desperdiciado por el ganado. En el primer caso, los precios fueron calculados usando costos locales de energía metabolizable (EM) y proteína cruda (PC) en los concentrados (precio base, PE). En el segundo caso, los autores fijaron como precio base el de la venta de carne obtenido a nivel del productor (precio base, PB). Esta última aproximación también supuso un índice de conversión de 115,4 MJ de EM por kilogramo de ganancia de peso neto. (Le Houérou, 1989). Por lo tanto, los valores monetarios (en US dólares por tonelada de MS) fueron 95,4 (PE) y 66,3 (PB) para el nopal; 102 (PE) y 59,4 (PB) para el rango de producción de forraje.

La información obtenida mediante el establecimiento y monitoreo de plantaciones experimentales de opuntia en las llanuras de Mendoza fue utilizada para estimar los costos de establecimiento (Figura 10). Los valores corresponden a un promedio de los dos precios base. El costo se estimó en 1 490 $ dólares para una plantación de 50 ha usando PE como precio base, y de 850 dólares para una plantación de 200 ha en el sistema CA. Y desde 1 080 $US para una plantación de 50 ha, usando EP como precio base, y 970 dólares para una plantación de 200 ha, usando PB como precio base en el sistema CD.

Figura 10. Costo promedio de establecimiento de plantaciones de nopal en las planicies de Mendoza de acuerdo al tamaño de la plantación y el sistema de manejo


Fuente: Guevara et al. (en prensa)

Usando el 12 por ciento como el costo capital de oportunidad y el precio base de carne, la producción de nopal fue estimada como viable en los sistemas de CD con precipitaciones de 300 mm en una plantación de 100 ha, y con 400 mm de precipitación en una plantación de 50 ha en los sistemas CA con 100-200 ha de plantación y precipitación de 400 mm (Figura 11).

Figura 11. Tasa interna de retorno (TIR) de plantaciones de nopal en las planicies de Mendoza de acuerdo al tamaño de plantación, lluvia y sistema de manejo (Fuente: Guevara et al., en prensa)

El análisis económico no tomó en cuenta los beneficios secundarios mencionados por Le Houérou (1994, 1996a), tales como el control de erosión, estabilidad climática, aumento en el nivel de fertilidad del suelo, estabilización de la producción animal y reducción de las necesidades hídricas del ganado. Lo cual se manifestó como una subestimación del impacto económico de las plantaciones de opuntia.

Sin la incorporación de las plantaciones de nopal, las dimensiones requeridas para generar ganancias en la llanura de Mendoza fueron estimadas en 37 500 ha (Guevara et al., 1996). Considerando la producción acumulada durante un período de tres años y el consumo correspondiente de 36 kg de nopal fresco por unidad animal (UA), la plantación de este cacto requeridas para alimentar todo el ganado (1 580 y 2 270 UA en áreas con 300 y 400 mm de precipitación respectivamente), sería el 0,3 por ciento del área total del rancho. Esta plantación de nopal incrementaría la inversión actual del rancho en 7 a 10 por ciento (Guevara et al., 1996).

Cabras para producción de carne

El estudio se enfocó a pequeños ganaderos (con 50 a 200 cabras), localizados en áreas con precipitaciones promedio de 200 mm (Guevara et al., 1999). Sus sistemas de producción de poseían las siguientes características: (i) las cabras son básicamente alimentadas en pastizales (ii) la mayor parte gestan en la temporada seca (otoño-invierno), cuando el forraje disponible es aún insuficiente para los requerimientos nutricionales para la lactación de las cabras; y (iii) hay un alto nivel de mortalidad de cabritos como consecuencia del déficit alimenticio en este período.

Un modelo de simulación examinó los costos y beneficios derivados de la introducción de plantaciones de nopal en estos sistemas de producción de cabras. Se generaron varias probabilidades mediante la variación del tamaño del rebaño (50, 100, 150 o 200 unidades y la probabilidad de lluvia anual (f), de 0,1 a 0,9.

Las suposiciones fueron las mismas descritas anteriormente, aunque, algunos aspectos particulares se añadieron al estudio. Las plantaciones de nopal pueden establecerse en áreas abiertas, cerca de los asentamiento de los ganaderos, en áreas sobre pastoreadas y/o deforestadas. La vegetación herbácea que podía crecer entre las hileras era escasa, por lo que no se consideró el costo de oportunidad de exclusión de pastoreo. Solo se consideró el 10 por ciento de los salarios como costo de oportunidad del ganadero y el sistema de manejo propuesto fue el de CA. Este tipo de manejo se recomienda para áreas en donde no existe experiencia en pastoreo y por lo tanto se registra un alto riesgo de destrucción de la nopalera (Le Houérou, 1989).

El decremento de mortalidad anual fue de 10 a 2 por ciento y se consideró un monto adicional de cabritos por cabra como beneficios directos de la reducción del déficit de forraje en el período de otoñoinvierno. Un beneficio externo adicional fue la reducción del consumo de agua por las cabras en términos de valor monetario.

La Figura 12 muestra el costo de establecimiento de plantaciones de nopal para tres probabilidades de precipitación seleccionadas. Los costos variaron entre los 525 $US/ha (con rebaños de 50 cabras; y con un valor de f= 0,1), hasta 242 $US/ha (con rebaños de 200 cabezas y f= 0,9). El costo del establecimiento podría considerarse alto, por lo que no todos los ganaderos podrían cubrir tales inversiones. El costo de instalar la cerca, la principal parte del costo del establecimiento está en la mayor parte de las probabilidades analizadas, podría reducirse si se establecieran setos espinosos, que podrían establecerse con sólo el 40 por ciento de costo de una cerca metálica (Le Houérou. 1989). Una cerca con doble fila de nopal espinoso a una distancia de 1 m y 1 m entre plantas deberá plantarse al menos dos años antes de la plantación (Le Houérou, 1989).

El monto anual adicional de cabritos requeridos para alcanzar un índice de retorno interno (IRI) equivalente al costo de oportunidad de capital (12 por ciento) se muestra en la Figura 13. Este se incrementa con la probabilidad anual de lluvia. Se estima un incremento anual adicional de 0,2 cabritos por cabra mediante el suplemento con nopal sin espinas. En rebaños de 50 cabezas, el umbral de 0,2 cabritos se alcanza con f=0,5. Y se puede obtener el mismo número de cabritos con calores de f entre 0,7 y f 0,8 con rebaños de 150 y 200.

Si se considera un valor de f=0,8 para las posibilidades de lluvia, los cabritos adicionales por cabra requeridos para alcanzar un TIR de 12 por ciento, varía entre 0,21 y 0,29 para rebaños con 200 y 50 cabras, respectivamente. De cualquier manera. Se requieren investigaciones adicionales para establecer, la cantidad real de cabritos que pueden obtenerse con alimentación suplementaria de nopal.

Figura 12. Costos totales de establicimiento y cercado en las planicies de Mendoza, para tres posibilidades de lluvia anual (+) y cuatro tamaños de rebaño (Fuente: Guevara et al., 1999)

Figura 13. Cantidad adicional de crías por cabra requerido para alcanzar una TIR del 12% en las planicies de Mendoza de acuerdo a la probabilidad anual de lluvia y tamaño del rebaño (Fuente: Guevara et al., 1999)

PERSPECTIVAS Y RECOMENDACIONES

Las plantaciones de nopal podrían desarrollarse con éxito en la mayor parte de las zonas áridas y semiáridas de Argentina, considerando la utilización de especies o clones tolerantes a heladas. Los experimentos indican que O. spinulifera Salm-Dyck y O. robusta son las especies mas tolerantes a heladas y son las más prometedoras para la producción de forraje.

El costo del establecimiento de plantaciones de nopal parece ser alto y fuera del alcance de la mayor parte de los ganaderos. Pero la investigación y la extensión serán necesarias para hacer plantaciones más atractivas en términos de su valor alimenticio, su papel como “seguro contra sequías”, y en particular para reducir el costo del establecimiento. Al mismo tiempo, el gobierno debería considerar incentivos apropiados y herramientas legales que favorezcan la seguridad de la tenencia de la tierra.

El sistema aplicado en Túnez con Acacia saligna y en Siria con Atriplex halimus (Le Houérou, 1996b) podría ser adoptado en Argentina. Dicho sistema está basado en tierras controladas por el Estado y las plantaciones, usualmente cercadas y excluidas del ganado, están abiertas a los ganaderos temporalmente, sujetos a pagos de cuotas de pastoreo, bajo el control del Servicio Forestal, quien decide sobre el tiempo de pastoreo, el número de animales admitidos y la cuota diaria por animal.

Por otra parte, en Túnez hay incentivos legales para el desarrollo de la producción de forraje. Estos incentivos incluyen la asistencia estatal mediante préstamos, cuando son económicamente justificables, para el establecimiento de plantaciones cultivos forrajeros, en especial si se trata de nopal sin espinas, Atriplex y Acacia.


[8] Juan C. GUEVARA y Oscar R. ESTEVEZ Instituto Argentino de investigaciones de las Zonas Aridas (IADIZA) Mendoza Argentina

Página precedente Inicìo de página Página siguiente