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Novedades recientes y tendencias a largo plazo

Situación actual y novedades recientes en los mercados de productos básicos agrícolas

Tras un fuerte y prolongado descenso de los precios de muchos productos básicos agrícolas hasta mínimos históricos desde los últimos años 1990 hasta 2001, los precios de los mercados mundiales han iniciado una recuperación o al menos se han estabilizado en los dos últimos años.

La reciente recuperación refleja la reducción de los suministros de algunos productos básicos y una mayor demanda de otros, ya que los mercados han respondido a la situación crónica de excedentes de suministros y caída de los precios como consecuencia de los cambios registrados en la tecnología, las preferencias de los consumidores y las estructuras del mercado, las políticas y las instituciones. Han contribuido también a la recuperación varios factores a corto plazo, como el debilitamiento del tipo de cambio del dólar de los Estados Unidos, que se utiliza para expresar los precios de muchos productos básicos.

Frágil recuperación de las bebidas tropicales y el azúcar

Entre 1997 y 2001, los precios del café cayeron casi un 70 por ciento, desplomándose hasta niveles inferiores a los costos de producción en muchos países. Como consecuencia de este fuerte descenso, los precios del café eran más bajos que 30 años antes, incluso en cifras nominales, y desencadenaron emergencias alimentarias en varios países de África y América Central que dependen fuertemente de las exportaciones de café. Los precios de este producto se han reforzado gradualmente en los dos últimos años, ya que los productores, sobre todo en América Latina, han respondido a la caída de los precios reduciendo los suministros.

Los precios del cacao siguieron una tendencia semejante pero se recuperaron antes, a partir de 2000. Esta recuperación comenzó a flaquear a finales de 2003, cuando los suministros empezaron a subir de nuevo. El mercado se ha visto ulteriormente debilitado por la competencia del «equivalente de manteca de cacao», ya que la Unión Europea (UE) ha flexibilizado su reglamento sobre el uso de grasas de otras procedencias para sustituir parte de la manteca de cacao en los chocolates.

Los precios del té se han visto también sometidos a presión, ya que la producción creció más que la demanda, alcanzando niveles récord en 2003.

Los niveles sin precedentes de producción y de excedentes han continuado ejerciendo presión sobre los precios mundiales del azúcar en la segunda mitad de la campaña agrícola de 2003/04.

Los precios de los productos hortícolas continúan siendo vulnerables al equilibrio del mercado

El aumento de los suministros de América Latina y la atonía de la demanda hicieron bajar los precios del banano en 2003. Los precios del zumo concentrado y congelado de naranja acusaron influencias semejantes, aunque los precios de la fruta fresca se vieron consolidados por la merma de la producción. Si bien el crecimiento de la demanda ha sido significativo en el caso de las frutas tropicales, el nivel de los precios continúa siendo vulnerable al equilibrio del mercado.

Las fibras y las materias primas se recuperan

Los cambios en las tendencias de precios de la mayor parte de las materias primas agrícolas han sido menos espectaculares y ha habido mayor divergencia entre los distintos productos. No obstante, en la mayor parte de los casos se observa una pauta de recuperación que coincide a grandes rasgos.

Los precios del algodón, el caucho, el yute, el sisal y el abacá se han beneficiado del fortalecimiento de la demanda y la desaceleración del crecimiento de la oferta. Los precios de los cueros y pieles, por el contrario, bajaron a lo largo de 2003 en respuesta a la debilidad de la demanda y al aumento de la oferta.

Progresos de los cereales y los cultivos oleaginosos

Los precios internacionales de la mayor parte de los cereales registraron un fuerte aumento durante la segunda mitad de 2003, debido a la atonía de los mercados. En el caso del arroz, esta atonía se vio agravada por la imposición de restricciones a las exportaciones en la India y Myanmar. En cuanto al trigo, la reducción de los suministros de exportación en la UE y en la Comunidad de Estados Independientes impulsó la subida de los precios. Los cereales secundarios registraron también subidas de precios, respaldadas por la fuerte reducción de las exportaciones de China, los niveles históricamente bajos de las existencias de los Estados Unidos y la constante subida de los precios de la soja.

La situación es muy diferente en el caso de las semillas oleaginosas. En los últimos años, los precios han mejorado de forma constante con respecto a los bajos niveles de 1999-2000, y los productores han respondido con un fuerte aumento de la producción. La subida de los precios se vio estimulada sobre todo por el continuado crecimiento de la demanda, que superó a la expansión de los suministros.

Con una demanda firme y unos niveles de existencias relativamente bajos, es de prever que tanto la producción mundial como los precios de los cultivos oleaginosos continúen subiendo a corto plazo.

Los precios de los productos lácteos se mantienen firmes, pero las enfermedades de los animales provocan trastornos en el mercado de la carne

El equilibrio de mercado es también actualmente favorable a los precios de los productos lácteos. Los precios transnacionales se han visto robustecidos en los últimos meses por los limitados suministros de exportación y la sostenida demanda de importaciones. Se prevé que la subida de precios se mantenga durante 2004.

El mercado internacional de carnes, por otro lado, continúa sufriendo las perturbaciones causadas por los brotes de enfermedades de animales. Durante la primera mitad de 2004, aproximadamente un tercio de las exportaciones mundiales de carne se vieron afectadas por los brotes de la gripe aviar o por casos identificados de encefalopatía espongiforme bovina (EEB). La prohibición de importaciones de aves de corral y carne de bovino de los países afectados por las enfermedades está dando lugar a subidas de precios de los productos procedentes de las zonas libres de enfermedad. La limitación de los suministros de exportación de carne está elevando también los precios de otros productos que contienen proteínas animales.

Continúa el descenso a largo plazo

En general, parece que el equilibrio entre la oferta y la demanda de productos agrícolas ha mejorado, y con ello han mejorado también las perspectivas de los precios después del pronunciado y persistente descenso de los últimos años del decenio de 1990. No obstante, a pesar del reciente fortalecimiento, los precios de los productos agrícolas continúan estando en general en niveles próximos a los mínimos históricos, y persiste su descenso a largo plazo con respecto a los precios de los productos manufacturados.

Esta tendencia secular descendente se analiza más a fondo en las siguientes secciones del presente informe. Los lectores interesados en la información más reciente acerca de los precios y comercio de productos básicos, pueden consultar las páginas Web de la Dirección de Productos Básicos y Comercio de la FAO en http://www.fao.org/ es/ESC/es/index.html

 

Las tendencias a largo plazo revelan cambios estructurales

Los movimientos de los precios de los productos básicos en los mercados mundiales son una especie de barómetro sobre la situación de la oferta y la demanda. Las fuertes subidas o bajadas repentinas de los precios ponen de manifiesto el efecto de las crisis que afectan a los mercados. Las tendencias a largo plazo de los precios de los productos básicos, por el contrario, reflejan la influencia de los cambios en la tecnología, preferencias de los consumidores y las estructuras de mercado, las políticas y las instituciones.

Un gráfico de los precios de los productos agrícolas durante los 40 últimos años pone de manifiesto varias características sorprendentes:

En los cuatro últimos decenios, los precios reales de los productos agrícolas bajaron aproximadamente un 2 por ciento al año. Son varios los factores que han contribuido a este declive a largo plazo.

Es de suponer que los precios de los productos agrícolas disminuyan en relación con los productos industriales a medida que los avances tecnológicos reduzcan los costos y permitan, con un precio determinado, ampliar la producción a un ritmo superior al del crecimiento demográfico y al aumento de la demanda estimulada por el mayor nivel de los ingresos.

Los precios de algunos productos se han visto también impulsados a la baja por el exceso de suministros, fomentado por la intensa competencia mundial en la producción, la reducción de los costos de transporte y las nuevas tecnologías que han aumentado la productividad e introducido alternativas sintéticas a algunos productos. En algunos casos, la aparición de nuevos e importantes productores ha repercutido también en el equilibrio del mercado: entre 1985 y 2001, por ejemplo, las importaciones de café de Viet Nam pasaron de menos de 10 000 toneladas a más de 900 000 toneladas, con lo que este país se convirtió en el segundo mayor exportador mundial, y continuó incrementando su producción a pesar de que los precios cayeron fuertemente entre 1995 y 2001.

Las subvenciones a la exportación y a los productores en algunos países desarrollados han hecho bajar los precios mundiales de muchos productos agrícolas cultivados en las zonas templadas, con lo que se han reducido los ingresos de exportación de los países en desarrollo que exportan productos como el algodón, el azúcar y el arroz.

Las tendencias de los precios reales de los productos básicos revelan un «línea divisoria» muy clara. Antes de mediados de los años ochenta, los precios fluctuaron enormemente al mismo tiempo que la tendencia general registraba un fuerte descenso. Desde entonces, tanto las fluctuaciones como la tendencia se han estabilizado considerablemente.

Este cambio de la tendencia de los precios se explica en parte por la desaceleración del rápido crecimiento de los precios de los productos manufacturados en relación con los productos básicos, que había mermado la capacidad adquisitiva de los ingresos resultantes de la exportación de productos básicos en el pasado.

Varios factores de alcance mundial contribuyeron a frenar la subida de los precios nominales de todos los productos comercializados, en particular, las reformas de las políticas comerciales y el aumento del comercio de productos manufacturados, cuyos precios han tendido a bajar más rápidamente como consecuencia de los avances tecnológicos y del fuerte crecimiento de la productividad. Un factor decisivo fue el aumento de la producción y comercio de bienes manufacturados por parte de los países en desarrollo. Entre 1980 y 2000, estos países casi triplicaron su parte en las exportaciones mundiales de manufacturas, que pasó del 11 al 27 por ciento.

La liberalización del comercio y el cambio tecnológico han contribuido también notablemente a disminuir la variabilidad de los precios, reduciendo la incidencia de las crisis relativas a la oferta. La liberalización del comercio ha permitido a una mayor variedad de países participar en los mercados mundiales de productos básicos, con lo que se ha reducido la importancia relativa de la situación de los suministros en un país dado, al mismo tiempo que los avances tecnológicos han reducido la vulnerabilidad de algunos cultivos frente a las inclemencias meteorológicas. Los bajos niveles de precios alcanzados en los últimos años han limitado a su vez el alcance de la variabilidad, al menos en sentido descendente.

Los efectos difieren tanto en lo que respecta a los productos como a los países

Aunque los precios reales de todos los productos agrícolas han disminuido en los últimos 40 años, el ritmo del descenso ha variado de un producto a otro. Las materias primas, las bebidas tropicales, los cultivos oleaginosos y los cereales son los que han registrado los descensos más pronunciados. La caída de los precios reales más moderada ha sido la de los productos hortícolas, cárnicos y lácteos. Algunos países en desarrollo han conseguido aprovechar estas tendencias haciendo que tanto su producción como su comercio dieran más importancia a estos sectores de valor más elevado. De esa manera, han reducido su dependencia de productos cuyos precios se han caracterizado por fuertes caídas y una gran inestabilidad.

En su mayor parte, han sido los países en desarrollo más avanzados y prósperos los que han conseguido seguir ese camino. Los países en desarrollo que no forman parte del grupo de los PMA han duplicado con creces la parte de los productos hortícolas, cárnicos y lácteos en sus exportaciones agrícolas. Al mismo tiempo, han reducido su dependencia de las bebidas tropicales y materias primas, haciendo que la parte de estos productos en el total de sus exportaciones agrícolas bajara de más del 55 por ciento en los primeros años 1960 a aproximadamente el 30 por ciento en 1999-2001. Pero en los PMA, la dependencia de sus ingresos de exportación agrícola con respecto a esos productos aumentó de hecho, pasando del 59 al 72 por ciento durante el mismo período.

Muchos PMA dependen fuertemente de un reducido número de productos básicos cuyos precios no sólo han sufrido grandes caídas sino que han sido muy irregulares, lo que ha complicado la planificación económica y el desarrollo. En los últimos 40 años, los precios han sido especialmente inestables en el caso de las bebidas tropicales y las materias primas, los mismos grupos de productos que han experimentado algunos de los mayores descensos a largo plazo. En términos generales, la variabilidad con respecto a los niveles de la tendencia ha sido particularmente alta en los productos agrícolas comercializados por los PMA y otros países en desarrollo, mientras que la más baja ha correspondido a los productos agrícolas comerciados por los países desarrollados, tanto en lo que respeta a las exportaciones como a las importaciones.

 

Evolución de las relaciones de intercambio de los productos básicos agrícolas

En el caso de los países en desarrollo cuyos ingresos de exportación dependen fuertemente de los productos básicos, el precio en efectivo es menos revelador que la capacidad adquisitiva asociada a dicho precio. Esta capacidad adquisitiva se refleja en las relaciones de intercambio «de trueque», es decir, el coeficiente entre los precios de los productos exportados y los precios de las importaciones. A medida que disminuye este coeficiente, el volumen de importaciones que se puede comprar con una determinada cantidad de exportaciones se reduce también.

En los países donde el comercio de productos agrícolas representa una proporción importante del total del comercio, la evolución de las relaciones de intercambio de la agricultura puede tener importantes repercusiones en la posibilidad de importar alimentos y en la seguridad alimentaria. Así ocurre particularmente en el caso de los PMA y algunos otros países en desarrollo. Durante el período de fuertes subidas de los productos básicos entre mediados de los años 1970 y primeros de la década de 1980, los precios de las exportaciones agrícolas de los países en desarrollo subieron con mayor rapidez que los de sus importaciones agrícolas (fundamentalmente, alimentos). Desde mitad de los años ochenta, esta tendencia se ha invertido. Muchos de estos países han sufrido graves pérdidas debido al deterioro de las relaciones de intercambio, tanto entre las exportaciones e importaciones agrícolas como entre los productos agrícolas que exportan y los bienes manufacturados que importan.

En cifras agregadas, las relaciones de intercambio dentro del sector agrícola mundial no subieron ni bajaron significativamente entre 1961 y 2002. No obstante, si se consideran por separado las relaciones de intercambio de los países de diferentes grupos de ingreso se observa que los países en desarrollo experimentaron fluctuaciones considerables y persistentes.

Desde mediados del decenio de 1980 hasta la actualidad, las relaciones de intercambio de los PMA y de los demás países en desarrollo se han deteriorado de forma significativa. Por ejemplo, en el caso de los PMA las relaciones de intercambio agrícolas bajaron a la mitad desde el máximo de 1986 hasta el mínimo de 2001. Como muchos de estos países dependen de la exportación de productos básicos para financiar sus importaciones de alimentos, el deterioro de las relaciones de intercambio de la agricultura representa una amenaza para la seguridad alimentaria.

En cambio, en los países desarrollados no se ha observado una tendencia clara a largo plazo de las relaciones de intercambio de la agricultura, y durante los últimos 40 años sólo ha habido pequeñas fluctuaciones.

Cambio de las relaciones de intercambio de trueque entre agricultura y manufacturas

El deterioro de la relaciones de intercambio de la agricultura ha sido perjudicial para la balanza de pagos y ha aumentado la carga de la deuda de muchos países en desarrollo, pero la caída de las relaciones de intercambio entre los productos agrícolas y las importaciones manufacturadas ha sido todavía más persistente y nociva. Entre 1961 y 2001, los precios medios de los productos agrícolas vendidos por los PMA bajaron casi un 70 por ciento en relación con el precio de los artículos manufacturados adquiridos a los países desarrollados.

Los economistas Raul Prebisch y Hans Singer observaron hace unos 50 años el descenso a lo largo del tiempo de las relaciones de intercambio de trueque entre los productos primarios y los artículos manu-­­ facturados, con la consiguiente transferencia de ingresos de los países en desarrollo a las naciones desarrolladas. Explicaron este fenómeno señalando una doble tendencia: la del crecimiento económico a aumentar la demanda de artículos manufacturados más que la de productos primarios, y la de la productividad a crecer más rápidamente en el caso de los productos primarios, lo que daría lugar a una caída de sus precios en relación con los de los artículos manufacturados. En un estudio reciente se comprobó que la productividad aumentaba 20 veces más rápidamente en la agricultura que en las manufacturas, en cifras mundiales, y 100 veces más rápidamente en los países en desarrollo que en los países desarrollados.

La mayor parte de los datos indican un descenso a largo plazo de las relaciones de intercambio de trueque. No obstante, el ritmo del descenso varía y, según el período elegido, las fluctuaciones de los datos no permiten distinguir fácilmente entre las tendencias y la variabilidad a plazo más corto. Si bien hay una clara tendencia descendente de las relaciones de intercambio de la agricultura frente a las manufacturas durante todo el período, la naturaleza de la tendencia cambió claramente en los años centrales y finales del decenio de 1980, y en los años noventa no se observa ninguna tendencia descendente significativa.

Descenso de las relaciones de intercambio y sus efectos en los países en desarrollo

Aunque quizá sea difícil confirmar y cuantificar una tendencia mundial a largo plazo utilizando datos estadísticos, no hay duda de que las relaciones de intercambio de las exportaciones de productos agrícolas de muchos países en desarrollo han disminuido de forma significativa. El declive ha sido especialmente pronunciado en los países que menos se lo pueden permitir. Incluso durante el decenio de 1990, si bien las relaciones de intercambio de los países desarrollados y de otros países en desarrollo se mantuvieron relativamente estables, cayeron nada menos que un 25 por ciento en el caso de los PMA.

El descenso de las relaciones de intercambio puede contrarrestarse con un aumento del volumen producido con el fin de mantener y aumentar el valor real de los ingresos de exportación. De hecho, en el grupo de países en desarrollo, el aumento del volumen de las exportaciones agrícolas ha compensado con creces el efecto de la disminución de los precios reales de exportación, por lo que el valor real de sus ingresos de exportación ha aumentado casi un 30 por ciento en los dos últimos decenios. En otras palabras, su «relación de intercambio de los ingresos agrícolas» ha aumentado. No obstante, la evolución de las relaciones de intercambio del ingreso ha presentado considerables variaciones entre los PMA y otros países en desarrollo. En los PMA, los ingresos de exportación no llegaron a aumentar, y la subida de los precios de importación merma todavía más su capacidad adquisitiva. Los ingresos reales resultantes de las exportaciones agrícolas de los PMA bajaron más de un 30 por ciento durante el mismo período. En los últimos 40 años la relación de intercambio de sus ingresos se ha reducido a la mitad.

La región que más ha sufrido este descenso de las relaciones de intercambio es el África subsahariana. Desde el decenio de 1970, este deterioro ha dado lugar a una considerable reducción de la capacidad adquisitiva de las exportaciones de los productos básicos africanos. Según estimaciones del Banco Mundial, entre 1970 y 1997 la caída de las relaciones de intercambio costó a los países de África no exportadores de petróleo el equivalente del 119 por ciento del producto interno bruto (PIB) anual combinado, en concepto de pérdida de ingresos. El volumen de las exportaciones no ha crecido lo suficiente para cubrir esa pérdida.

 

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