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EDITORIAL


Impulsar las acciones regionales

La colaboración regional permite a los países que se enfrentan a problemas comunes realizar acciones eficaces para conseguir logros compartidos, aproximando de esa forma las iniciativas nacionales y mundiales. Los bosques y las cuencas hidrográficas atraviesan las fronteras nacionales y la gestión que realiza cada país influye en los recursos forestales de su región. Las semejanzas en los tipos de bosque, el desarrollo económico, el idioma, la cultura y otros factores pueden hacer más fácil conseguir un consenso sobre las medidas necesarias para mejorar el manejo de los recursos forestales a escala regional que a escala mundial. Como indican los ejemplos que se ofrecen en este número de Unasylva, es posible también que las agrupaciones regionales tengan más capacidad para ponerse de acuerdo sobre las modalidades de ejecución.

Es preciso señalar que aunque la estructura orgánica de la FAO clasifica a los países del mundo en regiones y subregiones claramente definidas, en este número de Unasylva el término «regional» se usa con cierta laxitud y en algunos casos describe mecanismos, iniciativas y procesos que la FAO y otras organizaciones calificarían generalmente como subregionales.

El artículo de R.M. Martin ofrece una perspectiva general de las ventajas y limitaciones de los enfoques regionales y describe varios tipos de colaboración intrarregional, incluidos los procesos relativos a los criterios e indicadores para la ordenación forestal sostenible, los procesos de alto nivel sobre los bosques, las agrupaciones económicas y comerciales regionales y las redes regionales en distintos ámbitos como la investigación, la educación y la cooperación técnica. Analiza también el apoyo de la FAO a las regiones a través de las oficinas regionales y subregionales, las comisiones forestales regionales y los proyectos regionales. En un recuadro se menciona la utilización de los estudios de perspectivas regionales del sector forestal en la planificación para afrontar los futuros desafíos.

P. Koné et al. describen la historia y las actividades de las seis comisiones forestales regionales de la FAO, que asesoran a la organización sobre la formulación de las políticas y las prioridades de su programa forestal. Estas comisiones tienen un papel cada vez más activo en la cooperación, el intercambio de información y la solución conjunta de problemas a escala regional, por ejemplo mediante la creación de grupos de trabajo. Como foros en los que los países pueden trabajar conjuntamente para encontrar soluciones comunes a los problemas forestales, las comisiones contribuyen a traducir los compromisos mundiales en medidas concretas en las regiones.

La Conferencia Ministerial sobre la Protección de Bosques en Europa constituye un buen ejemplo de un proceso regional impulsado por los países cuyo éxito se explica en parte por el apoyo político de alto nivel. T. Juszczak et al. describen las actividades de la Conferencia sobre varias cuestiones de importancia crucial para la región: la colaboración entre Europa oriental y occidental; los criterios e indicadores paneuropeos; los aspectos económicos de los bosques; y la cooperación intersectorial para conservar la diversidad biológica forestal.

La Comunidad del África Meridional para el Desarrollo (SADC) coordina la cooperación regional en materia forestal desde hace dos decenios. Un artículo de L. Mubaiwa se centra en el Protocolo de la SADC sobre silvicultura recientemente elaborado, que firmaron la mayoría de los países de la SADC en 2002 pero que aún no se ha ratificado, y que podría ser un marco normativo eficaz para la gestión de los recursos forestales de la región, aunque para ello sería imprescindible que se respaldara y ejecutara eficazmente. Su éxito dependerá del compromiso de todas las partes interesadas y del equilibrio entre soberanía y buena voluntad en los países participantes.

En África central se han adoptado numerosas iniciativas regionales para el desarrollo del sector forestal: la Conferencia sobre Ecosistemas de Bosque Húmedo y Denso de África Central (CEFDHAC), la Conferencia de Ministros responsables de los Bosques en África Central y la Asociación Forestal de la Cuenca del Congo, de reciente creación, por citar sólo algunas. J.P. Koyo afirma que estas iniciativas dan fe de la voluntad política de frenar la deforestación en la región pero no han dado todavía resultados significativos. El autor postula la necesidad de mejorar las condiciones socioeconómicas y la coordinación de política entre el sector forestal y otros sectores para que den buenos resultados.

N. Sizer se refiere a los esfuerzos desplegados en cuatro procesos regionales en Asia –el proceso de Aplicación de la legislación forestal y de buena gestión en Asia, la Asociación Forestal de Asia, la Asociación de Naciones del Asia Sudoriental (ASEAN) y la Comisión Forestal de la FAO para Asia y el Pacífico (AFPC)– para solucionar un problema específico: la explotación ilegal de madera. El autor aborda los problemas de superposición y la necesidad de conseguir una colaboración entre los distintos procesos. Su análisis indica que los requisitos para el buen éxito de los enfoques regionales son la existencia de objetivos bien definidos, una participación amplia, una dirección compartida y la identificación de la región con el proceso.

En el último artículo, de E. Elías, se describe también una iniciativa regional que tiene un objetivo específico: el Proceso de Tarapoto sobre criterios e indicadores de sostenibilidad del bosque amazónico.

El proceso, que se desarrolla en el marco de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), es el resultado de cinco años de consultas a todos los niveles entre los ocho países miembros de la OTCA y dentro de ellos. Se han formulado 15 indicadores prioritarios que se están validando en estrecha cooperación con los programas forestales nacionales en cada país.

En este número se señalan también otras iniciativas y procesos: la Estrategia Forestal Centroamericana; los mecanismos de colaboración para la actividad forestal sostenible en las islas del Pacífico; el Foro Forestal del Nordeste de Asia, y una iniciativa de la Comisión Forestal para América del Norte encaminada a hacer una evaluación regional de los recursos forestales.

En conjunto, estas iniciativas ponen de manifiesto la importancia y las buenas perspectivas de la acción regional. Ciertamente, nada puede sustituir al compromiso local y nacional con la ordenación forestal sostenible, pero los enfoques regionales pueden dar impulso y complementar el interés mundial en una mejor gestión de los bosques.

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