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Los efectos positivos de las huertas familiares sobre la salud de la familia y los medios de vida sostenibles


En las secciones precedentes, se ha visto un cierto número de efectos positivos aportados por las huertas familiares, así como las influencias que han experimentado a lo largo de la evolución histórica. En esta sección se pondrá el acento sobre la manera en que, en la actualidad, las huertas familiares contribuyen en la generación de los medios de subsistencia de las pequeñas explotaciones agrícolas.

Las huertas familiares viables mejoran la capacidad de los pequeños agricultores y de las comunidades a enfrentar los problemas interrelacionados de seguridad alimentaria, nutrición, salud y seguridad económica. Sus efectos positivos así como sus beneficiarios son los siguientes:

Las huertas familiares reducen las pérdidas alimentarias

La proximidad de la huerta al hogar permite una reducción notable del riesgo de perdidas alimentarias, mediante la posibilidad de un mayor control de los predadores y ladrones. En los sistemas de producción familiar, la mayor parte de los productos de base provienen generalmente de una o varias parcelas del mismo cultivo. En general, esas parcelas se encuentran bastante alejadas, obligando a un miembro de la familia a pasar la noche en una cabaña improvisada para vigilar las cosechas. Contrariamente a las huertas familiares, los cultivos realizados en campo abierto se practican en monocultivo con el objetivo de maximizar la productividad del trabajo. Sin embargo, esta falta de diversidad cultural aumenta el riesgo de pérdidas debido a enfermedades y a plagas, que en esas condiciones se multiplican y propagan fácilmente. Cuando las siembras son realizadas de una sola vez, los riesgos por pérdidas debidas a la sequía y a las inclemencias del tiempo son elevadas. Inversamente, en la huerta familiar, la gran diversidad en el escalonamiento de las siembras disminuye el riesgo de pérdida en los cultivos. En Filipinas y en las islas del Pacífico, se cultivan parcelas de taro (Colocasia u otras especies vecinas) para asegurar el aprovisionamiento alimentario de la familia después del pasaje devastador de un tifón o de un ciclón tropical. Plantas tales como las correspondientes a la familia de la cebolla (Alliun sp.) y del espinillo amarillo (Melia azedarach), que son repulsivas, son utilizadas para alejar de la huerta a los insectos y animales dañinos. En las huertas familiares, los cultivos se encuentran protegidos por la sombra y por la mayor seguridad que proporciona la cercanía del hábitat, lo cual no es el caso de los cultivos intensivos en pleno campo. Por otra parte, la huerta familiar es el lugar en el cual los productos pueden ser tratados y transformados con toda seguridad.

FIGURA 6: Una gavilla de soya se seca sobre el área de trabajo de una huerta familiar, en el norte de Laos. Un miembro de la familia vigila la soya que será puesta al abrigo en caso de que ocurra una tormenta o sople el monzón. Una gran parte será vendida y el resto será almacenada para el invierno en grandes recipientes de terracota. Fuente: C. Landon-Lane

En todo momento, productos de mejor calidad y en mayor cantidad

Las huertas contribuyen de manera significativa a la seguridad alimentaria, tanto como fuente suplementaria de productos alimenticios o como fuente de aprovisionamiento durante la estación no productiva o con ausencia de crecimiento. Bajo condiciones climáticas no extremas, las hortalizas pueden ser cultivadas a lo largo del año. A menudo, los cultivos arbóreos dan sus frutos o sus nueces durante períodos diferentes, contrariamente a lo que sucede con las cosechas de los cultivos de pleno campo. En los climas tropicales, la papaya (Carica papaya) y la banana (Musa spp.) son cosechadas prácticamente todo el año. En las zonas subtropicales, el guayabo del Brasil o Feijoba (Feijoa sellowiana) la palta (Persea americana) originaria de América el sur, las mandarinas (Citrus sinensis) el Jinjolero (Ziziphus jujuba) de Asia, son cosechados después del final del verano hasta el invierno, cuando muy pocos frutos están disponibles. En las regiones secas y templadas, las nueces poco perecederas como el nogal (Juglans regia) y la castaña de acayú (Anarcardium occidentale) son productos con alto valor alimenticio y comercial pudiendo ser almacenados o vendidos en el mercado. La ganadería y la acuicultura forman parte integral de numerosos sistemas de huertas familiares, esto, tanto en las regiones de clima húmedo como seco. En una huerta familiar, la producción animal acuática o terrestre puede generar rendimientos e ingresos elevados, y por este medio mejorar las condiciones nutricionales de la familia, mientras que, por otra parte, contribuye al reciclaje del agua y de los micronutrientes. En muchos países, los animales son una fuente poco onerosa de productos alimenticios de alto valor nutritivo, ricos en proteínas, materias grasas y micronutrientes. En América Latina, los conejillos de Indias - conocidos localmente con el nombre de cuyes - son alimentados con los desechos de cocina a los cuales se les agrega un suplemento de forraje fresco; en Asia, los caracoles, también fuente de proteínas, se alimentas de hierbas que crecen en los estanques para la cría de peces y de desechos de cocina.

FIGURA 7: La cosecha de higos de Nopal destinados al mercado en el norte de Chile. Alimentos para las malas épocas. Los agricultores y los hortelanos han conocido siempre buenas y malas cosechas. La sequía, las enfermedades y la caída de los precios de los productos agrícolas comercializables contribuyen a hacerlos caer en la indigencia y en la pobreza. Es posible prevenir esos riesgos practicando cultivos vivaces que son cosechados solamente en momentos de extrema necesidad con muy poco empleo de mano de obra. En todo el mundo, los agricultores avisados practican en sus huertas familiares variedades rústicas poco exigentes en insumos productivos, que prosperan, en general, en tierras poco fértiles. El jinjolero (Ziziphus jujuba) y el tamarindo (Tamarindus indicus) crecen en estado silvestre y en las huertas familiares de regiones con estación seca, desde el África hasta China y las islas del Pacífico. Los frutos se comen frescos o después de haber sido secados durante largo tiempo. El arbol del cayú ofrece una gran resistencia a la sequía y, una vez plantado, exige pocos cuidados. Tradicionalmente, las fluctuaciones de los precios internacionales afectan su rentabilidad. En Asia sudoriental, los grandes inversionistas dudan en invertir en el cultivo de cayú. Sin embargo, en caso de fracaso de los cultivos comerciales, sus frutos devienen una fuente de ingresos en especie para muchos pequeños agricultores de la región en situación de indigencia. En las regiones áridas de América Latina, el higo del Nopal (Opuntia sp.) es plantado en parcelas cercadas para protegerlo del ganado. La cosecha de los frutos es difícil y laboriosa, aunque su cultivo es sencillo y exige muy escasos insumos. En caso de necesidad de alimentos o de dinero los agricultores cosechan los higos para venderlos en el mercado; fuera de estas circunstancias, practicamente se olvidan de él. Fuente: C. Landon-Lane

La eficiencia del trabajo y del empleo del tiempo

Las idas y vueltas entre la habitación y los campos de trabajo constituyen una pérdida apreciable de tiempo útil. El cultivo de una huerta familiar puede constituir una actividad tan rentable como la agricultura de pleno campo sin necesidad de alejarse del lugar de la habitación. Los esfuerzos físicos son generalmente menos fatigosos y menos exigentes que los necesarios para la preparación del suelo y el desmalezado en un cultivo extensivo. Esto se debe a la menor superficie y a las mejores condiciones de trabajo imperantes en las huertas. En particular, el trabajo es menos penoso para las mujeres, permitiendo, de esta manera, aliviar la carga de las tareas domésticas. Estudios realizados sobre las ocupaciones cotidianas de la familia muestran que, incluso si las mujeres y los hombres parecen trabajar la misma cantidad de tiempo diariamente, el tiempo de trabajo de las mujeres es mayor si se computan tareas tales como la preparación de las comidas, el cuidado de los niños, la limpieza de la casa, el cuidado de los pequeños animales y el acarreo del agua y de la leña. Estas tareas son generalmente realizadas por la mujer alrededor de la casa. Dicho esto, debe notarse, sin embargo, que esta publicación no tiene por objetivo promover las huertas familiares como actividad reservada a la mujer.

FIGURA 8: En una huerta de Bután: condiciones de vida y de alimentacion satisfactorias La felicidad de una madre ocupándose de su bebé y de los trabajos livianos de la casa y de la huerta. Excelente fuente de hierro, las verduras previenen la anemia que afecta particularmente a las mujeres durante el embarazo y en el periodo del amamantamiento. Fuente: C. Landon-Lane

Simplemente subraya el hecho que las huertas familiares se integran perfectamente a las tareas cotidianas del hogar y que pueden ayudar, en particular a las mujeres, en la obtención de un ingreso suplementario. Uno de los roles más importante de las mujeres es el de ocuparse de los niños. Durante los últimos meses del embarazo, a fin de no comprometer su salud ni el desarrollo normal del niño, es recomendable que la mujer no participe de los trabajos manuales del campo, ni que pase largas horas sin alimentarse convenientemente. Los recién nacidos tienen necesidad de ser amamantados regularmente y se necesita prestarles mucha atención.

A la edad de seis meses la leche materna no es suficiente para colmar todas sus necesidades nutricionales, lo cual exige proporcionarles un suplemento alimenticio. La mejor solución para esto es que las madres permanezcan en la casa durante ese periodo.

Para ello, las huertas familiares constituyen una actividad provechosa y relativamente fácil para las madres que de esta manera pueden ocuparse de la alimentación y de la salud de sus hijos y de ellas mismas. Los alimentos nutritivos son disponibles cotidianamente en la huerta y pueden ser preparados según las necesidades y bajo el techo familiar. No hay nada que supere la posibilidad de cuidar a un niño recién nacido en la propia casa. La huerta familiar permite la práctica de otras actividades con mayor eficacia. Los almácigos le permiten a las jóvenes plantas una vez replantadas en los campos de cultivo, de prosperar más rápidamente y de reducir el trabajo necesario para el combate de las malezas. La limpieza y el secado, la molienda y otras actividades de poscosecha son también practicadas en la huerta. Al trabajar en proximidad de las cosechas, el agricultor está en condiciones de colocarlas al abrigo ante cualquier intemperie; también puede vigilar los animales domésticos. Los deshechos provenientes de la transformación de los productos cosechados en la huerta familiar o en el hogar constituyen forraje y abono compuesto para la fertilización de la huerta.

Medio ambiente: mejorando las condiciones de trabajo y de vida

En las huertas, la asociación, desde un punto de vista ecológico, del hombre y de las plantas, data de tiempos inmemoriales. Unos como otros prosperan allí donde encuentran suficiente alimento, abrigo, sombra, luminosidad y agua. Estos elementos favorecen:

FIGURA 9: Preparación correcta del abono compuesto, los desechos humanos constituyen un recurso precioso en ciertas regiones de Asia. Oasis o estanque de aguas servidas? El tratamiento sin riego de las aguas servidas, es una preocupación mayor en las comunidades de agricultores pobres y en las ciudades en plena expansión. Ciertos tratamientos agravan el riesgo sanitario, éste, sin embargo, no es el caso de los estanques del nordeste de Tailandia, los cuales han contribuido al crecimiento de los ingresos agrícolas de manera considerable. Los estanques son fuente de agua para la irrigación, la cría de peces como la carpa o el siluro o la nutrición de las algas verde-azules a partir de los desechos agrícolas. Al mismo tiempo, las algas y los depósitos del estanque sirven como abono. Es importante que los planificadores tengan conciencia de la forma en que los problemas pueden ser transformados en oportunidades. En las regiones áridas, como en Yemen y en las comunidades más remotas del centro de Australia, los reservorios de aguas servidas alimentan los cultivos de dátiles y de bananeros en las huertas familiares desde hace varias generaciones. En numerosas regiones de Asia, los desechos humanos, correctamente tratados, son un recurso precioso para las huertas. En ciertas ciudades de China, letreros situados en la entrada de los baños públicos invitan a los pasantes a realizar un "depósito" que luego es procesado y comprado por los agricultores locales. Fuente: C. Landon-Lane

Las huertas familiares proporcionan la posibilidad de eliminar los desechos familiares, respetando al mismo tiempo el medio ambiente. La preparación de abonos compuestos, a partir de los desechos de la cocina, papel y otros materiales orgánicos, es frecuentemente practicada. En las zonas inundables, como en el delta del Ganges, en Bangladesh, las poblaciones encuentran un factor de arraigo fundamental en las huertas familiares. Plantas como el taro, la del cocotero y ciertas palmas utilizadas para la cobertura de los techos, tienen la capacidad de retener el suelo durante las inundaciones. En previsión de las inundaciones que devastan regularmente el delta del Merkong, los vietnamitas construyen sus habitaciones sobre pontones que flotan durante las inundaciones. En las huertas familiares, los árboles como las palmeras y las distintas especies de durian que están adaptados a las inundaciones esporádicas y a los suelos ricos, aseguran la protección de la casa cuando ella flota.

FIGURA 10: El secado de porotos: en Camboya una mujer de edad contribuye a la producción alimentaria del hogar. Fuente: C. Landon-Lane

La posición social fortalecida

En todos los países, existen grupos vulnerables a la inseguridad alimentaria y a la pobreza, los cuales ocupan una posición social inferior. Las huertas familiares constituyen un medio que permite a las familias disminuir su vulnerabilidad. En las zonas urbanas a través del mundo, se practican cultivos de subsistencia en los techos y en los balcones, en los patios y en las huertas comunitarias, a lo largo de las rutas y sobre los terrenos baldíos. Los mismos proporcionan a las familias, productos frescos para su propio consumo y para la venta en el mercado, completando de esta manera, el régimen alimentario y mejorando sus niveles de ingresos monetarios. La agricultura urbana y periurbana permiten a las poblaciones más desposeídas hacer frente a las penurias alimentarias en momentos críticos, en particular cuando las infraestructuras rurales y los sistemas de aprovisionamiento de los mercados son deficientes. Las personas mayores y físicamente disminuidas, son consideradas a menudo como dependientes no productivos de la familia. Sin embargo, pequeñas actividades en la huerta y otras actividades domésticas, les permiten contribuir a la seguridad alimentaria y a la generación de ingresos suplementarios de la familia.

FIGURA 11: Una viuda bosníaca cultiva su huerta sobre una parcela que le ha sido atribuida gratuitamente por la municipalidad. En los países que han sufrido la guerra, a menudo, los mercados no funcionan bien y numerosos hogares han perdido la propiedad de sus tierras. Después de un largo conflicto bélico, aquellos que han participado de la contienda pueden tener poca experiencia en materia de agricultura. En 1981, inmediatamente después de la guerra civil en Uganda, la UNICEF observó que las ciudades habían aprovisionado de productos alimenticios no cerealeros y de manera eficiente, a las poblaciones civiles. En los años 90, en Bagdad y en Sarajevo, los habitantes se volcaron al cultivo de las huertas familiares para responder a sus necesidades alimentarias y comerciales. En Camboya, en un programa especial de seguridad alimentaria de la FAO, la huerta familiar constituye un elemento importante del mismo, buscando recrear la diversidad del aprovisionamiento alimentario. Con la ayuda del Banco Asiático de Desarrollo, los soldados desmovilizados fueron reinstalados en las comunas rurales con el fin de acondicionar las huertas familiares y de reaprender el trabajo de la tierra. Fuente: FAO/19932


FIGURA 12: Alumnos trabajando en el jardín de la propria escuela en Myanmar

En general, las huertas familiares son de fácil acceso para los pobres, en comparación con otras formas de producción alimentaria. Si bien es cierto que es una práctica corriente cultivar una huerta con fines de subsistencia, también es verdad que ella permite la generación rápida de ingresos monetarios nada despreciables. Una modesta suma para la compra de semillas hortícolas y un mínimo de trabajo, son capaces de proveer mediante la venta de hortalizas, un retorno monetario en el espacio de seis u ocho semanas. El acceso limitado a la tierra, que caracteriza a menudo a las familias pobres, no debe, sin embargo, constituir una limitación mayor, pues una pequeña parcela es suficiente para el desarrollo de una huerta familiar. Las desigualdades ligadas al sexo exacerban la vulnerabilidad de las mujeres a la pobreza y a la malnutrición, aumentan sus dificultades para ganarse la vida - en particular en las madres jefas de hogar - debilitando su posición social.

FIGURA 13: Alumnos aprenden a producir abono compuesto en Honduras. El aprendizaje social favorece la propagación de innovaciones y a compartir conocimientos sobre técnicas agrícolas conservacionistas de bajo costo. Fuente: FAO/18907/G.Bizzarri

La comercialización de los productos de la huerta puede constituir una fuente importante de ingresos para las mujeres, en particular en las situaciones en que ellas son las jefas del hogar o en aquéllas en las cuales los hombres están ausentes durante largo tiempo, o, aun, en aquellos contextos culturales donde se le atribuye a las mujeres la responsabilidad de subvencionar las necesidades alimentarias de la familia.

En ciertas regiones de África, gravemente afectadas por el VIH/SIDA, las huertas familiares aprovisionan en alimentos a las familias monoparentales o a aquéllas en las cuales los progenitores han fallecido. La repartición tradicional del trabajo y de las responsabilidades suele ser tal que, a menudo, son los hombres quienes se ocupan de la venta de las cosechas, ejerciendo de esta manera el control del ingreso monetario así obtenido. En un contexto tradicionalmente dominado por los hombres, el cuidado y responsabilidad de la huerta, les permite a las mujeres cierta autonomía para comprar aquellos productos capaces de mejorar su condición social en el seno de la familia y de la comunidad.

El mejoramiento de las competencias amplía la oferta de opciones

Mejorar las competencias conduce a mejores oportunidades de los pequeños agricultores en:

Las tecnologías de producción:

La utilización más eficaz y sustentable de los recursos; El aumento de la diversidad de los medios de subsistencia, yendo, por ejemplo, desde la apicultura hasta la producción de velas.

Procesamiento y almacenaje:

La obtención de un beneficio obtenido a partir de los excedentes de producción; la reducción de pérdidas poscosecha y el transporte hacia el mercado la realización de beneficios a partir de la creación de valor agregado; el aumento de las opciones de comercialización.

La comercialización:

Compradores regulares y fieles; precios más elevados gracias al aprovisionamiento a tiempo y de mejor calidad; integración de las actividades de producción y de comercialización.

La gestión financiera:

Acceso a un uso rentable del crédito y de las remesas de fondos; Un mejor control presupuestario del hogar.

La relación entre el medio rural y el medio urbano:

Comprensión del funcionamiento de los mercados y cadenas de distribución sofisticadas; Acceso a la información técnica y a los insumos productivos; El contacto con las tecnologías de origen urbano - producción de pan, comidas rápidas y restauración a escala manufacturera; Identificar diversos nichos de mercado como los de flores frescas.

La organización, el liderazgo la comunicación:

La comercialización en grupo para mejorar la capacidad de negociación y aumentar los márgenes de ganancia, el acceso a mercados más importantes y mayor eficacia en el transporte; La mayor influencia social - mejor acceso a los servicios y a la participación en el gobierno. El mejoramiento del estatus social de los grupos más desfavorecidos.

En búsqueda de una mejor formación

Las huertas familiares facilitan la adquisición de nuevas competencias en razón de la cercanía a las habitaciones y al resto de la comunidad, de la pequeñez de la escala en que operan, de la potencial viabilidad mediante modestas inversiones y de la capacidad de adaptación a una gama extensa de necesidades de la población. La interacción social propia a las aldeas campesinas implica que los conocimientos sobre tecnologías agrícolas, competencias y conceptos en materia de gestión de los negocios sean rápidamente intercambiados. Las mismas razones, determinan que semillas, esquejes, polluelos y alevines sean comercializados rápidamente y a bajo precio; los principiantes pueden aprender las prácticas de cultivo y de cría animal a partir de los logros alcanzados en las huertas ya instaladas. Comparado con los sistemas tradicionales de formación, la participación campesina ofrece mayores oportunidades para el aprendizaje social, lo cual contribuye grandemente a la generación de innovaciones. Las escuelas-granjas, por ejemplo, proporcionan a los agricultores la confianza para trabajar mancomunadamente sobre las prácticas agrícolas sustentables y de bajo costo. Las mejores condiciones de transferencia de capacidades y conocimientos, incrementan rápidamente la disponibilidad de opciones de mejoramiento de los medios de vida de las familias rurales.

Ejemplos de cómo las huertas familiares pueden agregar valor a la producción primaria

Valor agregado en el hogar

Productos de la huerta familiar más recursos suplementarios

Estrategias de comercialización para agregar valor y ganancia

Almacenamiento

Almacenes

Vender en periodo de escasez.

Secado y conservación caseros.

Utensilios de cocina, agentes de conservación - azúcar, sal; recipientes - botellas y tarros; materiales para el secado - canastos, cubetas y filme de polietileno; fuente de calor.

Utilizar los excedentes frescos.

Extracción de aceite, fabricación de quesos y otras actividades de transformación.

Pequeña prensa, utensilios de cocina.

Asegurar un aprovisionamiento regular.
Vender en mercados distantes.

Selección, clasificación y embalaje.

Materiales para el embalaje y un área de clasificación.

Vender directamente en los mercados minoristas.

Métodos de producción orgánica.

Organismo de certificación, marca identificable y a veces, modificación de la legislación.

Vender a precios elevados como productos certificados de producción orgánica a una clientela avisada.

Capitalizar la originalidad agrotécnica de los productos o de cualquier otra especificidad.

Relaciones con la industria del turismo.

Cobrar tasas u honorarios a los operadores turísticos. Proveer guías turísticas de la aldea. Venta de productos caseros y souvenirs locales.


FIGURA 14: Valor agregado, en Sumatra, en Indonesia: horneado de tortas de mandioca y otros alimentos de venta callejera. Fuente: C. Landon-Lan

Los sistemas de crédito grupales o solidarios, establecidos a partir de fondos rotativos, se han revelado una herramienta relativamente eficaz y popular en el combate contra la pobreza rural. En general, los grupos están compuestos de cuatro a seis mujeres, quienes, cada una a su turno, utiliza un préstamo de 30 a 50 dólares americanos para el financiamiento de pequeñas iniciativas productivas asociadas a la huerta familiar. La formación necesaria en las técnicas de gestión de la explotación cobra relevancia en la medida que la misma se basa en el registro de informaciones fehacientes referidas a los presupuestos de los hogares. En Asia, alrededor de 60 por ciento de los agricultores eligen la producción animal, de manera que una sesión de entrenamiento sobre técnicas de la cría animal en el seno de los grupos, puede alcanzar un gran número de agricultores.

FIGURA 15: Valor agregado en Yunnan, en China: la fabricación de ladrillos combustibles a partir de suelos bituminosos en una huerta familiar. Fuente: C. Landon-Lane

Valor agregado a los medios de vida y comercialización

Las huertas familiares rentables abren posibilidades de mercado a los proveedores de insumos, empresas de transformación, pequeñas manufacturas, comerciantes y proveedores de servicios, generando, así, ingresos que son volcados en la misma comunidad. Agregar valor a la producción agrícola y animal mediante su transformación, el almacenamiento y la pequeña manufactura, permite aumentar las opciones de subsistencia de los hogares rurales. La leche, las plumas y las fibras de las aves y del ganado son transformados mediante métodos caseros y los productos destinados a la venta. La transformación de productos perecederos permite su conservación por períodos prolongados, reducen las pérdidas durante el transporte y aseguran el aprovisionamiento regular de los mercados. La creación de pequeñas empresas aumenta las opciones de empleo y de medios de subsistencia de las poblaciones rurales. Muchas de las microempresas se transforman con el correr del tiempo en empresas prósperas y a menudo alcanzan un grado de especialización tan importante que resulta difícil imaginar que hayan tenido origen en una huerta familiar. Muchos pequeños vendedores ambulantes y puesteros de comidas ganan su vida y alimentan a sus familias preparando y vendiendo alimentos. En Malasia, por ejemplo, la preparación y la venta de alimentos en la vía publica emplea más de 100 000 personas y producen más de 2 200 millones de dólares americanos de venta anual. Teniendo en cuenta la calidad de los productos, esta actividad proporciona una alimentación suficiente y abundante a una gran parte de la población urbana.

El aprovisionamiento de insumos agrícolas se encuentra frecuentemente en las manos de grandes sociedades públicas o privadas que ofrecen una gama limitada de productos, como fertilizantes y semillas para los principales cultivos. Sin embargo, en las huertas familiares se necesitan, en cambio, una gama variada de semillas de hortalizas de calidad, hierbas aromáticas, injertos de árboles frutales, animales para el engorde, materiales para la protección contra los insectos y predadores y materiales para la modificación del medio ambiente de la huerta. Esta diversidad de la demanda crea mercados comerciales suplementarios para las empresas locales. Las escuelas, los centros de formación, los institutos de investigación y los servicios de extensión se benefician también de esta demanda de insumos, servicios y productos. A menudo, la investigación y el desarrollo tecnológico aplicados a los problemas de las huertas familiares, logran desarrollar innovaciones tecnológicas rentables y de aplicación comercial. Muchas variedades mejoradas de frutas y de hortalizas factibles de ser encontradas hoy en día en los mercados, han sido, en su origen, identificadas por agricultores perspicaces y competentes.


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