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SITUACIÓN DE LOS RECURSOS PESQUEROS

Pesca marina

La situación mundial en cuanto a la explotación de los recursos pesqueros marinos del mundo ha tendido a mantenerse relativamente estable durante los últimos 10 a 15 años, aunque se hayan señalado cambios en algunas poblaciones de peces y en zonas determinadas (Figura 18). El examen general de la situación de las poblaciones y grupos de poblaciones sobre los que se dispone de información confirma que las proporciones de las poblaciones sobreexplotadas y agotadas se han mantenido inalteradas en los últimos años, tras el notable aumento observado en los decenios de 1970 y 1980. Se estima que, en 2005, lo mismo que en años anteriores, alrededor de la cuarta parte de los grupos de poblaciones que son objeto del seguimiento de la FAO se hallaban infraexplotados o moderadamente explotados (3 por ciento y 20 por ciento, respectivamente) y quizás podrían producir más. Alrededor de la mitad de las poblaciones (52 por ciento) se hallaban plenamente explotadas, por lo que producían capturas en sus límites máximos sostenibles o cerca de ellos, sin ninguna posibilidad de aumentar. La otra cuarta parte restante consistía en poblaciones sobreexplotadas, agotadas o en recuperación de una situación de agotamiento (17 por ciento, 7 por ciento y 1 por ciento, respectivamente) y que, por lo tanto, rendían menos de su potencial máximo debido a la excesiva presión de pesca ejercida en el pasado. A causa de ello, no había ninguna posibilidad de crecimiento a plazos medio y breve, mientras que existía un riesgo mayor de ulteriores descensos que implicaba la necesidad de recuperación.

Desde que la FAO inició el seguimiento de la situación mundial de las poblaciones en 1974, se ha registrado una continua tendencia al descenso, de casi un 40 por ciento en 1974 a un 23 por ciento en 2005, en las proporciones de poblaciones infraexplotadas y moderadamente explotadas, que son las que ofrecen ciertas posibilidades de aumento de la producción. Al mismo tiempo, tendió a aumentar la proporción de poblaciones sobreexplotadas y agotadas, que pasó de un 10 por ciento aproximadamente a mediados del decenio de 1970 a un 25 por ciento a comienzos del de 1990. Desde ese año se ha registrado una estabilización hasta el presente, si bien la proporción de las poblaciones plenamente explotadas disminuyó de algo más del 50 por ciento en 1974 a un 45 por ciento a comienzos del decenio de 1990, para volver a aumentar al 52 por ciento en 2005 (Figura 19).

La mayor parte de las poblaciones de las diez principales especies, que en total representan en volumen un 30 por ciento de la producción mundial de la pesca de captura (Figura 6, pág. 14), se hallan plenamente explotadas o sobreexplotadas, por lo que no cabe esperar que sus capturas aumenten de forma importante. En efecto, las dos principales poblaciones de anchoveta (Engraulis ringens) del Pacífico sureste se hallan plenamente explotadas y sobreexplotadas; las de colín de Alaska (Theragra chalcogramma) se hallan plenamente explotadas en el Pacífico norte; las de bacaladilla (Micromesistius poutassou) del Atlántico nordeste están sobreexplotadas; las de arenque del Atlántico (Clupea harengus), de las cuales varias se hallan plenamente explotadas y otras se están recuperando del agotamiento en el Atlántico norte; las de anchoita japonesa (Engraulis japonicus) se hallan plenamente explotadas en el Pacífico nordeste; las de jurel chileno (Trachurus murphyi) están plenamente explotadas y sobreexplotadas en el Pacífico sudeste; y las de rabil (Thunnus albacares) se hallan plenamente explotadas en el Atlántico y el Pacífico y probablemente, de moderada a plenamente explotadas, en el Índico. Algunas poblaciones de listado (Katsuwonus pelamis) están plenamente explotadas, mientras que se señala que hay otras moderadamente explotadas, especialmente en los océanos Pacífico e Índico, las cuales ofrecen posibilidades limitadas de incrementar la producción. También ofrecen limitadas posibilidades de expansión algunas pocas poblaciones de estornino (Scomber japonicus), que se hallan moderadamente explotadas en el Pacífico este, mientras que otras están ya plenamente explotadas. Se considera que las poblaciones de pez sable (Trichiurus lepturus) están sobreexplotadas en la principal área de pesca del Pacífico noroeste, mientras que se desconoce su estado de explotación en otros lugares.

El porcentaje de poblaciones explotadas en sus límites máximos sostenibles o cerca de ellos varía mucho según las áreas. Las principales áreas de pesca con mayores proporciones (69-77 por ciento) de poblaciones plenamente explotadas son las del Atlántico centro-oeste, el Atlántico centro-este, el Atlántico noroeste, el océano Índico oeste y el Pacífico noroeste, mientras que las áreas con mayores proporciones (46- 60 por ciento) de poblaciones sobreexplotadas, agotadas y en recuperación son las del Atlántico sudeste, Pacífico sudeste, Atlántico nordeste y las de alta mar, especialmente las especies de túnidos de los océanos Atlántico e Índico. En unas pocas áreas del mundo se registran cifras relativamente elevadas (48-70 por ciento) de poblaciones infraexplotadas o moderadamente explotadas, tales como las del Pacífico centro-este, Pacífico centro-oeste y Pacífico suroeste, mientras que en el Mediterráneo y el mar Negro, el Atlántico sudoeste y el océano Índico este se señalan del 20 al 30 por ciento de poblaciones que se considera que todavía se hallan moderadamente explotadas o infraexplotadas.

EL ESTADO MUNDIAL DE LA PESCA Y LA ACUICULTURA 2006

EL ESTADO MUNDIAL DE LA PESCA Y LA ACUICULTURA 2006

Cuatro de las principales áreas de pesca de la FAO producen casi el 68 por ciento de las capturas marinas mundiales. La más productiva es la del Pacífico noroeste con una captura total de 21,6 millones de toneladas (25 por ciento del total mundial de capturas marinas) en 2004, seguida de la del Pacífico sudeste, con una captura total de 15,4 millones de toneladas (18 por ciento del total marino), y las del Pacífico centro- oeste y Atlántico nordeste, con 11,0 y 9,9 millones de toneladas (13 y 12 por ciento), respectivamente ese mismo año.

En el Pacífico noroeste, se han registrado grandes cambios en la abundancia de sardina japonesa, anchoita japonesa y colín de Alaska como consecuencia de la intensidad de pesca y de oscilaciones decenales naturales. Disminuyó la población de sardina japonesa, tras un período de gran abundancia en los años ochenta, mientras que se recuperó mucho la de anchoita japonesa, de la que se obtuvieron capturas de 1,8 a 2,0 millones de toneladas al año, con 1,8 millones en 2004. En cambio, las capturas de sardina japonesa se mantuvieron en ese año en el bajo nivel de sólo 230 000 toneladas, lo que representa una fracción del rendimiento anual de más de 5 millones de toneladas alcanzado en el decenio de 1980. Esta alternancia entre las poblaciones de sardina y anchoita se ajusta a pautas observadas también en otras regiones que parecen regidas por regímenes climáticos que influyen en la distribución de las poblaciones y en la abundancia general de peces. Las poblaciones de colín de Alaska del Pacífico noroeste están plenamente explotadas, lo mismo que las del Pacífico nordeste.

En el Pacífico sureste, la anchoveta se ha recuperado plenamente después de los graves efectos del fenómeno El Niño en 1997-98 y produjo una captura total de 10,7 millones de toneladas en 2004. Las capturas de jurel chileno totalizaron 1,8 millones de toneladas en el mismo año, alrededor de un tercio del máximo histórico alcanzado en 1995, mientras que la población de sardina sudamericana sigue siendo muy baja, produciendo sólo una pequeña parte de las capturas récord logradas en los años ochenta y comienzos de los noventa. Las poblaciones de jurel chileno y, especialmente, de sardina sudamericana se hallan en un ciclo decenal de baja abundancia natural y, por el momento, no hay señales de recuperación.

En el área del Pacífico centro-oeste se captura una gran variedad de peces. Las capturas mayores son las de listado, cuya población se considera plenamente explotada en el área. Hay varias especies de sardinella que se consideran de moderada a plenamente explotadas, lo mismo que varias especies de caballas y jureles. Se sabe menos sobre la variedad de peces costeros que se explotan en la zona, si bien algunas poblaciones de peces poni, sargos y bagres están todavía moderadamente explotadas, mientras que se señala que otras están plenamente explotadas o sobreexplotadas.

En el Atlántico nordeste, las capturas de bacaladilla continúan aumentando constantemente y se considera que la especie está sobreexplotada. La mayor parte de las poblaciones de bacalao del Atlántico de la zona están también sobreexplotadas o agotadas, mientras que las de capelán y arenque se hallan explotadas en todo su potencial. También están plenamente explotadas las poblaciones de caballa y jurel del Atlántico.

En general, más del 75 por ciento de las poblaciones ícticas mundiales que se han evaluado están ya plenamente explotadas o sobreexplotadas (o agotadas y recuperándose del agotamiento), lo que confirma observaciones anteriores que indicaban que se ha alcanzado probablemente el potencial máximo de la pesca de captura de peces silvestres en los océanos del mundo y se necesita una ordenación más prudente y controlada de la pesca mundial. Aunque esta observación se aplica en general a todas las pesquerías, la situación parece más crítica en lo relativo a algunos recursos transzonales, altamente migratorios y de otras poblaciones que se explotan única o parcialmente en alta mar. Según un estudio reciente de la FAO sobre los recursos pesqueros altamente migratorios, transzonales y de otras poblaciones de alta mar, el estado de explotación de las especies de túnidos altamente migratorias es similar al de todas las poblaciones de peces supervisadas por la FAO, pero el de los tiburones oceánicos altamente migratorios parece más problemático, ya que más de la mitad de las poblaciones sobre las que se tiene información figuran como sobreexplotadas o agotadas11. Hay pruebas que parecen indicar que la situación de las poblaciones transzonales y otros recursos pesqueros de alta mar es incluso más problemática que la de las especies altamente migratorias, ya que casi los dos tercios de las poblaciones cuyo estado de explotación puede determinarse están clasificadas como sobreexplotadas o agotadas. Aunque estos recursos pesqueros de alta mar representan sólo una pequeña parte de los recursos pesqueros mundiales de los que dependen decisivamente millones de personas para obtener sus alimentos y medios de subsistencia, se trata de poblaciones que son indicadores clave de la situación de una parte muy importante del sistema oceánico, que resulta estar más sobreexplotada que las zonas económicas exclusivas (ZEE). El Acuerdo de las Naciones Unidas sobre las Poblaciones de Peces que entró en vigor en 2001 tiene por objeto la aplicación de medidas que se espera beneficien en un plazo de mediano a largo a las especies que se pescan en alta mar12.

Pesca continental

La naturaleza de muchas pesquerías continentales hace que resulte muy difícil evaluar su estado. La pesca continental se realiza frecuentemente con el empleo de múltiples artes para capturar una gama muy amplia de especies y las tasas de captura dependen mucho de las estaciones. En muchos casos no se registran las capturas por especies o no se registran en absoluto. Además, suelen practicar este tipo de pesca los sectores más pobres de la sociedad y en zonas remotas. Estos factores hacen que la recogida de información exacta sobre la pesca continental resulte muy costosa para las administraciones públicas y que muchas no la recojan o no hagan evaluaciones de la situación de sus recursos. Para determinar la situación de los recursos de la pesca marina, la FAO se basa en una red de científicos pesqueros, en la utilización de conocimientos de expertos y en estadísticas de capturas y de otro tipo. No existe ninguna red de este tipo para la pesca continental y las estadísticas de capturas son en general insuficientes para poder utilizarlas como medida del estado de la población. Por todo ello, la FAO no está en condiciones de hacer declaraciones mundiales precisas sobre la situación de estos recursos.

No obstante, científicos pesqueros han realizado algunas evaluaciones parciales. Un examen reciente indicaba un estado de sobrepesca en muchas pesquerías continentales13. Se señalaban dos tipos de sobrepesca: la dedicación intensiva a determinadas especies y la sobrepesca de aglomerados o ecosistemas.

La pesca dedicada a grandes especies de peces de agua dulce en varios de los principales sistemas fluviales de África, Asia, Australia, Europa, el Cercano Oriente, América del Norte y América del Sur ha hecho disminuir la abundancia de peces. De los peces que se capturan en estas pesquerías, 10 de las 21 especies se consideraron vulnerables o en peligro de extinción; sobre las 11 especies restantes, los datos disponibles eran insuficientes para determinar su situación o no se hizo ninguna evaluación.

En cuanto a la sobrepesca de aglomerados, donde más generalizada está es en las zonas tropicales con gran diversidad de especies y donde las comunidades locales dependen de la captura de muchos peces continentales. Predomina esta situación en el Gran Lago, Tonle Sap, principal componente de la cuenca del río Mekong. En El estado mundial de la pesca y la acuicultura 2004, se señaló que esta cuenca mostraba señales de sobrepesca. Sin embargo, en 2005 las capturas notificadas en el Tonle Sap fueron las mayores alcanzadas desde que se tienen registros. Con todo, científicos pesqueros han indicado que en ese año se ha demostrado claramente la sobrepesca en cuanto que las capturas consistieron sobre todo en peces pequeños. Además, se señaló que las capturas habían sido incluso mayores en el pasado, antes de que se mantuvieran registros oficiales.

En muchas zonas se están realizando esfuerzos para mejorar la situación de determinados recursos pesqueros continentales mediante programas de repoblación, rehabilitación del hábitat y mejor ordenación pesquera. La rehabilitación del hábitat es una actividad generalizada en muchos países desarrollados, pero no es común en países en desarrollo y su eficacia para mejorar las poblaciones de peces no se ha evaluado en muchos casos (véanse las págs. 115-121). Asimismo, la ordenación de los ecosistemas basados en el arroz para garantizar la biodiversidad, junto con el empleo de especies exóticas y la repoblación de masas de agua continentales, siguen mejorando los recursos pesqueros en muchas zonas, sobre todo en Asia14.

En todo el mundo, siguen disminuyendo los recursos pesqueros continentales como consecuencia de la degradación del hábitat y la sobrepesca. No es probable que se invierta esta tendencia, que se debe en gran parte a la utilización cada vez mayor de masas de agua dulce para la producción de energía eléctrica y la agricultura, ya que los países no consideran la pesca continental como un sector de crecimiento. Tampoco es probable que los países reexaminen este punto de vista hasta que dispongan de información exacta sobre estas pesquerías y su valor para la sociedad ahora y en el futuro.

UTILIZACIÓN DEL PESCADO

Se estima que, en 2004, un 75 por ciento (105,6 millones de toneladas) de la producción mundial de pescado se utilizó para el consumo humano directo (véase el Cuadro 1, pág. 3). El 25 por ciento restante (34,8 millones de toneladas) se destinó a la elaboración de productos que no son directamente alimentarios, en particular la fabricación de harina y aceite de pescado. Si no se incluye China, las cantidades correspondientes son 68,9 y 24,0 millones de toneladas, respectivamente (véase el Cuadro 2, pág. 4 y la Figura 2, pág. 5). Parece que más del 77 por ciento (37 millones de toneladas) de la producción pesquera declarada por China (47,5 millones de toneladas) se utilizó para el consumo humano directo, y la mayor parte de ella en forma de pescado fresco. El resto (estimado en 10,8 millones de toneladas) se transformó en harina de pescado y se destinó a usos distintos del consumo humano, entre los que figura el empleo directo como piensos para la acuicultura.

En 2004, el 61 por ciento (86 millones de toneladas) de la producción mundial de pescado se elaboró de alguna forma. El 59 por ciento (51 millones de toneladas) de este pescado elaborado se utilizó para fabricar artículos destinados al consumo humano directo en forma de productos congelados, curados y envasados, y el resto, para otros usos. Las muchas posibilidades de elaborar el pescado permiten disponer de una amplia gama de sabores y presentaciones, lo que hace de él uno de los alimentos más versátiles. Con todo, a diferencia de otros muchos productos alimenticios, la elaboración no incrementa generalmente el precio del producto final y el pescado fresco suele ser el de precio más elevado. En el decenio de 1990, la proporción de pescado comercializado en vivo/fresco en todo el mundo aumentó en comparación con la de otros productos (Figura 20). El volumen del pescado comercializado en vivo/fresco aumentó, según las estimaciones, de 35 millones de toneladas en 1994 a 55 millones en 2004, lo que representa un incremento de la parte de la producción total del 31 por ciento al 39 por ciento. La congelación es el principal método de elaboración del pescado para consumo humano, ya que en 2004 representó el 53 por ciento del total elaborado para dicho uso, seguida del enlatado (24 por ciento) y el curado (23 por ciento). En los países desarrollados (Figura 21), la proporción del pescado que se congela ha ido creciendo constantemente y, en 2004, representó el 40 por ciento de la producción total. En cambio, en los países en desarrollo, la proporción de los productos congelados equivalió al 13 por ciento de la producción total, ya que, en ellos, el pescado se comercializa sobre todo en vivo, fresco y refrigerado.

La utilización de la producción pesquera muestra notables diferencias entre continentes, regiones y países. La proporción de pescado curado es mayor en África (17 por ciento en 2004) y Asia (11 por ciento) en comparación con otros continentes. En 2004, en Europa y América del Norte, el pescado congelado y enlatado representó más de los dos tercios del destinado al consumo humano. En África y Asia, la proporción de pescado comercializado en vivo o en fresco es particularmente elevada. Por desgracia, las estadísticas disponibles no permiten determinar la cantidad exacta del pescado que se comercializa en vivo. Las ventas de pescado vivo a los consumidores y restaurantes son especialmente notables en Asia sudoriental y el Lejano Oriente.

EL ESTADO MUNDIAL DE LA PESCA Y LA ACUICULTURA 2006

EL ESTADO MUNDIAL DE LA PESCA Y LA ACUICULTURA 2006

En 2004, la mayor parte de los productos pesqueros destinados a fines distintos del consumo humano procedieron de poblaciones naturales de peces pelágicos pequeños, los cuales se utilizaron sobre todo como materia prima para la fabricación de piensos y otros productos. El 90 por ciento de la producción mundial de pescado (con exclusión de la de China) destinada a fines no alimentarios se transformó en harina/aceite de pescado. El 10 por ciento restante se utilizó sobre todo como piensos directos en la acuicultura y la ganadería. El volumen de pescado utilizado como materia prima para la fabricación de harina de pescado en 2004 fue de unos 25,5 millones de toneladas, que representa un incremento del 17 por ciento con respecto a 2003, pero es todavía inferior al nivel máximo de más de 30 millones de toneladas registrado en 1994.

CONSUMO15

Se estima que el consumo mundial per cápita de pescado16 ha aumentado durante los cuatro últimos decenios, de 9,0 kg en 1961 a la cifra estimada de 16,5 kg en 2003. Este crecimiento se debe principalmente a China, ya que se estima que su participación en la producción pesquera mundial aumentó del 21 por ciento en 1994 al 34 por ciento en 2003 en que su suministro de pescado per cápita fue de unos 25,8 kg. Si se excluye China, el suministro mundial de pescado per cápita es de 14,2 kg, cifra casi igual a la de mediados del decenio de 1980. Durante el decenio de 1990, el suministro mundial de pescado per cápita, con exclusión de China, se mantuvo relativamente estable en 13,2- 13,8 kg, lo que puede atribuirse principalmente a que el crecimiento de la población fue superior al del suministro de pescado para consumo humano el decenio de 1990 (1,6 por ciento al año frente al 1,1 por ciento, respectivamente). Desde comienzos del decenio de 2000, se ha invertido esta tendencia y el suministro de pescado para consumo humano ha crecido más que la población (2,4 por ciento al año, frente al 1,1 por ciento). Según estimaciones preliminares para 2004, se registra un ligero aumento del suministro mundial de pescado per cápita a unos 16,6 kg.

El consumo mundial de alimentos per cápita ha ido mejorando también en los últimos decenios. Los niveles de nutrición han mostrado tendencias positivas a largo plazo, ya que en todo el mundo ha aumentado el suministro medio de calorías por persona (un aumento del 16 por ciento desde 1969-71 hasta alcanzar 2 795 kcal/persona/ día en 2000-02, con un incremento superior al 25 por ciento en el promedio de los países en desarrollo), así como la cantidad de proteínas por persona (de 65,1 g en 1970 a 76,3 g en 2003). Sin embargo, continúa habiendo disparidades en la distribución. Según estimaciones de la FAO, en 2001-03, 856 millones de personas padecían subnutrición en el mundo, el 61 por ciento de las cuales vivía en Asia y el Pacífico, y 820 millones, en los países en desarrollo. La prevalencia más elevada de la subnutrición se registra en el África subsahariana, donde la padece el 32 por ciento de la población, mientras que se estima que en Asia y el Pacífico está afectado el 16 por ciento de la población.

El pescado es muy nutritivo, rico en micronutrientes, minerales, ácidos grasos esenciales y proteínas, y representa un valioso complemento en las dietas pobres en vitaminas y minerales esenciales. En muchos países, especialmente en desarrollo, es posible que el promedio del consumo de pescado per cápita sea bajo, pero, incluso en cantidades pequeñas, este producto puede ejercer importantes efectos positivos para mejorar la calidad de las proteínas dietéticas, complementando los aminoácidos esenciales que frecuentemente se hallan presentes sólo en bajas cantidades en las dietas a base de hortalizas. Se calcula que el pescado aporta hasta 180 kilocalorías per cápita al día, pero se alcanzan niveles tan altos sólo en unos pocos países donde se carece de otros alimentos y donde se ha desarrollado y mantenido una preferencia por el pescado (por ejemplo, en Islandia, Japón y algunos pequeños Estados insulares en desarrollo). En general, el pescado aporta por término medio de 20 a 30 kilocalorías per cápita al día. Proporciona proteínas que son esenciales en la dieta en algunos países densamente poblados, en los que el aporte total de proteínas puede ser bajo. Por ejemplo el pescado contribuye con un 50 por ciento o más al aporte total de proteínas animales en algunos pequeños Estados insulares en desarrollo, así como en Bangladesh, Guinea Ecuatorial, Gambia, Guinea, Indonesia, Myanmar, Senegal, Sierra Leona y Sri Lanka. En general, proporciona a más de 2 800 millones de personas casi el 20 por ciento del aporte medio per cápita de proteínas animales. La proporción de proteínas de pescado en el suministro total mundial de proteínas animales aumentó del 13,7 por ciento en 1961 al récord del 16,0 por ciento en 1996, descendiendo después ligeramente al 15,6 por ciento en 2003. Si se excluye China, las cifras mundiales correspondientes muestran un aumento del 13,0 por ciento en 1961 al 15,4 por ciento en 1989, con un ligero descenso desde entonces al 14,6 por ciento en 2003. En la Figura 22 se presenta la contribución de los principales grupos de alimentos al suministro total de proteínas.

EL ESTADO MUNDIAL DE LA PESCA Y LA ACUICULTURA 2006

En los países industrializados (Cuadro 10), el consumo aparente de pescado creció de 13 millones de toneladas (equivalente del peso en vivo) en 1961 a 27 millones de toneladas en 2003, lo que representa un incremento anual per cápita17 de 20,0 kg a 29,7 kg. La contribución del pescado al aporte total de proteínas aumentó notablemente durante el período de 1961-89 (entre el 6,5 por ciento y el 8,5 por ciento), pero empezó a disminuir después gradualmente debido al incremento del consumo de otras proteínas animales, por lo que, en 2003, su proporción (7,8 por ciento) había descendido a los niveles predominantes a mediados del decenio de 1980. El consumo de proteínas de pescado se ha mantenido bastante estable desde comienzos del decenio de 1990 en 8,2- 8,4 g per cápita al día, mientras que ha aumentado el aporte de otras proteínas animales.

Hasta mediados del decenio de 1980 el promedio del suministro aparente de pescado per cápita en los PBIDA era un cuarto del estimado en los países industrializados. La diferencia ha ido disminuyendo progresivamente gracias al crecimiento registrado en los PBIDA desde mediados del decenio de 1990 (aumento anual medio del 2,1 por ciento durante 1995-2003). En 2003, el consumo medio per cápita en estos países era de 14,1 kg, lo que representa alrededor de la mitad del registrado en los países industrializados (29,7 kg) y el 60 por ciento del promedio de los países desarrollados (23,9 kg). No obstante, si se excluye China, el crecimiento del suministro per cápita en los demás PBIDA sigue siendo relativamente lento, ya que su nivel, estimado en unos 8,7 kg en 2003, ha aumentado a la tasa del 1,3 por ciento al año desde 1993. Aunque el consumo de pescado en peso es relativamente bajo en los PBIDA (con exclusión de China), su contribución al aporte total de proteínas animales alcanzó la notable cifra del 20 por ciento en 2003, y es posible que dicha cifra sea más alta que la indicada por las estadísticas oficiales debido a que no se registra la contribución de las pesquerías de subsistencia. Sin embargo, desde 1975 en que se alcanzó la proporción máxima del 24,1 por ciento, la parte correspondiente al pescado en el aporte de proteínas animales ha disminuido ligeramente pese a que el consumo de proteínas de pescado ha seguido creciendo (de 2,2 g a 2,7 g durante 1975-2003), lo que se debe al aumento del consumo de otras proteínas animales.

Cuadro 10
Suministro total y per cápita de pescado para la alimentación humana por continentes y agrupaciones económicas en 2003

 

Suministro alimentario total

(Millones de toneladas
en equivalente del peso
en vivo)

Suministro alimentario per cápita

(kg/año)

Mundo

104,1

16,5

Mundo excluida China

71,1

14,2

África

7,0

8,2

América del Norte y Central

9,4

18,6

América del Sur 

3,1

8,7

China

33,1

25,8

Asia (excluida China)

36,3

14,3

Europa

14,5

19,9

Oceanía

0,8

23,5

Países industrializados

27,4

29,7

Economías en transición

4,3

10,6

PBIDA (excluida China)

23,8

8,7

Países en desarrollo excluidos los PBIDA

15,8

15,5

El consumo de pescado se distribuye desigualmente en el mundo, con notables diferencias continentales, regionales y nacionales, así como variaciones relacionadas con los ingresos (Figuras 23 y 24). El consumo aparente de pescado per cápita puede variar de menos de 1 kg per cápita a más de 100 kg. También son evidentes las diferencias geográficas dentro de los países, ya que el consumo suele ser mayor en las zonas costeras. Por ejemplo, en 2003 se disponía de 104 millones de toneladas para el consumo en todo el mundo, pero se consumieron en África sólo 7,0 millones (8,2 kg per cápita); en Asia se consumieron los dos tercios del suministro total, de los que 36,3 millones de toneladas se consumieron fuera de China (14,3 kg per cápita) y 33,1 millones de toneladas en China (25,8 kg per cápita). El consumo per cápita fue de 23,5 kg en Oceanía, 23,8 kg en América del Norte, 19,9 kg en Europa, 9,4 kg en América Central y el Caribe y 8,7 kg en América del Sur.

Durante los últimos años, se han registrado importantes incrementos en la cantidad de pescado para consumo humano procedente de la acuicultura, la cual se estima que en 2004 suministró el 43 por ciento del total disponible para dicho consumo. La producción de la acuicultura ha hecho aumentar la demanda y el consumo de varias especies de valor elevado, como camarones, salmones y bivalvos. Desde mediados del decenio de 1980, la producción de estas especies ha dejado de proceder principalmente de la captura silvestre para proceder principalmente de la acuicultura, lo que ha hecho bajar sus precios y ha incrementado mucho su comercialización. La acuicultura es también muy importante para la seguridad alimentaria en varios países en desarrollo, sobre todo de Asia, por el volumen de su producción de algunas especies baratas de agua dulce, que se destinan principalmente al consumo interno. En todo el mundo, con la exclusión de China, la contribución media de la acuicultura al suministro per cápita aumentó del 13,7 por ciento en 1994 a la cifra estimada del 21,4 por ciento en 2004, lo que equivale a un incremento de 1,8 kg per cápita en 1994 a 2,9 kg en 2004 (crecimiento anual medio del 4,9 por ciento). Las cifras correspondientes de China indican un incremento del 61,6 por ciento en 1994 al 83,4 por ciento en 2004. Según los informes, durante el último decenio el suministro per cápita procedente de la acuicultura ha aumentado en China de 10,9 kg en 1994 a 23,7 kg en 2004, lo que equivale a un crecimiento anual medio del 8,1 por ciento (Figura 25).

EL ESTADO MUNDIAL DE LA PESCA Y LA ACUICULTURA 2006

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Las diferencias en las pautas de consumo por especies son bastante notables. Los peces demersales son los preferidos en Europa septentrional y América del Norte, mientras que el consumo de cefalópodos está muy extendido en varios países del Mediterráneo y Asia. El consumo de crustáceos se concentra sobre todo en las economías ricas ya que se trata todavía de productos de precio elevado. De los 16,5 kg de pescado per cápita disponibles para el consumo humano en 2003, alrededor del 75 por ciento eran de peces propiamente dichos. Los mariscos suministraron el 25 por ciento, es decir, alrededor de 4,2 kg per cápita, subdivididos en 1,5 kg de crustáceos, 0,6 kg de cefalópodos y 2,1 kg de otros moluscos. Del suministro total de pescado, 30 millones de toneladas (alrededor de 4,8 kg per cápita) fueron de especies de agua dulce y de peces diadromos. Las especies de peces marinos proporcionaron más de 46 millones de toneladas, de las que 18,4 millones de toneladas eran de especies demersales, 19,8 millones de pelágicas y 8,4 millones de peces marinos sin identificar. El resto del suministro total para consumo humano consistió en mariscos, de los que 9,4 millones de toneladas fueron crustáceos, 3,6 millones de cefalópodos y 13,4 millones de otros moluscos. No se han registrado cambios espectaculares a lo largo de los años en las proporciones de los distintos grupos en el consumo mundial medio: el consumo de especies demersales y pelágicas se ha estabilizado en torno a 3,0 kg per cápita. Constituyen excepciones los crustáceos y moluscos cuya disponibilidad per cápita aumentó considerablemente entre 1961 y 2003: la de crustáceos se triplicó con creces, pasando de 0,4 kg a 1,5 kg (principalmente como consecuencia del aumento de la producción de camarones de la acuicultura), y la de moluscos (excluidos los cefalópodos), de 0,6 a 2,1 kg per cápita.

En los últimos años, tanto en el consumo de pescado como en el de alimentos en general han influido interacciones complejas de diversas transformaciones demográficas y económicas, como el crecimiento demográfico, el aumento de los ingresos y el crecimiento económico, la rápida urbanización, la mayor participación de la mujer en la fuerza de trabajo, el aumento del comercio internacional, los acuerdos internacionales sobre comercio, reglamentos, aranceles y normas de calidad y las mejoras en el transporte, la comercialización y la ciencia y tecnología de los alimentos. Todos estos factores, junto con la evolución de la producción, la elaboración y los precios de los productos, han influido mucho en los hábitos alimentarios, en particular en la población de los países en desarrollo. Durante los últimos decenios, el crecimiento del consumo de alimentos en los países en desarrollo se ha caracterizado por un aumento de las proteínas y vegetales en las dietas y una reducción de los cereales básicos. Por ejemplo, el consumo per cápita de carne ha aumentado de 15,1 kg en 1983 a 28,9 kg en 2003, el de pescado, de 7,7 kg a 14,6 kg y el de hortalizas, de 56,1 kg a 118,7 kg. Estos cambios en los hábitos alimentarios se han debido principalmente a los efectos de la rápida urbanización (que ha pasado del 26 por ciento de la población total en 1975 al 43 por ciento en 2005), así como la transformación de la distribución de los alimentos. En varios países en desarrollo, especialmente de Asia y América Latina, ha sido característica la rápida expansión de los supermercados, que están orientados no sólo a los consumidores de ingresos más elevados, sino también a los de clases medias y más bajas. Los supermercados se presentan en los países en desarrollo como una importante fuerza que ofrece a los consumidores una opción más amplia de alimentos, con una menor estacionalidad y precios más bajos, y frecuentemente alimentos más seguros.

Los hábitos alimentarios están cambiando también en los países desarrollados, donde los ingresos son en general elevados y donde las necesidades dietéticas básicas se satisfacen con creces, lo que induce a los consumidores a buscar una mayor variedad en sus dietas. Al mismo tiempo, el consumidor medio se preocupa cada vez más de su salud y su dieta y cree que el pescado ejerce efectos positivos en su salud. Se han flexibilizado los mercados y los productos y especies de pescado han encontrado nichos en ellos. Con respecto al pescado, lo mismo que con otros alimentos, se tiende a dar a los productos un mayor valor añadido en los mercados de la restauración y al por menor, facilitando su preparación a los consumidores. Además de los preparados tradicionales, los avances en la ciencia y tecnología de los alimentos, unidos a la mejora de la refrigeración y al uso de hornos de microondas, han hecho que la fabricación de alimentos cómodos, productos listos para cocinar o para el consumo, productos rebozados y otros artículos con valor añadido, se convierta en una industria en rápido crecimiento. Las razones de esta rápida expansión son, entre otras, los cambios registrados en factores sociales, tales como la mayor participación de la mujer en la fuerza de trabajo, la fragmentación de las comidas en los hogares, así como la reducción general del tamaño medio de las familias, y el aumento de los hogares con una sola persona. Por ello, ha cobrado mayor importancia la necesidad de comidas sencillas, fáciles de cocinar y listas para el consumo. Otra tendencia es la importancia mayor del pescado fresco. A diferencia de muchos otros productos alimenticios, el pescado se sigue recibiendo en el mercado más favorablemente si está fresco que si está elaborado. No obstante, anteriormente el pescado fresco tenía poca importancia en el comercio internacional a causa de su carácter perecedero y su limitadísima duración en almacén. Las mejoras en el envasado, la reducción de los precios de los fletes aéreos y la mayor eficiencia y fiabilidad del transporte han creado nuevas salidas para las ventas del pescado fresco. Las cadenas de distribución de alimentos y los grandes almacenes participan también cada vez más en la venta de alimentos de origen marino frescos y muchos de ellos han abierto mostradores de pescado fresco, con una amplia variedad de pescados y platos o ensaladas de pescado recién preparados, junto a sus mostradores de alimentos congelados.

Se prevé que estas tendencias continuarán en un futuro próximo. La Dirección de Población de las Naciones Unidas estima que la tasa de crecimiento de la población mundial será lenta, pero las tasas de fertilidad serán más altas en los países en desarrollo, por lo que su parte en la población total ascenderá a un 83 por ciento aproximadamente en 2030 (79 por ciento en 2005). Además, se prevé que la rápida urbanización continuará aumentando y se estima que de los 3 200 millones de personas que viven en ciudades en 2005 se pasará a 4 900 millones en 2030, registrándose la mayor parte del crecimiento en los países en desarrollo (de 1 900 millones a unos 3 800 millones). En 2030, el 57 por ciento de la población de los países en desarrollo vivirá probablemente en zonas urbanas, frente al 43 por ciento en 2005. El crecimiento de la población y de los ingresos, junto con la urbanización y la diversificación de las dietas, crearán una demanda adicional y continuarán provocando en los países en desarrollo un cambio hacia una utilización mayor de productos animales en la composición de la dieta. En los países industrializados, se prevé que la demanda de alimentos crecerá sólo moderadamente y, al determinar la demanda de productos específicos, es probable que cuestiones como la inocuidad, la calidad, el medio ambiente, el bienestar de los animales, etc. tengan más importancia que las variaciones en los precios y los ingresos. A nivel mundial, los brotes de enfermedades de los animales podrían representar una importante fuente de incertidumbre. Por ejemplo, durante los últimos años y especialmente en 2004 y 2005, brotes de enfermedades de los animales, como la gripe aviar y casos señalados de encefalopatía espongiforme bovina trastornaron los mercados internacionales de la carne. Esto, unido a las prohibiciones de importaciones, provocó en algunos países situaciones de escasez de suministros de carne, especialmente de carne de aves, lo que hizo subir los precios internacionales de estos productos en 2004 y 2005 (un aumento del 30 por ciento del precio de la carne de aves en 2004-05) e indujo a los consumidores a buscar otras fuentes de proteínas, entre ellas, el pescado.

COMERCIO

En 2004, el comercio mundial de pescado y productos pesqueros alcanzó el valor sin precedentes de 71 500 millones dólares EE.UU. (valor de exportación), que representa un crecimiento del 23 por ciento con respecto a 2000 y del 51 por ciento desde 1994 (Figura 26). Estimaciones preliminares para 2005 indican un nuevo incremento del valor de las exportaciones pesqueras. En términos reales (con ajustes para tener en cuenta la inflación), las exportaciones de pescado y productos pesqueros han aumentado un 17,3 por ciento en el período 2000-04, un 18,2 por ciento durante 1994-2004 y un 143,9 por ciento entre 1984 y 2004. En cantidad, dichas exportaciones alcanzaron la cota máxima de 53 millones de toneladas (equivalente del peso en vivo) en 2004, con un crecimiento del 13 por ciento desde 1994 y del 114 por ciento desde 1984. La cantidad de pescado comercializado se ha mantenido estancada en el período 2000-03 tras varios decenios de aumentos pronunciados. El récord que alcanzaron las exportaciones pesqueras en 2004 coincidió con un crecimiento impresionante del comercio mundial, a pesar de la pronunciada subida de los precios del petróleo y de las catástrofes naturales. Este crecimiento mundial ha continuado también en 2005. Los precios de varios productos agrícolas (en particular los alimentos básicos) han vuelto a subir también en 2004 tras un prolongado período de descenso. Han contribuido a esta subida varios factores a plazos largo y corto, como los cambios en la demanda de algunos productos en respuesta a transformaciones de los mercados causadas por cambios en la tecnología, las preferencias de los consumidores, las estructuras del mercado y las políticas. Tuvo particular importancia la influencia ejercida por las variaciones de los precios y los tipos de cambio en las corrientes comerciales, en particular el debilitamiento del dólar estadounidense que se utiliza también para denominar los precios de muchos productos básicos, así como la notable revalorización de varias monedas (en particular las europeas) frente al dólar estadounidense.

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El comercio de pescado representa una proporción bastante limitada del comercio total de mercancías, que se halla estabilizada en torno al 1 por ciento desde 1976, si bien se registró una tendencia al descenso a fines del decenio de 1990 y comienzos del de 2000 (0,8 por ciento en 2004). Con respecto al total de las exportaciones agrícolas (incluidos los productos forestales), la proporción de las exportaciones de pescado ha aumentado desde 1976 (4,5 por ciento) y alcanzó la cifra máxima del 9,4 por ciento en 2001. Disminuyó desde entonces y fue del 8,4 por ciento en 2004. En cuanto a los países desarrollados, la proporción de sus exportaciones de pescado con respecto al comercio total de mercancías fue del 0,6-0,8 por ciento en el período 1976-2004, mientras que en relación con el comercio agrícola total (incluidos los productos forestales) aumentó del 4,1 por ciento a fines del decenio de 1970 al 6,5 por ciento en el período 1998-2002, pero en 2004 descendió al 6 por ciento debido al gran incremento de las exportaciones de productos agrícolas (33 por ciento) y forestales (37 por ciento) en comparación con 2003. Por lo que respecta a los países en desarrollo, la proporción de sus exportaciones de pescado en las exportaciones totales de mercancías aumentó desde fines del decenio de 1970 hasta fines del de 1980 (2,3 por ciento en 1988) para disminuir después a sólo el 1,2 por ciento en 2004, mientras que con respecto al comercio agrícola total (incluidos los productos forestales) ha crecido del 5 por ciento en 1976 al 16 por ciento en 2002, para disminuir ligeramente después al 14 por ciento en 2004, debido a la recuperación reciente de las exportaciones agrícolas y forestales (incrementos del 36 por ciento y 30 por ciento, respectivamente, en el período 2002-04).

En el Cuadro 11 se muestran los diez mayores exportadores e importadores de pescado y productos pesqueros en 1994 y 2004. En 2004, China fue el mayor exportador mundial de pescado y productos pesqueros y sus exportaciones alcanzaron un valor de 6 600 millones dólares EE.UU. A pesar de ello, las exportaciones pesqueras de ese país representaron sólo el 1,1 por ciento de sus exportaciones totales de mercancías y el 29 por ciento de sus exportaciones agrícolas (excluidos los productos forestales). China ha incrementado considerablemente sus exportaciones de pescado desde comienzos del decenio de 1990, lo que se debe al crecimiento de su producción, así como a la expansión de su industria de elaboración de pescado, la cual goza de costos de producción y mano de obra competitivos. Además de exportar la producción pesquera propia, China reelabora y exporta también materia prima importada, creando un gran valor añadido en el proceso. Durante el último decenio ha incrementado también notablemente sus importaciones de pescado y productos pesqueros, cuyo valor aumentó de 200 millones dólares EE.UU. en 1990 a 3 100 millones en 2004. El crecimiento ha sido especialmente notable en los últimos años, desde su adhesión a la OMC a fines de 2001, mediante la cual China tuvo que rebajar sus derechos de importación y redujo sus aranceles de un promedio que era de hasta un 15,3 por ciento en 2001, a un 10,4 por ciento en 2004.

Cuadro 11
Diez principales exportadores e importadores de pescado y productos pesqueros

 

1994

2004

TCA

(Millones dólares EE.UU.)

(Porcentaje)

 Exportadores      
China

2 320

6 637

11,1

Noruega

2 718

4 132

4,3

Tailandia

4 190

4 034

-0,4

Estados Unidos de América

3 230

3 851

1,8

Dinamarca

2 359

3 566

4,2

Canadá

2 182

3 487

4,8

España

1 021

2 565

9,6

Chile

1 304

2 484

6,7

Países Bajos

1 346

2 452

5,5

Viet Nam

484

2 403

17,4

DIEZ PRINCIPALES, TOTAL PARCIAL

 21 243

35 611

5,3

TOTAL DEL RESTO DEL MUNDO

26 267

35 897

3,2

TOTAL MUNDIAL

47 511

71 508

4,2

Importadores      
Japón

16 140

14 560

-1,0

Estados Unidos de América

7 043

11 967

5,4

España

 2 639

5 222

7,1

Francia

2 797

4 176

4,1

Italia

2 257

3 904

5,6

China

856

3 126

13,8

Reino Unido

1 880

2 812

4,1

Alemania

2 316

2 805

1,9

Dinamarca

1 415

2 286

4,9

República de Corea

718

2 233

12,0

DIEZ PRINCIPALES, TOTAL PARCIAL

38 063

53 090

3,4

TOTAL DEL RESTO DEL MUNDO

13 104

22 202

5,4

TOTAL MUNDIAL

51 167

75 293

3,9

Nota: TCA es la tasa de crecimiento anual medio en 1994-2004.

El valor de las importaciones mundiales de pescado aumentó un 25,4 por ciento en el período 2000-04, alcanzando el nuevo récord de más de 75 000 millones dólares EE.UU. en 2004. Según datos preliminares, en 2005 aumentaron de nuevo las importaciones de pescado y productos pesqueros en los principales mercados de importación.

El pescado es objeto de una amplia comercialización y, en 2004, una gran parte de la producción pesquera entró en los canales internacionales de comercialización, exportándose alrededor del 38 por ciento (equivalente del peso en vivo) de la misma en distintas formas de alimentos y piensos (Figura 27). Los países desarrollados exportaron unos 23 millones de toneladas de pescado (equivalente del peso en vivo) en 2004. Si bien es posible que parte de este comercio consista en reexportaciones, el volumen citado representa un 75 por ciento de su producción. Las exportaciones de países en desarrollo (30 millones de toneladas, peso en vivo) representaron alrededor de la cuarta parte de su producción total. La proporción correspondiente a los países en desarrollo en el total de las exportaciones de pescado fue del 48 por ciento en valor y el 57 por ciento en cantidad. Una parte considerable de estas exportaciones consistió en harina de pescado. En 2004, las exportaciones de países en desarrollo de pescado no destinado al consumo humano representaron, en cantidad, un 68 por ciento del total mundial. La participación de estos países en las exportaciones de pescado destinado al consumo humano ha aumentado también sensiblemente, del 43 por ciento en 1992 al 51 por ciento en 2004.

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La importancia del comercio pesquero varía según los países y, para muchas economías, en particular de países en desarrollo, representa una considerable fuente de ingresos en divisas, además de su importancia para la creación de empleo, la generación de ingresos y la seguridad alimentaria. En unos pocos casos, las exportaciones de pescado son decisivas para la economía. Por ejemplo, en 2004 representaron la mitad o más del valor total del comercio de mercancías de los Estados Federados de Micronesia, Islandia, Kiribati, Maldivas, Panamá y Saint Pierre y Miquelón.

Durante los últimos cuatro decenios han variado también mucho las pautas geográficas del comercio de pescado. La participación de los países en desarrollo en las exportaciones pesqueras mundiales aumentó de cerca del 37 por ciento en 1976 al 51 por ciento en 2000-01, descendiendo después a un 48 por ciento aproximadamente en 2004. Este crecimiento se debe en su mayor parte a las exportaciones de pescado de los países de Asia, cuya participación en el total mundial ha crecido de algo más del 20 por ciento en 1976 al 32 por ciento en 2004, año en que representaron el 66 por ciento del valor de las exportaciones pesqueras de los países en desarrollo.

Las exportaciones pesqueras netas de los países en desarrollo (es decir, el valor total de sus exportaciones menos el valor total de sus importaciones) registraron una constante tendencia al alza en los últimos decenios, ya que su valor aumentó de 4 600 millones dólares EE.UU. en 1984 a 16 000 millones en 1994 y a 20 400 millones en 2004 (Figura 28). Estas cifras son muy superiores a las correspondientes a otros productos agrícolas como el arroz, el café y el té. Los PBIDA desempeñaron un papel activo y creciente en el comercio de pescado y productos pesqueros, puesto que en 1976 sus exportaciones representaban el 11 por ciento del valor total de las exportaciones de pescado, mientras que ascendieron al 13 por ciento en 1984, al 18 por ciento en 1994 y al 20 por ciento en 2004. En este último año, los beneficios netos de sus exportaciones de pescado se estiman en 9 400 millones dólares EE.UU.

En muchos países existe un notable comercio tanto de exportación como de importación de productos pesqueros (Figura 29). El superávit comercial es notable en la región de América Latina y el Caribe, así como en los países en desarrollo de Asia y Oceanía. La región de África es exportadora neta desde 1985 en que disminuyeron o cesaron los desembarques de cantidades masivas de pescado pelágico congelado realizadas por los buques factorías de la ex URSS y países de Europa oriental en el África occidental. Europa, América del Norte y Japón se caracterizan por un déficit en el comercio pesquero. En 2004, 97 países fueron exportador netos de pescado y productos pesqueros.

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En los últimos decenios se ha registrado la tendencia a un mayor comercio pesquero dentro de las regiones. En los países desarrollados, el comercio de pescado sigue realizándose en gran medida y cada vez más entre ellos mismos: en el período 2002- 04, un 85 por ciento del valor de las exportaciones pesqueras de países desarrollados se destinaron a otros países desarrollados y más del 50 por ciento de las importaciones pesqueras de los países desarrollados procedían de otros países desarrollados. Es particularmente significativa la importancia del comercio entre los países de la UE, donde más del 50 por ciento de las exportaciones procedieron de otros países de la UE y un 84 por ciento de las importaciones se destinaron a esos países, tanto en 2004 como en 2005. El comercio entre Canadá y los Estados Unidos, si bien es muy inferior al que tiene lugar en el interior de la UE, ha crecido notablemente desde 1980, lo que indica la importancia cada vez mayor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) –que incluye también México– y del Acuerdo de Libre Comercio entre los Estados Unidos y el Canadá existente anteriormente. Actualmente, un 43 por ciento de las exportaciones y un 21 por ciento de las importaciones de estos dos países se realizan entre ellos. El comercio de pescado y productos pesqueros entre las economías más desarrolladas consiste principalmente en especies demersales, arenques, jureles y salmones.

En cambio, si bien el comercio de pescado entre países en desarrollo ha ido creciendo, sobre todo durante el decenio de 1990, representa una proporción de sólo el 15 por ciento del valor de sus exportaciones pesqueras. El comercio pesquero entre países en desarrollo debería crecer potencialmente en el futuro, debido en parte a los nuevos acuerdos sobre comercio regional y, en parte, a las tendencias demográficas, sociales y económicas que están transformando los mercados de alimentos en dichos países. Sin embargo, actualmente, los países en desarrollo siguen dependiendo en gran medida de los desarrollados, principalmente como salidas para sus exportaciones pesqueras, así como para el suministro de sus importaciones de pescado destinado al consumo local o a las industrias de elaboración. De hecho, varios países en desarrollo están importando cada vez más materia prima para elaborarla y reexportarla a países desarrollados. Las exportaciones pesqueras de los países en desarrollo están evolucionando gradualmente, de la exportación de materias primas destinadas a la industria elaboradora de los países desarrollados a la exportación de pescado vivo de valor elevado o de productos con valor añadido. Se está produciendo esto a pesar de los distintos obstáculos (como los altos aranceles de importación aplicados a los productos elaborados) que frecuentemente entorpecen su industria. Muchos países desarrollados han invertido en instalaciones de elaboración en países en desarrollo, donde los costos son menores.

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Los mapas de la Figura 30 indican el flujo del comercio de pescado y productos por continentes en el período 2002-04. Sin embargo, la imagen general que presentan tales mapas no es completa. Aunque los países que declararon sus importaciones en este período (159 países) representan un 99 por ciento del total mundial estimado, algunos grupos continentales no están incluidos completamente (por ejemplo, un tercio de los países africanos no declaró su comercio de productos pesqueros, por países de origen/ destino). En tales casos, no deben tomarse los datos como el total de las corrientes comerciales de los grupos continentales a que se refieren. En el período 2002-04, un 77 por ciento del valor de las exportaciones de pescado de países en desarrollo se destinó a zonas desarrolladas, principalmente la UE, el Japón y los Estados Unidos de América. Tales exportaciones consistían principalmente en túnidos, peces pelágicos pequeños, camarones, langostas y cefalópodos. El volumen de las exportaciones de países desarrollados a países en desarrollo no es muy importante, ya que representa aproximadamente un 15 por ciento del valor de las exportaciones de productos pesqueros de los países desarrollados. Estas exportaciones consisten principalmente en peces pelágicos pequeños de bajo valor, que representan un 20-30 por ciento de las importaciones de los países en desarrollo, y materia prima para la elaboración.

Debido a la naturaleza altamente perecedera del pescado y los productos pesqueros, más del 90 por ciento del comercio internacional de pescado y productos pesqueros consiste en productos elaborados. El volumen del pescado comercializado en vivo, fresco o refrigerado con hielo fue del 10 por ciento en 2004. El pescado vivo y fresco es valioso, pero difícil de comercializar y transportar, ya que frecuentemente se deben afrontar rigurosos reglamentos sanitarios y normas de calidad. Con todo, el comercio de pescado en vivo ha aumentado en los últimos años gracias a los avances tecnológicos, a la mejora de la logística y al aumento de la demanda. Para apoyarlo se ha desarrollado una red especializada de servicios de manipulación, transporte, distribución, exposición y mantenimiento. Los nuevos sistemas tecnológicos consisten en recipientes y contenedores diseñados o modificados expresamente, así como en camiones y otros vehículos de transporte equipados con instalaciones de aireación u oxigenación para mantener vivos los peces durante el transporte o la permanencia y exposición. El comercio de peces vivos tiene por objeto tanto el consumo humano, como fines ornamentales, y es bastante lucrativo. El pescado vivo es apreciado especialmente en Asia (sobre todo por la población de origen chino) y en mercados nicho de otros países, principalmente entre las comunidades asiáticas inmigrantes.

Las exportaciones de pescado congelado han aumentado durante el último decenio en proporción del volumen total, de un 28 por ciento en 1994 al 36 por ciento en 2004. Las exportaciones de pescado preparado y en conserva alcanzaron un volumen de 8,3 millones de toneladas (equivalente del peso en vivo) en 2004, que representa un 15 por ciento del total exportado (10 por ciento en 1994). La proporción de las exportaciones de pescado curado fue disminuyendo ligeramente durante el último decenio y, en 2004, fue del 5 por ciento del total, mientras que las exportaciones de productos no destinados al consumo humano representaron un 34 por ciento del total en volumen y, en su mayor parte, procedían de países de América Latina.

Camarones

El camarón sigue siendo, en valor, el principal producto pesquero comercializado, ya que en 2004 representó alrededor del 16,5 por ciento del valor total del comercio internacional de productos pesqueros. Los demás grupos principales de especies exportados fueron los peces de fondo (10,2 por ciento: por ejemplo, merluza, bacalao, eglefino y colín de Alaska), los túnidos (8,7 por ciento) y los salmones (8,5 por ciento). La harina de pescado representó en 2004 el 3,3 por ciento del valor de las exportaciones y el aceite de pescado, menos del 1 por ciento.

Es importante señalar la reducción de la proporción correspondiente al camarón en el total del comercio pesquero desde el máximo del 21 por ciento alcanzado en 1994, pese a que en el período 1994-2004 aumentó en un 18 por ciento el valor de sus exportaciones y en un 69 por ciento, el volumen (equivalente del peso en vivo). El notable crecimiento del volumen del comercio del camarón coincidió con la gran expansión de su producción en la acuicultura, la cual creció rápidamente desde 1997, registrándose un incremento del 165 por ciento en el período 1997-2004 (crecimiento anual medio del 15 por ciento). En 2004 más del 41 por ciento (2,5 millones de toneladas) de la producción total de camarones procedió del cultivo. El valor unitario de las exportaciones de camarón aumentó en el decenio de 1990 hasta alcanzar los 6,9 dólares EE.UU. por kg en 1995, pero ha disminuido desde entonces, debido probablemente al gran incremento de la producción, reduciéndose hasta 4,1 dólares EE.UU./kg en 2004.

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Durante 2005, las importaciones de camarón alcanzaron cotas máximas en varios mercados decisivos, en los que influyeron las fluctuaciones de la oferta, tanto de camarón silvestre como cultivado, así como las novedades reglamentarias aplicadas en los Estados Unidos de América y la UE. Siguieron aumentando las ventas al mayor mercado mundial del camarón, los Estados Unidos de América, las cuales ascendieron a 530 000 toneladas. Las importaciones efectuadas por Japón en 2005 fueron un 6 por ciento menores que el año anterior. En Europa, se importó más camarón en 2005, debido a la fortaleza del euro y a que los precios internacionales eran competitivos. Los efectos del proceso anti-dumping de los Estados Unidos de América fueron evidentes, en cuanto que los seis países afectados (Brasil, China, Ecuador, India, Tailandia y Viet Nam) desviaron sus ventas del mercado estadounidense a los de la UE. La mitigación de las restricciones aplicadas por la UE a las importaciones de camarón cultivado de China dio lugar a cambios en las cuotas de importación en varios mercados de la UE, sobre todo en España, donde China se convirtió en el principal abastecedor en 2005. Pese a que hay señales de una tendencia gradual al alza, las primeras indicaciones para 2006, entre las que figuran las modestas condiciones de la demanda en mercados decisivos, apuntan a que los precios del camarón se mantendrán competitivos, al menos, a plazo medio. Se señaló en 2006 una reducción de los suministros disponibles en los principales países productores de camarón, lo que dio lugar a algunas subidas de los precios. En la Figura 31 se presentan los precios del camarón en Japón y los Estados Unidos de América.

Salmones

La importancia relativa del salmón como artículo comercializado ha aumentado en los últimos años hasta representar en 2004 el 8,5 por ciento, frente al 7 por ciento a mediados del decenio de 1990, lo que se ha debido a la gran expansión de la industria de cría en Noruega y Chile. El valor unitario medio de las exportaciones de salmón bajó durante los últimos 15 años, de unos 6,10 dólares EE.UU./kg en 1988 a 3,20 dólares EE.UU./kg en 2004. El comienzo de este descenso coincide con el crecimiento del cultivo industrial del salmón. El enorme incremento de la producción de salmón cultivado tuvo un efecto importante en el comercio. De hecho, el comercio del salmón (equivalente del peso en vivo) creció notablemente durante el período 1988-2004, de 375 000 toneladas a más de 1,7 millones de toneladas. Sin embargo, parece que se ha detenido el descenso del valor unitario.

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El año 2005 fue positivo para los productores y comerciantes de salmón en todo el mundo. Los precios de salmón cultivado alcanzaron sus niveles máximos desde 2000, lo que ha fomentado el optimismo de los productores de Europa y de América del Sur y del Norte. La demanda es fuerte en todos los mercados y la oferta aumentó menos de lo previsto. Los beneficios son cuantiosos gracias a los altos precios y a la reducción de los costos de producción conseguida mediante economías de escala y ahorros por eficiencia. Las perspectivas para 2006 son positivas, si bien cabe prever en el futuro algunas reducciones de los precios, los cuales, a plazo de mediano a largo, deberían volver a niveles más próximos a los costos que los actuales. En realidad, en una industria de productos básicos, los precios altos provocan un aumento de la producción que, a su vez, deprime los precios.

Túnidos

Japón es el mayor mercado mundial para los túnidos de calidad sashimi. Las indicaciones recientes relativas a la mejora de la economía en Japón deberían causar un aumento de la demanda de túnidos sashimi de valor elevado. La cría del atún rojo ha ejercido efectos importantes en el mercado de sashimi del Japón en los últimos años, pero las limitaciones de las capturas de túnidos para el cultivo no dejan mucho espacio para la expansión. La reducción de la cuota arancelaria aplicada por la UE a la importación de atún en conserva (del 24 por ciento al 12 por ciento) para un volumen de 25 000 toneladas procedentes de países como Indonesia, Filipinas y Tailandia, no fue del agrado de los principales conserveros de atún europeos. Por otra parte, los conserveros españoles están contratando trabajo fuera del país y están creando nuevas fábricas de conservas en América Central (El Salvador y Guatemala). Continúa la concentración de la industria atunera mundial en unas pocas manos. En la Figura 32 se muestran los precios del listado en África y Tailandia. Cabe señalar que estos precios aumentaron de forma pronunciada en los meses iniciales de 2006, tras los resultados diversos de 2005, y provocaron la subida de los precios del atún en conserva. Las causas principales de estas subidas de los precios pueden ser la reducción de las capturas y los altos precios del combustible. En 2006 se empezó a observar en Europa una resistencia de los consumidores al atún enlatado, mientras que en Estados Unidos de América se había señalado ya en 2005 un descenso del consumo de este producto. Informes de la prensa sobre los niveles peligrosos de mercurio en el atún en conserva están retrayendo de este producto a los consumidores estadounidenses.

EL ESTADO MUNDIAL DE LA PESCA Y LA ACUICULTURA 2006

Otros peces

Los precios de los peces de fondo congelados registraron una clara tendencia al alza en 2005 a causa de la reducción de la oferta. En la Figura 33 se muestran los precios de los peces de fondo en los Estados Unidos de América. El aumento de la demanda de surimi en Asia absorbió la producción de filetes de colín de Alaska de los Estados Unidos de América y, como consecuencia de ello, disminuyeron los suministros a Europa. También la disminución de los desembarques de merluza en varios países de América Latina, sobre todo Argentina, causó una reducción de los suministros a Europa. Continúa creciendo la importancia de China en los mercados de peces de fondo congelados, ya que aumentó la cuota de importaciones de filetes de colín de Alaska procedentes de ese país en los mercados decisivos de Alemania y Francia. Asimismo, China fortaleció su posición en los mercados europeos de filetes de bacalao congelado, sobre todo en Alemania y el Reino Unido.

Cefalópodos

Después de varios años en que había descendido la producción, 2005 se caracterizó por buenos suministros, tanto de calamares como de pulpos. El comienzo de 2006 se caracterizó por abundantes desembarques de calamares, sobre todo en el Atlántico suroeste. La producción total de 2006 debería alcanzar niveles parecidos a los de la buena campaña de 2005. España sigue siendo el principal mercado europeo para los calamares. Durante 2005, sus importaciones de calamares congelados (I//ex y Loligo) aumentaron un 7 por ciento con respecto a 2004, totalizando casi 160 000 toneladas. El mercado italiano de los calamares siguió una tendencia similar a la del español en 2005. En este año Japón continuó siendo el principal mercado de todo el mundo para los cefalópodos. Los recursos de pulpo del Atlántico centro-este se están recuperando tras varios años de aplicación de rígidos controles de las capturas por parte del Gobierno de Marruecos. Los precios de todos los productos de cefalópodos se estabilizaron en niveles altos en 2005 y comienzos de 2006. En la Figura 34 se indican los precios de los calamares y sepias en Japón.

EL ESTADO MUNDIAL DE LA PESCA Y LA ACUICULTURA 2006

EL ESTADO MUNDIAL DE LA PESCA Y LA ACUICULTURA 2006

Harina de pescado

Todos los años, la mayor parte (aproximadamente un 60 por ciento) de la producción de harina de pescado se destina a la exportación. En 2005, la producción de harina de pescado de los cinco principales países exportadores ascendió a 3,5 millones de toneladas, frente a 4,7 millones en 2000. Las capturas de pescado destinado a la transformación fueron escasas en todos los principales países productores de harina de pescado. Los precios de este producto subieron mucho en 2005 y en los primeros meses de 2006 debido a la buena demanda, especialmente de China y otros países asiáticos. En la Figura 35 se presentan los precios de la harina de pescado y la harina de soja en Alemania y los Países Bajos.

Recuadro 2

Función de la FAO para promover la cooperación con vistas a una gobernanza más eficaz

La FAO trata de promover la cooperación entre los órganos pesqueros regiona- les (OPR), reconociendo que ha aumentado enormemente la necesidad de una gobernanza eficaz de la pesca mundial y regional. El objetivo principal de la FAO es fomentar la cooperación pesquera internacional para mejorar la conservación y ordenación. Con esta finalidad, la FAO presta apoyo técnico y administrativo a sus 11 OPR. Estimula a todos los OPR a que refuercen sus mandatos y funciones a fin de mejorar su eficiencia operativa y trata de que se establezcan nuevos órga- nos donde actualmente no existen. Como iniciativa continua, la FAO promueve y hospeda las reuniones bienales de OPR como medio para facilitar los debates y la comunicación de información entre ellos. En tales reuniones se examinan los resultados del Comité de Pesca de la FAO centrándose en cuestiones como la fun- ción de los OPR en la gobernanza pesquera mundial, la pesca INDNR, la capacidad excesiva de las flotas, el enfoque de ecosistemas en la pesca, las zonas marinas protegidas, la armonización de la documentación sobre capturas y comercio y el sistema de seguimiento de los recursos pesqueros

Respondiendo a las preocupaciones públicas existentes en todo el mundo en relación con la situación de los recursos pesqueros mundiales y los ecosistemas conexos, la FAO ha promocionado en los OPR, entre otras cosas, una aplicación más amplia del Código de Conducta para la Pesca Responsable, junto con el enfoque de ecosistemas en la pesca, así como los Planes de acción internacionales conexos (sobre las aves marinas, los tiburones, la capacidad de pesca y la pesca INDNR). 

GOBERNANZA Y POLÍTICAS

Pesca marina

Las OROP desempeñan una función única para facilitar la cooperación internacional con vistas a la conservación y ordenación de las poblaciones ícticas. Dichas organizaciones representan el único medio realista para reglamentar las poblaciones de peces que se presentan como transzonales o compartidas entre zonas de jurisdicción nacional o entre estas zonas y la alta mar, o exclusivamente en la alta mar (véase el Recuadro 2)18. Tratan de promover la utilización sostenible a largo plazo de las poblaciones objetivo que entran en sus mandatos, si bien tienden cada vez más a adoptar un enfoque de ecosistemas más amplio en relación con la ordenación pesquera y tienen en cuenta las consideraciones de biodiversidad en los casos en que se adoptan medidas para especies que pertenecen al mismo ecosistema o están relacionadas con las poblaciones objetivo o dependen de ellas.

El fortalecimiento de las OROP para mejorar la conservación y ordenación de las poblaciones de peces sigue siendo una de las principales tareas de la gobernanza internacional de la pesca. Pese a los esfuerzos desplegados durante el último decenio para mejorar su capacidad de ordenación y su imagen como organizaciones eficaces y responsables, algunas OROP no han conseguido alcanzar su objetivo fundamental de proveer a la ordenación sostenible de las poblaciones. Esta situación ha dado lugar a que un número cada vez mayor de poblaciones estén sujetas a moratorias de captura y a que aumenten las críticas internacionales acerca de la eficacia de las OROP. Estas críticas, procedentes tanto de miembros de estas organizaciones como de la sociedad civil, socavan la credibilidad y el respeto que merecen las OROP.

Recuadro 3

Conferencia de las Naciones Unidas de Revisión del Acuerdo sobre las Poblaciones de Peces de 1995

La Conferencia de las Naciones Unidas de Revisión del Acuerdo sobre las Poblaciones de Peces de 1995, celebrada en New York (Estados Unidos de América) del 22 al 26 de mayo de 2006, estaba prevista en el Artículo 36 de dicho Acuerdo cuando se negoció. Al examinar y evaluar la idoneidad de las disposiciones del Acuerdo y al proponer medidas para reforzar su aplicación, la Conferencia de Revisión centró su atención en los cuatro grupos de cuestiones siguientes: disposiciones pertinentes relacionadas con la conservación y ordenación de las poblaciones (adopción de medidas, sobrepesca y ordenación de la capacidad, efectos de la pesca en el medio marino, pesca no reglamentada por una OROP y reunión y difusión de datos); mecanismos de cooperación internacional (integridad de los regímenes regionales, actividad pesquera de los Estados no miembros de OROP, funcionamiento de las OROP y derechos de participación); seguimiento, control y vigilancia, cumplimiento y ejecución (aplicación de los deberes del Estado del pabellón e investigación e imposición de sanciones por infracciones); Estados en desarrollo (reconocimiento de las necesidades especiales, prestación de asistencia y fomento de la capacidad) y los Estados no Partes (ampliación de la adhesión al Acuerdo). 

La Conferencia de Revisión estructuró su informe en torno a dos temas -examen y evaluación- y, sobre la base de las deliberaciones acerca de los cuatro grupos de cuestiones arriba señalados, propuso medios para fortalecer los elementos de dichos sectores (en lo que respecta a la acción de los Estados, individual y colec- tivamente, por medio de las OROP y, en su caso, la FAO y la División de Asuntos Oceánicos y del Derecho del Mar de las Naciones Unidas). La importancia de las OROP, en la que se insiste en las recomendaciones acordadas por la Conferencia, refleja la función central de tales organizaciones para la aplicación del Acuerdo. También es importante señalar que se acordó que se incluyeran en el ámbito del Acuerdo las poblaciones específicas (discretas o aisladas) de alta mar, colmando así un vacío en lo relativo a la conservación y ordenación de estas poblaciones.

Una cuestión que fue objeto de notables debates durante la Conferencia de Revisión fue la relativa a la necesidad de que las OROP acojan a los nuevos miembros, en particular a países en desarrollo, de forma equitativa dentro de los límites que dicte el asesoramiento científico para las poblaciones ordenadas. A la vez que se observó que se trataba de una cuestión delicada, vinculada al concepto del «interés real» y a un control efectivo del Estado del pabellón sobre sus barcos, se señaló que si no se trataba adecuadamente la participación y la asignación de oportunidades de pesca dentro de las OROP, se podría fomentar involuntariamente la pesca INDNR.

Con respecto a la aplicación de medidas por los Estados del puerto -que constituye el eslabón débil en los esfuerzos para combatir la pesca INDNR -la Conferencia de Revisión propuso que la FAO, basándose en el Modelo de Sistema sobre las Medidas de Estado Rector del Puerto destinadas a combatir la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada y en el Plan de acción internacional para prevenir, desalentar y eliminar la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, emprendiera un proceso para elaborar, según proceda, un instrumento jurídi- camente vinculante sobre normas mínimas para la adopción de medidas por los Estados del puerto.

La Conferencia de Revisión acordó continuar examinando la aplicación del Acuerdo y reanudar sus sesiones en una fecha no posterior a 2011.

Muchas OROP están centrando sus esfuerzos en la aplicación de medidas que pondrían en práctica aspectos decisivos del Acuerdo de las Naciones Unidas sobre las Poblaciones de Peces de 1995 y otros instrumentos internacionales sobre la pesca acordados recientemente (véase el Recuadro 3). Se han tomado medidas importantes para la aplicación de tales instrumentos por medio del examen y la actualización de sus mandatos: por ejemplo, las adoptadas por la Comisión General de Pesca del Mediterráneo (CGPM), la Comisión del Atún para el Océano Índico, la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT), la Comisión Internacional para la Conservación del Atún del Atlántico (CICAA), la Comisión de Pesquerías del Atlántico Nordeste y la Organización de Pesquerías del Atlántico Noroeste (NAFO).

Varios organismos encargados de la ordenación de los túnidos están preocupados por la sobrecapacidad de las flotas atuneras mundiales. Los trabajos que han realizado juntamente con la FAO indican la necesidad de avanzar hacia un sistema de ordenación basada en los derechos, en espera de cuya consecución se proponen procedimientos de ordenación provisionales. Figuran entre estos una moratoria inmediata a la entrada de más barcos grandes y la elaboración de criterios y mecanismos de asignación para los nuevos participantes.

Además de adoptar medidas para aplicar el enfoque de ecosistemas en la pesca (incluidas las encaminadas a reducir al mínimo capturas incidentales como las de tiburones, tortugas marinas y aves marinas), las OROP están intentando poner en práctica el enfoque precautorio, fortalecer la cooperación internacional, promover la transparencia, estimular a los miembros que tienen derecho a que se adhieran a las organizaciones o se hagan entidades cooperadoras y fortalecer el cumplimiento y la observancia mediante una mejora del seguimiento, control y vigilancia, incluyendo la aplicación de sistemas obligatorios de vigilancia de busques, el establecimiento de planes regionales para la adopción de medidas por parte del Estado del puerto y la elaboración de listas de barcos.

Las dos OROP establecidas tras la conclusión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre las Poblaciones de Peces de 1995, la Organización de la Pesca del Atlántico Suroriental (SEAFO) y la Comisión de Pesca para el Pacífico Occidental y Central (WCPFC), están aplicando por medio de sus convenciones las disposiciones del Acuerdo de las Naciones Unidas de 1995.

En 2004, el Consejo de la FAO, por medio de su resolución 1/127, estableció la Comisión de la Pesca para el Océano Índico Suroccidental (SWIOFC) en virtud del Artículo VI de la Constitución de la FAO. Como OPR más reciente de este tipo en el mundo, trata de promover el desarrollo sostenible, la conservación, la ordenación racional y la mejor utilización de los recursos pesqueros en la región, haciendo especial hincapié en las pesquerías dedicadas a especies distintas de los túnidos. Pueden ser miembros de la SWIOFC los Estados ribereños de los territorios situados total o parcialmente dentro de la zona de la Comisión (es decir, el océano Índico suroccidental), que notifiquen por escrito al Director General de la FAO su interés en participar como miembros. La Comisión celebró su primera reunión en abril de 2005 en Mombasa (Kenya) y, su segunda reunión, en Maputo (Mozambique) en agosto de 2006.

También es importante mencionar otras dos convenciones centradas en la conservación y ordenación de los recursos de aguas profundas de alta mar (incluidas las poblaciones discretas de alta mar) y que utilizan como marco el Acuerdo de las Naciones Unidas sobre las Poblaciones de Peces de 1995. La primera de ellas es el Acuerdo sobre la Pesca en el Océano Índico Sur (SIOFA), que fue aprobado y quedó abierto para la firma en julio de 200619 y, la segunda, la Organización de Ordenación Pesquera Regional del Pacífico Sur (SPRFMO), que se halla todavía en fase de negociación. Este acuerdo y esta organización tienen por objeto colmar las deficiencias en la ordenación de la pesca en alta mar cuando existen poblaciones valiosas, pero vulnerables. Algunas de las poblaciones que son objeto de estos dos instrumentos están sujetas a una fuerte presión de pesca y, en el caso del océano Índico, probablemente están ya sometidas a una pesca excesiva.

La falta de acción que se percibe en las OROP y su incapacidad para detener en algunos casos la reducción de las poblaciones deben considerarse teniendo en cuenta los obstáculos con que se enfrentan muchas de ellas, no todos los cuales son por culpa propia. La falta de compromiso político de parte de los miembros de algunas OROP y las posturas de resistencia contra algunas medidas prudentes de ordenación pesquera regional (por ejemplo, la insistencia en la utilización de la adopción de decisiones por consenso incluso en OROP establecidas en la era posterior al Acuerdo de las Naciones Unidas sobre las Poblaciones de Peces de 1995, y las disposiciones de renuncia/objeción en relación con las medidas de ordenación20), han debilitado o incluso malogrado los esfuerzos de algunas OROP para afrontar y realizar las tareas de conservación y ordenación. Estas posturas frustran la actuación de las OROP, mientras se dirigen críticas a las organizaciones, y no a sus miembros.

La elevada incidencia y la astucia creciente de la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR) continúan socavando la labor de las OROP. La generalización del empleo de pabellones que no cumplen las normas y puertos de conveniencia incrementan las posibilidades y dimensiones de la pesca INDNR. Se están planteando también con mayor evidencia los aspectos criminales de la INDNR cuando las organizaciones adoptan medidas contra los barcos pesqueros que las violan y sus propietarios, y las secretarías de las OROP reciben a veces amenazas para que retiren las medidas contrarias a la pesca INDNR.

Se relacionan con la cuestión de la credibilidad de las OROP las peticiones de que se examine periódicamente su funcionamiento como medio para promover una mayor eficiencia y rendición cuentas. Sin embargo, esta cuestión es muy delicada. En algunos casos, los miembros de las OROP han sido reacios a apoyar una evaluación de este tipo, debido a que consideran que podría interferir en su autonomía, trastornar su labor y, en último término, tener consecuencias negativas para sus propios miembros. No obstante, a pesar de las objeciones, los motivos y la necesidad de esta evaluación del funcionamiento van ganando terreno y son objeto de una aceptación internacional cada vez mayor. Se ha sostenido en foros internacionales que, siempre que los exámenes se realicen de forma transparente y sin exclusiones y con una participación y cooperación plenas de los miembros y las secretarías, las OROP deberían aceptar el proceso de examen como medio para mejorar su reputación y estima internacionales. Y lo que es aún más importante, los resultados de los exámenes deberían ofrecer conclusiones tangibles y concretas que las organizaciones puedan adoptar y aplicar para fortalecer su capacidad en materia de conservación y ordenación de la pesca.

Como consecuencia del examen de esta cuestión realizado por el Comité de Pesca (COFI) de la FAO, en su 26º período de sesiones, y en la Cuarta reunión de los Órganos Pesqueros Regionales, la Comisión de Pesquerías del Atlántico Nordeste (CPANE) acordó en 2005 realizar un examen independiente de su propio funcionamiento21. La finalidad del examen es ofrecer una comprobación sistemática del funcionamiento de la Comisión desde sus comienzos en 1982 y su coherencia con la Convención de la CPANE, el Acuerdo de las Naciones Unidas sobre las Poblaciones de Peces de 1995 y otros acuerdos e instrumentos internacionales pertinentes. La Comisión ha elaborado una serie completa de criterios en función de los cuales se realizará su evaluación. Los resultados del examen deberán indicar las realizaciones de la Comisión y los sectores en que hay posibilidades de mejorarla. En el grupo encargado del examen participarán los presidentes de los dos grupos de trabajo de la CPANE, el Secretario de la Comisión, un científico marino independiente y dos expertos de las Naciones Unidas, uno de ellos de la FAO y el otro de la División de Asuntos Oceánicos y del Derecho del Mar de las Naciones Unidas.

Se trata del primer examen del funcionamiento de una OROP que se va a realizar, cuyos resultados deberían estar disponibles en la reunión anual de la CPANE de 2006. Pese a la indecisión de algunos miembros de la CPANE para proceder al examen del funcionamiento, la Comisión ha demostrado un liderazgo adentrándose en un sector nuevo e importante para las OROP. No obstante, los miembros de las OROP son conscientes de que los exámenes de estas organizaciones no darán lugar, por sí solos, a un mejor funcionamiento. Los resultados de tales exámenes, que deberían ser accesibles a todas las partes interesadas, deberían traducirse en medidas prácticas con plazos determinados, para que se puedan subsanar las deficiencias de las OROP y éstas puedan fortalecerse para desempeñar una función aún más eficaz en la gobernanza de las poblaciones de peces.

En 2005 los Ministros participantes en la Conferencia sobre la Gobernanza de la Pesca en Alta Mar y el Acuerdo de las Naciones Unidas sobre las Poblaciones de Peces - de las palabras a la acción22, aprobaron una declaración centrada, entre otras cosas, en la función y la labor de las OROP. Se señala en ella que estas organizaciones tienen una importancia fundamental para la gobernanza de la pesca en alta mar. Los Ministros se comprometieron a aplicar, por medio de las OROP, medidas fundamentales para fortalecer los procesos de adopción de decisiones y a emplear mejores métodos de SCV para afrontar con mayor vigor la pesca INDNR y la capacidad excesiva de las flotas. Además, la declaración reconoce la necesidad de ayudar a los países en desarrollo a cumplir los acuerdos internacionales sobre la pesca, y que es preciso que los funcionarios determinen medios prácticos para avanzar en el cumplimiento de los compromisos contraídos por los Ministros en la declaración.

Otras iniciativas centradas en la pesca INDNR y en la función de las OROP para tratar de combatirla han sido las actividades del Grupo Ministerial de Trabajo sobre la Pesca Ilegal, no Declarada y no Reglamentada en Alta Mar23. En el informe resultante se trata el problema de mejorar la gobernanza en alta mar y se propone que se elabore un modelo para que las OROP puedan realizar esta tarea a fin de impedir la pesca INDNR; se pide también que se fomente la aplicación de un enfoque más sistemático del examen del rendimiento de las OROP y que se estimule a éstas a colaborar con mayor eficiencia mediante una mejor coordinación y utilización de las medidas relacionadas con los puertos y el comercio. Aunque el Grupo de Trabajo estuvo dirigido por un pequeño número de Ministros de pesca y jefes de organizaciones no gubernamentales, sus resultados están teniendo una amplia resonancia como medios para fomentar un mayor empeño y participación en la aplicación de las nueve propuestas del informe. Aunque muchas de estas propuestas se hallan ya en los programas pesqueros internacionales y se están aplicando en diferente medida, el informe del Grupo de Trabajo contribuye a centrar la atención mayormente en ellas y, por lo tanto, a atraer financiación para apoyar una aplicación más intensiva de las mismas.

Pesca continental

Muchas de las grandes cuencas fluviales del mundo atraviesan una o varias fronteras internacionales (Cuadro 12) y, por lo tanto, las actividades que se realizan en un país pueden afectar a las poblaciones de peces y la pesca de otros. Muchas especies de peces fluviales son migratorias, por lo que, incluso en situaciones en las que los efectos en determinadas especies se limitan a una zona determinada, es posible que personas o comunidades que explotan esa población en otros países sientan los efectos. Por consiguiente, se necesita un sistema de gobernanza en aguas continentales transfronterizas internacionales.

Cuadro 12
Cuencas fluviales internacionales y sus marcos de gestión por continentes

 Continente

Cuencas inter- nacionales

Número de cuencas con acuerdos internacionales1

Comisiones de aguas continentales con mandato sobre la pesca

 

(Número)

(Número)

(Porcentaje)

(Número)

África 59 19 32 8
Asia 57 24 42 2
Europa 69 45 63 12
América del Norte 40 23 58 3
América del Sur 38 6 16 6
1 Basado en el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. 2002, Atlas of International Freshwater Agreements. Nairobi.

Una ordenación apropiada de la pesca en aguas transfronterizas exige que se elaboren a nivel regional políticas y estrategias adecuadas para el sostenimiento de recursos compartidos (hídricos y biológicos) y que se incorporen en la legislación nacional y se apliquen. La primera medida para conseguirlo sería identificar las especies y poblaciones compartidas y determinar si son vulnerables y a qué amenazas. Los países deberían pasar después a determinar las medidas de ordenación específicas que se necesiten. El Código de Conducta de la FAO para la Pesca Responsable24 hace hincapié, entre otras cosas, en que «Los Estados ... deberían cooperar a nivel subregional, regional y mundial, ... con el fin de promover la conservación y ordenación y asegurar la pesca responsable y la conservación y protección eficaces de los recursos acuáticos vivos en toda su zona de distribución, teniendo en cuenta la necesidad de medidas compatibles en las áreas situadas dentro y fuera de la jurisdicción nacional» y, más adelante, «Por lo que respecta a las poblaciones de peces transfronterizas, ... los Estados ribereños pertinentes ... deberían cooperar para velar por la conservación y ordenación de forma eficaz de los recursos. Ello debería realizarse estableciendo, cuando proceda, una organización o arreglo bilateral, subregional o regional de ordenación pesquera».

Hay una amplia gama de marcos regionales que facilitan asesoramiento sobre la ordenación de las aguas continentales y los recursos acuáticos vivos o se ocupan directamente de ellos. Sin embargo, el sistema de gobernanza es incompleto, ya que sólo el 44 por ciento de todas las cuencas internacionales tienen uno o más acuerdos y éstos tienen por objeto diversas cuestiones que pueden incluir o no la pesca. Muchos acuerdos no se centran en los recursos pesqueros, sino en el agua como recurso, por ejemplo, la asignación del agua para el riego, la protección contra las inundaciones, la navegación o la producción de energía hidroeléctrica. No obstante, diversos tienen un mandato relacionado con cuestiones ambientales, que podría ampliarse para incluir la pesca, si bien con frecuencia no se menciona expresamente esta actividad. En el sitio de internet http://faolex.fao.org/faolex hay una base de datos en la que pueden encontrarse resúmenes y el texto completo de la mayor parte de tales acuerdos.

La pesca continental es especialmente vulnerable a influencias externas al sector pesquero, por ejemplo, la desviación de aguas, la degradación del hábitat, la contaminación y la pérdida de algunos hábitats. El sistema de gobernanza que se aplica a las masas de aguas continentales muy pocas veces tiene en cuenta el mantenimiento de una pesquería como objetivo principal y, en muchos casos, favorece a otros sectores que utilizan los recursos hídricos, los cuales se perciben como más rentables o más importantes. Este sistema de gobernanza ha tenido en algunos casos repercusiones negativas para pescadores y comunidades que dependen de la pesca continental.

Sin embargo, se presentan algunas novedades alentadoras. La Resolución IX.4 de la Convención de Ramsar sobre los Humedales25 que se refiere a la conservación, producción y utilización sostenible de los recursos pesqueros destaca, entre otras cosas, que «se deberían establecer, cuando corresponda, mecanismos locales, nacionales e internacionales gracias a los cuales se negociase la asignación de los recursos esenciales para la protección de los recursos acuáticos y, en particular, los recursos de la pesca entre todos los usuarios de los recursos». La Directiva Europea Marco en el Sector del Agua26 destaca el enfoque de cuencas fluviales para el desarrollo y la ordenación integrados y coordinados de las cuencas fluviales en todos los sistemas fluviales europeos. Exige una evaluación ecológica completa y una clasificación basada en la composición y abundancia de la fauna y flora acuáticas, teniendo en cuenta las condiciones de referencia específicas del tipo de masa de agua.

La Comisión del Río Mekong supervisa la mayor pesquería continental del mundo y, en la 11ª reunión de su Consejo Ministerial celebrada en 2004, prometió aplicar una «ordenación integrada de los recursos hídricos» a escala de toda la cuenca, como medio para mitigar la pobreza y reforzar el crecimiento económico. Se prevé que, en la cuenca baja del Mekong, la demanda de energía hidroeléctrica aumentará un 76 por ciento al año durante los próximos 20 años27 y la Comisión ha fijado como objetivo «satisfacer esta demanda reconociendo plenamente la necesidad de salvaguardar los ecosistemas y los intereses sociales».

Dentro del sector de la pesca continental, la pesca de captura compite con la acuicultura, entre otras cosas, para obtener la asistencia destinada al desarrollo. En el pasado, se han previsto a veces las consecuencias negativas de la acuicultura para los ambientes acuáticos. Sin embargo, hoy en día, en muchas regiones los beneficios que se perciben de la acuicultura están inspirando cambios en la forma de utilizar las masas de agua. Ejemplo de ello es el lago Victoria donde muchas partes interesadas de los países ribereños están presionando a la Organización Pesquera para el Lago Victoria para que establezca una legislación que permita el cultivo en jaulas en el lago y sus alrededores, y la citada Organización ha solicitado la asistencia de la FAO para elaborar dicha legislación.

Además de que no es probable que la pesca continental sea o llegue a ser el objetivo primordial de todos los programas de gestión de recursos hidrológicos, existe el riesgo de que no se tengan en cuenta en estos programas las necesidades de la pesca rural en pequeña escala, a menos que los sistemas de gobernanza del agua estén diseñados expresamente para incluir la pesca continental.

Acuicultura

Se reconoce cada vez más que el desarrollo sostenible del sector acuícola exige un entorno favorable, con apropiados marcos institucionales, jurídicos y de ordenación regidos por una política general. Si bien los esfuerzos de los países para conseguir el objetivo del desarrollo sostenible varían según el nivel de compromiso de sus autoridades y según el grado de desarrollo del sector de la acuicultura, se han realizado notables progresos en varios sectores del desarrollo institucional, jurídico y de ordenación, entre los que cabe señalar la utilización de acuerdos de asociación entre el sector público y el privado.

Como las actividades de la acuicultura se realizan en general en lugares situados dentro de las fronteras nacionales, la mayor parte de ellas se gestionan, supervisan y gobiernan con instrumentos y disposiciones nacionales. Esta situación contrasta con la de la pesca de captura, donde pesquerías importantes son, por su naturaleza, transfronterizas y se necesitan instrumentos de gobernanza regionales, internacionales y/o mundiales para armonizar la gobernanza nacional de los recursos compartidos.

La Red de centros de acuicultura de Asia y el Pacífico (NACA) es la única organización intergubernamental auténticamente regional que promueve la acuicultura, y el Subcomité del COFI sobre la Acuicultura es el único foro mundial intergubernamental que se ocupa exclusivamente de la acuicultura. Hay varias organizaciones no gubernamentales (ONG) internacionales e instrumentos de la sociedad civil que fomentan la acuicultura en el ámbito regional. Como la acuicultura va cobrando una importancia mayor, es probable que se desarrollen más instrumentos regionales e internacionales para apoyar la gobernanza del sector en el futuro.

Las enseñanzas aprendidas del establecimiento y funcionamiento de redes de acuicultura, como la NACA, han demostrado que es eficaz la cooperación técnica entre los gobiernos miembros28. Basándose en la experiencia de la NACA, se estableció en 2004 la Red de centros de acuicultura de Europa central y oriental (RCAECO). En otras regiones, especialmente en América Latina y el África subsahariana, varios países junto con la FAO están estudiando las posibilidades de establecer redes regionales de este tipo.

Investigaciones y exámenes recientes29 indican claramente que en el desarrollo y la ordenación de la acuicultura se tiende fundamentalmente a fortalecer la reglamentación y mejorar la gobernanza. Por ejemplo, la planificación integrada del uso de la tierra, que incluye el establecimiento de sistemas de tenencia favorables a los agricultores y una ordenación apropiada del medio ambiente. Se están elaborando y aplicando cada vez más reglamentos para la ordenación general de la acuicultura, incluyendo aspectos específicos como el uso de medicamentos y productos químicos. La autorregulación del sector ha dado lugar a varias novedades esenciales, como la aplicación de códigos de prácticas y mejores prácticas de ordenación en colaboración con los productores.

La acuicultura no existe aisladamente, por lo que, para regular mejor el sector, es preciso controlar sus efectos externos. Teniendo en cuenta la tendencia existente en algunas regiones a aumentar la intensificación y el número de granjas, se están realizando evaluaciones del impacto ambiental y un seguimiento continuo del medio ambiente.

Una tendencia alentadora es que un número cada vez mayor de países ha formulado o está formulando políticas, planes, reglamentos y estrategias pesqueras que tienen en cuenta y facilitan el crecimiento y la ordenación eficiente del sector de la acuicultura. Un estudio reciente de la FAO sobre la integración de la pesca en los documentos fundamentales de política nacional relacionados con la mitigación de la pobreza y el desarrollo rural mostró que donde se ha incorporado el sector con mayor eficiencia es en Asia (por lo que respecta a los documentos de estrategia de lucha contra la pobreza y los planes nacionales de desarrollo), seguida de cerca por África30.

La Declaración de Abuja sobre la Pesca y Acuicultura Sostenibles en África fue adoptada en la reunión de Jefes de Estado de la Cumbre sobre Pescado para Todos de la Nueva Alianza para el Desarrollo de África (NEPAD), celebrada en Nigeria31. En esta ocasión, se puso en marcha el Programa Mundial para la Pesca Sostenible (PROFISH)32, que es una nueva asociación mundial de países en desarrollo, donantes y organismos técnicos dirigida por el Banco Mundial. Estas dos importantes novedades recientes demuestran el compromiso nacional e internacional para el aprovechamiento del potencial de la pesca y la acuicultura para contribuir a la seguridad alimentaria, la mitigación de la pobreza y el desarrollo económico.

Las asociaciones de productores, desde la federación de grupos de autoayuda para la acuicultura, incluidos grupos de mujeres, existente en una de las aldeas más pobres de la India, hasta la alianza mundial para la acuicultura, han desempeñado una importante función en el desarrollo mundial del sector. Aunque las finalidades de las distintas asociaciones de productores pueden variar notablemente, hay algunas que son comunes: influir en las políticas y reglamentaciones y contribuir a su elaboración; prestar servicios técnicos; facilitar el acceso a los mercados; preparar y promover códigos de conducta y mejores prácticas de ordenación, y compartir los conocimientos.

Como parte de sus estrategias generales de privatización, muchos países empeñados en promover el desarrollo de la acuicultura están ampliando el ámbito de sus programas de privatización para incluir el sector de la acuicultura. En el África subsahariana, por ejemplo, el enfoque adoptado en Kenya es el de desempeñar una función de apoyo fomentando una formulación participativa de las políticas, y proporcionar un marco jurídico favorable para la inversión, establecer asociaciones entre los sectores público y privado, proporcionar apoyo infraestructural básico, promover la autorregulación, ofrecer una plataforma de investigación, establecer zonas para la acuicultura y prestar apoyo para el seguimiento y la evaluación.

Grupos de la sociedad civil, incluidas las ONG, están aportando también importantes contribuciones a la formulación y aplicación de las políticas y en apoyo de los piscicultores pobres. Estos grupos han sido eficaces para conseguir que el sector afronte los problemas que se derivan de prácticas de cultivo de camarones no sostenibles en muchos países de Asia y América Latina.

La ordenación en común se está generalizando y se aplica normalmente en la gestión de recursos de propiedad comunal, como llanuras inundables y bosques En el sector de la acuicultura la aplicación de la ordenación en común (véase el Recuadro 6, págs. 76 y 77) ha sido eficaz en las pesquerías basadas en el cultivo, que son una forma de acuicultura practicada comunalmente en pequeñas masas de agua de zonas rurales. Esta forma de acuicultura ofrece posibilidades de incrementar la producción pesquera con una mínima aportación de recursos (por ejemplo, en Sri Lanka, Viet Nam, Bangladesh y Tailandia). Una evaluación de este tipo de programas realizados en tres países (Bangladesh, Filipinas y Tailandia), concluyó que la ordenación en común había contribuido al desarrollo de iniciativas de autoayuda, de la propiedad local y de la adopción de decisiones en las comunidades.

Comercio

La función de las subvenciones pesqueras continúa siendo objeto de gran atención tanto por parte de los gobiernos como de la sociedad civil. Debido a su carácter intersectorial, las subvenciones influyen en las dimensiones económicas, sociales y ambientales de la pesca. Por ello, entran en el juego muchos intereses diferentes. Se ha tratado de las subvenciones pesqueras a nivel técnico y de políticas, ámbitos que se influyen recíprocamente.

En los aspectos técnicos, se han logrado notables progresos desde un punto de vista teórico y analítico gracias a los trabajos de varias organizaciones intergubernamentales (FAO, Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos [OCDE] y Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente [PNUMA]) y ONG (en particular el Fondo Mundial para la Naturaleza [WWF]). En los aspectos de política, el centro principal para las negociaciones sobre las subvenciones pesqueras es el Grupo de Negociación sobre las Normas de la OMC. Durante la reunión Ministerial de la OMC celebrada en Hong Kong (2005), al examinar los progresos realizados en los debates basados en el Mandato de Doha de 2001, los ministros tomaron nota de que existía un amplio acuerdo en el sentido de que el Grupo de Negociación sobre las Normas debería fortalecer las disciplinas relativas a las subvenciones en el sector de la pesca, incluso mediante la prohibición de determinadas formas de subvenciones que contribuyan al exceso de capacidad y la sobrepesca. Los ministros tomaron nota también de que debería formar parte integrante de las negociaciones sobre las subvenciones a la pesca un trato especial y diferenciado apropiado y efectivo para los miembros en desarrollo y menos adelantados, teniendo en cuenta la importancia de dicho sector para las prioridades de desarrollo, la reducción de la pobreza y las preocupaciones concernientes a los medios de subsistencia y la seguridad alimentaria. Se están examinando propuestas específicas de textos para introducir enmiendas relativas a la pesca en el Acuerdo sobre Subvenciones y Medidas Compensatorias. Más recientemente, por iniciativa de algunos miembros, parece que el debate sobre las subvenciones pesqueras se ha extendido a otros sectores además de las actividades de la pesca de captura, es decir, a la acuicultura, la elaboración del pescado, etc.

Además de centrar su atención en la necesidad de disciplinar las subvenciones pesqueras que contribuyen al exceso de capacidad y a la sobrepesca, los países están debatiendo ahora la forma de integrar consideraciones de desarrollo sostenible en las disciplinas relativas a las subvenciones pesqueras. Además de las cuestiones generales relacionadas con la aplicación de un tratamiento especial y diferenciado, se plantean dificultades para definir la pesca en pequeña escala e incorporar en las disciplinas los derechos de acceso a las pesquerías. Parece posible que los resultados de las negociaciones sobre las subvenciones pesqueras dependan de la forma en que se definan y acuerden determinadas cuestiones técnicas y, también, de la medida en que los miembros de la OMC lleguen a ocuparse no sólo del comercio, sino también de cuestiones ambientales y de desarrollo.

Con la entrada de China en la OMC en 2001, son Miembros de esta organización todos los principales países pesqueros con excepción de la Federación de Rusia y Viet Nam (que han entablado negociaciones para su adhesión).

La declaración aprobada por la Conferencia Ministerial de la OMC celebrada en Hong Kong en 2005 tiene importantes repercusiones para la pesca. Es posible que se reduzcan los aranceles aplicados a artículos no agrícolas, entre los que se incluyen el pescado y productos pesqueros, utilizando una determinada fórmula. Los coeficientes y reducciones exactos para la fórmula podrían haberse decidido en 2006. Los exportadores de países en desarrollo se habrían beneficiado de «la reducción o eliminación de las crestas arancelarias, los aranceles elevados y la progresividad arancelaria, así como los obstáculos no arancelarios, en particular respecto de los productos cuya exportación interesa a los países en desarrollo». En lo que respecta a los productos pesqueros, esto podría tener repercusiones para los exportadores de productos de valor añadido, si bien los países que disfrutan actualmente de un trato preferencial sufrirían una reducción de sus ventajas en el futuro. Como esta situación hipotética no se materializó debido a que no se llegó a un acuerdo, es incierto el futuro de las negociaciones dentro de la OMC.

Entre otras cuestiones importantes relacionadas con el comercio internacional de productos pesqueros que han ocupado el primer plano en los últimos años, cabe señalar la introducción de nuevos requisitos de etiquetado y rastreabilidad en los mercados de exportación; la adopción de las directrices de la FAO para el ecoetiquetado de pescado y productos pesqueros de la pesca de captura marina; las controversias comerciales entre los países importadores y exportadores en relación con las acusaciones de dumping de productos de la acuicultura y las subvenciones a la producción; la expansión de las zonas de comercio regional y el aumento del número de nuevos acuerdos comerciales bilaterales que son muy pertinentes para el comercio pesquero. No está aún claro cuál será el impacto pleno y los efectos a largo plazo de estos acuerdos que se añaden a los acuerdos multilaterales más amplios, o los sustituyen. Un acuerdo comercial especialmente pertinente para el comercio de pescado y productos pesqueros es el que se está negociando actualmente a nivel regional entre el Grupo de Estados de África, del Caribe y del Pacífico (ACP) y la UE. El objetivo de estas negociaciones es concertar un acuerdo de asociación económica entre la UE y las seis regiones diferentes ACP y hacer que sea operativo a partir de enero de 2008.


NOTAS

  1. FAO. 2006. J.-J. Maguire, M. Sissenwine, J. Csirke, R. Grainger y S. Garcia. The state of world highly migratory, straddling and other high seas fisheries resources and associated species. FAO Documentos Técnicos de Pesca Nº 495. Roma.
  2. Acuerdo sobre la aplicación de las disposiciones de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 10 de diciembre de 1982 relativas a la conservación y ordenación de las poblaciones de peces transzonales y las poblaciones de peces altamente migratorios (disponible en: http://daccessdds. un.org/doc/UNDOC/GEN/N95/274/67/PDF/N9527467.pdf?OpenElement).
  3. Allan, J.D., R. Abell, Z. Hogan, C. Revenga, B.W. Taylor, R.L. Welcomme y K. Winemiller. 2005. Overfishing of inland waters. BioScience, 12: 1041-1051.
  4. M. Halwart y M.V.Gupta, eds. 2004. Culture of fish in rice fields. Roma, FAO y The WorldFish Center (disponible en http://www.worldfishcenter.org/Pubs/ CultureOfFish/Culture-of-Fish.pdf); FAO. 2004. Tilapias as alien aquatics in Asia and the Pacific: a review, por S.S. De Silva, R.P. Subasinghe, D.M. Bartley y A. Lowther. FAO Documentos Técnicos de Pesca Nº 453. Roma.
  5. Esta sección se basa en los datos publicados en FAO. 2007. Fish and fishery products. World apparent consumption statistics based on food balance sheets. Revisión 8: 1961-2003. FAO Circular de Pesca Nº 821. Roma. Podría haber alguna discrepancia con otras secciones en las que se citan datos proporcionados a la FAO en fecha más reciente.
  6. El término «pescado» indica pescado, crustáceos y moluscos, excluidos los mamíferos acuáticos y las plantas acuáticas.
  7. Salvo que se indique otra cosa, el consumo per cápita se calcula por año y utilizando un equivalente del peso en vivo.
  8. Se hace una distinción entre organizaciones regionales de ordenación pesquera (OROP) y órganos pesqueros regionales (ORP). Por lo general estos últimos no tienen un mandato de conservación y ordenación de la pesca sino que procuran promover la cooperación entre los miembros sobre cuestiones pesqueras de interés común, y pueden tener un mandato de carácter consultivo.
  9. Durante la ceremonia de la firma, que tuvo lugar en la Sede de la FAO en Roma, seis países (Comoras, Francia, Kenya, Mozambique, Nueva Zelandia y Seychelles) y la Comunidad Europea firmaron el Acuerdo sobre la Pesca en el Océano Índico Sur.
  10. Aunque las partes en una OROP no invoquen las disposiciones de renuncia, la existencia de tales disposiciones y su posible utilización por los miembros menoscaba la eficacia de las medidas de ordenación adoptadas. Es significativo que la Conferencia de 2006 encargada del examen del Acuerdo de las Naciones Unidas sobre las Poblaciones de Peces de 1995 haya recomendado a los Estados que, ya sea en forma individual o colectivamente por conducto de las OROP, se cercioren de que el comportamiento de renuncia esté limitado por reglas que impidan que tal comportamiento de las partes vaya en detrimento de la conservación.
  11. Los exámenes del funcionamiento de las OROP también se mencionan en el párrafo 60 de la Resolución 60/31 de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
  12. Celebrada en San Johns, Newfoundland (Canadá) del 1º al 5 de mayo de 2005.
  13. Este Grupo de Trabajo desarrolló su labor durante dos años. Su informe se publicó en marzo de 2006.
  14. FAO. 1995. Código de Conducta para la Pesca Responsable. Roma.
  15. Ramsar. 2005. Resolución IX.4. La Convención de Ramsar y la conservación, producción y uso sostenible de los recursos pesqueros (disponible en: http://www. ramsar.org/res/key_res_ix_04_s.pdf).
  16. Adoptada el 23 de octubre de 2000 (disponible en: http://ec.europa.eu/ environment/water/water-framework/index_en.html).
  17. Para mayor información, véase http://www.mrcmekong.org/mekong_program_ceo. htm#integrated_water
  18. Para mayor información, véase www.enaca.org
  19. FAO. 2006. State of world aquaculture: 2006, por R. Subasinghe. FAO Documentos Técnicos de Pesca Nº 500. Roma.
  20. FAO. 2005. Mainstreaming fisheries into national development and poverty reduction strategies: current situation and opportunities, por A. Thorpe. FAO Circular de Pesca Nº 997. Roma.
  21. Para mayor información, véase http://www.fishforall.org/ffa-summit/africasummit. asp
  22. Para mayor información, véase http://web.worldbank.org/WBSITE/EXTERNAL/ TOPICS/EXTARD/

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