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Responsabilidades y contribuciones de la FAO a la lucha contra la desertificación


Balance de las actividades anteriores (1977-1992)
Los preparativos de la CNUMAD y su seguimiento por la FAO


Balance de las actividades anteriores (1977-1 992)


Evaluación y seguimiento de los fenómenos vinculados a la desertificación y la sequía

Una de las funciones fundamentales de la FAO consiste en recopilar y explotar a nivel mundial la información existente sobre todo en lo que atañe sectores de la alimentación, la agricultura, la silvicultura y la pesca. En las zonas afectadas por la desertificación esta labor abarca principalmente los recursos naturales utilizados por estos sectores, las posibilidades que ofrecen, su vulnerabilidad, su estado de conservación o de degradación y también las condiciones económicas y sociales, nutricionales ante todo, que están relacionadas con el modo en que se utilizan estos recursos.

La FAO en colaboración con la Unesco preparó un mapa de la desertificación en el mundo a escala 1 :250 000 para la Conferencia Mundial de 1977. Luego, como respuesta a la necesidad de contar con datos más exactos sobre los riesgos de desertificación y la evolución de los fenómenos, la FAO y el PNUMA desarrollaron en 1979 una metodología de evaluación y de cartografía de la desertificación, con la cual se produjo un mapamundi de las zonas amenazadas.

En colaboración con el PNUMA y la Unesco, la FAO elaboró además una metodología para establecer mapas de degradación de suelos. Se confeccionaron mapas a escala regional para el Africa circumsahariana y para las zonas del Medio y Cercano Oriente.

En cooperación con el PNUMA, la FAO ha difundido informes de evaluación y seguimiento de la evolución de los ecosistemas pastorales, y ha emprendido varios proyectos de observación ecológica en distintas regiones del mundo (Sahel, Africa oriental, los países de la costa de Africa occidental, Medio Oriente, subcontinente indio).

El Proyecto de evaluación de los recursos forestales tropicales cuenta con una base de datos sobre el estado de los recursos madereros, y mediante la teledetección produce una evaluación estadística de la deforestación y de la degradación de la cubierta vegetal, especialmente de las zonas afectadas por la desertificación y la sequía.

El Centro de Telepercepción de la FAO, a través de sus numerosos programas de campo regionales y nacionales y de su programa ARTEMIS (Control del medio ambiente en Africa en tiempo real con imágenes de satélite), recaba y elabora regularmente los datos que transmiten los satélites sobre la ocupación de los suelos y sobre los principales parámetros climáticos que afectan a la agricultura y a la ganadería. Estas informaciones, conjuntamente con los datos obtenidos en los bancos de datos de estadísticas agrícolas y agrometeorológicas, y la información agronómica y socioeconómica recabada en el terreno son utilizados por el Sistema mundial de información y alerta sobre la alimentación y la agricultura de la FAO para hacer un balance de los cultivos y de las previsiones de cosecha. Los mapas y los bancos de datos geográficos elaborados por el Centro de Telepercepción a partir de las imágenes de los satélites son utilizados por los servicios técnicos para preparar y supervisar los proyectos de desarrollo.

La recopilación y la explotación de datos abarcan también el conjunto de la documentación sobre las políticas, las legislaciones y las instituciones nacionales, y sobre las tecnologías utilizadas en el sector de la alimentación, de la agricultura, la silvicultura y la pesca, incluyendo las que se emplean para encarar los que tienen relación con los fenómenos de la desertificación y la sequía. Estas actividades no solamente se llevan a cabo a nivel mundial y regional, sino también en el marco de numerosas misiones y proyectos de asistencia técnica a nivel nacional. I a totalidad de los datos se utiliza con regularidad como base para los estudios realizados por los gobiernos de los países miembros de la FAO de la situación alimentaria y agrícola, y de sus políticas y programas nacionales en esta esfera.

Apoyo al programa de acción

Desde hace varios decenios, atendiendo a la petición de los países miembros y con la ayuda de expertos y de varias fuentes de financiación, la FAO proporciona servicios de consultoría y de asistencia técnica sobre los distintos aspectos de la valorización agrícola y del desarrollo de las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas afectadas por la desertificación y la sequía. La labor de la FAO consistía en prestar asistencia en situaciones de urgencia y en acciones de rehabilitación en caso de sequías o de otras calamidades agrícolas (por ejemplo, una invasión de acrídidos); el apoyo a la formulación de políticas y planes de desarrollo para los sectores de la alimentación, la agricultura, los bosques y la pesca; el desarrollo de recursos humanos (especialmente en beneficio de las mujeres rurales), de las instituciones y de las legislaciones nacionales; la promoción de la investigación y la difusión de las tecnologias adecuadas en dichos sectores.

La mayor parte de estas medidas se integran en proyectos de asistencia técnica formulados como respuesta a una solicitud especifica de un país miembro. A veces se incluyen en los programas que agrupan proyectos destinados a responder a una serie de problemas prioritarios compartidos por un conjunto de países Entre estos últimos cabe citar el programa para el relanzamiento de la agricultura en Africa (200 proyectos en 30 países), los programas «fertilizantes», «semillas», «pérdidas poscosecha», «seguridad alimentaria>>, el plan de acción de la Conferencia Mundial sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural, el Programa de acción forestal tropical, etc. Se han emprendido numerosas actividades de lucha contra la desertificación y la sequía en el marco de dichos programas y proyectos, especialmente sobre conservación de suelos, mejoras pastorales, desarrollo de la ganadería, riego en pequeña escala, almacenamiento de cereales, agrosilvicultura, desarrollo de los recursos de leña y mejora de la nutrición.

En todos estos campos la FAO ha obtenido resultados técnicos positivos, y ha logrado acumular una experiencia considerable que ha difundido en el mundo entero en sus numerosas publicaciones sobre agricultura, producción agrícola, producción ganadera, silvicultura, pesca, saneamiento de suelos y aguas, alimentación y nutrición, legislación y desarrollo económico y social dirigidas a técnicos y a responsables de los distintos sectores. De todas estas actividades cabe poner de relieve las siguientes.

Planificación de la utilización de suelos y aguas. En este ámbito los proyectos de la FAO suelen ser multidisciplinarios, e integran evaluación de suelos, estudios agroclimáticos y agroecológicos, ordenación de cuencas hidrográficas, rehabilitación de tierras degradadas, conservación de suelos y evaluación de recursos naturales.

A nivel local, se han llevado a cabo numerosos estudios sobre los sistemas agrícolas, la ordenación de pastizales, la producción alimentaria, los cultivos migratorios, la agricultura de regadlo, teniendo en cuenta las condiciones sociales, económicas, legislativas e institucionales de cada país.

Durante su 21er período de sesiones, la Conferencia de la FAO aprobó una Carta mundial de los suelos en la que se propone un conjunto de principios para una utilización óptima sostenible de los recursos mundiales de suelos y aguas, un mejoramiento de su productividad, y su conservación para beneficio de las generaciones futuras.

Conservación de suelos y aguas. Pocos proyectos de la FAO abordan este problema de manera exclusiva. Todos ellos insisten en el vínculo que hay entre la explotación óptima y sostenible de suelos y aguas y el aumento de la producción agrícola, la mejora del nivel de vida de las poblaciones rurales y la estabilización de la economía Los proyectos abarcan una amplia gama de temas: evaluación de suelos y cartografía, ordenación de cuencas hidrográficas, obras de protección y de rehabilitación de suelos y de conservación de las aguas de superficie, formación, apoyo institucional, estudios legislativos y asesoría a los gobiernos.

La mayoría de los proyectos son de alcance nacional, aunque hay muchos que abarcan toda una región, por ejemplo, el proyecto regional de conservación de suelos en Africa que concluyó en 1985, o el proyecto de lucha contra la degradación del macizo montañoso de Fouta Djallon, donde se encuentran las fuentes de la mayoría de los principales ríos de Africa occidental.

Por último, con la publicación en 1986 del estudio African agricultura: the next 25 years (La agricultura en Africa: los próximos 25 años), la FAO pone de relieve el grave problema de la degradación de los suelos en aquel continente. Con la ayuda de expertos africanos, la FAO elaboró un Plan internacional para la conservación y la rehabilitación de tierras en Africa (199()) cuya ejecución acaba de comenzar.

Evaluación de la fertilidad de los suelos. Entre los numerosos estudios realizados por la FAO cabe señalar el que llevó a cabo en colaboración con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (FNUAP) y con el Instituto Internacional para el Análisis de Sistemas Aplicados sobre la evaluación de la capacidad máxima admisible de los suelos de los paises tropicales. Se examinó la situación de 117 paises en desarrollo, se compararon los datos edafológicos y climáticos con las exigencias de los 15 principales cultivos alimentarios y tipos de pastizales, y se definieron los umbrales críticos de densidad de población.

Riego. La FAO ha llevado a cabo un amplio abanico de proyectos encaminados a controlar la degradación de los suelos áridos y semiáridos ocasionada por las prácticas de riego incorrectas. Se analizó la eficacia económica de los sistemas de drenaje y de control de la salinidad paralelamente a la ejecución de las actividades técnicas. Por otra parte, la FAO colabora regularmente con la Sociedad Internacional de Ciencias del Suelo en el análisis de los problemas ocasionados por la salinización y la alcalinización de los suelos mal drenados y mal regados, y en la elaboración de técnicas de prevención y de rehabilitación.

En 1980 la FAO instituyó un programa de ayuda internacional para la gestión de las aguas de riego, aplicando así las recomendaciones de la Conferencia Mundial sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural de 1979. En el marco de este programa han recibido asistencia muchos países y se han organizado numerosos seminarios y cursillos de formación.

Ordenación integrada de pastizales y producción pecuaria. La FAO y el PNUD han desarrollado el Programa cooperativo internacional sobre la ordenación ecológica de pastos áridos y semiáridos en Africa y el Cercano y Medio Oriente. Con este programa de demostración se ha impartido formación a un gran número de técnicos, se han elaborado varias técnicas de utilización del agua y se han creado una serie de asociaciones agrícolas y ganaderas mediante la integración de la producción alimentaria.

Hay un proyecto regional para el Sahel que abarca Burkina Faso. Níger y Malí, en el que también se aborda el problema de la integración de la agricultura con la ganadería cerca de los bosques. En otras reglones, por ejemplo, en la zona del Himalaya (Pakistán, India, Nepal, Bhután) y en los paises africanos subsaharianos, la FAO ha llevado a cabo proyectos de mejora de la ordenación de pastizales como instrumento para luchar contra la erosión y para aumentar la productividad.

En materia de producción pecuaria, la FAO ayuda a muchos países de las zonas áridas y semiáridas a planificar sus estrategias en el campo veterinario mediante la elaboración de legislaciones, infraestructuras, mecanismos financieros y servicios de información.

Por último, habida cuenta de la especial importancia de los rebollos de ovejas y cabras en la economía de las zonas áridas, la FAO en varios de sus estudios y proyectos desarrolló una serie de estrategias de introducción, mejoramiento y gestión de estos animales productores de carne, leche y quesos.

Gestión de recursos madereros y repoblación forestal. Tanto las comisiones forestales regionales de la FAO como el Comité de Montes han prestado una gran atención al papel de la silvicultura en la lucha contra la desertifcación. Numerosas reuniones y seminarios (en particular, 1 a consulta de expertos celebrada en Saltillo, México, en 1985) se han dedicado a examinar y a evaluar el impacto de las actividades forestales, y gracias a ello se han difundido ampliamente las técnicas adecuadas. En numerosos proyectos de campo se han aplicado y probado de manera concreta estas técnicas relacionadas con:

Con varios programas de acción se ha logrado que estos proyectos de campo se integren de manera congruente en las estrategias nacionales de desarrollo: entre ellos, el Programa para el desarrollo de la silvicultura comunitaria, el Programa forestal para el desarrollo rural, el Programa de silvicultura y energía rural, el Programa bosques, árboles y población y el Programa de acción forestal tropical, marco conceptual de planif~cación y de desarrollo de las actividades forestales en el contexto mundial de desarrollo rural, económico y social de los paises.

A estas actividades de campo cabe añadir el gran número de estudios y de investigaciones a cabo por el Departamento de Montes sobre numerosos temas: ordenación forestal, repoblación forestal, mejoramiento y conservación de recursos genéticos, silvicultura de zonas áridas, gestión de la fauna silvestre, leña, silvicultura de bosques naturales y de plantaciones, conservación genética, agrosilvIcultura, estabilización de dunas, cortavientos, legislación forestal, elaboración y economía de productos forestales.

Seguridad alimentaria. La gravedad de la crisis alimentaria mundial y los resultados de la Conferencia Mundial de la Alimentación de 1974 impulsaron las actividades de la FAO en el ámbito de la seguridad alimentaria. Para atender a la necesidad de contar con un flujo de información continuo, fidedigno y actualizado sobre las disponibilidades de base y de tener un sistema internacional para prever en su debido tiempo las situaciones de urgencia debidas al hambre, la FAO creó el Sistema Mundial de Información y Alerta sobre la Alimentación y la Agricultura

El segundo aspecto de las actividades de la FAO con respecto a la seguridad alimentaria es el Plan de asistencia para la seguridad alimentaria, creado en 1976 para asistir a los países en desarrollo a estructurar las políticas alimentarias nacionales y a realizar proyectos de creación y de gestión de infraestructuras de almacenamiento de alimentos o de mejoramiento de los sistemas nacionales de alerta.

Por último, el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial, creado tras la celebración de la Conferencia Mundial de la Alimentación de 1974, formuló en 1979 el Plan de Acción de la FAO para la Seguridad Alimentaria Mundial, y en 1985 aprobó un Pacto mundial de seguridad alimentaria.

Cabe señalar igualmente la Conferencia Mundial de Reforma Agraria y Desarrollo Rural (CMRADR), organizada por la FAO en 1979, en la que se instó a tomar medidas especificas para llegar hasta las poblaciones rurales más pobres e involucrarlas en la concepción y en la ejecución de los programas de desarrollo rural. Los proyectos de la FAO encaminados al desarrollo de los recursos de base y de la agricultura tienen este objetivo e intentan que los productores de menores ingresos participen, movilizándolos a través de las organizaciones locales, las agrupaciones específicas, las cooperativas a las que pertenecen.

Esta Conferencia también instó a buscar los métodos para propiciar una gestión atinada de las tierras y del acceso a ellas, a su propiedad o al menos a la puesta a disposición de los terrenos agrícolas. De hecho, si se diera al que cultiva un terreno la posibilidad de poseerlo o un derecho de usufructo, esta persona cambiaría radicalmente su manera de administrar la tierra que cultiva y de luchar contra su degradación.

En este contexto, la FAO intenta reforzar su programa de actividades en favor de los objetivos de seguridad alimentaria. Las principales actividades en este sentido son las siguientes:

Las actividades encaminadas a garantizar un abastecimiento alimentario suficiente tienden a fomentar una producción alimentaria sostenible. Dichas actividades se ocupan de ordenación y la conservación de recursos naturales, la arboricultura, producción agrícola, ganadería, pesca y tecnología. Los programas correspondientes propician la producción de alimentos y al mismo tiempo estipulan las medidas de protección necesarias contra la degradación de los suelos y del medio ambiente.

Energía para un desarrollo sostenible. Uno de los principales factores que provoca la degradación de las regiones boscosas de las zonas áridas es la sobreexplotación de la leña destinada en su mayoría al consumo urbano. Por ello, los programas de acción en el sector de la energía tienen como objetivo aliviar la presión que sufren los recursos madereros naturales.

La FAO ha aprobado un enfoque para los problemas energéticos de las zonas rurales que contempla las características específicas del sector rural: consumo energético en pequeña escala, falta de gestión sistemática e inexistencia de infraestructuras institucionales. La labor de la FAO estriba en la creación de tecnologías, la formulación de estrategias y la promoción de actividades de campo aptas a mejorar la gestión energética y a captar inversiones para el sector y así provocar un desarrollo ecológico racional. Es por ello que la FAO ha tomado medidas para fomentar varios programas diseñados para utilizar con mayor eficacia la dendroenergía, los residuos agrícolas, el biogás, la energía solar, y a animar redes de intercambio de experiencias y de transferencia de tecnologías dendroenergía, producción de gas a partir de balas de arroz, etc.). Varias publicaciones y actividades de formación completan estos programas de campo.

Sin embargo, la utilización de la leña como fuente de energía doméstica sigue siendo preponderante, y por ello existen numerosos programas para reducir el consumo de leña, ya sea mediante la promoción de hornos mejores de bajo consumo o mediante la creación de nuevos recursos (plantaciones individuales o comunitarias con varios fines, entre ellos la producción de madera para combustible).


Los preparativos de la CNUMAD y su seguimiento por la FAO


Los preparativos de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrolo (CNUMAD) le brindaron a la FAO la oportunidad de reexaminar sus políticas y de reestructurar sus programas a la luz de las experiencias aprendidas en el campo. El punto fuerte de esta revisión fue la Conferencia FAO/Países Bajos sobre agricultura y medio ambiente: estrategia y medios para la agricultura y el desarrollo rural sostenibles, o Conferencia de Den Bosch, celebrada en abril de 1991 con la ayuda del Gobierno de los países Bajos. Durante esta Conferencia los órganos rectores de la FAO definieron los principios rectores y los grandes ejes de actividad de un Marco Internacional de Programas de Cooperación para la Agricultura y el Desarrollo Rural Sostenibles (MIPC/ADRS), diseñado en particular para atender a las necesidades prioritarias de las regiones áridas, semiáridas y subhúmedas afectadas por la desertificación y la sequía.

El programa marco da respuesta a tres exigencias estratégicas para el desarrollo de estas zonas:

El MIPC/ADRS fue elaborado por la FAO en un momento en que la Organización estaba participando activamente en la formulación de los capítulos del Programa 21 que se refieren a estos mismos ámbitos. Consecuencia de ello es que las actividades recomenda das por la CNUMAD en materia de agricultura y el desarrollo sostenible, silvicultura, lucha contra la desertificación gestión de los recursos hídricos y pesca coinciden con la estructura y los objetivos de los programas que integran el MIPC/ADRS.

Dicho plan fue aprobado por unanimidad por el Consejo de la FAO en su período de sesiones de noviembre de 1992: por consiguiente, la Organización está dispuesta a contribuir activamente a la labor de seguimiento de la CNUMAD en lo que respecta a la lucha contra la sequía y la desertificación mediante el desarrollo rural sostenible de las zonas áridas, semiáridas y secas subhúmedas y dentro de sus esferas de competencia.


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