Como consecuencia de las últimas sequías en el Níger, ha aumentado considerablemente el número de cabezas de ganado en la zona agrícola, mientras que los recursos forrajeros son limitados y de mala calidad. Los animales se han visto afectados por problemas de crecimiento y de sanidad, una baja capacidad de trabajo y una producción reducida. A fin de aliviar esta situación, se organizó un proyecto experimental de la FAO en el que se demostró que en las condiciones reales de los agricultores-ganaderos nigerianos el tratamiento de los forrajes fibrosos con urea podía convertirlos en más digeribles y nutritivos. Luego se puso en marcha un proyecto más ambicioso en 1991, a fin de difundirla técnica entre tres departamentos del país. Después de tres campañas de tratamiento, los agricultores-ganaderos han adoptado bien la técnica, demostrando su rentabilidad, sobre todo gracias al aumento de ta capacidad de trabajo de los animales de tiro, el engorde más rápido y con menos suplementos y, por último, el precio más elevado de esos animales en los mercados.