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La raza Bovina Romana rojo de propósito múltiple


Origen de la raza
Crianza y manejo
Uso de bueyes en el arrimo de la caña
Adiestramiento o doma
Organización y manejo de la boyada
Aspectos económicos
Bibliografía

H.F. Montás, E. Domínguez, J.J. Strofer y R. Fermín
Los autores son respectivamente Vicepresidente y Superintendente General de Ganadería; Asistente Vicepresidente y Director General de Veterinaria; Superintendente General de Boyada; y Asesor Pecuario del Central Romana Corporation, La Romana, República Dominicana.

Origen de la raza

El origen de la raza se remonta al año 1922, cuando el Central Romana, ubicado en la región oriental de la República Dominicana, se propuso obtener animales de tiro con características zootécnicas que permitieran Un acarreo eficiente de la caña de azúcar; y que dicha caña, después de cortada en los campos donde se produce, fuera arrimada a las estaciones de carga de ferrocarril, para desde allí ser transportada por vía férrea a los terminales de descarga y molienda del ingenio azucarero. Para estos fines se fomentó la creación de una raza de ganado vacuno que se denominó Romana Rojo; para su formación se requirieron más de 40 años.

La raza se obtuvo mediante el cruzamiento de una selección de ganado Criollo de color rojo, de buena cornamenta, descendiente del ganado vacuno procedente de Europa en la época colonial, con razas Cebuinas como la Nellore, Mysore y Guzerat.

En la selección y mejoramiento de la raza se poso mucho énfasis en las siguientes características: fuerza corporal, resistencia, rusticidad; cornamenta de buen tejido córneo y bien insertada en la cabeza. Esta última característica es necesaria porque, en el modelo de enyugada del Central Romana, los bueyes halan con los cuernos 0 tarros en vez de usar la frente 0 el pecho como ocurre en otros modelos de tiro. Se seleccionan animales de patas largas de buen hueso, bien aplomadas, terminadas en pezuñas con un tejido córneo resistente. En las operaciones cañeras del Central Romana los bueyes con estas características tienen una capacidad de tracción de 1 a 1,25 toneladas por animal.

Características del macho y de la hembra Romana Rojo

Los machos. Tienen cabeza grande de aspecto masculino, cuello corto, grueso y bien mascullado en la unión con el tronco. Jiba suave de tamaño moderado, dorso amplio y recto. Ancas moderadamente anchas con cuartos posteriores moderadamente musculosos. Prepucio recogido y bien insertado. El peso adulto oscila entre 700 y 800 kg.

Vacas paridas de la raza Romana Rojo en su período de lactancia y monta natural estacional - Newly calved Romana Rojo cows in their lactation and seasonal mating period - Vaches de la race Romana Rojo ayant vêlé, en période de lactation et d'accouplement naturel saisonnier

Vaca de la raza Romana Rojo amamantando a su becerro - Romana Rojo cow suckling her calf - Vache de la race Romana Rojo allaitant son veau

Toro de la raza Romana Rojo en el período de monta estacional - Romana Rojo bull during the seasonal mating period - Taureau de la race Romana Rojo en période d'accouplement saisonnier

Las hembras. Tienen cabeza de aspecto femenino. Cuernos más finos que los del macho; cuello menos grueso y espaldas menos masculladas. Jiba más pequeña o muy poco desarrollada en algunos animales. La grupa es larga y un poco caída. Los pezones están bien insertados, recogidos y dirigidos hacia adelante. El peso adulto oscila entre 450 y 600 kg (Domínguez, 1978).

Crianza y manejo

La selección de machos y hembras para el apareamiento se efectúa entre los 18 y 24 meses de edad, basándose principalmente en la ascendencia y desarrollo físico, descartándose obviamente los animales que presenten defectos anatómicos o anomalías en los órganos reproductivos.

El apareamiento, en proporción de 15 a 20 hembras por un macho, se realiza anualmente bajo un sistema de monta natural controlada durante un período de 3 a 4 meses.

En los hatos de crianza del Central Romana se obtiene un 80 por ciento de eficiencia en la cosecha de becerros, de los cuales la mitad son machos, y de éstos alrededor del 70 por ciento reúnen las características requeridas para un buey de tiro. Se requieren aproximadamente 36 madres para producir 10 bueyes de tiro.

A las novillas que van a encaste por primera vez se les ponen los toros un mes antes que a las vacas adultas, con el propósito de que dentro de un año, al próximo encaste junto con las vacas, ya se hayan recuperado del atraso que produce el amamantamiento de un becerro, mientras la novilla se encuentra en crecimiento.

Las hembras del Romana Rojo son muy fértiles: las preñeces alcanzan el 85 por ciento en vacas adultas y hasta el 95 por ciento en novillas primerizas. La eliminación sistemática de las hembras que no resultan preñadas al final de cada temporada de encastre ha contribuido a la notable capacidad reproductiva o alta fertilidad de esta raza.

Esta capacidad en las hembras de la raza Romana Rojo ha sido aprovechada en programas de cruzamiento con razas de alto potencial genético para la producción de carne o leche. Los cruces con las razas de carne Simmental y Charolais y con las razas lecheras Holstein y Pardo Suizo son los que han producido el mayor rendimiento económico. La vida útil de una madre Romana Rojo oscila entre los 10 y 12 años de edad.

Los toros son usados en monta natural hasta los 10 ó 12 años de edad. Durante la temporada de apareamiento son eliminados los toros tímidos que no muestran libido o que presentan problemas para la monta.

La alimentación del pie de cría de la raza Romana Rojo ha sido sustentada en base a pastoreo libre en potreros con pastos mejorados de variedades de Guinea (Panicum spp.), Pangola (Digitaria spp.), Brachiaria spp., estrella africano (Cynodon spp.) y pastos naturales.

Además del pastoreo, la alimentación de los animales es suplementada con mezclas minerales compuestas de sal común y harina de hueso. Las carencias de energía y proteína se suplementan con mezclas que contienen melaza de caña de azúcar y subproductos como gallinaza, harinas de carne y hueso, etc.

Las fuentes de apara para beber son habitualmente ríos, arroyos, lagunas y bebederos que se abastecen con apara extraída del subsuelo por medio de bombeo.

En el aspecto sanitario, se pone mucho énfasis en la deparasitación de los animales jóvenes y la vacunación de las hembras contra la brucelosis.

Los animales Romana Rojo, por el aporte racial de ganado Cebuino, son muy resistentes a las condiciones adversas del clima, como la alta humedad y temperatura. La temperatura en la zona donde se desarrollan estas operaciones oscila entre 20 y 33 °C, y la humedad relativa entre el 60 y 90 por ciento. Los animales se mueven con facilidad en zonas montañosas y resisten a los ataques de garrapatas, ya que por su pelaje corto es muy difícil que éstas queden adheridas al cuerpo.

En el manejo de los animales se toman las siguientes medidas para bajar los índices de mortalidad:

· Aplicar yodo en el ombligo de todos los becerros inmediatamente después del nacimiento.

· Ejercer una vigilancia permanente para curar cualquier becerro afectado por gusanos.

· Recoger todo becerro que la madre tenga dificultad en alimentar, ya sea porque produzca poca leche o porque tenga los pezones muy gruesos. Este becerro es llevado a un potrerito bien vigilado, donde es adoptado por una vaca nodriza. En este caso la madre del becerro es eliminada del lote de crianza.

· Evitar, en las novillas primerizas, el uso de toros de gran tamaño que produzcan becerros grandes al nacer, para obviar dificultades en el parto.

· Vigilar las vacas próximas al parto y prestar especial atención a las vacas primerizas.

El manejo del rebaño conforme a un programa de monta estacional ha permitido la planificación de las demás actividades como la verificación de la preñez, la supervisión de la parición, el marcado con hierro caliente, el destete, la selección, la venta, etc.

La verificación de la preñez se realiza dos meses después de retirados los toros, con la consecuente eliminación de todas las hembras que no resulten preñadas.

La identificación de los becerros al nacer se hace por medio de un tatuaje que corresponde al número de la madre, lo cual facilitará la eliminación de las vacas que produzcan becerros raquíticos o poco desarrollados. El mes de nacimiento es marcado a los terneros mediante picados o muescas en la oreja izquierda. La marca a hierro caliente se hace a los cuatro meses de edad, estampando en el cuello el último dígito del año en que nació el animal. La estampa con las iniciales de la empresa se coloca en la paleta delantera o en la pierna trasera. Encima de ésta se inscriben las iniciales de la hacienda donde se produjo el becerro. Después de la inicial de la hacienda se marca el número del lote al que corresponde el becerro. Con esta práctica se evita la consanguinidad que puede ocurrir al aparear animales emparentados entre sí. La vacunación de las hembras contra la brucelosis se hace simultáneamente a la operación de marcado. Un picado o muesca en la oreja derecha identifica todas las becerras que fueron vacunadas contra la brucelosis.

Vaca parida y toro de la raza Romana Rojo durante el periodo de monta natural estacional - Romana Rojo bull And fresh cow in the seasonal mating period - Vache ayant vêlé et taureau de la race Romana Rojo en période d'accouplement naturel saisonnier

Carreta tirada por un tren de dos yuntas de bueyes acarreando materiales - Loaded cart drawn by a train of oxen - Charrette chargée de matériaux tirée par un attelage de deux paires de bœufs

El control de parásitos internos se realiza normalmente al destete, después de analizar muestras en el laboratorio y a la luz de síntomas visuales de parasitosis.

Al destete se separan las hembras de los machos y se colocan en distintos grupos de manejo. Los machos que se usarán como futuros bueyes pasan por un proceso de preselección en el cual se toman en cuenta las características señaladas anteriormente.. Como estos terneros elegidos como futuros bueyes van a empezar su entrenamiento a una edad de aproximadamente 30 meses, que es cuando alcanzan la madurez, no se requiere de ellos un desarrollo rápido; los animales son puestos a pastorear en las áreas más pobres del departamento, tales como terrenos de topografía muy elevada, lo que contribuye a que desarrollen extremidades robustas. Esta práctica permite aprovechar terrenos con grandes limitaciones de pastoreo (Montás, 1978).

Uso de bueyes en el arrimo de la caña

En la actualidad, el Central Romana y los colonos que venden su caña a esta empresa producen de 2,5 a 3,5 millones de toneladas de caña de azúcar anualmente. Esta caña es trasladada en su totalidad al ingenio en ferrocarriles de vía ancha. Del campo donde se produce hasta las estaciones de carga del ferrocarril, la cana es transportada en carretas tiradas por bueyes o tractores.

En la década de los setenta las carretas tiradas por bueyes acarreaban del 70 al 85 por ciento de toda la caña cosechada. La población de bueyes oscilaba entre las 15 000 y 16 000 cabezas. Actualmente la cantidad de caña tirada por bueyes oscila entre un 55 y 60 por ciento del total de la zafra, y la población de bueyes se cifra entre las 10 500 y 11 000 cabezas.

En estas operaciones se emplea una carreta de dos ruedas, de neumáticos de 56 x 16 cm en aros de más de 70 cm, con un peso vacío comprendido entre 1 300 y 1 800 kg y con capacidad de carga de hasta seis toneladas. Para el tiro se requieren seis bueyes enyugados en parejas que se denominan yuntas. La yunta que va unida al pértigo o halón se denomina tronco. Como esta yunta soporta el peso de la carreta, se necesitan bueyes que sean grandes y fuertes. La siguiente yunta se denomina tercio y la única misión de esta pareja de bueyes es aportar fuerza al tiro de la carreta. La última yunta que encabeza el tren se denomina guía. Esta, además de proporcionar fuerza de tiro, es la que decide la dirección del tren; por lo tanto, se requieren bueyes que además de ser fuertes sean «inteligentes» y obedezcan a las voces de inundo.

El departamento de boyada recibe anualmente, al inicio de la zafra, toretes con características requeridas como futuros bueyes y a una edad de aproximadamente 30 meses, en cantidades equivalentes a un 10 por ciento de la población de bueyes en labor (Strofer, 1977).

Carreta de acarreo de materiales tirada por una yunta de bueyes - Loaded cart drawn by A pair of oxen - Charrette pour le transport de matériaux, tirée par une paire de bœufs

Tanque de 600 galones de capacidad para el acarreo de suplementos líquidos tirado por una yunta de bueyes - Liquid supplement in an ox-drawn 600-gallon tank - Citerne d'une capacité de 600 gallons pour le transport de compléments liquides, tirée par un attelage de bœufs

Carreta de suplemento liquido tirada por dos yuntas de bueyes abasteciéndose con una mezcla de melaza y urea que es vaciada - Tank cart, transporting liquid molasses/urea, drawn by two pairs of oxen and which is emptied by gravity - Charrette tirée par deux paires de bœufs, remplie d'un mélange de mélasse et d'urée et se vidant par gravité

La yunta de tronco está sujeta a la barra de tiro (pértigo) de la carreta por medio de un yugo el cual está uncido a los cuernos de cada buey - The yoke shaft is linked to the draw-pole by a harness attached to the horns - L'attelage est fixé au timon de la charrette par le biais d'un joug attaché aux cornes de chaque bœuf

Adiestramiento o doma

Inmediatamente después de la recepción de los toretes en el departamento de boyada, se procede a darles un número de identificación, que se aplica con hierro caliente en el muslo trasero izquierdo del animal. A continuación se registra cada animal con su número, color, año y mes de nacimiento en tarjetas de control de bueyes de trabajo y en el sistema de inventario computarizado que lleva la empresa. Se requieren por lo menos tres semanas para que cicatricen o se sequen las quemaduras que deja en la piel el marcado de los animales.

Para las labores de adiestramiento y manejo general de la boyada existen infraestructuras con características especificas para esta operación de manejo: corrales, cepos, trampas, etc.

El adiestramiento de los bueyes se divide en tres fases: la mancornada, la enyugada y la asignación de posición en el trabajo.

La mancornada

En esta primera fase se procede a mancornar los toretes atándolos en pareja por el cuello con el propósito de que aprendan a permanecer, caminar y desenvolverse en pareja hasta alcanzar cierta docilidad.

Las mancuernas que atan los dos toretes están unidas por un sacavueltas metálico, para que las sogas no se enreden por efecto de los movimientos de los animales. Los bueyes permanecen mancornados en corrales y potreros por espacio de tres semanas, y se ven obligados a pacer y beber en dicha situación. Durante esta fase se mantiene una estrecha vigilancia de día y de noche para evitar accidentes como fracturas y ahorcamientos.

La enyugada

La fase que sigue a la mancornada es la enyugada, que consiste en enyugar un torete al tren de la carreta en la yunta del medio o tercio. Un torete que haya pasado por la mancuerna se aparea en yunta con un buey adiestrado y veterano en el trabajo. En esta fase el animal recibe un nombre individual, tal como se ha hecho con los 11 000 bueyes que trabajan en la actualidad. Con este sistema el buey joven es prácticamente arrastrado u obligado a halar por su pareja de tercio y las otras dos yuntas de la carreta. Nunca se usa más de un buey joven por carreta. En la primera enyugada los bueyes jóvenes permanecen unas dos semanas.

En esta etapa los bueyes jóvenes sufren cansancio y severo desgaste físico, razón por la cual se sueltan a pastorear en potreros por casi dos meses; al cabo de este período vuelven a ser enyugados uniéndolos nuevamente a un buey adiestrado de la yunta de tercio. Esta operación se puede repetir varias veces en la temporada de cosecha de caña o zafra que dura aproximadamente siete meses. Al término de la zafra todos los toretes jóvenes son castrados y soltados a pastorear por todo el tiempo muerto, que es de unos cinco meses.

En la próxima temporada de cosecha de caña los bueyes jóvenes son nuevamente enyugados en la yunta de tercio (Strofer, 1977).

La asignación de posición

Los bueyes jóvenes que halan las carretas de caña son observados atentamente por el carretero para determinar su posición futura.

Los bueyes jóvenes que alcanzan mayor fortaleza, tamaño y musculatura se emplean para la yunta de tronco. Los bueyes que, a juicio del carretero, reaccionan con mayor rapidez cuando se los llama por su nombre y muestren más docilidad y obediencia en seguir las indicaciones direccionales, son asignados a la yunta de guía. Los animales que no reúnen estas dos cualidades permanecen en la yunta de tercio.

En todo el proceso de adiestramiento se registra una baja de animales que oscila entre el 5 y 10 por ciento. Las principales causas de baja son accidentes con lesiones irreversibles, muertes y la ausencia de aptitud para el trabajo (Strofer, 1977).

Organización y manejo de la boyada

En la organización del Ingenio Central Romana existen siete divisiones cañeras, y cada una de ellas cuenta con potreros para el pastoreo y manejo de sus respectivas boyadas. Los boyeros, que trabajan a caballo, tienen la responsabilidad de cuidar y mantener a los bueyes que pastorean en los potreros. Un tarea adicional, considerada la más importante, es la de vigilar a los bueyes que se encuentran trabajando en las operaciones de arrimo y otras actividades ligadas al cultivo de la caña.

La gran extensión de las zonas cañeras y el área donde se desplaza la boyada obliga al uso de supervisores con vehículos dotados de radio para facilitar la comunicación. Un equipo de veterinarios se encarga de velar por el buen estado de salud de los bueyes. Se dispone de un equipo de aspersión para el control de moscas y garrapatas, que son las plagas que más abundan en la zona.

Durante la zafra, aproximadamente un 60 por ciento del inventario de bueyes trabaja en las tareas de arrimo de la caña, desde el campo de corte a la estación del ferrocarril. En las horas de descanso, incluyendo la noche, los bueyes permanecen amarrados en los campos de caña ya cortados, y se alimentan de rastrojo de caña (hojas verdes y puntas de caña o cogollo). Durante el trabajo, beben apara en abrevaderos que contienen apara extraída del subsuelo. Estos bebederos están localizados convenientemente en las distintas estaciones de carga del ferrocarril.

Los bueyes en descanso, que representan aproximadamente el 40 por ciento de todo el inventario, permanecen en potreros listos para reemplazar a los que deben ser sustituidos por razones diversas como el cansancio, lesiones, muertes, etc. Durante todo el proceso de trabajo se eliminan del inventario los bueyes que mueren, son sacrificados 0 vendidos.

Al final de la zafra se hace un inventario con el propósito de actualizar la existencia en los registros de control computarizados que mantiene la empresa. Después de esta operación se procede a seleccionar todos los bueyes que no sean aptos para la dura tarea del arrimo de la caña. Estos bueyes son eliminados del inventario de boyada y sustituidos por toretes de 30 meses de edad, elegidos como futuros bueyes, que al comienzo de la próxima zafra se iniciarán en el proceso de adiestramiento (Strofer, 1977).

Aspectos económicos

Como la República Dominicana no es un productor de petróleo y la industria pesada en el país es muy incipiente o prácticamente inexistente, cualquier actividad empresarial que pueda, por medio de recursos propios, prescindir del uso de derivados del petróleo, maquinarias, equipos y respuestas importados encuentra plena justificación por la economía de divisas que representa. Por esta razón el Central Romana ha usado, por más de medio siglo, bueyes como fuerza de tracción en sus operaciones cañeras.

La empresa solía mover eficientemente el 85 por ciento de su producción cañera desde los campos de cosecha a la terminal de carga ferroviaria por medio de carretas tiradas por bueyes. Posteriormente, el volumen de caña tirada por bueyes disminuyó al 57 por ciento, debido sobre todo a la escasez de mano de obra para picar o cortar la cana, ya que la cosecha mecanizada no permite el uso de bueyes en esta operación.

Además del arrimo de caña, los bueyes son utilizados para tirar las carretas con que se acarrea la melaza, suplementos y alimento para ganado, postes y alambres para cercas, fertilizantes, herbicidas, y tanques con equipos de aspersión para las labores de control de malezas.

Gracias a la tracción animal, en muchas haciendas de la empresa se economiza el uso de tractores u otros equipos mecanizados. En algunos casos, dependiendo del volumen de carga, se pueden usar en cada carreta dos yuntas en vez de tres, y en otros, cuando la carga es ligera, sólo se usa la yunta de tronco.

Debido al elevado precio de tractores, respuestas y carburantes, el empleo de bueyes hace más económico el arrimo de caña a la terminal del ferrocarril, y genera, en comparación con el uso de tractores, más oportunidades de empleo. Para producir un buey se pone en marcha un proceso en el que intervienen muchas actividades generadoras de trabajo dependientes de la ganadería que requieren mano de obra.

Cuando los bueyes agotan su vida útil, son retirados de las operaciones agrícolas y engordados para el sacrificio. Su carne es vendida en el ámbito de programas sociales a trabajadores agrícolas de la empresa a precios inferiores en un 15 por ciento al precio real del mercado local.

Bibliografía

Domínguez, E. 1978. El ganado Romana Rojo, su origen, SUS cualidades y su potencial para cruzamientos con razas de carne y leche. Primer Seminario de Ganadería del Este. Secretaría de Estado de Agricultura, Santo Domingo. Págs. 78-81.

Montás, H.F. 1978. Experiencias en el manejo de ganadería del Central Romana. Primer Seminario de Ganadería del Este. Secretaría de Estado de Agricultura, Santo Domingo. Págs. 64-68.

Strofer, J.J. 1977. Crianza y doma de la boyada. Comunicación interna. Departamento de Ganadería, Central Romana. La Romana.


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