Página precedente Indice Página siguiente


Introducción de árboles

JONATHAN W. WRIGHT

JONATHAN W. WRIGHT es Asociado de Silvicultura de la Michigan State University, Estados Unidos.

Breve extracto de Mejoramiento genético de los árboles forestales obra que aparecerá dentro de poco publicada por la FAO

ESPECIE EXÓTICA, en el sentido estricto, es la que se introduce de un país extranjero. Esta definición estrecha incluye, por ejemplo, al abeto blanco Picea glauca, llevado de Ontario, Canadá, a Michigan, Estados Unidos de América, es decir, a unos pocos kilómetros, pero en cambio excluye al pino blanco Pinus monticula, transportado a más de 2.000 millas desde Idaho a Michigan por tratarse del mismo país. Para los efectos de este trabajo es preferible considerar como especie exótica, o introducida, la que se cultiva fuera de los límites de su habitación natural.

Las especies introducidas constituyen el núcleo principal de la producción agrícola en todos los países civilizados y, por tanto, lo probable es que les toque un papel importante en la silvicultura. Basta fijarnos en cualquier menú ordinario, o en la ropa que llevamos, para darnos cuenta de esa dependencia de la agricultura y la horticultura de plantas y animales introducidos. Más del 99 por ciento de los alimentos y de la ropa del hombre civilizado de la zona templada (aparte las modernas fibras sintéticas fabricadas a partir de la madera y del carbón) proceden de plantas cultivadas o de animales criados fuera de su habitat natural. Por ejemplo, si un americano o un noreuropeo tuviera que subsistir exclusivamente con alimentos «indígenas», tendría que vivir sin carne de vaca y de cordero, sin azúcar de caña o de remolacha, sin trigo, centeno, cebada, zanahorias, patatas, maíz y fríjoles, y sin casi todo lo demás que forma parte de su alimentación cotidiana.

La introducción de especies forestales ha demostrado ya su valor en Australia, Nueva Zelandia, Sudáfrica y en el Reino Unido. En algunas partes de esos países, las plantaciones exóticas proporcionan la mayoría de la madera cortada. Ello se debe a que estas especies llenan un vacío que las indígenas no pudieron ocupar. En algunos casos producen cuatro veces más madera que las del país. En otros, proporcionan maderas blandas de valor, en tanto que las indígenas dan maderas duras.

En zonas bien provistas de bosques, como los Estados Unidos de América y el norte de Europa, ha habido cierto prejuicio contra las especies introducidas. Parte de esa desconfianza se debía a los resultados mediocres obtenidos en las primeras introducciones realizadas sin discernimiento, lo cual no era de extrañar va que el ecotipo «medio» de la especie forestal «media» tiene pocas probabilidades de dar resultados satisfactorios. Se necesita un buen programa de selección para elegir el tipo que mejor se adapte a determinada región.

Otro motivo de este prejuicio contra las especies exóticas se debe a la creencia, bastante arraigada, de que los tipos indígenas han de estar necesariamente perfectamente adaptados a sus respectivos habitat después de generaciones y generaciones de selección natural. Son varios los motivos que hacen que este argumento no sea válido. El medio ambiente moderno, transformado por el hombre, no es el mismo que el que ha actuado en la selección natural. Hay siempre un retraso entre la modificación del medio ambiente y la adaptación genética al nuevo medio ambiente. Ninguna región, cualquiera que sea su riqueza de especies, posee todos los genes necesarios para la evolución de un tipo perfectamente adaptado. La selección natural ha favorecido los tipos más aptos a sobrevivir y no los que tienen más valor para el forestal.

La introducción de especies puede ser considerada como parte de la genética forestal por tres motivos. Primero, las diferencias entre especies y ecotipos son una cuestión de grado. Por lo tanto, lo mejor es organizar los ensayos de especies nuevas y de ecotipos nuevos sobre las mismas bases, como parte de un programa de mejoramiento de árboles. Segundo, la elección del ecotipo geográfico apropiado es muy importante en silvicultura para el éxito de una especie introducida. Tercero, la mayor parte de los híbridos interespecíficos comprende por lo menos una especie exótica. El que un nuevo híbrido llegue a ser una variedad comercialmente interesante para la plantación forestal depende tanto del conocimiento de las especies exóticas como del empleo de técnicas adecuadas de hibridación. Por último, la generación actual de forestales depende mucho de los mejoradores de especies para conocer detalladamente las especies extranjeras que podrían revelarse interesantes como árboles introducidos.

La literatura sobre especies exóticas

Donde está más desarrollada la literatura sobre las especies exóticas es en Australia, Nueva Zelandia, Reino Unido y Sudáfrica. Desde hace muchos años estos países han dependido predominantemente de las especies introducidas para sus programas de forestación y la mayoría de los trabajos técnicos publicados en sus revistas forestales (Forestry, Irish Forestry, Scottish Forestry, Australian Forestry, New Zealand Journal of Forestry, etc.), así como los boletines técnicos publicados por sus estaciones experimentales, tratan de la silvicultura o el aprovechamiento de especies exóticas. También en la mayoría de sus informes anuales hay capítulos sobre «la silvicultura de las especies exóticas» que contienen estadísticas y detalles no aplicables a las masas indígenas. En 1957 esta literatura fue resumida en una serie de informes preparados para la Séptima Conferencia Forestal de la Commonwealth Británica celebrada en Nueva Zelandia y en Australia y acaban de aparecer formando uno de los volúmenes de Exotic forest trees in the British Commonwealth.

Los dos volúmenes de la obra de Rol y Pourtet son la mejor fuente de información general sobre las especies forestales introducidas en Francia. Se trata de un buen catálogo anotado de las plantaciones forestales del arboreto de Barres, cerca de Nancy. El libro del profesor Pavari constituye el estudio más completo que sobre el empleo de especies exóticas se haya publicado respecto a cualquier país. Contiene resúmenes de las plantaciones forestales exóticas y describe los ejemplares que crecen aislados en arboretos y corresponden a casi todas las especies ensayadas en Italia.

El catálogo anotado de Aughanbaugh describe numerosos ejemplares representados en el arboreto de la Estación Experimental Agronómica de Ohío en Wooster y es único para los Estados Unidos, aunque han aparecido listas parciales para algunos de los demás arboretos. Artículos recientes de Harkness y Wright tratan del crecimiento y las posibilidades forestales de determinados géneros (Abies, Picea y Pinus) en el noreste.

En 1955, la FAO publicó una monografía sobre los Eucaliptus. Esta monografía contiene descripciones de todas las especies de eucaliptos plantados fuera de su habitat natural, así como datos importantes sobre sus preferencias climáticas, posibilidades de crecimiento, aprovechamiento, etc. Es el tratado más completo que existe para cualquier género.

En varios otros países, la literatura sobre especies exóticas consiste en numerosos trabajos cortos que tratan de una sola especie o de una región pequeña.

Factores del éxito en la introducción de árboles

Comportamiento y características de las especies exóticas en su habitat natural

El comportamiento y las características de una especie en su habitación natural son la mejor guía para conocer las posibilidades de emplearla en un nuevo habitat.

El pino de Monterey (Pinus radiata D. Don) es el mejor ejemplo de esta generalización. Su rusticidad, rapidez de crecimiento, forma del fuste, variabilidad genética y calidad de la madera son esencialmente las mismas en Australia, Nueva Zelandia y Sudáfrica que en las masas naturales de California y Baja California. Sólo la altura máxima alcanzada (48 metros en Nueva Zelandia, 36 metros en las masas naturales) constituye una característica nueva de las masas artificiales del hemisferio austral. Si el tipo de clima de la Península de Monterey estuviera tan difundido en California como en el hemisferio austral, esta especie sería tan apreciada en su país de origen como al sur del ecuador.

La correlación habitat nativo/habitat extranjero es cierta, tanto respecto a la calidad de la madera como al crecimiento. Desgraciadamente, esto no se ha tenido habitualmente en cuenta hasta que las nuevas introducciones se hallaban casi a punto de ser cortadas. Existen así extensas superficies de Eucalyptus globulus Labill., E. saligna Sm., Larix decidua Mill., y Tsuga heterophylla (Raf.) Sarg. que no producen madera de buena calidad. Esas masas se explotan ahora con escaso provecho y están en vías de ser reemplazadas por especies mejores. Esto, sin embargo, podía haberse previsto escribiendo sencillamente a cualquier especialista en anatomía de la madera del país de origen.

En igual forma no se presta atención a una especie tan prometedora como Ginkgo biloba L. porque las referencias sobre la excelente calidad de su madera se hallan perdidas en la literatura china. Esa calidad excelente (análoga a la del pino blanco) se comprueba tanto en América como en la China continental.

En resumen, el conocimiento del comportamiento de una especie en su habitat natural es una de las mejores guías para el éxito de una introducción.

Importancia económica como especie indígena

La importancia potencial de una especie como exótica no guarda una relación estrecha con la importancia económica que posea en su habitación original. Fagus sylvatica L. es una frondosa importante de la Europa septentrional porque es una de las pocas que se encuentran en esa región. Medra bien en los Estados Unidos, pero será difícil que adquiera importancia en los próximos 50 años dadas las dificultades de plantación, la gran abundancia de bosques de Fagus grandifolia Ehrh., y el gran número de otras frondosas más convenientes. Pinus resinosa Ait. es el pino más importante en extensas zonas del norte de los Estados Unidos y el sur de Canadá. Sin embargo, su biología no ha permitido que dé buenos resultados en otros países.

Pinus radiata D. Don, Larix leptolepis (Sieb. y Zucc.) Gord., y Larix decidua Mill. poseen habitaciones naturales tan pequeñas o inaccesibles, que tienen menos importancia en su país de origen que en aquellos donde han sido introducidos.

En cambio, Pinus sylvestris L., P. strobus L., P. ponderosa Laws., Pseudotsuga menziesii (Mirb.) Franco, y Eucalyptus camaldulensis Dehn. son importantes tanto en su país de origen como en el extranjero.

Dimensión de la habitación natural

No existe una vinculación estrecha entre la dimensión de la habitación natural de la especie y sus posibilidades de empleo como exótica. En el Japón, por ejemplo, el clima apropiado a Larix leptolepis (Sieb. y Zucc.) Gord. se encuentra sólo en unas pocas montañas aisladas. Pero la especie prospera bien en las extensas zonas llanas del norte de la Europa central y el noreste de los Estados Unidos.

Similaridad de climas entre las regiones de origen y en las de posible empleo

Tal vez el factor de por sí más importante para limitar el éxito del intercambio de árboles entre diversas regiones sea la temperatura invernal mínima. Sobre esta base Rehder ha establecido su clasificación de los árboles por zonas de su posible empleo en los Estados Unidos.

El pino de Monterey (Pinus radiata D. Don) está sujeto en su habitat de origen a mínimas invernales de 20°F. (aproximadamente - 7°C. ) y se considera que no puede dar buenos resultados como especie forestal sino en los lugares donde la mínima invernal no sea inferior. La importancia de las temperaturas invernales bajas se demuestra también con las especies de Eucalyptus cuya rusticidad relativa como exóticas puede deducirse de las temperaturas mínimas que prevalecen en los lugares donde crecen masas indígenas. Casi todos los árboles del sur o de la costa del Pacífico de los Estados Unidos no sobreviven a los inviernos rigurosos de las regiones orientales del país.

Parece que los daños causados por las heladas durante el período vegetativo son el factor limitativo para llevar al sur las especies septentrionales. Larix sibirica Ledeb., Abies sibirica Ledeb y Abies balsamea (L.) Mill., son árboles septentrionales que pueden soportar fríos invernales rigurosos. Sin embargo, son dañados regularmente por las heladas de primavera cuando se les ensaya en Inglaterra, Francia y en los estados de la zona media de la costa atlántica de los Estados Unidos. Asimismo, muchas especies del norte de los Estados Unidos sufren daños a causa de las heladas cuando son ensayadas a lo largo de la costa del Golfo de México cuyo clima es relativamente suave.

Las temperaturas estivas bajas favorecen habitualmente el crecimiento dada su influencia favorable sobre el balance hídrico. Casi todas las especies del este de los Estados Unidos están sujetas en sus habitat naturales a climas mucho más cálidos que en las regiones de la Europa septentrional, Nueva Zelandia y Australia, en donde prosperan bien.

Temperaturas estivas más cálidas que lo normal pueden ser el factor limitativo que determina los resultados mediocres obtenidos con las especies originarias del norte de Europa o de los Estados Unidos cuando son ensayadas en la región meridional de esos países. Pero no es muy clara la evidencia, ya que muchos de los informes desfavorables sobre especies septentrionales ciertamente se debían a que dichas especies fueron ensayadas en comparación con tipos meridionales intrínsecamente más productivos.

La débil precipitación anual total ha sido un factor limitativo en numerosos casos. Son relativamente pocos los ejemplos del trasplante que se haya logrado desde una región húmeda a otra más seca, a no ser que se haya practicado el riego.

El régimen de repartición estacional de las lluvias es lo que rige la plantación de muchas especies en Sudáfrica. Pinus radiata D. Don y P. pinaster Ait., ambas originarias de zonas de lluvias invernales, han sido empleadas en la costa occidental, igualmente de lluvias invernales. Pinus palustris Mill., P. caribaea Morelet, P. elliottii Engelm., P. taeda L., P. patula Schlecht. y Cham., y otras especies de zonas de lluvias estivas del sur de los Estados Unidos o de México han sido empleadas sobre todo en las partes de la costa oriental en que llueve durante el verano. Parece que las dificultades de adaptación a las lluvias de verano en las especies habituadas a las lluvias invernales se deba, en parte, a las enfermedades. El fracaso de P. pinaster y P. radiata en las regiones de lluvias estivas ha estado con frecuencia relacionado con la aparición de enfermedades favorecidas por las heridas de las heladas o por una humedad elevada.

No ha habido relativamente muchas oportunidades para determinar si una precipitación demasiado abundante ha sido un obstáculo serio a la migración de árboles. Muchas especies de zonas áridas ensayadas en regiones húmedas del este de los Estados Unidos se han desarrollado tan bien como en su habitat de origen, pero no resultan útiles porque se dispone de especies de crecimiento más rápido. Igualmente, los bosques naturales de las regiones de precipitaciones realmente elevadas, como la península Olímpica, en el estado de Wáshington, y ciertas partes de Queensland (Australia) y de Nueva Zelandia, son ya tan productivos que tendría poco interés introducir otras especies.

El excelente comportamiento de los álamos y eucaliptos cultivados con riego, en condiciones casi desérticas, en España y el Cercano Oriente indican que una humedad relativamente baja constituye raramente un factor limitativo. Asimismo, las diferencias en la duración de los días entre el habitat indígena y el país de plantación han sido probablemente de importancia mínima. La mayor parte de las transferencias de Europa septentrional al este de los Estados Unidos significan pasar de las proximidades de los 50° N. a los 40° N.; las transferencias del Japón al este de los Estados Unidos significan un cambio de más o menos 35° N. a 40° N.

La relación general entre el clima de la región de origen y el de aquella en que se han obtenido buenos resultados es tal que podría hacerse una aproximación, si no de identidad, al menos de similitud entre ellos cuando se proyectan nuevas introducciones.

Diferencias de plasticidad

La capacidad de los árboles para medrar en condiciones diferentes de aquellas que prevalecen en su habitat natural varían según las especies. Algunas, como Acer saccharum Marsh., A. rubrum, L., Picea breweriana S. Wats., P. engelmannii Parry, Pinus resinosa Ait. y Quercus alba L., alcanzan grandes dimensiones en sus habitat naturales, pero no muestran ser muy prometedoras en los países extraños donde han sido plantadas. Otras, como Acer platanoides L., Picea omorika (Pancic) Purkyne, P. pungens Engelm., Pinus strobus L., P. silvestris L., han crecido bien en otros ambientes que los de su origen. Estas últimas se denominan especies plásticas.

No existe una buena explicación general de las diferencias de plasticidad. No hay caracteres morfológicos o fisiológicos generales que permitan identificar las especies plásticas antes de su ensayo efectivo. Los grupos plásticos, al igual que los no plásticos, comprenden especies con habitat pequeños y grandes, crecimientos rápidos y lentos, dimensiones grandes y pequeñas.

La mayor parte de las regiones forestales incluyen especies plásticas y no plásticas. Europa septentrional es una excepción. Contiene sólo especies adaptables que crecen bien bajo una variedad de condiciones bastante mayor de lo esperado. Esto es probablemente una consecuencia del empobrecimiento extremo de la flora durante el pleistoceno y la rápida recolonización subsiguiente por especies que podían sobrevivir en condiciones variadas. La flora forestal actual comprende, en efecto, relativamente pocas especies: Acer campestre L., A. platanoides L., Alnus incana Moench., A. glutinosa (L.) Gaertn., Betula pendula Roth, B. pubescens Ehrh., Fagus sylvatica L., Fraxinus excelsior L., Picea abies (L.) Karst, Pinus sylvestris L., Populus alba L., P. nigra L., P. tremula L., Sorbas aucuparia L., Taxus baccata L., Ulmus glabra Huds., y U. procera Salisb. Todas estas especies figuran entre las introducciones más logradas en los Estados Unidos septentrionales o en otras regiones templadas frías. Evidentemente, la rápida repoblación por esas especies de la Europa septentrional, después del retiro de los glaciares, no fue accidental.

Son pocos los datos disponibles acerca de los suelos propicios a las especies exóticas de plantación más común en Gran Bretaña, Nueva Zelandia, República Federal de Alemania, Sudáfrica y en las partes de Australia donde esas plantaciones se efectúan en gran escala desde hace muchos años. Los datos se basan en plantaciones jóvenes y son menos precisos que los correspondientes a especies autóctonas bien estudiadas. En general, bastan para mostrar que la adaptación de una especie dada puede juzgarse desde tres puntos de vista: avenamiento, textura y fertilidad. Habitualmente el avenamiento es el factor más importante. Existe, en general, una buena correlación entre lo que ocurre respecto a preferencia de suelos en el país de origen y lo que acontece en aquel en que se ha introducido la especie. En algunas regiones de Australia, la adición de abonos fosfatados ha mejorado el crecimiento de Pinus radiata D. Don. En algunas regiones de Gran Bretaña, la adición de nitrógeno ha aumentado el crecimiento de Picea sitchensis (Borg.) Carr.

En los Estados Unidos, Francia, el Japón, Italia y otras regiones en que la mayoría de las experiencias con exóticas se halla todavía en la etapa del arboreto o la plantación experimental, ha habido pocas ocasiones de observar el crecimiento en condiciones diversas de habitación. Este se aplica incluso a una especie de plantación bastante común, como Pinus sylvestris L. en los Estados Unidos, ya que la mayoría de las plantaciones más antiguas son de origen desconocido y que los comportamientos mediocres de tal o cual plantación deben considerarse resultante de los efectos combinados del habitat y el genotipo.

Importancia del género

El valor particular de los géneros monotípicos en la introducción de árboles fue reconocido por J. R. Schramm cuando era director del Morris Arboretum de la Universidad de Pensilvania. Según el razonamiento del Dr. Schramm, los monotipos deben estar libres de plagas porque no tienen parientes cercanos de los cuales pudieran transferirse fácilmente las plagas y porque la mayoría de los insectos y enfermedades se limitan a grupos pequeños de especies afines. Este razonamiento fue confirmado en la práctica y los monotipos se hallan asombrosamente limpios de plagas serias en todas partes donde han sido plantados. Personalmente conozco a siete de éstos [Cercidiphyllum japonicum Sieb. y Zucc., Ginkgo biloba L., Maclura pomifera (Raf.) Schneid., Metasequoia glyptostrobus Hu y Cheng., Pseudolarix amabilis (Nels.) Rehd., Sciadopitys verticillata Sieb y Zucc., y Thuyopsis dolobrata Sieb y Zucc.], que se han utilizado como adorno en Pensilvania y en el sur de Michigan. En cada uno de ellos, la ausencia de plagas incluye hasta los pequeños insectos filófagos que al final del otoño suelen agujerear las hojas de la mayoría de los árboles.

La calidad de monotípica no garantiza, sin embargo, que la especie sea excepcionalmente rústica, tenga buena forma o su madera sea de buena calidad.

Posibilidades de aprovechamiento en la hibridación

Muchas especies merecen ser introducidas porque pueden utilizarse como progenitores de híbridos. En Corea, por ejemplo, los pinos americanos, Pinus rigida Mill. y P. taeda L., han sido plantados en escala relativamente pequeña como especies puras. Sin embargo, sus híbridos se están produciendo por millares y desempeñarán más tarde un papel muy importante en la silvicultura coreana.

En el hemisferio austral, Pinus radiata D. Don deja muy atrás a su próximo pariente P. attenuata Lemm. como árbol forestal útil; el último no justificaría la realización de más ensayos si pudiera emplearse sólo como especie pura. Sin embargo, los híbridos son lo bastante prometedores para justificar sin dificultad un programa importante de ensayo comparativo o de procedencias.

En los estados del centro occidental de los Estados Unidos, P. sylvestris L. y P. nigra L. son por derecho propio importantes como especies introducidas. Sus homólogos asiáticos (P. thunbergii Parl., P. densiflora Sieb. y Zucc., P. yunnanensis Franchet, etc.) no han demostrado suficientes méritos para ser plantados como especies puras. En cambio, algunos híbridos son tan prometedores que no puede desestimarse ninguno de los representantes asiáticos de la serie Sylvestres.

Variabilidad genética dentro de la especie

Casi toda especie cuyo habitat es extenso posee una variabilidad genética suficiente para que el comportamiento de un solo biotipo en un país extranjero no ofrezca sino indicios muy aproximados de las posibilidades de la especie en ese país. El mejor ejemplo lo ofrece P. sylvestris en los Estados Unidos. Por desgracia, la mayoría de las plantaciones efectuadas con esa especie en el noreste provienen de un grupo de orígenes alemanes particularmente poco adecuados. Los miles de hectáreas obtenidos no tienen casi valor y la especie goza de mala reputación. Sin embargo, existen procedencias excelentes. Si se hubieran empleado éstas, la especie tendría mejor reputación.

El noventa y cinco por ciento de nuestros conocimientos actuales sobre el comportamiento de especies exóticas se basan en árboles de origen geográfico desconocido. Dada la gran variabilidad dentro de la especie, todo árbol o toda plantación, cuyo comportamiento iguale en un 75 por ciento al de una especie indígena, debe ser considerado como prueba de que la especie en cuestión es capaz de superar la producción de las buenas especies nativas.

Intercambio entre regiones

En el Cuadro 1 se resumen los principales canjes interregionales de árboles forestales. En algunos casos los intercambios de árboles de valor fueron recíprocos, como ocurrió entre varios países con clima de tipo mediterráneo. En otros casos el movimiento fue en un solo sentido, por ejemplo, entre Europa septentrional y el noroeste de la costa del Pacífico de América.

CUADRO 1. - INTERCAMBIOS REGIONALES DE ÁRBOLES, CON ÉXITO Y SIN ÉXITO

Región de introducción

Región de origen

Con éxito

Sin éxito

Estados Unidos (nordeste)

Cuenca mediterránea (montañas)
China (oeste)
Europa (norte)
India (norte)
Japón (Honshu)
Montañas rocosas

Canadá E.U.A.(Costa del Pacífico)
Escandinavia
E.U.A. (sudeste y sudoeste)
Japón (Hokkaido)
México, Siberia

Reino Unido

Canadá E.U.A.(Costa del Pacífico)
Cuenca mediterránea
Europa (norte y oeste)
Japón (montañas de Honshu)

Asia (norte)
Cuenca mediterránea
China
Himalaya
Japón (llanuras)
México

Francia (sur)
Alemania (sur)
Italia
Escandinavia

China (oeste)
E.U.A. (montañas del oeste) (este, norte)
Europa central (montañas)
Japón (montañas de Honshu)
Siberia

Europa (norte)
Siberia

Australia
Italia (sur)
Nueva Zelandia
Sudáfrica
E.U.A. (California)

Australia
Cuenca mediterránea
E.U.A. (California)
E.U.A. (sudeste)
México (montañas)

China (oeste)
E.U.A. (nordeste)
Europa (norte)
Japón (montañas de Honshu

Africa Oriental

E.U.A. (llanuras de California)
India
Mediterráneo (llanuras)
México


Los bosques boreales de Eurasia septentrional y del Canadá han contribuido poco a las demás regiones debido a la pobreza de su flora y las grandes reservas de bosques naturales de los países para los cuales podían haber desempeñado el papel de donador. Las vastas regiones tropicales y subtropicales del mundo poseen numerosas especies que podrían ser útiles, pero cuyas posibilidades de difusión no han sido estudiadas a fondo. Parece que las tierras altas mexicanas y las regiones montañosas de la China occidental pueden dar mucho, pero todavía son poco conocidas sus posibilidades.

Sugestiones para un programa de introducción y ensayo de especies exóticas

Los factores estudiados en las secciones anteriores pueden resumirse en la serie de reglas siguientes:

1. Estudio de los climas del mundo y selección de las regiones cuyos climas son análogos al de la región en que se proyecta la introducción. No es necesario que los climas coincidan exactamente ya que ciertos factores compensan pequeñas deficiencias de los otros.

2. Estudio del crecimiento intrínseco y de las calidades de la madera de los árboles de esas regiones y elaboración de un plan para introducir y ensayar todas las especies que presentan propiedades deseables. La lista de los árboles por ensayar comprenderá de 50 a 100 especies en las regiones frías, como Escandinavia y el este del Canadá; de 500 a 1.000 especies en las regiones templadas, como el este de los Estados Unidos y la Europa Central; de 1.000 especies en las regiones tropicales húmedas.

3. Estudio especial de los géneros monotípicos, en vista de su inmunidad probable a los insectos y de las especies de Europa septentrional, en vista de sus posibilidades probables de adaptación a estaciones diversas.

4. Introducción de los parientes más próximos de las especies más prometedoras para preparar hibridaciones futuras.

5. Estudio de las preferencias estacionales de las especies por introducir y organización de ensayos con ese objeto.

6. Introducción de varias procedencias de cada especie de 3 procedencias (para las especies de habitación reducida) a 20 procedencias (para las especies de habitación extensa). Prosecución de los ensayos en plantaciones comparativas de las procedencias más importantes de las especies prometedoras. No ensayar más que material de origen conocido.

7. Ensayo de las nuevas especies en 3 ó 4 condiciones diferentes.

8. Pasar de las plantaciones en pequeñas parcelas, que permiten comparar árboles aislados, a las plantaciones en grandes parcelas, para comparar el comportamiento de los rodales.

Un programa como el que acaba de esbozarse exigiría varios decenios siguiendo el antiguo método de ver lo que sale a la buena de Dios. Pero podría cumplirse en un plazo razonable si se planea bien el programa y se utilizan los nuevos descubrimientos en materia de disposición experimental.


Página precedente Inicìo de página Página siguiente