Página precedente Indice Página siguiente


Donde las reservas forestales mejoran la agricultura

La creación de reservas forestales en el trópico puede tener un buen efecto sobre la calidad de la agricultura. Por medio de una política de reservas forestales sensata se puede convencer a las personas que destruyen el bosque para practicar una agricultura y una ganadería de bajo rendimiento, a mejorar sus métodos. El autor trata de la experiencia adquirida en Nigeria.

S. Kolade Adeyoju

S. Kolade Adeyoju pertenece al Departamento de Ordenación de los Recursos Forestales, Universidad de Ibadán, Nigeria.

La aplicación de políticas de creación de reservas forestales en los países del trópico ha sido un factor importante del mejoramiento del uso de la tierra. Es posible que no suceda otro tanto en todas partes, y sobre todo fuera de las zonas tropicales, pero esto es un hecho. Las reservas forestales, una vez creadas y mantenidas, han limitado rápidamente los horizontes del agricultor propenso a la ocupación del bosque y al cultivo trashumante. Además, le han hecho reconsiderar sus relaciones con los demás agricultores en el control, ocupación y uso de los recursos terrestres. Poco a poco, los agricultores de los terrenos forestales tropicales están pasando a las técnicas de cultivo intensivo y de mejora del suelo, lo que se debe en parte a las reservas forestales y a los servicios forestales.

En algunas comunidades de Africa, en gran parte exentas de influencia europea, las atribuciones del servicio forestal sobre la tierra están produciendo cohesión social y conduciendo a la especialización en productos agrícolas de subsistencia. Por ejemplo, alrededor de las reservas de la sabana de Guinea, en Nigeria, la mayoría de los agricultores intuitivamente proceden a la rotación del mijo, el sorgo de grano, la cebolla, el maní y el algodón. Una de las principales causas de este fenómeno es la limitación de la ocupación de los bosques a raíz de la creación de reservas, ya que ésta ha impulsado a los agricultores a renunciar a la agricultura trashumante para dedicarse a la sedentaria.

Creación de reservas

Las políticas de creación de reservas forestales están dando resultados igualmente beneficiosos en las zonas tropicales áridas. En la extensa zona de la sabana, donde la principal actividad es la ganadería, los ganaderos nunca han respetado los deslindes, salvo tratándose de ríos grandes montañas infranqueables y zonas infectadas por la mosca tsé-tsé. A pesar de todo, los bosques establecidos de estas zonas, si bien no están cercados como los pastizales en Europa, se encuentran relativamente libres de ganado. Las reservas forestales destinadas a la ganadería se dividen en zonas para que los vacunos pasen de una a otra aprovechando la vegetación relativamente rica. Por lo tanto, como medida de reforma agraria la creación de reservas forestales en esta región ha sido muy beneficiosa para el ganado vacuno.

En la zona más árida del Sahel, la adquisición de tierras por parte de los servicios forestales está tropezando actualmente con algunas dificultades. Como consecuencia de las grandes sequías de los últimos años, los servicios forestales del Estado han estado buscando tierras para plantar barreras cortavientos. Se trata de una región cuya densidad de población es escasa, pero, a pesar de todo, sus habitantes son reacios a ceder tierras, en gran parte desérticas, a un programa al que saben que las autoridades atribuyen gran importancia (Adeyoju, 1973). El pago de una compensación y las oportunidades de empleo temporal son los factores que contribuyen principalmente a la aceptación de estos proyectos, ya que los habitantes de estas zonas son muy duros para el regateo. La compensación se establece a través de negociaciones entre los habitantes y el servicio forestal del Estado. En las tierras de pastoreo semi-desérticas de los distritos de Kano y Sokoto, los habitantes exigen compensaciones por los terrenos para barreras cortavientos superiores al precio de los terrenos en las ciudades. Los habitantes del Estado de Kano, por ejemplo, exigen de 150 a 250 naira por ha, y el servicio forestal, a fines de 1973, pagaba alrededor de 100 naira (1 naira igual a 1,20 dólares EE.UU.). Actualmente los precios son quizá más altos.

Se trata de un período en que las sociedades tradicionales del Africa tropical están sufriendo cambios sociales significativos. La causa más importante de tales cambios es la aparición de nuevas tecnologías y economías que influyen en el sector forestal y en el concepto de reservas forestales en casi todos los aspectos de la vida.

En las últimas dos generaciones se ha observado, por parte de personas del Africa tropical, una tendencia a adquirir tierra, lo que constituye una novedad en la estructura económica de estas sociedades tradicionales. A causa de esto, han perdido autoridad los gobernantes, jefes y caudillos de clanes que, en el pasado, eran portavoces del pueblo o de la comunidad en materia de tierras, ya que se tenía entendido que éstas pertenecían a las comunidades y no a las personas. En algunos lugares, como por ejemplo en el Estado del oeste de Nigeria, algunas personas decididas, infringiendo la ley, han penetrado en las reservas forestales para hacer plantaciones de cacao y de cola.

la agricultura intensiva el mejoramiento de los suelos y la colonización están relacionados con la integridad de las reservas forestales

LIMPIAS PARA AGRICULTURA PERMANENTE - parte de un nuevo marco social

ARANDO CON BUEYES EN BENIN - y diferentes técnicas

Estas infracciones de las leves de tenencia de la tierra no obedecen necesariamente a escasez de terrenos agrícolas, sino más bien al «hambre de bosque», que nace de la creencia común de que los terrenos forestales son inherentemente fértiles, junto con el nuevo y gran prestigio social de los que poseen cultivos comerciales que se pueden heredar, lo que constituye una franca ruptura con las tradiciones que todavía hay en Africa.

Ante la grave amenaza a la seguridad del patrimonio a su cargo, el servicio forestal de Nigeria está modificando rápidamente sus métodos de ordenación para ajustarse en lo posible a cambios socioeconómicos de esta índole. Por ejemplo, el antiguo sistema taungya (de agrosilvicultura) se está aplicando actualmente a escala de programa de desarrollo rural con dimensiones sociales y económicas. Es un método verdaderamente dinámico aplicado al concepto de bosque artificial. Las nuevas tendencias de la taungya consisten en dar a los agricultores la categoría de empleado permanente, y no de concesionario, y el goce de las comodidades básicas de una comunidad planificada. No se trata de meros paliativos, sino de proposiciones imaginativas capaces de estimular la buena voluntad y el apoyo al servicio forestal y, por ende, de reducir ulteriores exigencias a las reservas forestales.

El bosque puede satisfacer necesidades muy diversas sometiéndolo a un régimen de ordenación polivalente y no monovalente, pero éste es un objetivo todavía muy lejos de alcanzar por la mayoría de los forestales tropicales. Este punto lo puso de relieve Roche (1973) al afirmar que, con criterio moderno, no hay que considerar que la labor forestal está destinada solamente a procurar una producción ininterrumpida de celulosa. Por lo tanto, el monocultivo del bosque tropical necesariamente no puede a reportar el máximo beneficio al mayor número posible de personas», como suele leerse en los textos de política forestal. Conviene restar importancia a los objetivos madereros, especialmente en aquellos bosques que se encuentran relativamente cerca de las ciudades, donde, en la práctica, los factores ecológicos no hacen rentable la producción de madera en menos de 50 a 60 años. En Nigeria, en los últimos años, se han hecho muchos esfuerzos por crear parques, plantar árboles a los lados de los caminos, hacer jardines zoológicos y realizar obras paisajísticas. Los gobernadores y políticos estatales han reaccionado de una manera muy positiva y sumamente alentadora ante tales proyectos cuya popularidad ha facilitado su financiamiento y otras actividades de los servicios forestales.

CHOZA DE MADERA CONSTRUIDA POR NUEVOS COLONOS EN CAMERÚN - «hambre forestal»

No es raro que la verdadera amenaza a la seguridad del patrimonio forestal provenga de grupos pequeños, pero bien organizados, grupos que la mayoría de los servicios forestales se niegan a reconocer y con los que ni siquiera están dispuestos a negociar. Sobresale entre estos grupos en Africa el de los cazadores, que gozan de enorme popularidad generalmente en los pueblos, no sólo porque suelen ser virtualmente los únicos proveedores de carne, sino también por su habilidad en un arte que goza de gran estimación y por su conocimiento de la espesura de la selva, que es un medio rodeado de misterio. No se ha prestado suficiente atención a las necesidades de este grupo. Por lo general, se considera a los cazadores a ocupantes ilegales», se les somete a juicio, se les multa y se les lleva a la cárcel. Pero esto sólo sirve para reafirmar su decisión y antagonismo, lo que suele traducirse en violencia y pérdida de vidas. En vez de las inútiles patrullas de servicio forestal que recorren los deslindes de las reservas, seria mejor ponerse de acuerdo con los cazadores y satisfacer sus necesidades en la medida de lo posible.

Por último, cabe insistir en que el forestal, para obtener buenos resultados como funcionario público y administrador de tierras, necesita gozar de la confianza de las comunidades locales. Esto lo puede lograr sólo elaborando programas dinámicos que den empleo permanente y generen una oferta y, demanda de bienes y servicios en diversas cantidades y calidades, aumentando así las posibilidades polivalentes del patrimonio forestal.

Ante el problema de la inestabilidad de la tenencia de la tierra, el forestal tiene que ser mucho más que un productor de madera. Tiene que ser un profesional versado en la materia, un experto en determinadas disciplinas forestales y, sobre todo, un administrador informado de los recursos terrestres al servicio de su patria y de su pueblo.

Bibliografía

ADEYOJU, S. KOLADE. 1973 A pre-investment survey of the northern aria region of Nigeria. Report prepared for the Director, Federal Department of Forest Research, Ibadan. 72 p.

ROCHE, L. 1973 The practice of agri-silviculture in the tropics with special reference to Nigeria. FAO/SIDA Regional Conference on Shifting Cultivation and Soil Conservation in Africa, University of Ibadan. 29 p.


Página precedente Inicìo de página Página siguiente