Un Congreso Forestal Mundial es un acontecimiento relativamente raro. El Congreso hospedado por México este año, del 1° al 12 de julio, será apenas el noveno; el primer congreso se celebró hace mucho tiempo, en 1926, en Roma. Pasaron diez años hasta el segundo, reunido en Budapest en 1936. El tercer congreso, demorado a causa de la segunda guerra mundial, tuvo lugar en Helsinki en 1949. Desde entonces, los congresos se han celebrado más o menos cada seis años: en Dehra Dun en 1954, en Seattle en 1960, en Madrid en 1966, en Buenos Aires en 1972, en Yakarta en 1978 y ahora en México en 1985. El largo intervalo entre dos congresos forestales mundiales consecutivos da al acontecimiento un carácter y una importancia que no tendría si se celebrara cada año o cada bienio. Deja tiempo para reflexionar y para llevar a cabo y evaluar las recomendaciones emanadas del congreso precedente. Un intervalo de seis o siete años comporta también, inevitablemente, cambios significativos en el mundo, que influyen en el panorama del ámbito forestal. Los 2000 participantes de 104 países y 17 organizaciones internacionales que se reunieron en Yakarta hace siete años, mantuvieron sus debates en un contexto de elevados precios del petróleo, escasez energética y una importante crisis bancaria internacional producida por el reciclaje de los «petrodólares». Hoy, sólo siete años después, la situación casi se ha invertido: los precios del petróleo han bajado; el cuadro de los aprovisionamientos de energía - con la notable excepción de la leña - se ha estabilizado, y el excelente proceso de reciclaje de los petrodólares a través de préstamos internacionales ha conducido a una nueva crisis bancaria, con la posibilidad de que numerosas naciones gravemente endeudadas puedan declararse en bancarrota.
El lema del Noveno Congreso Forestal Mundial - «Los recursos forestales en el desarrollo integral de la sociedad» - hace hincapié en la necesidad de que los técnicos forestales amplíen su visión más allá de su propia base de recursos, para considerar cómo se pueden formular las apolíticas forestales a la luz de fenómenos globales tales como una crisis bancaria internacional. El propósito del Congreso es elaborar claras líneas de acción que puedan servir como directrices para a) formular políticas nacionales; b) proporcionar incentivos y orientación a los sectores público y privado, y c) promover la cooperación internacional en materia de silvicultura. Con ese fin, el Gobierno de México ha organizado un exhaustivo programa para los 2500 participantes que asistirán al Congreso. Además de las sesiones generales, sesiones plenarias y reuniones de los comités técnicos, el Gobierno mexicano auspiciará reuniones secundarias, exposiciones, demostraciones y debates. Se realizarán también giras de estudio a América Central, Cuba y los Estados Unidos. El Gobierno y el Comité Organizador merecen mucho agradecimiento por los años de trabajo dedicados a la planificación y preparación del Congreso.
El presente número de Unasylva intenta ser un anticipo del Congreso. No contiene documentos que vayan a ser presentados en México, D.F.; en cambio, incluye una entrevista con el Director General de la FAO, Sr. Edouard Saouma, y cinco artículos que, se espera, constituirán una especie de telón de fondo de las actividades del Congreso. Los temas tratados en estos artículos - la silvicultura después del año 2000, los cultivos migratorios, la agrosilvicultura, la silvicultura comunitaria y la dimensión social de los acuerdos de concesión forestal - no cubren en modo alguno los muchos tópicos que se tratarán en la ciudad de México. Más bien pretenden adelantar un cuerpo de información objetiva y actualizada sobre ciertos temas críticos. El próximo número de Unasylva (vol. 37, n° 148) conmemorará el 40° aniversario de la FAO e incluirá un reportaje al Sr. Eduardo Pesqueira Olea, Ministro de Agricultura y Recursos Hídricas de México.
Unasylva también informará, en números futuros, sobre cuanto haya tenido lugar en el Congreso.
En la preparación y planificación del Congreso Forestal Mundial, la FAO se ocupó de asesorar al Gobierno de México. Por ello, su celebración reviste gran importancia para la FAO: es el único verdadero acontecimiento forestal mundial que reúne a particulares, compañías, ONG y gobiernos en un mismo lugar para debatir cuestiones forestales de relevancia internacional. Las repercusiones del Congreso se harán sentir durante largo tiempo.
