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La importancia de las pequeñas empresas forestales de transformación en los países en desarrollo

J.E.M. Arnold, M.E. Chipeta e Y. Fisseha

J.E.M. Arnold, que actualmente realiza trabajos de investigación como becario en el Oxford Forestry Institute, inicio la labor en la FAO sobre las pequeñas empresas forestales cuando era Jefe del Servicio de Políticas y Planificación del Departamento de Montes. Mafa Chipeta es funcionario de la FAO y trabaja en el Servicio de Políticas y Planificación del Departamento de Montes. Yacob Fisseha del International Studies Centre de la Universidad del Estado de Michigan, preparó para la FAO el primer estudio completo sobre el tema y, desde entonces, ha sido el principal consultor de la Organización en los trabajos que han seguido

· Los bosques proporcionan materia prima para una serie de productos elaborados que tienen numerosas aplicaciones en muchos aspectos de la vida actual. Las industrias que producen la madera aserrada, los materiales para la fabricación de tableros, la pasta y el papel de los que se abastece el sector moderno de la economía, constituyen una parte importante del sector industrial de casi todos los países.

Recientemente se observa cada vez más que, en los países en desarrollo, un componente también importante del sector manufacturero basado en las materias primas forestales está formado por un gran número de pequeñas empresas de elaboración que cubren una parte considerable de la demanda de productos forestales elaborados del sector agrícola, y la de la mayoría de la población que sigue vinculada a la agricultura en las zonas rurales. Este mercado es muy disperso y está abastecido por una industria de elaboración dividida en unidades muy reducidas que emplean procedimientos mucho más sencillos que los usados para abastecer al sector moderno, predominantemente urbano.

El conjunto de todas esas pequeñas empresas de elaboración de productos forestales es muy importante, tanto en cifras absolutas como en porcentaje de la actividad total de elaboración. Sin embargo, al igual que otras pequeñas industrias en el medio rural, han sido muy descuidadas. El desarrollo industrial del mundo en desarrollo se ha centrado tanto en las grandes industrias, que se ha creado «una impresión generalizada, pero falsa, de que las industrias rurales son o insignificantes o inexistentes» (Chuta y Sethuraman, 1984).

El propósito de este articulo es destacar la información de la que se empieza a disponer sobre las pequeñas empresas forestales de transformación. Además, se plantean en el articulo algunos temas que es preciso abordar dentro del sector forestal a fin de prestarle un mayor apoyo en las situaciones que ofrecen posibilidades para el desarrollo.

Definición

No existe una definición única universalmente aceptada de lo que es una «pequeña» empresa. Habitualmente se distingue entre las empresas «familiares» muy pequeñas, que se caracterizan por la índole doméstica de sus actividades y unas técnicas tradicionales artesanales, y las empresas constituidas por «talleres», algo más grandes, donde se utilizan algunas técnicas modernas. La línea divisoria entre las dos puede establecerse en cinco trabajadores, siendo 50 el número máximo que permite la calificación como pequeña empresa. Como muchas pequeñas empresas, aun cuando dispongan de un taller, siguen dependiendo en parte de la estructura doméstica, no es fácil establecer una división clara entre el tipo de empresa «familiar» y de «taller».

Cuadro 1. Composición de las pequeñas empresas de transformación de productos forestales1 en algunos países en desarrollo

Actividad


Bangladesh 1978/80

Egipto 1981/82

Honduras 1979/80

Jamaica 1978/80

Sierra Leona 1974/75

Zambia 1985

(% del numero total do empresas)

Serrerías/aserrado a mano

0,9

-

3,2

0,8

0,1

5,6

Carpintería/muebles

27,2

23,8

71,4

23,1

66,8

14,3

Talla de madera/elaboración de caña de bambú

11,6

-

0,2

12,5

5,9

11,9

Producción de cestas/esteras/sombreros

32,4

70,4

10,6

63,5

23,8

60,3

Otras actividades2

27,9

5,8

14,6

0,1

3,4

7,9

Fuente: Fisseha, 1987 (Cuadro 3).

1 En los estudios realizados en los países se enumeran por lo general las empresas con serie fija, se excluyen por lo tanto muchas actividades como la producción de carbón vegetal, cuyo emplazamiento cambia con frecuencia.

2 Entre las otras actividad se incluyen las de producción de escobas leña. aperos de labranza etc.

Cuadro 2. Algunas características básicas de las pequeñas empresas forestales de transformación1

Características2

Bangladesh

Egipto

Honduras

Jamaica

Sierra Leona

Zambia

Valores promedio

N° de trabajadores

3,8

1,9

2,2

2,2

1,8

1,7

Inversión total ($EE.UU.)

255

n.d.

1055

3030

431

n.d.

Horas anuales de trabajo (como pórcentaje de las 2200 horas de trabajo que representa un año completo)

38

78

57

45

91

55

Porcentajes (%)

Operaciones realizadas por una sola persona

36

69

59

58

n.d.

69

Producción en el hogar, sin taller

n.d.

76

72

52

n.d.

81

Proporción del empleo en las zonas rurales

n.d.

65

100

79

96

95

Proporción de las mujeres empresarias

3

65

10

32

n.d.

12

Proporción de familiares del empresario en la plantilla de la empresa

73

89

51

82

41

96

1 Para las fechas de las encuestas, véase el Cuadro 1.

2 La cobertura de la encuesta varia de un caso a otro. Para más detalles, véase FAO (1985) y Fisseha (1987).

En las pequeñas empresas forestales de transformación se elabora una amplia gama de materiales procedentes del bosque (como la madera, el retén y otras cañas, hojas, raíces y frutos de las plantas forestales). En las zonas rurales, la mayor parte de la pequeña industria forestal de transformación produce muebles, madera para la construcción, aperos agrícolas, piezas para carros y otros productos de madera, o cestas, esteras y otros productos de caña, juncos, sarmientos, hierbas y material similar. Ambos grupos de productos se destinan sobre todo a los mercados agrícolas para los cuales son por lo general la principal fuente de suministro de productos elaborados con materiales procedentes de los bosques. Un tercer tipo de industria es la de artesanía (especialmente la de artículos decorativos), cuya producción se envía por lo general en su mayor parte a los mercados urbanos, se vende a los turistas y a veces incluso se exporta. En el Cuadro 1 aparecen los principales tipos de elaboración registrados en los estudios realizados en seis países.

La información relativa a Bangladesh, Egipto, Honduras, Jamaica, Sierra Leona y Zambia procede de los resultados de estudios de campo realizados en esos países con ayuda de la Universidad del Estado de Michigan. (Para una información más completa sobre los resultados de esos estudios relativos a las empresas forestales de transformación, véase Fisseha, 1987.)

Las pequeñas empresas forestales de transformación se caracterizan por su reducido tamaño, su gran dependencia de los empresarios y los miembros de su familia para la mano de obra, la tecnología sencilla de las operaciones, la baja densidad de capital, los limitados conocimientos técnicos, industriales y de gestión, el carácter estacional de las actividades (especialmente para las más pequeñas) y la tendencia a estar localizadas en las zonas rurales (Cuadro 2). En los seis países estudiados, el número medio de trabajadores oscila entre 1,7 y 3,8. Más de la mitad de las unidades estudiadas estaban integradas por una persona que trabajaba en su hogar, y en menos del 1 por ciento de los casos el número de trabajadores era diez o más. Hasta nueve de las diez personas que trabajaban en las empresas eran los dueños o miembros de su familia y, en cuanto al resto, se trataba en su mayor parte de aprendices no vinculados por un contrato. Los salarios solían ser muy bajos y las condiciones de trabajo deficientes.

La pequeña empresa forestal típica de transformación depende, pues, en gran medida, de las aportaciones del empresario y de su familia. Este empresario, si bien conoce las técnicas artesanales por su trabajo en otras empresas similares, carece a menudo de capacitación en cuestiones de mercados y administración de empresas, aspectos de los que, sin embargo, debe ocuparse además de trabajar en la producción. Los empleados, familiares o aprendices, no ha recibido por lo general una capacitación específica en el oficio o en la gestión.

Como cabria esperar del tamaño de esas empresas, muy pocas utilizan maquinaria eléctrica, y se sirven en cambio de herramientas manuales. Es muy raro que se especialicen en una producción determinada, y lo más frecuente es que los productos se fabriquen por encargo o en pequeños lotes y que el trabajo fluctúe según la estación siguiendo el ritmo de las actividades y de los ingresos agrícolas. El sistema de producción no permite el perfeccionamiento de ninguna técnica especial, a lo cual se opone también el alto costo de la capacitación institucionalizada.

Tamaño y contribución económica

A pesar de su pequeñísimo tamaño, el empleo total de las pequeñas empresas rurales de elaboración de la madera suele ser varias o muchas veces superior al de las fábricas medianas o grandes que integran el resto de la industria maderera. Según los últimos estudios realizados, el empleo en las pequeñas empresas supera al de las fábricas más grandes de elaboración de productos forestales, en un coeficiente que oscila entre 3 en Jamaica a 15 en Zambia (FAO, 1985). En este último país, las 137400 personas que trabajaban en las pequeñas empresas forestales de elaboración en 1985 correspondían al 29 por ciento del empleo total de todas las industrias, pequeñas o grandes, en ese año (Fisseha y Milimo, 1986).

A medida que vaya descendiendo progresivamente la capacidad de la agricultura para generar medios de subsistencia adicionales, habrá en el futuro más población rural que deberá recurrir al trabajo en empresas pequeñas para ganarse la vida. Se ha estimado con carácter provisional que los ingresos domésticos del sector rural no agrícola oscilan entre la mitad y las tres cuartas partes de los ingresos procedentes del sector agrícola (Kilby y Liedholm, 1986). El mayor componente del empleo en las pequeñas empresas corresponde a la elaboración y fabricación: entre el 42 y el 63 por ciento en los seis países estudiados.

FABRICACION DE MUEBLES EN PAKISTAN las pequeñas empresas son una importante fuente de ingresos en el medio rural

En todos los países sobre los que se dispone de información hasta ahora, se ha puesto de manifiesto que la elaboración de productos forestales es una de las más importantes entre las pequeñas industrias rurales, y representa el 16 por ciento del empleo total estimado para la manufactura rural en Honduras, llegando hasta el 35 por ciento en Jamaica (FAO, 1985). Para el conjunto de Africa, se ha estimado que esa actividad constituye la segunda industria rural en orden de importancia (Page y Steel, 1984), y en el resto del mundo en desarrollo aparece por lo general entre las tres primeras, junto con la fabricación de prendas de vestir y la elaboración de alimentos (FAO, 1985). Incluso en Egipto, país que carece prácticamente de recursos madereros propios, la fabricación de muebles de madera es la tercera industria del país en orden de importancia, fuera de las grandes ciudades y poblaciones (Mead, 1982).

Cuando a esas cifras se añade la mano de obra utilizada en la elaboración de productos forestales por empresas transitorias e itinerantes como las de fabricación de carbón vegetal - que no se incluyen en la mayor parte de los estudios -, resulta evidente que el empleo total generado por las actividades forestales de transformación en pequeña escala representa una gran parte del empleo rural total fuera de la agricultura. Dada su importancia, este empleo puede constituir una de las mayores aportaciones del sector forestal al desarrollo rural.

Además del empleo y de los ingresos que generan, las pequeñas empresas de elaboración contribuyen al desarrollo rural de otras formas: suministran insumos a la agricultura; contribuyen a nivelar la producción estacional y los ciclos de ingresos; proporcionan bienes y servicios a los estratos más pobres de la sociedad a los que no llegan los productos de las industrias mayores, e introducen oficios especializados de importancia vital en las zonas rurales. Por otra parte, sirven también para que no se pierdan los escasos conocimientos existentes en materia de gestión, fomentan las capacidades empresariales nativas y canalizan hacia la industria un capital que de otro modo no estaría disponible para la inversión en este sector (Page y Steel, 1984). Como oportunidad de inversión o fuente de empleo, las pequeñas empresas parecen ser bastante accesibles a los pobres en comparación con las demás y, por lo tanto, pueden beneficiar más que las grandes industrias a los campesinos sin tierras y a otros grupos menos favorecidos; en el Cuadro 1 aparece, por ejemplo, la gran participación de la mujer en esas empresas. Por otra parte, al ser pequeñas, esas empresas pueden utilizar filones de recursos forestales, valiosos aunque dispersos, que de otro modo se desperdiciarían.

Además de su contribución al desarrollo rural, las pequeñas empresas parecen ser también un factor eficaz del desarrollo industrial. Los escasos datos disponibles permiten afirmar que las pequeñas empresas pueden ser, por lo menos, tan rentables como las de mayor tamaño activas en el mismo sector, por lo que respecta a la utilización del capital y otros recursos (Liedholm y Mead, 1986).

Crecimiento y cambio

La importancia de obtener más información sobre las pequeñas empresas no radica en su pequeño tamaño como tal, sino en comprender mejor hasta qué punto son el medio más apropiado para alcanzar el desarrollo en una situación determinada. No se debe buscar el pequeño tamaño o la tecnología de gran intensidad de mano de obra como fines valiosos en si mismos. En muchas situaciones resultan más ventajosas las operaciones en mayor escala como método de industrialización, y muchas actividades de transformación que comienzan siendo reducidas tendrán que pasar a escalas mayores de operación para seguir siendo rentables cuando cambien las condiciones de funcionamiento. Sin embargo, la experiencia de la industria de las cerillas en la India demuestra que la estructura de los incentivos fiscales y de otro tipo puede impedir el crecimiento de las empresas, haciendo comercialmente atractivo seguir siendo pequeñas (Tandon, 1986).

Las pequeñas empresas predominan como sistema de manufactura, cuando existen factores que favorecen la elaboración local, como pueden ser la dispersión de las materias primas, el pequeño tamaño de los mercados o el alto costo del transporte; donde hay economías de pequeña escala, como sucede en la producción artesanal, o donde la subcontratación resulta más rentable que las operaciones integradas. El elevado porcentaje de pequeñas empresas que operan en el sector forestal se debe a la elevada demanda de sus productos en el medio rural y a la dispersión de estos mercados en amplias zonas con una infraestructura de transporte escasa.

A medida que mejora la infraestructura rural y aumentan los ingresos, el sector manufacturero tiende a concentrarse más en empresas con talleres de tamaño algo mayor, situadas sobre todo en poblaciones rurales. Durante el proceso de desarrollo económico, el sector de las empresas que operan en gran escala puede tender a crecer mucho más de prisa que las operaciones en pequeña escala y a constituir una parte cada vez más importante de la producción del sector.

La disminución de la parte de producción correspondiente a las pequeñas empresas del sector no debe, sin embargo, interpretarse como absoluta. Si bien puede disminuir su porcentaje de producción, es frecuente que ésta continúe aumentando en términos absolutos. La experiencia de la República de Corea, que se resume en el Cuadro 3, es ilustrativa al respecto. Durante el periodo que se examina aumentó enormemente el empleo en cada categoría de pequeña escala, a pesar de lo cual ha disminuido la parte proporcional correspondiente a estas empresas, debido a que el número de grandes empresas creció a un ritmo aún mayor. La importancia de las pequeñas empresas forestales de transformación se debe también a que, a menudo, son las primeras que intentan fabricar los nuevos productos demandados por los usuarios rurales, antes de que pasen a comercializarlos en mayor escala las grandes empresas. Además, hay algunos productos (como los de artesanía) que continúan siendo fabricados preferentemente por las pequeñas empresas.

La posición de éstas suele sufrir la erosión de un alto grado de competencia, tanto por parte de las de su mismo tamaño como de las de mayor escala. Debido al escaso capital y a la limitada especialización técnica con que pueden iniciarse muchas actividades forestales de transformación en pequeña escala, es muy frecuente que existan muchas más unidades de producción que las que puede absorber el mercado local. La excesiva competencia resultante provoca una alta tasa de desaparición de empresas, e impide el desarrollo de operaciones rentables que puedan generar excedentes reinvertibles para mejora y crecimiento. Como puede apreciarse en el Cuadro 3, en la República de Corea apenas crece el tamaño medio de las empresas en el extremo más reducido de la escala, mientras que en el extremo superior la expansión es muy rápida.

Otra amenaza a la viabilidad de las pequeñas empresas es la inestabilidad de los mercados rurales. Por estar basados en la agricultura, los ingresos registran un breve periodo máximo durante el cual la demanda puede exceder a la capacidad de suministro de las pequeñas empresas, y los proveedores representantes de la gran industria pueden aprovechar la oportunidad para cubrir el «déficit de suministros». La falta de capital circulante impide a las pequeñas empresas almacenar suficientes insumos productivos para compensar las fluctuaciones estacionales en sus mercados. Su sistema de producción, que se reduce a atender los pedidos concretos, les impide también hacer frente a cualquier aumento repentino de la demanda que requeriría una producción organizada en serie o en lotes.

Las mejoras de la infraestructura rural, que permiten colocar en los mercados rurales a menor costo productos del exterior, y los cambios en la demanda de esos mercados, cuando aumentan los ingresos, someten también a las pequeñas empresas a una competencia cada vez mayor. Por ejemplo, los muebles fabricados en serie tienden cada vez más a desplazar a los artesanales, y los bolsos, esteras y cestería fabricados con productos sintéticos a los artículos similares hechos con materiales naturales. En un estudio sobre la artesanía en Indonesia se ha descubierto, por ejemplo, que los paraguas de bambú y seda de fabricación doméstica están siendo sustituidos rápidamente por los fabricados en serie con metal y material sintético (Hadi, 1986).

Cuadro 3. República de Corea: resumen de las variaciones en el empleo en las industrias forestales 1

Escala (trabajadores)

Empleo (E)

1958

1963

1974

1979

1982

E

(%)

E

(%)

E

(%)

E

(%)

E

(%)

5-9

3810

33

3989

33

8057

16

8379

11

8721

14

10-19

3235

28

2418

20

4532

9

7620

10

10590

17

20-49

2080

18

967

8

3021

6

7616

10

8721

14

50-499

2425

21

1934

16

7553

15

14473

19

14327

23

500

-

-

2780

23

27191

54

38088

50

19933

32

Total

11550

100

12088

100

50354

100

76176

100

62292

100

Fuente: Chipeta. 1986 (Cuadros 2.01 y 2.06)

1 Serrerías + tableros y chapas + cajas y barriles + productos de bambú/sarmiento/caña + muebles y accesorios.

Las pequeñas empresas pueden seguir varias estrategias para adaptarse a las condiciones cambiantes del mercado. Pueden concentrarse en los pequeños sectores del mercado donde no son competitivos los artículos de producción industrial, como el mobiliario básico que las pequeñas empresas producen a precio mucho menor, o los artículos de calidad trabajados a mano. Podrán también especializarse en productos con los que no puede competir la producción mecánica en gran escala, como los productos artesanales de alto valor. Otro sistema es especializarse en un proceso particular a fin de beneficiarse de unas series de producción mayores, o aprovechar la mejora de la infraestructura del transporte para penetrar también en otros mercados y aumentar la cifra de ventas.

La pequeña industria del mueble en Egipto es un ejemplo de desarrollo basado en la selección de pequeños sectores del mercado por encima y por debajo de los cubiertos por los productos fabricados en serie, y en la especialización. Incluso la fabricación de artículos como sillas se distribuye entre diferentes instalaciones que se especializan bien en piezas concretas como las patas o los asientos, o bien en diferentes etapas del proceso de producción, como la elaboración primaria, el ensamblado o la terminación (Mead, 1982). En el norte de Tailandia, los pequeños empresarios establecidos en los poblados han aprovechado la mejora de las carreteras de su región para transportar en camiones en común los muebles que fabrican a las ciudades o a lugares al borde de las carreteras con mucho tráfico, donde los montan y acaban para la venta. De esta forma, pueden competir eficazmente con los producidos por los grandes fabricantes de la ciudad y han podido ampliar sus mercados (Boomgard, 1983). La mejora de las redes de caminos rurales, al disminuir los gastos de transporte, beneficia sobre todo a los fabricantes de artículos artesanales y productos como el carbón vegetal, para los cuales la competencia de los productores urbanos es escasa o nula.

El punto fuerte de las pequeñas empresas es su capacidad para explotar las situaciones en que pueden aplicar un sistema más eficaz de utilización de los recursos disponibles y de satisfacer las necesidades del mercado, que el de los fabricantes en mayor escala de los mismos productos. Para resumir, pueden ser más capaces de usar eficazmente un capital limitado y producir de modo más rentable en esas circunstancias. Además, tienen la ventaja de poder utilizar mano de obra barata. Es bien sabido, sin embargo, que cualquier tipo de gastos generales improductivos en las pequeñas empresas influye muy desfavorablemente en su viabilidad. Así pues, cuando las pequeñas empresas superan la primera fase de expansión y comienzan a operar fuera del ámbito doméstico, están abocadas al fracaso debido a los costos de infraestructura de los talleres y a la pérdida de las «subvenciones» ocultas que normalmente llevaba consigo el anterior funcionamiento en el ámbito doméstico. La falta de acceso a créditos a largo plazo en esta etapa crucial ha hecho fracasar a muchas empresas que habrían podido ser dinámicas en otras circunstancias.

Problemas y posibilidades

Esta sección se refiere a los debates y conclusiones de la Consulta de expertos de la FAO sobre empleo rural en empresas forestales de transformación, celebrada en Roma, Italia, del 27 al 31 de octubre de 1986 (FAO, en preparación).

Dentro del sector de las pequeñas empresas forestales de transformación, los propios empresarios señalan muy a menudo las dificultades de financiación como el principal problema con que tropiezan para mantener su competitividad, y, en segundo lugar, la escasez de materias primas. La financiación, sin embargo, aun siendo un problema por si mismo, es también a menudo un síntoma de otras dificultades, entre las que pueden encontrarse una o más de las siguientes:

· escasez de materias primas, a la que frecuentemente viene a añadirse el despilfarro en el proceso de elaboración, normas restrictivas, dificultades de distribución y falta de capital de explotación;

· falta de tecnología apropiada en forma de utillaje y equipo adecuados, y de conocimientos técnicos que permitan elevar la productividad;

· escasez de financiación, sobre todo de capital de explotación, agravada por problemas de acceso a las fuentes disponibles y por su elevado costo;

· inseguridad de los mercados debida a los bajos ingresos en el medio rural, a las fluctuaciones estacionales, a la escasa información comercial y al limitado acceso a los grandes mercados, así como a la gran competencia;

· escasa capacidad de gestión, que contribuye a empeorar todos los demás problemas, ya que es frecuente que los pequeños empresarios carezcan de capacidad para analizar las situaciones y para arbitrar medios que reduzcan al mínimo las repercusiones adversas de los problemas;

· falta de organización de las empresas que les permita hacer un uso eficaz de los servicios auxiliares disponibles o, en caso contrarío, resolver conjuntamente sus; problemas comunes o aprovechar las oportunidades de crecimiento.

Las pequeñas empresas encuentran a menudo un marco normativo que agrava muchos de sus problemas, debido a que, en general, está orientado en favor de la gran industria del sector moderno. Es frecuente que las pequeñas empresas paguen aranceles aduaneros más altos y consigan menores descuentos en sus compras de insumos. En un estudio realizado en Sierra Leona, resultaba que varios insumos de la industria de la carpintería estaban gravados como «productos de lujo», mientras que la maquinaria para la gran industria (incluida la ebanistería industrial) pagaba derechos más reducidos (Liedholm y Chuta, 1976).

FABRICACION DE MESAS EN FILIPINAS la competencia de la producción en gran escala es menor para los artículos especiales

FABRICACION DE PALOS DE CRICKET EN PAKISTAN alrededor de 3000 obreros trabajan en la fabricación de artículos deportivos de madera

Los problemas relativos a las materias primas procedentes de los bosques se ven a menudo agravados por las desfavorables políticas forestales y las prácticas seguidas en su aplicación.

Cuando se establezcan programas y se adopten medidas para ayudar a los pequeños empresarios a hacer frente a sus problemas, será necesario en primer lugar poder determinar qué actividades de transformación forestal son viables y competitivas a escala de la pequeña empresa, y ofrecen posibilidades de crecimiento continuo. Entre los factores que más pueden influir al respecto, los más importantes suelen ser las perspectivas del mercado. El segundo factor en orden de importancia para la viabilidad potencial es la capacidad de reducir los costos de producción. Esa viabilidad depende a su vez, entre otras cosas, de la buena gestión y la elevada productividad del trabajo.

Al planificar el apoyo a las actividades de transformación de productos forestales en pequeña escala, deberá tenerse en cuenta que es preciso determinar las necesidades de asistencia en función del reducido tamaño de las empresas y de la limitación de recursos, conocimientos técnicos, etc., que se derivan de ese hecho. Cuando se preste apoyo, habrá que distinguir entre las «microunidades» domésticas, muchas de las cuales utilizan materias primas distintas de la madera, y el grupo, algo mayor y más avanzado desde el punto de vista tecnológico, de las empresas que trabajan la madera y que funcionan a nivel de taller, pues si bien estas últimas podrán beneficiarse de algunos servicios de apoyo ya existentes, las primeras por lo general no serán capaces de hacerlo y requerirán otras modalidades de asistencia. Por otra parte, necesitarán probablemente atención especial las empresas que se encuentran en la etapa intermedia entre el nivel doméstico y el de taller.

Probablemente las organizaciones ya existentes que prestan ayuda a las pequeñas empresas rurales en general, son las que mejor pueden prestar el apoyo necesario, en lugar de crear centros especiales de extensión para las empresas que fabrican productos forestales. Esos servicios suelen existir ya y se encargan de facilitar el acceso a las fuentes oficiales de financiación, de proporcionar información sobre mercados y productos y de ofrecer a los empresarios y a sus empleados conocimientos técnicos y de gestión. Sin embargo, es poco probable que las «microunidades» que tanto abundan en el sector de actividades forestales de transformación puedan hacer uso de esos servicios a menos que se agrupen, para lo cual probablemente necesitarán ayuda. Existe, además, el peligro de que los organismos que prestan apoyo general no puedan seguir de cerca las necesidades especiales de un determinado sector empresarial. Es posible, por lo tanto, que se necesite un «centro coordinador» para las actividades forestales de transformación, función que podrían desempeñar muy bien los servicios forestales.

El sector donde más claramente se necesita la intervención de las autoridades forestales es el del suministro de materias primas que, ya se trate de madera o de otros productos, son por lo general escasas, y las pequeñas empresas no pueden asumir de modo permanente la tarea de obtener o conservar sus propios recursos para utilizarlos en el futuro. A veces, el problema es la escasez de un tipo o variedad específica de madera o de caña, fibra o follaje que hayan sido acaparados selectivamente por las grandes industrias, o que se hayan agotado por una explotación incontrolada de las pequeñas industrias. La disponibilidad de materias primas procedentes de los bosques se ve también limitada por los problemas de transporte, a medida que aumenta la distancia de las fuentes de aprovisionamiento.

PRODUCCION DE RESINA EN HONDURAS es fundamental el acceso al suministro de materias primas

Los problemas relacionados con las materias primas procedentes de los bosques se ven a menudo agravados por las desfavorables políticas y las prácticas seguidas en su aplicación. Por ejemplo, en una encuesta realizada entre los fabricantes de muebles del noreste de Tailandia, se observó que las principales dificultades aducidas por los empresarios eran la escasez de madera, el aumento de sus precios y los problemas planteados por las reglamentaciones forestales. Cerca de la mitad de las empresas consultadas afirmaron que la legislación forestal era el principal factor negativo que entorpecía sus operaciones (Boomgard, 1983).

Para reorientar la ordenación forestal en beneficio tanto de las pequeñas como de las grandes empresas, se necesitarán probablemente varios enfoques. En primer lugar, podría fomentarse, por ejemplo, al margen de las reservas forestales estatales, la creación y ordenación de bosques destinados al suministro de las pequeñas empresas, como una nueva dimensión de la ordenación de los bosques privados y comunitarios. En segundo lugar, debería concederse más prioridad en la ordenación de bosques públicos a los materiales distintos de la madera como el retén, el bambú, la caña y las semillas oleaginosas, que son materias primas para muchas pequeñas empresas. En tercer lugar, habría que modificar el procedimiento de concesión de licencias y de licitaciones, a fin de que puedan tener acceso a ellas tanto las empresas grandes como las pequeñas. En las concesiones forestales, por ejemplo, podría introducirse una disposición para que las pequeñas empresas pudieran aprovechar los materiales desechados por los grandes concesionarios, que a menudo se desperdician.

Conclusiones

Las actividades en pequeña escala de transformación de productos forestales en el medio rural constituyen una parte importante del sector forestal en muchos países en desarrollo, y contribuyen mucho al desarrollo de ese sector y de la economía rural e industrial. Como primer paso para que la política y la ordenación forestales se adapten mejor a las necesidades de las pequeñas empresas, será necesario un mayor reconocimiento de esa contribución.

Entre las medidas especiales destinadas a mejorar la situación de las pequeñas empresas con respecto a las materias primas, pueden citarse: mejores procedimientos de ordenación forestal y de asignación de materias primas, de forma que puedan acceder a ella, en igualdad de condiciones, tanto las pequeñas como las grandes empresas; ampliación de la ordenación forestal de las materias primas distintas de la madera que puedan tener utilidad para las pequeñas empresas; reforma de las leyes y reglamentos que restringen innecesariamente las actividades en pequeña escala que producen beneficios, y ayuda a las comunidades rurales para que perfeccionen los sistemas de ordenación de los recursos forestales locales a fin de que las pequeñas empresas puedan abastecerse de ellos con la debida continuidad.

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