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Ordenación de zonas protegidas en Arabia Saudita

M. Sulayem y E. Joubert

La ordenación de zonas protegidas en Arabia Saudita es un ejemplo de los esfuerzos realizados en Africa del Norte y el Cercano Oriente. En el artículo se examinan los criterios utilizados para seleccionar las zonas protegidas; el proceso de planificación y ejecución aplicado por la Comisión Nacional de Conservación y Fomento de la Fauna y Flora Silvestres en la ordenación de zonas protegidas; y los programas de investigación y actividades de sensibilización del público actualmente en curso.

Mohammed Sulayem es el Director de la Comisión Nacional de Conservación y Fomento de la Fauna y Flora Silvestres de Arabia Saudita y presidente de la Comisión de Parques Nacionales y Zonas Protegidas de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) en el Cercano Oriente.

Eugene Joubert es asesor superior de la unión Mundial para la Naturaleza para la Comisión Nacional de Conservación y Fomento de la Fauna y Flora Silvestres de Arabia Saudita.

La fauna y flora de Africa del Norte y el Cercano Oriente se han adaptado a condiciones atmosféricas que van desde el clima mediterráneo hasta el clima árido, pasando por el semiárido. Los ecosistemas y biomas son especialmente frágiles y, a pesar de las modalidades tradicionales de aprovechamiento sostenible, el aumento de la presión y de las necesidades humanas en los últimos tiempos ha supuesto una pesada carga para el medio ambiente.

La flora de la región presenta afinidades con dos importantes entidades florísticas: la sahariano-arábiga y la sudano-zambeziana, descritas por Takhtagan (1986). La diversidad biológica de la provincia florística sahariano-arábiga, con sus formas características de tierras desérticas y semidesérticas, es escasa, con sólo unas 1500 especies. La provincia florística sudano-zambeziana ocupa una amplia superficie de Africa y casi toda la Arabia Saudita extratropical, y está integrada sobre todo por pastizales abiertos situados en sabanas arboladas. Takhtagan (1986) divide esta provincia florística en cuatro subprovincias, y está representada en Arabia Saudita por el sector sudarábico de la subprovincia eritreo-arábiga. Esta región posee una importante concentración de especies endémicas de géneros como Acacia, Aloe, Cadaba, Ceropegia, Commiphora, Crotalaria e Indigofera. La flora del sector sudarábico es la más rica de la Península Arábiga y también la más compleja, dada su división en zonas altitudinales y la diversidad de sus especies. Hay que señalar que, de las 3500 especies vegetales de Arabia Saudita, más de 1000 tienen afinidades mediterráneas o iraníes. Los elementos mediterráneos están presentes sobre todo en las altas cumbres de las montañas occidentales, mientras que los elementos irano-turanios abundan en la parte oriental de la península.

La zoogeografía de la Península Arábiga está bien documentada. Veinticuatro de las especies y subespecies endémicas de mamíferos de la Península Arábiga se encuentran en Arabia Saudita. Las especies a las que se destina el grueso de las actividades de conservación en Arabia Saudita son cinco grandes ungulados: el órice de Arabia (Oryx leucorix), el íbice de Nubia (Capra ibex) el idmi o gacela de las montañas (Gazella gazella), el reem o gacela de las arenas (Gazella subgutturosa) y la gacela dorcas de Arabia Saudita (Dorcas gazella).

Se han descrito cinco especies de tortugas marinas que se encuentran en aguas de Arabia Saudita, de las cuales la tortuga verde (Chelonia mydas) y la carey (Eretmochelys imbricaba) desovan en sus playas arenosas. El dugón (Dugong dugon) se reproduce abundantemente en libertad; la región de Arabia Saudita es uno de los hábitats más importantes de este animal en el mundo. Existen muy pocos datos sobre la distribución de otros mamíferos marinos, pero se sabe que varias especies de ballena y delfín frecuentan el Mar Rojo y el Golfo Pérsico.

Las costas del Mar Rojos y del Golfo Pérsico y las islas cercanas son importantes para diversas aves migratorias paleárticas que acuden a anidar o a invernar. El litoral del Golfo Pérsico, que se considera una de las zonas de invernada más importantes del mundo, alberga anualmente entre 1 y 2 millones de aves pertenecientes a unas 125 especies. A lo largo de las costas del Mar Rojo anidan al menos 14 especies de aves marinas, de las que cuatro especies y dos subespecies son endémicas de la región.

Se han identificado tres especies principales de aves terrestres: la avutarda hubara (Chlamydotis undulaba), el avestruz (Strutho camelas syriacus) y la avutarda de Arabia (Ardeotus araba). Las dos primeras especies se reproducen actualmente en cautividad en un centro de investigación de Arabia Saudita. El programa de reproducción, sobre todo en el caso de la avutarda hubara, ha tenido tanto éxito hasta la fecha que en la actualidad se está procediendo a la liberación de algunos ejemplares en determinadas zonas protegidas.

Se ha conseguido criar en cautividad con buenos resultados al órice de Arabia (Oryx leucoryx) para introducirlo nuevamente en zonas de Arabia Saudita

EVOLUCION DE LAS ACTIVIDADES REGIONALES DE CONSERVACION

La conservación de la naturaleza en esta región tiene una historia muy larga. Parece ser que los egipcios se ocupaban ya de su medio ambiente hace 5000 años. Teniendo en cuenta la aridez del suelo y la consiguiente escasez de recursos, no es de extrañar que desde fecha muy temprana se elaboraran procedimientos para asignar los derechos sobre los pastos y el agua. También los bosques y la tierra de labor estaban estrictamente controlados. En el Líbano se pueden observar todavía mojones para delimitar una antigua finca forestal que se remontan al año 138 d.C.

En la Península Arábiga las zonas protegidas eran sobre todo reservas de pastoreo denominadas himas. Prácticamente todas las aldeas tenían una o más himas. Su ordenación se ajustaba a las necesidades concretas de una determinada aldea y a las posibilidades de una determinada zona. Por ejemplo, en ellas se podía limitar el pastoreo pero autorizar la recogida de forraje; permitir el pastoreo estacional y la recogida de forraje una vez que habían florecido las plantas, con el fin de asegurar la siembra espontánea; limitar el pastoreo a ciertos tipos de animales; o proteger los árboles. Este sistema de himas alcanzó una elevada fase de desarrollo a principios de la era islámica e incluso hoy en Arabia Saudita las zonas que han resistido mejor a los estragos de la presión humana son himas tradicionales.

En su sabiduría, las enseñanzas islámicas reconocen la importancia de los ecosistemas naturales y de sus diversos componentes para el bienestar mundial; subrayan la necesidad de conservar los recursos renovables y la función del ser humano como custodio de su utilización para obtener el mejor fruto posible a lo largo del tiempo. La inobservancia de estos principios, que ha dado lugar a una demanda excesiva de bienes y servicios generados por los ecosistemas naturales, ha sido una de las principales fuentes de disturbios y sufrimientos humanos en el curso de la historia, y ha contribuido al hundimiento de imperios y enteros sistemas políticos. El Reino de Arabia Saudita reconoce que los ecosistemas naturales del país constituyen su patrimonio más duradero pero han de ser administrados correctamente. La creación y el mantenimiento de un sistema representativo de zonas protegidas son decisivos para conservar y fomentar sus recursos renovables en interés de todos sus ciudadanos presentes y futuros.

Zonas protegidas de la región

Debido a las tradiciones y culturas locales, el régimen jurídico de las zonas protegidas varía mucho entre los países de la región. No siempre es aplicable el criterio occidental (ampliamente utilizado en el resto del mundo), según el cual una zona protegida sólo alcanza esta condición una vez que se han determinado sus límites mediante una ley aprobada por el parlamento. En el mundo islámico, la protección cultural y tradicional que reciben ciertas zonas no es menos vinculante que la de las zonas protegidas por las leyes occidentales. Lamentablemente, las autoridades internacionales en materia de conservación, cuyos planteamientos y criterios están muy occidentalizados, no reconocen muchas de estas zonas. De todos modos, la lista de parques nacionales y zonas protegidas elaborada en 1990 por las Naciones Unidas, conforme a los parámetros de la UICN, constituye la última información disponible. En ella se indica que las zonas protegidas ocupan un total de casi 48 millones de ha, es decir el 3,6 par ciento de la superficie total de la región (Cuadro 1). Cinco países (Bahrein, Iraq, Qatar, Sahara Occidental y el Yemen) no indican ninguna zona reservada para la conservación de la naturaleza. Israel y Omán notifican que el 10 por ciento o más de su superficie total está protegida, y Arabia Saudita destina actualmente a la protección el 8,8 por ciento del territorio nacional; esta cifra aumentará a más del 10 por ciento en el próximo año, con la inclusión de nuevas zonas protegidas. La ordenación de casi todas las zonas protegidas en los países antes mencionados es competencia de organismos nacionales que se ocupan de la conservación. En varios de estos países las franjas de seguridad situadas a lo largo de las fronteras internacionales son zonas protegidas de tacto, al menos en la medida en que la presencia humana está severamente limitada.

PLAN SISTEMATICO PARA LAS ZONAS PROTEGIDAS

A pesar de las amplias reservas de petróleo, y del desarrollo industrial que su explotación ha promovido en Arabia Saudita, nunca se ha pasado por alto la importancia básica de los ecosistemas naturales del país. En un principio había dos organismos públicos que se ocupaban de la conservación, el Ministerio de Agricultura y Recursos Hídricos y la Dirección de Meteorología y Protección del Medio Ambiente; sin embargo, pronto se puso de manifiesto que, para crear y mantener un sistema representativo de zonas protegidas y promover sus recursos renovables en beneficio de todos sus ciudadanos, era necesario establecer un organismo cuyo principal mandato fuera ocuparse de estas cuestiones. En 1986, el Reino de Arabia Saudita creó la Comisión Nacional de Conservación y Fomento de la Fauna y Flora Silvestres mediante el decreto real M/22.

CUADRO 1. Resumen de las zonas protegidas de Africa del Norte Y el Cercano Oriente

País

Superficie del país (km²)

Superficie de las categorías I-V1

Superficie de las categorías VI-VIII1

Superficie total de las zonas protegidas

(km²)

(%)

(km²)

(%)

(km²)

(%)

Afganistán

652225

1834

0,3

0

0,0

1834

0,3

Arabia Saudita

2400900

211974

8,8

0

0,0

211974

8,8

Argelia

2381745

126953

5,3

0

0,0

126953

5,3

Bahrein

661

0

0,0

0

0,0

0

0,0

Chipre

9250

20

0,2

90

1,0

110

1,2

Egipto

1000250

8004

0,8

0

0,0

8004

0,8

Emiratos Arabes Unidos

75150

0

0,0

127

0,2

127

0,2

Irán, Rep. Islámica

1648000

79794

4,8

3199

0,2

82993

5,0

Iraq

438445

0

0,0

0

0,0

0

0,0

Israel

20770

2067

10,0

0

0,0

2067

10,0

Jamahiriya Arabe Libia

1759540

1550

0,1

170

0,0

1720

0,1

Jordania

96000

1004

1,0

0

0,0

1004

1,0

Kuwait

24280

300

1,2

0

0,0

300

1,2

Líbano

10400

35

0,3

0

0,0

35

0,3

Marruecos

458730

3621

0,8

156

0,0

3777

0,8

Omán

271950

540

0,2

27823

10,2

28363

10,4

Qatar

11435

0

0,0

0

0,0

0

0,0

Sahara Occidental

252120

0

0,0

0

0,0

0

0,0

Siria

185680

0

0,0

150

0,1

150

0,1

Túnez

164150

444

0,3

1312

0,8

1756

1,1

Turquía

779450

2692

0,3

2123

0,3

4815

0,6

Yemen

477530

0

0,0

0

0,0

0

0,0

TOTAL

13118661

440832

3,4

35150

0,3

475982

3,6

1 Categorías de la UICN, Véase la definición en el Cuadro 2, p. 39

Uno de los objetivos básicos de la Comisión es crear y mantener una red eficaz y representativa de zonas protegidas en el país. Este plan se basa en la antigua tradición de las himas que existen en Arabia Saudita desde hace cientos de años y se utilizan todavía para la conservación, asignación y utilización adecuada de los recursos renovables. En otras partes del mundo las zonas protegidas se crearon a menudo para proteger características naturales espectaculares o únicas. Teniendo en cuenta la mayor importancia de la función práctica de apoyo al desarrollo sostenible prevista ahora para las reservas naturales, la elección de las zonas apropiadas y la consecución de una protección suficiente se han convertido en un proceso mucho más objetivo. En igualdad de circunstancias, es lógico que al seleccionar las zonas se prefiera asegurar una protección suficiente a tipos y elementos ecológicos muy extendidos que a tipos menos representativos.

La decisión de aumentar la superficie que es objeto de un alto grado de protección debe formar parte de un proceso deliberado de elevación del grado de protección de la diversidad biológica del país, de acuerdo a un conjunto de prioridades cuidadosamente seleccionadas. En Arabia Saudita se aplican los criterios siguientes:

· inclusión de una parte representativa de las unidades fisiográficas y biogeográficas del país, sobre la base de clasificaciones fidedignas;

· reconocimiento de la necesidad de proteger hábitats adecuados para una serie de especies seleccionadas o de particular importancia a las que el programa de la Comisión concede especial atención;

· protección suficiente de los hábitats que tienen una importancia biológica decisiva; y,

· distribución geopolítica de las zonas protegidas por todo el país, con el fin de que los beneficios de la conservación se repartan lo más equitativamente posible.

Es importante señalar que el objetivo a largo plazo de las actividades de conservación de la Comisión es el aprovechamiento sostenible, es decir la conservación y protección de los recursos no como un fin en sí mismo sino como un medio para asegurar su disponibilidad en el presente y en el futuro. Lamentablemente, y en especial en el caso de los recursos de fauna y flora silvestres, la baja densidad de las poblaciones actuales hace que su aprovechamiento deba limitarse. El uso sostenible constituye una segunda fase en el calendario de conservación de la naturaleza. Sin embargo, en Farasan, donde los recursos naturales han alcanzado un nivel que permite su aprovechamiento, la Comisión está elaborando un plan de ordenación.

Antes de la creación de la Comisión, el Ministerio de Agricultura y Recursos Hídricos estableció, en 1981, el Parque Nacional de Asir y, en 1977, concedió el estatuto de zona protegida de tacto a la isla de Umm Al-Qamari. La Dirección de Meteorología y Protección del Medio Ambiente formuló también propuestas concretas para proteger determinadas zonas marítimas y terrestres. Basándose en estas propuestas y en otros estudios realizados por la Comisión, en la actualidad se han localizado 47 emplazamientos de posibles zonas protegidas marítimas y costeras que tienen un valor especial para la biología de especies marinas de gran importancia como el dugón y diversas tortugas y aves.

Las zonas propuestas por la Dirección de Meteorología y Protección del Medio Ambiente y otros organismos, o indicadas en los estudios de la Comisión, se sometieron a análisis detallados para determinar su importancia desde el punto de vista de la diversidad biológica. De este modo se localizaron 57 emplazamientos terrestres con posibilidad de convertirse en zonas protegidas. Considerando que la creación de una red de zonas protegidas debía seguir una secuencia lógica, se implantó un procedimiento para establecer las prioridades, basado en dos tipos de criterios: los «valores naturales» para decidir si una zona merece ser protegida, y las «consideraciones prácticas» para determinar si esta protección es viable y, en caso afirmativo, la urgencia de las medidas pertinentes.

Los criterios naturales son el valor de la especie, los biomas, las consideraciones fisiográficas, los procesos ecológicos y otros factores estéticos, mientras que los criterios de orden práctico son el posible conflicto con el pastoreo, los beneficios, el apoyo local, la configuración (es decir la proximidad a otros emplazamientos) y el riesgo de degradación.

Basándose en este conjunto de criterios, se determina la prioridad de cada zona. Hasta la fecha la Junta Directiva de la Comisión ha designado ya 11 zonas de protección prioritaria.

A diferencia de otros países, donde las zonas protegidas se subdividen en varios sectores, el sistema utilizado en Arabia Saudita consiste en agrupar diferentes tipos de zonas protegidas. Este es el procedimiento utilizado en la ordenación de las himas tradicionales y se aplica ya en varios lugares que han sido declarados zonas protegidas.

Para definir las cinco categorías de zonas protegidas aplicables en Arabia Saudita se sigue un procedimiento pragmático y flexible. Cada una de ellas presenta rasgos análogos a los de varias de las categorías internacionales aprobadas por la UICN (véase el Cuadro 2). Las zonas protegidas establecidas por la Comisión, hasta finales de 1989, son en su mayoría reservas de caza controlada en las que está vedada toda actividad cinegética. En el caso de Mahazat as-Sayd, la zona se ha vallado con una red metálica de 2,5 metros de altura y en ella se ha prohibido el apacentamiento de animales domésticos, con notables beneficios para las dehesas anteriormente sometidas a un pastoreo excesivo. En esta reserva se introdujeron a partir de 1990, órices, gacelas de las arenas, avestruces y avutardas hubara reproducidos en cautividad.

Durante los últimos cinco años se han excluido de la mayor parte de la zona protegida de Harrat al-Harah las ovejas y cabras, pero no los camellos. La presencia de unos 7000 camellos ha sido un grave obstáculo para la recuperación del hábitat, por lo que la Comisión ha emprendido un programa para reducir considerablemente este número. El vallado de la zona central de la Reserva Nacional de Íbices - donde no existe una tradición de pastoreo de ovejas y cabras - para impedir el paso de los camellos, parece haber tenido efectos beneficiosos sobre la población de íbices. Los animales son mucho más visibles y existe una proporción satisfactoria de crías. Se ha notificado la existencia de rebaños de hasta 30 ejemplares. También se han introducido gacelas de las montañas, las cuales se están aclimatando muy bien y se han extendido de modo natural por la mayor parte de la zona protegida.

CUADRO 2. Categorías de zonas protegidas en Arabia Saudita

Categorías de Arabia Saudita

Equivalentes de la UICN

Reserva natural especial

I. Reserva natural integral/Reserva científica

II. Parque nacional

IV. Reserva para la conservación de la naturaleza o reserva sometida a ordenación/refugio de especies silvestres

Reserva natural

II. Parque nacional

IV. Reserva para la conservación de la naturaleza, o reserva sometida a ordenación/refugio de especies silvestres

Reserva biológica

I. Reserva natural integral

Reserva sometida a ordenación

Reserva para el uso de los recursos

V. Paisaje terrestre o marino protegido

VI. Reserva de recursos

VIII. Zona sometida a ordenación para usos múltiples/Zona sometida a ordenación de recursos

IX. Reserva de biosfera

Reserva de caza controlada

VIII. Zona ordenada de recursos

LA CONSERVACION DE LA NATURALEZA EN ARABIA SAUDITA - Estructura de la Comisión

Como ya se ha mencionado, en 1986, mediante un decreto real, se creó la Comisión encargada de conservar la fauna y flora silvestres de Arabia Saudita y establecer y ordenar zonas protegidas para la conservación de estos recursos. La Comisión cuenta con una Junta Directiva presidida por el Segundo Vicepresidente del Gobierno y compuesta por el Ministro del Interior, el Ministro de Asuntos Exteriores, el Ministro de Agricultura y Recursos Hídricos, el Gobernador de la región de Asir, el Presidente de la ciudad Rey Abdulaziz de Ciencias y Tecnología, el Presidente de la Dirección de Meteorología y Protección del Medio Ambiente y el Secretario General de la Comisión. Además de la Junta Directiva, la Comisión tiene un Director Administrativo (el Ministro de Asuntos Exteriores), y un comité asesor de éste. Sus operaciones se reparten entre los departamentos de asuntos financieros y administrativos, conservación de la fauna y flora silvestres, e investigación y estudios de campo, cada uno de los cuales está encabezado por un director general. La Comisión dispone también de tres centros de investigación sobre especies silvestres y un centro de investigaciones marinas.

El presupuesto de la Comisión para 1992 ascendió a un total de 17,2 millones de dólares EE.UU., provenientes del presupuesto nacional, de los ingresos que le reportan las actividades de su competencia, y de subvenciones, ayudas, donaciones y legados de acuerdo a normas establecidas por la Junta Directiva.

Disponibilidad de personal

En la Comisión trabajan 319 personas, de las cuales 163 son guardias. Para disponer de un personal eficiente y competente se presta especial importancia a la capacitación. Los cursos de capacitación impartidos a los guardias tienen como objeto mejorar la capacidad para observar y notificar la información biológica necesaria para el personal encargado de investigar y ordenar las actividades de conservación, tales como datos climatológicos, condición de los pastizales, estado general de los animales, movimientos y actividades, zonas y plantas forrajeras preferidas, actividades reproductivas, etc. También se presta atención a la aplicación de las leyes, las relaciones públicas y la preparación de informes de campo, así como a cuestiones prácticas como el mantenimiento de los vehículos, transmisiones por radio, utilización de brújulas, lectura de mapas, primeros auxilios y técnicas de supervivencia.

En 1993, la creciente conciencia de la vulnerabilidad de partes de los ecosistemas o de determinadas especies a las que todavía no se había asignado una zona protegida ha dado lugar a la creación de un cuerpo especial de guardias. En las comunidades locales se seleccionan las personas idóneas a las que se contratará para que se ocupen, a cambio de una pequeña remuneración, de grupos de animales y plantas silvestres fuera de las zonas protegidas. Este método se está aplicando con la plena colaboración de los emires y jeques locales. Aunque está todavía en sus inicios, al parecer está teniendo un gran éxito gracias a la creciente conciencia pública y al entusiasmo de las comunidades locales.

Ordenación de la conservación de la naturaleza

Las zonas protegidas sólo pueden cumplir la finalidad que tienen asignada si son objeto de una correcta ordenación. Decidir los objetivos de esta ordenación y el modo de conseguirlos no ha sido ni es una tarea fácil. Sin embargo, la utilización como punto de referencia de documentos y mapas en los que se justifica la necesidad de proteger una zona determinada permite elaborar fácilmente un esquema que se transformará más adelante en el plan inicial de ordenación de la zona. Este conjunto de objetivos preliminares sirve a su vez de orientación al personal de campo y ofrece un apoyo a sus actividades a través de la aplicación de la ley.

La primera de las actividades relacionadas con la ordenación, tras la declaración de una zona protegida, consiste en establecer sus lindes. Una vez hecho esto, la zona se convierte en una entidad jurídica y puede procederse a su ordenación. Si la zona protegida no está vallada, como suele suceder en Arabia Saudita, los lindes se marcan a intervalos frecuentes. Normalmente se despliega al personal en la zona tan pronto como resulta posible; para asegurar el buen éxito de las operaciones es importante que haya sido informado detalladamente de sus tareas.

Al crear una zona protegida, se presta mucha atención al emplazamiento de las instalaciones y viviendas para los guardias, que se sitúan en la periferia de la zona protegida o fuera de sus límites, siempre que sea posible. Se trata que los edificios resulten agradables desde el punto de vista estético y causen un impacto visual mínimo. Los supervisores velan porque los centros se mantengan ordenados y limpios.

Las principales tareas que deben realizarse en una determinada zona protegida se determinan año por año. Esto facilita la presupuestación y asignación de personal y recursos, y sobre todo permite medir los resultados, especialmente en lo que respecta a las principales novedades o adquisiciones, así como el desarrollo de las actividades ordinarias como las patrullas de vigilancia, la recopilación de datos, el mantenimiento de las instalaciones o el gasto de las cantidades asignadas.

Investigaciones sobre la conservación de la naturaleza

Hasta hace poco, casi todas las actividades de investigación de la Comisión se centraban en los programas de reproducción de especies amenazadas. Los programas de reproducción de especies en cautividad han permitido a la Comisión reintroducir el órice de Arabia y las gacelas de las montañas y de las arenas en las zonas protegidas. El rebaño liberado en la zona protegida de Mahazat as-Sayd se ha transformado en una población viable que asciende actualmente a 91 ejemplares. Los programas en curso de vigilancia e investigación sobre estos mamíferos liberados constituyen una parte importante de las actividades de investigación tanto del personal de la Comisión como de los científicos visitantes.

La Comisión participa también activamente en un programa de investigación y vigilancia en la fauna avícola. El programa de conservación de la avutarda hubara se ha hecho acreedor a elogios internacionales; el programa de reproducción de animales en cautividad ha superado sus dificultades iniciales en los últimos 5 años y el número de aves que pueden ser liberadas aumenta sin cesar. Las aves liberadas son objeto de vigilancia para evaluar su adaptación a la vida en libertad, y sus movimientos se siguen con ayuda de la radiotelemetría. También se presta atención a otra ave rara y huidiza, la avutarda de Arabia, así como a aves rapaces y carroñeras. Se ha iniciado un proyecto destinado a determinar la importancia de los humedales para el gran número de especies que emigran anualmente a Arabia Saudita. Se han acometido estudios y programas intensivos de anillado de aves marinas en las islas situadas frente a las costas del Golfo Pérsico y el Mar Rojo. Los proyectos de investigación se centran sobre todo en varias especies que anidan en las islas, entre ellas charranes, cormoranes, alcatraces, etc.

Durante la Guerra del Golfo, la capacidad de organización y adaptación de la Comisión se vio sometida a una dura prueba. Los derramamientos de petróleo amenazaron a todo el espectro ecológico de la zona. La Comisión respondió al reto estableciendo un centro de rescate de especies silvestres. Se solicitó la cooperación para poner en marcha programas intensivos de recuperación del hábitat, los cuales han tenido un gran éxito y, más allá de los beneficios inmediatos, han dado lugar a la creación de la primera zona protegida marítima en el Golfo Pérsico. También prosiguen los programas de investigación y vigilancia de la ecología marina del Golfo iniciados por entonces, en cooperación con la Comunidad Europea. En la actualidad se están ejecutando 19 importantes proyectos de investigación en zonas de mareas e intermareas.

En la zona protegida del Archipiélago de Farasán, en el Mar Rojo, se están realizando también otros proyectos entre los que se incluyen investigaciones sobre aves de tierra firme, gacelas y vegetación de las islas, así como estudios sobre el ecosistema de los manglares. Además del personal de la Comisión, participan especialistas de universidades de Arabia Saudita y científicos de Japón, Australia e Inglaterra, así como un especialista en temas socioeconómicos, lo que constituye una característica singular de estos proyectos. El objetivo final es preparar un plan de ordenación que garantice el uso sostenible de los recursos naturales de la zona protegida mediante la participación de la población local.

Programa de sensibilización del público

La Comisión ha puesto en marcha un programa nacional de sensibilización del público que incluye diversos materiales didácticos, ente ellos un programa semanal de televisión; ha producido asimismo documentales televisivos sobre temas relacionados con la conservación y ha preparado folletos y carteles. En la sala de recepción de la Sede de la Comisión en Riad se puede contemplar una exposición permanente sobre la fauna y flora silvestres de Arabia Saudita.

La Comisión cuenta con una biblioteca bien surtida que comprende más de 200 informes internos sobre diversos proyectos de investigación así como sus propias publicaciones sobre temas relacionados con la conservación de la naturaleza. También posee una importante biblioteca audiovisual con grabaciones en vídeo, cintas radiofónicas y diapositivas. Existen listas de estos materiales a disposición de las organizaciones interesadas en la conservación de la naturaleza que las soliciten.

CONCLUSION

Teniendo en cuenta el tamaño del país y su diversidad biofísica, la creación de una red eficaz de zonas protegidas constituye una tarea formidable, tanto más cuanto que esta red debe adaptarse a las condiciones socioeconómicas del país y ser generalmente aceptada, sobre todo por las comunidades rurales que deben soportar la mayor parte de los costos implicados, como por ejemplo la restricción de los derechos de pastoreo.

Si se quiere que estas actividades den resultados satisfactorios a largo plazo, deberán proporcionar el fundamento ecológico de un desarrollo económico sostenible en un mundo que evoluciona rápidamente. El éxito de la ordenación de las zonas protegidas en Arabia Saudita podría atribuirse al hecho de que las actividades nacionales de conservación de la naturaleza se rigen por este principio.

Bibliografía

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