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3 PLANIFICACION DE LA COSECHA


3.1 Planificación de largo plazo
3.2 Planificación operacional


3.1 Planificación de largo plazo


3.1.1 Clasificación de terrenos en clases de fragilidad
3.1.2 Análisis del transporte
3.1.3 Evaluación financiera


Dado que los bosques nativos siempreverdes sometidos a cosecha son propiedad de empresas forestales o particulares, la inversión en accesibilidad es altamente dependiente de la disponibilidad de capital. Los medianos y pequeños propietarios al no disponer de los medios para construir la infraestructura y realizar el proceso de cosecha, prefieren vender la madera en pie. En este último caso, el resultado es una red de caminos de temporada con la menor inversión posible. En cuanto a la extracción, la selección de los equipos no queda definida tanto por el terreno sino por la oferta de equipo de los contratistas. Esta es la razón por la cual si bien muchos de los terrenos son más adecuados para madereo con torres (teleférico), persiste el empleo de yuntas de bueyes, tractores agrícolas y forestales. Otro aspecto que ha limitado el desarrollo de planificaciones es la rigidez impuesta por el abastecimiento de industrias predeterminadas. En este sentido en la determinación de la tasa de corta y el tipo de producto tienen prioridad los objetivos de la industria por sobre los del predio forestal.

La planificación estratégica de largo plazo de la cosecha ha estado ausente en general de los proyectos de bosque nativo. Sólo en los últimos años y tanto por las necesidades de planificar los nuevos y mayores abastecimientos industriales como por las demandas de las normativas ambientales, algunas Empresas del bosque nativo han comenzado a realizar planificaciones de mediano y largo plazo. Así, la planificación comienza por recolectar y analizar la información de la oferta de madera tanto en especies, cantidad, calidad e información dasométrica, además de la topografía, condiciones climáticas, geología y edafología. El método considera una clasificación de los terrenos en clases de fragilidad potencial a la degradación, la generación de áreas homogéneas tanto de cosecha como de protección y conservación, la generación de alternativas de caminos, el análisis del transporte y la evaluación financiera. Como resultado se obtiene los planes anuales de corta, la red de caminos y tasa anual de construcción, y la rentabilidad del proyecto bajo un predeterminado nivel de restricciones ambientales. Para este análisis son suficientes el uso de escalas 1:50000 ó 1:20000 (Ebert, 1993; Gayoso et al, 1995; Meneses et al, 1992; Meneses et al, 1994). El costo aproximado de la planificación estratégica en predios de más de 2000 hectáreas, sin considerar el costo del inventario forestal y ortofotocarta, puede alcanzar de 4 a 10 US$/ha según el grado de detalle y nivel de la tecnología empleada.

En los párrafos siguientes se detalla este método por considerarse una importante herramienta de planificación orientada al manejo sustentable de los recursos nativos.

3.1.1 Clasificación de terrenos en clases de fragilidad

Mediante claves prefijadas o la generación de índices se analiza la pendiente del terreno y grado de uniformidad de las laderas, la textura, eventualmente la densidad aparente y la resistencia al corte de los suelos, las características del substrato y geología del lugar, la profundidad del perfil, el tipo de drenaje y la condición de humedad del suelo, y la cantidad e intensidad de las precipitaciones (Lewis et al, 1991; Carr et al, 1991; Gayoso e Iroumé, 1991a; Gayoso, 1993b; Gayoso et al, 1994). Para predecir el potencial de degradación se estima el riesgo o susceptibilidad de compactación del suelo, desplazamiento o remoción por los equipos o arrastre de trozas, erosión hídrica y deslizamiento de tierras. La fragilidad a la degradación considera la susceptibilidad inherente de un sitio a la reducción de la productividad forestal por actividades de manejo.

La ocurrencia y grado de los procesos de degradación se estiman de acuerdo a las características de cada lugar y a la intensidad de la corta, sistema de extracción y al tipo de operación. Para efecto de este análisis se determinan cuatro niveles de riesgo potencial o susceptibilidad a la degradación: leve, moderada, alta y grave. Para facilitar la evaluación, las áreas bajo estudio se estratifican en áreas homogéneas, para lo cual se efectúa una superposición de la información geomorfológica, edafológica, geológica y climática. Finalmente se agrega como último paso la tipificación de la vegetación. Una herramienta útil para este trabajo es el empleo de sistemas de información geográfica (GIS), figura 3.1.

En general el método entrega una evaluación objetiva de la fragilidad, identifica el proceso de degradación y los factores del sitio que más contribuyen, lo cual posibilita la confección de pautas de prácticas de cosecha o acciones de mitigación.

Establecidos los riesgos a los diferentes tipos de degradación, se establece además un indicador global de fragilidad que integra los cuatro riesgos señalados para cada unidad. De acuerdo con Lewis et al (1991), dado que un leve riesgo para un tipo de degradación no puede imprimir un alto riesgo en otro, puede argumentarse que la fragilidad global será igual al más limitante de los riesgos individuales. Esto es, el mayor riesgo determina el nivel de susceptibilidad a la degradación. Sin embargo, el método no considera el balance entre los impactos sobre sitio y fuera de él, el potencial de manejo para minimizar impactos actuales, o el potencial para rehabilitación del sitio. Por lo tanto, una vez derivada la degradación global se ajusta de acuerdo a las consideraciones de manejo. Se asigna un menor peso relativo al riesgo de compactación debido al rango de opciones de manejo relativas al equipo y planificación disponibles, y que no produce efectos fuera del sitio. Igual consideración se tiene en cuenta para el riesgo de erosión debido a que los procesos de corta en bosque nativo dejan niveles apreciables de cobertura vegetal remanente.

Figura 3.1 Plano de fragilidad de terrenos forestales. Fuente: Meneses y Gayoso (1995)

La clasificación del terreno en estos niveles de fragilidad tiene una dimensión espacial y ambiental, siendo posible establecer ciertos criterios para las prácticas de cosecha. En los proyectos de cosecha que han empleado esta metodología, las superficies calificadas con grave riesgo a la degradación no son intervenidas. A modo de ejemplo se presenta una descripción de los diferentes niveles tomando como base bosques nativos siempreverdes ubicados en la parte sur de la X Región (Meneses y Gayoso, 1995).

i) Leve Susceptibilidad a la Degradación

Corresponden a sitios que tienen baja susceptibilidad a la degradación, presentando bajo riesgo a los deslizamientos y remoción del suelo, y leve o moderado riesgo de erosión superficial y compactación. Estos sitios tienden a estar en pendientes suaves a moderadas con suelos profundos. Skidders sobre orugas usados bajo condiciones favorables y con adecuada planificación y supervisión causan una baja degradación del sitio. Por lo tanto son apropiadas operaciones normales de cosecha sin restricciones.

ii) Moderada Susceptibilidad a la Degradación

Los terrenos presentan uno o más índices de riesgo moderados, o alto riesgo de compactación y erosión superficial. Estos sitios también tienden a estar en pendientes suaves a moderadas con suelos profundos. El madereo terrestre puede impactar moderadamente estos sitios. La construcción de caminos puede generar fallas menores en taludes y cierta erosión superficial. En pendientes moderadas, la degradación de sitios puede ser consecuencia de remoción de suelos y exposición de subsuelo; en pendientes suaves, puede generar degradación por compactación y amasado del suelo. Se sugieren ciertas modificaciones o restricciones a la práctica de cosecha para minimizar los impactos, tal como madereo sobre suelo seco, minimizar excavación durante la construcción de vías de saca, emplear skidders con neumáticos de alta flotación o tractores sobre orugas de baja presión al suelo.

iii) Alta Susceptibilidad a la Degradación

Estos sitios presentan uno o más niveles de alto riesgo o grave riesgo de compactación o erosión superficial, ocupan un amplio rango de pendientes, desde sitios muy abruptos susceptibles a deslizamiento, a pendientes suaves con suelos blandos y arcillosos particularmente susceptibles a compactación. Se incluyen en esta categoría los suelos delgados. El madereo terrestre con skidders sobre neumáticos o tractores oruga, aún en condiciones de temporada seca, tiene el potencial de causar una gran cantidad de degradación al sitio y considerables pérdidas de productividad forestal en el largo plazo. En pendientes abruptas, el madereo y construcción de caminos causa excesivo desplazamiento de suelo, fallas de taludes o grave erosión superficial. En pendientes suaves a moderadas, el madereo produce grave compactación o amasado. Estos sitios presentan severas restricciones para las prácticas de cosecha. Las estrategias para minimizar el impacto de la cosecha incluyen madereo con equipos de baja presión al suelo, planificación anticipada de las vías de saca o empleo de sistemas de madereo con cables.

iv) Grave Susceptibilidad a la Degradación

Estos sitios presentan grave riesgo de compactación, o grave nivel de riesgo al deslizamiento de tierras, o grave nivel de riesgo al desplazamiento, remoción y amasado del suelo. Estos sitios tienden a presentar pendientes abruptas o muy abruptas y tienen suelos delgados. El madereo terrestre puede causar grave degradación del sitio y consecuentemente grave pérdida de productividad forestal en el largo plazo. Aún el uso de sistemas de madereo con cables puede causar degradación sobre algunos sitios extremadamente frágiles. Se incluyen en esta categoría los suelos extremadamente húmedos y planos correspondientes a zonas de turberas y de densidades aparentes bajas (0,3 a 0,4 g/cm3). La construcción de caminos puede causar fallas extensas en taludes y erosión superficial extensa, resultando altos costos de mantenimiento y rehabilitación. Donde ocupen áreas suficientemente grandes, estos sitios debieran ser clasificados como ambientalmente frágiles en el inventario forestal y restringirse la corta del bosque y la construcción de caminos, mientras no se investigue o conozca con certeza las posibles consecuencias. Se incluyen también en esta categoría las zonas de amortiguamiento o protección a ambos lados de cauces permanentes y cuerpos de agua.

3.1.2 Análisis del transporte

Para la solución del problema de transporte que considera costos fijos y variables se elige el algoritmo heurístico propuesto por Sessions (1987). Este calcula el costo mínimo de la red usando un algoritmo de ruta crítica para resolver el problema de costo variable. La primera iteración minimiza los costos variables e ignora los costos fijos. Los costos fijos se introducen en el problema de costos variables reasignando los costos variables al final de cada iteración. Es decir, se convierten los costos fijos en costos variables equivalentes. La solución considera múltiples períodos de tiempo, convirtiendo el problema de mínimo costo a máximo valor neto presente.

Mediante trazado sobre planos topográficos con el método del paso se establece un conjunto de rutas alternativas entre las diferentes unidades de cosecha (ofertas) y los puertos o plantas industriales (destinos). El análisis del transporte se hace activando los flujos entre las ofertas y los destinos para los diferentes productos (p.ej. trozas exportables, trozas debobinables o aserrables destinadas al consumo interno, trozas pulpables). El análisis emplea un modelo matemático de optimización de redes que minimiza el costo de transporte en valor neto presente. El algoritmo de tipo heurístico se puede resolver con el uso del software NETWORK II (Sessions, 1987).

Los principales resultados incluyen la selección de la ruta óptima desde cada nodo de origen hasta la planta o puerto, los costos variables de transporte correspondientes a cada origen, los costos variables fijos y totales para cada unidad de oferta, el costo promedio y el volumen que pasará por cada segmento de camino (arco) anualmente, el año de habilitación de los caminos y los beneficios totales del plan de cosecha. Este procedimiento permite además descartar aquellas unidades que no permiten cubrir los costos de construcción de caminos y de operación. Esto es, identifica aquellas unidades de cosecha donde se obtiene un retorno negativo al extraer volumen.

3.1.3 Evaluación financiera

La evaluación financiera se realiza considerando las restricciones del mercado interno y externo en cuanto a los productos y especies. El análisis considera los precios de mercado para los productos, el valor de las inversiones tanto la compra del predio como la construcción de caminos, el valor residual del predio al final del período de análisis, los costos de las faenas forestales de cosecha y transporte, y los gastos generales anuales por administración. El resultado es un flujo de fondos del proyecto, el que permite determinar la rentabilidad del mismo.

3.2 Planificación operacional


3.2.1 Elementos disponibles
3.2.2 Trazado de caminos y localización de canchas
3.2.3 Espaciamiento entre canchas
3.2.4 Dirección de volteo y planificación de vías de saca
3.2.5 La selección del equipo de cosecha
3.2.6 Administración
3.2.7 Mano de obra


La planificación de las operaciones de cosecha en los bosques nativos siempreverdes de Chile es práctica común comprendiendo una o dos temporadas. Este es preparado por el responsable de la supervisión de las operaciones de cosecha y debe concordar con el plan de manejo aprobado por CONAF. El plan de manejo establece la cantidad de hectáreas autorizadas a cortar, las áreas de protección, el tipo de cortas y la base de parámetros para el control: identificación del rodal, superficie a cortar, año de la intervención, área basal y número de árboles a extraer y, año en el que se efectuará el enriquecimiento o plantación si procede (CONAF, 1981; Contreras, 1995). Donde hubo planificación estratégica, el plan operacional corresponde al plan anual detallado que permite llevar a la práctica la cosecha.

Esta planificación operacional comprende tanto aspectos técnicos como económicos. Incluye entre otros: el trazado de los caminos principales, la selección y cantidad de equipos a emplear (volteo, arrastre, acondicionamiento en cancha, carguío y transporte), la mano de obra requerida, la estimación de los volúmenes por producto, la organización del sistema de cosecha y del trabajo, los campamentos, la estimación de los costos de las diferentes faenas, y el flujo de caja (Krauss, 1994).

3.2.1 Elementos disponibles

Para la elaboración de los planes operacionales se cuenta con la cartografía base escala 1:50000 con curvas de nivel cada 25 metros que cubre la totalidad de la X Región. Las cartas incluyen entre otros la red hidrológica, la red de caminos, los rasgos relevantes del relieve, puntos acotados y los asentamientos humanos. También para la mayor parte de este territorio se dispone de las fotografías aéreas y ortofotos recientes (1993/94) escala 1:20000 e incluso a pedido es posible obtener ortofotos 1:10000 con cubiertas de curvas de nivel cada 10 metros. En forma adicional algunas Empresas complementan esta información con fotografías pancromáticas escala 1:10000, mediante las cuales se facilita la identificación de las diferentes asociaciones vegetacionales y rasgos del relieve. Otro elemento de apoyo indispensable es el inventario forestal, aunque en la mayor parte de los casos por las dificultades de acceso y la gran heterogeneidad de los bosques siempreverdes, no logra ser suficientemente preciso.

3.2.2 Trazado de caminos y localización de canchas

Una vez identificados los rodales a cortar, personal de la empresa forestal traza los caminos en las cartas con curvas de nivel empleando el método del paso, para luego trazarlos en el terreno. La red de caminos para abrir las áreas a cosechar responde entonces a estos planes anuales de corta y se construyen por etapas según se van requiriendo el mismo año o como máximo la temporada anterior a la intervención (Gayoso, 1993a). Ideal pudiera ser que establecidas las unidades de cosecha y asignado el equipo de extracción, primero se fijaran los puntos de acopio y luego los caminos. Sin embargo, la situación de heterogeneidad del bosque nativo siempreverde y el microrelieve no apreciable en las cartas hacen que la localización de los caminos obedezca a decisiones de campo y que las canchas sean ubicadas después de tener los caminos.

3.2.3 Espaciamiento entre canchas

El espaciamiento entre canchas y tamaño de las mismas es muy variable y se establecen de acuerdo con las subunidades de accesibilidad y tipo de equipo de madereo, es común un mínimo de 300 hasta 800 metros. Se pudo observar en terreno canchas desde 0,2 hasta 1 hectárea y con 10, 20 y hasta 50 hectáreas tributarias por cancha. En topografías accidentadas los puntos de acopio se establecen generalmente en terrenos adyacentes a los caminos ya construidos.

3.2.4 Dirección de volteo y planificación de vías de saca

Tal como se observó en las cosechas visitadas, en áreas de madereo terrestre no existe una planificación anticipada de la dirección de volteo, ni de las vías de saca. La decisión de la dirección de volteo queda en manos del motosierrista y la ubicación de vías de saca preparadas (con movimiento de tierras) la define el jefe de faena directamente en el terreno durante la corta. En el caso de cortas de protección y selectivas el volteo es dirigido con el fin no afectar los árboles remanentes. Las restantes vías de saca las decide el propio operador del tractor arrastrador. En el caso de cortas selectivas y protección sólo se cuida que la distancia de madereo no sobrepase los 500 metros aunque en varias ocasiones se midió distancias hasta 800 metros. Las pendientes longitudinales alcanzan valores máximos entre 20 y 25 por ciento. En laderas es común tener vías preparadas con movimiento de tierras cuando la pendiente lateral así lo exije. El ancho de estas vías no supera los 4 metros en la mayoría de los casos.

En el caso de cortas para sustitución o tala rasa, por el mayor volumen tributario se establecen canchas más próximas, alcanzando las distancias medias de madereo valores de 200 metros, con máximas que no superan los 500 metros. Aquí las vías se dejan a la iniciativa del operador del tractor arrastrador y rara vez obedecen a una planificación previa. El resultado es una alta densidad de huellas, de 500 a 900 m/ha, especialmente en condiciones húmedas, dado que una vez que la huella se ha hecho profunda el operador elige una nueva alternativa.

3.2.5 La selección del equipo de cosecha

Tal como se señaló en la planificación de largo plazo, esta selección queda a juicio del contratista y no siempre está asociada a la pendiente del terreno y el tipo de bosque, producto o largo de las trozas. En muchas ocasiones también lo restringe la disponibilidad de los equipos en la zona. En todo caso es común dejar al madereo terrestre con tractores sobre orugas y neumáticos hasta pendientes de 30 por ciento. En pendientes mayores fue posible ver aún el madereo con yuntas de bueyes trabajando en vías de saca con pendientes longitudinales hasta 45 por ciento y deslizamiento manual sobre el suelo con ayuda de la fuerza de gravedad.

3.2.6 Administración

Tanto la construcción de caminos como la cosecha se encarga a contratistas especializados. Se establecen contratos que fijan las responsabilidades para hacer cumplir el Plan de Manejo y cautelar un mínimo de condiciones de seguridad y calidad de vida para el trabajador forestal, además del cumplimiento de metas de producción. Para asegurarse el cumplimiento del contrato y controlar la producción, la Empresa instala supervisores en cada faena. Siendo la situación más conflictiva la marcación de los árboles que deben quedar o cortarse, y dado que la responsabilidad final ante CONAF es del propietario del bosque, es común que esta tarea sea entregada a un contratista distinto o realizada por la propia Empresa.

3.2.7 Mano de obra

La selección y contratación de personal para las faenas son responsabilidad del contratista. Este, la mayor parte de las veces prefiere o debe recurrir a la contratación de mano de obra calificada fuera del área de atracción de la cosecha, o bien es personal que ha capacitado y mantiene por largos períodos, moviéndolos de faena en faena. El resto del personal menos calificado es personal comúnmente de temporada y se contrata en poblados próximos a las faenas. El contratista igualmente es quien organiza el trabajo. Los campamentos son centralizados y proporcionados habitualmente por la empresa forestal asegurando así mejores condiciones de vida y evitando que el contratista pueda hacer ahorros sacrificando la calidad de vida del trabajador forestal. La alimentación es proporcionada por contratistas especializados a todo el personal de los diferentes contratistas, pagada por el contratista pero fiscalizada por la empresa forestal (Contreras, 1995).

Completa el plan operativo la planificación del carguío y transporte que la generalidad de los casos corresponde a contratistas diferentes de los de cosecha.


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