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Trabajo de grupos


Trabajo de grupos

Proyectos forestales

Grupo 1, moderado por Ineke van de Pol

La perspectiva de género, una propuesta que conduce a una intervención integral

El primer día, en este grupo se discutió cómo está introduciéndose la perspectiva de género en los proyectos forestales El grupo consideró que un obstáculo significativo es la fragmentación que existe en el ciclo mismo del proyecto. Es por ello que durante la formulación del proyecto no siempre se considera la equidad de géneros como uno de los principales objetivos o metas. Tampoco es usual que en esta fase se incluyan los indicadores con los cuales se medirá, en la fase de evaluación, el impacto particular que ha tenido el proyecto sobre hombres y mujeres beneficiados/as. Otro problema es la separación que actualmente ocurre entre la fase de formulación y la de ejecución, lo que trae como consecuencia que, por lo general, se busque la participación de la comunidad sólo en la fase de ejecución. Otro obstáculo importante es la tendencia a tratar esta perspectiva no como tal, como una manera diferente de concebir y actuar en el desarrollo forestal, sino como un componente más de los proyectos, que puede o no constar sin que la visión del mismo sea afectada.

Con frecuencia se sostiene que esta perspectiva causa rechazo o al menos resistencia en las comunidades donde se intenta introducirla. La experiencia de quienes integran el grupo no abona a esta creencia. Sostienen que en las comunidades están abiertos a adoptarla. Asimismo, en los proyectos es considerada como una propuesta positiva de las agencias externas y se reconoce que esta perspectiva es indispensable para lograr un desarrollo sustentable. Por ejemplo, en Guatemala, los grupos de base fueron quienes solicitaron el apoyo del PAFG para incluirla en la formulación del proyecto, ya que están conscientes de que es una propuesta positiva que viene desde afuera.

Otro aspecto alentador identificado por el grupo es que la perspectiva de género no es usada ni entendida como sinónimo del enfoque mujer y desarrollo. El salto ha ocurrido, pero hay mucha demanda por estrategias operativas para ponerla en práctica. Finalmente, se consideró que tratar lo forestal de manera aislada no ayuda ni a la integración de la perspectiva de género ni a la aceptación y éxito de estos proyectos en las comunidades. Lo forestal debe ir acompañado de acciones educativas, salud y demás necesidades prioritarias para las comunidades y que arrojen resultados a corto plazo.

La relación género-forestería, una metodología en construcción

El segundo día, el grupo se dedico a analizar qué metodologías y estrategias se están adoptando para integrar la perspectiva de género en los proyectos forestales. Una primera constatación fue que aún no hay una propuesta sólida al respecto. Surgieron varios caminos simultáneos para construirla: continuar sensibilizando y capacitando al personal de las instituciones involucradas en el desarrollo forestal, a través de talleres, seminarios, cursos, encuentros entre técnicos, extensionistas y promotores; producir materiales didácticos específicos para estos eventos; fomentar las redes y otros mecanismos de coordinación interinstitucional; en suma, crear un ambiente propicio para que se dé el encuentro entre género y forestería.

La construcción de una propuesta metodológica necesita apoyarse en información confiable. De allí que los proyectos deben ir acompañados y precedidos de investigaciones, estudios de caso y diagnósticos que iluminen la relación género-forestería, basándose en un análisis de genero.

Actualmente hay varias metodologías que pueden ser utilizadas, y de hecho muchos proyectos las aplican, previa adecuación, para recoger información que discrimine las particulares necesidades de hombres y mujeres, así como sus respectivas relaciones con los árboles, el bosque, los productos forestales y demás elementos materiales y simbólicos, ligados a la forastería. Entre ellas, el grupo citó las siguientes: Diagnóstico Rural Participativo (DRP), Planificación por Objetivos (PPO), Arbol de Problemas, Planeamiento Andino Comunitario (PAC), Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas (FODA), Mapa de Recursos, rotafolios y encuestas.

Hacia una estrategia multidimensional: éxitos y limitaciones en la integración del enfoque de género en los proyectos forestales

El uso de metodologías participativas para recoger información desagregada por género y para motivar a las mujeres ha sido muy exitoso, ya que ha puesto en evidencia el rol que ellas juegan en el desarrollo forestal. No obstante. es necesario extender su uso más alIá de lo eminentemente productivo e incursionar en las estrategias a las que ellas recurren en sus vidas cotidianas, conocer su subjetividad, las relaciones de poder entre géneros a un nivel más amplio. El grupo alertó, sin embargo, sobre el peligro latente de sobredimensionar el alcance e importancia de estas metodologías, y perder de vista otras estrategias indispensables de tener en cuenta para la integración del enfoque de género. Los instrumentos, dijo el grupo, no son un fin sino un medio.

Una limitación identificada por el grupo es la rigidez con la que la cooperación internacional fija los criterios y aplica los requisitos para la formulación y ejecución de proyectos forestales. Esta rigidez se opone a cualquier tipo de planificación que pretenda ser participativa, ya que por definición esta metodología exige flexibilidad y amplitud temática. El grupo sugiere que la cooperación internacional modifique tales criterios de tal manera que favorezcan la participación comunitaria, que se preocupe de garantizar que la perspectiva de género esté integrada en todo el ciclo del proyecto, desde el momento mismo en que se conforma el equipo técnico, y no sólo en la ejecución como suele suceder actualmente.

El tercer punto discutido apunta, como el anterior, a encontrar mecanismos que permitan vencer el aislamiento que actualmente obstaculiza la marcha de los proyectos forestales. El grupo sugirió una estrategia multidimensional para el logro de una integración exitosa de la perspectiva de género. Se trata de evitar aquellos proyectos cuyos objetivos sean únicamente forestales, puesto que ello limita la participación de las mujeres. Tampoco conviene depender exclusivamente de los proyectos para propiciar la equidad de género. Los proyectos deben formar parte de una estrategia más amplia, cuyo objetivo sea la integración de la perspectiva de género en los siguientes niveles:

Es evidente que una estrategia de esta naturaleza exige un gran nivel de cooperación y coordinación interinstitucional, que posibilite el debate, facilite el intercambio de experiencias y propicie la necesaria división de tareas y ámbitos de intervención.

El último aspecto tratado por el grupo está relacionado con la generación y difusión de información que se genera en el proyecto. Las comunidades atendidas y específicamente las mujeres deben tener acceso a la información que produce el proyecto y deben ser involucradas en la generación, sistematización y discusión de las investigaciones y diagnósticos que se preparen. Este involucramiento directo puede convertirse en un mecanismo de socialización, capacitación, promoción de sus saberes, así como en una forma de elevar la autoestima de mujeres y hombres de las comunidades y grupos involucrados en los proyectos forestales.

Recomendaciones

El grupo 1 reunió en tres puntos sus recomendaciones:

El evento mostró los múltiples aspectos de los proyectos, más de los árboles

Resultados del Taller "Desarrollo Forestal

Participativo con Enfoque de Género"

Logros

Uno de los logros más relevantes de la integración del enfoque de género en los proyectos forestales es el incremento en la calidad y frecuencia de la participación de las mujeres.

Las participantes dijeron que ahora las mujeres se organizan para buscar apoyo de las instituciones, que su participación en la capacitación ha aumentado, lo mismo que en la toma de decisiones y en las directivas de las organizaciones. Ellas han perdido el miedo a hablar en público, han adquirido confianza en si mismas.

Obstáculos

El analfabetismo y la escasa capacitación en forestación son dos obstáculos que, junto a la resistencia que ejercen los hombres, frenan el avance de las mujeres.

Los hombres tienen miedo de que las mujeres se liberen, dijeron; no les facilitan dinero para el transporte, no cuidan de los hijos cuando ellas necesitan salir de su hogar.

Recomendaciones

Las recomendaciones se dirigen sobre todo a los técnicos: que usen palabras sencillas, que se capaciten en el enfoque de género, que respeten a los campesinos, que valoren a las dirigentes, que traten también temas cotidianos y no sólo productivos.

La cooperación internacional

Grupo 2, moderado por Magdalena Mayorga

Perspectiva de género, participación comunitaria y flexibilidad en la negociación

EI grupo inició la discusión remitiéndose a los antecedentes que dieron lugar al surgimiento de la perspectiva de género en la planificación para el desarrollo. Se reconoció la importante influencia que ha tenido y tiene el movimiento internacional de mujeres. Se mencionó también los estudios pioneros realizados en Africa, en los años 70, que pusieron en evidencia la relevante participación de las mujeres en el manejo de los recursos naturales y en la agricultura, presencia hasta entonces ignorada. Finalmente, se señaló el papel decisivo jugado por la cooperación internacional en la introducción de la perspectiva de género en el desarrollo, rol que fue valorado positivamente por el grupo. La paulatina adopción de este enfoque en las ONGs nacionales y en las organizaciones campesinas se debe, en gran parte, a las exigencias de la cooperación internacional, ya que se ha convertido en un requisito para la aprobación de un proyecto.

El grupo consideró que el ímpetu cobrado por esta perspectiva desde los años 90, está estrechamente vinculado con la búsqueda de nuevas alternativas, que propicien un desarrollo sustentable y equitativo. A través de la perspectiva de género se persigue alcanzar el equilibrio en el acceso de mujeres y hombres a los recursos y beneficios que se ofrecen a las comunidades a través de los fondos procedentes de la cooperación internacional. Esta búsqueda está muy relacionada con el resultado poco alentador de los balances y evaluaciones sobre el impacto que han tenido los fondos externos en las condiciones de vida de las comunidades. En la mayoría de casos persisten las condiciones de pobreza, en otros ésta ha aumentado afectando más fuertemente a las mujeres, y no se han cumplido las metas previstas. Una de las constataciones es que la mayoría de proyectos han fortalecido las relaciones desiguales entre hombres y mujeres.

El grupo consideró que una de las decisiones acertadas de la cooperación internacional es exigir a las contrapartes, la contratación de profesionales mujeres y especialistas de género para que integren los equipos de los proyectos forestales. La idea es que esto facilita la integración de las mujeres beneficiarias y de la perspectiva de género en los proyectos forestales.

Junto a estos aspectos positivos, el grupo destacó que en los años 90 las agencias internacionales han edurecido los requisitos para la aprobación del financiamiento y, simultáneamente, han disminuido los montos destinados al desarrollo. Esto trae como consecuencia varios problemas en la gestión de proyectos y en las relaciones entre las agencias, las ONGs y las organizaciones campesinas, entre las cuales se mencionaron los siguientes:

Los requisitos no sólo introducen dificultades para la ejecución de los proyectos. Si se los mira desde otro ángulo, como lo hizo el grupo, muestran la relación vertical que predomina entre agencias externas y beneficiarios, entre el Norte y el Sur en cuanto a la división del trabajo: mientras los primeros investigan, los segundos deben limitarse a ejecutar. El grupo recomendó la necesidad de abrir el diálogo entre donantes y receptores y mejorar las condiciones de la negociación; actualmente, las ONGs y las organizaciones de base participan poco o nada en la definición de prioridades y el establecimiento de requisitos.

Un punto que el grupo trató en detalle fue el de la coordinación interinstitucional. Aunque se reconoció que se han desplegado esfuerzos en este sentido, éstos duran muy poco, ya que dependen sobre todo de iniciativas individuales, de simpatías entre las personas que coyunturalmente dirigen tal o cual institución. Asimismo, el grupo consideró que la coordinación debe darse a varios niveles simultáneamente.

Un primer nivel, y quizás el más importante, es entre las diferentes agencias internacionales involucradas en un mismo ámbito -por ejemplo, el forestal-, en el tema de las políticas, puesto que con frecuencia las que impulsan unas agencias entran en contradicción con las políticas de otras, creando confusión y malestar en las comunidades. Por el momento, el grupo sostuvo que lo que prima es la competencia entre agencias y la búsqueda individual de protagonismo. Como la integración de la perspectiva de género en el desarrollo forestal es una propuesta relativamente nueva en América Latina, es crucial que la cooperación internacional discuta y explicite sus políticas de género, con el objeto de que los distintos actores nacionales (Estado, ONGs, organizaciones de segundo grado) conozcan las pautas generales y las reglas del juego. Un segundo nivel de coordinación debe darse entre agencias que impulsan temas diferentes o que persiguen objetivos distintos, pero que se encuentran trabajando en una misma zona geográfica o con un mismo grupo o comunidad. Un tercer nivel se refiere a las metodologías de trabajo; por ejemplo, se sugirió que las agencias interesadas en introducir la perspectiva de género coordinen entre sí.

Otro aspecto que englobó la discusión fiare la dificultad de conciliar el cumplimiento de plazos y metas prefijados y la utilización de metodologías participativas, ambas condiciones que cada vez más la cooperación exige para otorgar el financiamiento. El problema es que mientras lo primero corresponde a un esquema rígido, la participación demanda una gran flexibilidad. Quizás debido a esto, la participación comunitaria todavía es parcial e inducida por las necesidades de los proyectos que han sido previamente formulados. Si bien se han difundido varias metodologías participativas, gracias al empeño de las agencias externas, hace aún mucha falta sistematizar e intercambiar las experiencias acumuladas hasta el momento.

Metodologías y estrategias multifacéticas

El grupo recalcó la influencia positiva que ha tenido y sigue teniendo la cooperación internacional en la introducción y adopción de metodologías tanto de género como participativas en los proyectos forestales; entre ellas mencionó el "ZOPP", el Diagnóstico Rural Participativo y el análisis de género. A través de los diagnósticos participativos con perspectiva de género ha sido posible recoger información desagregada por género, edad y otras variables que permiten recuperar la heterogeneidad de los grupos participantes, sobre todo identificar los roles diferenciados de hombres y mujeres y conocer con mayor detalle la complejidad de las realidades en las cuales se va a intervenir.

Así, uno de los aportes más significativos ha sido la fusión entre las metodologías participativas y el análisis de género, puesto que se ha introducido mayor apertura y flexibilidad en el trabajo de desarrollo. Al mismo tiempo, se está propiciando un acercamiento entre lo técnico y lo social. La siguiente etapa seria alimentar a esas metodologías con las experiencias particulares de hombres y mujeres campesinos, recuperando los aspectos culturales positivos de las relaciones de género vigentes en ese ámbito.

Esta horizontalidad y apertura que caracteriza a la perspectiva de género choca con la verticalidad propia de una estrategia de desarrollo basada sobre todo en la ejecución de proyectos. A esta limitación se añade otra: el acento eficientista y tecnicista que prima en la aplicación de la perspectiva de género, el cual muchas veces neutraliza o encubre la noción de poder que subyace en esta perspectiva. La adopción de un tono neutral se justifica por el temor de que al hablar abiertamente de la discriminación de las mujeres pueden surgir resistencias de parte de los hombres, que impidan la ejecución del proyecto.

El grupo propuso algunos mecanismos para eliminar la tensión entre formulación y ejecución de los proyectos

Con respecto al predominio de una visión técnica en la aplicación de la perspectiva de género, también se recomendó balancear más los aspectos técnicos y los temas del poder, los conflictos y el cambio, lo que significa asumir que el logro de la equidad es un proceso político a largo plazo que necesita fuertes inversiones de recursos.

El grupo recomendó mejorar la coordinación entre agencias internacionales, pues esto permitirá crear espacios de discusión de metodologías y estrategias que no sólo toquen el ciclo de los proyectos, sino que alcancen los niveles macro de formulación de políticas con perspectiva de género.

Hacia la sostenibilidad de los proyectos forestales con enfoque de género: algunas recomendaciones

El tercer día, el grupo se dedicó a identificar y discutir los éxitos y limitaciones de la cooperación internacional en lo que la integración de la perspectiva de género se refiere, y a plantear algunas recomendaciones.

El grupo consideró que una meta crucial hacia la que deben encaminarse los esfuerzos, es el logro de la sostenibilidad de los proyectos forestales. Para ello es menester que las actividades de la cooperación internacional se desplieguen a varios niveles y de manera articulada, lo que implica mejorar sus formas de coordinación y negociación, entre agencias externas y con las contrapartes nacionales.

Las estrategias deben ser discutidas con las contrapartes nacionales que van a recibir el apoyo: OGs, ONGs, organizaciones de segundo grado y grupos de base. Se debe mejorar su participación en la formulación de las políticas y en la fijación de requisitos para el otorgamiento del financiamiento. Lo óptimo seria que los heterogéneos intereses de las contrapartes nacionales sean considerados en las políticas de la cooperación internacional, de una manera más equitativa.

En el caso especifico de los proyectos forestales, uno de los problemas que limita la adopción de la perspectiva de género es la escasa e intermitente coordinación interinstitucional. Una eficiente y constante coordinación entre financieras, contrapartes, formuladores, ejecutores y evaluadores de políticas programas y proyectos permitirá:

Para alcanzar la sostenibilidad es necesario conocer los recursos disponibles en las comunidades y espacios de intervención, con el fin de potenciarlos a través de estrategias adecuadas a cada situación particular y que promuevan la autogestión. La cooperación internacional debe incentivas la investigación local asignando fondos a las contrapartes para que realicen estudios desde una perspectiva de género sobre la utilización de los recursos naturales, los sistemas de producción vigentes, las relaciones entre seres humanos y recursos naturales, así como fomentar la sistematización y divulgación de experiencias y metodologías validadas exitosamente.

También recomendó que se aproveche las investigaciones académicas hechas en cada país, que hasta el momento están subutilizadas.

Por el momento, la cooperación internacional está financiando únicamente los diagnósticos participativos. El grupo consideró que cuando un proyecto ya está formulado es muy difícil introducir los cambios que se sugieren, a partir de los resultados del diagnóstico. En suma, el grupo considera que la cooperación internacional debería propiciar la generación de información y conocimientos sobre las situaciones especificas, a través de estudios hechos en los países, y que éstos alimenten y orienten la formulación y ejecución de estrategias interniveles e intersectoriales.

La dada nos sirve para llegar a la comprensión

Organizaciones campesinas

Grupo 3, moderado por Wilma Roos

Resistencias y desconfianza ante un enfoque extraño

EI primer día, el grupo discutió el impacto que ha tenido la perspectiva de género en la relación entre las organizaciones campesinas y las instituciones de apoyo.

Quedó en evidencia que, en general, persiste un desencuentro entre los intereses y metas de las organizaciones y los de las instituciones externas, lo cual provoca una tensión en la relación. Esto puede ilustrarse bien a través de la perspectiva de género. Desde el punto de vista de las organizaciones, el género es un concepto extraño que genera resistencias, especialmente entre los dirigentes (la mayoría hombres) de esas organizaciones.

Parte de las resistencias se debe a que hay una comprensión errada del término género, que en la mayoría de casos es entendido como sinónimo de mujer. El grupo consideró que hace falta destinar más tiempo y recursos a actividades de sensibilización y capacitación, ya que éstas ayudarán a disolver los prejuicios.

En la mayoría de organizaciones campesinas no se ha discutido ni considerado la necesidad de adoptar una perspectiva de género en las actividades de desarrollo, o simplemente se la desconoce. Esto, aunque en menor medida, también ocurre con las ONGs. Este aparente desinterés tiene mucho que ver, en el caso de las organizaciones campesinas, con el hecho de que la mayoría está encabezada por hombres; son espacios masculinos en los cuales las mujeres participan muy poco, ocupan posiciones secundarias o, definitivamente, no participan. Los espacios femeninos son, más bien, los informales.

En estas organizaciones está muy difundida la planificación de base, que se alimenta en su experiencia acumulada, y muchas veces frustrante, con respecto a los proyectos de desarrollo, cuando constatan que sus expectativas no se traducen en resultados. Es así como las experiencias de desarrollo en muchos casos han creado desconfianzas mutuas: mientras las organizaciones buscan captar recursos, generar empleo para sus miembros e introducir sus estrategias y objetivos, las instituciones externas quieren que sus proyectos y objetivos sean adoptados sin modificaciones. A veces, éstas últimas tienden a atribuirles un comportamiento "puro" a las organizaciones comunales, olvidándose de que están profundamente influenciadas por estilos de trabajo "occidentales" y por formas jerárquicas de organización.

En cuanto a la perspectiva de género, es preciso revisar la forma unidireccional que ha caracterizado hasta ahora a la estrategia de adopción -desde la cooperación internacional hacia las organizaciones campesinas- y comenzar a indagar, entender y recoger las particulares visiones de género que se manejan en las comunidades rurales, y que se plasman en la vida cotidiana: gestos, ritos, prácticas, etc.

Una de las principales barreras que detienen la integración de la perspectiva de género en el mundo rural es el carácter eminentemente masculino de las organizaciones campesinas; quienes las dirigen -por lo general hombres- se resisten a reconocer su importancia y abrirse al aprendizaje y la adopción. Una cuestión que el grupo relievó es la clara división por género de los espacios de poder: las mujeres influyen en las decisiones menores que se toman dentro del espacio familiar, mientras los hombres dominan el espacio comunal-organizativo. Esta división incide negativamente en la potencial participación de las mujeres, ya que son las organizaciones las que hegemonizan el poder local y se arrugan la representación de toda la población y de sus miembros. En esa medida son las interlocutoras de la cooperación externa y, en tanto tales, controlan directamente las actividades y fondos externos en un espacio donde las mujeres están ausentes o ocupando cargos secundarios. El grupo considera que para incentivar la paulatina integración de las mujeres a estos espacios organizativos, es conveniente mantener espacios sólo de mujeres, cuando los hay, a fin de seguir fortaleciendo sus experiencias y elevando su autoestima, es decir preparándolas para que defiendan sus intereses de género en los espacios mixtos.

Ahora bien, el grado y tipo de participación de las mujeres en las organizaciones es muy variable. Por ejemplo, es bajísima en las federaciones (instancias que reúnen a varias comunidades y centros), mientras que en los sindicatos ha habido mayor apertura. Asimismo, depende mucho de la importancia que el proyecto les otorgue y el énfasis que haga en la adopción de la perspectiva de género.

Otro obstáculo fuerte es la manera en que se toman las decisiones en las organizaciones comunales. No se acostumbra hacerlo luego de una discusión abierta y una búsqueda de concertación; más prima el formalismo. En las plenarias o asambleas los hombres se sientan adelante y hablan, mientras que las mujeres permanecen silenciosas y se sientan al fondo; de tiempo en tiempo comentan entre ellas, pero fuera del orden discursivo formal. Son pocos los espacios en los cuales ellas han ganado reconocimiento, ejercitan liderazgo y ha mejorado su acceso a los recursos y beneficios de los proyectos. Esto indudablemente se debe a la integración de la perspectiva de género, que coadyuva a la democratización de los espacios organizativos y fomenta una participación más equitativa en términos de género.

Metodologías y estrategias de género: un proceso lento y complejo

La aceptación de las metodologías y estrategias de género en las organizaciones campesinas es lenta, compleja y no está libre de resistencias. Por el momento hay que realizar dos trabajos simultáneos: limar los prejuicios de campesinos, técnicos y promotores (todos hombres), mientras se eleva la autoestima de las mujeres y se fortalecen las actividades donde ellas tienen mayor presencia e interés.

Sin embargo, las metodologías de género han motivado cambios de actitudes a varios niveles. Los hombres campesinos paulatinamente les abren algún espacio a las mujeres en la toma de decisiones y comienzan a respetar sus puntos de vista. Como en los proyectos forestales se distingue la participación de la población por género, las mujeres se interesan en hacer viveros o en introducir el árbol en el huerto, actividades a través de las cuales ellas expresan sus intereses. Los técnicos han descubierto el oculto potencial de las mujeres, su responsabilidad y el empeño que ponen en las tareas forestales que toman a su cargo. Dudan, sin embargo, de su eficacia y de su capacidad como agentes sociales de cambio, confianza que únicamente depositan en los hombres. Asimismo, persisten distorsiones tales como las encontradas en la capacitación; ésta sigue definiéndose entre los técnicos y campesinos hombres, lo que automáticamente excluye a las mujeres o, en el mejor de los casos, no se toma en cuenta sus limitaciones cuando se definen tiempos y horarios.

Esa visión fragmentada de los técnicos, centrada únicamente en lo forestal, no les permite reconocer la vasta gama de conocimientos de la población campesina en general y, específicamente, los sabores de las mujeres con respecto al manejo de áreas verdes, pastoreo, recolección de leña, etc. Un análisis sistémico de la vivencia campesina, desde una perspectiva de género, contribuiría a frenar la degradación de importantes partes del sistema ecológico-social, justamente de aquellas que están ocupadas y controladas por mujeres. Esta actitud responde a una concepción muy generalizada entre los equipos técnicos: la de que las actividades forestales, en tanto actividades productivas, son masculinas; de que el bosque es dominio de los hombres y el huerto de las mujeres.

Frente a los lentos y difíciles avances metodológicos en lo que a la perspectiva de género se refiere, el grupo sugirió dos estrategias:

Hacia un enfoque sistémico

El grupo, durante el tercer día, esbozó algunas recomendaciones con la intención de tender puentes entre organizaciones campesinas y proyectos de desarrollo, siempre pensando en vencer las barreras que limitan la difusión de la perspectiva de género.

La vida campesina no se reduce a lo forestal, ni es éste un eje prioritario de la producción, como puede a veces parecer o sobreentenderse en los proyectos forestales. Para conciliar intereses, estas actividades deberían formar parte de la producción campesina.

Como los resultados de las actividades forestales sólo son visibles a largo plazo, es menester que en los proyectos se incluyan otras de corto plazo que motiven a las comunidades y en especial a las mujeres. Así, conviene priorizar aquellas actividades que están bajo el control de ellas, como son todas las ligadas al huerto; esto ayuda a que la comunidad valore la importancia de su trabajo en e] ámbito forestal.

Con el objeto de superar la fragmentación que caracteriza a los proyectos forestales, el grupo sugiere la adopción de un enfoque sistémico que integre en los proyectos las dimensiones biológica, ecológica y física del bosque, lo cual acercaría la lógica de los proyectos al conocimiento, clasificación y práctica etnobotánicas campesinas.

En el mismo sentido, cuando se formulen los proyectos se debería incluir entre las actividades, el apoyo a demandas significativas de los campesinos, como es la titulación de la tierra, hecho que afecta mucho más a las mujeres que a los hombres.

Para evitar que durante la ejecución del proyecto se postergue a las mujeres de los beneficios y recursos que éste genere, que no se tome en cuenta sus demandas específicas, que se descuide o no se incentive participación en la toma de decisiones, el grupo sugirió que, desde el inicio, las instituciones externas negocien con las organizaciones campesinas, cuáles van a ser los roles que hombres y mujeres jugarán en el proyecto. Es decir, mejorar los esfuerzos de coordinación entre instituciones y organizaciones campesinas.

En la formulación de los proyectos se deberá considerar los mecanismos específicos a través de los cuales se divulgará la información entre mujeres y hombres de la comunidad, y medidas que garanticen que la capacitación responda a los intereses distintos de hombres y mujeres.

¿ Qué hacer con un diagnóstico participativo cuando las actividades ya están más o menos definidas?

Políticas de género y estrategias a nivel nacional

Grupo 4, moderado por Miriam Abramovay

El género, un concepto aún ausente en las políticas forestales

Aparece en este grupo el mismo problema mencionado en el que trató el tema de las organizaciones campesinas, con respecto a la perspectiva de género: a nivel de las políticas nacionales todavía no hay una comprensión cabal de lo que esta perspectiva implica, del cambio cualitativo que esta propuesta conlleva en relación con el enfoque de mujer y desarrollo. Persiste la tendencia identificada en los otros grupos: considerar que los térmios mujer y genero son sinónimos

Como consecuencia de lo anterior, dicha perspectiva se aplica a los proyectos específicamente dirigidos a mujeres y cuya ejecución, por lo general, es delegada a los departamentos o direcciones de la mujer de los ministerios o instituciones públicas. De esta manera se mantiene el aislamiento que ha caracterizado a los proyectos y programas de la mujer y se restringe la influencia que esta perspectiva podría tener a nivel de las políticas públicas. En el caso de los proyectos forestales que integran el enfoque de género, sus impactos y visibilidad se limita a lo operativo.

En el grupo había personas provenientes de Ecuador, México, Perú, Honduras, Brasil y Guatemala, quienes señalaron que aún no se había integrado la perspectiva de género en las políticas forestales de sus respectivos países; una de las razones es la dificultad de cómo hacerlo o el desconocimiento de la propuesta. Nicaragua aparece como la excepción en este sentido; allí ya hay experiencias en cuanto a la aplicación de la perspectiva en el ámbito forestal. A diferencia del Estado, se constató que las organizaciones de base si tienen propuestas para el uso y manejo de sus recursos, en las cuales es considerada la participación activa de las mujeres; probablemente éste sea uno de los efectos de las actividades de capacitación de género realizadas en los proyectos forestales. Sin embargo, aún no se han establecido canales adecuados para que las demandas de las mujeres lleguen a los espacios donde se toman las decisiones y sean consideradas en el momento en el que se formulan las políticas.

En algunos países han aparecido propuestas de privatizar los bosques y terrenos comunales; estas propuestas, que provienen de la empresa privada o de las mismas comunidades, se contraponen a un proceso comunitario y participativo de desarrollo forestal.

El grupo también destacó la ausencia de políticas y estrategias que organicen y regulen la intervención de la cooperación internacional en el ámbito forestal y las formas que se adoptan para introducir la perspectiva de género A su vez, la cooperación internacional ha prestado mayor atención y ha invertido mayores esfuerzos y fondos en introducir la perspectiva de género a nivel de proyectos y no de políticas.

En suma, el grupo consideró que la adopción de la perspectiva de género en la forestería un proceso en plena construcción y en el cual el Estado está poco involucrado.

Salir del aislamiento

Este día, el grupo retomó el problema del aislamiento con el cual se maneja el tema de género en las instituciones públicas, donde sigue ocupando un lugar secundario. Esto no sólo afecta negativamente al monto y características de los recursos que se asignan, sino que, por el aislamiento, es difícil despertar el interés o la preocupación a nivel institucional. Así, en las secretarias, institutos o ministerios del ambiente no se ha adoptado la perspectiva de género. Es menester, entonces, modificar la estrategia abriéndose hacia aquellas políticas que propicien la equidad de género, que fortalezcan el acceso de las mujeres a los recursos naturales, así como el control, uso y beneficio de estos recursos, en la misma medida en que ahora se favorecen los hombres. Género y participación ciudadana deben formar parte del diseño de las políticas globales y constituirse en ejes del manejo de los recursos naturales.

Condiciones de las políticas forestales con enfoque de género

Antes que identificar los éxitos y limitaciones enfrentados a nivel de políticas cuando se ha tratado de integrar la perspectiva de género, lo que el grupo discutió fueron algunas condiciones que se deberían observar para que dicha integración sea exitosa.

Una experiencia con mujeres campesinas en Ecuador

Once mujeres conformaron el grupo Chaguar Sisa, en la comunidad de Pesillo de la parroquia Olmedo, en el cantón Cayambe, provincia de Pichincha. El objetivo fue producir y comercializar alcaparras para obtener ingresos que mejoren la situación económica de sus hogares.

En 1994 produjeron alcaparras a granel y las vendieron a un supermercado. Luego de cuatro meses, los compradores dejaron de abastecerse, puesto que aparecieron hongos en las alcaparras envasadas. Prefirieron comprar las colombianas, cuya presentación y calidad son superiores.

Pese a este contratiempo, el grupo de mujeres continúa reuniéndose y están empeñadas en lograr un producto de mejor calidad y competitivo en el mercado.

Las socias están buscando, ellas mismas, compradores y tramitando el registro sanitario, un proceso muy lento y engorroso.

Paralelamente, junto con la institución de apoyo, están sistematizando las actividades del grupo, sobre todo aquellas orientadas a elevar su autoestima, fortalecer su participación en la comunidad, empoderarlas y lograr una consolidación y crecimiento del grupo.

Conclusiones y desafíos: del aislamiento a la concertación

EI género, término en torno al cual giró la discusión del Seminario, es un concepto que convoca y provoca. Revitaliza la reflexión en el campo del desarrollo forestal, aproxima la teoría a la acción y propone nuevas e inexploradas formas de interpelación entre las ciencias sociales y las ciencias naturales. Este concepto nos permite cuestionar enfoques, metodologías y prácticas tradicionalmente usadas en la formulación y ejecución de proyectos forestales, a la vez que descubrir nuevos obstáculos presentes en estos proyectos.

Las discusiones ponen en evidencia que la integración del enfoque de género al desarrollo forestal en América Latina comenzó hace no más de una década. Los resultados son, por lo tanto, provisionales: es un proceso en construcción. Asimismo, las ponencias presentadas y las conclusiones de los cuatro grupos de trabajo muestran los problemas enfrentados cuando se aplica el enfoque, así como las potencialidades que éste abre, a varios niveles y en distintos espacios. La fragmentación v el aislamiento de las acciones ejecutadas por los proyectos forestales son los dos problemas que con mayor frecuencia mencionaron quienes participaron en el Seminario, durante los cuatro días de reflexión e intercambio.

La matriz que las organizadoras del Seminario propusieron para tratar el tema y orientar la reflexión, permitió mirar los ejes temáticos desde cuatro perspectivas. De esta manera, se cruzaron los tres temas enfoque de género en los proyectos forestales, las metodologías y estrategias utilizadas, y éxitos y limitaciones- con las siguientes perspectivas: organizaciones campesinas, cooperación internacional, proyectos forestales y políticas forestales nacionales. Debido a que gran parte de las personas participantes trabaja o trabajaba en proyectos forestales o de manejo de recursos naturales, las discusiones durante el Seminario giraban alrededor de las experiencias de estos proyectos. Esto articuló la reflexión sobre el enfoque, las metodologías y estrategias.

El predominio de los proyectos forestales sobre las otras tres perspectivas en la matriz no es casual; está más bien reflejando lo que efectivamente ocurre en el desarrollo forestal: los actores se agrupan en torno a proyectos, las políticas se ejecutan mediante proyectos, el financiamiento internacional se canaliza a través de proyectos. Así, éstos se convierten en el principal instrumento de acción y en el nivel privilegiado de intervención. Es por ello que la integración del enfoque de género en las políticas forestales y en la investigación, ha recibido menos atención.

Por la importancia que tuvieron los proyectos forestales durante las discusiones de los grupos de trabajo, hemos organizado las conclusiones respetando esta constatación. A continuación presentamos las áreas problemáticas que constantemente surgieron en la discusión de los grupos, lo cual completa y amplia las recomendaciones que cada uno entregó y que ya fueron expuestas.

Proyectos y enfoques

Para poder avanzar en la integración del enfoque de género, es necesario superar la fragmentación que caracteriza al ciclo del proyecto; actualmente hay poca articulación entre las fases de formulación, ejecución y evaluación. El enfoque de género se incluye en el diagnóstico y la planificación, pero no en la implementación ni en la evaluación del proyecto. Considerar el enfoque de género en el seguimiento de las acciones de un proyecto es de suma importancia.

Otro problema es que los proyectos forestales han sido concebidos como si se trataran de islas en medio del desarrollo rural y como si lo forestal fuese un territorio autónomo. No se establece una relación estrecha entre el área forestal y el desarrollo rural, tomando en cuenta también otras necesidades de las comunidades, que muchas veces son prioritarias. Relacionar lo forestal con otras necesidades y actividades agrícolas, facilita el trabajo con las mujeres y la incorporación del enfoque de género en las actividades.

La propuesta que mayor eco tuvo fue la de Susan Paulson, quien sugiere adoptar enfoques integrales y holísticos que engloben a los bosques, los ecosistemas y los seres humanos. Mirar la realidad desde perspectivas integrales corresponde más a la complejidad y heterogeneidad de las comunidades donde se ejecutan los proyectos; también posibilitará recoger las demandas e intereses de las poblaciones, para quienes lo forestal rara vez es una prioridad. Además, es necesario relacionar lo forestal con áreas como la alimentación, la energía, la agricultura, comercialización, etc.

Otra conclusión es que el género no debe ser considerado un componente más de los proyectos forestales, separado de las acciones del proyecto, sino un enfoque que cruza todas las actividades. Así, no se aisla a dicho enfoque, sino que se lo integra.

Los proyectos están marcados por metas y objetivos netamente forestales, mientras que las comunidades basan sus necesidades en realidades más amplias y complejas. Es probable que los enfoques integrales ayuden a conseguir un balance, donde ahora existe el mencionado desencuentro.

Proyectos y metodologías

Hay una tensión entre el esquema rígido que prima en la formulación y ejecución de proyectos y la gran flexibilidad que exige la aplicación del enfoque de género y las metodologías participativas. En la mayoría de los casos, en los proyectos se prioriza el cumplimiento de metas antes que las exigencias que surgen en terreno, como resultado de la aplicación de las mencionadas metodologías. De prevalecer esta situación, la integración del enfoque de género encontrará más obstáculos y avanzará más lentamente.

Un elemento clave de las metodologías participativas es que ya el enfoque de género está incluido. Igualmente, un enfoque de género debe partir de métodos participativos.

Asimismo, con el afán de acelerar la integración de este enfoque en los proyectos forestales, se tiende a sobredimensionar el potencial que pueden tener las metodologías. Con frecuencia los técnicos de campo olvidan que estas metodologías son un medio y no un fin, y también que es necesario adaptarlas a las características de cada proyecto. Todavía muchos técnicos demandan recetas hechas para su proyecto y no saben cómo adaptar las metodologías ofrecidas al contexto especifico donde están trabajando y a las situaciones particulares de las mujeres. En esto se requiere también una capacitación más adecuada.

Los técnicos aplican las metodologías participativas sin considerar las diferencias sociales entre hombres y mujeres. Así, sin darse cuenta, aumentan los privilegios de los hombres en los proyectos forestales. Las metodologías deberían servir para diseñar una estrategia que ponga en evidencia las desigualdades de todo tipo de género, sociales, étnicas- y que proporcione nuevas formas de impulsar el cambio. El temor a explicitar la discriminación de las mujeres se funda en el falso supuesto de que ello generará conflictos en las comunidades, y de que el conflicto es en si mismo negativo; un grave error, como bien apunta Ayales en su ponencia.

Como las metodologías participativas están en pleno proceso de construcción hay que enriquecerlas con las experiencias y saberes particulares de mujeres y hombres campesinos. También se debe fomentar la sistematización y divulgación de experiencias y metodologías validadas con éxito, pues eso va perfeccionando y ampliando el campo de aplicación de los instrumentos.

Actualmente, falta aún mucho conocimiento para aplicar el enfoque de género en la fase de ejecución y seguimiento. Se necesita evaluar permanentemente, con las mujeres y los hombres de las comunidades.

Finalmente concluyeron que aplicar las metodologías participativas con enfoque de género en las comunidades, en la práctica significa hacer un esfuerzo extra. Esto implica para ellos que hay que dedicar más tiempo a las reuniones, que se debe añadir en el equipo una persona que hable el idioma indígena, y que se va a invertir más tiempo en la convocatoria para que las mujeres también participen.

Proyectos y organizaciones campesinas

El único punto en el cual hubo criterios divergentes entre los grupos fue el relacionado con la comprensión y el impacto que ha tenido el enfoque de género en las organizaciones campesinas. Mientras un grupo sostuvo que existe una cabal comprensión en las organizaciones campesinas con respecto a la diferencia entre el enfoque de género y el enfoque de mujer, los otros dijeron que la tendencia predominante es usar los términos mujer y género como si fuesen sinónimos, tanto a este nivel de organizaciones como en el ámbito de las políticas forestales. Esto quiere decir que el enfoque 'mujer' apunta a mejorar la situación de las mujeres sin tocar las relaciones inequitativas de género, mientras que el principal objetivo del enfoque de género es transformar las relaciones desiguales entre hombres y mujeres.

En un grupo comentaron que las organizaciones campesinas son muy receptivas y están dispuestas a adoptar el enfoque de género, mientras los otros tres manifestaron que el género es un concepto extraño y que las organizaciones consideran que ha sido impuesto por las instituciones externas. Por ello se explican las resistencias o, al menos, el desinterés en adoptarlo. El carácter masculino de las organizaciones campesinas, que se refleja en el predominio de hombres en la directiva, alimenta este desinterés. Estos líderes no buscan competir con las mujeres, sus puestos públicos ni el poder que de esto se deriva. Además no tienen confianza en la capacidad de liderazgo de las mujeres.

Otro problema mencionado por los grupos de trabajo en el Seminario, pero sobre todo en el Taller de representantes de las organizaciones campesinas, son los conflictos y la resistencia dentro del hogar. Hombres, padres y maridos, desconfían de sus hijas y esposas cuando ellas participan y asumen el liderazgo en las actividades de los proyectos forestales. Muchas mujeres promotoras dejan sus cargos por problemas con sus maridos. La utilización de metodologías participativas permite analizar este tipo de situaciones y sensibilizar a los hombres y a las mujeres con respecto a las limitaciones que actualmente surgen de las relaciones desiguales de género.

Las resistencias pueden deberse también a las frustraciones provocadas por los resultados negativos de una buena cantidad de proyectos, lo cual ha generado desconfianza, tanto entre las organizaciones campesinas como en las instituciones de desarrollo. Los resultados de los proyectos forestales pueden ser mucho más positivos cuando se opta por la utilización de métodos participativos con enfoque de género en todo el ciclo del proyecto.

Proyectos y cooperación internacional

Fue interesante constatar que los grupos calificaron positivamente la presión ejercida por la cooperación internacional para la integración del enfoque de género en los países y la utilización de métodos participativos.

En cambio, se cuestionó la escasa negociación entre instituciones de desarrollo, organizaciones nacionales y agencias de cooperación internacional, en la elección de temas, objetivos, metas y componentes de los proyectos forestales. Hubo acuerdo en que las ONGs, las organizaciones campesinas y, en general, las instituciones nacionales receptoras de fondos internacionales participan poco o nada en la definición de prioridades.

Existe rigidez de la cooperación internacional en la fijación de los criterios para la ejecución de los proyectos, rigidez que se opone a cualquier tipo de planificación participativa. La cooperación internacional tampoco toma en cuenta que los procesos participativos y la incorporación del enfoque de género requieren más tiempo y más esfuerzo que una planificación efectuada verticalmente. Otro aspecto que la cooperación internacional no considera es que los resultados no siempre pueden ni deben medirse sólo con parámetros cuantitativos; también los cualitativos son muy importantes.

Como resultado de esta actitud poco participativa y con metas predefinidas, se financian a veces actividades que no son prioritarias para la comunidad, aunque si lo son para la cooperación internacional.

Este esquema, que fue calificado como vertical, frena la integración del enfoque de género en los proyectos forestales e impide considerar equitativamente los heterogéneos intereses de las contrapartes nacionales en las políticas de la cooperación internacional.

Proyectos y generación de conocimientos

Por el momento, el énfasis se pone en los diagnósticos participativos, con el fin de obtener información sobre el vinculo entre género y forestería. El alcance y profundidad del conocimiento obtenido por esta vía es muy coyuntural y especifico, ya que se restringe a la información requerida por los proyectos. Existe un gran vació de conocimientos sobre las relaciones de género y la aplicación de este enfoque con respecto a la utilización de los recursos naturales. Esta situación no puede seguir siendo soslayada, ya que de ello depende, en gran medida, la sostenibilidad y el éxito de los proyectos.

Dado el estilo rígido y la estructura lógica que caracteriza a los proyectos forestales, la generación de conocimientos debe trascender esos marcos. Estos deben producirse no sólo desde un enfoque de género, sino bajo una visión integral y holística que ayude a romper la tradicional dicotomía que existe entre las ciencias sociales y las naturales. Otro problema mencionado por los participantes es que los/las técnicos que formulan, ejecutan y evalúan proyectos forestales, tienen poco contacto con investigadores e investigadoras que están trabajando la articulación género-recursos naturales, en disciplinas como la antropología y la sociología. Es evidente que esta brecha entre la investigación académica y la planificación para el desarrollo no permite que ni unos/as ni otros/ as se alimenten y aprovechen los avances de sus respectivos campos.

Asimismo, en la producción de conocimiento, y no sólo en la ejecución de actividades, deberán participar las mujeres y hombres involucrados en los proyectos; sólo así será posible reconocer la diversidad, las diferentes maneras de mirar el mundo, las múltiples verdades, los diversos saberes de los actores.

Para evitar que la información se quede en manos de muy pocas personas, como suele ocurrir con frecuencia, es menester establecer claros mecanismos de divulgación, para que el conocimiento alcance a un circulo más amplio, en el cual se debe incluir a las mujeres beneficiarias.

Hacia una estrategia multinivel

Las estrategias más comúnmente usadas para vencer las resistencias han sido la sensibilización y capacitación a los equipos de los proyectos forestales, y a las mujeres y hombres de las comunidades. Los participantes del Seminario han confirmado que las resistencias persisten y que aún se confunden los términos mujer y género. Esta situación obliga a intensificar las actividades de sensibilización y capacitación a los dirigentes de las organizaciones campesinas, técnicos/extensionistas de proyectos y a los hombres de las comunidades. Además, la adopción de una estrategia multinivel ayudará a mejorar las formas de coordinación institucional y facilitará el logro de la sostenibilidad de los proyectos. Merecería extender estas actividades a otros niveles, como el de políticas nacionales e instituciones de desarrollo. Una buena estrategia mencionada por las personas participantes es la de emplear a expertos de género en todos los niveles de una organización estatal, no sólo para la ejecución de actividades sino también en el directorio o en los espacios donde se toman las decisiones. Sólo cuando especialistas de género ocupan un lugar estratégico dentro de las instituciones, hay una apertura que permite tomar en cuenta el enfoque de género.

Una estrategia de esta naturaleza permitirá establecer un balance entre el nivel de los proyectos y el de las políticas en lo que a la intervención se refiere. Gran parte del retraso que actualmente se constata con respecto a la integración del enfoque de género en las políticas forestales, se debe a que las instituciones dedicadas al desarrollo, especialmente la cooperación internacional, han concentrado el apoyo y el financiamiento en los proyectos forestales, descuidando lo que ocurre a nivel de políticas En cuanto a las políticas forestales, es de suma importancia que el género no sea considerado como un componente aislado, sino que cruce todas las políticas que conciernen a la protección, uso y manejo de recursos naturales.

Otro obstáculo que debilita la legitimación del enfoque de género en el ámbito forestal, a la vez que crea confusión en este medio, es la falta de coordinación tanto entre las mismas agencias internacionales de cooperación, cuanto entre éstas y los actores nacionales que reciben financiamiento -Estado ONGs y organizaciones campesinas- en torno a las políticas estrategias y actividades de género que cada una impulsa.

Hasta el momento la coordinación ha sido esporádica, de corta duración, muy coyuntural, y ha dependido mucho de iniciativas individuales. Lo que más bien predomina es la competencia entre agencias internacionales. Como resultado de esto, se repiten investigaciones y experiencias y se duplican errores.

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