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Temas para reflexión y discusión


Temas para reflexión y discusión

1. Introducción al problema y a las perspectivas

La reflexión efectuada en este documento gira alrededor de las problemas de la degradación ambiental y la desigualdad social en el contexto del desarrollo en América Latina. Los estudios de caso y otros materiales reunidos en la bibliografía muestran que, en las últimas décadas, concurrente con la implementación de incontables políticas y programas para apoyar el desarrollo, se han generalizado unos fenómenos inquietantes en las poblaciones latinoamericanas: la degradación ambiental acelerada, especialmente la deforestación, la erosión y la degradación de suelos; y la desigualdad socioeconómica, que acarrea el empobrecimiento, la migración y la desestructuración de comunidades, y que se expresa mediante la diferencia étnica, de clase y de género.

Las comunidades rurales en todas partes del continente han sufrido una reducción y degradación de los recursos naturales a los cuales sus miembros tienen acceso. Un incremento en el control y explotación de los recursos naturales por parte de empresas privadas, instituciones gubernamentales e internacionales, reduce en cantidad y calidad los recursos naturales accesibles a la gente que utiliza los bosques para la sobreviviencia y para la reproducción de sus familias y comunidades. Al mismo tiempo, los sistemas productivos familiares de las comunidades rurales están cambiando en respuesta a nuevas presiones, problemas y oportunidades. Las actuales características de producción local también amenazan el equilibrio en las relaciones sociedad-naturaleza, perjudicando su sostenibilidad.

Nuestra hipótesis general es que la destrucción ambiental es un síntoma de los desequilibrios sociales y que, en torno, la degradación de recursos naturales intensifica la desigualdad y otros problemas humanos relacionados. Se propone que estas dos tendencias están altamente interrelacionadas y que se impactan si mediante la organización social del control y del uso de los recursos naturales. Sin embargo, todavía entendemos poco sobre los mecanismos y dinámicas que vinculan estos dos fenómenos históricamente y en situaciones actuales.

Los ensayos reunidos aquí comprenden una amplia gama de información, conceptos, análisis y, sobre todo, interrogantes cuyo objetivo es motivar la exploración del problema. Las dos corrientes teórico-metodológicas exploradas a lo largo del trabajo -la de análisis de sistemas de género y la de forestería comunal- ofrecen una serie de pautas conceptuales, teóricas y metodológicas para ayudarnos a examinar las relaciones entre género y ambiente en este contexto.

La forestería comunal, como también el análisis de género, promueven el desarrollo de perspectivas multifacéticas y multívocas. Esto requiere la realización de dos tipos de diálogo: interdisciplinario y entre saberes. A nivel interdisciplinario, la propuesta no sólo implica la aplicación de datos y métodos provenientes de las distintas disciplinas, sino también el diálogo entre diferentes paradigmas, perspectivas teóricas, políticas e ideológicas, sobre las cuales se basan y se desarrollan estas disciplinas. La conversación entre saberes. articula las voces y expresiones de personas y grupos en diversas posiciones de género, etnicidad y generación, en diferentes comunidades y contextos. En este trabajo contraponemos varias interpretaciones y respuestas a los problemas centrales, para motivar un reconocimiento de los paradigmas culturales y académicos que yacen bajo todo pensamiento y acción humana -desde el estudio de caso, hasta la interpretación teórica y el llamado a la acción.

1. Forestería comunal

Trataremos de dar una breve introducción a la corriente de forestería comunal", que será elaborada en las discusiones que siguen. El acercamiento a la forestería comunal presentado en este trabajo fue realizado mediante un proceso de acumulación y sistematización de experiencias, muchas de las cuales fueron apoyadas o difundidas por el Programa Bosques, Arboles y Comunidades Rurales (FTPP). El FTPP es un programa de acción multirregional del Departamento de Montes de la FAO, que tiene sus raíces en el Programa sobre la Contribución Forestal al Desarrollo de las Comunidades Locales (1979-1986). Los conceptos y las prácticas de la forestería comunitaria han evolucionado profundamente desde que surgieron en los años 1970, como se documenta en las publicaciones resumidas en la bibliografía.

El objetivo general de la forestería comunal es entender mejor y contribuir a mejorar las condiciones de vida de los pobladores rurales en los países en desarrollo, y en particular de la gente más pobre, a través del manejo local de los recursos forestales. La forestería comunitaria toma como objeto de estudio las múltiples relaciones que tienen las personas con su entorno natural, considerando también el contexto histórico, político e institucional de este entorno.

El objetivo del programa y el acercamiento efectuado en él son expresados, en términos humanos, en la mayor importancia que tienen los aspectos socioculturales y la participación, respecto a la forestería tradicional I a definición de nuevos objetivos para el estudio y la acción forestal implica un nuevo acercamiento conceptual, metodológico y político Especialmente importantes en este acercamiento son el diálogo interdisciplinario y entre saberes, y la exploración de la diferencia y la participación en la investigación y la acción.

El enfoque de forestería comunal tiene sus raíces en un largo debate sobre cuestiones de "territorio''. En los años 1970 se desarrolló acercamientos basados sobre un enfoque centrado en ''la tierra". Este enfoque facilitó una mayor comprensión de problemas de tenencia, acceso, administración y organización de producción rural. Pero el proceso también dio lugar a una serie de cuestiones sobre temas relacionados al poder, las normas, los valores y significados, que no se entienden ampliamente desde el enfoque "tierra". A nivel de análisis de producción surgieron problemas para ubicar los otros elementos que complementan la tierra, como son: agua, semilla, biomasa, tecnología, organización laboral, sistemas de parentesco, compadrazgo, etc.

Para responder a estas cuestiones se buscó un acercamiento que continúe considerando la tierra como un elemento fundamental, dentro de conceptos más integrales y dinámicos, como son territorio y bosque. El concepto "bosque" utilizado aquí no se refiere a un conjunto de árboles, sino más bien a un sistema integral y dinámico de relaciones que incluye la tierra, el agua, la flora, la fauna, y sobre todo la gente y sus culturas y sociedades. Para entender los sistemas complejos de bosques dentro de esta conceptualización, se comenzó a investigar nuevos aspectos de las múltiples relaciones entre los siguentes factores: modos de vida y sistemas de producción; normas, leyes y derechos; modos de organización social. Más ampliamente se exploró la construcción de relaciones entre las comunidades y sus entornos naturales.

La reflexión efectuada dentro de la forestería comunal también toma una razón política y social, que es la de hacer frente a las fuerzas que hacen del manejo de los recursos naturales, un dominio cada vez mayor de empresas privadas y de instituciones estatales. Los conocimientos y análisis generados dentro de la corriente de forestería comunal demuestran que las personas que son parte de sistemas integrales locales recrean constantemente su ambiente mediante relaciones múltiples y dinámicas, y que por esto son ellos los que deben ser los encargados (o al menos participantes importantes) de la administración de los recursos.

La forestería comunal coexiste en una relación de complementariedad y contraste con otros enfoques, en un momento en el que la profesión forestal se encara con el reto de contribuir a la solución de los problemas de deterioro ambiental y pobreza rural a escala global. Hace una profunda revisión de los objetivos de otros modelos de desarrollo, y de los modelos dominantes de forestería industrial y comercial, en su visión de un desarrollo que no se basa principalmente en la generación de ingresos y capital. La forestería comunal se basa en el principio de que la conservación de los recursos naturales y el desarrollo sostenible son prioritarios y sólo pueden ser enfrentados si las poblaciones locales disfrutan de seguridad de subsistencia, y si los hombres y mujeres de estas poblaciones participan plenamente como agentes y beneficiarios en el manejo de sus recursos naturales.

En el resumen de la trayectoria de la forestería comunal, Arnold (1991:7) describe el desfase entre las distintas visiones y objetivos de desarrollo forestal. "Es improbable que la plantación de árboles para alcanzar objetivos ecológicos, como la protección de los suelos, dé suficientes productos vendibles para que sea económicamente atractiva al agricultor. De manera análoga, es improbable que la plantación de árboles para generar ingresos beneficie a quienes tienen pocas tierras o carecen de ellas. Difícilmente pueden satisfacerse tanto las necesidades de subsistencia como las del mercado con un único modelo de producción Es improbable, además, que los proyectos concebidos inicialmente para alcanzar un objetivo de producción sirvan igualmente para lograr un objetivo social posteriormente añadido, como por ejemplo el de beneficiar a los pobres, a menos que sean debidamente reestructurados". Así se pone en tela de juicio la incómoda coexistencia actual de los tres objetivos de generación de ingresos, mejoramiento ambiental y seguridad de subsistencia, y propone más bien el desarrollo de nuevos modelos que permitan balancear mejor estos objetivos.

Acercamiento interdisciplinario

Las empresas privadas e instituciones estatales generalmente ven a los elementos del ambiente natural como insumos para el desarrollo económico, y se refieren a estos elementos como "recursos naturales". Basan sus planes de manejo en sistemas de categorización y análisis que aislan y separan los recursos según sus usos económicos. La tierra, por ejemplo, es cultivable o es un recurso para la producción ganadera. Y los árboles son recursos maderables.

En contraste, la forestería comunal no se queda en la ciencia de cultivar árboles para fines exclusivamente económicos, sino que en sus temas centrales abarca los vínculos entre bosques y las necesidades básicas de las comunidades, la seguridad alimentaria y energética, la tenencia de la tierra y derechos sobre los árboles, la resolución de conflictos, el empleo en pequeñas empresas forestales, productos forestales no maderables, las relaciones sociales comunales y otros. De acuerdo con sus objetivos, la perspectiva de la forestería comunal no concibe árboles, tierra, agua, animales, plantas, personas, efe. como recursos distintos, sino como partes interdependientes e imprescindibles a los sistemas integrales. El estudio de estos sistemas y la acción para mejorarlos requiere de una colaboración creativa entre las personas que manejan los conceptos y los métodos desarrollados en disciplinas diversas como son: agronomía, antropología, biología, ciencias jurídicas y políticas, ecología, economía, forestería nutrición, sociología y otras.

La comprensión de los múltiples y necesarios vínculos entre los bosques y las comunidades rurales surgió de un proceso de estudio de realidades y dinámicas locales, e implicó un acercamiento interdisciplinario y contextualizado. Arnold resume: ''En la práctica, la producción y utilización de productos forestales a nivel de aldea suelen inscribirse en sistemas sociales complejos que regulan el manejo de recursos, en los que muchos de los factores que influyen en nuestra capacidad intervenir con soluciones forestales no tienen carácter forestal. Se trata primordialmente de factores humanos, relacionados con los modos en que la gente organiza el aprovechamiento de las tierras y otros recursos. Por consiguiente, requieren enfoques específicos para cada situación y difícilmente pueden abordarse con éxito mediante soluciones generales o enfoques orientados hacia un único elemento de la situación" (Arnold 1991:5).

La incorporación de perspectivas y herramientas de diversas disciplinas también surge del deseo de comprender y apoyar no solamente el manejo de bosques maderables, sino también de pequeñas parcelas de árboles y arbustos, de sistemas agroforestales, de huertas familiares, pastizales, terrenos agrícolas en descanso y otras áreas verdes. Toda esta diversidad queda dentro del concepto "bosque", el mismo que debe ser incorporado en una diversidad de disciplinas y prácticas al margen de la forestería convencional.

Participación en el manejo de recursos

La participación de actores locales es priorizada en la forestería comunal, la cual hace énfasis en el reconocimiento de las diferencias entre individuos y grupos de actores locales, como también la participación balanceada de ellos. En una guía para la enseñanza de cursos sobre forestería comunal, Lee Peluso y otros (1990) explican los principios de diferencia y participación. ''La forestería comunal no se trata de comunidades como entes en si. Se trata de diferencias dentro de comunidades. Una función crítica del investigador o extensionista de forestería comunal es identificar los patrones de diferenciación social y económica dentro de comunidades, y diseñar investigaciones o actividades que involucren todos los grupos, o al menos aseguren la participación de los grupos más vulnerables" (Lee Peluso y otros. 1990:4).

Los miembros de comunidades son diferenciados según ejes que son parte de los patrones de acceso y uso de recursos y de gestión ambiental. Partiendo de categorías generales como: género, generación, nivel de ingresos, profesión, etnicidad y religión, buscamos las particularidades de diferencia en cada situación. Exploramos ¿cuáles son las relaciones entre las diferentes personas y su entorno ambiental? y ¿cuáles son las relaciones entre los diferentes grupos de personas? Los acercamientos efectuados para analizar las diferencias de género enriquecen nuestra comprensión de todos los ejes de diferencia.

Estudios demuestran que los roles de las mujeres, hombres y niños en la gestión ambiental, varían en relación a muchos factores: los conocimientos, toma de decisiones, responsabilidades distribución de beneficios: en relación a especies o variedades de plantas y animales, domesticadas y silvestres; y en cuanto al uso de la planta para alimentación, ritos, medicinas, construcción, diferentes formas de intercambio o comercialización; y otros. Diversas propuestas metodológicas han sido realizadas y ensayadas en diferentes partes del mundo para facilitar la consideración y participación de estas diferencias, y los resultados de variadas experiencias son difundidos en las revistas y publicaciones del FTPP (algunos son comentados en el módulo VI de este trabajo). Uno de los aportes más significativos para nuestra reflexión es el trabajo de Susana Balarezo (1994), en la guía Metodológica para Incorporar la Dimensión de Género en Proyectos Forestales Participativos.

El reconocimiento de diferencias también es importante en el estudio de contextos locales, nacionales e internacionales, donde grupos con diferentes agendas y distintos grados de poder actúan sobre el mismo sistema ambiental. Por ejemplo, los intereses de un país en generar ingresos estatales mediante concesiones e impuestos madereros pueden estar en conflicto con los intereses de comunidades que dependen de usos múltiples de los bosques vivos. Al mismo tiempo, la extracción selectiva por parte de grupos locales de ciertos árboles y animales puede estar en conflicto con las agendas de ecologistas que intentan establecer reservas para conservar la biodiversidad. Para entender el complejo contexto se debe tomar en cuenta todos los grupos con intereses en los recursos naturales, como son las organizaciones no gubernamentales y las instituciones internacionales de desarrollo y de conservación; corporaciones (madera, plantación, construcción, ganado, etc.), movimientos políticas locales, nacionales e internacionales, y diversas burocracias compitiendo por el control y manejo de los bosques (Lee Peluso y otros 1990:4).

Mientras las diferencias entre diversos grupos de participantes e interesados son un importante objeto de estudio, la forestería comunal también apoya la diferencia y participación en el proceso de estudio y en la producción de conocimiento. Se promueve el intercambio de información y experiencias, estudios de caso y documentos conceptuales que permiten una participación de distintos actores en varios contextos y países del mundo en desarrollo. Este intercambio contrapone voces de diferentes perspectivas culturales y profesionales, como también diversas posiciones de género. De este modo, las experiencias y conceptos comienzan a superar las distinciones tradicionales entre el objeto de estudio y las metodologías.

Visión multinivel de las dinámicas de cambio

La forestería comunal orienta una gran parte de sus investigaciones y ensayos metodológicos hacia las comunidades de base, y la difusión de estudios y experiencias locales ha generado una valiosa gama de materiales para enriquecer reflexiones más sistémicas y teóricas. Al mismo tiempo, no deja de enfatizar la importancia estructural de las políticas estatales e internacionales, haciendo más visible la necesidad de coordinar los múltiples niveles de investigación y acción entre la localidad y la globalidad.

El acercamiento destaca la importancia de conocer y responder a los contextos económicos y sociales de las sociedades en cuestión y pretende contribuir a la formulación de estrategias y políticas nacionales que permitan una mayor participación de las poblaciones rurales en la gestión de los recursos naturales. "No es realista esperar que los proyectos y programas de desarrollo forestal comunitario logren cambios sociales o institucionales con mayor rapidez de lo que se producen en la sociedad en general; para tener éxito han de ser compatibles con el marco general en el cual se inscriben" (Arnold 1991:29).

2. Mujer, género y desarrollo

Tratamos de ofrecer algunas breves definiciones de los enfoques "mujer" y "género", sin dejar de dar énfasis al carácter diverso, contradictorio y dinámico de estas perspectivas. Destacamos las conceptos y principios de estas corrientes que contribuyen a nuestra reflexión, y también cuestionamos elementos de los enfoques y metodologías que pueden ser limitantes. Existen interpretaciones y políticas muy distintas en relación a "mujer" y "género", cada uno con sus campeones y críticos. Algunos de los discursos y debates han sido elaborados a partir de los diferentes ensayos y discusiones en los cuales revisamos estudios de caso, corrientes teóricas, metodologías y proyectos que han sido elaborados con enfoque de mujer o género.

Género y desarrollo: Un tema heterogéneo que abarca posiciones y acciones múltiples y contradictorias

[FALTA TEXTO, CUADRO 1]

Tomamos en cuenta y comentamos estos distintos proyectos de "género y desarrollo" como elementos de nuestra perspectiva, que es: analizar sistemas de género como dimensiones dinámicas de sociedades complejas en procesos de cambio, a fin de entender mejor las relaciones entre tales sociedades y su entorno natural, y de encarar los problemas de degradación ambiental y desigualdad social. Nuestra perspectiva concuerda con la conceptualización de Teresita de Barbiere cuando escribe ''los sistemas de género/sexo son los conjuntos de prácticas, símbolos, representaciones, normas y valores sociales que las sociedades elaboran a partir de la diferencia sexual anátomo fisiológica y que dan sentido a la satisfacción de los impulsos sexuales, a la reproducción de la especie humana y en general al relacionamiento entre las personas" (Barbiere 1993:45).

A modo de elaborar nuestra definición, mencionaremos unas dimensiones pertinentes al tema. Primero, diferenciamos un enfoque en mujeres (como individuos o como una categoría) de un enfoque de género como sistema cultural. Segundo vemos que género es un sistema cultural universal. Tercero, mostramos cómo el carácter multifacético de los sistemas de género da lugar a un acercamiento interdisciplinario, tan importante para entender los problemas encarados aquí.

Mujer y desarrollo

El concepto "mujer" implica un ser físico, ciudadana, trabajadora, madre, esposa, sujeto histórico, agente de desarrollo, profesional, y otros. "La mujer" como categoría general se refiere a la condición biológica o histórica compartida por todas las mujeres. El enfoque en mujer y desarrollo se ha expresado en estudios y proyectos que se dirigen explícitamente a mujeres, en forma separada o conjuntamente con hombres, niños, etc. Un proyecto enfocado en mujeres puede concebirlas como objetos de estudio o recipientes de beneficios, o bien como sujetos de acción o cambio.

En proyectos que enfocan a mujeres, ellas pueden participar en la mano de obra, en el beneficio de servicios, en las decisiones, o en otros aspectos. Las metas e indicadores para proyectos de mujer y desarrollo normalmente incluyen el número de mujeres participantes, la medición de impactos sobre ellas, y similares. A veces se distingue entre la condición y la posición de las mujeres involucradas: su 'condición' se refiere a las características concretas y prácticas dentro de las cuales vive y actúa una mujer, y su 'posición' se refiere al poder, respeto y derechos de que goza una mujer en relación a otros miembros de la sociedad.

El enfoque en "mujeres" como objeto de estudio ha contribuido de manera significativa a mejorar nuestro conocimiento y comprensión de las mujeres y sus realidades. Una de las ventajas del enfoque "mujer" es que permite escuchar las voces y visiones de mujeres individuos y responder a sus necesidades y demandas personales e inmediatas. Los estudios y proyectos que toman a mujeres como el objeto principal frecuentemente tienen impactos inmediatos sobre las mujeres, pero son limitados en su capacidad de entender y transformar los sistemas circundantes a fin de asegurar la viabilidad y sostenibilidad de los cambios propuestos en relación a ellas.

Otra limitación bastante generalizada en este enfoque es el uso del concepto "la mujer". La identificación del objeto de estudio como "la mujer y la transferencia tecnológica", "el rol de la mujer en la producción de papa", "la mujer y el medio", implica captar las características esenciales y universales inherentes en toda mujer, o sea "la mujer" como categoría universal. La diversidad de identidades y vivencias entre mujeres en diferentes sociedades, incluso en diferentes grupos profesionales, étnicos, de clase, generacional, dentro de cada sociedad, es tan grande y tan importante que la utilidad de hablar de "la mujer" en términos generales es limitada a unas ciertas instancias y debates. Encontramos más enriquecedores los trabajos que toman como objeto grupos concretos, reconociendo la diversidad interna, por ejemplo "las mujeres agricultoras de Tomaypampa en la producción de papa".

Un importante impacto de los estudios, proyectos y discursos realizados bajo el enfoque "mujer y desarrollo" es que han motivado cambios significativos en nuestra lectura de los procesos de desarrollo en general. La exploración de las diferencias entre mujeres y hombres ha tenido el efecto de abrir la casilla de "sociedad" para promover una comprensión más compleja de la diversidad de grupos humanos involucrados en los procesos de desarrollo. La atención orientada a mujeres específicamente, ha demostrado que en cada comunidad los diferentes grupos y actores tienen distintos roles, conocimientos y responsabilidades en cuanto a las relaciones sociedad-naturaleza, como también económicas y otras. Esta comprensión refuerza el interés en estudiar estas diferencias y tomarlas en cuenta a nivel de políticas y proyectos de desarrollo. Estas iniciativas han motivado evaluaciones de las políticas y los programas de desarrollo en América Latina, las cuales demuestran que éstos se han implementado con una escasa participación de los diversos actores locales, especialmente las mujeres. La investigación y el debate sobre este hecho ha contribuido al reconocimiento más general de que la mayoría de los programas de desarrollo también ha obviado la participación plena y genuina de hombres, niños y virtualmente todas las personas locales.

En resumen, las diversas posiciones y propuestas de la corriente "mujer y desarrollo" (las cuales han evolucionado en el proceso de aprendizaje y reflexión) contribuyen a la producción de conocimientos sobre las mujeres y los hombres como actores diferenciados, que han sido muy importantes por permitirnos avanzar en nuestro entendimiento, y paralelamente aportaron a la generación de innovadoras perspectivas teóricas y metodológicas en relación al desarrollo. Durante los últimos 20 años, estudios y experiencias enfocadas en "la mujer" o en "mujeres" han realizado una contribución imprescindible, permitiendo un acercamiento complementario denominado "género".

De Barbiere distingue entre el enfoque mujer y el de género a nivel de investigación. "Convendría distinguir desde esos momentos, dos posturas diferentes que han acompañado a la investigación sobre las mujeres: una que centra el objeto de estudio en las mujeres, es decir, en generar, acumular y revisar información e hipótesis sobre las condiciones de vida y de trabajo, la creación y la cultura producida por las mujeres. Otra que privilegiará a la sociedad como generadora de la subordinación de las mujeres... para la segunda, las premisas más generales, explícita o implícitamente formuladas, sostenían: a) la subordinación de las mujeres es producto de determinadas formas de organización y funcionamiento de las sociedades. Por lo tanto, hay que estudiar la sociedad o las sociedades concretas, y b) no se avanzará sólo estudiando a las mujeres, el objeto es más amplio. Requiere analizar en todos los niveles, ámbitos y tiempos, las relaciones mujer-varón, mujer-mujer, varón-varón" (Barbiere 1993:44).

En el contexto de desarrollo, la relación entre los enfoques mujer y género es compleja, y en la práctica predomina una gama de interpretaciones y el uso irregular de los dos términos. A nivel más concreto, el concepto de género entró en el discurso para subrayar la distinción entre el enfoque en diferencias biológicas entre mujeres y hombres, lo que se denomina 'diferencia de sexo, y el enfoque en diferencias socioculturales entre mujeres y hombres, lo que se denomina 'diferencia de género'. Se hace hincapié en el hecho de que las características de sexo son innatas y permanentes, mientras que las características de género están constituidas por procesos históricos, cambian y pueden ser cambiadas.

Algunos teóricos del género sostienen que la construcción social de identidades y relaciones de género es totalmente independiente del dimorfismo sexual biológico, y que la relación los dos sistemas (sexo y género) es una metáfora. Otros arguyen, por ejemplo, que las funciones biológicas y la sexualidad física de las mujeres están íntimamente vinculadas a la construcción, y experiencia de la femenidad como categoría cultural, e incluso que las construcciones culturales de género impartan hasta la sexualidad biológica de las personas.

A nivel de acciones y políticas también existe una polémica sobre la definición y uso de los términos. Con la promoción del tema "género y desarrollo", por ejemplo, muchos proyectos con o para mujeres simplemente fueron renombrados "proyectos de género". Trataremos de clarificar nuestra posición respecto a las relaciones entre los enfoques Mujer, y género en las acciones, mediante una alegoría basada en otro paradigma conceptual conocido, el análisis de clase. En un nivel concreto podemos estudiar las realidades de la gente pobre, enfocando su condición práctica como tal. El conocimiento de los problemas, demandas y potencialidades de grupos humanos pobres sirve como base para acciones destinadas a ayudarlos: darles oportunidades, capacitación, caridad, comida, atención de salud, educación, efe. En muchos casos, estudiar y trabajar con mujeres, dentro del enfoque "mujer y desarrollo" es parecido al trabajo con pobres: el objetivo predominante ha sido conocer la realidad concreta de las mujeres y tratar de mejorarla.

En contraste con el trabajo orientado a "grupos pobres", realizar investigaciones con análisis de clase quiere decir explorar las estructuras de desigualdad en los sistemas socioeconómicos y culturales, las cuales condicionan la pobreza. Los análisis de clase toman como objeto de estudio no solamente las realidades de gente pobre, sino también los mecanismos de poder, subordinación, explotación y opresión a nivel legal, económico, en los medios de comunicación, sistemas educacionales, en la distribución de recursos, etc. Acciones correspondientes con el análisis de clase involucran esfuerzos para transformar aspectos del sistema que estructura, produce y reproduce la desigualdad Estas acciones pueden incluir cambios políticos, reformas agrarias o la revolución total.

En este sentido, el enfoque de género desarrollado en nuestro trabajo es parecido al análisis de clase. Mientras el análisis de género depende del conocimiento sobre las mujeres y los hombres, el enfoque también abarca el sistema que constituye los roles y relaciones de mujeres y hombres dentro del contexto histórico. Las acciones correspondientes al análisis de sistemas de género se dirigen hacia cambios más estructurales y permanentes, modificaciones en las instituciones y los mecanismos económicos, políticos y sociales que producen y reproducen la desigualdad, opresión, explotación, marginación, etc. que experimentan las mujeres como individuos o grupos.

Este trabajo trata de sistematizar los resultados de estudios y experiencias con enfoque "mujer" y el conocimiento de realidades de mujeres y hombres en contextos concretos, para avanzar nuestro entendimiento de las relaciones entre distintos grupos humanos y entre éstos y su entorno ambiental. Esperamos que esta reflexión, que enfoca sistemas de género, también contribuya a enriquecer y avanzar el trabajo complementario que continúa con el enfoque en mujer.

Finalmente, los estudios y acciones centrados en mujeres, o en mujeres y hombres, son parte integral e imprescindible de estudios y acciones dirigidos a sistemas complejos de género. A nivel de investigación y de acción, los diferentes enfoques son vinculados históricamente en la evolución del enfoque, y también coexisten necesariamente en relaciones simultáneas.

Género: Un sistema cultural universal

Género, entendido como un sistema funcional y significativo, estructurado según categorías interdependientes relacionadas con roles sexuales, es un fenómeno universal que contribuye a la organización práctica y significativa de todos los grupos humanos conocidos. Mientras que la forma y el contenido de los sistemas de género varían enormemente entre las diferentes sociedades y sus historias, no se ha conocido una comunidad o sociedad humana donde las categorías y relaciones de género no sean parte importante de la vida.

A nivel conceptual y teórico, encaramos el enorme reto de concebir el género de manera que sea fiel a las distintas vivencias humanas. Hasta ahora, nuestros métodos para conocer y entender el género siguen basados en los paradigmas científicos occidentales, de modo que integramos el enfoque "género" en estudios sociológicos, económicos, jurídicos, educacionales, de desarrollo, etc., ya definidos. Como resultado, nuestros acercamientos son influidos por características de la cultura occidental. Por ejemplo, el individualismo inherente en las metodologías sociológicas y de género limita nuestra capacidad de entender modos de vida e identidades más comunitarios, y la dicotomía masculina-femenina obvia el entendimiento de las diferentes categorías existentes como son los homosexuales, travestidos, monjas y monjes, los eunucos (grupo social constituido por hombres castrados), las mujeres posmenopáusicas, etc. Esperamos que la continua pesquisa y reflexión sobre el tema permita generar un acercamiento capaz de entender mejor este fenómeno universal que al mismo tiempo se expresa en una diversidad particular.

En resumen, nuestra definición de un sistema de género es in sistema amplio y dinámico que ordena, asocia y da significado a casi todos los aspectos de una sociedad: las identidades, subjetividades, roles y relaciones de los actores; la estructura y el uso del lenguaje; las instituciones sociales, económicas y políticas; el manejo de la producción y los recursos naturales; la cosmovisión; las creencias y los valores religiosos, estéticos y sociales; etc. Por su característica multifacética, el género pasa por todas las dimensiones y los niveles de la realidad -a veces de manera muy transparente, y otras de manera opaca. Mientras que "mujer", "hombre" y "sexo" se refieren a seres y características biológicos, las categorías y dinámicas de género nos llevan a reconocer la historicidad y variabilidad cultural de las vivencias femeninas y masculinas, y de los sistemas culturales estructurados por género.

Género: Una lectura alternativa de sistemas de vida

El desarrollo de la sociedad moderna condicionó la separación de aspectos de la vida en distintas instituciones y espacios de tal modo que la producción, la religión, las leyes, la naturaleza, efe. vienen a ser dominios distintos. Paralelamente, los sistemas de conocimiento e información reflejan el aislamiento de sus objetos de estudio, tornando la forma de ciencias distintas de la economía, la teología, las ciencias jurídicas, la biología, etc. Durante siglos hemos tratado de conocer y entender realidades no-modernas o no-occidentales con estos sistemas de conocimiento, encontrándonos con una serie de frustraciones, contradicciones y faltas de entendimiento.

Una de las características más valiosas y menos exploradas del análisis de género es su capacidad para estructurar el estudio integral de un sistema extremadamente multifacético, que abarca elementos normalmente divididos en diferentes disciplinas. Nuestra propuesta es realizar un manejo de género corno perspectiva analítica que cubre las realidades locales y nacionales de manera comprensiva, así como integrar elementos de sistemas de vida dinámicos que abarcan gentes, su entorno natural y las relaciones entre ellos.

Hemos planteado la necesidad de preguntar cómo los conceptos y modelos de desarrollo aplicados hasta ahora son relacionados con los fenómenos inquietantes de degradación ambiental y desigualdad social en el Tercer Mundo. Uno de los factores pertinentes a esta relación ha sido la falta de consideracion de los aspectos culturales y humanos en general, en los modelos de desarrollo dirigidos a objetivos económicos y técnicos. Esta misma falta ha sido una limitación fundamental para la participación, la equidad y la sostenibilidad en procesos de desarrollo en América Latina. La consideración de género, corno un sistema básico de toda cultura y sociedad, ofrece un camino prometedor para avanzar en el entendimiento de los procesos humanos relacionados al desarrollo histórico.

El punto de partida para avanzar en la comprensión de todo esto es mediante el conocimiento e integración de casos concretos donde se descubre conexiones y relaciones actuales. No es siempre obvio dónde buscar el género cuando uno realiza investigaciones concretas. En vez de tratar de identificar el género como un objeto de estudio, proponemos considerar todas las dimensiones de la realidad desde una perspectiva que sea sensitiva a su ordenación y significación de género. Aquí se esboza un esquema de algunos de los elementos y facetas de la vida humana que son partes integrales de sistemas de género. El esquema incluye elementos que son tradicionalmente categorizados en distintas ciencias y áreas de estudio, y uno de nuestros desafíos es encontrar y entender las relaciones dinámicas entre estas categorías.

[FALTA CUADRO 1, ESQUEMA DE ALGUNOS DE LOS MULTIPLES FENOMENOS Y FACETAS DE LA VIDA HUMANA QUE...]

ESQUEMA DE ALGUNOS DE LOS MÚLTIPLES FENÓMENOS Y FACETAS DE LA VIDA HUMANA QUE FORMAN PARTE DE LOS SISTEMAS DE GÉNERO

CREENCIAS, VALORES, INDENTIDADES, COSMOVISION ("SUPERESTRUCTURA")

(TRATADOS EN LAS DISCIPLINAS: FILOSOFÍA, TEOLOGÍA, ANTROPOLOGÍA, PSICOLOGÍA)

POSTURAS PERSONALES (ÉTICAS, RELIGIOSAS, INTELECTUALES)

IDENTIDADES

ARTE, MÚSICA, GUSTO ESTÉTICO Y CULINARIO.

SUBJETIVIDAD Y INTERSUBJETIVIDAD

AUTO-VALORACIÓN Y AUTO-ESTIMA

ASIGNACIÓN DE PODER Y DOMINIO A SERES HUMANOS Y SUPERNATURALES

VALORACIÓN DE ROLES PRODUCTIVOS Y INSTITUCIONALES

CREENCIAS Y VIDA ESPIRITUAL

IDEOLOGÍAS, PERSPECTIVAS POLÍTICAS

RELACIONES ENTRE HUMANOS Y LA NATURALEZA

RELACIONES ENTRE HUMANOS Y DEIDADES/FUERZAS SUPERNATURALES ETC.

INSTITUCIONES SOCIAL/ECONOMICA/POLITICA

(TRATADOS EN LAS DISCIPLINAS: SOCIOLOGÍA, CIENCIAS JURÍDICAS, ECONÓMICAS Y POLÍTICAS)

SISTEMAS LEGALES/TRADICIONALES DE ACCESO A TIERRA, AGUA, ETC.

PATRONES DE HERENCIA, CODIGO FAMILIAR

PARENTESCO Y COMPADRAZGO

SISTEMAS DE MERCADO, TRUEQUE, ETC.

SISTEMAS DE CRÉDITO

ORGANIZACIÓN LABORAL, DE PROFESIONES Y POSICIONES

ESQUEMAS SALARIALES, CONSTRUCCIÓN DE ECONOMÍA FORMAL/NO FORMAL

PATRONES DE VIVENCIA (P.E. PATRILOCAL, UXORILOCAL)

RELIGIÓN INSTITUCIONAL - IGLESIA, JERARQUÍA ECLESIÁTICA

POLÍTICAS E INSTITUCIONES EDUCATIVAS: ESCUELAS, CAPACITACIÓN

PARTIDOS POLÍTICOS Y SU FUNCIONAR

ETC.

PRODUCCION Y RECURSOS NATURALES ("INFRAESTRUCTURA")

(TRATADOS EN LAS DISCIPLINAS: AGRONOMÍA, ECOLOGÍA, FORESTERÍA)

SISTEMAS PRODUCTIVOS

CARACTERÍSTICAS DE RECURSOS PRODUCTIVOS

RELACIONES ENTRE PRODUCCIÓN Y CONDICIONES ECOLÓGICAS, CLIMATALÓGICAS

CONTROL Y ACCESO AL AGUA, RIEGO, ETC.

CONTROL SOBRE PRODUCTOS/BENEFICIOS DE LABOR

ACTIVIDADES Y RESPONSABILIDADES PRODUCTIVAS

TECNOLOGÍAS PRODUCTIVAS, SU PRODUCCIÓN Y CONTROL

CONOCIMIENTOS Y TÉCNICAS PRODUCTIVAS

ROLES Y RESPONSABILIDADES PRODUCTIVOS Y REPRODUCTIVOS

ETC

La conceptualización de género como sistema multifacético que transecta distintas dimensiones de la realidad, ofrece una serie de pautas que ayudan a explorar las relaciones entre sociedad y naturaleza. Primero, las dinámicas del sistema de género se basan en dos principios importantes: 1) la participación diferenciada de las distintas partes de un sistema, y 2) la interdependencia funcional y significativa de elementos diversos relacionados en el sistema. El concepto de sistemas de género permite extender estos principios ecológicos más allá de los factores biológicos y físicos, para integrar en el marco elementos tradicionalmente denominados "económicos", "culturales", "filosóficos", efe. Al mismo tiempo, permite explorar las relaciones entre factores más específicos, como el acceso y control de recursos naturales, y toda una serie de otros elementos, como los valores, los símbolos, la cosmología, efe. en un sistema simultáneamente funcional y significativo.

El concepto de "sistema" desarrollado en el estudio de escosistemas y sistemas de producción nos ayuda a entender la presencia y funcionamiento de género, pero también tiene limitaciones. Mientras "sistema" normalmente se refiere a estructuras definidas y bastante estables, observamos que el contenido, la valoración, el poder y todos los factores que constituyen categorías de género cambian históricamente en relación a un sinfin de influencias internas y externas al sistema. Nuestro concepto de género requiere reconceptualizar "sistema" en una manera más flexible, en que los elementos cambian continuamente en una definición mutua y dinámica entre las partes y especialmente en respuesta a la iniciativa e innovación de los actores y grupos sociales.

Las categorías de género incluyen y vinculan contenidos muy diversos: roles productivos, condiciones legales, posiciones socioeconómico-políticas, valores, actitudes, identidades. El análisis sistémico de estas categorías en sociedades concretas muestra que cuando se cambia un elemento dentro de una categoría de género, cambian otros. Unos estudios comentados en nuestro texto demuestran que cuando las mujeres tienen mayor acceso a ingresos económicos, su participación y su rol en las decisiones políticas cambia; otros casos demuestran que cuando los recursos que utilizan las mujeres son degradados y reducidos, se disminuye la productividad y contribución económica de ellas, y también se cambia el valor religioso-simbólico y el respeto social que la sociedad les otorga.

Las categorías de género también están interrelacionados dinámicamente entre sí de modo que se definen mutuamente en los procesos de cambio. Numerosos estudios demuestran por ejemplo que cuando sólo los hombres en una comunidad reciben capacitación técnica, crédito y otro apoyo en proyectos de desarrollo, resultando en el incremento de ingresos recibidos por los hombres, la participación y poder de decisión de los mismos mejora, mientras que la posición relativa e incluso la condición concreta de las mujeres empeora (ver Arizpe 1986, Boserup 1970). Esta cualidad de género se basa en la relación fundamental de la realidad humana -la intersubjetividad- mediante cuyas dinámicas se constituyen los actores, sus acciones, y las reglas de juego y significados de estas identidades y actos.

El análisis de las relaciones entre los recursos, derechos, valores, etc. asignados a diferentes grupos de género en instancias y contextos específicos, revela situaciones de complementariedad, subordinación, desigualdad y otros, a veces en coexistencia simultánea. Una comprensión de estas situaciones relacionales permite evaluar los cambios relativos dentro del contexto, a fin de promover y mantener la interdependencia funcional y significativa de género, que es de suma importancia para el equilibrio y la sostenibilidad de cada comunidad y sociedad.

3. Acercamiento integral: Relacionando la dimensión humana y la dimensión natural

Existen muchos puntos de iluminación mutua entre los acercamientos de forestería comunal y de género, que básicamente es lo que se examina en todo nuestro trabajo. Entre los principios compartidos se encuentran:

Las categorías "sociedad" y "naturaleza"

Uno de los grandes desafíos para efectuar un acercamiento integral es el convencional divorcio violento entre diversas dimensiones de la realidad. En general, la ciencia moderna concibe a "la naturaleza" y "la sociedad" como dos casillas distintas. Los cientistas sociales abren la primera casilla y los cientistas naturales abren la segunda para analizar su contenido. De los dos lados seguimos viendo al otro como una simple casilla, un concepto opaco. La tradición cultural que da lugar a este divorcio también abarca visiones alternativas, como las que estamos explorando aquí.

En los siglos XVIII y XIX la cultura occidental comienza a definir claramente dos conceptos que tendrán roles muy importantes en la estructuración de su visión del mundo: "la sociedad' y "la naturaleza". La sociedad se construye como una categoría exclusiva a la naturaleza y superior a ella. Se identifica los esfuerzos de la civilización como los empujes que separan permanentemente la sociedad civilizada de la naturaleza salvaje en el desarrollo teleológico de la historia.

La categorización dual de "sociedad" y "naturaleza" viene a estructurar no solamente la cosmovisión, religión y filosofía occidental, sino también las instituciones, políticas leyes y hasta las economías. De especial importancia es el desarrollo de las ciencias dentro de las universidades, las iglesias y los ministerios de educación. Estas instituciones son estructuradas de tal modo que la investigación y enseñanza en relación a la sociedad, está divorciada de la investigación y enseñanza relacionada a la naturaleza: como consecuencia, los dos campos desarrollan distintas epistemologías, metodologías, paradigmas y teorías.

Han surgido algunas perspectivas teóricas que desafían la división clásica de "sociedad" y "naturaleza", pero siguen basándose en categorías duales y opuestas. Una visión propone, por ejemplo, que la sociedad occidental moderna explotadora esté en una casilla, divorciada de la naturaleza, mientras que los indígenas se encuentran en la otra casilla, junto con la naturaleza de la cual son parte. Existen otras posiciones que indican que los hombres patriarcales, violentos y depredadores dominan la sociedad, mientras que las mujeres que dan vida y nutren están dentro de la casilla naturaleza.

Existen también visiones totalizadoras que subordinan un 'reino' al otro. Por un lado, la posición más generalizada del mundo industrializado -incluida la mayor parte de sus "ecologistas"- ve a la sociedad humana como categoría dominante, y a la naturaleza como uno de los conceptos de la sociedad humana, y uno de los diversos recursos que ella maneja. En el polo opuesto, los seguidores de algunas filosofías orientales, como también los integrantes del movimiento de ecología profunda, sostienen visiones del mundo en que la naturaleza es la única categoría global, y los humanos no son nada más que una de las muchas criaturas dentro de ella.

ALGUNAS CONCEPTUALIZACIONES SOBRE LAS RELACIONES ENTRE SOCIEDAD Y NATURALEZA

SOCIEDAD

NATURALEZA

TODA LA GENTE Y SUS

BOSQUES, PLANTAS,

COSAS

ANIMALES Y A VECES

 

ALGUNOS ELEMENTOS

 

ABIÓTICOS

   

SOCIEDAD

NATURALEZA

CIVILIZACIONES

PLANTAS, ANIMALES,

AVANZADAS, PAÍSES

BICHOS, ETC. Y

DESARROLLADOS, GENTE

INDÍGENAS (GENTE

MODERNA

'NATURAL' QUE CONVIVEN

 

CON LA NATURALEZA Y EN

 

LOS BOSQUES)

   

SOCIEDAD

NATURALEZA

HOMBRES Y SU SISTEMA

FLORES, BICHOS, RÍOS,

PATRIARCAL,

PALOMAS, ETC. Y

EXTRACTIVO, AGRESIVO,

MUJERES (GENTE QUE DAN

DEPREDADOR

VIDA, NUTREN, SANAN,

 

CUIDAN Y REPRESENTAN

 

LA FERTILIDAD)

   

SOCIEDAD

NATURALEZA

TODO LO QUE HAY EN EL

SISTEMA ECOLÓGICO

MUNDO

GLOBALIZANTE

   

SOCIEDAD

NATURALEZA

UNO DE LOS CONCEPTOS Y

UNOS DE LOS ANIMALES

RECURSOS DEL MUNDO

(HUMANOS) Y SU

HUMANO

VIVENCIA

[FALTA CUADRO 2: ALGUNAS CONCEPTUALIZACIONES SOBRE LAS...]

Buscando vínculos

Desde un principio podemos basar un acercamiento más comprensivo en la organización cultural (incluyendo el manejo de recursos naturales) o en el ecosistema (incluyendo el animal humano) como proceso integrador. La organización cultural vincula aspectos muy diversos de la realidad en sistemas que difieren de comunidad a comunidad y cambian con el tiempo histórico. Al mismo tiempo, los ecosistemas vinculan diversos aspectos de la realidad en sistemas igualmente únicos y dinámicos. En todo caso, la complejidad y la creatividad de la cultura humana, como también del mundo natural, limitan el alcance de las descripciones empíricas y los análisis definitivos.

La forestería comunal propone una lectura nueva que no asume una división empírica ni analítica entre la sociedad y la naturaleza, al contrario, su objetivo 'de estudio y acción es precisamente las relaciones múltiples y dinámicas que existen entre personas, grupos, plantas, animales, etc. Los sistemas de género son centrales en la organización de las relaciones sociedad-naturaleza en toda comunidad estudiada, aunque esta dimensión no ha sido debidamente explorada. Así que las perspectivas de forestería comunal y de género se complementan en entender las relaciones entre sociedad y naturaleza.

Proponemos explorar estas relaciones a nivel concreto en contextos específicos para después poder efectuar análisis a diferentes niveles. Estudios a nivel local muestran las singularidades de contextos únicos y contribuyen al entendimiento de las tendencias generales. Destacamos aquí que el estudio "empírico" de casos concretos no es un ejercicio transparente, libre de asumidos y conceptos teóricos. Debemos reconocer de la manera más explícita posible el marco y los conceptos que manejamos para aproximarnos a casos concretos.

Tomando como base la propuesta de FTPP de explorar las relaciones entre las personas y su entorno natural, esbozamos un marco huerístico para estudios de caso integrales en comunidades rurales que abarca factores "sociales" como también factores "naturales" y las relaciones entre ellos. El siguiente esquema básico muestra algunos de los diferentes niveles de investigación y análisis dentro de las ciencias sociales y naturales, permitiéndonos trazar vínculos entre las partes y buscar patrones o tendencias.

ORGANIZACIÓN SOCIAL DE PRODUCCIÓN

RECURSOS NATURALES Y REPRODUCCIÓN

Gente y sus roles: hombres mujeres, niños líderes marginales ricos pobres especialistas

Características genéticas/fisiológicas de especies y variedades

Orientación de producción mercado intercambio, consumo

Plantas y animales individuos (historias de vida)

Rubros

 

agricultura silvicultura pecuaria, comercio, migración

Poblaciones (estructura demográfica)

Cultivos principales secundarios monocultivos intercalada/huertos alto rendimiento resistencia

Especies como conjuntos

Organizaciones

 

sindical parentesco compadrazgo asoc. de productores mink'a ayni clubes de madres grupos organizados alrededor de recursos compartidos etc.

Comunidades (grupos de especies de fauna y flora interactuando)

Espacios

 

parcelas cercas y dispersas patios y huertos familiares destinos de migración praderas y monte distante

Ecosistemas (comunidades interactuando con factores bióticos y abióticos) por ejemplo: cuencas praderas cerros, valles

Control y acceso a recursos normas, leyes políticas

Biosfera biomasa

Las relaciones sociedad-naturaleza en los procesos de desarrollo rural

Además de describir estos distintos aspectos de la vida en los contextos específicos, debemos examinar las relaciones entre ellos para identificar los patrones de relacionamento entre elementos sociales y ecológicos en los contextos de desarrollo rural en América Latina. Aquí avanzamos una hipótesis preliminar en relación a algunos de los cases estudiados para la consideración y el debate.

En nuestras observaciones y lectura de estudios de caso hemos identificado la tendencia de los proyectos de desarrollo rural para enfocar los niveles más específicos la naturaleza: características genéticas y especies. Existe un sinnúmero de proyectos forestales incluso la mayoría de los proyectos descritos en los estudios FTPP "Mujeres y árboles" que estudian y promueven el monocultivo de eucalipto glóbulos y pino radiaba. En el departamento de Cochabamba Bolivia entre los proyectos de desarrollo agrícola más importantes se encuentran PROSEMPA, PROINPA y SEPA los cuales han dirigido su investigación y acción casi íntegramente al mejoramiento genético de un cultivo -la papa. En las facultades universitarias de Agronomía y Forestería las investigaciones y los ensayos realizados frecuentemente enfocan o en el mejoramiento genético de especies escogidas o en el comportamiento de individuos de una variedad durante su ciclo vida en condiciones especificas.

En los paisajes rurales las políticas y programas de forestación y desarrollo agrícola han contribuido a la expansión de la frontera agrícola y el incremento en la proporción de unas pocas variedades y especies de árboles y monocultivos comerciales. En procesos paralelos la extracción de algunas especies para el mercado conjuntamente con la degradación de ecosistemas enteros reduce la diversidad de la flora y la fauna.

El enfoque reducido a unos cuantos elementos de la naturaleza no se origina con los proyectos de desarrollo. Este enfoque surgió como parte de los procesos históricos de la modernización y la industrialización dentro de los cuales el estudio de la naturaleza se vinculó íntimamente con el control y la manipulación de recursos naturales como insumos en los procesos de producción industrial. Durante siglos este enfoque ha sido promovido por las políticas nacionales y en las últimas décadas caracteriza los proyectos de desarrollo internacionales y nacionales.

Dentro del discurso sobre el desarrollo y la conservación se comienza a incorporar elementos de comunidades biológicas y ecosistemas integrales por ejemplo en programas de manejo de cuencas y de manejo de áreas protegidas. Sin embargo, en cuanto a la producción rural sigue habiendo muy poco interés investigación y trabajo en temas como la silvicultura y pecuaria que integrarían sistemas ecológicos más completos en conjunto con sistemas socioculturales de manejo acceso y uso.

Incluso muchos de los proyectos "agroecológicos" y "agroandinos" ponen la mayor parte de sus energías en apoyar la producción de algunos cultivos principales y la forestación con unas cuantas especies escogidas. Cuando ellos hablan de "la gestión ambiental" -y lo hacen mucho- casi siempre se refieren al manejo de unos cuantos recursos naturales directamente relacionados con la producción agrícola (específicamente suelos y agua). Las técnicas propuestas como "prácticas ecológicas": las zanjas de coronación e infiltración, los muros de retención, la aplicación de abonos orgánicos la construcción de terrazas etc. son implementadas de manera directamente instrumental a la producción agrícola. O sea que el objetivo principal de la implementación de estas prácticas es mejorar y sostener la producción y el rendimiento de unos cuantos cultivos comerciales y no así el ecosistema en general.

En 1994 se realizó en Bolivia la Primera Conferencia Nacional Sobre la Conservación de Suelos y Aguas. Es significativa como ejemplo de la actitud existente el que entre unas veinte ponencias presentadas solamente dos o tres consideraban las causas sociales y político-económicas de la erosión desertificación y deforestación. Los otros disertantes no hablaron de personas (mucho menos hombres y mujeres) y se limitaron a comentar sobre respuestas técnicas a problemas técnicos de la producción comercial.

La conservación de aguas suelos o bosques no puede quedarse como un problema técnico-económico, ni como una cuestión de unas cuantas especies comerciales. ¿Cómo se puede estudiar analizar y mejorar lo que está pasando en los niveles más generales del ecosistema? ¿Cómo podemos entender las cuencas, praderas cerros efe. como entidades vivas y multifacéticas? ¿Cuáles metodologías nos ayudan a explorar las diversas relaciones entre estos ecosistemas complejos y las gentes que forman parte de ellos?

Viendo las tendencias del limitado enfoque desde una perspectiva de género sobre algunas especies de plantas planteamos una hipótesis incipiente en relación a los procesos de desarrollo rural en América Latina. En los casos estudiados los hombres tienden a concentrar sus esfuerzos en la producción de uno o dos cultivos principales la extracción de algunas especies de árboles y ciertos animales de caza de los bosques mientras que las mujeres tienden realizar el pastoreo la recolección de leña la recolección de flora y fauna silvestre la producción de diversos cultivos secundarios en lugares dispersos y todas las actividades que dependen del manejo de sistemas más complejos como son los bosques las praderas y los cerros. Estos patrones indican que los hombres generalmente tienen más interés y producen un mayor impacto en los niveles más específicos del ecosistema, y que las mujeres tienen más interés y mayor impacto en los niveles generales.

En un estudio en Casas Viejas Colombia por ejemplo Carmen Tavera observa que el cultivo de pinos fomentado por una institución de apoyo es responsabilidad mayormente de los hombres. "En el trabajo forestal en tierras comunales participan fundamentalmente los hombres aunque algunas mujeres jóvenes colaboran en ciertos trabajos... Las mujeres mayores (todas madres de familia) contribuyen solamente preparando y llevando la comida a sus esposos e hijos durante la jornada de trabajo." (Tavera 1991:75). La autora describe el aprovechamiento de la madera, la poda de las ramas efe. como actividades realizadas exclusivamente por los hombres. En contraste las actividades de las mujeres en Casas Viejas dependen de una relación constante con áreas verdes con una mayor biodiversidad. "Las mujeres de Casas Viejas son las encargadas de la recolección de leña del acarreo del agua del cuidado de los animales domésticos... siembran y mantienen la huerta casera que es clave para la alimentación y la salud de todos..." (Tavera 1991:79).

Las diferentes relaciones que tienen mujeres y hombres con los recursos naturales no forman una ecuación dual sino que existen muchos matices internos. Por ejemplo está claro que la producción agrícola -incluso el monocultivo- es un pequeño sistema de flora fauna material biótico abiótico que abarca una cierta biodiversidad. Sin embargo observamos en las regiones andinas que el área dedicada a parcelas agrícolas en un momento dado es normalmente pequeña en relación al área silvopastoril dentro del ecosistema en que vive una comunidad. Así que las mujeres en sus actividades tienden a ocuparse de mayor diversidad y de mayor superficie del entorno ambiental de la comunidad en términos de cobertura biomasa y número de especies de flora y fauna.

Es importante recordar que la situación de cada comunidad está en un flujo constante. Por ejemplo en el ensayo de Alberto Escalante incluido en el proximo módulo de este trabajo se observa que algunos pobladores de la Amazonia boliviana viven situaciones en las cuales los hombres participan en la extracción de maderas preciosas y animales de cuero y piel para conseguir dinero mientras que las mujeres asumen responsabilidad para manejar sistemas de recolección cultivo migrante y manejo de bosques para la existencia diaria. Las presiones económicas por la sobrevivencia contribuyen a exagerar esta conformación. También influyen históricamente las oportunidades monetarias aprovechadas por los hombres que fluctúan entre la recolección de goma o castaña el transporte de drogas la extracción de maderas y otros. En épocas o situaciones con menos presión económica o menos oportunidad para la extracción comercial la organización de género en el trabajo diario y en relación con la naturaleza es diferente.

Las tendencias de género en las relaciones sociedad-naturaleza vistas en estos contextos locales dan lugar a algunas observaciones interesantes en cuanto a los procesos de desarrollo globales. Una es que los procesos históricos de modernización como también los proyectos de desarrollo implementados en América Latina han enfocado en los hombres y en el manejo de recursos específicos para la producción tendiendo a ignorar no solamente los componentes femeninos sino también las partes más grandes y diversas de los ecosistemas en las cuales ellas actúan.

Las diferentes teorías arguyen sobre cuál vino primero la gallina o el huevo ¿Es que siendo machistas de un patriarcado hemos creado modelos de desarrollo que ignoran la parte silvopastoril porque es femenina y porque despreciamos a las mujeres? ¿O es que siendo capitalistas hemos ignorado la parte silvopastoril porque no genera dinero en el corto plazo y está asociada a la reproducción la cual no es valorada en nuestro sistema económico y entonces la marginación de mujeres es casual?

Esta polémica abre un debate complejo en el cual se considera tres preguntas claves. 1) ¿Por qué el proceso histórico de desarrollo rural enfoca a elementos más específicos del medio e ignora dimensiones importantes de los ecosistemas complejos? 2) ¿Por qué se orientan los esfuerzos de desarrollo a actividades masculinas y hombres? 3) ¿Cuáles son las implicaciones de estas dos tendencias para la participación, equidad y sostenibilidad de sistemas social-ecológicos en procesos de desarrollo? Para explorar estas cuestiones, estudiamos una serie de casos concretos en América Latina, y después exploramos cuestiones de causa y consecuencia en una contextualización histórica.

II. Aprendiendo de casos concretos en América Latina

¿Cómo conocemos y caracterizamos las relaciones entre diferentes grupos sociales y elementos ambientales en comunidades definidas? ¿Cuáles características corresponden a ciertos contextos culturales nacionales geográficos? ¿Cuáles aspectos son claves para el mejoramiento de la vida social y el entorno natural? La lectura de estudios de caso empíricos realizados en diferentes países de Latinoamérica ofrece una base de conocimiento para explorar éstos y otros interrogantes.

El análisis detallado y comprensivo de realidades concretas es una base necesaria para identificar necesidades y apuntar consideraciones y posibilidades para el apoyo a mujeres y hombres en la gestión ambiental en las comunidades y regiones. Al mismo tiempo se espera que un mejor conocimiento de las realidades concretas contribuya a lograr avances a nivel teórico y político.

1. ¿Qué es un estudio de caso?

¿Un estudio de caso es una fotografía de la realidad? ¿Una abstracción sobre observaciones concretas? ¿Un invento del investigador? ¿Una imposición de categorías externas? Utilizamos estudios de caso para construir una base de conocimientos sobre la vida en las diferentes comunidades y regiones. Normalmente consideramos estudios de caso como el nivel "más empírico" del conocimiento y basamos nuestras hipótesis y teorías sobre ellos. Sin embargo' ponemos en cuestión el empirismo y la objetividad del proceso.

La lectura y discusión de estudios de caso es imprescindible como insumo en nuestra comprensión de los problemas de degradación ecológica y desigualdad social y sobre todo de las relaciones entre ellos. Por un lado consideramos las descripciones y la información en cada estudio a fin de entender las particularidades de las situaciones específicas como también para buscar tendencias y hacer comparaciones. Por otro lado reflexionamos sobre la producción de estudios de caso: las relaciones entre sujetos y objetos de investigación la definición de enfoques las metodologías de investigación y redacción, para concientizarnos sobre los epístemes que estructuran nuestro conocimiento del "otro". Por ejemplo? ¿Cuáles son los aportes del investigador y del investigado? ¿De dónde vienen los esquemas y cuadros utilizados para ordenar la información? ¿Como se llega a organizar lo observado en categorías como: los diferentes ámbitos de la vicia; la división del trabajo por sexo: las actividades económicas, religiosas, comunales, sociales?

Los procesos de producción de conocimiento sobre realidades locales varían bastante, e especialmente con la aplicación de las nuevas metodologías diseñadas para respetar e involucrar las perspectivas e iniciativas de la población local, anteriormente considerada "objetos de estudio". Para vislumbrar algunas de las posibles relaciones entre sujetos y objetos de estudio, contrastamos resúmenes breves de tres estudios de caso todos realizados en áreas de la selva tropical. Cada estudio trata de buscar un conocimiento interdisciplinario y una visión integral por metodologías distintas.

El primer ejemplo viene de una zona del trópico peruano donde un equipo de expertos analizó distintos aspectos del ecosistema y de la vida social. Según los autores el documento Estudios de Caso de Manejo Ambiental: Desarrollo Integrado de un Area en los Trópicos Húmedos Selva Central del Perú "contiene un análisis exhaustivo de la región y una metodología para la identificación y solución de conflictos en las primeras etapas de la planificación del desarrollo" (OEA 1987: xviii). El trabajo parte de un esquema correspondiente de la ciencia moderna que divide el mundo en diferentes categorías tomando cada una como un objeto de estudio (por ejemplo recursos hídricos agricultura fauna silvestre). Aunque el enfoque es sectorial incluye una consideración explícita de las relaciones entre sectores. "Se solicitó a diversos expertos en cada campo que en primer lugar describieran la situación actual de los recursos y la actividad sectorial en la región analizaran los bienes y servicios sobre los cuales se basa o podría basarse la actividad sectorial y por último que identificaran y sugirieran soluciones a los conflictos que existen o que podrían surgir entre ese sector y los demás sectores con los que debe interactuar" (xviii). Los resultados son presentados como un conjunto de trece "estudios de caso" temáticos y complementarios cada uno tratando de un temo distinta como son: disposiciones legales salud transporte fuentes de energía, etc.

El segundo ejemplo es un "diagnóstico de caso" realizado en El Beni Bolivia donde investigadoras utilizaron metodologías participativas para recabar información. La investigación se basó sobre los conceptos métodos e instrumentos planteados por la metodología "Diagnóstico Seguimiento y Evaluación Participativos" (ver Davis-Case 1995) y tiene como objetivo manejar sistemas de información que están basados principalmente en las necesidades de los miembros de la comunidad local trabajando en forma creativa y adaptable. Después del proceso de investigación la autora sistematizó la experiencia y ordenó la información para redactar el informe "Las mujeres indígenas de Moxos y su relación con el manejo de bosques" (León Ugarte 1994).

De acuerdo con los preceptos de DSEP el estudio pone tanto énfasis en el proceso del estudio como en los resultados. El informe incluye una sección detallada sobre los métodos las experiencias y la participación de mujeres locales en la identificación y discusión de una serie de temas. El texto incluye citas de las personas participantes en el proceso. como también fotos de los talleres que permiten ver las actitudes y la participación dinámica de la gente e!] las actividades del diagnóstico. El objeto del estudio no está definido en términos de fenómenos concretos o sectores' sino en "la forma en que las mujeres moxeñas, representadas por la Subcentral de Indígenas se relacionan y manejan los recursos naturales: bosques tierra y recursos hídricos". Esta innovadora conceptualización del objeto de estudio implica un entendimiento dinámico e integral. Sin embargo, las dinámicas locales no siempre logran expresarse en el texto. En la presentación de los resultados del proceso, la autora organiza la información en secciones según categorías como: "ámbito reproductivo", "ámbito productivo", "comercialización", "ámbito social", etc. Estas categorías, surgidas de la ciencia social occidental, ayudan a ordenar la información en forma "lógica", pero son limitadas en su capacidad de captar y entender las lógicas de los participantes locales y la integralidad de la vida local.

El tercer ejemplo es una investigación participativa realizada en El Chapare mediante la colaboración de una investigadora y cinco individuos locales. La ¡reflexión realizada en el proceso se expresa mediante las voces de los participantes indígenas en ''Queremos contarles sobre nuestro bosque" (Chiqueno y otros: 1995). El orden de la presentación toma una forma más original que en los otros casos, aproximándose más bien a las formas de la narrativa local. Las categorías centrales que se interrelacionan son: los cuatro tipos de bosque categorizados por los habitantes, y las actividades orientadas alrededor de objetivos inmediatos como alimentarse o ganar dinero. La narrativa es accesible, pero no es totalmente subordinada a la lógica occidental y a una secuencia lineal. En cada página se yuxtaponen dibujos, comentarios y listas, en una organización espacial que sugiere múltiples conexiones entre los elementos.

Estos casos; representan solamente tres de las muchas posibilidades de metodologías de investigación y de presentación de resultados. Recalcamos que en todos los casos las posiciones personales, teóricas y filosóficas de los investigadores, las cuales son estructuradas por género, clase, etnicidad y profesión, entre otros, contribuyen a dar forma al proceso de investigación y a los resultados del estudio.

Estudios de comunidades indígenas del trópico son casos interesantes porque sus características, dinámicas y relaciones no caben fácilmente en nuestros modelos de la sociedad, en los cuales lo productivo está institucionalizado en la economía formal, lo religioso en la iglesia, lo político en sindicatos y partidos políticos, etc. Las limitaciones, contradicciones y frustraciones de estas experiencias de investigación son de gran interés aquí, porque nos empujen a reconceptualizar el objeto de estudio, nuestras relaciones con él, y los conceptos que utilizamos para describirlo. Intentos de estudiar comunidades indígenas en diferentes partes del mundo han sido catalizadores en la búsqueda de enfoques alternativos.

Llenando los vacíos de nuestro conocimiento

Realizar estudios de caso y tomarlos en cuenta en los procesos de aprendizaje tienen el objetivo gene; al de enriquecer nuestro conocimiento sobre el mundo. El estudio de los casos también involucra objetivos específicos que responden a diversas demandas y necesidades, que incluyen: descripción de aspectos de la vida y situaciones hasta ahora poco conocidas; conocimiento de las especificidades de los grupos (mujeres y hombres) no diferenciados en estudios anteriores; profundización de los detalles particulares de situaciones únicas; comparación entre estudios en relación a temas y tendencias generalizados; e identificación de estrategias de acción.

En el prefacio del estudio peruano mencionado arriba, se expresa la necesidad de estudiar áreas de la selva porque éstas han sido estereotipadas por falta de investigación y conocimiento. "Las descripciones prematuras de los trópicos como sitios deshabitados y 'ricos en recursos' llevaban a una descontrolada emigración a zonas en una larga historia de proyectos fracasados. Los planificadores del desarrollo disponían de muy pocos datos aplicables, puesto que la mayor parte de la experiencia existente había tenido lugar en zonas templadas y áridas, mientras que los especialistas ambientales habían apenas comenzado a comprender la asombrosa diversidad de las especies de los bosques tropicales" (OEA 1987: xiii).

Otros estudios de caso analizan un evento o instancia central como nudo articulador para explorar las relaciones entre diferentes fuerzas y condiciones históricas, políticas y ecológicas. Por ejemplo, el artículo Environmental Destruction, Ethnic Discrimination and International Aid in Bolivia (Jones 1995), investiga relaciones y eventos históricos en el Beni que culminan en la 'Marcha por el Territorio y la Dignidad' realizado en 1990 entre el Beni y La Paz. El estudio toma en cuenta una larga historia de tensiones sobre tenencia y acceso a los recursos, políticas económicas extractivas y depredadoras, y relaciones étnicas descriminatorias a nivel regional y nacional, como procesos interrelacionados en la región.

Estudios realizados con enfoques en "mujer" y "género" tratan de explorar dimensiones de la vida sobre los cuales conocemos poco. Por diversas razones relacionadas con las tradiciones científicas, como también con las culturas de algunas comunidades locales, la mayoría de los estudios 'neutros' en temas de forestería, agronomía, ecología, economía, sociología, etc. representan principalmente los conocimientos, opiniones y actividades de hambres locales. En el módulo II de la Guía Curricular acompañamos una serie de materiales y estudios que enfocan a las mujeres en el manejo de los recursos naturales, para complementar la información disponible sobre los roles de los hombres. También encontramos algunos estudios de caso enfocando las relaciones y balances entre roles de mujeres y hombres en relación ambiente (ver Escalante 1994, Gisbert y otros 1994, Paulson 1994, Weismantel 1998).

No reducir a las 'esencias' o buscar 'leyes naturales'

Una de las vías más prometedoras para superar la actual crisis tratada aquí, es la contextualización y adaptación de procesos de desarrollo a distintos entornos ecológicos y sociales. Esta estrategia implica el fortalecimiento de comunidades locales mediante la descentralización del poder y el conocimiento, y la participación democrática a nivel de base. Un paso primordial en el proceso de descentralización y fortalecimiento de posiciones locales es el estudio de realidades especificas en diferentes comunidades.

Para estos fines no sirve partir de conceptos abstractos y universales como 'la mujer', 'el principio femenino', 'la naturaleza'. Tales conceptos invitan a la subestimación de la importancia de las características étnicas, generacionales, de clase, de región, que describen las particulares identidades y roles de las mujeres y los hombres en relación con su entorno natural. Deseamos evitar también la idealización de la relación indígena-naturaleza o mujer-naturaleza como una relación inherente y universal a nivel biológico o espiritual, porque obvia el análisis de los contextos, causas y características especificas de estas relaciones.

Tendemos a coincidir con De Barbiere, quien escoge, entre muchos acercamientos teóricos al tema de género, uno que "Se trata de una perspectiva en la cual los fenómenos sociales (siguiendo metodológicamente a Marx) se definen por las relaciones que guardan entre sí. De ahí que la contextualización se vuelve un principio de primer orden a lo largo de todo el proceso de investigación, desde la construcción de los objetos de estudio hasta el análisis de la información y la interpretación de los resultados" (De Barbiere 1993:48). Desde esta perspectiva se derivan algunas consecuencias metodológicas en las ciencias sociales. ''En primer lugar, que no existe la mujer, como tantas veces se ha dicho, ni tampoco el varón (el hombre). Existen mujeres y varones en diferentes situaciones sociales y culturales que es necesario explicitar" (De Barbiere 1993:50).

Para entender estas situaciones -como también a las mujeres y los hombres que actúan en ellas- es necesario tomar en cuenta una serie de factores culturales, como son: las etapas del ciclo de vida, la organización de la vida familiar y doméstica, los sistemas y las condiciones económicas, los patrones de gestión ambiental, el contexto étnico-cultural y racial, la perspectiva de clase, los sistemas de parentesco, la división social de trabajo, la estructura y ejercicio de poder; y la subjetividad de los distintos actores en el sistema; entre otros.

Para explicar, como ejemplo, una de las dimensiones situacionales que deben ser tomadas en cuenta, tocamos las etapas del ciclo de vida, las cuales son, como el género, construcciones sociales. Los roles sexuales y las identidades de género son estructuradas en relación a las etapas de vida definidas por la cultura. En los Andes, por ejemplo, los y las bebes se llaman la guaga (femenina) durante la primera etapa de su vida, donde las identidades y roles femeninos y masculinos prácticamente no se distinguen. Algunas comunidades amazónicas otorgan voz y poder público a mujeres posmenapáusicas, similar a lo que gozan los hombres adultos. En unas culturas de Indonesia, el rol de género de los adolescentes varones incluye relaciones homosexuales, mientras que el eje de la identidad de género de los varones adultos son las relaciones heterosexuales con sus parejas. "Como consecuencia," apunta De Barbiere, "debemos abrirnos a pensar en los sistemas de género-sexo no sólo binarios, sino también con más de dos géneros, producto de atribuir a las personas en edades y sexos distintos en determinados momentos de la vida, posibilidades, deberes, normas de conducta específicos, capacidad de decisión y autonomía diversas" (1993: 51).

Además de explorar los fenómenos y contextos particulares, también es importante identificar tendencias entre las características y fenómenos descritos en los diversos casos. La identificación de elementos semejantes o contrastantes y de la distribución de fenómenos permite analizar las relaciones entre factores y fenómenos. Algunos de los factores que se destacan como claves en los estudios unidos aquí son: tenencia de la tierra, tipo de organización comunal y organización femenina, características poblacionales, niveles y características de modernización, patrones de migración, seguridad para continuar la forma de vida actual, y el balance entre la producción para autoconsumo, la agricultura comercial y el trabajo proletario o artesanal.

2. ¿Qué aprendemos, sobre género y ambiente, de las especificidades de los casos?

Estudios realizados en diferentes contextos de América Latina permiten analizar las múltiples y diversas relaciones entre mujeres y hombres y su entorno natural en localidades de la serranía, el altiplano, los valles y la selva. En las comunidades rurales estudiadas, los árboles y bosques tienen muchos roles en la vida humana: en la comida, bebida y medicina de la comunidad humana y sus animales; en la construcción de sus casas, cercos y puentes; como fuerza energética; en la generación de ingresos monetarios; en el mantenimiento de la fertilidad de suelos y equilibrio del ecosistema; como barreras contra la erosión causada por agua y viento, contra las pestes y plagas agrícolas; e inclusive en su cosmología y vida ritual.

Para complementar los estudios que toman como objetivo la gestión ambiental de los pobladores de un lugar dado, es urgente investigar situaciones específicas en cuanto a las funciones y roles de individuos y grupos diferenciados, y las dinámicas de relaciones entre ellos: entre actores de clases socioeconómicas, grupos raciales y étnicos y de género. Es de suma importancia examinar las implicaciones de estas relaciones en el manejo y el estado de los recursos naturales. Aquí mencionamos algunos de los elementos específicos que se destacan en los diferentes casos, juntamente con interrogantes que surgen de nuestra lectura de los casos y llaman a continuar estas investigaciones.

Espacios

En cada contexto, hombres, mujeres y niños se mueven por diferentes espacios físicos y llevan diferentes relaciones con estos espacios. Por ejemplo, en el estudio "Lo que cuesta vivir en Matarani" (León 1991), se descubre que el escenario de acción de las mujeres campesinas no coincide con las divisiones geopolíticas o límites comunales. Al contrario, ellas transitan un territorio vasto y heterogéneo en la realización de sus actividades, y este territorio puede incluir parcelas dispersas, praderas para el pastoreo, fuentes de agua, ferias, lugares rituales y de encuentro social. Esta realidad implica entender que las relaciones entre mujeres y su entorno ambiental en Matarani, requiere reconocer y estudiar el entorno en toda su extensión y diversidad y no limitarse al espacio geopolítica definido por las demarcaciones sindicales, agrícolas a otras.

En un estudio de caso realizado en la Banda de Arriba, Argentina, Cristina Sanz observa que los varios espacios de trabajo y vivencia tienen diferentes implicancias para el manejo de decisiones. En torno al espacio agrícola, por ejemplo, el manejo de decisiones es dominado por los hombres. "La decisión sobre temas productivos tales como qué, dónde, cómo producir, cuándo cosechar, dónde vender, etc., así como las relacionadas con el manejo del suelo y del agua, son mayoritariamente masculinas." (Sanz 1991:37) Mientras el espacio doméstico del hogar tiene otras connotaciones para el manejo de las decisiones, "El ámbito típico en lo referente al poder de decisión que posee la mujer es en aquellas actividades vinculadas a su rol doméstico (alimentación) y reproductivo (salud, educación de los niños, vestimienta)" (Sanz 1991:37).

Participación institucional e informal de mujeres y hombres

En cada comunidad estudiada existen diferentes formas de organización y participación para hombres y mujeres. Mientras en la mayoría de los casos los hombres participan en sindicatos o asociaciones comunales y de productores, las mujeres pueden o no ser parte activa en éstos. Al margen de las organizaciones oficiales, las mujeres participan en toda una gama de redes y foros no institucionalizados. Los estudios demuestran que mujeres en diferentes partes de América Latina participan en acciones dirigidas a mejorar aspectos de su medio: aprovechando las organizaciones existentes, acogiendo propuestas organizativas de instituciones estatales o privadas, actuando dentro de redes y relaciones tradicionales, o simplemente comenzando a realizar juntas algunas actividades concretas. Planteamos la necesidad de analizar las conexiones entre los tipos de organización femenina y masculina y los tipos de actitudes y acciones hacia los recursos naturales.

Tavera (1991:23) observa que la Asociación de Mujeres de Sogamoso, Colombia, une mujeres dispersas que viven dentro de un territorio definido en términos político-administrativos a nivel estatal. Este grupo oficial y su actuar no necesariamente corresponde con otros aspectos de la vida cultural, social o económica de las socias, que es orientada en términos de relaciones de parentesco, comunidades y otros. Esta asociación es parte de la Asociación Nacional de Mujeres Campesinas e Indígenas de Colombia, una institución que influye el carácter de la asociación local con agendas y políticas nacionales. En otra región de Colombia, en la comunidad de Casas Viejas, Tavera nos informa que las mujeres no son socias ni participan activamente en las reuniones de la empresa comunitaria, y que participan poco en organizaciones locales como la de los padres de familia y otros. Su participación formal es mayormente a través de sus maridos.

En el estudio sobre Matarani, Bolivia, se explora una situación en que toda forma de organización "tradicional" parece haber desaparecido, y una organización femenina ha surgido en la forma de sindicatos femeninos afiliados a los sindicatos masculinos. León comenta que "Lo importante de esta organización es que, surgiendo de la especificidad genérica de las mujeres campesinas, no está basada en reivindicaciones revanchistas, sino que tiene que ver con propuestas de gremio y de desarrollo comunal, reivindicaciones que nunca fueron escuchadas en el sindicato de los varones" (León 1991:47).

Conocer las especificidades de participación y organización es esencial en el intento para fortalecer comunidades locales, y hasta ahora tenemos una comprensión limitada de estas dinámicas. Entre las muchas interrogantes que surgen aquí, se destacan: ¿Cuáles son las diferentes características e implicaciones de la participación directa frente a la participación vía representación por individuos escogidos a nivel familiar o comunal? ¿Cuáles son los vínculos entre la participación de distintos grupos e intereses y el equilibrio y sostenibilidad de los sistemas ambientales? ¿Qué impactos tendría la descentralización del control y las decisiones en términos de diferencias de poder a nivel local?

Diversidad cultural: Étnica y de género

Los aspectos de comunidades locales que tal vez entendemos menos son las visiones, valores, cosmologías, éticas, símbolos y otros aspectos significativos que están plasmados en la vida cotidiana y que afectan todo aspecto de la vivencia individual y comunal. A pesar de la naturaleza incipiente de nuestra comprensión, sentimos que el respeto y preservación de esta diversidad cultural es importante.

Mujeres, hombres, personas de diferentes posiciones étnicas y socioeconómicas muestran diferentes actitudes frente a sus entornas ambientales, así que la simbología, visión y creencia son vinculadas a posiciones culturales. Estas diferencias corresponden tanto a la modernización de las comunidades, como a aspectos culturales de roles diferenciados y a las especificidades ecológicas del entorno. Al considerar los objetivos de investigación y acción de desarrollo en relación a la diversidad de vivencias en comunidades distintas, nos preguntamos: ¿En qué medida diferentes personas tienen distintos conocimientos, necesidades y prácticas en relación a los recursos forestales? ¿Existe la posibilidad de vivir según diferentes cosmovisiones, culturas, sistemas de valores, dentro de los procesos globalizantes de desarrollo económico? ¿En los casos concretos, cómo se puede reconocer y apoyar a los diferentes intereses, visiones, significados de género, estableciendo términos para una coexistencia e interdependencia positiva?

Cuando interpretamos y sistematizamos los casos, tenemos la oportunidad de explorar las siguientes preguntas. ¿Es que mujeres y hombres buscan diferentes estilos y objetivos de desarrollo en casos específicos o en general? ¿Es que la presencia de diversas experiencias y conocimientos culturales tiene alguna relación con la presencia y mantenimiento de la diversidad forestal/ecológica? ¿Es necesario o aconsejable contribuir a asegurar la continuidad de culturas 'indígenas', debido a su multiplicidad de métodos sustentables de vida en aproximación con la naturaleza? ¿En contextos de desintegración comunal y cultural, qué pasa como resultado de la imposibilidad de continuar modos de vida 'tradicionales', junto con las relaciones sociedad-naturaleza correspondientes?

3. Implicaciones comparativas y tendencias generales

Tratamos de identificar tendencias y generalidades, al mismo tiempo reconociendo que existe diversidad a todo nivel. Por ejemplo, en una revisión de estudios sobre la participación de mujeres en sistemas agrícolas en Latinoamérica y el Caribe, Paola Silva (1991:8) observa que en general los roles de las mujeres en la agricultura son más notorios en los países andinos y de Centro América, y menos en el Cono Sur. Al mismo tiempo, advierte que existen diferencias importantes de los roles femeninos dentro de distintas regiones de algunos de los países, como Ecuador, Chile y Costa Rica.

En cuanto a las prácticas de manejo forestal, los estudios "Mujeres y árboles" apoyados por FTPP y realizados en Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, revelan una serie de tendencias. Demuestran que las mujeres son sujetos activos en los procesos de planificación y uso de los recursos forestales al interior de sus comunidades y familias, y al mismo tiempo coinciden en la observación general de que la participación en los programas de forestación ha sido desigual de forma que las mujeres campesinas han estado excluidas de ellos. Plantean las interrogantes: ¿Por qué han sido excluidas las mujeres? ¿Cómo responder a las realidades de manera más constructiva y equilibrada?

A nivel muy básico, podemos identificar tres roles importantes que tienen las mujeres en casi todos los casos estudiados: 1) la administración y manejo de recursos naturales a nivel familiar, 2) una participación protagónica en la organización a nivel de base, especialmente en redes y foros no institucionalizados, y 3) un papel fuerte en la educación de los niños, transmitiendo los valores sociales y culturales a las próximas generaciones. Los casos coinciden en reconocer a las mujeres como portadoras de conocimientos sobre el ambiente, y muestran que ellas administran los recursos naturales en función de la reproducción física de sus familias y la reproducción social de sus comunidades, entre otras. Queda examinar las características más específicas de estas tendencias, y aquí escogimos algunas que son prioritarias para la investigación y e análisis.

Mujeres y hombres: Dependencia diferenciada sobre recursos naturales

En todas partes de América Latina se observa la degradación de la base de recursos naturales de la cual dependen las mujeres y los hombres rurales. A menudo, se comenta que el efecto es más inmediato para las mujeres, quienes tienen que caminar cada vez más lejos en búsqueda de leña, agua y áreas de pastoreo, y quienes tienen que cultivar productos para el consumo familiar en terrenos cada vez más degradados y marginales. Como resultado, su carga de trabajo diario se multiplica, su salud desmejora, y sus esfuerzos son menos eficientes y menos productivos. También está claro que la degradación de los recursos naturales es un factor que empuja a muchos hombres del campo a abandonar sus hogares por el trabajo migratorio, un paso que afecta a los hombres y mujeres de manera diferente.

Muchas veces, los hombres dejan sus comunidades diariamente, por algunas semanas o meses, o por tiempos largos, para dedicarse al trabajo asalariado en las ciudades y las grandes empresas agrícolas. En estos casos las mujeres frecuentemente se encargan de toda las actividades agrosilvopastoriles. Numerosos análisis de patrones de migración observan que la falta de recursos humanos para mano de obra y la degradación de recursos naturales se impactan entre ellos en un circulo vicioso de degradación y pobreza. Este proceso es analizado en las trabajos de Gisbert y otros (1991, 1994), Collins (1988) y Weismantel (1988).

¿Cuáles son los factores que contribuyen a estos patrones? Por un lado, hay una correspondencia de hombres con actividades 'productivas-modernas' dentro de la comunidad y fuera de ella. Los hombres están más asociados con la producción agrícola comercial, utilizando las mejores parcelas con tecnologías e insumos modernos y créditos institucionales. Las mujeres tienden a estar encargadas de actividades agrosilvopastoriles más tradicionales con la utilización de tierras y otros recursos marginales, sin tecnologías modernas y sin mucha inversión monetaria.

La polarización de roles e identidades de hombres y mujeres en relación a las actividades "modernas" frente a las "tradicionales", surge tan frecuentemente que requiere un análisis. León vincula esta tendencia a una historia de implementación de modelos y metodologías de desarrollo, los cuales han tenido efectos negativos más allá de los sistemas de género. "Los proyectos de desarrollo casi siempre estuvieron dirigidos al trabajo con varones en el campo. Es a ellos a quienes se tecnifica, a través suyo se introdujeron innovaciones tecnológicas y variaciones en la biodiversidad, etc. Sin embargo, los resultados de más de treinta años de programas que intentaron -y en algunos casos lograron- cambiar las economías campesinas fueron, casi en su generalidad, nefastos" (León 1991: 33).

¿Cuáles son las causas y las consecuencias de las crecientes dificultades encaradas por mujeres y hombres respecto a su dependencia de recursos naturales degradados? Si los hombres son los más involucrados en modernizaciones -la revolución verde y otras- que generan una serie de problemas sociales y ecológicos, ¿cómo podemos participar con las mujeres en el planteamiento de visiones y estrategias alternativas?

Patrones de migración

Los términos de mercado son cada vez más desventajosos para las familias rurales en todos los países andinos: los precios de los productos básicos que ellas venden bajan en relación a los precios de productos industriales que compran. A fin de generar los ingresos necesarios, muchas familias rurales han adoptado estrategias en que los hombres se dedican a la producción comercial y al trabajo migratorio mientras las mujeres se encargan de algunas de las responsabilidades agrosilvopastoriles tradicionalmente encarados por los hombres. En un estudio de Casco Valenzuela, Ecuador, por ejemplo, Ana María Maldonado escribe: "El trabajo parcelario, en muchos casos, corre absolutamente a cuenta de la mujer y de los hijos, por el hecho de que casi todos los hombres de la comunidad salen a trabajar fuera de ella" (Maldonado 1991: 79).

Lo que es más, la remuneración del trabajo masculino, y hasta las posibilidades de encontrar trabajo remunerado, son reducidas y difíciles en muchos países. Así que las mujeres a menudo tienen que satisfacer las necesidades de subsistencia de la familia con los pésimos recursos a los cuales ellas tienen acceso en el ámbito rural y sin contribuciones significativas de los hombres migrantes. Esta tendencia contribuye a multiplicar el trabajo de las mujeres que tienen roles importantes en el mantenimiento y reproducción no solamente de sus familias y comunidades, sino también de los recursos forestales de los cuales ellas dependen para vivir.

En las comunidades rurales se encuentran muchas mujeres solas, debido no sólo a la migración masculina sino también al abandono relacionado con cambios en las condiciones socioeconómicas que dificultan la estabilidad familiar (se documenta esta tendencia en CIDRE 1990, Gisbert y otros 1991 y 1994, Paulson 1991 y Tuijtelaars y otros 1994, entre otros). Las discusiones durante el Congreso Mundial para Evaluar la Década de la Mujer (Naciones Unidas, Nairobi 1985) indicaron que la creciente proporción de mujeres solas como jefes de hogar, mujeres como las más pobres de los pobres, y mujeres como las víctimas inmediatas de la crisis ambiental, son generalizadas en virtualmente todos los países en vías de desarrollo.

Es necesario examinar las relaciones entre la migración masculina, la escasez de labor familiar, la sobreexplotación de los recursos naturales y los bajos niveles de nutrición y salud. Este conjunto de condiciones observadas diferentes contextos concretos, contribuyen a la deforestación, al deterioro de los suelos y, finalmente, a la desertificación y la deserción de las áreas rurales. La degradación y pérdida de recursos forestales perjudica la viabilidad de las poblaciones rurales, poniendo en peligro la sobrevivencia de las comunidades.

Mientras que los patrones más comunes parecen ser la migración temporal de hombres adultos, conjuntamente con la de jóvenes de ambos sexos, los estudios de caso demuestran que los patrones de migración varían. En La Banda de Arriba, Argentina, por ejemplo, se observa que al llegar a los 14 ó 15 años, muchas de las chicas jóvenes se marchan a las ciudades para trabajar como empleadas domésticas. La autora del estudio observa que la migración de mujeres se da en mayor grado que la de hombres, y que este patrón crea problemas para la posterior reintegración de las jóvenes en la comunidad (Sanz 1991: 18-19).

La organización sociocultural del manejo de la biodiversidad

Estudios de sistemas productivos en áreas rurales demuestran que las mujeres manejan una gran parte de la diversidad biológica y tienen roles importantes en la administración de la diversidad productiva basada en aquélla, mientras que los hombres tienden a concentrarse en la producción más especializada de algunos productos principales. Incluso dentro de la producción agrícola en general y en la producción de cultivos principales, las mujeres tienden a ser más vinculadas con la diversidad genética. En muchas áreas andinas, las mujeres se especializan en la selección y manejo de germoplasma de cultivos principales, especialmente la papa, y se responsabilizan para producir variedades diversas para el consumo e intercambio, mientras sus esposos se concentran en la producción comercial de unas variedades genéticamente uniformes. En el manejo forestal también se observa que los hombres están más asociados con bosqques cultivados de pinos y eucaliptos, y las mujeres con diversas y grandes áreas silviculturales donde manejan una gran diversidad de árboles, arbustos y pastos para el pastoreo y la leña.

Estas tendencias están vinculadas a los procesos de desarrollo moderno que enfocan la producción y extracción de variedades especificas para el mercado. Cabe preguntar, ¿cómo reconocer y fortalecer los roles y responsabilidades de género en relación a la diversidad biológica y genética de los bosques y praderas naturales, germoplasma nativo, etc. para asegurar la evolución de sistemas interdependientes y simbióticos?

Pobreza y manejo ambiental

Los problemas ambientales -la deforestación y la degradación de suelos agrícolas, como también la contaminación urbana- parecen tener mayor impacto humano en los países más pobres y en las comunidades más pobres de estos países. Se observa un circulo vicioso entre el empobrecimiento y la degradación del ambiente natural, que acentúa las desigualdades en el control, acceso y manejo de los recursos naturales a nivel nacional y global. Amplia evidencia de la feminización de la pobreza y las relaciones de las mujeres con los recursos naturales también llama a más investigación.

El libro Food, Gender and Poverty in the Ecuadorian Andes (Weismantel 1988) explora los procesos dinámicos de empobrecimiento en relación con la degradación ambiental y las diferencias de género. El trabajo es de gran valor para entender los vínculos entre los cambios socioculturales, ecológicos y económicos que están transformando la vida rural en América Latina. El novedoso enfoque en un aspecto de lo cotidiano -la comida- logra esclarecer importantes dimensiones de estos cambios en las relaciones de género y etnicidad a nivel familiar y local, además de vincularlos con la degradación ambiental y la política económica nacional. ¿Por qué utilizar la comida como punto de partida para ver y entender la sociedad rural? Para comenzar, en la empobrecida zona de Zumbagua, Ecuador, donde se ha realizado el estudio, la comida es omnipresente. El paisaje, el espacio y el tiempo son formados por el cultivo, la cocina y la comida, como también los cuerpos de la gente que vive y actúa allí; la alimentación centra el enfoque inmediato de la mayoría de actividades diarias.

A partir de los diferentes patrones de comer y beber y los diferentes roles en la producción y preparación de comida que tienen los hombres y las mujeres en Zumbagua, Weismantel explora las consecuencias ideológicas y políticas de esta diferenciación. Su análisis demuestra cómo los productos de distintas actividades (y las personas y espacios asociados con ellas) asumen diferentes valores socioculturales: la cebada cultivada y preparada por mujeres en los terrenos degradados es simbólicamente inferior al arroz y al pan comprado en el pueblo con dinero ganado por hombres. El estudio también vincula la degradación de las tierras agrícolas con la expansión relativa del cultivo y consumo del menos valorado, la cebada, en relación a la papa que requiere de mejores suelos con mayor materia orgánica. La erosión es tan severa en la comunidad del estudio que para muchas familias la papa, que tiene gran valor cultural y ritual, ha venido a ser un producto de lujo comprado en el mercado.

La discusión de roles y responsabilidades de género en Zumbagua revela que las mujeres campesinas realizan una enorme cantidad de trabajo para proveer a su familia de comida. Demuestra que la sobrecarga de trabajo de las mujeres está relacionada con la ausencia de hombres que antes compartían las labores, y con la degradación de los suelos y la deforestación, que también están relacionados con los patrones de migración. La migración temporal masculina crea un flujo constante de la fuerza de trabajo hacia las ciudades, por lo que su labor es reproducida con gran costo por las mujeres rurales que cuidan a los niños, enfermos y viejos. forzadas a sobre-utilizar los recursos naturales a su disposición para alimentar a la familia. El efecto es el paulatino empobrecimiento del sector rural, del entorno ambiental, y de las mujeres que trabajen en él, junto con un creciente desprecio del campo y de las campesinas en la sociedad nacional.

La ausencia de hombres tiende a duplicar las responsabilidades locales de las mujeres y, según Weismantel, las campesinas de Zumbagua están cada vez más amarradas a la producción rural y más estrechamente vinculadas con las nociones de derrota y de humillación étnica. La autora resume estas polarizaciones diciendo que "en general, hay un paralelo entre la distinción hecha entre indio y blanco y las dimensiones sociales de riqueza, género y generación. Cada categoría en Zumbagua exhibe una forma polarizada en la cual un polo está marcado por prestigio y poder, y el otro no: blanco sobre indio, hombre sobre mujer, rico sobre pobre, joven moderno sobre viejo atrasado" (Weismantel 1988).

Weismantel también explora la coexistencia y competición de diversas voces, discursos y posiciones, mostrando que las roles y relaciones de género no pueden ser reducidos a simples fórmulas de 'desigualdad' frente a 'igualdad'. Mientras que las mujeres hacen las tareas menos prestigiosas y más tediosas (como recoger paja silvestre para el fuego de cocinar), ellas detentan gran poder y placer en el control y la distribución de la comida dentro de la familia.

El cruce de diversos elementos y prácticas en la producción y manejo de comida constituye un nudo para entender la diversidad económica' étnica, y ecológica que caracteriza al Ecuador, tanto como a los otros países andinos. La apariencia superficial de una economía dual (capitalista moderna frente a la tradicional de subsistencia) y de una división étnica dual (blanco frente a indio/negro) en estos países, corresponde con una falsa percepción común de que lugares como Zumbagua son enclaves tradicionales cuyo atraso y subdesarrollo se debe a su aislamiento geográfico. Weismantel retama el acercamiento analítico de Meillassoux (1981) para demostrar que los agricultores de subsistencia del Tercer Mundo no están tan aislados como parecen, sino que se encuentran estrechamente articulados con la economía capitalista y el mundo blanco, contribuyendo a la acumulación y expansión de este mundo moderno, y siendo fuertemente afectados por sus relaciones con él. Siguiendo esta perspectiva, Weismantel demuestra en detalle que el tradicionalismo. la degradación ecológica y la desigualdad de género en Zumbagua no resultan de un aislamiento del mundo externo, sino que son producto de fuerzas históricas nacionales y mundiales, como son los rascacielos de Quito.

Food, Gender and Poverty nos deja ver que los "dos modos de producción" y los "dos mundos étnicos" no son sistemas distintos, sino al contrario, que se articulan en cada familia, en la práctica de cada cocina, y en el encuentro de cada hombre y mujer. El libro revela que el proceso de semiproletarización que une íntimamente el sector rural' con el 'urbano-capitalista', al mismo tiempo divide la familia rural a través de un creciente vacío cultural entre los proletarios masculinos y las agricultoras femeninas, y contribuye a la desvalorización y degradación de los recursos naturales vinculados al sector rural, juntamente con las mujeres que las manejan.

4. La Amazonía boliviana, principales pobladores: Aspectos de genero de su conformación socioeconómica, por Alberto Escalante

La gran región de bosque tropical húmedo ha sido considerada como área de "vacío demográfico", que en realidad tiene su equilibrada lógica poblacional desde el punto de vista de los habitantes nativos. Diferentes procesos de interacción con su entorno natural, distintas formas de reproducción sociocultural, y baja densidad poblacional mantenida por los pueblos nativos, constituyen a lo largo de los siglos, mecanismos adecuados que merecen ser entendidos y estudiados. La vital conservación del medio está íntimamente ligada con la baja densidad poblacional mantenida por los pueblos indígenas, la cual ha permitido a los nativos conservar la productividad del espacio bosque durante siglos sin causar degradación.

Antecedentes prehispánicos e históricos demuestran que la Amazonía boliviana ha sido habitada por distintos grupos humanos, quienes han sufrido numerosas agresiones durante los siglos de colonización. La invasión y enajenación de sus territorios y las enfermedades introducidas diezmaron pueblos enteros. Por esta razón los pueblos originarios fueron afectados en su identidad cultural. Sin embargo, los "sobrevivientes" lucharon y luchan por mantener y reafirmar su identidad cultural.

Antecedentes importantes de la vida nacional boliviana también contribuyeron a desnaturalizar la vida de los nativos de la selva amazónica. Los asentamientos de colonos ganaderos, las actividades de la extracción de la quina, de la siringa, de la castaña y últimamente, la caza, la pesca y la explotación maderera determinaron la casi finalizacón de las actividades y sistemas tradicionales de los pueblos originarios. La política nacional a partir de la reforma agraria de 1952 promueve la ampliación de la frontera agrícola a través de la colonización de las tierras bajas orientales, estimulando la expansión de la agricultura industrial orientada a una producción capitalista. El gobierno sólo pensó en solucionar problemas de la pobreza de los pueblos andinos y sobre todo de las ciudades bolivianas, jamás pensó en las comunidades nativas del bosque amazónico.

Las distintas identidades sociales que se manifiestan actualmente en la Amazonia boliviana son complejas. Las categorías culturales regionales incluyen: Collas, Cambas, pueblos indígenas y Carayanas. Las categorías socioeconómicas incluyen: siringeros y recolectores de castaña, campesinos agricultores, ganaderos estacionarios, madereros explotadores de oro, explotadores de fauna silvestre, pobladores rurales y de las zonas urbanas.

Los aspectos de género en la Amazonia sufren desequilibrios que amenazan la conservación del bosque y su biodiversidad, así como la sustentabilidad de los modos de vida. El término sexo se circunscribe a las características físicas y biológicas de hombres y mujeres, mientras que la interacción y distribución de los roles que desempeñan los hombres y las mujeres al interior de las unidades productivas definen el concepto de género, que se refiere a una categoría construida socialmente para distinguir lo femenino de lo masculino.

La condición y posición de hombres y mujeres en la Amazonia, referentes a su situación material y de status, son desiguales. En cuanto esta relación se traduce en desigualdades de remuneración y representatividad, ha dado lugar a una sociedad injusta. Se observa un exceso de responsabilidades para las mujeres desde el punto de vista de conservar la especie, una actividad íntimamente vinculada con su quehacer de asegurar la existencia y bienestar de la familia. Este desequilibrio resulta del abandono de muchas de sus prácticas tradicionales de silvicultura y conservación.

Tradicionalmente, las sociedades indígenas han sido estructuradas en base a relaciones igualitarias, donde hombres y mujeres tienen acceso y control sobre los recursos naturales y económicos. Sin embargo, el contacto con la sociedad nacional ha generado cambios profundos, que afectan las formas tradicionales de las relaciones de género. La mayoría de las mujeres en la Amazonia tienen condiciones de vida insertas en un contexto de pobreza y de carencia de servicios. Los roles y responsabilidades que se otorgan a las mujeres están circunscritos a lo doméstico-familiar.

Imposiciones externas que privilegien al hombre, considerado el "agente de diálogo", crean rupturas en las sociedades campesinas e indígenas, estableciendo diferencias que antes no existían y que se expresan en dominio de conocimientos nuevos, estructuras de organización, valoración del trabajo y relaciones de poder. Para contrarrestar esta situación impuesta, en muchos pueblos indígenas se han formado organizaciones femeninas destinadas a reinvindicar la participación de las mujeres en el proceso de lucha por los derechos de los indígenas.

Es importante señalar que las mujeres amazónicas cumplen un importante papel como transmisoras y salvaguardas de su cultura. Este rol, tan fundamental para la preservación de las costumbres, contradictoriamente se convierte en un factor de desventaja frente a la sociedad nacional. En general, las mujeres son monolingües o dominan muy poco el castellano; además, no circulan fácilmente en los medios urbanos.

En conclusión, las históricas imposiciones y agresiones externas están vinculadas con el empobrecimiento y pérdida de valor de las mujeres indígenas como también de los recursos naturales que ellas manejan, dentro de un marco social complejo. Mientras las diversas actividades de extracción han motivado la articulación de los hombres indígenas con sistemas y valores capitalistas, la expansión de la frontera agrícola y la industralización capitalista de la agricultura oriental han contribuido a la usurpación y degradación de los recursos naturales de la selva.

5. Las dinámicas de un sistema (re)productivo en los valles de Cochabamba en procesos de modernización agrícola

Este breve estudio de caso explora un sistema social-productivo-ecológico en proceso de modernización agrícola. El primer objetivo del caso es demostrar que la estrategia de producción diversificada practicada en la zona involucra un sistema (re)productivo muy complejo que es manejado mediante la diferenciación de roles sociales, de género y etnicidad, entre otros. Segundo, queremos demostrar, en un caso específico, cómo las relaciones entre grupos humanos tienen mucho que ver con el bienestar del ecosistema, de modo que el equilibrio social y el equilibrio natural son sumamente interdependientes.

El estudio se sitúa en una zona de los valles interandinos de Cochabamba, centrándose en unas comunidades en la provincia de Carrasco. Es una zona de colinas divididas por riachuelos que forman pequeños valles con microclimas característicos. La topografía es fuertemente plegada, formando valles profundos con pendientes fuertes, las mismas que se encuentran en un estado muy avanzado de erosión. La altura promedio de la zona es de 2800 msnm, y la precipitación media anual es de 590 mm. La escasez de agua y las pendientes pronunciadas de los suelos han limitado el uso agropecuario de estas áreas, pero sin embargo, en los últimos años presiones económicas han motivado intentos de expandir la producción agrícola. Una de las características más destacadas de la zona es el alto grado de erosión, intensificado en los últimos años.

El manejo social del sistema diversificado

En esta zona, como en muchas partes de los Andes, los sistemas y estrategias productivas se basan en el manejo de diversidad según múltiples ejes: geográfico, físico, ecológico, económico, genético, entre otros. El manejo diversificado permite que el sistema sea flexible para proteger la comunidad contra los riesgos omnipresentes: irregularidades climatológicas, como sequías, heladas, inundaciones; crisis económica, como la hiperinflación y la fluctuación drástica de los precios de los productos; y problemas relacionados a la fragilidad de los sistemas ecológicos.

El manejo sociocultural de tal diversidad ha sido realizado por distintos arreglos en diferentes partes de los Andes. Históricamente, diversos grupos manejaban distintos espacios ecológicos, conocimientos, actividades productivas, asociaciones simbólicas y religiosas, etc. Las diferencias sociales entre los grupos fueron construidos en términos de etnicidad y espacio, factores que en todas las comunidades andinas fueron entrelazados con sistemas de género en que los dominios femenino y masculino organizan y estructuran la diversidad (re)productiva en varias formas.

En las comunidades de Carrasco Valles se dan muchas formas y relaciones de intercambio entre grupos y actores diferentes. Lo que queremos destacar en el contexto del estudio es que las relaciones de intercambio y reciprocidad no quedan a nivel de tratos civiles, sino que tienen dimensiones sagradas, morales, que trascienden el simple "tú me prestas labor, yo te doy parte del fruto de mis cultivos". Estudios en diversas partes de los Andes describen prácticas, patrones y reglas de intercambio y reciprocidad que son sacralizados en ritos y simbologías elaborados. Al final de la discusión, volveremos a considerar la naturaleza de estas relaciones, plenas de significado cosmológico y moral.

Vale la pena destacar aquí que, por ser interdependientes o complementarias, las relaciones recíprocas no necesariamente son igualitarias o equitativas. En los Andes, como en otras culturas, los conceptos de 'complementariedad' y 'reciprocidad' dan forma a relaciones que muchas veces incluyen explotación y dominación, expresada en ejes de etnicidad, generación, género y clase.

Para ver las características de diferencia e interdependencia de género en esta situación, vamos a los detalles concretos del caso. El sistema productivo agrosilvopastoril de las comunidades estudiadas es sumamente complejo e involucra diversas especies animales y vegetales, espacios, técnicas y modos de organización. Intervienen diversas orientaciones económicas como la venta comercial, el consumo familiar y formas de intercambio dentro de la comunidad y fuera de ella, además de la migración, el comercio y el trabajo asalariado. Dentro de esta diversidad productiva muy compleja, imaginemos a cada familia que maneja todo esto, ¿cómo lo hace? No es que cada persona domine todos los aspectos, evidentemente hay una división de responsabilidades, técnicas, conocimientos y valores.

Nuestra reflexión en este caso llega a considerar la organización del manejo social de esta diversidad productiva, dentro del cual uno de los ejes organizativos más importantes es el de género. Existen dominios y responsabilidades considerados femeninos o masculinos por los comuneros, y en general los hombres y las mujeres tienden a moverse más dentro de sus dominios respectivos. Sin embargo, es imprescindible recordar que existe gran flexibilidad y adaptación, y que además cada dominio tiene una serie de subniveles de diferenciación interna que también son ordenados por género. A nivel más general del sistema, por ejemplo, el dominio de la producción agrícola tiende a ser más masculino y los dominios de silvicultura y pastoreo tienden a ser más femeninos. Al mismo tiempo, existe una serie de matices dinámicos y flexibles dentro de cada uno de estos rubros generales, como se expresa en el esquema siguiente de la organización de género en las diversas dimensiones de la producción agrícola.

Organización de labor y responsabilidad por género en las diferentes dimensiones de la producción agrícola

Dominio más masculino

 

Dominio más femenino

producción agrícola

silvicultural

pecuaria

cultivos principales

 

cultivos complementarios

producto a mercado

para intercambio

para consumo familiar

variedades

 

variedades

genéticamente

 

genéticamente diversas,

uniformea, alto

 

resistentes a diferentes

rendimiento

 

factores

labores culturales (de la papa): labrar con arado, aporcar

deshierbar, cosechar

sembrar semilla, seleccionar

Enfocamos por el momento la parte agrícola, a fin de analizar la organización de género en las varias dimensiones de acción y responsabilidad. Los cultivos principales de esta zona son la papa y el trigo, y de forma complementaria, maíz, habas, arvejas, quinua, millmi, poroto, tarhui, lacayote y otros. Los hombres tienden a tomar más responsabilidad para los cultivos principales, y las mujeres para los complementarios. Es interesante notar en relación a las habas, arvejas y demás cultivos complementarios, que muchas veces son mujeres las encargadas de manejarlos para el consumo e intercambio, y que los hombres intervienen más cuando éstos son producidos a nivel comercial.

Dentro del rubro de cultivos principales también hay diversidad. Cada familia tiende a plantar una o algunas variedades con semilla mejorada mediante el manejo genético de los expertos, lo que asegura la uniformidad de tamaño, peso y color para su venta en el mercado. En general, estas variedades producen alto rendimiento, pero dependen de cantidades importantes de fertilizantes y químicos fitosanitarios. Las mismas familias también cultivan otras variedades de cultivos principales que son genéticamente más diversos y variables, con resistencia a diferentes condiciones. Normalmente plantan un poco de cada variedad para asegurar que al menos una de ellas produzca ano si hay inundaciones, sequías, plagas a otros problemas. Este manejo de variedad dentro de los cultivos principales asegura la alimentación familiar y permite una adaptación gradual del germoplasma para acomodar cambios ecológicos y sociales. En muchas familias, los hombres se encargan del cultivo de parcelas grandes de variedades comerciales, y las mujeres tienen más decisión y participación en el cultivo de diversas variedades en cantidades pequeñas para la seguridad alimentaria familiar.

Dentro de cada cultivo también existe diversidad e interdependencia del manejo y las prácticas técnicas. En relación a las tareas agrícolas del cultivo de papa, mujeres y hombres trabajan juntos en muchas tareas, pero también existe especialización. Los hombres manejan el arado y toman más responsabilidad general, mientras que las mujeres siembran la semilla de papa y manejan la selección y almacenamiento, que es bastante compleja. El cultivo de trigo cae más en el dominio masculino, con excepción del deshierbe que realizan mayormente las mujeres y los niños.

Eficiencia económica frente a eficiencia ecológica, nutricional y laboral

Este sistema parece poco eficiente en el marco de la agricultura moderna. En la agricultura comercial de países desarrollados, e incluso en la agricultura industrial del oriente de Bolivia, dominan grandes empresas que tienen toda la extensión de tierras dedicadas a cultivos específicos o a la explotación ganadera. Utilizan alta tecnología e información científica especializada y compran insumos muy específicos en volúmenes considerables. Comercializan el producto en arreglos financieros dentro de un sistema comercial establecido.

En contraste, en los valles de Cochabamba casi no existen empresas agrícolas comerciales que se concentren en la producción masiva de un rubro. En esta zona, a finales del siglo XIX, las haciendas con producción comercial extensiva comenzaron a deshacerse parcialmente debido a problemas de sostenibilidad ecológica. Comenzaron a formarse pequeños sistemas productivos familiares, con sistemas mixtos en términos económicos y productivos, como la forma más común. Esta pequeña finca diversificada es la forma que predomina hasta hoy día.

A pesar de su baja eficiencia en términos económicos y técnicos modernos, en estos sistemas diversificados existen muchas conexiones internas que permiten otra lógica de eficiencia. Mencionaremos unos cuantos para que veamos cómo funcionan. En cuanto a la complementariedad entre los rubros generales (agricultura, pecuaria, silvicultura), la producción agrícola provee alimento e ingresos a personas; los animales comen las chalas después de la cosecha y también comen los restos de la cocina; una parte de los residuos de la cosecha es guardada y utilizada para los animales en época seca; y algunas partes verdes vuelven al suelo para aumentar el material orgánico. La producción pecuaria también provee de alimentación, materia prima para vestidos, cuero para herramientas y dinero, especialmente para necesidades urgentes e inusuales. El estiércol sirve para combustible y es indispensable para mantener y reproducir la fertilidad de los suelos agrícolas y silvícolas.

Hasta ahora no se ha considerado mucho el manejo silvícola en los procesos de modernización agrícola. El entorno ambiental de estas familias agricultoras no solamente incluye pequeñas parcelas productivas, sino también senderos con arbolitos, arbustos y hierbas diversas, áreas verdes en pendiente, parcelas agrícolas en descanso, y otras que son frecuentemente ignoradas o despreciadas en proyectos de mejoramiento agrícola. Dentro del sistema local, todas estas áreas son muy importantes porque permiten mantener el equilibrio ecofísico: sirven para pastoreo de los animales, como rompevientos para evitar la erosión eólica y barreras contra la erosión hídrica, para que aniden las aves silvestres que comen los bichos que atacan a los cultivos, dan sombra a los animales y humanos, son barreras biológicas contra plagas que atacan e infectan a los cultivos, también producen leña, frutas diversas, hierbas medicinales, plantas para el comercio y otros productos. Estos elementos pasan desapercibidos por muchas razones, una de ellas es porque no es fácil valorarlos en términos del mercado, otra porque son mayormente las mujeres las que manejan estas áreas y sus recursos.

Existen muchos otros niveles de complementariedad, como vemos en las técnicas productivas practicadas por familias del lugar. Un ejemplo común en el área del estudio concierne al trigo, un cereal que es muy vulnerable a la erosión por su morfología: el trigo tiene raíces muy delgadas, lo que permite que el viento y el agua lleven el suelo de la parcela. Cuando una familia tiene que cultivar trigo en pendiente, se arriesga perder mucho suelo, especialmente con el uso del tractor. Para responder a este problema, muchas familias plantan cercos vivos de tarhui, quinua, millmi a otro cultivo más robusto alrededor de la parcela de trigo, para protegerla de la erosión eólica e hídrica, como también de insectos en el caso de plantas con insecticidas naturales. Mientras que los hombres predominan en el manejo de trigo comercial, son las mujeres y las hijas quienes por lo general atienden a los cercos vivos.

También es muy importante la diversidad social en el manejo familiar de la diversidad genética. El manejo in situ de germoplasma involucra un conjunto de técnicas continuamente adaptadas para responder a múltiples factores como la demanda del mercado, las necesidades familiares o los cambios climatológicos. Las modificaciones en el contexto requieren que la familia agricultora vaya evaluando y escogiendo su materia genética continuamente. En esta zona las responsabilidades de selección y almacenamiento son diferenciadas por género. Las mujeres y los hombres toman las responsabilidades principales para diferentes cultivos y variedades, y ellas y ellos reconocen diferentes calidades y tienen diferentes criterios para la selección. Los diferentes roles y criterios por género en el manejo de germoplasma de papa fueron estudiados en detalle por Watson y Almanza (1994) en otras comunidades de los valles cochabambinos.

En términos de valor alimenticio también existe complementariedad. Reconocemos que los cultivos principales proporcionan hidratos de carbono, calorías, energía, y que los cultivos complementarios dan proteínas, vitaminas, minerales, que faltan en el cultivo principal. Son las mujeres, por sus técnicas y gustos culinarios, y su participación en la producción, trueque y compra de alimentos, quienes mantienen un balance alimentario en el consumo familiar.

En resumen, dentro de cada familia de la zona una combinación de diferentes rubros, especies, espacios, conocimientos y responsabilidades, es manejado de modo que asegura múltiples interdependencias y complementariedades a nivel ecológico, económico, nutricional y otros. Los roles y relaciones de género en las familias y comunidades son cruciales para permitir un manejo diferenciado y complementario entre personas y grupos de personas. Hasta el momento, hemos hecho un breve esbozo de los sistemas productivos observados en algunos valles agrícolas de Cochabamba. Aunque no tenemos tiempo aquí para describir las múltiples variaciones e innovaciones sobre estos patrones, es importante enfatizar el dinamismo del manejo para evitar una visión de sistemas tradicionales uniformes o estancados. Estos sistemas complejos tampoco deben ser idealizados como armonía tradicional -siempre han sido flexibles y dinámicos, respondiendo y adaptándose a cambiantes condiciones y crisis.

Sistemas en dinámicas de cambio

Ahora consideraremos algunos de los cambios que se están efectuando en relación a unas iniciativas especificas de la modernización agrícola. Primero, los cambios locales se sitúan en un contexto de presiones y factores regionales y nacionales. Desde la reforma agraria de 1952, el Estado boliviano ha promovido una serie de políticas y programas para intensificar la producción de los pequeños agricultores e incrementar el excedente de la oferta a los mercados nacionales. Estas políticas nacionales han involucrado la colaboración de agencias internacionales y organizaciones no gubernamentales que transfirieron a los agricultores una serie de técnicas e insumos "modernos" desarrollados como parte de la revolución verde.

Cambios culturales y sociales también han contribuido a incrementar la participación campesina en mercados de productos y de trabajo. Las crecientes necesidades de consumo motivan una mayor participación comercial, mientras que al mismo tiempo el balance desfavorable del mercado reduce los beneficios de tal participación. En los mercados regionales e internacionales los productos primarios y el trabajo no calificado valen cada vez menos en relación a los productos comerciales-industriales consumidos por las familias rurales. Ahora, ¿cómo es que las tendencias generales de participación en mercados de productos y de trabajo impactan los sistemas locales de producción y de género?

Una comprensión de las dinámicas de cambio nos ayuda a tener una posición más adecuada cuando entramos a estudiar o trabajar en una comunidad, para poder prever un poco más lo que puede pasar. Aquí enfocamos una serie de cambios relacionados a las iniciativas de los mismos agricultores y de instituciones que han trabajado en la zona, tratando de mejorar la productividad comercial de los sistemas locales. En general, estos cambios han favorecido un incremento en la producción de cultivos principales para el mercado (papa y trigo) en términos de superficie cultivada como también en rendimiento por hectárea. Otra propuesta impactante ha sido la promoción de la producción de semilla certificada de papa y trigo.

Según los agricultores en las comunidades estudiadas, la organización espacial-productiva ha estado cambiando de modo que los cultivos principales comerciales tienen parcelas cada vez más grandes y reciben más insumos orgánicos y químicos, mientras que los cultivos secundarios son relegados a pequeñas parcelas en sitios marginales donde no se puede efectuar las labores culturales en términos comerciales y técnicos modernos. Hombres y mujeres del lugar observan que los espacios dedicados al pastoreo y recolección de leña son cada vez menores y más alejados. Recordemos que normalmente los hombres están encargados de los cultivos principales (aunque mujeres y niños participan en las labores culturales) y las mujeres se encargan más de los pequeños cultivos secundarios, el pastoreo y la leña.

Todos los cultivos son interdependientes en términos de mantenimiento y regeneración de recursos naturales, control ecológico de erosión y plagas, seguridad alimentaria, etc. Sin embargo, los mercados favorecen ciertos cultivos y variedades y las ciencias agrícolas clasifican y priorizan los cultivos principales comerciables, destinándolos a espacios privilegiados y otorgándoles valoraciones superiores.

Como ejemplo, analicemos brevemente la promoción de la producción del trigo certificado dentro de esta tendencia de cambio. Durante los años 1980, varias instituciones de desarrollo rural propusieron al trigo semilla por su excelente aceptación en el mercado, con el objetivo de mejorar el nivel de vida de una comunidad mediante el incremento de los ingresos. Las instituciones apoyaron la expansión de la superficie cultivada de trigo, mediante la oferta de asistencia técnica y paquetes a crédito con semilla certificada e insumos químicos. Al mismo tiempo, el incremento de la producción de trigo comercial demandará insumos, crédito, maquinaria, mayor absorción de mano de obra, y sobre todo más terrenos. Las instituciones que promovieron la expansión de la producción de trigo aparentemente no consideraron debidamente (o no les importaron) los diversos costos de la introducción de nuevos cultivos en términos de la reestructuración de sistemas productivos. Como consecuencia, no apoyaron el proceso de readecuación de los rubros, actividades y actores perjudicados por los cambios.

En el corto plazo, algunas de las instituciones lograron sus metas operativas de promover x hectáreas cultivadas, n toneladas producidas y los ingresos brutos de algunas familias participantes subieron. El apoyo parece un éxito. Pero, al analizar el caso, preguntamos ¿cuáles son los indicadores de eficiencia? Casi siempre se quedan a nivel operativo-técnico del proyecto, normalmente incluyendo número de personas o familias participantes en actividades del proyecto, número de hectáreas cultivadas en colaboración con el proyecto, tasa de cumplimiento de los créditos otorgados por el proyecto, etc. Se evalúa el éxito operativo del proyecto y algunos indicadores tecnico-financieros, para después hacer suposiciones sobre el impacto que tuvo sobre los diversos 'beneficiarios' -un salto lógico no justificable.

Aquí añadimos las siguientes preguntas: si un equipo técnico logró convencer a los campesinos a plantar determinada superficie, cierta cantidad de hectáreas, ¿significa mejor uso de los recursos en términos de mercado? ¿en términos de seguridad alimentaria y energética familiar? ¿en términos de sostenibilidad social y ecológica? Para responder a estas interrogantes, conviene considerar el bienestar y equilibrio del sistema entero, incluyendo las partes que no entran en los indicadores del proyecto. ¿Qué ha pasado con la seguridad alimentaria, las actividades y recursos de pastoreo, los árboles, arbustos y hierbas? ¿Qué pasa con los grupos y actores sociales excluidos de las actividades y los beneficios del proyecto? Como estas cuestiones no entran en las evaluaciones de muchos proyectos de modernización agrícola, solamente podemos apuntar algunas observaciones a modo de sugerir que se las tomen en consideración.

Impactos secundarios y sistémicos de la modernización agrícola

Volviendo a los dominios generales descritos en la primera parte de este ensayo, vemos que el apoyo y el impacto de los proyectos ha sido dirigido a unos y no a otros rubros productivos y dominios de género. Se fortaleció la producción agrícola y no así la silvicultura y la actividad pecuaria; se fortaleció la producción comercial y no aquella para el autoconsumo e intercambio; se fortaleció el monocultivo de unas variedades y no la diversidad genética ni la asociación de cultivos complementarios. En términos de género, se apoyó y fortaleció casi exclusivamente a las partes masculinas.

¿Qué consecuencias tiene la orientación hacia determinadas partes del sistema y ciertos actores en las familias y comunidades? En el caso estudiado, en cuanto al rubro de la silvicultura, se constata que se va talando y deforestando el área, que la erosión en los cerros cercanos se ha intensificado notablemente, y que no hay suficiente leña para recolectar. Las mujeres de las comunidades ocupan más tiempo para buscar leña porque tienen que desplazarse a lugares más lejanos.

La producción pecuaria también se ve perjudicada porque los pastizales han sido reducidos por la apertura de nuevas parcelas agrícolas, como también por la erosión de los cerros. En la actividad pastoril, las mujeres han tenido que llevar sus ovejas a lugares más distantes para alimentarlas; como consecuencia, éstas pierden peso y se enferman más. Menos ganado implica menos proteína en la dieta familiar, perjudicando sobre todo el desarrollo físico y mental de los niños. También las pastoras gastan mayor tiempo, en consecuencia la eficiencia de las mujeres en este trabajo ha disminuido. Muchas familias se ven forzadas a dar a sus animales en partido a parientes o conocidos que viven en zonas con más acceso a áreas verdes. En este arreglo, el guano queda en otra comunidad o sólo una parte es trasladada, disminuyendo el abono orgánico y la posibilidad de regenerar los suelos para sostener la producción en el futuro.

El impacto de la reducción de guano del ganado menor como mecanismo de abonamiento es multiplicado por la disminución drástica de la biomasa para abono verde. No sólo se redujeron las áreas verdes, sino que también las variedades mejoradas de trigo se caracterizan por cambios morfológicos que implican una reducción significativa de los residuos del cultivo, que pueden servir como chala para animales o abono verde. Así, los agricultores se ven forzados a acudir cada vez más a los compuestos químicos para mantener la fertilidad de sus suelos y permitir la continuación de la producción agrícola. Todos estos cambios surgieron en relación a la expansión de la agricultura comercial, que permitió a los agricultores acceder a más dinero en un proceso de comercialización de la producción que ya es virtualmente global.

La concentración de unos cuantos cultivos y variedades en las áreas que anteriormente estaban dedicadas a diversos cultivos, la silvicultura y el pastoreo, también ha contribuido a cambios económicos con resultados inesperados. En las familias productoras subieron los riesgos económicos: su producción comercial requiere una inversión significativa en insumos, normalmente realizado mediante el crédito, mientras que la reducción de la diversidad de rubros, cultivos y manejo económico incrementa los riesgos productivos asumidos por las familias agricultoras. En 1993, una helada fuerte mató una gran parte del trigo semilla en la zona y dejó a muchas familias endeudadas. En 1994, una baja en el mercado dejó a los productores de trigo certificado con pocas ganancias. Estos acontecimientos no muy inusuales-dejaron a los agricultores aplastados con las deudas de los paquetes de mejoramiento y con pocas fuentes de ingreso alternativos.

Entonces, el cambio brusco en el manejo de los recursos y la producción puede llevar al desajuste ecológico, pérdida de especies biológicas, dietas no balanceadas, mayor dependencia alimentaria y de insumos agrícolas, y endeudamiento. ¿De qué manera estos impactos ambientales y económicos están ligados a las relaciones sociales y de género?

Si nos detenemos a reflexionar sobre la organización laboral familiar, vemos que lo ecológico y lo social se determinan mutuamente en dinámicas de cambio. En términos de género, las mujeres no participaron mucho en los proyectos, y supuestamente el impacto sobre ellas se limita a los beneficios de un mayor ingreso familiar. Sin embargo, comenzamos a ver otros impactos secundarios sobre ellas. Sus ovejas tienen que pastar a varios kilómetros de distancia, lo que implica un incremento de tiempo y energía para el pastoreo. Las áreas verdes se han reducido para dar campo a nuevas parcelas y hacer más eficiente el uso de tractores, lo que disminuye la disponibilidad de leña, forraje, hierbas culinarias y medicinales, etc. Los miembros de la familia tienen menos tiempo para atender las labores culturales de los cultivos complementarios, porque su atención se concentra en el cultivo de trigo certificado que requiere especialmente mayor trabajo de deshierbe. Incluso se deja de lado el cultivo de otras variedades de trigo, que tienen usos familiares, son más resistentes y proveen mejor chala para los animales. Todos estos cambios hacen que las mujeres pierdan acceso al recurso y, como consecuencia, pierdan productividad en su disminuida habilidad de proveer alimentación a la familia y al ganado y de asegurar la fertilidad de los suelos y animales.

Las familias muy pobres que tienen terrenos pequeños y no tienen capital, tampoco han participado directamente en la expansión de la agricultura comercial. Ellos se dedican principalmente a otras actividades, muchas dependientes de tierras comunales, y en las cuales ahora encuentran más dificultades. Sus esfuerzos para realizar las actividades de recolección de leña y de pastoreo sobre una base ecológica erosionada, contribuyen a la aceleración de la degradación de los recursos naturales. Como resultado, proliferan informes que aseguran que 'la mujer pobre' y 'los campesinos sin tierras' destruyen el medio.

Los valores de género van cambiando en relación a los cambios del sistema. El rol productivo de las mujeres es cada vez menor, el marido es quien tiene trabajo 'visible'. Al mismo tiempo, el rol e identidad reproductiva de las mujeres es perjudicado porque es más difícil regenerar la salud y las fuerzas familiares con los recursos que ellas tienen. Los comunarios comentan que, en los últimos años, los gastos en dinero para fertilizantes y para alimentos para la familia se han incrementado, y que los hombres tienen que ganar más dinero para hacer estas compras. Al mismo tiempo, la reducida eficiencia de las mujeres contribuye a su disminuido rol en asegurar la fertilidad de los suelos y la seguridad alimentaria familiar, responsabilidades tradicionalmente muy vinculadas a su identidad y valoración femenina. En seguida, son amenazados los valores femeninos tradicionales ligados a la identificación de las mujeres con la Pachamama.

En resumen, tenemos una situación compleja. Entre los aspectos positivos están que un grupo de familias tiene más dinero, están progresando en términos del mercado y de toneladas producidas. Por otro lado, hay que enfrentar problemas adicionales de degradación ecológica y desigualdad social, riesgos productivos, de salud y de seguridad alimentaria. Surge, entonces, otra pregunta: ¿cómo se responde a ésto en términos de políticas intervenciones o apoyo externo?

La elaboración e implementación de un proyecto productivo para mejorar los ingresos campesinos no es inherentemente malo. El objetivo obviamente corresponde al modelo occidental de desarrollo moderno capitalista -cuyo impacto ya es omnipresente- y cada actor debe decidir hasta qué punto va a aceptar el modelo para adaptarlo lo mejor posible, y en qué medida va a rechazar o transformar todo o partes del modelo en favor de otras visiones.

Lo que sugerimos aquí es acercarse al problema desde una perspectiva integral que permita captar las relaciones entre roles (re)productivos, valores e identidades culturales y el balance ecológico. Este tipo de acercamiento más sistémico permite prever impactos y situaciones que podrían originar una erosión ecológica y deterioro social. A nivel de acción, este acercamiento permitirá un trabajo más integral, que tome en cuenta los diversos componentes del sistema, e incluso los roles, conocimientos y recursos de hombres y mujeres.

Existen muchas propuestas metodológicas que podríamos avanzar para ver cómo promover un desarrollo más equilibrado y sostenible en términos sociales y ecológicos. En el caso de las instituciones en la zona estudiada, actualmente practican acercamientos más integrales que incluyen promover prácticas agroecológicas, el manejo de cultivos de forraje y la protección de áreas de pastoreo y silvicultura. Los proyectos se están acercando al problema de la leña, ofreciendo diversas alternativas como la resiembra de árboles y arbustos, la compra de leña al por mayor y la utilización de cocinas mejoradas. De todos modos, las respuestas concretas tienen que ser elaboradas en el contexto de cada comunidad, cada situación particular y cada institución. Aquí nos limitamos a dar pautas para reconsiderar los problemas y reevaluar las respuestas históricas.

El fundamental equilibrio socioecológico

Volviendo a nuestras primeras observaciones, el comportamiento social tiene mucho que ver con el bienestar ecológico. En comunidades andinas, la gente expresa el concepto de equilibrio socioecológico en términos de sus relaciones con la Pachamama (Madre tierra, fuerza de la fertilidad) y en otras expresiones, y manejan sus actividades y relaciones de forma que corresponde con estas creencias. Es pertinente explorar esta postura con más profundidad.

Tomamos una experiencia que pasó en la zona del estudio. Decimos, por ejemplo, que el Sr. Manuel Pérez y yo nos hacemos compadres en un bautizo. Ch'allamos juntos a la Pachamama, nos emborrachamos juntos con la Pachamama y con todos los demás, y la Pachamama viene a ser parte de nuestra relación. Hacemos un vinculo de compromiso que no es solamente social; nosotros mismos, por nuestra participación ritual, hemos invitado a participar a las fuerzas cosmológicas, morales, de fertilidad, asociadas con la Pachamama en nuestra tradición. Todas esas fuerzas son incorporadas para hacer fuerte nuestra relación de compadrazgo.

Ahora, supongamos que yo tengo mucho terreno y Manuel es fuerte físicamente. Tenemos cosas diferentes, y yo le digo: "Manuel, tú no tienes terreno, ¿por qué no vienes a ayudarme a cultivar mi terreno y yo te doy parte de lo que cosecho?" Hacemos el arreglo y cuando comenzamos a labrar la tierra hacemos q'owa, una ofrenda quemada a la Pachamama. Vertemos chicha en el suelo, pedimos permiso a la Pachamama para trabajar la tierra y rogamos que la tierra sea fértil, prometiendo agradecer una buena cosecha. Otra vez, es una relación intima entre yo, Manuel y la Pachamama, que abarca no solamente arreglos laborales sino también fuerzas naturales y cosmológicas.

Cuando llega la época de cosecha, una inundación en Santa Cruz reduce la oferta de productos en aquella región, causando el aumento de los precios. Viene un agrónomo y me ofrece ayuda institucional para comercializar mi producto. Me dice que nosotros, los pobres campesinos, somos engañados por los intermediarios, y me ofrece un camión para trasladar el producto a Santa Cruz, allí hasta donde el comprador está esperando. Yo decido vender todo... ¿Ahora, qué pasa con Manuel? Claro que él se enoja conmigo y tal vez no me habla más. Pero eso no es todo. No ha sido un simple trato social entre yo y él. La comunidad, la tierra, las fuerzas cósmicas, morales, sobrenaturales, también son involucradas y también se enojan. Puede haber desastres naturales o sociales -heladas, plagas, enfermedades, inundaciones-, que interpretamos como una reacción de la Pachamama a nuestros desequilibrios sociales. Yo tengo que tomar acción para volver a equilibrar las relaciones sociales y ecológicas.

Este ejemplo representa una visión que se maneja en muchas comunidades andinas y que, en diferentes lugares, se expresa de distintas formas. El principio básico es que el equilibrio del universo (social-cultural-productivo-ecológico) depende del comportamiento correcto, moral, ético, de los actores humanos, según los roles y relaciones de cada comunidad, que incluyen los roles y relaciones de género.

Reconocemos que nosotros, como científicos, tenemos otra concepción, otro sentido de causalidad. Separamos lo ecológico, biológico, material, afectivo, psicológico y sociológico en disciplinas distintas con diferentes teorías de causalidad que no permiten ver las complejas relaciones entre los fenómenos. Los científicos estudian la naturaleza, buscando ciclos climatológicos y leyes que rigen el comportamiento de las plantas y animales. El ser humano se constituye en sujeto del estudio científico y después en sujeto del desarrollo económico. Los elementos naturales se constituyen en objetos de estudio y después en objetos de uso (recursos). No reconocemos ni siquiera nuestra participación como científicos en la experimentación e investigación.

Proponemos que es verdadero para nosotros también que la desigualdad y el desiquilibrio social es un factor principal de la destrucción ecológica y viceversa. En el contexto de desigualdad en que vivimos, un grupo de personas tiene acceso y control sobre muchos recursos y los utiliza para fines de acumulación capitalista y no para vivir; y otro grupo tiene acceso a recursos muy limitados y no puede manejarlos adecuadamente para su sobrevivencia. Ambos grupos están destruyendo el medio, el rico y el pobre. Es cada vez más evidente que las diferencias marcadas en el acceso y control de los recursos son un factor principal a tenerse en cuenta a todo nivel de análisis -desde el balance entre el hemisferio norte y el sur, hasta el balance entre hombres y mujeres en familias y comunidades rurales-, ¿pero cómo se traduce esta consideración al nivel práctico?

Pautas para el trabajo de desarrollo rural

El caso demuestra que dentro de cada comunidad existe una variedad de roles, normas y responsabilidades para el mantenimiento del entorno natural y la reproducción de las condiciones ecológicas y sociales. Es bastante claro que no debemos investigar ni trabajar únicamente con un grupo social ni un elemento natural, porque los intereses de éste pueden afectar a los demás y pueden desequilibrar el balance de sostenibilidad y reproducción.

En esta breve descripción del caso hemos tratado de demostrar que el manejo sostenible de los recursos y la conservación del ambiente suponen un amplio nivel de participación de los diversos sectores de la comunidad. Es imprescindible que cualquier investigación, intervención o apoyo externo tome en cuenta y responda a estos distintos sectores y a sus diferentes posiciones sean de género, clase, a otro. Un conocimiento y respeto a la diversidad de roles interdependientes y la importancia del balance entre ellos en cada contexto, permite promover una participación más completa y amplia en los procesos de decisión y acción.

Un acercamiento más participativo implica reconsiderar los objetivos, indicadores y métodos que marcan las estructuras en las cuales trabajamos. Normalmente se fijan los objetivos y metas de proyectos agrícolas en términos de incremento de producción o de ingresos generados -enfoques que se limitan exclusivamente a aspectos productivos (culturalmente masculinos), ignorando el sostenimiento y reproducción de las condiciones sociales y ecológicas de producción (culturalmente femeninos). Se reconoce que para lograr los objetivos productivos tradicionales de manera eficiente y de corto plazo, se debe trabajar con hombres.

En muchas comunidades los hombres tienen más responsabilidad para la parte 'productivo-económica', más control sobre los recursos productivos, están organizados en grupos oficiales (como sindicatos) y cuentan con mejor capacitación técnica en relación a las mujeres, los niños, y la gente en peores condiciones económicas. Así que si los indicadores de éxito son el incremento de la producción o de los ingresos, es natural trabajar con los hombres, y además con los hombres que tienen más y mejores recursos, porque ellos están en posición de ayudarnos a realizar estos objetivos en el corto plazo. Encontramos también que es más fácil comunicarse con ellos y que este grupo responde mejor a nuestros incentivos, por las diferentes expectativas de desarrollo que tienen en relación a las mujeres, los niños, los ancianos y los minusválidos.

El apoyo desproporcionado al grupo que ya es más fuerte tiende a exagerar los desequilibrios y dejar impactos de mediano y largo alcance, que son negativos no solamente para los grupos menos favorecidos sino también para el sistema social y ecológico en general. Así, la necesidad y la justificación para acercarse a los sistemas de vida local de forma más integral y más humana, no se limita en absoluto a la revindicación de las mujeres o a una consideración para la equidad social.

Justamente el análisis de género permite ver que el incremento de ingresos no iguala "el mejoramiento de la calidad de vida" en un contexto dado. El pequeño análisis presentado aquí apunta a que los esfuerzos desequilibrantes para incrementar la producción comercial mediante el apoyo a hombres agricultores, pueden perjudicar los recursos naturales, la salud y la seguridad alimentaria, como también las relaciones sociales y de género en las familias y comunidades locales -todos factores imprescindibles para mantener la calidad de vida. Así que para evitar provocar desequilibrios que perjudican la calidad y la sostenibilidad de vivencias locales y de ecosistemas, tenemos que reconsiderar no solamente los métodos de análisis y trabajo que utilizamos, sino más profundamente, reconceptualizar los objetivos de nuestros esfuerzos.

III. El contexto histórico: De macro a micro y su interrelación

Mientras el estudio y la comprensión de la dinámica de las comunidades es básico, la reflexión no se debe quedar a nivel local. En una guía para la enseñanza con forestería comunal, Lee Peluso y otros ponen énfasis en que "Seria una equivocación grave pensar que entender ecosistemas locales y estructuras sociales locales, e incluso lograr la cooperación local, es suficiente para tener éxitos en la forestería comunal" (1990:5). Debemos ser también conscientes de los actores y fuerzas que se originan fuera de la comunidad, entender los impactos de sus acciones y buscar maneras de responder a éstas. Con este propósito, la forestería comunal y el análisis de género abarcan una serie de reflexiones sobre el rol y el impacto de políticas y leyes nacionales e internacionales, mercados locales y globales, empresas privadas, movimientos ecologistas y feministas, violencia y conflicto, y otros elementos que afectan a la vida local.

En este módulo exploramos el contexto histórico para indagar algunas de las raíces y condiciones que contribuyen a las situaciones locales actuales, y para ver las dinámicas entre éstos en un marco espacio-temporal más grande. Considerando que los procesos del desarrollo moderno dieron forma a las estructuras políticas y económicas actuales, se amplia la reflexión para incluir algunas políticas a nivel internacional y nacional que afectan los sistemas de gestión ambiental y género, e influyen en los problemas de degradación ambiental y desigualdad social. El ensayo escrito por Rosario León examina las tensiones y contradicciones entre las políticas nacionales y las prácticas y normas locales en relación a acceso y manejo de los recursos naturales en Bolivia.

Los ensayos presentados en este módulo proponen una revaluación de los conceptos "desarrollo" y "modernidad", incluyendo un análisis del rol que éstos juegan en la estructuración del pensamiento, las políticas, e incluso las criticas alrededor del desarrollo en América Latina. Cuestionamos, por ejemplo, el concepto de "desarrollo moderno" que se basa en el congelamiento del verbo dinámico "desarrollar" para definir un momento histórico como el apogeo de la historia humana dentro de una conceptualización lineal, unidireccional y teleológica de la historia. De acuerdo con esta visión, las dinámicas y cambios dentro de cada comunidad o país en el mundo serían parte de un avance inexorable hacia el estado de "desarrollo moderno", que es una meta universal.

Las actividades y bibliografía adjuntas en este módulo llevan al cuestionamiento de la visión de desarrollo histórico como un proceso de mejoramiento unidireccional. Especialmente importantes son las voces y visiones de actores no occidentales y mujeres. Al mismo tiempo, nuestro intento de reconsiderar los procesos de modernización y desarrollo en países del Norte y del Sur desde las perspectivas de forestería comunal y género, es basado en una lógica cronológica occidental que entiende cuestiones de cambio, causalidad y tiempo en términos lineales. Planteamos como un desafío del proceso, la formulación de nuevos marcos basados sobre visiones históricas alternativas.

1. El manejo ambiental y género en los Andes: Incario, olonización, república

Desde los primeros documentos históricos en América Latina, se puede ver el impacto de las políticas incaicas y coloniales sobre los sistemas locales, específicamente los de género y de manejo de recursos naturales. Aquí mencionamos algunos estudios históricos que analizan estos procesos.

El primer estudio se titula "Las especies nativas y la deforestación en los Andes: Una visión histórica, social y cultural en Cochabamba, Bolivia", realizado por Michel Schlaifer (1993). Este estudio intenta presentar, mediante una reconstitución histórica, social y cultural, la dinámica regresiva de la vegetación andina, en particular en Cochabamba. El trabajo suma los frutos de tres años de observaciones de campo y de intercambio con los campesinos, y una amplia revisión bibliográfica.

Las huellas de los bosques relictos, los documentos de los cronistas de los siglos XVI y XVII, y observaciones de los exploradores, constituyen elementos que permiten imaginar los tipos de bosque y las formas vegetales que existían antes, y compararlos con los panoramas degradados que dominan los paisajes hoy en día. El autor interpreta las causas del actual proceso de deforestación tan alarmante a partir de un análisis de los modos de uso del espacio por las diferentes sociedades que han poblado los Andes, sus valles y sus zonas de altura, desde la prehistoria hasta nuestra época. Analiza los efectos del aumento de la población, la presión del ganado, el papel de las minas, la construcción de los ferrocarriles y otros, desde el ángulo de sus influencias sobre la vegetación nativa. También considera las implicaciones de la fabricación de la chicha, de la tenencia de la tierra y de las numerosas guerras o batallas militares, para el medio y su degradación. Este conocimiento del pasado lleva a Schlaifer a plantear elementos de trabajos futuros, técnicos y sociales, para disminuir el proceso de deforestación.

El segundo trabajo que consideramos es una extensiva investigación histórica y prehistórica cuyos resultados son publicados en "Luna, sol y brujas: Ideologías de género y clase en Perú incaico y colonial" (Silverblatt 1990). Según la autora, el proceso de sometimiento inca sobre las comunidades locales influyó decididamente en cambios importantes en los sistemas de género en el mundo andino. En las comunidades locales que conformaban los señoríos étnicos en la época pro-inca, la concepción de género implicaba una división no jerárquica que se refería a una idea unificadora y una noción de totalidad. Es decir, por ejemplo, que antes de los incas, "lo masculino" se asociaba con la fuerza cosmológica del rayo y con los dioses de los cielos (Illapa) y "lo femenino" con la fuerza generadora de la Pachamama y las diosas de la tierra (Mamayuta), y que esta conceptualización y simbología religiosa de complementariedad de género correspondió a una complementariedad social, cultural y de poder secular entre hombres y mujeres. Para Silverblatt, fueron los incas quienes introdujeron los componentes de desigualdad, jerarquía y subordinación en los niveles conceptuales y prácticos, como parte del proceso de incorporación y subordinación de los diferentes señoríos étnicos en su proyecto jerárquico imperial.

Las postulaciones de Silverblatt avanzan hacia las teorías de ecología social que asocian la jerarquización de roles y estructuras sociales a la jerarquización de relaciones entre comunidades humanas y sus entornos naturales. La hipótesis histórica de esta corriente es que la evolución del control y la dominación humana sobre la naturaleza, especialmente en la forma de propiedad y explotación privada, está vinculada con la evolución del control y la dominación de unos humanos sobre otros -mediante estructuras de parentesco, matrimonio, clase, género y eventualmente, reinos o estados jerarquizados como el de los incas-.

En una investigación histórica complementaria, Nathan Wachtel (1981) describe cómo el control y la administración inca logró cambiar aspectos importantes de las relaciones entre grupos étnicos y sus recursos naturales. Sobre la base de un análisis arqueológico-histórico del valle de Cochabamba, Wachtel arguye que los incas instalaron reclutas de distintos grupos étnicos en el valle para que cultiven parcelas de maíz destinado a los almacenes imperiales. El manejo espacial de producción local y regional, el sistema de rotación, el manejo de cultivos y variedades, todo cambia con la imposición de nuevos sistemas de producción y control de excedentes, y con el creciente énfasis cultural de los incas en el cultivo de maíz.

2. La formación y expansión de la sociedad moderna y el Estado moderno

'Desarrollo', en su sentido más básico, quiere decir cambio en el espacio y el tiempo. En el discurso sobre el desarrollo del Tercer Mundo, el término se ha referido específicamente a una serie de características establecidas en un espacio y tiempo definido: la época moderna de Europa y Estados Unidos (siglos XVIII a XX). Los países que reunen estas características son denominados "países desarrollados" o "países modernos" y los que no se caracterizan así son denominados "no desarrollados" o "en vías de desarrollo".

Uno de los elementos claves en una sociedad "desarrollada" es la institucionalización de las estructuras económicas en la forma idiosincrática denominada "modo de producción moderna". Las actividades correspondientes en sociedades "no desarrolladas" son representados con el concepto "modo de producción tradicional". Acordamos que modos de producción son conceptos utilizados para caracterizar las formas dominantes de diferentes sociedades -no son realidades nacionales ni locales, las cuales tienden a integrar elementos de diferentes modelos.

Las diferentes corrientes teóricas otorgan diferentes valores ontológicos a estos conceptos, y ven a los modos de producción como factores más o menos importantes en la conformación y cambio histórico de sociedades. El tema todavía requiere mucha discusión. Este ensayo se limita a una reflexión histórica de los procesos de institucionalización del "modo de producción moderno" dentro de los estados occidentales, con el propósito de explorar las relaciones entre la marginación del medio y la marginación de lo femenino en este proceso.

Estado moderno, capitalismo industrial y avances científicos

Comenzamos con un esquema de los elementos claves en }a formación del Estado moderno en Europa y los Estados Unidos, poniendo énfasis en la institucionalización de los modos de producción y de la filosofía dominante, para después discutir las implicaciones de esta conformación.

Procesos Centrales en la Formación de La Modernidad:

Europa y EEUU, Aproximadamente 1750-1950

Consolidación del estado moderno:

Surgimiento del capitalismo industrial

Avances en la ciencia y tecnología occidental

Especialización de roles y relaciones dentro de la sociedad, e institucionalización y jerarquización de los roles de diferentes actores dentro de las

siguientes áreas:

política

militar

economía

religión

jurídica

tenencia de tierra y recursos

producción del conocimiento

educación

Visión histórica teleológica:

Darwinismo Social

Las etapas históricas de Carlos Marx

Paradigma y espistemología científica:

Positivismo-empiricismo

Búsqueda de leyes y ecuaciones universales

Conocimiento científico para controlar y explotar la

naturaleza

Crecimiento y urbanización de la población en Europa

Expansión y difusión inédita de relaciones económicas,

instituciones occidentales y cultura moderna a otros

continentes

Los elementos en juego en la formación de la sociedad moderna son múltiples, así que solamente apuntamos algunos de los factores con la finalidad de estimular la reflexión y discusión. Primero, sugerimos que son tres procesos centrales que se influyen mutuamente en forma triangular para ser los motores del proceso: la consolidación del Estado moderno, el surgimiento del capitalismo industrial y los avances de la ciencia, sobre todo en el control sobre la naturaleza.

Todos estos procesos contribuyen a una transformación de los modos de producción. Por ejemplo, el Estado moderno desarrolla mejor capacidad para regular y legislar la tenencia de la tierra y los recursos naturales; el capitalismo ofrece motivaciones y mecanismos de acumulación que incendian el deseo de controlar estos recursos como insumos productivos, y la ciencia ofrece la tecnología productiva necesaria para transformar los recursos naturales en productos comerciales. No obviamos los impactos de estos procesos en el acceso y control de los recursos a nivel de clase y género. En suma, los cambios concentran el control y manejo de recursos productivos en las manos de un grupo de poder institucionalizado (mayormente de hombres ricos), y motivan un proceso de alienación de la tierra y de las técnicas productivas de los trabajadores pobres y de las mujeres de todas las clases sociales.

La consolidación del Estado implica una burocratización de los sistemas políticos, legales, religiosos, etc., que también impacto los aspectos de dase y de género. En la distribución de roles especializados a diferentes sectores de la población son, en general, los hombres blancos ricos quienes acceden a los conocimientos y técnicas especializados, y quienes asumen los roles de poder dentro de las instituciones como los parlamentos, las cortes, las universidades y las iglesias.

La jerarquización y masculinización influyen en el mismo desarrollo de las instituciones y como consecuencia impactan la vivencia común a muchos niveles. Por ejemplo, cuando los procesos de resolución de conflictos son desplazados desde las redes de parentesco y comunidades locales (donde actúan mujeres y hombres comunes) hacia las cortes legales y parlamentos (donde actúan solamente hombres ricos), se van estableciendo principios jurídicos y éticas distintos, que tienden a negar las diversas realidades de los diferentes actores involucrados, ignorando especialmente a las posiciones e intereses de las mujeres y de los pobres.

El desarrollo de las instituciones religiosas en la época moderna también demuestra una masculinización notable. Entre los griegos y romanos coexistían dioses y diosas, como también mujeres y hombres encargados de sus cultos y ritos. En la Iglesia Católica también existían roles femeninos y masculinos a nivel humano (beatas, monjas, monjes, sacerdotes, obispos) y también a nivel cosmológico (la Virgen Maria, las santas, Jesucristo, Dios, los santos). Por supuesto que éstos son organizados jerárquicamente con el mayor poder institucional y cosmológico asignado a los roles masculinos. En la época moderna, el surgimiento del protestantismo fue muy importante a nivel filosófico y político, y conllevó la desaparición total de las mujeres de la jerarquía religiosa a nivel institucional y espiritual. El liderazgo de la práctica religiosa como también la reflexión teológica protestante, se concentran en las manos de algunos hombres.

Al mismo tiempo, el panteón cosmológico se reduce al Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y hasta la Virgen María pierde su identidad y sus poderes supernaturales.

En esta misma consolidación de la Iglesia Protestante disminuyen drásticamente las conexiones rituales y religiosas con las fuerzas naturales (lluvia, fertilidad, diferentes animales, relámpagos, inundaciones, plagas), anteriormente vinculadas explícitamente por los santos y las santas. Las celebraciones y cultos religiosos se van distanciando del ciclo agrario y de las prácticas de manejo ambiental de las comunidades rurales, de modo que el dominio de la religión ya no es el hábito diario de familias campesinas, sino la reflexión intelectual-moral de hombres educados en un sector especializado.

La producción de conocimiento no religioso y la educación secular también sufren una transformación dramática con la modernidad. Durante los siglos XVIII y XIX son fundadas y expendidas universidades y laboratorios de investigación en todos los países de Europa. Los dueños, rectores, profesores y estudiantes de estas instituciones son, casi exclusivamente, hombres blancos de clases altas. Su control sobre la producción del conocimiento, y hasta de los paradigmas sobre los cuales descansan las ciencias, es tal vez el más insidioso y penetrante que hay. El sector de la sociedad que domina las instituciones del conocimiento secular y religioso monopoliza el poder de crear conocimientos sobre el mundo, las sociedades, la humanidad, la naturaleza, la historia y mucho más.

Aquí también opera la triangulación del Estado, la economía y la ciencia. Con las avanzadas tecnologías de comunicación (imprenta, periódicos, caminos, radio, telégrafo, teléfono) la perspectiva de este grupo gana espacio y poder. Y con la consolidación de sistemas educativos nacionales, ministerios de educación y distribución masiva de textos, los Estados colaboran en establecer hegemonías unívocas sobre el lenguaje, los conocimientos y la visión del mundo de sus ciudadanos. En esta época el motor de la expansión capitalista nutrió los avances académicos y científicos, y dirigió sus objetivos de modo que los avances tecnológicos vayan dirigidos a la economía de mercado capitalista y no a la economía doméstica y rural. Como consecuencia, las mujeres y los campesinos forman uno de los últimos grupos sociales en beneficiarse de la ciencia moderna y la introducción de nuevas tecnologías.

Producción y reproducción

Varios artículos incluidos en la bibliografía analizan el desarrollo de las teorías y los instrumentos analíticos dentro de las ciencias económicas modernas, para demostrar que éstas miden y analizan exclusivamente los aspectos de producción que caben dentro del modo de producción moderno (ver Birgin 1992, Warning 1993 y 1994). No es casual que el sector social que domina la economía formal también controle las ciencias económicas, y que las ciencias económicas ignoran totalmente la labor no comercial, la reproducción familiar y social, la gestión y regeneración de recursos naturales y muchas otras actividades realizadas mayormente por mujeres o por familias pobres y rurales. Así que el mismo desarrollo de la sociedad da lugar a la generación de los modelos e instrumentos aplicados para analizar la sociedad. En este caso, las instituciones económicas y las ciencias contribuyen a una división entre la producción y la reproducción, y una polarización en términos de poder y prestigio de los actores asociados con estos rubros, que se expresa mediante el sistema de género, entre otros.

Esquema de elementos de dos modos de producción

"Modo de producción tradicional"

"Modo de producción moderno"

Reproducción/producción inseparable

Producción institucionalizada aparte de reproducción

Organización familiar y comunal de trabajo

Manodeobra, oficios y profesiones pagados

Manejo familiar y comunal de recursos, labor, relaciones sociales de producción

Control centralizado de producción, mediante legislación, normas institucionales, etc. administrado por burocracias

Economía de autoabastecimiento e intercambio, mercado no formal

Economía de mercancías/dinero formal mercados institucionalizados

Objetivo de trabajo es mantener y reproducir la vida familiar y comunal

Objeto de trabajo es producir excedente para la acumulación e inversión capitalista

Acceso comunal y familiar a recursos naturales (tierras, bosques, agua, etc.)

Propiedad privada (cercado de áreas comunes, legalización de tenencia)

Diversidad étnica, lingüística, cultural, cosmovisión, ritual, etc.

Nacionalización y burocratización de educación, idioma, religión, cultura

Población mayormente rural

Población se concentra en centros urbanos

En nuestra definición esquemática de los conceptos utilizados para identificar los dos tipos de economía, mencionamos como primera característica del modo de producción moderno el divorcio conceptual e institucional entre producción y reproducción. Esta separación es consustancial a las economías modernas, tiene consecuencias graves para la sostenibilidad humana y ecológica de estas economías, y merece ser examinada con una profundidad no permitida aquí. Analizamos algunas dimensiones del problema que son determinantes en los procesos de marginación y desvalorización del medio y de las actividades femeninas, dando lugar a un proceso paulatino de degradación ambiental y desigualdad social.

Los conceptos "producción" y "reproducción" tienen muchos referentes en sus diferentes aplicaciones teóricas, y tenemos que establecer definiciones, al menos generales, para su uso. Dentro de las ciencias económicas, "producción" normalmente se refiere a la elaboración de bienes y servicios, específicamente los que son producidos y distribuidos como parte de la economía formal. Cada país tiene su propio sistema económico-legal que institucionaliza la producción económica formal dentro de leyes, impuestos, tarifas, códigos laborales, etc. El Sistema de Contabilidad Económica Nacional, preparado por las Naciones Unidas en 1953, ha sido utilizado durante más de 50 años para calcular la Producción Interna Bruta de virtualmente todos los países del mundo, e influye mucho en la conformación de las economías nacionales.

Uno de los elementos básicos de la clasificación de distintos modos de producción es el objetivo o destino de la producción en un contexto dado. Se entiende que la producción tradicional tiene como objetivo la reproducción simple de las condiciones existentes, mientras que el modo de producción moderno tiene como objetivo la producción de excedentes para los fines de acumulación y expansión capitalista. Las ciencias económicas occidentales han enfocado con prioridad las actividades directamente relacionadas con este segundo tipo de objetivo.

El concepto y dominio de "reproducción" está menos definido, debido a su menor grado de institucionalización. Aquí enfocamos tres procesos interrelacionados que constituyen la "reproducción" de condiciones de vida y que entendemos como la otra cara de la producción. Primero está la regeneración de recursos naturales (materia prima y fuerza energética para la producción industrial; suelos, aguas, biomasa para la producción agrícola, pecuaria y forestal; etc.). En segundo término está la reproducción de la labor humana a nivel diario y generacional: implica asegurar o proveer alimentación, descanso, atención de salud, etc. a los trabajadores todos los días; y también la reproducción de la fuerza laboral a nivel generacional mediante la gestión, lactancia, crianza, educación y formación de nuevos trabajadores. El tercer proceso reproductivo es más difícil de encasillar, pero no por eso menos imprescindible: la reproducción del contexto y de las relaciones socioculturales. Aquí nos referimos a los conocimientos, símbolos, organizaciones, religiones, redes de apoyo y redistribución, valores, éticas, motivaciones, sistemas de parentesco y compadrazgo, y otro sinfín de elementos que aseguran el funcionamiento y la continuidad de una sociedad y una cultura.

Ahora, parece obvio que los procesos de producción y reproducción son inseparables, y por eso utilizamos el término "(re)producción" para referir al proceso integral. Sin embargo, la producción y la reproducción siguen muy divorciados en las instituciones que estructuran el desarrollo de nuestras sociedades y en muchas de las teorías y los métodos utilizados para estudiarlas. En las políticas de desarrollo internacional, por ejemplo, se sigue dando prioridad a los indicadores basados sobre la producción económica nacional (PIB) para evaluar los niveles y ritmos de desarrollo de los países. En el dominio de la política económica nacional, los países desarrollados como también los en vías de desarrollo subvencionan y promueven la producción económica formal. Estas políticas se basan en fórmulas económicas que calculan únicamente los gastos de extraer recursos naturales y de utilizar labor humana no de reproducirlos.

Otro ámbito donde se ha priorizado la producción sobre la reproducción es la tecnología. El desarrollo de tecnologías se ha concentrado esencialmente en la aplicación de conocimientos y avances científicos para el mejoramiento y expansión de la producción. Solamente en las últimas décadas se comienza a invertir esfuerzos significativos en investigaciones científicas dirigidas al desarrollo de tecnologías para la conservación y regeneración del ambiente.

A nivel de la conformación orgánica de los gobiernos nacionales, hay una división institucional muy clara entre la producción y la reproducción, conjuntamente con una división entre la parte natural y la parte social. En Bolivia, por ejemplo, el nuevo ordenamiento del gobierno incluye la formación de un Ministerio de Desarrollo Económico encargado del crecimiento de la producción; un Ministerio de Desarrollo Sostenible, encargado de la protección y regeneración del patrimonio natural; y un Ministerio de Desarrollo Humano, encargado de las personas y sus relaciones. Con distintos mandatos, personal e incluso financiamiento, los ministerios encaran obstáculos significativos en la forja de acercamientos integrales.

El discurso y acción internacional sobre el desarrollo en el Tercer Mundo ha dado por sentado una desvinculación entre producción y reproducción. Durante las primeras décadas de desarrollo, las políticas y proyectos fueron motivados casi exclusivamente por los objetivos de crecimiento económico, expresados a través del PIB nacional y el incremento de la producción industrial o agrícola. En los años 70, se comenzó a reconocer que el simple crecimiento de la producción nacional no soluciona, e incluso exacerba, los problemas de la pobreza extrema, la degradación ambiental y el empeoramiento de la condición de las mujeres en muchas partes del Tercer Mundo. Las primeras respuestas comprendían la implementación de proyectos complementarios bajo los rubros de antipobreza y proyectos reproductivos con mujeres -enfoques que no interferían en absoluto con los más importantes proyectos de producción económica.

Durante los años 1980 muchos proyectos de desarrollo respondieron al reconocimiento de las crecientes crisis de reproducción con la promoción de enfoques de "agroecología", "reforestación" y "mujer y desarrollo". Sin embargo, la mayor parte de éstos se limitaron a ocuparse de la incorporación de los recursos naturales y forestales y de las mujeres en los marcos productivos establecidos, con el fin de hacer más eficiente y sostenible la producción, e incluso la expansión de producción económica. Lo que es clave reconocer en estos intentos es que se quiso responder a problemas específicos del desarrollo -la pobreza aguda, la insatisfacción de necesidades básicas, la deforestación, los problemas de las mujeres- con respuestas específicas, sin cuestionar los paradigmas del desarrollo ni mucho menos el divorcio de la producción y la reproducción. No se logró generalizar una visión que priorice el equilibrio y la regeneración de sistemas ecológico-sociales como objetivos en sí.

Sólo falta hacer mención de que los proyectos de desarrollo productivistas se dirigieron casi exclusivamente a hombres, con el efecto de polarizar los roles y relaciones de género relativos a la producción y la reproducción. Durante décadas, las mujeres fueron incorporadas en pequeños proyectos con un enfoque denominado "reproductivo", que en realidad quiere decir proyectos de servicio social y educación, totalmente desvinculados de los proyectos "productivos" como también de la regeneración de recursos naturales. Esta tendencia nos lleva al fenómeno ahora casi universal de asociar a las mujeres con la reproducción, y a los hombres con la producción. La asociación de la mujer con la reproducción generalmente está explicada con el hecho de que son las mujeres quienes gestan y nutren a los bebes, reproduciendo la especie humana. Sin embargo, vale la pena clarificar que en el desarrollo estamos hablando de cuestiones económicas y políticas, no limitadas a la reproducción biológica.

Los planteamientos de las políticas y proyectos de desarrollo han explicado la discriminación y empobrecimiento de las mujeres como una consecuencia de su asociación con la reproducción, y como respuesta propusieron desvincular a las mujeres de la reproducción e incorporarlas en la producción económica moderna. Una estrategia muy generalizada durante la década de 1980 fue la incorporación de mujeres en actividades productivas mediante la capacitación técnica, otorgación de créditos y su organización en cooperativas productivas y otros. Ahora es obvio que ésta tampoco fue la respuesta adecuada para las mujeres, ni para las familias, sociedades, economías y culturas que necesitan ser reproducidas (ver Buvinic 1989, Wichterich 1991).

¿Cuán aplicables son los conceptos de modo de producción tradicional y moderno?

Volvamos al esquema que describe los dos modos de producción para considerar cuán adecuada es la aplicación de estos conceptos a las realidades concretas en diferentes momentos y espacios históricos. Se puede decir que el modo de producción tradicional caracteriza generalmente la vida en Europa antes de la época moderna, y que las características esquematizadas en el concepto modo de producción moderno se generalizan en los siglos XIX y XX en Europa y América del Norte, en las sociedades actualmente llamadas desarrolladas. En América Latina, el avance del desarrollo moderno ha sido irregular, y actualmente coexisten visiblemente las características de los dos modos. Esta situación está interpretada en diferentes formas en países latinoamericanos, siendo denominada "economía dual", "economía moderna incipiente" y otros. Nos parece que esta aplicación deja mucha ambigüedad, y que tanto la situación del Norte como la situación del Sur requiere de una investigación más allá de los conceptos dominantes.

Un análisis más detallado de las sociedades llamadas desarrolladas revela que, mientras el modo de producción moderno es dominante, en términos político-económicos todos los elementos y características que constituyen el modo de producción tradicional siguen existiendo Este trabajo se realiza en los dominios invisibles de las labores domésticas realizadas por mujeres, del trabajo no formal de inmigrantes y pobres, de la gestión ambiental de familias rurales, y del múltiple quehacer social de mujeres. Lo que pasa es que los elementos llamados modernos han sido institucionalizados y valorizados de modo que reciban más reconocimiento y poder económico, político y social, mientras que los elementos llamados tradicionales han sido subvalorados y marginados por las ciencias e instituciones político-económicas, como también por los sistemas de valor y respeto social.

Encontramos el mismo proceso general en las sociedades en vías de desarrollo, con diferencias importantes en las proporciones y constituciones de los grupos vinculados con cada actividad. En Bolivia, por ejemplo, las actividades caracterizadas en el modo de producción moderno son dominio predominante de un sector reducido de hombres blancos de clase media y alta que viven en las ciudades. Las actividades descritas bajo el rubro tradicional son propias del actuar de la mayoría de la población restante mujeres de todas las clases, y hombres y mujeres pobres, rurales, con características étnicas indígenas-.

Observamos una polarización interna en todas las sociedades de modo que las actividades, espacios y personas vinculadas con los dos modos de producción están jerarquizados, con la gente asociada con el modo de producción moderno gozando de más poder y prestigio que la gente asociada con roles y actividades denominados tradicionales. Esta jerarquía corresponde con las estructuras de clase, etnicidad y género, de modo que los procesos de producción modernos son dominados por los hombres en las ciudades, mientras las mujeres y las personas más pobres, indígenas y rurales asumen la responsabilidad hacia los aspectos de la reproducción de las condiciones de producción.

Ahora reconocemos que las subvenciones y el apoyo político-económico dirigidos al fortalecimiento de la producción nacional, han tenido entre sus impactos el incremento desmesurado de la desigualdad social tanto en los países desarrollados como en los países en vías de desarrollo. La marginación de importantes contribuciones y contribuidores a la reproducción de condiciones de producción (humanas, naturales y socioculturales) es un factor central en las crisis económicas y sociales actualmente predominantes en diversas sociedades en todas partes del mundo. Desde esta perspectiva, podemos entender y vincular la degradación ecológica y la desigualdad social y de género a un proceso de crisis de reproducción.

En conclusión, reunimos algunas observaciones sobre los procesos históricos de la modernidad para esclarecer y relacionar una serie de fenómenos. Primero, la burocratización y jerarquización de muchos aspectos de la sociedad tiene el impacto de institucionalizar las posiciones de poder de un cierto sector de la sociedad fundamentalmente los hombres blancos ricos-. Segundo, la institucionalización de la producción económica formal conlleva un divorcio práctico y conceptual entre la producción y la reproducción, asociando la primera mayormente con hombres y la segunda mayormente con mujeres. En general, la producción ha sido apoyada por el Estado, los avances científicos y las instituciones económicas, mientras la reproducción ha sido marginada o ignorada.

Estos procesos y fenómenos surgen en Europa, y durante siglos son exportados mediante una serie de vías y contactos. En los últimos cuarenta años, el proyecto de desarrollo del Tercer Mundo ha basado sus modelos en las estructuras e instituciones de los países modernos, transfiriendo así explícitamente elementos de los sistemas político-económicos que exacerban las desigualdades de género y de clase.

Las prácticas de investigación y análisis de estos procesos históricos tienden a tomar como válidos los conceptos y i categorías modernos creados para servir a la sociedad occidental: el divorcio de la producción y la reproducción, y la distinción entre los modos de producción modernos y tradicionales. Planteamos la posibilidad de que estas categorías y estos conceptos modernos no son adecuados para entender la complejidad de roles, relaciones y sistemas en los países del Tercer Mundo, e incluso limitan nuestra comprensión de las mismas sociedades moderno-occidentales.

3. Alternativas y posibilidades para el manejo comunal de recursos forestales en Bolivia, por Rosario León1

ESTE TRABAJO ES PARTE DEL DOCUMENTO "DESARROLLO DEL IFRI EN BOLIVIA: DIAGNÓSTICO Y ESTRATEGIA".

Partiendo de un escenario en el que dos grupos pertenecientes a comunidades colindantes se enfrentaban exasperados con una tercera persona en la oficina de un abogado, fui testigo de un hecho que se manifiesta cotidianamente en la sociedad boliviana.

Una de las comunidades reclamaba que la otra le había robado el río de su comunidad. La comunidad demandada explicaba que había comprado el río y que tenía papeles firmados por la tercera persona que, a su vez, mostraba ser poseedor de las tierras por donde en ese momento pasaba el mencionado río. El abogado desesperadamente intentaba explicar (a gritos) que el río no era de nadie, ya que todos los recursos naturales de este país pertenecían únicamente al Estado. Por otra parte, también intentaba explicar que su especialidad no era la pertinente para aclarar este dilema, sugiriendo que lo mejor era que tratasen de arreglar el conflicto entre ellos. Estoy segura que los tres participantes del conflicto, finalmente, llegaron a un acuerdo entre ellos como sugería el abogado.

Introducción

El presente trabajo tiene como finalidad exponer un estado general de la situación boliviana respecto a las posibilidades de desarrollo con base en el acceso común a los recursos forestales. Las relaciones sociedad - Estado en Bolivia constituyen el marco general de la lectura presente. En ella se vislumbran oportunidades y limitaciones para el desarrollo autogestionaria y sostenible en base al acceso común a los recursos.

Las hipótesis rectoras son las siguientes:

Una de las causas más claras para la tensión entre políticas y régimen jurídico y las estrategias de la sociedad es que las prioridades estatales responden a un modelo donde el actor principal, por muchos años, fue el aparato del Estado, y ahora se intenta desplazar ese rol hacia el mercado. En ambas modelos, la sociedad civil y, en especial, las comunidades campesinas, indígenas a otras a nivel local, estuvieron y están permanentemente ausentes como actores directos. Sin embargo, el panorama de esta relación no es tan simple, ya que siendo el conflicto el nexo principal entre el Estado y la sociedad, la diversidad de formas de enfrentar el conflicto, de cortarlo, de eludirlo y definitivamente de deslegitimarlo, ponen en peligro el funcionamiento mismo de la sociedad y la forma como evoluciona su sistema democrático.

También tiene que ver con la complejidad de la estructura jurídica y su alto grado de sobreposición e interconexión en lo que se refiere al tratamiento de los recursos naturales, existiendo una ley diferente para cada recurso con disposiciones no articuladas o escasamente articuladas. Esta situación tiene que ver, fundamentalmente, con un modelo de organización política que planifica el desarrollo desde arriba y, definitivamente, no aprueba la opción de la construcción del desarrollo desde la sociedad o las comunidades locales. El desconocimiento de esta opción trae consigo el desprecio de un bagaje enorme de experiencia, conocimiento y capacidades en el manejo de la naturaleza, que definitivamente son alternativos a la propuesta estatizante o privatizante en el uso y administración de los recursos naturales.2

PARA UNAMAYOR REVISIÓN DE LOS LÍMITES DEL CONTROL PRIVADO O ESTATAL SOBRE LOS RECURSOS FORESTALES ESPECÍFICAMENTE, VEA ARNOLD (1993).

Considerando que la participación social es el elemento fundamental de todo proceso de desarrollo sustentable, un modelo que no represente o viabilice esta tercera opción, la comunal, tiene menos posibilidades de legitimidad y efectividad social. Esta situación reconocida permanentemente por analistas de diversas escuelas y desde diferentes niveles de la sociedad y las organizaciones sociales, sean estas de base o instituciones que trabajan en el campo del desarrollo, etc., se agrava cuando se analiza lo que se pone en juego,3 en este caso, la gobernabilidad de la sociedad boliviana, y con ella la imposibilidad de establecer un modelo de desarrollo sostenible que se base en el uso equilibrado de los recursos naturales y la participación social.

EL TRABAJO DE URIOSTE (1984), BERG HANS (1990), RIVERA (1986), LASERNA Y CALDERÓN (1984), ENRE OTROS, QUE DAN CUENTA DE ESTA TENSIÓN PERMANENTE QUE SE TRADUCIRÁ EN UNA PELIGROSA DESESTRUCTURACIÓN Y FRAGMENTACIÓN DE LA SOCIEDAD BILIVIANA.

Esta lectura de fondo es la que nos ha orientado para sostener la necesidad de elaborar estrategias metodológicas y de trabajo científico que permitan validar la opción comunal, el desarrollo autogestionario a nivel local, para el potenciamiento de las capacidades locales a través de la comprensión y uso de la metodología IFRI, y de esta forma poder trabajar en apoyo a la elaboración de políticas cada vez más participativas y sostenibles.

Sin duda las tensiones a nivel estatal son un importante indicador de las posibilidades de perfeccionar cada vez el modelo, o modificarlo a partir de la participación popular. Cuando una de las tendencias pugna por la conservación y la participación y otra por el crecimiento económico, surgen nuevas reglamentaciones jurídicas que abren espacios para la negociación con la sociedad.

En este aspecto se sostiene que los conflictos que surgen entre la normatividad jurídica y las prácticas e "instituciones" comunitarias, entendidas éstas como un conjunto de reglas, normas, acuerdos en uso y legitimadas por la praxis,4 deben ser considerados como instancias de mediación que posibiliten el proceso de concertación legitimando, en primer lugar, esta instancia de mediación como un puente de intercomunicación entre lenguajes diferentes.

APLICAIÓN REALIZADA EN EL LIBRO DE ELIONOR OSTROM, DISEÑO DE ISTITUCIONES PARA SISTEMAS DE RIEGO AUTOGESTIONARIOS. ICS: 1992. PÁG 21.

Frente a una paradoja

Por primera vez en la historia de Bolivia se legisla y reglamenta la participación popular, en un intento de integrar a la sociedad en los planes de reestructuración y modernización del Estado boliviano.

Efectivamente, desde hace una década Bolivia sufre una serie de transformaciones en su ordenamiento jurídico - institucional, económico, social y político, con miras a un definitivo proceso de modernización. Paradójicamente este proceso es propuesto desde el aparato político del Estado sin previa concertación con la sociedad, y no es parte del suficiente conocimiento de las particularidades regionales, étnicas, generacionales o de género que cruzan el quehacer de los pobladores de Bolivia. Se pone, una vez más, en tela de juicio la factibilidad de reglamentaciones demasiado generales y homogeneizantes.

Desde 1985, cuando se inicia el proceso de transformaciones, pese al intento del gobierno boliviano de hacer conocer sus disposiciones a la población por todos los medios a su alcance, el nivel de confusión es todavía generalizado. Por tanto, las reglamentaciones y leyes anteriores en vigencia ano constituyen un marco de referencia para algunos procesos de conflicto o negociación entre la sociedad civil y el Estado, gracias a que la implementación del nuevo ordenamiento es todavía un proceso inconcluso, especialmente en el campo forestal y de tierras.

El proceso global de transformaciones tiene como principal instrumento a cuatro leyes caracterizadas por un alto grado de coherencia política entre ellas. Estas son: Ley de Reforma del Poder Ejecutivo, Ley de Capitalización, Ley de Participación Popular y la Ley de Reforma Educativa.

Previamente, sin embargo, es necesario puntualizar que ya en el anterior período gubernamental se aprobó la ley de necesidad de reforma a la Constitución, que predefinió las modificaciones en la Carta Magna a aprobarse en la nueva legislatura. Por esta razón, se aprobó la Ley de Reforma de la Constitución Política del Estado que, a pesar de estar preestablecida, es una ley constitucional marco que, al cambiar 37 artículos de la Constitución, abrió el espacio normativo en el cual se inscribe lo principal de las reformas propuestas por el nuevo gobierno.

En otro ministerio, el de Desarrollo Económico, está el servicio forestal, que tiene a su cargo regular, reglamentar y vigilar la explotación forestal empresarial. En el Ministerio de Desarrollo Humano se encuentra la Secretaría de Asuntas Etnicos, Generacionales y de Género, donde se trabaja sobre el concepto de participación tratando de acercarse a los procesos que viven los pueblos indígenas, mujeres y otras categorías poblacionales cuya calidad ciudadana podría entonces ser considerarla de segundo nivel.

Además del reordenamiento de la estructura estatal, están los programas en marcha, donde sobresalen principalmente: el de Reordenamiento Territorial, que pretende elaborar Planes Regionales de Uso del Suelo (PLUS) adecuando el régimen administrativo a las características físicas y los potenciales económicos de las regiones a partir de los planes de uso del suelo en las regiones. A este programa se unen otros, como los Anteproyectos de Reorganización del SNRA y de la Ley de Tierras, que pretenden reordenar los organismos de administración y titulación de propiedad basada en el mercado libre de tierras. A estos anteproyectos, los indígenas y los campesinos anteponen los principios de participación social y propiedad colectiva de los recursos naturales.

El actual modelo podrá conciliar las recomendaciones de estos programas con la Ley sobre Territorios Indígenas, que reconoce el derecho a la territorialidad indígena más allá de las formas de ordenamiento geopolítico actual, con las nuevas disposiciones, si los resultados preliminares de estos programas han demostrado la sobreposición de diferentes formas de acceso a la tierra y las concesiones de diversos recursos como el forestal; además, con las áreas protegidas y otras categorías existentes en el acceso a los recursos naturales.

El manejo del recurso forestal en Bolivia

En términos porcentuales, el recurso forestal en Bolivia no es el más escaso, ya que el 51% del territorio nacional esta cubierto de bosques. Sin embargo, el ritmo de deforestación bien podría, en menos de una década, terminar con esta disponibilidad. Si bien en la actualidad existen 55,8 millones de hectáreas de bosque y se conoce una tasa de explotación de 200.000 hectáreas por año, la proyección puede ser correcta.

El impacto ambiental de la explotación irracional del recurso forestal actualmente tiene efecto, en ciertos casos irreversibles, sobre la erosión de los suelos, la pérdida constante de la capacidad productiva, los cambios climáticos y, en definitiva, un deterioro general de la biodiversidad. El 88% de la población rural de gran parte del territorio vive en condiciones de pobreza critica, por lo que la pérdida del principal recurso energético hace ano más difícil su situación. Paralelamente, un sector muy pequeño de la población, cerca a 130 empresas, se beneficia ilimitadamente de los frutos económicos de esta explotación.

Si bien la ley establece la propiedad estatal de los recursos forestales, existen diversas formas legales o de otra índole que permiten su explotación, lo que posibilita un acceso diferenciado y excluyente a este recurso. Con diferentes tipos de actores, en el caso de las comunidades, es frecuente encontrar arreglos locales que en la práctica permiten obtener beneficios o usos diversos del bosque al margen de la ley forestal.

La compleja normatividad jurídica para ordenar las categorías de uso y administración de los bosques en Bolivia considera áreas forestales de conservación y de explotación de diferente tipo, las que en la mayoría de casos están acompañadas de conflictos de intereses que pugnan por una explotación empresarial con el uso y manejo comunal junto a posturas de conservación de tipo ecologista puro. Se conocen las siguientes categorías de los bosques en el territorio nacional, según la distribución de áreas protegidas (Marconi 1990): parques nacionales (13); estación biológica (1); reservas fiscales (3); reservas nacionales (8); refugios de vida silvestre (4); santuarios (2); bosques permanentes de protección (2); reservas forestales de inmovilización (S); bosques permanentes de producción (6); parques regionales y municipales (4).

En términos puramente espaciales, estas áreas se sobreponen a las formas tradicionales de ocupación del espacio de las poblaciones indígenas y campesinas, pero también sobre áreas designadas por el Estado como zonas de colonización. También en algunos casos sobre propiedades privadas. El conflicto surge en la medida en que en estas áreas se consideran diferentes tipos de acceso al recurso forestal.

Las formas de acceso legalizadas por el Estado son: las concesiones forestales (130); los territorios indígenas (6); procesos de legalización no concluidos; otras formas de acceso indirecto a través de la tenencia de la tierra, como también es el caso de administración única en circunstancias predefinidas; conservación, investigación; manejo de áreas protegidas. A estas formas de acceso legal se deben sumar las múltiples formas de acceso en base a acuerdos establecidos a nivel de las comunidades y de éstas con otros actores. Por ejemplo, el caso de la colonización, donde la población tiene un acceso indirecto al recurso forestal a través de la tenencia de la tierra, pero además, se ve obligado a desmontar para poder cultivar beneficiándose sólo de los residuos del desmonte. En este caso el Estado autoriza a las empresas la comercialización de la madera, producto de esta actividad. Otra forma es el acceso a bosques implantados a partir de programas de desarrollo, donde las comunidades tienen acceso a los recursos forestales en base a acuerdos con las organizaciones promotoras de los programas.

Formas de propiedad de la tierra

Las formas jurídicas de propiedad de la tierra, hasta antes de agosto de 1994, fueron: solar campesino, pequeña propiedad; la mediana propiedad (embargable); la cooperativa agrícola (forma colectiva); la comunidad campesina (colectiva); la gran empresa agrícola.

En la medida que la propiedad sobre la tierra es la que define en gran medida el tipo de acceso al recurso forestal, es importante considerar que en las transformaciones en el régimen de la tenencia y propiedad de la tierra en Bolivia hubo importantes cambios que afectaron al recurso forestal. Antes de 1952, la tierra estaba distribuida en un porcentaje considerable en manos de propietarios privados (hacendados) que poseían grandes extensiones de tierra con acceso libre al recurso forestal. También se atribuye a estos propietarios la introducción de especies exóticas en sus propiedades, solare todo en las tierras altas. I os campesinos de las comunidades originarias que, porcentualmente, tenían menores extensiones, ejercían sus derechos comunales sobre los árboles y otros recursos bajo formas poco conocidas hasta la actualidad.

Después de la reforma agraria de 1953, la distribución de la tierra a los campesinos cambió notablemente el tipo de acceso al recurso forestal, ya que la parcelación de la tierra inhibió en gran medida el acceso colectivo a espacios boscosos dentro de la misma propiedad. Así se generaron una serie de acuerdos intercomunales y comunales para acceder a este recurso. Probablemente - sobre todo en las tierras altas - la forma de tenencia de la tierra ha contribuido en gran medida a la depredación forzosa de las áreas boscosas aledañas a las comunidades. Sin embargo, se debe considerar que las necesidades campesinas de recursos del bosque no sólo se satisfacían localmente, sino que los campesinos de tierras altas crearon imaginativas formas de acceso a diferentes bosques en el territorio nacional. Así, ano en la actualidad, los campesinos de altura (andinos) acceden a bosques de diversa naturaleza ecológica, pese a la gran distancia de sus comunidades. Esta práctica de movimiento poblacional articula el análisis de los bosques tropicales a la dinámica campesina de las alturas.

En las tierras bajas la dinámica fue diferente. En primer lugar, las reformas no afectaron las grandes propiedades de la tierra. Pero tampoco se reconocieron y legalizaron las tierras y territorios indígenas hasta 1991. Esta situación favoreció el acceso al recurso forestal de grandes empresas que consiguieron en la década de los años 1950 concesiones forestales sobre los territorios indígenas. Por su parte, los hacendados al interior de sus propiedades disponían libremente del recurso forestal. La combinación de la dinámica de la tenencia de la tierra y las formas de acceso al recurso forestal fueron generando una serie de acuerdos y a la vez conflictos que se hicieron cada vez más evidentes, sobre todo a partir de la demarcación de las áreas protegidas sobre las tierras indígenas y de empresas madereras.

El Artículo 171 de la Constitución Política

Uno de los cambios más importantes en la Constitución Política del Estado boliviano, sin duda, fue la introducción del actual texto del artículo 171, el 6 de agosto de 1994. Por medio de este artículo se termina de explicitar una categoría de propiedad de la tierra, tierras comunitarias de origen, anteriormente establecida pero no con la dimensión y alcance actual. Este artículo fue propuesto al Estado por la Central de Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano (CIDOB). Después de largas negociaciones fue incluido en las reformas a la Constitución5.

LA COMPRENSIÓN JURÍDICA DE ESTA REGLAMENTACIONES FUE GRACIAS A LA EXPLICACIÓN E INTERPRETACIÓN DEL DR. HUGO SALVATIERRA, ASESOR DE CIDOB, QUE TRABAJA DESDE HACE VARIOS AÑOS EN SANTA CRUZ EN EA INSTITUCIÓN YVY AVARENDA.

En base a esta disposición se abre la posibilidad de que mediante una resolución suprema, con carácter definitivo y sin admitir ulterior recurso judicial, se establezca pleno derecho a la propiedad de tierras comunitarias. Con la misma disposición se garantiza el uso y aprovechamiento sostenible de los recursos naturales, bajo las normas, reglas y costumbres de los pueblos indígenas. claramente establece un acceso libre al recurso forestal.

Para la implementación de este artículo hace falta la tramitación, por parte de los pueblos indígenas, de los títulos ejecutoriales que los habilite para ejercer estos derechos legalizados por el Estado. Este es un desafío para los pueblos y para quienes apoyan la alternativa comunitaria, ya que se tendrá que documentar la acción de los pueblos indígenas respecto a su territorio, lo que demanda recursos y capacidades pertinentes. Este sin duda será un camino no exento de dificultades, en la medida que hace una excepción singular para los pueblos del oriente boliviano, donde precisamente se concentran diversos actores en conflicto.

Tipologías del conflicto respecto al recurso forestal y el acceso a la tierra

Desde la perspectiva del desarrollo con base local y comunitaria, se distinguen por lo menos dos ejes de conflicto que, a la vez, son focos importantes para explorar las alternativas de influencia sobre las políticas.

El eje campesino-área protegida y el eje indígena-empresa maderera-área protegida. En el primero, las tensiones se dan entre una opción conservacionista que plantea el manejo técnico de las áreas protegidas con la expulsión de los campesinos de la zona de amortiguamiento, situación que legalmente deberá ser definida en negociaciones con el Estado, para legislar sobre el derecho campesino a manejar las áreas protegidas y la reformulación de los perímetros de éstas en caso que afecten propiedades campesinas. A la vez, los campesinos tendrán que sistematizar planes de manejo de las zonas de amortiguamiento, que garanticen un desarrollo sostenido en base a las mismas. A nivel del Estado, la resolución del conflicto dependerá de encontrar los tonos intermedios en las posiciones de quienes optan por una política puramente conservacionista y de quienes apuestan a un desarrollo sostenido en base a la participación campesina.

El otro eje indígena-empresa maderera-área protegida, se plantea a varios niveles. El primero, a nivel de los argumentos legales estatales. El ejemplo es la ley forestal en proceso de aprobación, que reconocería la adjudicación de la tierra forestal por 40 años a las empresas madereras. El artículo 171 reconoce y garantiza las opciones de acceso y manejo indígena del territorio y sus recursos naturales. Considerando que en muchos casos se refieren a las mismas áreas boscosas, se tendrá que reglamentar estos derechos a nivel del Estado o dejar la resolución de los conflictos de interés a la libre negociación entre los actores. En este caso, las empresas madereras no están de acuerdo con los 40 años y solicitan propiedad absoluta de las tierras forestales. Por otra parte, la ley forestal habilita el derecho a la explotación forestal sólo en forma de empresa, asunto que quedará a decisión de los indígenas constituirlas o no. Sin embargo, en este punto se inicia otro nivel de conflicto, cuando los decretos y resoluciones supremas sobre áreas protegidas estipulan una determinada forma de acceso, sin conocer suficiente las propuestas de manejo de los pueblos indígenas.

Esta esquematización no explica a fondo las otras múltiples contradicciones a nivel de los ejes, quedando como desafío para el futuro el tratar de entenderlos en su complejidad, como única forma de abordar una planificación desde la sociedad y con base en el manejo comunal de los recursos forestales. Sin embargo, posibilita ejemplificar la situación actual y apoyar la hipótesis sobre el rol del recurso forestal en Bolivia como "recurso critico", no por la escasez del mismo sino por la potencialidad del conflicto entre la sociedad civil y el Estado y entre actores de la sociedad, que implica el uso y la administración del mismo.

Sin duda, las características físicas del recurso forestal en Bolivia demuestran el potencial biológico, económico y social del mismo. Pero sobre todo demuestran ser un punto de partida para la comprensión de las múltiples interacciones de la sociedad y su acción colectiva en torno a los recursos forestales. Por otra parte, la comprensión de esta acción colectiva y su alta dinámica de conflicto, requieren de la comprensión de los patrones de interacción que se desarrollan en Bolivia, para poder captar su diversidad y planificar de manera pertinente su desarrollo.

IV. Análisis del problema: Teorías, perspectivas y acercamientos

Uno de los objetivos centrales de este trabajo y de los procesos educacionales que pretende apoyar, es abrir un espacio donde diferentes visiones y acercamientos coexistan en una discusión dinámica. A lo largo de este módulo presentamos algunos puntos básicos de diversas posiciones teórico-metodológicas, e incluimos sugerencias bibliográficas para conocer las corrientes más a fondo. A éstos se suman las corrientes "forestería comunal" y "género", presentados en el primer módulo. En el primer ensayo de este módulo, tratamos de dar un panorama del discurso sobre los problemas de degradación ambiental y desigualdad social, tratando de ubicar diferentes actores y perspectivas dentro sus entornos. Sin embargo, siempre se debe reconocer que cada acercamiento y movimiento es multifacético, y que los discursos internos son tan dinámicos como los discursos entre las diferentes posiciones.

Proponemos un proceso comparativo que motive la reflexión critica sobre la creación del conocimiento. Destacamos las diferencias en teorías y políticas surgidas del Norte frente a las del Sur, del movimiento feminista frente a los hombres, de los ecologistas conservadores frente a los ecologistas radicales. La diversidad de visiones que tienen los distintos grupos sobre los mismos problemas y las mismas situaciones nos hace cuestionar la existencia de arria realidad "objetiva". Las contradicciones entre las diversas interpretaciones de las causas de estos fenómenos hacen cuestionar la universalidad de la ciencia occidental positivista con sus "leyes naturales''.

Quienes trabajamos con estos temas vivimos las tensiones entre las criticas profundas a nivel teórico (que tienden a ser más radicales) y las acciones factibles a nivel práctico (que tienden a ser más moderadas). En esta polémica fascinante vemos posturas que varían desde la asimilación del sistema dominante, hasta el desafío radical y rechazo total del capitalismo, el patriarcado la dominación de la naturaleza, etc. Uno de los elementos que influye en estas tensiones es la distribución y control de poder, no solamente a nivel político-económico, sino también el poder sobre la producción de conocimiento. Tradicionalmente, pero no siempre, los actores y grupos con más poder institucional tienden a mantener posturas más conservadoras. En nuestra documentación se presentan expresiones de movimientos bastantes radicales surgidos en los márgenes de poder económico y político que han causado reacciones fuertes. Como nuestros temas abarcan una serie de problemas y posiciones controversiales, es importante relacionar posiciones teóricas con movimientos político-sociales y conflictos de poder.

Varios de los acercamientos discutidos aquí posibilitan nuevas visiones de las relaciones y estructuras de poder, y permiten ver más claramente situaciones de desigualdad y explotación entre grupos humanos, especialmente en el acceso y control de los recursos naturales. También vemos corrientes que cuestionan y critican la dominación de los seres humanos sobre la naturaleza. Estas nuevas visiones llaman a acciones para cambiar drásticamente los sistemas de poder, meintras también incitan a la resistencia por parte de representantes del statu quo. El segundo ensayo de este módulo explora esta dinámica mediante un análisis de las relaciones entre el poder y las conceptualizaciones, métodos y acciones desarrollados dentro del tema "género y desarrollo".

1. Posiciones teórico-polítlcas en relación al ambiente e género6

LA REFLEXIÓN DE ESTE ENSAYO FUE MOTIVADA POR EL TRABAJO DE EWA CHARKIEWICZ-PLUTA Y S. HÄUSLER, REMAKING THE WORLD: WOMEN, THE ENVIRONMENT AND SUSTAINABLE DEVELOPMENT. ULTRECHT: UNIVERSITY OF ULTRECH INSTITUTE FOR SOCIAL STUDIES/DEPARTAMENT OF WOMEN'S STUDIES; 1991

Ecología Conservadora (Ecología para el, crecimiento económico)

Los proponentes de la corriente que llamamos Ecología Conservadora básicamente quieren promover un mejor manejo de los recursos naturales para fortalecer y sostener los sistemas económicos y políticos existentes. Las cuestiones principales son: ¿Cómo manejar los recursos para satisfacer nuestras necesidades en el corto plazo y para garantizar lo mismo para nuestros hijos? ¿Cómo ajustar el sistema para asegurar la sostenibilidad de la producción económica y nuestra calidad de vida material? Propuestas y modelos elaborados por algunos de los más importantes proponentes de esta corriente son reunidos en el libro Ecological Economics, compilado por Robert Constanza (1991). Esta perspectiva ha sido integrada en las políticas económicas de países del Norte con bastante éxito, mediante propuestas concretas que incluyen controles de emisiones contaminantes de automóviles y fábricas, el reciclaje de basura industrial y de consumidores, la reforestación de bosques cultivados para madera, la protección de especies en peligro, y la preservación de parques y bosques nacionales (ver Kane 1995).

Ecologistas conservadores, promoviendo revisiones dentro de las ciencias económicas, buscan mejorar los cálculos económicos mediante la inclusión de los costos ambientales como externalidades en los análisis costo-beneficio, siempre con el propósito de asegurar una mayor consideración y mejor manejo de los recursos naturales dentro de los actuales sistemas productivos que se basan en el crecimiento economía de las naciones (ver Warning 1993,1994). Los cálculos ecológicos adaptados hasta la fecha no abarcan los costos no económicos de la degradación natural, como puede ocurrir con las experiencias estéticas, filosóficas, sensibles, etc. de los habitantes humanos, y tampoco incluyen los costos de daños ambientales irreversibles (si fuese posible).

En su trabajo "La Articulación Género-Medio Ambiente: Enmarcamiento Teórico", Silvia Vega denomina a los proponentes de esta corriente los reformistas ecológicos o economistas ecológicos, y comenta lo siguiente:

La Ecología Conservadora no cuestiona la superioridad del humano sobre la naturaleza, solamente exige una dominación responsable, racional y sostenible. Tampoco cuestiona la separación de producción y reproducción, ni el modo de producción y consumismo capitalista-industrial. Por eso consideramos su perspectiva como "la ecología de la expansión económica".

Ecología Profunda (Deep Ecology)

Hasta hace poco tiempo, virtualmente todos los ecologistas occidentales -incluso los más radicales- aceptaron la superioridad y dominación de los humanos sobre la naturaleza. La Ecología Profunda critica tal postura antropocéntrica y sugiere que esta actitud en si es la raíz de los problemas ambientales. Los ecologistas profundos proponen una visión nueva y una relación más equitativa entre la sociedad y la naturaleza, y cuestionan no solamente la superioridad de la sociedad humana sino también su separación de la naturaleza en una casilla distinta (ver Devall y Sessions 1985).

La Ecología Profunda insiste en que los humanos no son más que una parte de la naturaleza en un sistema global material y también espiritual. Esta corriente se nutre de expresiones de la filosofía y la religión oriental, como también de la tradición católica franciscana, que tienen como base un respeto profundo por toda vida, desde la humana hasta la de una mosca. Se propone que vivamos como hermanos con la naturaleza, y no como amos sobre ella. En su resumen del movimiento, Silvia Vega añada que

Una de las características más interesantes del movimiento de Ecología Profunda es su integración de múltiples niveles y dimensiones de análisis y acción. A nivel de análisis de sistemas político-económicos cuestiona la base de nuestras concepciones e instituciones de producción, y en relación a la ciencia, critica el control y la explotación de los recursos naturales mediante la tecnología para los fines de la expansión de la producción y la acumulación capitalista. Aboga por la reforma de políticas nacionales y el fortalecimiento de instituciones y normas globales para controlar el oso depredador de los recursos y frenar la desatada destrucción del medio. A nivel personal' el movimiento de ecología profunda promueve la adaptación de filosofías y éticas personales de humildad, no violencia, no consumismo, no ambición, etc., y sugiere prácticas reflexión y meditación espiritual para avanzar hacia el equilibrio y paz en las relaciones entre grupos humanos y entre humanos y la naturaleza.

Ecología Social

La Ecología Social busca relaciones de influencia mutua entre la dominación explotadora de la naturaleza y la jerarquización de sistemas sociales en un contexto histórico. Esta posición fue desarrollada por Murray Bookchin, quien proviene de una tradición anarquista sensitiva a todas clases de dominación. Explora los vínculos mutuos entre dos tendencias históricas: por un lado, la propiedad privada sobre los recursos naturales y la inversión humana en el control y uso de recursos; y por otro lado, el control de unos humanos sobre otros en sistemas de parentesco, herencia, matrimonio, clase, género y estados políticos.

En el comentario de Vega, "El propósito de los ecólogas sociales es revivir los ideales de emancipación humana y el logro de la unidad entre los movimientos ecológicos, feministas, de consumidores, de solidaridad, etc. en torno al tema de la ecología. Debido a la conexión que Bookchin hace entre la dominación de las mujeres y la naturaleza, esta vertiente ha inspirado a algunas ecofeministas" (1995:11). Una de las teóricas más importante que articula la ecología social con el feminismo es María Mies, quien escribe: "Lo que une a la naturaleza, las mujeres y el Tercer Mundo es el hecho de que estas áreas constituyen las colonias más importantes del hombre blanco desde el tiempo del Renacimiento. Su imagen de la humanidad, su civilización, su comprensión de la ciencia, la técnica y el progreso, su modelo de crecimiento económico permanente, su concepción de libertad y emancipación, su sociedad y su Estado, se basan sobre esta sumisión violenta" (Mies 1991:39).

Mujer y Desarrollo Conservador

Lo que denominamos Mujer y Desarrollo Conservador es una corriente que parte de la intención de integrar a las mujeres como participantes y beneficiarias en los proceses de desarrollo moderno. Esta perspectiva surgió en contraste con el tradicional asistencialismo de programas de desarrollo implementados en los anos 60 y 70, que percibían a las mujeres como simples beneficiarias de caridad, especialmente en sus roles de ama de casa, madre, etc. También responde a las limitantes causadas por la exclusión de las mujeres de la asistencia técnica, créditos, capacitación, etc. que fue otorgado a los hombres en estos programas.

Los acercamientos realizados bajo el rublo "Mujer y Desarrollo" reconocen y apoyan especialmente los roles productivos de las mujeres en la producción agropecuaria, artesanal, comercialización, microempresa y otros, y consideran a las mujeres como agentes activas (actuales y potenciales) del desarrollo económico. Se basan en el análisis de la organización del trabajo y las responsabilidades por género, y en el análisis de las necesidades particulares de las mujeres como también de los obstáculos específicos a SU participación en los procesos de desarrollo. Caroline Moser fue una de las teóricas más importantes en el acercamiento de Mujer y Desarrollo, y en su excelente artículo reflexivo (Moser 1991), la autora demuestra que su perspectiva personal ha evolucionado conjuntamente con el enfoque.

Las Naciones Unidas declaró los años 1975-1985 como la Década de la Mujer, un paso que hizo muy visible la necesidad de conocer mejor las realidades de las mujeres en diversos contextos y proceses. En esta época se realizaron no solamente machas investigaciones con enfoque en las mujeres y sus situaciones reales, sino también se desarrollaron métodos para facilitar estas investigaciones. Estos métodos incluyen el análisis de la división del trabajo por sexo; el concepto del 'triple rol de la mujer' (productivo, reproductivo, gestión comunal); la condición y posición de las mujeres y sus intereses, prácticas y estrategias correspondientes; y, en general, la desagregación por sexo de todas las categorías de estudio, acción y evaluación.

En los años 80, estudios y proyectos con enfoque Mujer y Desarrollo fueron promovidos intensamente por agencias internacionales y países donantes. La influencia del Norte en los enfoques, metodologías y objetivos se expresa en el hecho de que el acercamiento no abarca un cuestionamiento de los términos moderno-occidentales del desarrollo, ni mucho menos del principio básico del crecimiento económico. Los conceptos centrales de las investigaciones realizadas con enfoque Mujer y Desarrollo también son moderno-occidentales: actividades productivas frente a las reproductivas; roles y derechos sociológicos y legales; acceso a bienes y servicios modernos como la educación formal, los ingresos económicos, la atención médica institucional, el crédito, etc.

Algunos proponentes de Mujer y Desarrollo utilizaban argumentos como el incremento de la "eficiencia" y "eficacia" de los proyectos para vender su acercamiento a los agentes y profesionales del desarrollo que se resistían a la incorporación de las mujeres. Al final, esta estrategia tuvo un efecto bumerán al hacer al acercamiento, vulnerable a las críticas de "instrumentalización" de las mujeres para los fines de los proyectos. Críticas de la corriente arguyen que las teorías y metodologías desarrolladas para integrar a las mujeres del Tercer Mundo dentro de los proyectos, programas y políticas modernizantes, son nada más que justificaciones sofisticadas para incorporar a las mujeres como una mano de obra más en un proceso patriarcal, capitalista y occidental, que en última instancia socava su bienestar y posición tradicional como mujeres no occidentales.

Los primeros paradigmas desarrollados bajo el enfoque Mujer y Desarrollo ahora parecen limitados y etnocéntricos, pero no hubiéramos podido ver y superar estas limitaciones sin experimentar este proceso inicial. El simple reconocimiento de Mujer y Desarrollo como un tema de investigación fue un catalizador para promover una gran variedad de estudios que han contribuido a avanzar nuestro entender del asunto a nivel práctico y teórico durante los últimos años. En la implementación de proyectos y la aplicación de metodologías desarrolladas con el enfoque Mujer y Desarrollo se encontraron muchos obstáculos y contradicciones. Estas limitaciones justamente han permitido la revaluación del enfoque y el surgimiento de nuevos acercamientos y metodologías, incluidos los discutidos más abajo.

Análisis de Género

Las teorías y metodologías de género son también diversas y se encuentran en plena evolución. Considerando que exploramos aspectos de esta corriente en varios otros ensayos dentro de este trabajo, aquí nos limitamos a dar algunos principios básicos. Los diversos acercamientos de género comparten principios básicos: el reconocimiento y apoyo de la diferencia, la participación de las partes o actores diferenciados, la equidad y la sostenibilidad. Entre las distintas definiciones de género, coincidimos básicamente con la de Teresita de Barbiere, "los sistemas de género/sexo son los conjuntos de prácticas, símbolos, representaciones, normas y valores sociales que las sociedades elaboran a partir de la diferencia sexual anátomo fisiológica, y que dan sentido a la satisfacción de los impulses sexuales, a la reproducción de la especie humana y en general al relacionamiento entre las personas" (1993:45).

Las teorías de género exploran aspectos sociales, religiosos, políticos, económicos, psicológicos y otros, asociados con la construcción de roles e identidades referidos al sexo como categorías culturales interdependendientes. Algunos acercamientos enfocan contextos específicos y otros abarcan una multiplicidad de instituciones, estructuras y patrones en el contexto de sistemas de género más complejos. Una de las áreas más penetrantes del análisis de género, y también entre las más radicales, es la evaluación de nuestros propios procesas de investigación, acción y producción de conocimiento. Esto implica que el análisis de género no solamente se refiere a la definición del enfoque de estudio, sino también a los paradigmas y epistemologías que estructuran el proceso del estudio.

Género y Medio Ambiente

El movimiento conocido como WED (Women, Environment and Development/Mujeres, Medio Ambiente y Desarrollo) no se construye sobre una simple base teórica o ideológica, más bien es una articulación flexible de una serie de perspectivas y movimientos. WED es una red de movimientos y perspectivas que comparten los enfoques de equidad y sostenibilidad. Entre sus objetivos compartidos están los de lograr procesos de desarrollo que aseguren el mantenimiento y reproducción de las condiciones de vida para futuras generaciones, como también lograr que las mujeres y la gente pobre tengan voz y voto en el proceso de desarrollo, además de acceso y control sobre una parte equitativa de los recursos naturales, económicos y políticos.

En general, actores con WED analizan los contextos específicos para entender el rol de las mujeres dentro de la crisis ambiental, y escuchan las voces de las mismas mujeres. A ellas las consideran como actuales y posibles agentes en la protección y regeneración del ambiente. Los diversos movimientos unidos bajo el rubro de WED incluyen ecofeminismo, feminismos radicales para la naturaleza, DAWN y otros.

Ecofeminismo

El Ecofeminismo sugiere que existen importantes conexiones históricas, culturales y simbólicas entre la opresión y explotación de las mujeres y la opresión y explotación de la naturaleza. Coexisten en esta corriente una amplia gama de posiciones analíticas y filosóficas (ver comentarios de Mies y Shiva 1993, Kane 1995), la mayoría de los cuales consideran que la desigualdad y dominación son estructuradas por la sociedad patriarcal.

Unas posiciones de Ecofeminismo parten de la polarización de los roles de género en relación al ambiente: arguyen que el hombre ha tenido un rol privilegiado y dominante en la historia social y política, y que la mujer tiene un rol privilegiado en sus relaciones con la naturaleza. En su análisis de los procesos de desarrollo occidental se destacan la dominación patriarcal y el rol de la ciencia masculina reduccionista, explotadora y destructiva. En contraste, el llamado 'principio femenino' o 'cosmovisión femenina' es visto como más cercano a la naturaleza por ser holístico, y por estar basado en la continuidad e interdependencia biológica.

Dentro del análisis del manejo de los recursos forestales en esta visión, el modelo de desarrollo masculino se define como la tala indiscriminada de bosques naturales y la plantación de bosques de monocultivos comerciales, en una explotación unilateral y destructiva de la naturaleza. Por su parte, el modelo femenino de manejo de recursos forestales es el cuidado, uso múltiple y regeneración constante de diversas variedades naturales, mediante una relación mutua y sostenida entre humanos y bosque natural, cuyos frutos contribuyen a la subsistencia local. La forestería masculina corresponde con la producción capitalista, y la forestería femenina con el sustento y reproducción de la familia, la comunidad y el bosque (Vandana Shiva 1991).

Unas posturas ecofeministas idealizan a la mujer y el principio femenino como salvadoras del ambiente. Representan a las mujeres como las principales víctimas de destrucción ambiental, y como las líderes necesarias en la protección y regeneración del medio. Se destaca el ejemplo de la militante ambientalista hindú Vandana Shiva (1991, 1994) que elogia el famoso movimiento Chipko, donde mujeres pobres de la India han dado hasta sus vidas para proteger los bosques naturales y áreas verdes de las cuales ellas dependen para sobrevivir.

Otras perspectivas ecofeministas buscan entender las bases de las relaciones entre mujer y naturaleza, no tanto en la biología o la filosofía de los sexos sino en las divisiones de trabajo y roles sociales concretos por género y clase, y en las relaciones de poder político y económico asociadas con ellos. Actores en esta corriente ven a los roles y responsabilidades de género como construcciones históricas, y dentro de éstas buscan las causas, efectos y respuestas a las crisis de desarrollo. Enfatizan la necesidad de estudiar las especificidades de género y de sistemas productivos y ambientales en las realidades locales y contextos históricos. Bina Agarwal (1991), por ejemplo, realiza un análisis complementario de las movilizaciones de mujeres en la India para proteger los bosques silvestres. Agarwal entiende las relaciones intimas entre mujeres y bosques naturales como resultado de la exclusión y explotación de los dos en los procesos históricos de modernización occidental. Agarwal explica que las mujeres rurales y los bosques naturales estrechan cada se' más una interdependencia mutua para sobrevivir, debido a la progresiva marginación de ambos de los procesos del desarrollo 'moderno' capitalista.

Uno de los peligros que corren algunas perspectivas ecofeministas es la reproducción del dualismo occidental, aunque en forma invertida. Ven humanos dominando a la naturaleza, hombres dominando a las mujeres, y los países desarrollados dominando a los demás, y se arriesgan a caer en la rétorica de proponer que la naturaleza y las mujeres del Tercer Mundo tomen roles dominantes y privilegiados en el futuro. Otras corrientes del ecofeminismo efectúan su propio cuestionamiento de los paradigmas científicos, incluso este tipo de dualismo. Según Vega, Critican la epistemología patriarcal androcéntrica- que condujo al dualismo en las concepciones del ser, la sociedad y el cosmos. Conceptualizan la vida en la Tierra no en términos de jerarquías sino como tejidos interconectados. Perciben la historia como una coevolución de sociedad y naturaleza, y conceden alto valor a la diversidad (Vega 1995: 13).

Nuestras inquietudes en cuanto a la práctica de algunas ecofeministas de entender las características de género -especialmente en relación con la naturaleza- como cualidades inherentes o espirituales que corresponden al sexo, toman una nueva dimensión con estas críticas epistemológicas. Pensábamos que las ecofeministas confundían lo que es una distinción nítida y establecida entre el sexo y el género, pero ahora entendemos que en Un nivel más profundo ellas cuestionan el mismo divorcio conceptual entre el cuerpo y la mente, lo biológico y lo cultural y, paralelamente, entre el sexo y el género.

Dawn (Desarrollo Alternativo can Mujeres y Para una Nueva Era)

DAWN es una red de movimientos de base que comenzaron a vincularse en la India, extendiendo después sus conexiones para consolidarse a nivel internacional en la Conferencia Mundial sobre la Mujer en Nairobi 1985. DAWN propone una critica profunda del modo dominante de desarrollo desde el punto de vista de las mujeres del Tercer Mundo. Mientras que Mujer y Desarrollo propone reformular y mejorar los actuales procesos de desarrollo mediante la consideración e incorporación de mujeres, DAWN toma la posición más radical de cuestionar profundamente los procesos e impactos del desarrollo mismo como los conocemos hasta ahora.

El movimiento rechaza la definición del progreso como el crecimiento económico. Incluso interpreta el consumismo y el endeudamiento que conlleva el crecimiento económico, como los factores principales de las crisis que han deteriorado las condiciones de trabajo y de vida de las mujeres y han destruido el ambiente en el Tercer Mundo. Las integrantes de DAWN también critican la concepción de Mujer y Desarrollo del modelo dominante del desarrolla especialmente por SU falta de integralidad. Según Vega, La principal crítica se refiere a que los programas de mujeres han acrecentado la sobreexplotación del tiempo de ellas y las In, instrumentalizado para compensar los recortes de gastos gubernamentales como efectos del ajuste. Cuestionan que el desarrollo esté contracto en el crecimiento económico y reclaman que lo esté en las personas" (Vega 1995: 17).

Esta red de mujeres y organizaciones busca construir un paradigma alternativo para el desarrollo que se basa en las experiencias, percepciones y análisis de mujeres en países en vías de desarrollo. Estas mujeres sufren subordinación y explotación a causa de su raza, etnia, género, clase y posición en la economía mundial y, como consecuencia, su visión y su misión de desarrollo representan el derrocamiento de todas las estructuras de opresión. Integrantes de DAWN promueven como alternativa un desarrollo que enfoque personas, que esté basado en los valores de cooperación y en la resistencia a la dominación y violencia de los humanos hacia la naturaleza y entre grupos humanos, y que sobre todo se oponga a toda desigualdad. La posición de DAWN es presentada y comentada en varias publicaciones, encontrándose entre las más claras Satzinger (1991) y Sen y Grown (1988).

Como los seguidores de Ecología Profunda, las integrantes de DAWN vinculan las actitudes y acciones cotidianas y personales con la transformación de los sistemas globales El objetivo de DAWN es aniquilar los mecanismos y estructuras de desigualdad y dominación a todo nivel, pero obviamente ellas no pueden terminal en el corto plazo con la dominación del Norte sobre el Sur en la política y la economía mundial, ni con la dominación de la sociedad moderna sobre la naturaleza. Lo que sí pueden hacer -y hacen- es tratar de cambiar las relaciones de subordinación, opresión y dominación en sus familias y comunidades, en los vínculos con sus hijos e hijas, y su relación con las áreas verdes y recursos natal ales alrededor de sus comunidades.

La ubicación de posiciones en relación a sistemas y modelos económicos

Para concluir este ensayo, escogimos la revisión de los sistemas y modelos económicos como eje para hacer una breve comparación de los diferentes acercamientos y posiciones. En esta área técnica, las diferentes posiciones mencionadas aquí se contrastan entre ellas para generar nuevas dimensiones del debate.

Actualmente, la mayoría de las naciones utiliza el Sistema de Contabilidad Económica Nacional (UNSNA) adoptado por las Naciones Unidas en 1953, que enfatiza la producción capitalista-industrial formal. El UNSNA calcula los precios de mercado de los insumos y el trabajo para determinar los ingresos netos de la nación, ignorando los costos y daños sociales y los costos y danos ecológicos del crecimiento económico que mide. El cálculo también excluye la reproducción de las condiciones de producción y de la sociedad misma. La dominación y la valoración global de este sistema influye en las decisiones políticas y económicas de los gobiernos y las empresas privadas, promoviendo el apoyo y subvención del sector formal productivo y permitiendo ignorar la reproducción de sistemas productivos y los recursos naturales.

Ximena Valdez (1992) analiza el impacto de este proceso en Chile, donde estudia los esfuerzos históricos del gobierno para promover la expansión masiva de la producción de madera y frutas para la exportación. La iniciativa gubernamental fue apoyada y subvencionada por el llanca Mundial y la FAO, entre otros, a nivel internacional. El análisis de la autora (nuestra que el 'éxito' económico de esta transformación productiva conlleva costos ambientales, de salud, sociales, etc.. ignorados. Ella identifica en forma concreta una serie de graves impactos inesperados sobre grupos de mujeres y sobre el medio, que hasta ahora quedan por examinar a fondo.

En la corriente que llamamos "Ecología para la expansión económica", revisiones dentro de las ciencias económicas buscan mejorar los cálculos económicos mediante la valoración monetaria de la naturaleza y la inclusión de los costos ambientales como factores externos en la producción capitalista. En casos como el de Chile, descrito por Valdez, esta corriente ofrecería una respuesta moderada de requisitos mínimos de conservación de recursos y controles de polución que pueden ser aplicados a actividades productivas a nivel micro sin perjudicar significativamente la producción nacional. Posiblemente complementarían éstos con programas de ayuda social y de salud para aminorar los daños a las trabajadoras y a las comunidades locales.

En versiones más comprensivas, criticas de la economía liberal proponen la ampliación de los sistemas contables nacionales para incluir los costos ambientales, las contribuciones de las mujeres y del trabajo no formal, y otros factores. Marilyn Waring, de Nueva Zelanda, ha hecho una serie de criticas del sistema de contabilidad nacional, explicadas en El Valor y la Producción en la Teoría Económica (Waring 1993), y también esboza propuestas para sistemas más comprensivos (Waring 1988, 1994).

Los activistas asociados con Ecología Profunda y con DAWN ven en el modelo de crecimiento y expansión económica la raíz de la crisis ecológica. Arguyen que la destrucción ambiental es resultado directo del modelo de desarrollo vigente. Ellos proponen desmantelar totalmente los sistemas político-económicos nacionales e internacionales, y buscar nuevas orientaciones globales. En el caso de Chile, cuestionan seriamente los costos sociales y ecológicos de seguir manteniendo los niveles de exportación de madera y fruta, incluso dentro del marco propuesto por los ecologistas conservadores. Posiblemente propondrían mejor un apoyo para los sistemas de producción locales que son dirigidos al sostenimiento y reproducción de familias rurales, sistemas que aparecen en gran peligro de extinción, según los informes de Valdez.

2. Género, poder y conocimiento: Una polémica teórica, metodológica y de acción

En los últimos viente años, una serie de consideraciones alrededor del concepto de género han sido formuladas y aplicadas para entender mejor nuestras sociedades, y para tratar de cambiarlas. No cabe duda que, en este periodo, el análisis de género ha contribuido a su comprensión, pero al mismo tiempo tal análisis sigue siendo controversial y discutido. Uno de los mayores atractivos de trabajar con teorías y metodologías de género es justamente su novedad y falta de canonización. Siendo un nuevo enfoque de pesquisa, el género, como categoría analítica, no está estructurado y limitado por paradigmas fijos. Como consecuencia, promueve una mayor libertad de reflexión y diálogo, permitiéndonos concebir nuevas preguntas y acercamientos creativos.

Mientras la falta de definición precisa en el campo de género permite una apertura y libertad de exploración, también hace que el manejo del tema sea muy heterogéneo, y que la coexistencia de diversos acercamientos cause confusión y conflicto por todos lados. Aquí examinaremos facetas del discurso a nivel conceptual, metodológico y de acción, a fin de vislumbrar no solamente algunas de las distintas posturas en juego, sino también la riqueza de la polémica entre ellos.

Exploraremos las relaciones entre género y poder en dos niveles. En el más concreto, el análisis de género permite conocer y responder a nuevos aspectos de sistemas de poder. Paralelamente, una reflexión sobre el surgimiento y el manejo del concepto de "género" permite examinar las relaciones entre el poder y la producción y control de conocimientos a nivel académico y político.

Conceptualización

Entre los enfoques relacionados con el estudio de género se encuentran: participación democrática, gestión ambiental, sexualidad, religión y sociedad, y machos otros. Un enfoque que ha recibido macha atención, sobre todo en los países del Sur, es el de "género y desarrollo". Tomemos este enfoque como ejemplo para discutir la diversidad de conceptualizaciones actualmente coexistentes.

En Bolivia, una definición común de género y desarrollo es incorporar a las mujeres como participantes y beneficiarias en los proyectos y procesos de desarrollo. En base a esta definición se ha elaborado un sinfín de proyectos, métodos y herramientas con el objetivo de involucrar a las mujeres en los proyectos de desarrollo existentes en el país. Esta conceptualización da por sentado el proyecto de desarrollo modernizante-occidental como tal, en vez de utilizar los conceptos de género y poder para analizar y cuestionar estos mismos procesos históricamente.

Considerando las relaciones entre poder y producción de conocimientos, podemos vincular el predominio de conceptualizaciones como ésta en el marco institucional en el cual se maneja el término. En Bolivia, una gran parte de la investigación, reflexión y enseñanza sobre el tema "género y desarrollo" se da en el contexto de ONGs y de organizaciones internacionales de desarrollo. Las dos instancias dependen de fondos externos dirigidos a avanzar agendas definidas mayormente en el exterior, contribuyendo a que la introducción de género y desarrollo sea frecuentemente utilitaria a la capacidad de hacer de los proyectos más eficaces y más eficientes. Las diversas instituciones de desarrollo emplean a un gran número de profesionales del país en una relación de dependencia significativa (ahora, irónicamente, en el nombre de la sostenibilidad). Estas instituciones son importantes actores en la difusión de conceptos e ideas, materiales y métodos, relacionados al desarrollo, lo que influye en las reflexiones y formulaciones teórico-metodológicas de sus integrantes, e incluso en sus reflexiones sobre género y desarrollo.

Para contrastar, mencionamos la conceptualización expresada por la red de mujeres del Tercer Mundo llamada "Desarrollo Alternativo con Mujeres y pala una Nueva Era" (DAWN). Esta red, organizada casi exclusivamente a nivel de base en áreas rurales, entró en el diálogo internacional en la Conferencia Mundial Sobre la Mujer en Nairobi 1985. En esta instancia, el grupo DAWN soprendió al mundo con una visión del problema y una propuesta para el desarrollo mucho más radicales que cualquier otra posición en el hasta entonces escenario de políticas y acciones relacionadas con mujeres. Para DAWN, el concepto "género y desarrollo" implica una lucha para aniquilar los lazos y mecanismos que estructuran la desigualdad en el mundo, desde el nivel de relaciones familiares hasta el de políticas económicas mundiales. Para ellas, la eliminación de la desigualdad y la explotación no se limita a las relaciones entre hombres y mujeres, sino también abarca relaciones entre diferentes grupos socioeconómicos, étnicos y políticos, como también las relaciones entre la sociedad y la naturaleza.

¿Cómo se entiende el rol de poder en la elaboración de esta posición? Proponemos que la visión radical de DAWN sólo podía haber surgido de personas viviendo una posición poco privilegiada dentro de los sistemas de poder vigentes. Efectivamente, las integrantes de la red son en gran parte mujeres, pobres, rurales, descalzas, con poca educación, miembros de grupos étnicos marginados en India, Asia y Africa. En resumen, en casi ninguna instancia ellas gozan de una posición superior en relación a otros grupos en sus comunidades y sociedades o en el mundo. Así que ellas no tienen macho que perder con la propuesta radical de eliminar los privilegios a todo nivel. Es poco probable que personas y grupos que gozan de privilegios y poder relativo -como ustedes y nosotros- podamos promover un movimiento que reduzca seriamente nuestra posición superior. Al mismo tiempo, es muy probable que la reducción de la desigualdad en el mundo sea imprescindible para frenar la destrucción ambiental y la violencia social en la que actualmente vivimos.

Finalmente, es pertinente esbozar otra definición del concepto Género y Desarrollo, que se dirige al tema desde una posición muy diferente: el estudio y el análisis de sistemas de género como facetas dinámicas de sociedades complejas en procesos de cambio. Este concepto coincide con un acercamiento amplio al tema, que incorpora la consideración de muchos elementos normalmente analizados en distintos campos de estudio. En el cuadro siguiente se encuentra un esquema de los elementos que podrían ser considerados y relacionados dentro de un análisis de género de este tipo. La perspectiva incluye el análisis de relaciones de interdependencia, complementariedad, explotación, subordinación, etc. entre las diferentes partes del sistema, con el objetivo de revelar las relaciones de poder inherentes en sus dinámicas y estructuras.

SISTEMAS DE GÉNERO

Esquema de algunos de los múltiples fenómenos y facetas de la vida humana que forman parte del análisis comprensivo de los sistemas de género en un marco multifacético, integral y dinámico.

CREENCIAS, VALORES, IDENTIDADES, COSMOVISION

(tratados en las disciplinas: filosofía, teología, antropología, psicología)

posturas personales (éticas, religiosas, intelectuales)

identidades

arte, música, gusto estético y culinario

subjetividad e intersubjetividad

auto-valoración y auto-estima

asignación de poder y dominio a seres humanos y supernaturales

valoración de roles (re)productivos y institucionales

creencias y vida espiritual

ideologías, perspectivas políticas

relaciones entre humanos y la naturaleza

relaciones entre humanos y deidades/fuerzas supernaturales

etc.

INSTITUCIONES SOCIAL/ECONOMICA/POLITICA

(tratados en las disciplinas: sociología, leyes, ciencias económicas y políticas)

sistemas legales/tradicionales de acceso a tierra, agua, etc.

sistemas de herencia, codigo familiar

parentesco y compadrazgo

sistemas de mercado, trueque, etc.

sistemas de crédito

organización laboral, de profesiones y posiciones

esquemas salariales, construcción de economía formal/no formal

patrones de vivencia (p.e. patrilocal, uxorilocal)

instituciones de la iglesia, jerarquía eclesiática

políticas e instituciones educativas: escuelas, capacitación

partidos políticos y su funcionar

todo tipo de políticas nacionales e internacionales

etc.

PRODUCCION Y RECURSOS NATURALES

(tratados en las disciplinas: agronomía, ecología, forestería)

sistemas productivos

características de recursos

relaciones entre producción y condiciones ecológicas, climatalógicas

control y acceso al agua, riego, etc.

control sobre productos/beneficios de labor

actividades y responsabilidades productivas

tecnologías productivas

conocimientos productivos

roles y responsabilidades productivos y reproductivos

etc.

Este acercamiento también tiene un contexto institucional y surge de una relación entre el poder y la producción del conocimiento. Es una posición académica, que depende de la oportunidad de conocer y reflexionar sobre una gama de materiales, estudios, teorías, etc. Requiere de instancias de intercambio y debate teórico y metodológico entre individuos, explorando diferentes facetas del tema. Hasta el momento son muy pocos los bolivianos que tengan el lujo de realizar este proceso de reflexión y análisis complejo y profundo. ¿Por qué? Por un lado, porque no existe apoyo ni financiamiento para reflexiones tan detenidas y complejas. Las ONGs y otras instituciones normalmente financian investigaciones cortas, priorizando los métodos de diagnóstico rápido y utilitario. Las tesis de grado en las universidades tienden a enfocar problemas muy específicos, dentro de paradigmas establecidos. Los estudios a nivel de postgrado apenas están comenzando, y todavía no existe un aparato que asegure el financiamiento de docentes y alumnos en los programas académicos. Por otro lado, es difícil darse el lujo de reflexionar temas a nivel abstracto y teórico mientras la realidad en que se vive se caracteriza por la abundancia de problemas urgentes que requieren de respuestas inmediatas, aunque sean incompletas o equivocadas.

Tenemos que evaluar el tipo de postura académica descrita aquí en relación a sus motivaciones y objetivos en el largo alcance. El análisis comprensivo de sistemas de género en sociedades actuales puede ser realizado como un ejercicio intelectual en si, dirigido exclusivamente al objetivo de avanzar el discurso teórico sobre el género dentro de círculos académicos. O los resultados de tales estudios pueden ser utilizados como instrumentos en la promoción del desarrollo moderno y la incorporación de mujeres en sus procesos y proyectos. Como tercera opción, el análisis de género puede servir para avanzar la lucha radical para la superación de desigualdad a todo nivel.

Esta última motivación toma al menos dos caminos. Por un lado, el análisis de género genera conocimientos técnicos y sistemáticos sobre los impactos desequilibrantes de los procesos de modernización en Bolivia; revela la correspondiente exageración de las diferencias socioeconómicas y políticas resultado de la jerarquización de espacios; y apunta al consecuente deterioro en los dominios femininos. Por otro lado, el acercamiento académico al concepto de género ofrece la posibilidad de efectuar nuevas criticas a los proceses de producción y control no solamente material, sino también de conocimiento, abriendo así el camino para la generación de nuevos acercamientos epistemológicos, conceptuales y metodológicos a los problemas de desarrollo y desigualdad que encaramos hoy día.

¿Qué hacemos con esta multiplicidad de conceptualizaciones generadas en el diálogo alrededaor de género y desarrollo? ¿Qué significa reconocer que nuestros mismos conceptos, visiones y acciones, son influidos por nuestras posiciones en los sistemas de poder académico y político? Por el momento, dejo a consideración estas interrogantes mientras complico más la cosa. Avancemos al nivel metodológico para explorar otro eje de polémica dentro del campo de género.

Metodología

Si nuestro objetivo es incorporar a las mujeres en el desarrollo moderno, o aniquilar todos los lazos y mecanismos de desigualdad en el mundo, o analizar más profundamente nuestras sociedades para cualquier fin, necesitamos definiciones conceptuales y metodologías de trabajo. Al mismo tiempo, es crucial tener conciencia de que los modelos teóricos y esquemas descriptivos son justamente esto, y que jamás se deben confundir con las realidades estudiadas y trabajadas.

Los métodos y las herramientas de investigación y acción con género son tan diversos como son las conceptualizaciones. Evidentemente, no podemos sistematizar y evaluar todos los métodos en este articulo. Hemos escogido como ejemplo puntual un fascinante debate metodológico que se está realizando actualmente en los Andes. En un seminario reciente en Bolivia, dos grupos presentaron acercamientos muy distintos al mismo proyecto: estudiar la vida y producción en una zona rural desde una perspectiva de género.

A veces los debates polarizados fuerzan a empujar los límites de nuestros asumidos, y vislumbramos cosas inesperadas. Hemos comenzado a ver la situación con una luz diferente a consecuencia de esta discusión. Aquí trataremos de compartir algunas de las lecciones de la experiencia que, brevemente, son las siguientes. Durante los últimos dos años, un grupo de docentes y estudiantes universitarios que preparaban sus tesis, realizó y publicó un estudio muy valioso sobre aspectos de la vida en algunas comunidades rurales. Ellos utilizaron una serie de métodos y conceptos de los más corrientes en la investigación con enfoque de género y desarrollo. En el cuadro siguente se esbozan algunas de las características del estudio que hemos denominado "investigación clásica de género".

INVESTIGACIÓN CLÁSICA DE GÉNERO

EXPLORACIÓN ANDINISTA

Recaba información, decisiones, visiones a nivel individual: hace no entrevistas con mujeres y hombres

El individuo no existe, no piensa fuera de la familia y comunidad: la mujer existe afuera del qhari-warmi

Utiliza la familia nuclear como unidad de análisis

Explora las redes extensas y dinámicas de parentesco y compadrazgo, el ayllu

Analiza el sindicato, asociación de productores, asociación de regantes

Estudia la mink'a, ayni, el rito, formas de organización no formales

Analiza división de labor por sexo en ámbitos separados: productivo, reproductivo, gestión comunal

Enfatiza que la división de labor es flexible y complementaria, y que además no existen ámbitos separados en el campo

Compila y analiza datos desagregados por sexo sobre derechos legales, tenencia de tierra y agua, participación en asociaciones oficiales

Explora relaciones personales, espirituales entre las personas, la comunidad, la Pachamama, la Q'ocha, etc.

CARACTERÍSTICAS DE LA METODOLOGÍA

CARACTERÍSTICAS DE LA METODOLOGÍA

Más cuantitativa

Más cualitativa

Más enfocada y especifica

Más integral y holística

Uso de categorías universales

Uso de características locales

Enfoca facetas e instituciones modernas en la vida de la gente

Enfoca facetas e instituciones no modernas en la vida de la gente

Un segundo grupo presentó una critica bastante fuerte al acercamiento clásico al análisis de género, basando su perspectiva en la visión andinista expresado por Grillo (1994). Ellos propusieron la consideración de una serie de facetas y características de la vida, que no fueron priorizadas en el estudio clásico en discusión. En la columna del lado derecho de nuestro esquema, se esboza algunas de las características de la vida que tomaría en cuenta un estudio alternativo, lo que denominamos una "exploración andinista".

Paradójicamente, los dos acercamientos son "válidos" en la medida en que ayudan a entender mejor la vida de las comunidades en cuestión. Los métodos discutidos tratan diferentes facetas que coexisten dinámicamente en todos los rincones de la realidad andina, y que son frecuentemente denominados "lo moderno" y "lo tradicional". A pesar de una larga historia de convivencia, seguimos viviendo contradicciones y tensiones desde el nivel familiar hasta el nacional e internacional, que se expresan simbólicamente en la forma de un conflicto entre estos modos o facetas de vida ideológicamente polarizadas.

Muchos aspectos de la "investigación clásica de género" nos ayudan a entender mejor las facetas "modernas" de nuestra sociedad. Son adecuados, por ejemplo, para analizar los derechos políticas los mecanismos jurídicos y los sistemas legales en Bolivia, justamente porque éstos son basados sobre conceptos modernos y expresados en un lenguaje moderno. En los códigos legales bolivianos, los derechos y obligaciones políticas laborales, de tenencia y otros, se aplican, casi universalmente, a nivel del individuo. En los códigos que tratan la herencia, los servicios sociales y otros, la unidad principal es la familia nuclear, entendida con el modelo occidental.

El mundo moderno produce sus objetos e instituciones, y también produce los conocimientos sobre ellos. En este caso hablamos de la sociedad moderna y de las ciencias sociales, políticas y jurídicas. Son estas ciencias las que han estructurado nuestras metodologías para investigar cuestiones de género, y naturalmente nos ayudan a entender los aspectos modernos de nuestra sociedad. Sin embargo, para analizar los procesos complejos y tratar los conflictos actuales en Bolivia, se requiere complementar los acercamientos clásicos de las ciencias sociales occidentales con una comprensión de las dinámicas y dimensiones de la vida que no son modernizados, institucionalizados ni comprendidos en los conocimientos modernos sobre la sociedad. El desafío no queda a nivel académico -se está reconociendo cada vez más la necesidad de ajustar o tal vez transformar radicalmente los sistemas políticas económicos y sociales nacionales, para hacerlos más sensibles y adecuados a las diversas realidades de los ciudadanos bolivianos. Es evidente que esta lucha requiere de nuevos conceptos y métodos más adecuados para captar y entender realidades específicamente andinas, como son los conceptos de la exploración andinista.

Finalmente, ambas propuestas metodológicas nos ofrecen pautas importantes. Las dos responden a sesgos en los conceptos y métodos de investigación tradicionales, que dejan vacíos en la información y el conocimiento. La primera, el análisis clásico de género, responde al carácter androcéntrico del acercamiento tradicional que hace invisible lo que es específicamente femenino, mientras que la segunda responde al carácter étnocentrico que hace invisible lo que es específicamente andino.

Acción

Frecuentemente se ve proyectos y políticas que se concentran solamente en mujeres, y en otras instancias se ve acciones que enfocan en la subordinación e injusticia contra las mujeres, o en las mujeres como mártires de la opresión machista. Estas posturas llevan a respuestas que impactan directamente sobre las mujeres. Así que diversas instituciones realizan acciones para educar a la mujer, empoderarla, informarla, facilitar su acceso a recursos, crédito, autoestima, etc. Estas acciones generalmente ayudan a mejorar las condiciones de algunas mujeres en el corto plazo. Al mismo tiempo, su impacto es limitado por la falta de consideración de los sistemas de género y poder más amplios. El enfoque en individuos (mujeres pobres) y el aislamiento de sus problemas como cuestión sectorial, permite ignorar las relaciones de poder que determinan las condiciones inferiores de estas mujeres, y también permite evitar el cuestionamiento de las instituciones y los mecanismos que producen y reproducen la pobreza, abuso, marginación, falta de acceso a recursos, y otros problemas para ciertos grupos dentro de la sociedad.

Aunque las experiencias de trabajo con mujeres en sí, son limitadas en su potencial para transformar las estructuras de desigualdad, han sido muy importantes en cuanto revelan los obstáculos y limitaciones estructurales para la equidad, contribuyendo así a una mejor comprensión de los sistemas jerárquicos. En este resumen muy breve, tratamos de explorar las contribuciones y lecciones que surgen de los diferentes estudios y acciones con mujeres, para entenderlas como pases en un proceso gradual de mejor entendimiento de los sistemas de género, y como aspectos complementarios de otros para cambiar estos sistemas. El cuadro siguiente esquematiza los esfuerzos en tres acercamientos: el enfoque en mujeres, el enfoque en el poder relativo de mujeres y hombres, y el enfoque en sistemas de género y poder.

ENFOQUES DE POLÍTICAS Y PROYECTOS EN RELACIÓN A MUJERES Y GÉNERO

ENFOQUE EN MUJERES

Se estudia:

condición de mujeres

necesidades

oportunidades

limitaciones a su poder

Se actúa:

empoderar a mujeres

capacitar a mujeres

oportunidades económicas

tecnologías mejoradas para su trabajo

provisión de servicios de salud

poder sobre sus cuerpos

ENFOQUE EN PODER RELATIVO DE MUJERES Y HOMBRES

Se estudia:

posición de mujeres

diferencias entre hombres y mujeres

(alfabetización, tenencia, horas de trabajo, sueldos, representación política, etc.)

Se actúa:

liberar mujeres de posición inferior

luchar contra la desigualdad en

dominios específicos

atacar a los opresores immediatos

(hombres)

ENFOQUE EN SISTEMAS DE GÉNERO Y PODER

Se estudia:

sistemas de género en su sentido complejo e integral

organización de producción

sistemas jurídicos y políticos

sistemas de creencia y valor

jerarquías e instituciones religiosas

sistemas de parentesco y compadrazgo

estructura orgánica de sindicatos, asociaciones, etc.

procesos históricos

sistemas educativos -estructura y contenido curricular

etc.

Se actúa:

promover transformación estructural

cambiar políticas (económicas, educacionales, ambientales, etc.)

atacar al sistema opresor (patriarcal capitalista)

Estudiar las realidades de mujeres nos da información imprescindible para el estudio de todos los aspectos y facetas de la sociedad. Debido métodos tradicionales de acumulación de conocimiento, nuestro entender de las sociedades tiene un contenido y una visión mayormente masculinos. En la mayor parte de la información y los análisis que tenemos, no se desagrega por sexo los datos cuantitativos, y tampoco se explora las diferencias cualitativas en la vivencia femenina y masculina. Estudiar grupos de mujeres revela importante información sobre sus necesidades y demandas, y trabajar para responder a estas demandas puede contribuir a la mejora concreta de sus vidas. Para que estas mejoras sean sostenibles, deben estar vinculadas a transformaciones de los sistemas que determinan las condiciones en las cuales se encuentran estas mujeres.

El estudio de las diferencias específicas entre hombres y mujeres (en sueldos, acceso a recursos, representación política, alfabetización, etc.) es otra parte necesaria del estudio. Sin embargo, jamás debemos pensar que la documentación de un eje de diferencia permite clasificar una sociedad como desigual, machista, patriarcal, etc. Estos términos son juzgamientos de valor, no puntos de partida para la acción ni contribuciones al análisis integral de sistemas de género en sociedades complejas y plagadas de contradictorias relaciones de poder.

El peligro de aislar indicadores de poder relativo y hacer conclusiones sobre esta base, se demuestra en un caso muy simple. En algunas partes de los Andes las mujeres no heredan acceso a terrenos agrícolas. En algunas comunidades se han recabado datos desagregados por sexo para ver, por ejemplo, que el 95% de la tierra agrícola está en usufructo de los hombres. Si sacamos conclusiones de este dato aislado podemos decir que estas comunidades son desiguales y favorecen a los hombres. Por otro lado, podemos seguir adelante con un estudio más completo de los sistemas de producción, parentesco y herencia, en una investigación que revelaría, entre otras cosas, que en tal comunidad la producción pecuaria es tan importante como la agrícola, y que las mujeres heredan hatos de ganado de sus madres y madrinas. Así que las diferencias especificas no necesariamente implican desigualdad generalizada; al contrario, éstas pueden ser integrales al equilibrio y equidad del sistema.

Al margen de esta advertencia, identificar desigualdades especificas y actuar sobre ellas no es en absoluto inútil. Ciertas acciones con este sentido han sido catalizadores para la transformación de sistemas. Por ejemplo, luchas de mujeres para el acceso equitativo al voto, a la educación, a la representación política, etc. han sido claves en procesos de cambio más amplios.

También es necesario reconocer que enfocar únicamente en mujeres o en desigualdades específicas y actuar sobre ellas es, en muchos casas concretos, lo mejor que se puede hacer. Estos enfoques reducen las áreas de investigación y lo hacen manejables en términos de tiempo, fondos y recursos humanos. Enfoques más limitados también dan oportunidades para realizar acciones concretas e inmediatas. En estos casos, lo que no se puede dar es una reflexión más profunda y completa que podría ser importante para impactos más amplios y permanentes. En nuestra consideración, el acercamiento óptimo incluye una complementariedad orquestada de acciones con mujeres, con relaciones entre mujeres y hombres, y con instituciones y estructuras sociales. A este acercamiento multinivel lo llamamos trabajo con sistemas de género.

La acción que corresponde a un enfoque en sistemas de género tiene como objetivo transformar los sistemas y las estructuras locales, nacionales o internacionales, que crean y reproducen las condicciones y posiciones inferiores de ciertos grupos. El análisis de sistemas de género contribuye al diseño y a la implementación de procesos de reforma sistémica, como pueden ser: la participación popular; reformas agrícolas; reformas legales y democratización; reformas educativas a nivel institucional y curricular; políticas de ajuste estructural; políticas de mercado, importación y arancelarias; y otros. Cambiar estos sistemas para hacerlos menos jerárquicos y para reducir los sesgos de género, tiene potencial para impactar no sólo la vida concreta de mujeres especificas sino también las relaciones entre hombres y mujeres en sus familias y comunidades.

Conclusión

En conclusión, queremos poner énfasis en la relación entre poder y conocimiento. Vimos que los conceptos, métodos y acciones en relación a género se vinculan a posiciones de poder que incluyen, entre otros, poder económico y político a nivel local, nacional e internacional; poder sobre los modelos y procesos de desarrollo; poder en los dominios académicos de producción teórica; poder institucional asociado con la modernidad; y poder ideológico asociado con el rechazo a la modernidad.

Más generalmente debemos mencionar que el control tradicional de los hombres blancos del Norte sobre la producción de conceptos y métodos científicos, específicamente en el discurso sobre el desarrollo, ha contribuido a un conocimiento y una comprensión parcial y sesgada de nuestras sociedades. En el último medio siglo este monopolio sobre la producción de conocimiento ha sido desafiado no solamente por mujeres, sino también por hombres del Sur, personas de color y de etnias marginadas.

Hemos visto que coexisten diversas maneras de interpretar y manejar el género en los niveles conceptual, metodológico y de acción. En ninguna instancia este manejo ha sido recibido de manera neutra. En diferentes contextos, el tema "género" es despreciado con falta de poder e importancia, por ser "cosita de mujercitas"; atacado por ser arma de feministas militantes que quieren quitarnos nuestro poder; condenado como concepto occidental no adecuado porque "los campesinos rechazan el género"; acusado de ser instrumento imperialista por sus aplicaciones en el desarrollo moderno; y marginado por una serie de insultos adicionales.

Cuando escuchamos esta clase de rechazo categórico a cualquier tema nuevo, debemos cuestionar los motivos para intentar de prohibir el estudio y el análisis de ciertas dimensiones de nuestra realidad. He aquí un posible motivo para tal represión intelectual: el poder. El análisis de género, como el análisis de clase, está inherentemente vinculado al poder, y nos ayuda a descubrir y cuestionar los sistemas de poder, control, desigualdad y opresión vigentes en nuestras sociedades.

No debe ser ninguna sopresa que las personas y los grupos que gozan de poder y superioridad rechazan conceptos que amenazan revelar su posición dominante y, sobre todo, cuestionar su control sobre la producción de conocimientos mediante los cuales ocultan o justifican las desigualdades de poder existentes. Es fácil ubicar este reaccionismo defensivo en los hombres, blancos, ricos que manejan la mayor parte del poder a nivel institucional moderno. Sin embargo, los argumentos de DAWN nos fuerzan a reconocer que todos nosotros, privilegiados con educación, oportunidades, respeto y poder profesional, y posición social, también resistimos a conceptos realmente nuevos y propuestas realmente igualitarias.

Finalmente, esperamos haberles convencido de que un debate tan diverso y rico, con tantas posiciones y facetas elaboradas en todos los rincones del mundo, no debe ser ignorado. Nos ofrece un campo tremendamente abierto para explorar, debatir, y posiblemente forzar los límites de nuestros paradigmas. Ojalá todos tengamos el coraje para arriesgar la seguridad y la autoridad de nuestros conocimientos canonizados y de nuestras posiciones profesionales institucionalizadas, para entrar en la polémica y comenzar a cuestionar los sistemas de poder vigentes en este mundo.

V. Interrogantes epistemológicos

Nuestra reflexión sobre la degradación ambiental y la desigualdad social genera una serie de inquietudes sobre los conceptos y métodos utilizados hasta ahora para entender y explicar estos temas. Ahora parece evidente que para entender las relaciones entre género y gestión ambiental es necesario realizar un nuevo acercamiento epistemológico que permita la coexistencia y complementariedad de los conocimientos científicos de diferentes disciplinas y también los conocimientos tradicionales y prácticos de mujeres y hombres locales. Este paso pone en perfil la construcción social e histórica del conocimiento y de la ciencia, y nos lleva a investigar las relaciones entre los sistemas de producción económicos y la elaboración del conocimiento.

Varias perspectivas ecologistas y feministas coinciden en cuestionar la ciencia occidental (Devall y Sessions 1985, Fox Keller 1989, Mies 1991 y Shiva 1994). Dentro del paradigma dominante se ha identificado errores en investigaciones especificas, consecuencia de sesgos de género en la definición del objeto de estudio, el método de trabajo y la manipulación e interpretación de los datos. Estos hallazgos dan lugar a inquietudes acerca de la supuesta neutralidad de género en las ciencias. Las críticas más radicales encuentran las raíces de la actual crisis ecológica y social en el hegemónico paradigma de la ciencia occidental, y en el control patriarcal de las instituciones y cánones de conocimiento, como son las universidades, las iglesias, los proyectos de investigación, etc. Estas versiones plantean la necesidad de reconceptualizar los procesos de conocimiento para superar las crisis y evitar que la situación se agrave más. Aquí mencionamos algunos de los puntos de la reflexión epistemológica que son pertinentes a la comprensión de las relaciones entre género y bosques en América Latina.

1. Aplicación de la ciencia occidental moderna a las realidades y problemas de América Latina

La doctrina del universalismo declara que los mismos hechos, datos, conocimientos y conclusiones científicas son aplicables y verdades en todos los contextos históricos y culturales. La verdad científica, en forma de una ecuación química, una ley de gravedad, una característica biológica, etc., es supuestamente verdad en cualquier contexto -en el caso de sujeto y objeto de diferentes religiones, culturas, perspectivas, y hasta en la ausencia de todo sujeto y objeto. Cuando el comportamiento de un fenómeno varía (por ejemplo, el crecimiento de un árbol o la erosión de una pendiente) buscamos explicaciones en los factores "externos" que "interfieren", asegurándonos que las leyes y principios universales todavía funcionen.

La diversidad de condiciones y visiones que encontramos en los materiales abre la posibilidad de complementar la búsqueda de leyes universales con el entendimiento de las variaciones locales, contextualizando así los principios, procesos y, sobre todo, las respuestas dadas a los problemas humanos y ambientales. Esta reflexión contribuye a plantear visiones de desarrollo múltiples, que contrasten con la visión teleológico universal que dominó el discurso sobre el desarrollo en las últimas décadas.

No solamente temas abstractos como 'el desarrollo' tienen diversas definiciones y realidades, sino también objetos de estudio tan concretos como 'el árbol'. Los aportes testimoniales que se recogen en el libro ¿Qué es un árbol? (FAO 1995), son palabras de mujeres y hombres, ecologistas, niños de escuela, amas de casa, educadores, ingenieros forestales, todos en respuesta a la pregunta "Para usted, ¿qué es un árbol?" Según los recopiladores,

Otro libro que explora la diversidad de visiones locales es "Diversidad biológica y diálogo de saberes" (Calle Díaz 1995). El libro, fruto de un trabajo colectivo que incorpora aportes de la ciencia y del saber popular, es una contribución al conocimiento de temas cruciales para el desarrollo sostenible, como son: las tradiciones etnobotánicas, conceptos sobre biodiversidad de flora y fauna, manejo de recursos genéticos, conceptos sobre plantas medicinales, el chamanismo y la conservación etnobotánica.

Según la teórica Teresita de Barbiere, el concepto y teoría de género ha motivado cambios profundos que transectan las ciencias sociales. "Esta es la ruptura epistemológica de la que se habla en la filosofía, tal vez la más importante de los últimos veinte años en las ciencias sociales (Harding 1988, Fraser 1989). Se trata del reconocimiento de una dimensión de la desigualdad social hasta entonces no tratada, subsumida en la dimensión económica, ya en las teorías de las clases, ya en las de la estratificación social" (De Barbiere 1993: 46).

Pero también existen dudas sobre la aplicabilidad universal de nuestro manejo de género. La evolución de conceptos e instrumentos para estudiar mujer y género se realizó mayormente dentro de disciplinas occidentales, y por consiguiente respondió a sus paradigmas. Actualmente existe un debate intenso sobre la aplicabilidad del enfoque de género a las realidades andinas. En una postura de rechazo radical, Eduardo Grillo, de PRATEC, insiste en que la aplicación de conceptos de género en los Andes es un acto imperialista dañino. Escribe: "Se constata en los Andes que el enfoque de género ha sido directamente impuesto por las agencias internacionales de desarrollo, con la arrogancia y la suficiencia que les son características, sin plantearse siquiera la más remota posibilidad de que su imposición pudiera lastimar a la vida en nuestro ámbito" (Grillo 1994: 2).

En una postura más flexible, Yara Carafa sugiere nutrir el discurso sobre el género con la visión mundial andina a fin de profundizar el carácter y la adecuación del análisis de género a nuestras realidades. En un examen de los sistemas y principios de género en los Andes, Carafa escribe: "el presente artículo se referirá a cuestiones como 'dualismo y estructura simbólica andina', 'comunidad y democracia aymara', 'la familia', 'la construcción de lo femenino en el mundo andino', introducidos más que como simples elementos de contextualización, como un intento por identificar y desmenuzar algunos aspectos de la concepción de género en el mundo andino en nuestro país" (Carafa 1993: 135).

Ciertamente, el análisis de género surgió inicialmente en países del Norte, y se expresó inicialmente en términos occidentales. Sin embargo, el debate no se quedó ahí. Es imprescindible reconocer y valorar las diversas voces y visiones del Sur que han enriquecido el discurso sobre género en los últimos años, muchas veces con criticas tajantes y visiones mucho más radicales (ver resúmenes y comentarios en el módulo IV de este trabajo). Con la convicción de que los sistemas de género son elementos universales, muy importantes en todas las culturas conocidas, nos toca forjar nuevos acercamientos al análisis de género que sean menos etnocéntricos y más adecuados a las diversas realidades del mundo.

2. El positivismo empírico: ¿podemos conocer el mundo sin conceptos y teorías?

Uno de los principios básicos de la ciencia moderna es el sistema filosófico denominado positivismo empírico, que propone que el conocimiento se basa en "datos" resultados de la observación fría de "hechos empíricos". Los datos y los hechos son definidos como fenómenos concretos experimentados inmediatamente con los cinco sentidos, o con la ayuda de instrumentos y técnicas experimentales. El primer filósofo que expresó esta posición explícitamente fue el francés Auguste Comte (1798-1857), y durante el período moderno la filosofía positivista fue construida corno la base de las ciencias naturales y sociales.

El positivismo empírico rechaza la teoría, la especulación, la abstracción, la consideración de orígenes finales y fantasías semejantes, consideradas como actitudes propias de la reflexión mística y espiritual de la Edad Media. Para los científicos ilustrados, los humanos "racionales" son capaces de observar y descubrir realidades empíricas sin utilizar categorías culturales, ideologías ni creencias religiosas, y el análisis consiste en nada más que descubrir las leyes naturales detrás de los hechos empíricos.

Mientras el positivismo empírico ha continuado como base filosófica de las ciencias naturales, paralelamente se han ido elaborando filosofías opuestas, entre ellas el relativismo y la fenomenología. Según estas teorías, el conocimiento humano es relativo a la mente observadora, y no directamente a los fenómenos naturales. La relatividad del conocimiento implica que la realidad externa (si es que existe) sólo puede ser conocida a través de las percepciones humanas y los procesos mentales de interpretación y categorización de las sensaciones. Mediante la historia de la ciencia se explora la manera en que los procesos mentales de la gente son influidos por paradigmas culturales e históricos, en los cuales influyen sus mismas sensaciones del mundo. Así que el individuo "observa la realidad" no solamente con sus ojos, sino también mediante sus categorías y expectativas mentales, estructuradas por su educación y cultura.

Mientras las ideas de relativismo han sido exploradas en las disciplinas filosóficas y sociales durante varios siglos, no tuvieron gran impacto en las ciencias naturales hasta el siglo XX con las teorías de relatividad especial y general elaboradas por Albert Einstein y H.A. Lorentz. Ellos demostraron matemáticamente el carácter relativo del movimiento, la velocidad y la masa, y la interdependencia de la materia, el tiempo y el espacio. Según los argumentos de Einstein y Lorentz, el ojo humano no puede observar un movimiento absoluto porque el ojo mismo está en una posición y noción relativa al objeto observado. Lo que es más, en una postura revolucionaria arguyen que no existe el movimiento absoluto y objetivo.

Las relaciones entre sujeto y objeto

Al margen de las observaciones de Einstein, la aplicación de la ciencia occidental generalmente sigue pretendiendo descubrir una "verdad objetiva", que es independiente del observador y de su sistema de conocimiento. Esta pretensión oculta las relaciones entre el científico y su objeto de estudio, especialmente las relaciones desiguales de poder y control. En las ciencias naturales, por ejemplo, un motivo principal del avance de los procesos científicos ha sido controlar y regular el objeto de estudio -la naturaleza- a fin de maximizar la producción económica de la sociedad. En este escenario, la naturaleza ha sido definida como un objeto inerte de estudio, que no es influido por ni influye en el proceso de investigación.

Ignorar las relaciones entre sujeto y objeto también implica la negación del rol que las políticas, ideologías, cosmovisiones e identidades de los participantes, juegan en la producción de conocimiento (Michel Foucoult 1980). Estos elementos son muy importantes en relación a nuestro tema, debido al control histórico de la ciencia occidental por parte de los hombres blancos cristianos de los países del Norte. En la ciencia forestal, por ejemplo, los criterios y visiones de los científicos occidentales seguramente difieren de los de las mujeres indígenas rurales de los países latinoamericanos. Si damos por supuesto que la visión del forestal es correcta y objetiva, tenemos que descalificar la de las mujeres indígenas como folclor o superstición. Pero si les hacemos caso, estas mujeres y sus prácticas forestales contribuyen con perspectivas alternativas y valiosas.

En su libro "Reflexiones sobre género y ciencia" (1989), Evelyn Fox Keller analiza el desarrollo de nuestros paradigmas científicos y la construcción de "los lazos históricos entre mente y naturaleza". La autora presenta una relectura de Platón, Bacon y los filósofos de la Ilustración, desde una perspectiva feminista enfocada en los balances de poder y control. Sus reflexiones relacionan las características de la ciencia moderna, como la objetificación del enfoque, la dominación sobre el objeto de estudio y las relaciones entre poder y conocimiento, en un marco de análisis de género. El trabajo da nuevas luces y sobre todo nuevas dudas al proyecto científico.

La búsqueda de verdades universales y los intentos de aplicar categorías modernas, han chocado con una serie de problemas en las últimas décadas. Algunos de los desafíos más impactantes han surgido, justamente, de estudios y voces feministas y del mundo no occidental. Estas diferentes posturas dan lugar a un nuevo paradigma discursivo, que es la crítica postmoderna. Para resumir el debate, incluimos unos párrafos de la introducción al artículo "¿Quién es el 'otro'?" Una crítica feminista postmoderna de la teoría y la práctica de Mujer y Desarrollo" por Jane Parpart (1994: 1-2).

La exploración de las cosmovisiones latinoamericanas e indígenas por las cuales el mundo de distintos grupos humanos es organizado y relacionado, ofrece vías para escapar del universalismo y para establecer una perspectiva más contextualizada.

El reduccionismo: Dividir el mundo y estudiar cada pedazo en una disciplina distinta

Dos prácticas centrales de la investigación científica son la categorización de la realidad en disciplinas distintas, y el aislamiento experimental de los fenómenos para eliminar el ruido del mundo real. El reduccionismo caracteriza el método cientifífico en su tendencia a favorecer el estudio del fenómeno aislado de su entorno natural y social. Se estudia la germinación de una semilla y el crecimiento de un árbol, por ejemplo, en laboratorios y estaciones experimentales, divorciados, no solamente del entorno natural físico, sino también del contexto y uso social en el cual los árboles realmente germinan y crecen. Tal vez el símbolo extremo de esta tendencia es el reactor físico que permite el estudio del comportamiento de partículas atómicas y subatómicas en el vacío.

Este reduccionismo se institucionaliza en la segmentación de los fenómenos y del conocimiento sobre ellos en distintas disciplinas académicas. La resultante especialización y restricción del enfoque prohibe la exploración de las estructuras profundas e interconectadas de problemas complejos, como son los temas tratados en nuestro trabajo. La segmentación analítica de los problemas limita a los investigadores e implementadores de proyectos a tratar los síntomas específicos, sin llegar a las raíces de los problemas.

El sistema de género y el sistema ecológico son, por definición, conjuntos dinámicos de distintos objetos y procesos interconectados, y por eso ofrecen vías para forjar perspectivas interdisciplinarias y métodos más integrales que nos permiten relacionar fenómenos humanos y naturales. El interrelacionamiento de los temas y problemas de género con los de forestería permite acercar un contexto complejo que incluye implicaciones para la salud, la adopción de tecnología, cuestiones de poder, distribución y organización social de recursos, y otras facetas normalmente excluidas de estudios científicos sobre los bosques.

El dualismo

Tratar la crisis ecológica y las relaciones de género en relación a ella, requiere la reconsideración del dualismo que viene estructurando la cosmovisión occidental en los últimos siglos. Este dualismo es expresado mediante la polarización y antagonismo de temas como: sociedad/naturaleza; mente/cuerpo; hombre/mujer; dominio público/privado-doméstico; producción/reproducción; etc. Todos estos ejes perjudican una visión integral.

En el título de una muy debatida publicación, Sherry Ortner (1979) pregunta "¿Es la mujer respecto al hombre lo que es la naturaleza respecto a la cultura?". La autora explora una serie de contextos culturales en que el hombre está asociado con la cultura y la civilización, mientras que la mujer está asociada con la menos valorada naturaleza salvaje o no domesticada. El artículo provoca un debate que gira alrededor de la cuestión siguiente: ¿se explica la aparente existencia de esta correlación con la universalidad de una estructura dual inherente? ¿o, más bien, se debe a la imposición histórica del dualismo occidental en diferentes contextos del mundo? En su análisis de la cultura Laymi en Bolivia, Olivia Harris (1980) percibe otro orden menos estático en el que los y las jóvenes solteros(as) están asociados con la naturaleza y las personas casadas están asociadas con la cultura y la domesticación.

Uno de los grandes aportes del debate es que nos hace más conscientes de nuestros mismos marcos de percepción. Cuando hemos sido criados y educados en sociedades dominadas por dualismos, entre otros la polarización de lo masculino y lo femenino, es de esperar que interpretemos otras vivencias dentro del mismo marco, e incluso que desarrollemos teorías de género dentro de un marco dual. Solamente mediante el diálogo entre saberes podemos comenzar a reconocer los sesgos culturales de nuestras propias interpretaciones.

VI. Metodologías y experiencias institucionales

Las distintas visiones teóricas y epistemológicas contrapuestas en los últimos módulos del texto, llevan a cuestionar los procesos mediante los cuales se intenta conocer realidades locales y entender procesos globales. En los últimos años, esta inquietud ha motivado una serie de nuevas propuestas epistemológicas y metodológicas de diferentes lados. Los ensayos reunidos aquí presentan y comparan unos acercamientos alternativos al proyecto de conocer realidades de base y trabajar para mejorarlas.

Nuestro anhelo no es describir toda la gama de metodologías existentes, ni mucho menos transferir métodos e instrumentos específicos a los lectores. Queremos sacar a luz algunos puntos que iluminan un posible debate al respeto, así como aportar a los desafíos que surgen del creciente interés en incorporar los temas de género y gestión ambiental en las investigaciones y proyectos. A nivel de aplicación de instrumentos prácticos, la "Guía metodológica para incorporar la dimensión de género en proyectos forestales participativos, escrito por Susana Balarezo (1994), ofrece una presentación muy completa y accesible de una gama de herramientas útiles. Aquí pretendemos plantear una serie de observaciones un tanto más filosóficas para ser consideradas en la selección, manejo e implementación de tales herramientas.

El análisis y sistematización de experiencias institucionales da luces para posibles vías y acciones capaces de promover cambios positivos. Donde ciertos esfuerzos han tenido éxito en apoyar proyectos para mejorar el manejo ambiental con la participación de mujeres y hombres del lugar, debemos analizar los elementos detrás del éxito. En consideración a la vasta extensión de problemas ecológicos y sociales, es imprescindible replicar las experiencias positivas al punto que puedan generar un impacto significativo en la región.

En nuestra exploración de los factores metodológicos que puedan facilitar el manejo sostenible de los recursos forestales y la equidad en las relaciones humanas, incluimos un breve ensayo que revisa unos elementos claves. Comenzamos con métodos de investigación para conocer las realidades locales, enfocando los sistemas de género y las relaciones entre sociedad y naturaleza. Después, comentamos metodologías para utilizar el conocimiento de las realidades locales en la planificación, implementación y evaluación de acciones para el cambio. Los métodos a considerar incluyen varias propuestas para la participación y autogestión, metodologías para el análisis de género, metodologías para la incorporación de la mujer o la dimensión de género en los proyectos forestales, acercamientos que buscan relacionar estudios ecológicos con estudios políticas sociales y económicos, y propuestas interdisciplinarias para una visión integral del manejo, uso y cuidado comunal de los recursos forestales.

Pretendemos motivar una reflexión critica de los lectores sobre la implementación de instrumentos y métodos como parte de políticas, programas y proyectos concretos. Interesa que se preste atención especial a los obstáculos y limitaciones encontrados en relación a género y gestión forestal en casos institucionales, como también a las innovaciones realizadas la evolución de proyectos y de las organizaciones que los implementan.

1. Reflexiones sobre metodologías para género y forestería comunal

En este ensayo reflexionamos sobre la evolución de las metodologías en el trabajo con género y gestión forestal, a fin de esclarecer una serie de avances y re-evaluar algunos aportes a la luz de los desafíos que vivimos actualmente. Metodologías de investigación y acción involucran muchas cosas, entre ellas el enfoque -cómo definimos el objeto de nuestro estudio o acción- y el proceso -cómo realizamos nuestro estudio o acción-. Como investigadores y trabajadores que apoyan comunidades rurales, somos actores en un proceso de cambio metodológico con el reto de encarar enfoques cada vez más multifacéticos y procesos cada vez más participativos. Uno de las interrogantes más provocativas surgidas en este proceso es el cuestionamiento de la misma división entre "enfoque" y "proceso".

En los últimos diez años, los enfoques y procesos metodológicos en relación a género y proyectos forestales han cambiado de manera significativa. El enfoque social se inició con la categoría "mujer", se transformó en "mujeres y hombres" o "comunidades", y ahora comienza a abarcar sistemas integrales de género. El enfoque natural se inició con "árboles", se reorientó hacia "bosques", y ahora comienza a abarcar sistemas ecológicos integrales conjuntamente con las normas, reglas y organización social de su manejo. Este cambio de enfoques refleja modificaciones en nuestros paradigmas científicos, las categorías y estructuras que utilizamos para ordenar y dar significación al inundo. Estamos en el umbral de un cambio paradigmático hacia un enfoque más holístico, que supere el divorcio entre lo social y lo natural para articularlos en forma dinámica.

Nuestros procesos metodológicos también han ido transformándose, especialmente en cuanto a sus bases epistemológicas: los asumidos sobre cómo conocemos el mundo o el otro. Durante mucho tiempo pretendimos conocer las realidades de gentes y bosques locales con métodos empirícos en una postura positivista. Entendemos la producción del conocimiento como un proceso de descubrimiento de verdades absolutos mediante la observación y medición objetiva del cientista. Paulatinamente, comenzamos a elaborar métodos para incorporar información y opiniones de actores locales en nuestros procesos de conocimiento. Nuestro próximo avance epistemológico es buscar diálogos entre saberes dentro de los cuales los y las actores(as) locales no solamente contribuyan con información para llenar nuestros esquemas, sino ayuden a formular las preguntas y estructurar los mismos procesos de conocimiento. Un impacto crucial de este diálogo será el ampliar el concepto "conocer" más allá de la dimensión empírica para abarcar acercamientos contemplativos, creativos, subjetivos, experimentales y rituales en el proceso de conocer el mundo natural o el otro.

Esta evolución de enfoques y procesos metodológicos es influido por preceptos culturales basados en nuestras tradiciones científicas y disciplinas académicas, como también en las culturas y sociedades en las cuales vivimos y actuamos. Veamos algunos detalles concretos del proceso.

La evolución de enfoques

Enfoques sociales: la mujer

En tempranos estudios y proyectos sobre "la mujer" se tendía a manejar un enfoque esencialista basado en la identidad biológica del objeto de estudio. Trabajos dirigidos a la mujer y el control de población o a la mujer y las necesidades básicas, por ejemplo, se concentraron en las características universales de la mujer como gestante y madre. Gradualmente se reconoció la importancia de distinguir entre diferentes grupos de mujeres caracterizados por particularidades étnicas, de clase, nacionalidad, profesión, etc. Este avance conceptual contribuyó al reconocimiento de que muchas de las características de la vivencia femenina son culturales e históricas, que cambian en relación a otros factores, y que pueden ser modificadas.

De ahí se construyeron teorías y métodos para estudiar e influir en las diversas vivencias femeninas. Entre los instrumentos importantes están la distinción entre la condición concreta de las mujeres y su posición relativa en la sociedad. Paralelamente, y a nivel de acción, se distinguió entre las necesidades prácticas y las estratégicas de mujeres en diferentes situaciones. Se exploró las relaciones entre mujeres y sus entornos naturales mediante estudios de casos descriptivos e historias de vida.

Género: mujeres y hombres, comunidades

Con el surgimiento del enfoque de género, se comienza a estudiar y trabajar con mujeres y hombres como actores con roles interdependientes a nivel funcional y significativo dentro de las familias y comunidades. Los trabajos con enfoque de género abarcan las características biológicas y los roles culturales de las mujeres y los hombres, y surge un debate sobre las relaciones entre los determinantes biológicos y los culturales.

Entre los instrumentos teórico-metodológicos más importantes en esta etapa están los que permiten generar información sobre los espacios, horarios y ciclos de trabajo de mujeres y hombres; la división genérica de labores y responsabilidades; y las diferencias en acceso y control de recursos por parte de hombres y mujeres. La "Guía metodológica para incorporar la dimensión de género en el ciclo de proyectos forestales participativos" (Balarezo 1994) presenta un amplio portafolio de estos instrumentos. En los últimos años, numerosos estudios y proyectos han utilizado estos instrumentos para el análisis de género, permitiendo desarrollar una comprensión mucho más completa y dinámica de las comunidades y del manejo de recursos naturales y forestales.

Sistemas integrales de género

Ahora, conociendo mejor las realidades de mujeres y hombres en diversas comunidades, comenzamos a extender el enfoque para comprender fuerzas y fenómenos adicionales. Por un lado, exploramos los vínculos entre los roles de mujeres y hombres concretos y los sistemas de género a nivel cultural e histórico. Por otro lado, tratamos de construir nuevos paradigmas que permitan integrar mejor el estudio de sistemas sociales y sistemas naturales.

En la implementación de proyectos dirigidos a promover una mayor equidad entre mujeres y hombres en contextos locales, chocamos con el hecho de que el impacto logrado en ambos grupos no es siempre suficiente para lograr cambios positivos y duraderos. Si queremos responder a los problemas de las mujeres (empobrecimiento, marginación, falta de recursos, educación, participación política, etc.) o a las desigualdades entre hombres y mujeres dentro de las familias y comunidades (desbalances de poder, acceso, control, decisión, representación, capacitación, etc.), tenemos que tomar en cuenta e impactar no solamente a mujeres y hombres, sino también a elementos estructurales de sistemas y relaciones mucho más complejos. Son estos sistemas los que producen y reproducen la desigualdad de género y la condición y posición inferior de mujeres

Veamos un ejemplo concreto. En una comunidad los hombres tienen control y tenencia legal de casi todas las parcelas cultivables, más los terrenos reforestados con pinos. Esta información en si sería valiosa para el diseño y la implementación de proyectos agrícolas y forestales. Pero si sospechamos que esta situación crea problemas sociales o ecológicos, tenemos que ver estos datos en términos más sistémicos: ¿quién controla la semilla, los troncos, las ramas? ¿quién es dueño de los hatos de ganado, las casas y otros? ¿qué importancia tienen los diferentes recursos en los sistemas locales de (re)producción? ¿cuál es la seguridad y el estado legal del control sobre el terreno? ¿qué diferencia existe entre la tenencia de unos hombres y otros?

También tenemos que explorar los elementos que estructuran el control de los hombres sobre la tierra: la legislación nacional sobre tenencia de tierras; los impactos de reformas agrarias o proyectos nacionales de colonización; los patrones tradicionales de parentesco, residencia y herencia; el código familiar nacional y la reglamentación legal de la herencia; los cambios de la presión demográfica; la simbología religiosa y cosmológica de elementos de la naturaleza, como la tierra y los árboles; y otros. Así podemos comenzar a ver los factores e identificar las instituciones que condicionan la exclusión de las mujeres en la asignación social de recursos. En la actualidad, cada investigador y trabajador de campo ya toma en cuenta algunos de estos factores de manera intuitiva. El desafío que nos toca es sistematizados dentro de un acercamiento más integral que permita analizar los sistemas de género e incidir de manera positiva en ellos.

Este desafío metodológico involucra una creciente interdisciplinariedad. Las categorías e instrumentos de la sociología se adaptaron fácilmente al estudio de los roles e identidades de las mujeres y los hombres. Pero el trabajo con sistemas de género requiere añadir consideraciones políticas, filosóficas, teológicas, legales, educacionales, antropológicas y mucho más. Si a ello sumamos el desafío de involucrar elementos naturales en nuestro enfoque, se hace necesaria la reformulación drástica de las categorías básicas de nuestro pensamiento y trabajo.

Enfoques naturales: árboles

En la forestería tradicional se desarrolló metodologías para estudiar árboles y para mejorar sus características fisiológicas y su crecimiento. Los métodos de trabajo están basados en las ciencias naturales como la biología, la química y la agronomía. Incluyen, entre otros, la medición del tamaño de la planta y del peso de la biomasa durante el ciclo de crecimiento; el análisis y experimentación genética; la observación empírica del crecimiento de la planta en diferentes ambientes experimentales en relación a la variación de factores externos aislados (cantidades de agua o fertilizantes, cambios en temperatura, plagas, etc.).

Bosques

El estudio de bosques asume un enfoque más sistémico e incorpora una serie de conceptos y métodos de las ciencias ecológicas. Se promueve el estudio in situ de las características y el desarrollo de los árboles en bosques naturales como también plantaciones en bloque, con prácticas como el análisis de la biodiversidad y biomasa en secciones de bosque escogidos, la densidad de ciertas especies en sectores del bosque, y otros. Los métodos permiten conocer el comportamiento de poblaciones de especies y variedades, como también de comunidades de diversas especies de fauna y flora interactuando entre ellos y con factores abióticos, como los suelos, lluvias, etc. Mientras se comienza a incorporar nuevas facetas en el enfoque bosques, el trabajo se restringe generalmente a los elementos "naturales".

Ecosistemas integrales y su manejo sociocultural

Las corrientes de forestería social y forestería comunal han ido promoviendo la consideración de factores humanos, económicos, políticos y socioculturales en la investigación y acción forestal. Estos acercamientos han permitido la participación cada vez mayor de actores locales en procesos que contribuyen al conocimiento de los patrones de gestión ambiental, que son a la vez funcionales y significativos. Paradójicamente, las metodologías participativas que nos permiten vislumbrar los complejos sistemas de manejo, también nos hacen conscientes de las serias limitaciones de nuestros acercamientos para analizar profundamente y responder a estos sistemas.

Conociendo mejor las dinámicas del manejo ambiental, encontramos una realidad en la que liaste el más avanzado conocimiento científico sobre los árboles y los bosques pocas veces es suficiente para preservar y mejorar la calidad de los mismos, ni mucho menos para interrumpir los procesos históricos que causan la degradación ambiental y la deforestación. Reconocemos la necesidad de entender las relaciones entre los grupos humanos y los bosques para hacer que éstas sean más equilibradas y más sostenibles. También es necesario analizar y responder a los patrones, instituciones, normas y leyes de manejo a nivel local, nacional e internacional, como también las tensiones y conflictos entre ellos. Estas consideraciones dan lugar a un nuevo enfoque que incluye "las múltiples relaciones entre las personas y su entorno natural en el contexto más amplio político-económico-legal".

No siempre es fácil traducir esta visión en metodologías prácticas para la investigación y el trabajo. Se experimenta muchas tensiones y se encuentra limitaciones para construir herramientas metodológicas que sean accesibles y factibles, y a la vez capaces de abarcar no solamente la vasta diversidad de factores humanos y naturales en juego, sino también -y tal vez esto sea más importante- las múltiples relaciones entre ellos.

Uno de los intentos más interesantes es la metodología de Análisis Institucional de los Recursos Forestales Internacionales (IFRI), un acercamiento efectuado en el Taller de Teoría y Análisis Político de la Universidad de Indiana, y ensayado en Bolivia, Nepal y Uganda (León 1994 y Paz 1994). El objetivo del acercamiento IFRI es elaborar un marco e instrumento de investigación que permita el análisis de instituciones y normas de manejo forestal, tomando en cuenta los factores humanos y naturales. El instrumento provee una vía para superar las fronteras disciplinarias y ver situaciones como conjuntos de diversos elementos. En el IFRI se preparó un esquema para registrar estos elementos en una base de datos, que combina variables naturales y sociales, permitiendo que los resultados sean analizados y comparados.

Un proceso acumulativo

A nivel superficial parece que los acercamientos y métodos más integrales y sistemáticos han reemplazado a los más específicos, y que hemos superado las limitaciones de los primeros enfoques. Sin embargo, no es fructífero ver el proceso como el desplazamiento de unos modelos hacia otros. En realidad el estudio y acción específica con mujeres y con árboles, como también los instrumentos y los conocimientos generados en el trabajo con comunidades y con bosques, son contribuciones primordiales para la comprensión integral de los sistemas de género y de manejo ambiental. Los esfuerzos en todos los niveles de análisis contribuyen al proceso de entender las relaciones entre lo social y lo natural. Así que, en vez de ver el avance como un salto entre métodos discretos, podemos verlo como una evolución o crecimiento gradual y acumulativo.

Procesos de investigación y acción

Observación Objetivo (positivismo empírico)

En la postura positivista clásica, el cientista simplemente mide, pesa, observa la realidad, y registra los datos acumulados en un proceso que lleva al descubrimiento de las leyes naturales universales. En las ciencias forestales ha sido fácil creer que existe una verdad universal y que la podemos conocer con nuestros métodos científicos. Como consecuencia, el paradigma y la epistemología positivista están más consolidados en la forestería, mientras que en las ciencias sociales existe más inseguridad. En estudios de mujeres o de comunidades, para conseguir datos tenemos que depender de las respuestas de la gente (con toda su subjetividad). Sin embargo, esto no ha impedido que los cientistas sociales "recabemos datos" para compilar estadísticas sobre la base de la cual "caracterizamos" las realidades locales y ''diagnosticamos" los problemas y potencialidades.

El positivismo empírico, con su postura de objetividad científica, ha dominado los paradigmas científicos durante siglos, a pesar de diversas críticas desde posiciones filosóficas, estudios de la historia de la ciencia, e incluso las teorías de la relatividad física. Aunque se está cuestionando cada vez más ciertos elementos de esta tradición, los conceptos y asumidos positivistas siguen dominando nuestros paradigmas discursivos, e incluso muchas de las nuevas propuestas participativas.

Participación de ellos y ellas en nuestros proyectos

En la última década hemos elaborado una serie de metodologías para facilitar que las mujeres y los hombres locales participen en nuestros proyectos de investigación y acción. A nivel de métodos, el acercamiento más común ha sido organizar reuniones para que ellas y ellos nos ayuden a caracterizar su vivencia e identificar sus problemas. En pocas ocasiones hemos cuestionado las categorías utilizadas en este proceso de intercambio. Por ejemplo, preguntamos a las mujeres ¿cómo es su horario y calendario de trabajo?, ¿cuáles son sus actividades productivas, reproductivas y comunales? ¿a cuáles recursos tiene acceso?, dando por sentado estos términos y los conceptos que representan. Tampoco hemos tomado en cuenta las actitudes subjetivas de los hombres y las mujeres locales hacia estos procesos "participativos" y hacia los agentes externos que los facilitan.

Los métodos del Diagnóstico Rural Participativo (DRP) y de Investigación-Acción-Participación (IAP) ofrecen pistas para incorporar a los actores locales en los procesos de generación de conocimientos sobre las realidades y problemas locales, e incluso abren posibilidades para que los participantes locales se expresen mediante sus propios conceptos y esquemas. Sin embargo, el simple uso de estos instrumentos no garantiza la participación generativa de la gente, lo que depende de la postura filosófica y ética con la cual aplicamos los instrumentos. En muchos casos el DRP es utilizado como un instrumento para "obtener información en forma directa". Nosotros definimos no solamente qué información es necesaria sino también y más importante qué es información (cuáles son las categorías cómo se mide cómo se interpreta).

El mismo término "instrumento diagnóstico" ejemplifica la persistencia de actitudes positivistas en nuestro discurso. Un "instrumento" es un aparato empleado para alcanzar un resultado. Tenemos que tener mucho cuidado para no intrumentalizar a los y las participantes y a sus conocimientos para alcanzar nuestros resultados. "Diagnóstico" se refiere a la determinación de una enfermedad por los síntomas referencia a una relación vertical en la cual el médico es el sujeto objetivo que monopoliza el conocimiento científico y el poder para descubrir el estado o la naturaleza del objeto enfermo. El proceso de "diagnosticar" supone la existencia de una naturaleza o un problema para ser descubierto y que solamente es cuestin de identificar la respuesta correcta con los métodos e instrumentos correctos.

Viéndolas desde un punto de vista más optimista éstas y otras metodologías participativas son a veces utilizadas para abrir diálogos e indagaciones más abiertas. Las actividades de exploración conjuntas tienen gran potencial para dar lugar a la expresión de conocimientos y visiones distintas que no entran en nuestros esquemas de información. Son justamente estos procesos de diálogo y a veces confusión los que nos permiten salir de nuestros paradigmas y vislumbrar nuevas perspectivas y visiones.

Nuestra participación en las visiones y proyectos de las mujeres y los hombres locales

La participación de mujeres y hombres en diagnósticos y análisis desagregados por sexo ha mostrado que en muchos casos ellas y ellos tienen diferentes visiones del mundo distintos conocimientos botánicos y técnicos y diversas estrategias para manejar su entorno natural. Como consecuencia comenzamos a entender que el conocimiento no es absoluto y universal y que no existe una respuesta correcta sino que muchos conocimientos y respuestas valiosas son particulares y situacionales. A partir de esto comenzamos a aceptar que los conocimientos locales pueden ser complementarios a nuestros conocimientos científicos -no solamente como insumos sino también como alternativas paradigmáticas y epistemelógicas.

El desafío que encaramos es construir metodologías que no subordinen los conocimientos locales como "información" en nuestros paradigmas, como "respuestas" a nuestras preguntas, y "contenido" de nuestras categorías de investigación. Estamos en el umbral de un nuevo acercamiento metodológico que permite que ellos también formulen las cuestiones y estructuren las categorías de investigación y acción y que tomemos en cuenta no solamente información local sino también paradigmas y epistemologías locales.

Esperamos adaptar nuestra postura científica para aceptar que las mujeres y los hombres locales afecten nuestros modelos cuestionamientos y acciones de manera que ni siquiera imaginamos ahora. Esto quiere decir que nuestra tarea no es solamente caracterizar al otro, sino entrar en una conversación intersubjetiva con él o ella, conversación que reconoce y respeta las posturas personales a través de las distintas voces, incluyendo la nuestra.

En conclusión: Dudas epistemológicas y paradigmáticas

Ahora comenzamos a ver una serie de confusiones en nuestro esquema inicial. Primero, los objetos de estudio y acción se expenden para incluir factores, fuerzas y recursos externos -incluso nosotros, con nuestros conceptos, proyectos y recursos financieros-. Segundo, los enfoques comienzan a abarcar factores naturales y sociales en investigaciones y análisis interdisciplinarios, todavía muy incipientes. Finalmente, los procesos comienzan a incluir diálogos entre saberes, o sea entre nosotros (los investigadores o extensionistas) y ellos y ellas (la gente local). En los procesos de este diálogo se comienza a obscurecer la distinción entre el yo como sujeto y el otro como objeto de mi estudio o mi acción.

Ahora nos encontramos tratando de entender sistemas complejos, multifacéticos y dinámicos, y al mismo tiempo cuestionando nuestros procesos de conocimiento. Reconocemos que nuestras metodologías han sido limitadas por su carácter reduccionista, sectorial y estático, y que no hemos logrado articular metodologías desarrolladas en las ciencias sociales con otros de las ciencias naturales. Sin embargo, no cabe duda que este proceso de evolución metodológica nos ha permitido avanzar en nuestro entendimiento, y todavía ofrece muchas luces para seguir reflexionando y avanzando.

Para mencionar un ejemplo, los estudios de caso "Mujeres y árboles" hacen un puente entre los enfoques "mujer" y "árboles", permitiéndonos vislumbrar conexiones locales entre las identidades sociales de género y los elementos naturales. Mediante los testimonios recabados, aprendemos que para las mujeres de Mama Qewiña, Bolivia, el árbol es simbólico y sagrado (León 1991), y que en Sogamoso, Colombia, el arado está asociado a la cruz de Cristo y es un instrumento que sólo deben utilizar los hombres (Tavera 1991: 18). Estas simples expresiones de visiones locales nos muestran cómo la organización funcional de trabajo, la práctica técnica, los significados espirituales y otros, son integrados en estas comunidades en relación a sistemas de género -ahora nos toca explorar la pista.

Hasta ahora el diálogo entre sabores (conversaciones con mujeres y hombres locales) nos ha permitido visiones más holísticas y propuestas más integrales. Para avanzar en la comprensión de estas visiones, nuestro método tiene que ser tal vez menos "objetivo", menos "científico" y más humano. El proceso no implica un simple avance metodológico, sino también un avance ético que permite la verdadera conversación intersubjetiva.

El proceso de evolución de enfoques y procesos metodológicos es influido por preceptos culturales basados en nuestras tradiciones científicas y disciplinarias, como también en las sociedades en las cuales vivimos y actuamos. Esperamos que nuestros avances metodológicos no solamente sean reflejos de cambios históricos sino también agentes de cambio en cuanto a influir las visiones del otro los modelos de cambio y las propuestas de desarrollo vigentes.

Evolución de enfoques y procesos

Enfoque social

Enfoque natural

Procesos de investigación y trabajo

Mujeres

Arboles

Positivismo empírico (observación y mediación objetiva)

Comunidades concretas (mujeres y hombres)

Bosques

Participación de ellas y ellos en nuestros estudios y proyectos

Sistemas integrales de género y su relación con el entorno natural

Ecosistemas integrales y su manejo sociocultural legal

Nuestra participación en sus visiones acercamientos proyectos diálogo intersubjetivo'

Los enfoques y procesos son cada vez

    • más muItifacético, dinámico e integral

    • más comunicativo, más participativo

    • menos enfocado en instrumentos y más en comprensión

2. Revisión de unos elementos metodológicos

Toda acción de investigación como también de implementación es una acción creativa. Ella implica la concertación espontánea de ideas y elementos dentro del contexto único del trabajo y dentro de las relaciones únicas con los diferentes participantes. La noción de creatividad participativa parece estar en conflicto con la tremenda gama de metodologías estructuradas para implementar y casillas elaboradas para llenar pero al contarlo el proceso continuo de formular y discutir propuestas metodológicas en los espacios académicos y de acción es imprescindible a la investigación e implementación creativas. Lo que encaramos es el desafío de elaborar metodologías y categorías que sean flexibles y sensibles a los distintos contextos y a las diferentes realidaes del investigador y del investigado.

La realización sensitiva y abierta de investigaciones y acciones tiene como base principal el desarrollo de metodologías adecuadas y el debate metodológico. En primer lugar, dentro de la mayor calidad y diversidad de herramientas metodológicas que manejamos, incluso a nivel de criticar y rechazarlos, la más rica y viva es el proceso creativo de investigación e implementación. Y en segundo lugar, es justamente el proceso de formular, hacer circular y ensayar propuestas metodológicas, lo que nos permite descubrir sus limitaciones, su naturaleza etnocéntrica o patriarcal, su carácter estático, para poder superarlas. Desde esta postura filosófica vamos a comentar algunos elementos metodológicos.

Principios y objetivos a tomar en cuenta

Eficacia y eficiencia

Los conceptos de eficacia y eficiencia se refieren respectivamente al impacto y a la economía de la implementación de un proyecto en relación al marco del mismo. Los factores considerados en la evaluación de la eficacia y eficiencia de un proyecto son la cantidad de recursos utilizados (tiempo, dinero, materiales, recursos humanos y otros) en relación a las metas logradas según los indicadores del proyecto.

Monitorear la eficiencia y la eficacia de un proyecto o investigación es crucial para su buena administración. Sin embargo, tenemos que estar siempre conscientes de que en la mayoría de los casos estos principios se orienten casi exclusivamente a la operación técnica y administrativa del proyecto, y no así al estado o bienestar de las comunidades o los bosques "meta". Con el uso de sofisticados métodos y marcos operacionales corremos el riesgo de ignorar las relaciones entre el proyecto y las realidades locales.

Debemos diferenciar, por un lado la eficacia en lograr las metas del proyecto y la eficiencia del esfuerzo y de los recursos gastados para hacerlo, y por otro lado los impactos y consecuencias del proyecto en relación a las realidades locales en términos sistémicos y de largo alcance. Un proyecto puede ser tremendamente eficaz y eficiente en términos de su marco, sin hacer ningún impacto positivo para la comunidad. Se puede lograr metas en cien por ciento (incluso en relación a los indicadores desagregados por sexo y número de árboles plantados), pero fallar totalmente en cuanto a la equidad y sostenibilidad de su impacto sobre la comunidad y el entorno natural. Como consecuencia, el énfasis sobre la eficacia y eficiencia del proyecto debe ser balanceado con métodos orientados a evaluar las dinámicas locales.

Equidad e igualdad

La equidad y la igualdad son conceptos controvertidos, especialmente en su rol como objetivos de cambio social. En general, la igualdad se refiere a crear condiciones idénticas para diferentes actores, hombres y mujeres, ricos y pobres; y la equidad se refiere a crear condiciones justas o balanceadas. En ciertas instancias, como en relación al derecho de votar o el acceso a la educación, hablamos de la necesidad de establecer igualdad de posibilidades o de estatus. En otros casos, como en los proyectos que trabajan con manejo ambiental, hablamos de la necesidad de establecer equidad en las oportunidades y condiciones. Esto quiere decir que mujeres y hombres, ricos y pobres, pueden tener diferentes tipos de participación y recibir distintos tipos de apoyo, pero que el impacto de éstos debe ser balanceado en términos de los beneficios experimentados, poder y prestigio asociado a esta participación.

Consideramos cuestiones de igualdad y equidad en la distribución de decisiones, derechos, recursos, posibilidades, poder político, económico, y otros valores. Los ejes de desigualdad y inequidad tienden a tomar la forma de polarizaciones de género, clase, etnicidad, raza. Debemos considerar cuestiones de igualdad y equidad en el contexto de las familias, comunidades y regiones con las cuales trabajamos, como también dentro de la institución e implementación del proyecto.

En la forestería comunal se busca promover una mayor equidad en el control y acceso al bosque: no solamente apoyar a los grandes propietarios privados y empresas madereras, sino también a las comunidades locales, y diferentes actores y grupos dentro de ellas. También se intenta no solamente proveer el tipo de apoyo técnico y financiero esperado por los hombres, sino también el tipo de apoyo deseado por las mujeres.

Los principios de igualdad y equidad están relacionados también al deseo de no creer o exagerar desiquilibrios y desbalances de poder entre los grupos, y de dar las oportunidades para que la gente misma reduzca los desiquilibrios ya vigentes. En la mayoría de los casos tenemos que considerar y responder a desigualdades existentes y también asegurar que nuestros métodos, acciones e impactos son equitativos.

Sostenibilidad

Sostenibilidad es, entre otras cosas, un asunto de equidad intergeneracional. Implica la capacidad de sostener ciertas condiciones de una situación durante cierto periodo, generalmente para el bienestar de generaciones futuras. Cuando hablamos de sostenibilidad, es imprescindible identificar cuáles son las condiciones que queremos sostener y qué prioridad damos a diferentes aspectos de estas condiciones. Lo que se busca hacer sostenible pueden ser elementos concretos: la base de recursos naturales, la seguridad alimentaria de una población, el modo de vida o identidad étnica de un grupo. De igual manera, se puede buscar la sostenibilidad de procesos de cambio: el incremento gradual y continuo de ingresos, el mejoramiento constante del nivel de vida, o la expansión permanente de la producción.

La sostenibilidad de todos estos elementos depende de un balance entre la producción inmediata y la reproducción de las condiciones de producción y de vida. Los procesos de reproducción comprenden la regeneración de los recursos naturales, la regeneración diaria y generacional de la fuerza de labor, y la reproducción de las condiciones socioculturales. En América Latina, donde las tareas de producción y reproducción son organizadas en términos de género, no podemos entender ni apoyar la sostenibilidad de ningún aspecto de la situación sin considerar los sistemas de género.

Al proponer e implementar acciones para fortalecer o cambiar sistemas de vida locales, debemos considerar lo siguiente: ¿Hasta qué punto se puede asegurar que las generaciones futuras tengan las mismas posibilidades de satisfacer sus necesidades? ¿Qué roles juegan las mujeres y los hombres en asegurar la sustentabilidad: socialización, conservación de recursos, reproducción de condiciones de producción, control de población? ¿Son agentes creativos en estos procesos, o simplemente reproducen los modos de vida heredados? ¿Qué significa la relación entre mujeres y hombres locales y agentes externos (de desarrollo) en la evolución de prácticas que sustentan la vida familiar y comunitaria?

El crecimiento de la población y las presiones poblacionales sobre los ecosistemas son factores importantes en la degradación de los recursos forestales, pero las características y procesos demográficos jamás deben ser considerados aislados. ¿Cómo es que las mujeres y los hombres locales ven las relaciones entre la población y el medio? ¿Qué respuestas proponen para los problemas de continuidad intergeneracional? Ver, por ejemplo, los comentarios de Alberto Escalante en relación a las filosofías y prácticas de control de población por parte de los habitantes de la selva amazónica en Bolivia.

Julio Berdegúe explora los marcos conceptuales de sostenibilidad en su trabajo "Pautas para el análisis del desarrollo rural sostenible" (1995). En cuanto a la sostenibilidad de sistemas agrícolas, el autor reconoce al menos tres enfoque generales: el agroecológico, la conservación y administración de recursos naturales, y el crecimiento sostenible. Berdegúe (1995: 2) explica que cada una de las distintas visiones persigue "la maximización de una única función-objetivo, sea ésta de naturaleza agronómica (por ejemplo, productividad por unidad de tierra), económica (por ejemplo, margen bruto derivado de una innovación tecnológica) o ambiental (por ejemplo, tasa de erosión)". En cambio, el autor señala otro enfoque que enfatiza la minimización de los intercambios o conflictos (trade offs) entre:

El criterio de sostenibilidad también se aplica a varios aspectos de los proyectos de desarrollo y debemos priorizar cuáles son los más importantes niveles de análisis y trabajo en cada caso. Hablamos de la sostenibilidad en términos de: la continuación de técnicas y métodos introducidos por el proyecto; la duración de organizaciones sociales-participativas fomentadas por el proyecto; la continuación de impactos y beneficios positivos del proyecto; la sostenibilidad de los sistemas ecológicos y sociales locales, en los cuales intervino el proyecto.

Participación

Métodos tradicionales para el manejo de recursos naturales y forestales se basaban en dos modelos: 1) personas capacitadas (forestales, extensionistas) tienen el conocimiento, y el avance y éxito del proyecto depende de su manejo del bosque, de la producción agrícola, del ganado, etc. para los beneficiarios, o 2) personas capacitadas tienen el conocimiento, y el avance y éxito del proyecto depende de la transferencia de esta información y técnicas a la gente local. En el segundo modelo normalmente se trabaja con un grupo selecto de la gente local, considerado más apto para recibir la capacitación necesaria.

Gradualmente surgieron acercamientos participativos que se basan sobre el principio de que la población local también tiene conocimientos, visiones y técnicas valiosos que deben ser respetados y tomados en cuenta. Las más avanzadas metodologías participativas tratan de motivar un diálogo entre culturas -entre los profesionales y la población local- con el objetivo de mejorar el conocimiento y acción de los dos, conjuntamente. Este tipo de acercamiento es explorado profundamente en el anterior ensayo "Reflexiones sobre metodologías para género y forestería comunal". En el módulo VI de la guía curricular se incluye materiales sobre una variedad de metodologías participativas como son: los Grupos de Enfoque, el Diagnóstico Rápido Participativo, Enfoques Antropológicos y Consideraciones de Género, con la finalidad de facilitar el estudio y discusión de diferentes acercamientos.

En su ensayo "Metodologías participativas: El estado de la cuestión en América Latina", Galo Ramón (1995) revisa el estado del debate y, dentro de un marco histórico de la evolución de metodologías participativas, trata de responder a las siguientes preguntas: ¿Existen metodologías participativas en América Latina?, ¿cuáles son, qué temas tocan, con qué grupos trabajan?, ¿quiénes las crean, promueven o difunden?, ¿se trata de esfuerzos marginales o son tomadas en serio por grandes sectores sociales y por quienes toman las decisiones políticas?, ¿cuáles son las tendencias y adónde van?, ¿qué impactos han logrado y qué cambios pueden lograr en el futuro?, ¿cuáles son sus principales retos? En su exploración de estas cuestiones, Ramón comenta las siguientes corrientes: Investigación y Extensión de Sistemas Agrícolas (IESA), Investigación Participativa Agrícola (IPA), Diagnóstico Rural Rápido y Participativo (DRR y DRP), Investigación Acción Participativa (IAP), Educación para el Desarrollo y Equipos de Liderazgo en Acción (DELTA) y Teatro para el Desarrollo. El ensayo sobre participación, escrito por Rosario León en la mismo revista, examina las tensiones entre nuestro manejo conceptual de participación como una idea y los procesos reales de participación social (León 1995).

Las metodologías llamadas participativas varían mucho, y sus aplicaciones prácticas varían más todavía. Algunas se restringen a relaciones y procesos con unos cuantos líderes locales o con organizaciones comunales oficiales, otras hacen grandes esfuerzos para recabar los conocimientos, visiones y participación de diferentes grupos e individuos en diversos espacios, notablemente los grupos de género. Algunas son instrumentos para hacer más eficaz y eficiente la implementación de proyectos y agendas definidas a priori y afuera de la comunidad, otras dan un grado importante de decisión y dirección a las comunidades locales, a veces con cuidado para que aquél sea distribuido de forma equitativa.

En su mejor expresión, métodos participativos dan tanto énfasis en los procesos como en el producto final. Reconocen que los fracasos, en términos de objetivos concretos logrados, muchas veces son éxitos en su capacidad de enriquecer nuestro entendimiento del problema y encarar los desafíos de forma participativa.

El ciclo del proyecto

Reunimos en la guía curricular una serie de trabajos metodológicos que enfocan todo el ciclo del proyecto, o unas partes de él. Algunas propuestas se dirigen a actividades de gestión ambiental, por ejemplo ''Herramientas para la comunidad, Manual de campo", editado por Bosques, Arboles y Comunidades Rurales (1992). Otros priorizan la participación de género, por ejemplo los compendios de ACDI (1992) y de Feldstein y Jiggins (1994). Ultimamente están surgiendo esfuerzos para vincular a los dos enfoques, como se ve en Balarezo (1994), Caro (1994) y Rojas (1993).

A veces, la especialización metodológica en diferentes tareas y sectores de trabajo contribuye a una desarticulación de las partes y las etapas de nuestros esfuerzos. En la discusión y reflexión sobre el ciclo del proyecto, se ha visto la necesidad de relacionar los distintos objetivos, actividades, metas, indicadores, resultados inmediatos e impactos permanentes en proyectos concretos. Otra consideración que atraviesa todo el ciclo del proyecto es la de la naturaleza y dinámica de relaciones entre agentes externos y diferentes sectores de la comunidad.

Carlos Brenes analiza estos retos en su artículo "Perfeccionando utopías: La extensión en los tiempos de la participación", donde reconceptualiza el ciclo de proyecto, proponiendo intercambiar la serie de etapas fijas controladas por el proyecto para un proceso continuo de intercambio y aprendizaje. "El extensionista debe ser parte de la comunidad, incorporar los conocimientos autóctonos, revalorizar el saber indígena y campesino, y partir de un reconocimiento de las dinámicas de relación entre comunidad y recursos naturales, en particular los bosques y los árboles, valiéndose de las distintas técnicas de diagnóstico, evaluación y planificación. De igual modo, integrar la investigación y la extensión en un solo 'continuum' y no permitir que se sigan separando; investigar no sólo problemas sino alternativas tradicionales y modernas". (Brenes 1994: 31)

Las propuestas metodológicas y técnicas deben ser evaluadas en detalle con referencia a las implicaciones para los diferentes roles de mujeres y hombres en relación con la gestión ambiental y forestal. El estudio critico de procesos y metodologías desarrollados en diferentes instituciones y contextos locales, puede ayudar a superar los obstáculos y multiplicar los impactos positivos. Un proyecto debe tratar primero de reducir la degradación ambiental y la desigualdad social causadas por sus intervenciones, y después, si es posible, también disminuir la degradación ambiental y la desigualdad social que existe independientemente del proyecto.

Conociendo las relaciones entre gente y su entorno en contextos concretos

En el debate sobre los procesos de conocimiento de realidades locales se cruzan varios temas. En otros ensayos en este volumen exploramos reflexiones sobre la base de nuestros conocimientos, que ponen en tela de juicio los procesos y relaciones de la producción de conocimientos sobre la comunidad y el bosque de estudio (ver "¿Qué es un estudio de caso?", "Aplicación de la ciencia occidental moderna a realidades y problemas de América Latina" y "El positivismo empírico: ¿Podemos conocer el mundo sin conceptos y teorías?"). Aquí nos dirigimos a las distintas propuestas metodológicas presentadas en la veintena de artículos y libros que hemos reunido en la guía Curricular bajo el tema "Estudio y análisis de las realidades locales". Estos trabajos se dirigen mayormente a examinar los detalles prácticos y logísticos de la realización de investigaciones y trabajos con diferentes enfoques. También exploran maneras de encarar las limitaciones y obstáculos inherentes en la realización de estas tareas, uno de los cuales es la falta de experiencia y conocimiento por parte de los implementadores sobre ciertos aspectos de las realidades locales.

En la introducción a su currículo, Lee Peluso y otros (1990) escriben: "Desde el punto de vista de forestales con educación convencional, la forestería comunal consiste de tres elementos no conocidos: árboles, lugares y usos que no son cubiertos en la forestería tradicional. De ahí vemos la necesidad urgente de comenzar a aprender cómo la gente maneja sus bosques al margen de la forestería comercial." El texto continua con una serie de enfoques para incrementar el conocimiento sobre las prácticas socioculturales de manejo ambiental:

Para ver la aplicación especifica de estos enfoques tomamos como un ejemplo la propuesta para una investigación sobre la biodiversidad de fauna esbozada por Greta Watson, participante en el grupo de trabajo interdisciplinario relacionado con este libro. Ella explica que, al margen de la importantísima necesidad de conocer las comunidades en sí e interactuar con ellas, trabajar con personas locales también enriquece los procesos de conocimiento botánico y biológico. Es fundamental identificar una serie de personas o grupos diferenciados en comunidades o zonas de estudio, para acompañamos en el asesoramiento y análisis de información sobre plantas especificas. La información ecológica y agroforestal local provee valiosos datos para el uso científico y el proceso de investigación participativa podría dar retroalimentación a las poblaciones locales, particularmente en el caso de la reintroducción de recursos genéticos agroforestales en las zonas.

Watson sugiere que la investigación sobre especies y variedades de árboles a otro tipo de planta incluya conocimientos de diferentes grupos, incluso mujeres y hombres, sobre los siguientes puntos, entre otros:

Al tiempo de elaborar acciones sobre la base de tal estudio, también tenemos que trabajar con la población local. Los resultados de nuestros esfuerzos en la conservación y manejo adecuado de la biodiversidad dependerá de la incorporación activa de mujeres y hombres locales en la planificación y actualización del proyecto. Las actividades deberían personas que: 1) tienen conocimientos y toman decisiones sobre el uso de las plantas; 2) están involucradas en su colección, manejo, preparación, mercadeo o uso; 3) derivan beneficios de estas plantas; y 4) comunican la información a otras. Este ejemplo muestra algunos elementos básicos de propuestas metodológicas para estudiar y trabajar con enfoques botánicos utilizando métodos participativos.

Otro tipo de propuesta metodológica pertinente se refiere a estrategias para facilitar la participación equitativa de diferentes grupos de actores, específicamente hombres y mujeres, en los procesos de trabajo. Algunos de los métodos de investigación promovidos por Mujer y Desarrollo se basan en la desagregación de datos por género como aspecto principal. Mientras esta práctica asegura recabar información sobre las características de mujeres y hombres, no necesariamente garantiza la investigación de sus visiones, demandas y opiniones personales, ni tampoco de su posición política, filosófica, religiosa en relación a los temas de estudio. Así que, en vez de simplemente desagregar por sexos los diagnósticos y encuestas tradicionales, la consideración de género nos empuja a conceptualizar estos procesos desde sus bases. Las reflexiones sobre la conceptualización del otro, realizados en la corriente de análisis de género, contribuyen a motivar la formulación de metodologías diseñadas para facilitar el diálogo y el conocimiento de la subjetividad del otro -mujer y hombre- en la comunidad investigada.

Estos avances metodológicos contribuyen a asegurar que los roles y características, como también las visiones y demandas, de los hombres y las mujeres, son considerados en la investigación de realidades locales, para después servir como insumos a nivel del diseño, implementación, monitoreo y evaluación de acciones. Datos desagregados permiten proceder con un claro sentido de los actores de desarrollo en el lugar, y de los impactos sobre ellos. El diálogo intersubjetivo permite conocer la naturaleza y el significado de esta participación y el impacto desde el punto de vista de los diferentes actores.

Planificación e implementación equitativa para impactos sostenibles

En el campo de la planificación también encaramos el reto de articular estrategias elaboradas para diferentes enfoques y sectores. Entre los trabajos reunidos encontramos varios materiales sobre la planificación con métodos del Diagnóstico Participativo (los cuales ignoran las dimensiones de género), un par de guías para la planificación con consideración de género (que no entienden factores ambientales), y una guía de planificación que intenta combinar el enfoque de género con el ecológico (Jiménez 1994). Lo que realmente facilita la consideración de género y ambiente en esta última guía es una serie de interrogantes que motivan la reflexión en cada etapa del proceso de planificación.

En nuestro acercamiento encontramos dos limitantes metodológicas significativas en los marcos de la planificación. La primera es la naturaleza sectorial de las propuestas e instrumentos metodológicos, la cual reduce los parámetros de los factores a ser considerados y los impactos a buscar. La segunda es la definición de la familia o la comunidad como área de estudio y de acción, un parámetro que ignora las diferencias individuales de los actores dentro de la familia o comunidad, como también la importancia de fuerzas y contextos político-económicos más grandes que la comunidad. Las metodologías vigentes tienden a limitar el enfoque a espacios y problemas definidos, a fin de planificar estudios y proyectos manejables y factibles. Nuestro reto es recuperar las lecciones positivas de estas experiencias, para nutrir la formulación de nuevas estrategias más integrales y multiniveles.

Tenemos proyectos para trabajar con mujeres en la producción agrícola, en la crianza de cabras, en la educación popular, en la reforestación, en el manejo del bosque, y otros. Sin embargo, en las vivencias reales de las comunidades estos elementos y actividades no están segregados en términos de espacio, tiempo, recursos a objetivos. Trabajarlos aisladamente lleva a una resistencia por parte de la población local, o a una participación que suele resultar en desequilibrios en otras facetas de la vida.

Se ha observado desde algún tiempo que trabajar solamente con mujeres puede causar desequilibrios, como han sucedido con los muchos proyectos que trabajan únicamente con hombres. Como respuesta, se diseña investigaciones y proyectos con hombres y mujeres, frecuentemente denominados 'proyectos de género'. En este caso, recalcamos que la consideración de las dimensiones de género es parte del acercamiento del proyecto, y raras veces el tema a objeto del proyecto. En el campo es imposible separar el elemento "género'' de una comunidad o contexto para realizar una investigación o acción de género. Lo que realmente tenemos son proyectos de producción rural, agroforestería, organización, o lo que sea, realizados con consideraciones de género, o desde una perspectiva de género.

Existen avances interesantes en la formulación de metodologías integrales, especialmente en relación a objetos de estudio que son difíciles de encasillar. En el estudio y acción relacionado al manejo de cuencas, por ejemplo, tenemos que integrar métodos que consideren: la biodiversidad, la densidad de biomasa, el grado de pendiente, las características de los suelos, el manejo de leña para cecinar y madera para construir, prácticas en uso para el control y prevención de la erosión, el manejo de pastoreo, el manejo in situ de la diversidad genética, la nutrición, la reforestación y forestación, la transferencia de tecnología, la tenencia de la tierra, y mucho más. Unos acercamientos a problemas complejos se basan en la compilación de distintos estudios complementarios realizados con métodos adecuados para cada elemento (OEA 1987), mientras otros exploran métodos y acercamientos más integrales, en algunos casos influidos por las visiones de los habitantes (Chiqueno 1995).

Con pocas excepciones, las metodologías utilizadas en las ciencias y proyectos de desarrollo se enfocan en las comunidades locales. Estudiamos y analizamos los problemas, carencias, desigualdades etc. de las comunidades para cambiarlas, o ayudarlas. Nuestro rol como agentes externos pocas veces aparece en los enfoques de investigación, y tampoco se manifiestan las presiones y fuerzas político-económicas generadas a nivel regional, nacional e internacional.

Los instrumentos y metodologías de IFRI son, justamente, dirigidos a estudiar el rol e impacto de procesos. instituciones, normas y leyes locales y nacionales dentro de las zonas de trabajo (León 1994). Uno de los grandes desafíos metodológicos es profundizar procesos de concertación de planificación desde las bases (descentralización, regionalización, etc.) con condiciones y políticas nacionales e internacionales. Esperamos que sigan avanzando el IFRI y otras iniciativas para facilitar la posibilidad de que entendamos cómo los factores globales impactan a la vida local, y en consecuencia, logremos que las realidades y dinámicas de las comunidades locales sean tomadas en cuenta en el proceso de elaboración e implementación de políticas, programas y leyes a nivel nacional e internacional.

Evaluación y monitoreo

En estudiar las propuestas para métodos de evaluación y monitoreo, preguntamos: ¿cómo evaluar políticas, programas, proyectos?, ¿qué clase de impactos estamos buscando?, ¿cómo se caracteriza un avance o éxito en el trabajo? En relación a nuestro tema específicamente, ¿cómo evaluar el impacto de programas y proyectos sobre gestión ambiental y género en contextos locales?, ¿resultados inmediatos?, ¿impactos de mediano alcance?, ¿transformaciones sostenibles? La mayor parte de los sistemas para monitoreo y evaluación de proyectos se preocupa de las actividades del proyecto, la participación de las mujeres y hombres locales en el proyecto, y su impacto sobre ellas y ellos. Justamente por ser sistemas integrales y dinámicas que van macho más allá de los proyectos. ni género ni gestión ambiental son reducibles a indicadores medibles, y como consecuencia nos fuerzan a explorar nuevas estrategias de evaluación.

Estos retos y preguntas son explorados en una serie de publicaciones sobre monitoreo y evaluación, de las cuales la más comprensiva en nuestra bibliografía en términos de género es la de Caro y Lambert (1994). En el desarrollo humano más amplio tenemos "Propuestas para la construcción de indicadores de sostenibilidad social" (Ayales 1995). En otra literatura aparecen los sistemas para monitorear cambios en el ambiente, como la propuesta comprensiva de Fred Weber (1990 y 1991). Son pocas las propuestas que intentan integrar el monitoreo de proyectos e impactos sociales con el monitoreo de cambios en la base de recursos naturales. Destacamos en esta área el trabajo de D'Arcy Davis Case, "Desarrollo forestal comunitario: Diagnóstico, seguimiento y evaluación participativos" (1995).

Existen distintos procesos de monitoreo y evaluación que se sitúan entre los polos de los siguientes ejes: participativo-cerrado, informal-estructurado, interno-externo. Favorecemos los procesos participativos porque uno de los efectos más importantes del monitoreo con indicadores desagregados es la concientización continua a los implementadores y beneficiarios sobre las diferencias en roles, participación e impacto para hombres y mujeres.

Se abarcó el problema del monitoreo de impactos sociales y ecológicos en la Conferencia MERGE (Manejo del Ambiente y Recursos con Enfásis en Género) en la Universidad de Florida, realizado en marzo de 1995. En un taller sobre el tema, Eileen Muirragui presentó un acercamiento que aportó marcos, instrumentos y sobre todo cuestiones para avanzar el proceso (Muirragui 1995). Según Muirragui, el monitoreo y la evaluación son procesos de recolección y análisis de datos que permiten medir el progreso de actividades de desarrollo en términos de objetivos y metas. El monitoreo es un chequeo continuo que mide el progreso dentro del marco dado en el diseño, mientras que la evaluación es un estudio más profundo que cuestiona el diseño, la relevancia, y el impacto más profundamente. Sistemas de monitoreo y evaluación permiten medir el progreso, documentar logros, medir impactos, identificar debilidades y puntos fuertes, involucrar a beneficiarios de actividades de desarrollo, mejorar la administración y la eficacia de actividades y proyectos, comparar los costos y beneficios, compartir experiencias mejorar la planificación futura y preparar informes para agencias financiadoras.

¿Por qué incluir género en estos sistemas de monitoreo? Indicadores desagregados por sexo ayudan a monitorear el nivel de participación masculina y femenina, identificar obstáculos para su participación. comparar cambios para hombres y mujeres durante el proceso, y remediar lagunas en los datos a fin de reducir la invisibilidad de las mujeres. El análisis de género permite determinar si en la actividad o proyecto parece haber discriminación o diferencias entre hombres y mujeres en términos de participación, acceso a recursos, acceso a beneficios o impacto. También alerta sobre si las desigualdaes preexistentes están aumentando o disminuyendo a causa de los proyectos o programas.

VII. Proyectos técnicos

En esta sección reflexionamos sobre una serie de acercamientos y proyectos técnicos en el contexto de los temas examinados y con relación a los diferentes roles de mujeres y hombres y los impactos sobre ellas y ellos. La discusión contribuye a identificar y clarificar las relaciones entre variables de género y la adaptación e impacto de nuevas prácticas y tecnologías en comunidades de base, y ayuda a aprovechar lo aprendido de diversas experiencias a fin de multiplicar los aspectos e impactos positivos.

Antes de explorar respuestas técnicas a problemas ambientales, consideramos las causas de los problemas que se presentan y las posibilidades de responder a éstas mediante la promoción de sistemas y condiciones más equilibradas y con menos impacto negativo. Las causas a considerar se constituyen de factores sociales, culturales, políticos, económicos, demográficos y otros. Esta posición supone que las respuestas técnicas que pueden ser implementadas inmediatamente para reforestar áreas desiertas, frenar erosión severa, etc., deben ser acompañadas con programas para eliminar o reducir las causas sociales, económicas y políticas del problema en el largo alcance.

En el ensayo titulado "¿Qué implica un proyecto técnico?" comentamos y comparamos una serie de proyectos con fines de reforestación y forestación; la seguridad alimentaria y energética y la subsistencia rural; y el freno de la degradación y erosión de tierras y bosques. Consideramos las diferentes expresiones y priorizaciones de los objetivos de estos proyectos en relación a las metodologías que adaptan para su implementación.

1. Las causas sociales de los problemas ambientales a las cuales pretendemos responder con proyectos técnicos

La prevención o reducción de la degradación forestal y ambiental se debe basar en el conocimiento de y respuesta a las causas del problema. Muchos proyectos con recursos naturales e incluso una gran parte de los análisis académicos de problemas ambientales, se restringen a parámetros técnicos. En las palabras de William Durham, "Los términos del debate actual sobre los 'desafíos críticos' de población, recursos y medio ambiente (UNFPA) son generalmente establecidos por ecologistas y economistas. Las consecuencias ambientales de, por ejemplo, las relaciones étnicas, la valoración cultural de recursos,la estructura social interna de poblaciones humanas; o las estructuras más globales de relaciones internacionales, para identificar unos cuantos factores, son frecuentemente ignoradas o subestimadas" (Durham 1995:250).

En este módulo reunimos una serie de estudios de problemas ambientales específicos que examinan las causas sociales de la degradación de bosques y otros recursos. Por casos latinoamericanos, ver, entre otros, Bedoya 1995, Collins 1988, Gisbert y otros 1994, Jones 1995, Escalante 1995, León de Leal 1980, Painter 1995, Paulson 1994, Pérez 1991 y Zimmerer 1993. Estos estudios concuerdan en la observación de que la degradación ambiental en las situaciones especificas es fundamentalmente relacionada con la desigualdad socioeconómica y específicamente el acceso desigual a recursos naturales.

En su articulo "Political Ecology and Environmental Destruction in Latin América" (1995), Durham realiza una lectura comparativa de una serie de casos de diferentes países de América Latina, que lleva al descubrimiento de una estructura común detrás de los distintos procesos de degradación ambiental. El expresa que una serie de fuerzas culturales y político-económicas determinan la forma y gravedad del impacto de las poblaciones humanas sobre su medio, aunque su influencia no es directa o transparente. "Una de estas fuerzas, se arguye, son las relaciones sociales dentro de y entre las poblaciones, cuya forma de institucionalización en América Latina esencialmente garantiza un acceso desigual a los recursos. Esta desigualdad básica contribuye a la destrucción ambiental mediante dos vías distintas: una que puede ser llamada la acumulación de capital... y la otra que puede ser llamada simplemente el empobrecimiento." (Durham 1995: 252).

La implicancia de esta hipótesis para el trabajo técnico es que se debe explorar las relaciones sociales de tenencia y distribución de tierra y otros recursos como variables criticas en virtualmente todos los casos, considerando las seguientes preguntas: ¿Cuáles impactos tienen las prácticas de producción/explotación realizado por empresas grandes con la finalidad de producir excedente capitalista? ¿Qué impacto sobre el medio tiene la reducción y pérdida de acceso a tierras por parte de familias pobres, mujeres y hombres? ¿Es que la escasez de tierra implica cambios en los roles de género? ¿Es que las familias con jefas femeninas solas tienen menos acceso a tierras y otros recursos? ¿Cuáles son los costos sociales y ambientales de trabajar tierras marginales y degradadas, alquilar, arrendar o trabajar en compañía?

Tales consideraciones son cruciales en la prevención de impactos secundarios no deseados por parte de proyectos técnicos. Por ejemplo, en muchas comunidades andinas las familias y personas más pobres dependen del acceso a tierras comunales donde pastan ganado para otras familias o recolectan leña para la venta. Si un proyecto intenta mejorar el ambiente de una comunidad mediante la forestación y conservación de las áreas comunes, puede forzar a estas familias y personas a recurrir a estrategias más degradantes todavía. De igual manera. en casos donde las causas sociales de la deforestación incluyen el sobrecargo de trabajo y la falta de tiempo para las mujeres, quienes pastan sus animales y recolectan leña, un proyecto que propone cercar las áreas verdes para protegerlas probablemente contribuirá a intensificar ciertos problemas de deforestación y de trabajo de las mujeres, entre SUS otros impactos.

Así que la ordenación del uso territorial y de recursos es influido por una serie de factores y fuerzas que deben ser tomadas en cuenta. Una parte de la solución depende de la investigación y análisis continuo de los recursos y necesidades en las familias afectadas, así como sus sistemas y niveles de producción, incentivos, objetivos y procesos de decisión durante todo el ciclo del proyecto. Todos estos aspectos de vida son fuertemente influidos por variables de género.

Una dimensión pertinente de la degradación se refiere a las presiones del mercado y los correspondientes usos económicos del bosque y la tierra. Individuos y grupos utilizan sus recursos forestales para generar ingresos mediante la venta de madera, leña o carbón, y la colección y semi-domesticación para la venta de productos (alimentos, materiales para artesanía, etc.). Estos usos y sus intensidades e impactos, varían entre grupos socioeconómicos, de género y etnicos. Los incentivos y metodologías para realizar prácticas más sostenibles también varían por grupos.

La expansión de la frontera agrícola -impulsada por fuerzas como la presión demográfica, pobreza, inseguridad de tenencia, degradación de tierras existentes, entre otras- es otra causa importante de la deforestación y la erosión. Durante los últimos 30 anos, en todos los países de América Latina se han implementado políticas y proyectos de desarrollo agrícola que promueven la expansión de la frontera agrícola y la intensificación de la producción con el objetivo de incrementar la producción y, como consecuencia, apoyar la seguridad alimentaria nacional, reducir los precios para los consumidores urbanos e impulsar el crecimiento económico nacional. Los actuales intentos de reducir los impactos dañinos de estas prácticas mediante técnicas agroecológicas y de conservación, no pueden ser más que parches cosméticos si no son realizados como parte de acciones más amplias para restablecer el equilibrio a nivel de sistemas integrales en su totalidad y dentro de marcos de sostenibilidad en el mediano y largo plazo.

En los resultados de un estudio realizado en el Valle Alto de Cochabamba, Carl Zimmerer explica que lo que aparecen como prácticas técnicas dañinas por parte de los agricultores no son simplemente problemas técnicos que pueden ser solucionados con la capacitación, la transferencia de paquetes 'mejorados' y la difusión de innovaciones 'agroecológicas'. La erosión hidráulica de suelos en la cuenca del río Calicanto es debida no solamente a la significativa susceptibilidad a la erosión producto de factores físicos sino también es derivada de factores en el uso de la tierra. Un factor principal el la intensidad de la producción agrícola y ganadera. Las familias campesinas ve'' esta intensidad en el uso de la tierra/U como necesaria para su sobrevivencia. Aquí se destaca la relación entre la necesidad de utilizar intensivamente los recursos naturales hasta sobreexplotarlos y la pobreza de las familias campesinas que enfrentan pocas oportunidades de mejoras económicas" (Zimmerer 1992: 25). El análisis revela que las extremas condiciones de vida el reducido acceso a recursos, los patrones de migración y otros, son interrelacionados en los proceses de empobrecimiento que limitan las posibilidades de una producción rural que sea ecológicamente sostenible.

En un análisis más completo del problema, Zimmerer (1993) comenta que la erosión severa en los Andes contribuye al incremento de la pobreza y limita el desarrollo rural mediante la reducción de la capacidad productiva de actividades agropecuarias. Estas tendencias contribuyen a la migración, al crecimiento urbano no deseado y a las crisis sociales relacionadas a la coca-cocaína y el terrorismo (Healy 1986). La erosión también perjudica a las cuencas, multiplicando la extensión del impacto dañino. Zimmerer explica que los gobiernos de casi todos los países andinos han iniciado programas para controlar la erosión, "Pero en machos casos los esfuerzos de conservación son limitados por falta de información relacionada a las causas humanas de la erosión lo que imposibilita la elaboración de propuestas factibles y sostenibles para un manejo de recursos que comprenda el desarrollo y la conservación" (Zimmerer 1983: 1659).

En una reflexión sobre investigaciones desde la perspectiva de la ecología política, Painter concluye: "Las investigaciones sobre la destrucción ambiental en América Latina con este enfoque han contribuido a clarificar algunos puntos centrales de cualquier plan de acción que busque revertir o frenar el problema ambiental. Primero, que la destrucción ambiental asociada con los sistemas productivos a nivel de pequeños agricultores es resultado de su empobrecimiento en términos absolutos o relativos a otras clases sociales. El empobrecimiento a menudo ocurre en el contexto de pérdida de tierras y subyugación por la violencia por parte de individuos ricos e intereses grandes involucrados en la especulación de tierras, como también por parte de autoridades del Estado (Collins 1986). Segundo, mientras se ha dirigido más atención a la degradación ambiental asociada a los sistemas productivos de pequeños agricultores debido al acceso más fácil a éstos mucho más tierra ha sido degradada por las actividades de los individuos y empresas grandes" (Painter 1995:8).

2. ¿Qué implica un proyecto técnico desde la perspectiva de género o forestería comunal?

Reforestación y forestación1

LA REFLEXIÓN DESARROLLADA AQUÍ EN RELACIÓN A PROYECTOS FORESTALES SE BASA EN TRABAJOS Y ANÁLISIS REALIZADOS POR ING. ISABELLE CAUJOLLE Y SRA. ANA CHOQUE, MIEMBROS DEL GRUPO DE TRABAJO INTERDISCIPLINARIO.

Si juntamos 20 mujeres y les damos a cada una 20 plántalas y capacitación técnica, ¿tenemos un proyecto de forestería comunal con enfoque de género? Como nos muestra una serie de excelentes trabajos que analizan el tema, el trabajo forestal con enfoque de género e incluso con enfoque mujer es mucho más complejo que eso (Balarezo 1994, FAO/OSDI s.f., Raintree 1993, Rojas 1990, 1993). El resultado más importante de la aplicación de perspectivas de género a la forestería no es el involucramiento de mujeres en los proyectos existentes, sino el desarrollo de nuevas concepciones y acercamientos que sean más integrales, más participativos y más sostenibles en términos sociales y ecológicos.

Una de las consideraciones centrales a género y forestería es el balance, o equilibrio, de diferentes elementos naturales y humanos dentro de sistemas de vida. En la introducción al libro "Restableciendo el equilibrio" (FAO/OSDI s.f.), se explica:

Restablecer el equilibrio es un objetivo mucho más amplio que plantar árboles o incrementar la producción, y también más difícil de lograr. Entre las muchas complicaciones, mencionamos las tensiones entre buscar el equilibrio de sistemas familiares y el de ecosistemas más grandes, como son las cuencas o regiones. Para reflexionar sobre las dimensiones del problema, consideramos y comparamos dos proyectos forestales en Bolivia, los cuales tienen objetivos, métodos y resultados distintos, como también logros reales diferentes, cada uno con su propio valor. Estos proyectos son el Programa de Repoblamiento Forestal (PROFOR/CORDECO-IC-COTESU) y Desarrollo Forestal Comunal en el Altiplano Boliviano (FAO/Potosí).2

PARA UNA REFLEXIÓN COMPARATIVA COMPLEMENTARIA, VER "ENFOQUES PARTICIPATIVOS VS. ENFOQUES PROMOCIONALES PARA LA PLANTACIÓN DE ARBOLES EN TIERRAS PRIVADAS: EXPERIENCIAS DE LAS COLINAS CENTRALES DE NEPAL", POR JANE CARTER Y JANE GRONOW EN REVISTA BOSQUES, ARBOLES Y COMUNIDADES RURALES (1993).

El PROFOR comprende una serie de esfuerzos -desde el manejo de viveros hasta la plantación y cuidado de bosques comunales y privados- que contribuyen a promover la reforestación masiva. PROFOR fue iniciado en 1984, y hasta la fecha ha logrado promover la plantación de 15 millones de árboles, reforestando unas 8 mil hectáreas en el departamento de Cochabamba. La proporción de área trabajada por PROFOR en términos de superficie forestada ha sido suficiente como para hacer impactos ambientales importantes a nivel de numerosas cuencas y ecosistemas locales, especialmente en cuanto a la reducción de la erosión hídrica y las inundaciones.

En los diez años del proyecto, PROFOR ha evolucionado con la aplicación de nuevos enfoques y métodos como también con la incorporación de información y análisis resultantes de investigaciones llevadas a cabo dentro del proyecto. Según sus términos de referencia actuales, PROFOR tiene la finalidad de contribuir al desarrollo forestal rural sostenible, coadyuvando al mejoramiento ambiental, con el objetivo general de consolidar una forestería rural participativa que fortalezca la economía campesina.

Para el proyecto FAO/Potosí, lograr un impacto ambiental regional tiene menos prioridad que la participación local y de género, que en este caso incluye atención especial a las mujeres. El proyecto explica su perspectiva en un Boletín Informativo:

En su documento de trabajo "Una experiencia de forestería participativa con enfoque de género", Ana Choque explica que "El proyecto adapta como estrategia trabajar a partir del enfoque de género promoviendo sobre todo la participación activa de mujeres en actividades agroforestales por tres motivos principales que son la equidad eficiencia y complementariedad." Cada uno de estos tres motivos conlleva una serie de cuestionamientos conceptuales y metodológicos y pueden surgir contradiciones entre ellos. Es importante recalcar que, mientras este tipo de reconocimiento y apoyo a las mujeres es válido y lógico en el contexto dado, la priorización de las mujeres no es en absoluto necesaria para que un proyecto tenga enfoque de género.

Choque observa que en los programas de forestería tradicional, las mujeres trabajan en viveros, plantaciones y otras actividades forestales y, sin embargo, no participan en procesos de capacitación ni en decisiones sobre qué van a plantar, dónde, etc., las cuales se toman en asamblea, donde no hay mujeres generalmente. Para incorporar mejor a las mujeres en estos niveles, el proyecto ofrece capacitación diseñada y dirigida especialmente a ellas, y fortalece su participación en las decisiones relacionadas al proyecto.

En los materiales y mensajes de capacitación del proyecto FAO/Potosí, se sugiere un cambio en los roles y relaciones de género, a fin de facilitar la participación de las mujeres en el proyecto. Por ejemplo, el rotafolio "Participación y organización de mujeres campesinas" incluye una serie de láminas representando escenarios donde los roles de género tradicionales son cambiados: un hombre está acarreando agua, bañando al bebé, pastando ovejas, mientras que una mujer está dirigiendo una reunión. Este tipo de propuesta toca un número de temas controvertidos. ¿Es que un proyecto con enfoque de género debe, por definición, intentar de cambiar los roles y relaciones de género vigentes en la comunidad meta? ¿Tenemos el derecho o la capacidad de evaluar sistemas de género ajenas para después imponer modelos que nosotros consideramos mejores?

En ningún caso las respuestas son fáciles. La verdad es que toda injerencia en la vida local por agentes externas -sea capacitación técnica, crédito, fortalecimiento organizacional, atención médica a otro- provoca cambios en las situaciones de género de los participantes (y a veces incluso de los no participantes) en las actividades. Los proyectos que consideran las dimensiones de género pueden ser más sensibles a estos impactos, y tratar de prevenir impactos desiquilibrantes. Si un proyecto también propone el cambio de sistemas de género como un objetivo explícito de sus acciones, correspondiente a sus mandatos y su posición política, los cambios apoyados deben responder a demandas locales y no así a agendas ajenas.

En todos los casos es beneficioso conocer los roles y los conocimientos de mujeres y hombres locales. Dentro del proyecto FAO/Potosí se ha realizado una investigación de conocimientos en agroforestería de mujeres campesinas, que resultó en un mejor conocimiento de la visión local del ambiente y de cambio histórico. "Las mujeres campesinas conocen cómo era antiguamente el entorno forestal nativo y están conscientes de la situación actual... alistan árboles, arbustos, pastos y explican sus usos como forraje, etc." (Choque 1994). El conocimiento de ellas no sólo abarca la parte botánica, sino también los diferentes sistemas y prácticas de manejo social de pastoreo y silvicultura, lo que puede ayudar a recuperar o adaptar sistemas que han sido más productivos y sostenibles que los actuales.

También se aprendió que las categorías "nativo" y "exótico" son muy reales para las mujeres, e implican diferentes sistemas de manejo. Choque escribe: "Un sector de la población piensa que, también, va ser la naturaleza la que repare el entorno forestal nativo que se está perdiendo y quieren reemplazar con árboles exóticos; una respuesta típica al respecto fue: 'Nosotras queremos eucaliptos, álamos, árboles grandes, los arbustos pequeños como la t'ola, salibaya, ajrawayu crecen de por sí, sin necesidad de plantar; aunque sería bueno plantar ¿no?', aun estando conscientes de que son distancias lejanas que tienen que recorrer tanto para aprovisionarse de leña, como para pastar a sus animales."

Este tipo de conocimiento es muy valioso para la estrategia forestal de los proyectos, y complementa los logros técnicos de PROFOR. Consideramos estos dos acercamientos a la forestería mediante una reflexión en relación a los principios de equidad, participación, integralidad y sostenibilidad de las intervenciones.

EQUIDAD

El principio de equidad puede referirse a equidad de género entre hombres y mujeres o de equidad entre diferentes grupos socioeconómicos o étnicos. ¿Por qué inquietud de equidad en la forestería?, ¿en qué forma?, ¿cómo se define o se mide la equidad entre los roles que tiene cada uno en el sistema de producción? Conocer las relaciones de género existentes en el sistema y tomarlas en cuenta al integrar la forestación conduce a saber quién hace qué, por qué, cuándo, para después trabajar con la gente involucrada respetando los roles existentes para no introducir nuevos desequilibrios.

El proyecto FAO/Potosí tiene dentro de sus objetivos la voluntad de trabajar en forestación de manera que impacte sobre los sistemas de género tradicionales para que sean más equitativos. Tratan de promover la equidad a nivel operativo del proyecto, como también a nivel de vida local en general vía la integración de las mujeres en el proyecto, quienes en el campo participaban en todas las actividades pero se quedaban atrás en reuniones y decisiones comunales. El proyecto elaboró materiales como rotafolios y libretas' mostrando los roles de cada uno y subrayando su importancia en la vida de la familia y de la finca, a fin de que la valoración de los diferentes roles sea más equitativa -o sea, que se reconozca y respete las actividades femeninas tanto como las masculinas-. Capacitan a extensionistas y técnicos sobre este tema para promover la reflexión y revaloración de género como parte de la extensión.

Por otra parte, PROFOR durante varios años ha trabajado con todos los que querían y podían participar, sean hombres o mujeres, dueños de propiedad privada o comunidades, teniendo como objetivo plantar lo máximo de superficie cada año y no así involucrar ciertos grupos sociales. Aquí el factor de equidad opera a diferente nivel: el mejoramiento ecológico de una cuenca o comunidad afecta a todos los que dependen del medio. En este contexto tenemos que preguntar si los impactos son equitativos para las familias con más tiente a los de menos tierra, los agricultores frente a las pastoras, las familias con tierras privadas reforestadas y las que viven cerca o debajo de estos bosques privados, etc.

Cinco años después del comienzo del proyecto, PROFOR tomó en cuenta la necesidad de considerar a todos los actores productivos en las actividades del proyecto, especialmente las mujeres. Comenzó a trabajar con mujeres para que ellas conozcan y participen más en forestación, con limitados resultados. Después institucionalizaron consideraciones de género en la estructura del programa, y actualmente están buscando las herramientas para trabajar con enfoque de género y equidad, sobre todo a nivel operacional.

Las cuestiones de equidad socioeconómica se cruzan con las de género. Un proyecto puede dirigirse al mejoramiento económico de la vida en general en el área rural o hacia grupos determinados como comunidades o familias seleccionadas. En la mayoría de los contextos, resulta mucho más fácil trabajar con las familias o individuos que tienen más interés, recursos y capacidad de participar. Es más fácil trabajar con grupos pequeños a nivel de decisiones y capacitación sobre la implementación y gestión de las plantaciones de árboles. Las cuestiones de equidad surgen en cuanto los participantes del proyecto reciben mayores beneficios educativos, materiales, económicos a otros, cambiando el balance entre ellos y los no participantes. El proyecto FAO/Potosí reconoce este proceso y escoge explícitamente trabajar con mujeres (en muchas instancias de familias pobres) a fin de que el otorgamiento de poder y beneficios a ellas tenderá a mejorar el balance desigual existente.

El PROFOR trabaja tanto con actores privados como comunidades. El trabajo con familias particulares que reforestan áreas significativas de su propiedad privada permite más eficiencia en términos de superficie forestada y de mejoramiento ambiental para el beneficio de todos. Al mismo tiempo, el trabajo con comunidades requiere más tiempo y recursos para la extensión, organización y decisión, pero es más equitativa en términos de participación en el proyecto.

Dejamos a la consideración distintas interrogantes en cuánto a la equidad. ¿Un proyecto puede ser una fuente de conflictos, de desequilibrio dentro de una comunidad? ¿Podría correr el riesgo de aumentar entre participantes y no participantes las diferencias en nivel de vida y poder en la comunidad? Al mismo tiempo, ¿la colaboración exitosa con algunos líderes podría servir de ejemplo y motivar a la comunidad o a otra gente para participar en los esfuerzos? Estas preguntas deben ser clarificadas en relación a los objetivos y propuestas técnicas del proyecto. Por ejemplo, el trabajo con líderes puede tener un efecto motivador y multiplicador más importante y equitativo en la agroforestería que en la plantación masiva, considerando que la mayoría de los agricultores están en condiciones de participar y beneficiarse de la primera pero no de la segunda.

INTEGRALIDAD

Se puede considerar un proyecto de forestación también en términos de integralidad. ¿Cómo está integrada la forestación al sistema agrosilvopastoril existente? ¿Cómo se integraría la forestación dentro de las actividades del grupo (mujeres, hombres, familias) en la agroforestería familiar tanto como en la forestación masiva? ¿Porqué se puede necesitar la integración del árbol al entorno (sistema de producción)? ¿En el caso de agroforestería, la plantación y cuidado del árbol está dentro de las áreas y tareas de cultivo o de pastoreo, y después el árbol hace parte de estos sitios¿? En la forestación masiva, la elección del lugar necesita tomar en cuenta el entorno físico como humano, y casi siempre implica una reordenación del uso territorial.

El árbol puede cumplir diferentes roles que dependerán de las necesidades de la gente del lugar; estas necesidades dependen a su vez del sistema de producción y las prácticas, valores y creencias culturales. Si no se toma en cuenta la integralidad del sistema de producción pueden ocurrir conflictos. Por ejemplo, entre las áreas de pastoreo y de forestación (cuidado de plantaciones, animales), nivel de disponibilidad de mano de obra de hombres y mujeres (considerar las otras actividades tiente a la forestación), y a nivel de otros parámetros que forman el sistema. Integrar el árbol al sistema de producción existente necesita de conocimiento, lo que requiere una visión multidisciplinaria y no restringida a lo forestal.

Por ejemplo, PROFOR hace plantaciones masivas de manera sectorial, buscando el mejoramiento económico principalmente con plantaciones comerciales que coadyuvan la protección del medio. Considera la agroforesteria como muy marginal porque no es fuente directa de ingresos y no es eficiente en cumplir sus objetivos. Justamente, la participación de mujeres locales en reuniones de capacitación y planificación con PROFOR, fue significativa en llamar la atención de los extensionistas al interés de la gente para trabajar con sistemas agroforestales y plantas nativas.

En el proyecto FAO Potosí existe desde el principio planes forestales comunitarios donde se toma en cuenta el sistema tanto para agroforestería como para plantaciones, también el enfoque género permite un conocimiento del conjunto de actividades de mujeres y hombres. Para ver ¿cómo introducir el árbol de forma participativa, con quiénes?, se debe preguntar primero ¿por qué introducir el árbol?, ¿qué objetivo se busca (protección del ambiente, leña, madera para renta, forraje)?

PARTICIPACION

¿Con quién se lleva a cabo la forestación?, ¿en qué participan los diferentes actores, con cuál poder de decisión?, ¿cuáles son los agentes que participan en la planificación, implementación, monitoreo, evaluación y aprovechamiento de los beneficios de la forestación?, ¿por qué existe tal o cual repartición entre roles de los actores las diferentes etapas?, ¿por organización del proyecto?, ¿se explica la exclusión o marginación de algunos actores en ciertas etapas por descuido, eficiencia, facilidad o voluntad?

¿Cómo lograr la motivación de la gente (si el proyecto vale la pena desde su punto de vista), haciéndoles participar? ¿Es que mujeres y hombres responden a diferentes clases de incentivos? ¿Se puede implementar un proyecto forestal sin participación local a nivel de las desiciones de lugar, cantidad, especie, superficie, fecha, simplemente dirigiendo su participación laboral y asesorando según los criterios técnicos del trabajo?

La no participación de la gente o la falta de comunicación con ellos puede generar conflictos o malentendidos entre personas de la población local, entre la comunidad y el proyecto, contribuyendo a fracasos. Por ejemplo, en el PROFOR inicialmente no había participación de la gente en todas las etapas. En cuanto a la planificación, el proyecto tenía el poder de decisión supremo y determinó las reglas de juego, las que explicaron a las comunidades en reuniones para decidir detalles sobre lo que se quería o podía hacer. Los campesinos participaban en decisiones sobre la implementación.

Es claro que el enfoque en participación de la gente y especialmente de mujeres, implica un proceso más lento en términos de logros técnicos, como son el número de árboles plantados o hectáreas reforestadas. El proyecto de FAO/Potosí prioriza la participación y asume el costo de más tiempo y más recursos humanos para responder a las demandas de diálogo, capacitación y planificación participativa.

SOSTENIBILIDAD

En el contexto de proyectos forestales, hablamos de sostenibilidad pero es necesario preguntar, ¿se prioriza la sostenibilidad de qué'?

Entre las dimensiones del proyecto que podrían ser sostenibles, se puede preguntar ¿cuáles son las posibilidades de que se siga las actividades de forestación sin la ayuda de un proyecto?, ¿existen resultados económicos, sociales, ambientales suficientemente interesantes y notables para que los interesados continúen esa actividad?

El uso de incentivos conlleva la cuestión: cuando atraemos la atención y participación de la población local mediante incentivos. ¿dejarán de tener interés cuando se terminan los incentivos? En el caso de PROFOR, se ha ofrecido una serie de incentivos, como el apoyo en la construcción de caminos, para interesar a la gente en la plantación forestal. En algunos casos el interés siguió aun cuando se dejó de ofrecer incentivos. Actualmente, PROFOR experimenta una demanda espontánea de comunidades que piden apoyo en forestar sus comunidades.

También puede considerar la sostenibilidad de la participación de los diferentes actores involucrados en la actividad. ¿Podría ser que ciertos actores dejen de participar si no se ha respondido a sus necesidades particulares, si no se ha tomado en cuenta sus demandas e ideas en las decisiones? ¿Tiene la gente la posibilidad técnica, económica para seguir? ¿Sus actividades dependen de una fuente de material exterior que está lejos o es costosa?

Por ejemplo, PROFOR tiene viveros centrales donde técnicos especializados germinan y crían a las plántalas. Cuando la gente quiere plantar, tiene que pedir al vivero central las plantas. En contraste, FAO/Potosí ha formado viveros comunales, donde las personas locales aprenden a criar plantas. La capacidad y la calidad de producción de plantas es superior en un vivero central manejado por técnicos y el sistema central es más eficiente y conveniente para plantaciones masivas. Sin embargo, para poder sostener sus actividades forestales después del proyecto, la población local necesitaría otra fuente de plántalas. Existen propuestas intermedias, como una cooperativa de campesinos que se encarga de un vivero para una o varias comunidades. Actualmente PROFOR está experimentado con viveros intermedios y otros arreglos.

En conclusión, los dos proyectos forestales comparten objetivos generales similares "de mejorar el nivel de vida de comunidades rurales mediante la forestación". También tienen objetivos específicos distintos: la satisfacción de necesidades locales en productos forestales frente al mejoramiento del medio. En respuesta a estos marcos, los proyectos desarrollan métodos bastante diferentes y no buscan el mismo resultado en cuanto al tipo o proporción de forestación, ni en cuanto a la participación de la gente involucrada. Uno busca introducir el árbol dentro del sistema de producción mediante la participación protagónica de mujeres, y el otro busca plantar muchos árboles para la producción de materiales forestales y el mejoramiento ambiental.

La seguridad alimentaria y energética y la subsistencia rural

La seguridad alimentaria es un enfoque muy interesante en relación a nuestro trabajo, porque requiere, por definición, un acercamiento integral y multifacético que tome en cuenta una amplia gama de elementos, factores y relaciones. El estudio de -y trabajo con- la seguridad alimentaria también plantea cuestionamientos para los paradigmas de desarrollo en general, en cuanto demuestra que los procesos de desarrollo que son medidos por indicadores clásicos como el incremento de ingresos o toneladas producidas, no necesariamente corresponden con un mejoramiento en la salud, seguridad y bienestar general de la población.

Se ha encontrado, mediante estudios en algunas regiones, que cuando se incrementa la comercialización de la agricultura, el trabajo asalariado o la migración, se cambian las prácticas alimentarias de las poblaciones rurales con efectos nutricionales negativos. En el Caribe, por ejemplo, sistemas agroalimentarios tradicionales mantenían una variedad de cultivos principales ysecundarios que proveían una dieta balanceada, mientras la adaptación de cultivos comerciales contribuyó a reducir la diversidad y a empeorar la nutrición de familias agricultoras (Chase 1988). En éste, como otros casos, la productividad y los ingresos de la familia han mejorado al costo de la salud y alimentación de los miembros de la familia. En otros contextos, una mayor dependencia sobre el mercado pone en riesgo la seguridad alimentaria, que viene a ser más vulnerable a la amenaza de desempleo, fracasos en la producción comercial, y otros acontecimientos. En una revisión de investigaciones sobre el tema, se observa que este patrón se está generalizando en tanto que más familias se integran a los mercados nacionales e internacionales (GENYSIS 1991:5).

Nuestra bibliografía incluye una serie de trabajos, los cuales demuestran que la seguridad alimentaria no es una ecuación simple. Estos trabajos consideran que seguridad alimentaria quiere decir estrategias y mecanismos que aseguran la sobrevivencia diaria y generacional, en condiciones propicias y en momentos de crisis o cambio, sequías, plagas, etc. Tratan de los delicados balances entre la producción para el consumo y el mercado, el manejo silvicultural y la producción para el consumo familiar.

En el libro "Bosques, árboles y alimentación" (FAO 1993), se exploran las múltiples interrelaciones entre el manejo de la seguridad alimentaria y las prácticas silviculturales, también tomando los principios de equidad, integralidad y otros considerados arriba. El prólogo resume la perspectiva desarrollada:

El estudio intensivo de Elena Cordero (1993) considera la organización social y técnica de la satisfacción de necesidades alimentarias de familias en Tapacarí, Bolivia. Cordero observa que el sistema se basa en el manejo e integración de recursos y actividades diversas: alimentos cultivados en la comunidad, alimentos adquiridos en el mercado, vía trueque, compra/venta, 0 a través de donaciones; el consumo de plantas nativas silvestres, leña, bosta y otras fuentes energéticas, etc. El análisis vincula diferentes actividades que no se relacionan de manera directa y transparente. Por ejemplo, muestra que en la organización social del sistema alimentario, lo pecuario y lo agrícola son interdependientes en muchos aspectos: la producción del estiércol de oveja fertiliza los terrenos de papa; la comida (mayormente papa) se cocina con bosta de llama; el queso es vendido en el mercado, o cambiado por maíz para consumo, y otros.

Cordero describe un conjunto de actividades que giran en torno al proceso de seguridad alimentaria, para garantizar el abastecimiento de alimentos durante el año. Estas actividades normalmente se categorizan en tres áreas: lo agrícola, lo pecuario y lo artesanal. Entendemos las interdependencias entre estos 'sistemas', en términos de 'sistemas complementarios', considerando los roles de los responsables de diferentes áreas como también complementarios. Sin embargo, el estudio de la seguridad alimentaria como único sistema integral en el acercamiento de Cordero nos abre una reconceptualización. Primero, muestra que en realidad los tres sistemas forman parte del mismo espacio ecológico, económico, laboral, nutricional, etc. Y, segundo, nos permite ver que la noción de "complementariedad" está muy ligada a visiones sociales de las relaciones entre diferentes roles y actores socioculturales (por ejemplo, lo que se llama la "complementariedad andina de género") y que no surge básicamente de diferencias en los recursos utilizados ni de los objetivos finales de las diferentes actividades.

Como consecuencia de ver que la organización compleja de seguridad alimentaria no encaja en los rubros y disciplinas tradicionales, nos motiva a elaborar los acercamientos de género y forestería comunal, los cuales permitan ver la totalidad y analizarla según los patrones de organización social del conjunto de factores, elementos y actividades.

Frenando e a degradación y erosión de tierras y bosques

Biodiversidad

Para la mayoría de las comunidades rurales, el manejo de la biodiversidad agroforestal no significa la conservación de la naturaleza en si, sino el manejo y utilidad práctica de las plantas en un ecosistema dinámico. En este sentido, los conocimientos de las mujeres y hombres son valiosos para ellos en tanto les permiten entender y manipular el ambiente socioeconómico y biofísico en su beneficio y para sus propios fines, dentro de los cuales se priorizan la continuidad y el sostenimiento del sistema.

En los últimos años el énfasis está dirigido a la necesidad de conservar la biodiversidad in situ, manteniendo especies en sus hábitats naturales, donde siguen evolucionando en respuesta a condiciones cambiantes. Este contraste con conservación del material genético ex situ en bancos donde el germoplasma está congelado en términos evolutivos. Evidencia de varias partes de América Latina indica que mujeres y hombres juegan roles cruciales y complementarios en la mantención de la biodiversidad in situ, en huertas y parcelas familiares, manejo de áreas de pastoreo y recolección de leña, mediante la selección y almacenamiento de semillas, etc. (Watson y Almanza 1994). Estas actividades de mujeres y hombres son parte del manejo activo de la biodiversidad como parte integral de los procesos de evolución y equilibrio de sistemas socioecológicos.

Estudios recientes enfocan los roles y conocimientos de mujeres en procesos específicos de manejo de recursos genéticos, dando evidencia de que en diferentes partes de América Latina las actividades de mujeres, especialmente en huertas familiares y en la crianza de ganado contribuyen al mantenimiento de la biodiversidad. En las alturas de Perú, mujeres mantienen huertas en sus patios, dentro de las cuales ellas cultivan hierbas, experimenten con nuevas variedades de cultivos y mantienen antiguas variedades. En el Río Ucayali, en la Amazonia, mujeres recolectan y cultivan hierbas para comida y medicina, manteniendo huertas en lugares frecuentemente inundados -los pedazos flotantes de las huertas redistribuyen las especies a lo largo del río (Padoch y Pinedo-Vásquez 1991).

En los Andes, grupos indígenas han manejado el germoplasma de ganado: camélidos, cuyes, ovejas, cabras, mediante diferentes procesos. muchos de los cuales son protagonizados por mujeres. Por ejemplo, la diversidad genética en los hatos de ovejas y llamas cuidados por mujeres es mantenido por ellas mismas, quienes seleccionan y favorecen ciertos colores de lana, forma de cuernos y formaciones corporales (GENYSIS 1991: 11).

En su artículo "Conservación de los cultivos del Nuevo Continente realizada por el agricultor: El caso de las papas andinas", Stephen Brush (1991) explora una serie de elementos socioculturales relacionados con el manejo de biodiversidad en los Andes: tradiciones culinarias y prácticas de la cocina, folclor, identidad étnica, etc. Aunque no se lo explícita en el artículo, estos factores son obviamente ordenados por género en las distintas comunidades.

Watson y Almanza (1994) sí enfocan al género explícitamente. Declaran que "El manejo y conservación de recursos son centrales al tema [del desarrollo rural]. En Bolivia, la biodiversidad de los cultivos andinos como la papa, oca o quinua puede mantener la flexibilidad de adaptar la agricultura a nuevas condiciones socioeconómicas, biofísicas o políticas que cambian año tras año. Agricultores y consumidores rurales juegan un rol amplio en el manejo y conservación de la biodiversidad, dada la provisión y demanda para bienes. Su participación activa en el mantenimiento de recursos genéticos es esencial al funcionamiento de cualquier programa de manejo in situ de la biodiversidad" (1994: 1). Los autores continúan para explicar que "El manejo in situ de las variedades locales no es llevado a cabo por 'agricultores anónimos' sino por personas de diferentes géneros, estados sociales y edades. Atención a esos aspectos debería influir en la dirección de programas para el manejo in situ de la biodiversidad para extendérselo a la gente que toma decisiones, hace el trabajo o utiliza los productos o sus beneficios" (1994: 4).

Mucha más investigación es necesaria para establecer cuáles roles tienen los diferentes grupos sociales, de género, etc. en diferentes partes de América Latina, en la mantención y desarrollo de plantas y árboles en contextos cultivados y silvestres. Una vez conocidos, estos esfuerzos deben ser apoyados.

MANTENIMIENTO DE CALIDAD DE ÁREAS VERDES

Mientras que se ha realizado bastante trabajo sobre el manejo y evolución de biodiversidad en cultivos agrícolas y animales domesticados, sabemos poco todavía sobre las prácticas de manejo de la biodiversidad silvicultural, donde se trata más bien de semidomesticación de hierbas, arbustos, etc. y la gestión extensiva de áreas verdes, como cerros, pastizales y cuencas. La continuidad de la fertilidad de los suelos y la biodiversidad en áreas verdes depende de las personas que manejan estos recursos, y el género es central a la organización, valoración y significado del manejo social. Proponemos examinar los incentivos, intereses, roles, etc. de hombres y mujeres en relación al control de erosión y degradación forestal.

En la conservación y calidad de agua se debe determinar quién tiene la responsabilidad y el incentivo para asegurar una cantidad y calidad adecuada de agua para usos productivos y domésticos. Donde las fuentes de agua potable han disminuido, desaparecido o han sido contaminadas, ¿quién en la comunidad se encarga de andar en búsqueda del recurso?, ¿cuáles trabajos son ajustados para reducir el consumo?

El manejo de cuencas es un tema difícil, y también muy prometedor, porque no entra fácilmente en los currículos de ninguna disciplina ni proyecto sectorial. El manejo de una cuenca involucra la agricultura, pecuaria, silvicultura; la parte biofísica, la hidrográfica y la social, etc. En cuanto al manejo técnico y social de una cuenca, no se puede trabajar a nivel de familias como se suele hacer con la extensión agrícola, y en muchos casos ni la organización comunal o sindical corresponde con el área de la cuenca.

En todos estos ejes hay cuestiones de diferencia y equilibrio entre las distintas partes, actores y grupos pertenecientes a la cuenca. Por ejemplo, las personas responsables de recolectar leña y pastar ganado en las cuencas altas tendrán diferentes motivaciones e intereses que las personas responsables de la producción agrícola. También los agricultores de cuenca arriba. donde las tierras usualmente son más erosionadas y no cuentan con riego, tendrán diferencias con los agricultores de cuenca abajo, donde los suelos pueden ser mucho más ricos y las parcelas regadas. Los acercamientos de género y forestería comunal permiten, primero, comprender la cuenca como un sistema socioecológico complejo en su integralidad y, después, entender los ejes y relaciones de diferencia y poder dentro del sistema.

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