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Capítulo V. Participación de las mujeres campesinas en las actividades agroforestales


Capítulo V. Participación de las mujeres campesinas en las actividades agroforestales

La participación de mujeres campesinas en actividades agroforestales fue uno de los temas centrales de investigación durante el trabajo de campo. Entendemos por actividades agroforestales "...una forma de manejo de la vegetación que relaciona o integra la vegetación leñosa (árbol o arbusto) a la actividad agropecuaria, brindando a esta última algún beneficio como resultado de la integración." (Reynel y León 1990).

La investigación nos ha permitido esclarecer las diferentes formas de participación de las mujeres en actividades agroforestales y explicar su mayor o menor inserción, a medida que se ha ido consolidando el Proyecto.

Lo importante es que las mujeres siempre han estado involucradas en estas actividades, sea en forma directa o indirecta. Pero por lo general, esto no ha sido visible y tampoco ha sido valorado por el extensionista, ni por ellas mismas. Muchas mujeres que van a trabajar en el vivero o en el cuidado de las plantaciones, señalan que no trabajan: "yo no voy a trabajar en el vivero, es mi marido quien trabaja, yo solamente ayudo, voy a regar o a tapar con los cobertizos".

Existe una sub o no valoración del trabajo de la mujer; principalmente, cuando es de manera informal, es decir cuando trabaja en los días no programados por la comunidad y el extensionista, aun en labores críticas como riego, y en general, cuidados culturales de los plantines o protección de plantaciones. Vemos pues que, al igual que las actividades del hogar, éstas no son reconocidas.

El técnico agropecuario o forestal (extensionista) registra en sus informes mensuales, los trabajos realizados en la comunidad, sean estos de carácter técnico o social; en ellos también informa sobre la participación en una determinada actividad o jornada de trabajo (número de asistentes según sexo: hombres, mujeres, niñas, niños). Pero no registra las actividades realizadas durante su ausencia y suele acudir una o dos veces por semana a la comunidad. Durante su presencia, el trabajo es realizado por hombres y mujeres, pero éstas, por lo general, lo hacen en reemplazo del esposo o porque se trata de una viuda, y en forma individual.

En los días intermedios, las mujeres y los niños están más activos y esa participación no está registrada. Esto sugiere sistematizar la participación de manera más detallada y completa.

El trabajo que realiza la familia campesina en relación a la agroforestería, no sólo se da el día que asiste el extensionista a la comunidad. La producción en el vivero requiere de más tiempo de trabajo; el riego, el mantenimiento, por ejemplo, son actividades que implican, por lo menos, tres días a la semana. Igualmente, el cuidado de las plantaciones necesita tiempo, y son precisamente en estos días y en esas actividades en las que trabajan preferentemente las mujeres y los niños. Por esta razón, es importante, visualizar y registrar la participación de las mujeres y no incluirlas de manera indiferenciada y, por lo tanto, invisible, bajo la forma de trabajo comunal.

Es muy evidente que los trabajos de las mujeres en forma organizada, se hacen mucho más visibles, que cuando se hacen de forma individual para que sean registrados y cuantificados. Esto quiere decir que para las mujeres ser parte sólo de la organización global de la comunidad no es suficiente, tiene que haber un espacio de organización de mujeres para hacer visible y valorar su trabajo, principalmente el trabajo que realizan a nivel comunal.

De otra manera, las actividades de las mujeres no tienen valor como trabajo y pasan inadvertidas; se oculta en el reemplazo dando lugar, inclusive, a que no figure el nombre de ella sino el del marido. En tanto el trabajo de la mujer no sea valorado en estos espacios con identificación propia, se mantendrá y reforzará su marginación.

Esta situación de marginamiento responde a una división de roles, posiciones y espacios que se remonta a épocas inmemoriales y en todas las sociedades. En la sociedad andina los espacios públicos fueron compartidos por hombres y mujeres en las relaciones de producción, principalmente. Asimismo, la participación pública de las mujeres a nivel comunal adquirió importancia en determinados momentos, como veremos más adelante.

En las comunidades donde se realizó la investigación, se constataron formas de participación organizada o individual en las actividades forestales.

Cuadro N° 4 Comunidades según organización y tipo de participación de las mujeres

Con organización de mujeres

Sin organización de mujeres

Participación organizada

Participación individual

Participación individual

Sin participación

Lukaskawa

Qampaku

Viskachiri

Jarana Baja

 

Palka Pukwata

Umajila

Ñanpata

 

Pachawi

Phit’u Jarana

 
   

Pukwata Iskina

 
   

Pajri K’uchu

 
   

Ch’illiwa

 

1. Participación de las mujeres en el vivero comunal

Al inicio de la investigación se notaba una aparente mínima participación de las mujeres en las actividades agroforestales. Sólo en una comunidad se constató la participación masiva de las mujeres en el vivero, en actividades como preparación de sustratos, almacigado, repique, riego, cuidado y mantenimiento del vivero.

a) Comunidad con organización de mujeres y participación a través de su organización

En la comunidad Lukaskawa se inició el trabajo agroforestal con el Club de Madres que agrupa alrededor de 40 mujeres, entre los 25 y 65 años. En determinados momentos, toda la actividad forestal estuvo bajo la responsabilidad de las mujeres pero, por la división del trabajo entre hombres y mujeres en la comunidad, los hombres también se integraron, además de los niños; todos en forma organizada.

Sin embargo, la participación del Club de Madres, como organización, tropezó con muchas dificultades. Cuando trabajaban solamente las mujeres en el vivero no hubo problemas y las tareas se desarrollaron fácil y eficientemente. Cuando empezaron a participar también sus esposos, empezaron a decaer las actividades debido a que no estaban claras las responsabilidades y, sobre todo, a que no se hizo un análisis de roles según género. Esto es muy importante porque hay que desentrañar la lógica de asignación de las tareas concretas; las que son intercambiables entre hambres y mujeres, las que no lo son, las reemplazables, las no reemplazables y las circunstancias consideradas. Las interferencias y posibles conflictos se pueden derivar del desconocimiento de pautas locales que se enfrentan a actividades nuevas o sujetas a otras concepciones. El diálogo en las reuniones entre ambos ayudó a solucionar los problemas, por cuanto las mujeres y los hambres discutieron y analizaron el por qué es importante la participación de ambos. No obstante, muchas veces tuvieron que enfrentarse con sus propios compañeros para que valoraran su trabajo.

"En el vivero trabajamos hombres y mujeres porque es necesario para los dos, las plantitas son un motivo para que trabajemos juntos, por ejemplo nuestros esposos han hecho las platabandas y los cobertizos y nosotras hemos embolsado el sustrato, lo regamos y lo mantenemos muy cuidado, porque si no cuidamos bien, tampoco va a producir bien... Cuando ya sean grandes, y produzcamos más, incluso podremos vender a otras comunidades donde no trabajan con vivero" (comunaria de Lukaskawa).

"Las mujeres trabajan bien el vivero, nosotros también, trabajamos ambos porque los árboles son necesarios para todos... Ahora yo he venido de cuenta de mi esposa porque ella está enferma" (comunario de Lukaskawa).

Las mujeres comentan que trabajan en el vivero porque necesitan árboles para leña, madera, forraje.

"Yo estoy contenta de producir arbolitos porque tendremos por lo menos para aumentar en cantidad la leña, ahora nuestros cerros están pelados, ya no hay leña, aunque por este lugar ya existen algunos arbolitos, hay comunidades que realmente no tienen nada" (comunaria de Lukaskawa)

"...Porque necesitamos mucho de los árboles los cuidamos como cuidarnos nuestras chacras, vamos a cercarlos con espinas para que no coman los animales" (comunaria de Lukaskawa).

"A mi me gusta mucho trabajar con forestación, en el vivero, aunque no sé si ano alcanzaré a ver los frutos de lo que estamos produciendo porque ya soy de edad avanzada, a veces pienso que estoy trabajando en vano, mis hijos también están lejos. Pero, si ellos vienen algún día y ven los árboles estoy segura que se van a alegrar mucho, por mi trabajo" (comunaria de Lukaskawa).

El trabajo forestal en esta comunidad es integral, participan hombres, mujeres y niños en las actividades agroforestales. Esto resulta un interesante ejemplo para otras comunidades. Es decir, no se ha aislado a la organización de mujeres, aunque, como ya señalamos, esta organización tuvo que enfrentar muchos tropiezos.

En las comunidades donde existe el club o centro de mujeres se pueden observar logros porque al liderar las actividades de su organización, pueden hacerlo también en las actividades forestales. Estos pocos logros, en su generalidad son exitosos, porque las mujeres hacen que los hombres también se integren y asuman determinadas responsabilidades.

La reorientación de las políticas y actividades de los centros y clubes de madres es muy necesaria. Es decir, no deben orientarse, exclusivamente, a la recepción de alimentos porque esto resulta perjudicial, no sólo para la comunidad, sino para las mismas mujeres porque pierden status frente a la comunidad en su conjunto. Esto ocasiona que, en muchas comunidades, las mujeres no se integren a otros trabajos.

b) Comunidades con organización de mujeres y participación individual

En la comunidad Qampaku existe un Club de Madres que agrupa aproximadamente a 40 mujeres, aunque algunas no son de la misma comunidad. Todas trabajan en artesanía textil para el consumo familiar para recibir alimentos.

Se buscó la participación de este club en trabajos del vivero, una participación en forma organizada, pero hasta el presente no se ha logrado. Solo participan las mujeres en reemplazo del esposo. Existe pues una organización de mujeres pero por su carácter asistencial y por la dinámica implantada, no ha constituido un factor para la mayor participación, todo lo contrario, las mujeres no se sienten dispuestas ni interesadas en trabajar sin el incentivo de las donaciones. Las explicaciones son una defensa de su status dependiente.

"Las mujeres no podemos hacer trabajos pesados y nuestro trabajo no puede reemplazar el trabajo de los hombres que han trabajado hasta el momento, ellos no van a aceptar que trabajen mujeres" (comunaria de Qampaku).

"Yo no tengo terreno para plantar, siembro muy poco en terrenos alquilados, no tengo hijos quienes se beneficien, vengo a la reunión por alimentos" (comunaria de Qampaku).

En otras comunidades, las mujeres no van a trabajar en el vivero por diferentes motivos, entre los principales: tienen miedo ir solas (individualmente), comentan que sería mejor participar en forma organizada; tienen tiempo, todo el día están pastando su ganado o están realizando otras actividades, como la artesanía, para complementar la economía familiar, con lo cual es imposible que asuman más responsabilidades.

La subordinación y la poca valoración que se da a las mujeres es una situación arraigada tanto en hombres como en mujeres y en toda la sociedad. Este hecho hace que sea difícil trabajar este tema. Sin embargo, no es imposible, se puede empezar a reflexionar con las mismas mujeres y con los hombres a partir de las necesidades y potencialidades específicas de cada uno, en determinadas actividades.

Los cambios culturales producto de los diferentes sincretismos entre lo rural y lo urbano y, sobre todo, en lo que éste último incide en lo rural, refuerzan y profundizan esta situación. Por ejemplo, las instituciones (como agentes externos) rompen la complementariedad entre hambres y mujeres en las actividades propuestas o programadas, convirtiendo éstas en exclusivamente masculinas. Refuerzan así el rol público masculino y marginan del mismo, a las mujeres.

Algunas mujeres quieren tomar parte de estas actividades y, de vez en cuando, van al vivero porque sus esposos están comprometidos con el trabajo de la forestación; pero van porque el esposo se comprometió y no ella.

Otras mujeres manifiestan que falta mucha educación entre ellas mismas; existen señoras que "nunca han salido de sus casas", se dedican al hogar, a la producción, al pastoreo pero no han ido nunca a la escuela, ni a reuniones, ni a cursos de capacitación, lo cual les hace sentir inferiores frente a los varones. Tienen temor de expresar pública y abiertamente sus necesidades e intereses para trabajar en la actividad forestal o en otras actividades comunales.

En la comunidad Palka Pukwata las mujeres participan de las actividades del vivero, pero no a través de su organización sino en forma individual. La organización es un Centro de Madres también orientado a la donación de alimentos por trabajo. Las mujeres no van porque no todos los hombres trabajan en el vivero, es así que algunas van cuando no están sus esposos y son muy pocas las que tienen interés. Esto quiere decir, que todas irían de manera organizada si todos los esposos fueran a su vez participantes en las actividades agroforestales. La organización no es el factor determinante de la participación, en este caso, está supeditada a las decisiones de los hombres. La participación individual de algunas mujeres responde también a sus necesidades individuales.

"A mi me gusta trabajar en el vivero porque una vez que estén grandes los árboles podemos vender su madera, mi hijo sobre todo podrá vender, porque a veces no tenemos ni un centavo" (comunaria de Palka Pukwata).

"Yo siempre voy al vivero, a mi me gustan mucho las plantitas, ver mi rancho todo verdecito. Generalmente vamos pocas mujeres porque todos los días estamos con las ovejas en el campo, no hay tiempo, sólo en las mañanas a temprana hora disponemos de tiempo" (comunaria de Palka Pukwata).

"Cuando nos toca el turno a la familia, yo, junto a mis hijitos voy a regar las plantitas del vivero. Algunos eucaliptos ya hemos sacado a plantación, esperamos que no se congelen, ano no estamos protegiendo, algunos los hemos llevado a nuestras casas porque en el vivero ya está congelando" (comunaria de Palka Pukwata).

"Al vivero no van a trabajar las mujeres, sólo hombres, en un principio acordamos trabajar hombres y mujeres, pero con el transcurso del tiempo no pasó nada y trabajan solamente hombres. Sería bueno que vayan también las mujeres, ahora que el trabajo no es difícil, antes los trabajos eran muy duros, por ejemplo, la construcción de platabandas... Algunas mujeres vamos a regar, pero eso no es trabajar, todas las mujeres tienen que ir el día que se tiene fijado" (comunario de Palka Pukwata).

"Yo nunca me he acercado al vivero cuando están trabajando, algunas veces me fijo cómo está, pero, ni entro, tengo miedo incluso siendo mi esposo del Comité Forestal" (comunaria de Palka Pukwata).

En la comunidad Pachawi, cuando se iniciaba la actividad forestal con el Proyecto, había una buena participación de las mujeres a través del Centro de Madres que organizó el Instituto Politécnico Tomás Katari. Pero, poco a poco, fue disminuyendo por la migración de las mujeres a Sucre para atender a sus hijos que estudian en esa ciudad y porque el Centro de Madres entró en receso al no recibir alimentos por medio del IPTK. Actualmente, de vez en cuando, hay reuniones en este Centro, pero ya no realizan ninguna actividad.

La participación de las mujeres en forma individual pasa, generalmente, inadvertida ano cuando realicen la misma actividad que los hombres. Por ejemplo, Doña Victoria se hace cargo del riego y del cuidado de los árboles cuando le llega el turno de trabajo a su familia. Ella dice que le traerán beneficios a sus hijos, para que tengan leña, forraje, madera. Los hombres decidieron el lugar donde serán plantados los árboles definitivamente y las mujeres protegen y cuidan el ganado para que no se coma lo plantado.

Cuidan mucho algunas de las plantaciones que se hicieron con el IPTK, sobre todo, plantaciones de eucalipto; comentan que los eucaliptos ya están grandes e indican que los han cuidado mucho de los animales, por lo menos unos tres años.

Hasta el momento las actividades que más tiempo ocupan a las mujeres como el pastoreo, difícilmente pueden ser alternadas con los esposos. No disponen fácilmente de tiempo para otras actividades fuera de las responsabilidades ya acostumbradas en sus hogares y comunidades.

"Yo no voy a trabajar en el vivero; de vez en cuando voy a ver en qué situación está; constantemente va mi hijo, ya sea a regar, arreglar o trabajar el día indicado; yo no voy porque no me alcanza el tiempo, tengo que pastar a mis ovejas" (comunaria de Palka Pukwata).

Otra mujer indicó que no puede ir a trabajar al vivero porque no tiene tiempo, tiene que pastar su ganado y que para venir a la reunión, tuvo que dejarlos en mink'a.

Una mujer con hijos muy pequeños que no le permiten trabajar, asegura que no le alcanza el tiempo ni para las labores domésticas.

"Cuando tengo tiempo siempre voy a trabajar al vivero, pero, generalmente no, porque me voy a pastar las ovejas todo el día, cuando mi madre viene a la casa, ella se va con las ovejas y yo voy a trabajar en el vivero. Cuando los árboles estén grandes pondrán humedad a la tierra, aunque algunas familias no quieren trabajar, no tienen interés, dicen los árboles no son para comer y por eso no trabajan. A mi me gustan mucho las plantitas, si tuviera tiempo me dedicaría más, pero no puedo" (comunaria de Qampaku).

Es interesante señalar que las mujeres se sienten más presionadas y agobiadas por el pastoreo que por el cuidado de los hijos; esto, además, es plenamente aceptado dentro de la comunidad.

c) Comunidades sin organización de mujeres y participación individual

En la comunidad Viskachiri donde no existen organizaciones de mujeres la participación se ha diferenciado por otros factores sociales y organizativos. La comunidad tiene un territorio muy extenso y la población es muy dispersa. Se decidió que las actividades forestales se realizaran en un solo rancho debido a los problemas con que se tropezaba si se quería trabajar a nivel de toda la comunidad, además de la falta de agua y la mala calidad de la misma.

En el rancho donde se concentró la actividad forestal también existen problemas de agua, pero el interés de las y los participantes es muy grande; esto ayudó a solucionar de diferentes formas este problema. En este rancho, aunque se trabaja con pocas familias, todos (hombres y mujeres) han asumido la actividad agroforestal con mucho interés y lo hacen a partir del Comité Forestal. En este pequeño espacio la participación de hombres y mujeres no ha sido problema.

En la comunidad Phit'u Jarana, donde no existen organizaciones de mujeres, las actividades desarrolladas en el vivero están formalmente sólo a cargo de los hombres. Las mujeres participan en reemplazo y en tareas no visibles intercaladas en los días no programados formalmente. Ellas indican que:

"Generalmente yo no voy a trabajar al vivero, voy cuando no está mi esposo, en su reemplazo. Y cuando trabajamos, preparamos sustratos, embolsamos; el cuidado lo hacemos por tamos, pero más cuidamos nosotras, siempre voy a regar, destapar-tapar con los cobertizos; me gusta lo que estamos produciendo, pero sería buena poner más duraznos y manzanas" (comunaria de Phit'u Jarana).

La actividad forestal en la comunidad Umajila se desarrolla con las familias de un sector. En esta comunidad no hay organización de mujeres. La asistencia y el trabajo es mayor y más visible en los hombres. A través del diálogo con las familias se pudo verificar que el trabajo es compartido entre hombres y mujeres; las mujeres se ocupan del cuidado del vivero, no dejan que los animales entren al mismo, se ocupan del riego, pero su trabajo no es muy visible para la comunidad en su conjunto; así comenta un comunario:

"Las señoras siempre cuidan el vivero porque muchas llevan el agua para la cocina de una toma de agua que está muy cerca al vivero, muchas veces ya a tempranas horas de la mañana están regadas las plantitas del vivero. Pero a mi me gustaría que también nuestras esposas trabajaran en forma organizada, tal vez podemos trabajar en turno, yo estaría muy de acuerdo, aunque quizás a otros no les gustaría porque las señoras siempre están ocupadas con el pastoreo del ganado; sería bueno plantear en una reunión comunal" (comunario de Umajila).

"Hace un tiempo atrás no estaban bien por falta de agua, las semillas se comían los animales porque no estaba cercado, ahora que ya tiene muralla están bien las plantitas. Y todo esto estamos aprendiendo trabajando con la forestación" (comunario de Umajila).

Una de las familias más activas en esta comunidad es la familia Sayali. Justino, el hijo de unos 16 años, es muy dinámico, todo lo que aprende en el vivero comunal lo aplica en el vivero familiar, junto a su casa. En torno a este vivero participan el padre, la madre y los dos hermanos menores que también tienen una porción de plantines en este vivero.

En diciembre de 1992 sacaron a plantación eucaliptos en los alrededores de la casa que fueron plantados con pago de jornales. El padre y los hijos se encargan del riego, antes de la temporada de lluvias; la madre se encarga del cuidado en el día y en la noche. Cuando se les preguntó por qué tenían tanto interés y dedicación por la forestería, señalaron las necesidades forestales comunales.

"Nuestras familias sufren mucho a falta de leña, madera; mi esposo y yo, en una oportunidad, tuvimos que comprar madera de la comunidad Tambillo que está a 15 km de distancia de esta comunidad; desde ahí hemos traído la madera, un tronco de eucalipto; tirando con soga, en algunos momentos en nuestros hombros, quedaron totalmente adoloridos. Es más, para talar el árbol, hemos tenido que pagar mucho alcohol. En otro momento, también hemos comprado de Qampaku para hacer mangos de picota.

"Nuestros esposos sufren mucho al traer el yugo, el timón desde el valle; semanas y semanas tienen que caminar, por eso es necesario que plantemos árboles. Por eso cuidamos toda la familia, yo ni duermo, cuando despierto en la noche salgo de la casa para ver si no están comiéndose los animales, cuido tanto que ni voy a las fiestas, desde los lugares que estoy pastando las ovejas estay cuidando el lugar de la plantación, a veces hasta me arden los ojos de tanto mirar, en tiempo de cosecha, es más difícil el cuidado porque los ganados están sueltos en las chacras".

"Mucha gente viene y quiere comprar las plantitas, pero no queremos vender aun, porque están muy pequeños y no cuestan mucho, no reemplaza nuestro trabajo, vamos a vender cuando sean grandes, la madera cuesta caro." (la señora Sayali, Comunidad Umajila).

Para aumentar el recurso forestal, un factor motivador puede ser la perspectiva de la venta de los arbolitos que producen; esto tanto para la familia que vende como para la que compra.

"Algunos comunarios no quieren trabajar, a veces, en el vivero, pero cuando vean ya los árboles grandes, recién se van a arrepentir, quizás aun no han sufrido lo que nosotros hemos sufrido. Pero, las plantitas necesitan mucho cuidado por lo menos hasta los tres años, ya después no alcanza ni el ganado al ápice de la planta" (comunario de Umajila).

En la comunidad Pajri K'uchu, cuando los esposos están en la comunidad, las mujeres no van a las faenas formales, programadas con el extensionista. Si ellos están ausentes, en su reemplazo van sus hijos. Pero son las mujeres las que hacen el mantenimiento del vivero cuando le toca el turno a su familia; van a regar, muchas voces a destapar o tapar con los cobertizos, protegen de los animales; son actividades que se realizan, generalmente, cuando el extensionista no está en la comunidad.

"No vamos al vivero cuando es día de trabajo, pero el resto de los días vamos nosotras, nos interesa mucho producir plantitas para tener madera, porque leña tenemos mucho, pero ya no como antes. Una gran mayoría de los eucaliptos que están plantados y ya están grandes dentro el vivero, yo los he plantado y cuidado para que ahora estén grandes, yo quiero mucho a las plantitas" (comunaria de Pajri K'uchu).

En la comunidad Ch'illiwa (Cantería), las mujeres tampoco van a los trabajos formales del vivero. Pero, algunas van día por medio a regar o arreglar las plántalas en platabandas.

En una reunión realizada con los hombres indicaron que las mujeres no pueden ir a trabajar mientras ellos estén en la comunidad porque tienen muchas actividades.

d) Comunidades sin organización de mujeres y sin participación en las actividades agroforestales

En algunas comunidades como Jarana Baja, sólo los hombres realizan las actividades forestales. Es una comunidad sin organización de mujeres y donde ellas no participan aun en casos de ausencia del esposo, por viaje u otro motivo; éste reemplaza su trabajo en otra fecha. Es una determinación comunal. Es decir que en una asamblea comunal, los hombres determinaron que todos los trabajos comunales serán realizados solo por hombres, porque las mujeres no tienen suficientes fuerzas para los trabajos pesados, pero aun cuando los trabajos de este tipo ya han terminado, se niegan a que participen las esposas. El razonamiento masculino es el siguiente: ellos están participando en las actividades agroforestales dejando de lado sus actividades productivas familiares, si se permite la participación de las esposas, implica que el hombre se ha quedado trabajando para la producción individual; se produce entonces un desequilibrio entre la participación comunal y la individual al insertarse el trabajo femenino en el trabajo comunal. Se preservan de este desequilibrio manteniendo la participación masculina exclusiva en estas faenas comunales. Algunos comunarios comentan que la participación de las mujeres podría ser de manera organizada, pero en esta comunidad no hay organización de mujeres.

"En una asamblea, los hombres hemos determinado que los hombres no deben mandar a sus esposas a los trabajos comunales, si durante esos días está ausente el hombre, comunica que se está ausentando para reemplazar en otro día. Esta determinación surgió a raíz de que muchas veces en los trabajos comunales se presentan trabajos fuertes, como trabajar con dinamitas o diamantinas (explosivos), y las mujeres no pueden realizar este trabajo, mientras sus esposos continúan con trabajos en su o para su familia exclusivamente. Entonces no es justo que sólo algunos hombres nos sacrifiquemos, es permitido que participe una mujer si es viuda o mujer sola" (comunario de Jarana Baja).

En la comunidad Pukwata Iskina sólo los hombres participan el día de faena; solo una mujer estuvo presente porque no tiene esposo. Los hombres indicaron que sería bueno que también las mujeres tomaran parte en el trabajo, pero no al mismo tiempo que los hombres, porque tienen múltiples actividades en la familia. Las mujeres pueden trabajar cuando los hombres están muy ocupados o fuera de la comunidad.

En posteriores jornadas se observó la participación de algunas mujeres junto con los hombres. Ellas indican que para aumentar su participación es necesaria una motivación constante porque la gente no se da cuenta que es importante tener árboles.

"A mi no me gusta el trabajo con árboles porque no tengo hijos hombres y no tendría a quién dejar cuando muera, tengo dos hijos mujeres que luego de casarse se Irán a la comunidad de su esposo" (comunaria de Pukwata Iskina).

"Yo no voy a trabajar en el vivero porque es mi esposo quien va, claro que si no estuviera él, iría yo, porque el tiempo es insuficiente como para que vayamos ambos al mismo tiempo" (comunaria de Pukwata Iskina).

En la comunidad Ñanpata las mujeres no asisten al vivero ni siquiera para enterarse de lo que pasa. Tampoco son informadas por sus esposos. Cuando ellas disponen de tiempo, se dedican a la artesanía textil para uso familiar por eso no se interesan en las actividades forestales.

"Yo no voy para nada al vivero, ni a regar, ni a ver; quizás si nos dijeran trabajen, puedo hacerlo, pero no creo porque no tengo tiempo; todo el día estoy pastando a mis ovejas y es difícil; cuando estamos en cosecha tenemos que mink'arnos con los vecinos para poder hacer la cosecha. Pero, sabemos que ya han sacado a plantación y nosotras tenemos que atajar de los animales para que no se coman, yo he visto el otro día al pasar y todas las plantas están congeladas" (comunaria de Ñanpata).

"A mi me da miedo ir al vivero, trabajan sólo hombres, si pueden ir mujeres yo también puedo ir, si voy sola pueden pensar que estoy robando las plantitas" (comunaria de Ñanpata).

2. Participación de las mujeres en las plantaciones

Las actividades agroforestales son intensas, en la época de plantación en terreno definitivo de los plantines producidos en el vivero. Siguiendo la caracterización de la participación de las mujeres por comunidades, vamos a presentar los casos diferenciados.

Existen comunidades donde se destaca la participación de las mujeres por ser muy activa y directa. Sin embargo, de una u otra forma, todas las mujeres están involucradas en esta actividad por una razón muy concreta; ellas están a cargo del pastoreo del ganado y participan también activamente en la producción agrícola y las plantaciones se realizan en esos espacios, por tanto, son ellas quienes se van haciendo cargo (asumen la responsabilidad) del cuidado de las plantaciones. Es así que el pastoreo constituye un aporte a las actividades agroforestales en la medida en que si las mujeres pastorean considerando las área de plantaciones, están protegiendo éstas.

"Las plantitas (eucaliptos) que tenemos en esta comunidad hemos plantado hace tres años, con el IPTK; durante los tres años hemos cuidado de los animales, no pastamos en ese lugar, ya ahora cuando son grandecitos, ya se puede pastar por ese lugar" (comunaria de Pachawi).

El pastoreo del ganado obliga a las mujeres a conocer, específica y detalladamente, las necesidades de forraje del ganado y, por eso, conocen los árboles y arbustos forrajeros. Estos conocimientos de las mujeres respecto a los lugares de pastoreo y los terrenos agrícolas, tendrían que ser tomados en cuenta para realizar las plantaciones definitivas y evitar problemas mayores. Por eso, su participación directa en las reuniones donde se toman decisiones al respecto es insoslayable.

Si bien es cierto que los problemas tratados en las reuniones comunales son consultados, en alguna medida y en primer lugar, con la familia y que los hombres no deciden si no consultan con sus esposas, esto no es suficiente. Primero, porque esta situación no ocurre en la totalidad de los casos y segundo, porque, muchas veces, la información no llega de manera fidedigna a las mujeres. Por tanto, puede haber una mala interpretación y, como consecuencia, una actitud negativa hacia determinada propuesta o frente a actividades específicas, como ocurrió en la comunidad de Ñanpata en relación a las plantaciones.

"Yo ya no quiero plantar arbolitos porque la gente que no trabaja en el vivero, daña las plantaciones, lo rompen o pastan en ese lugar a sus ovejas, las cuales se comen las plantitas" (comunario de Ñanpata)

Aunque la mayoría de las mujeres no han participado directamente en la acción de plantar, son ellas quienes se van haciendo cargo del cuidado de esas plantaciones, principalmente para que no dañen los animales, es decir, a partir de su responsabilidad sobre el pastoreo, como señalamos antes. La mayoría de las mujeres que participaron en las actividades del vivero también participaron en la plantación de las diferentes especies producidas en el vivero, así como en la recolección de material vegetativo para ser plantado directamente. Hay pues una vinculación muy estrecha en todo el proceso que involucra el conjunto de actividades. Un asunto pendiente es cómo considerar la participación de las mujeres que no participaron en las diferentes acciones agroforestales programadas pero cuidan y protegen las plantaciones, como una tarea permanente, más aun, si se ubican cerca a sus terrenos. En todo caso su participación debería ser considerada para garantizar por un lado, el desarrollo de las plantas y por otro, reconocer de alguna manera, ese aporte.

3. Participación de las mujeres en la recolección de material vegetativo para su plantación

En las diferentes campañas de recolección de estacones de álamo, el transporte de los mismos está, generalmente, a cargo de los hambres porque estas actividades no son realizadas en sus mismas comunidades. Muchas mujeres señalan que ellas no pueden realizar esta actividad porque requiere de mayor esfuerzo; por ejemplo, subir a los árboles y cortar con machete. Sin embargo, en muchas comunidades las mujeres participan en otras fases de esta actividad encargándose del remojo de los estacones. En algunas comunidades, sin embargo, las mujeres están totalmente al margen de estas actividades.

Existen diferentes formas de involucrarse en esta actividad por parte de las mujeres. Hay que considerar que además de las capacidades y habilidades requeridas, la reposición de recursos forestales no se acostumbra realizar en las comunidades y como las instituciones, por lo general, se limitan a los públicos ya definidos, en este caso, mayormente los hombres, no es de extrañar que no se considere la participación femenina.

Según determinó el Comité Forestal de Viskachiri, que incluye mujeres, un grupo de esposos fueron nominados para que vayan a cortar los estacones de álamo y los demás miembros, incluyendo mujeres, se encargaron del tratamiento de los estacones. Algunas familias ya definieron dónde se va realizar el remojo y la plantación definitiva de estos estacones.

"A la recolección de estacas de álamo que estamos haciendo en Pukwata, sólo han ido los hombres porque es un trabajo más para ellos, las mujeres no podríamos subir a los árboles, pero toda la comunidad hemos nombrado a quienes han ido, ya hemos previsto también dónde vamos a remojar estos gajos. De igual forma, los terrenos para la plantación yo ya les dije que cada familia esté seleccionando" (comunaria de Viskachiri).

4. Participación de las mujeres en los eventos de capacitación

En muchas comunidades las mujeres al igual que los hombres analizan cómo la actividad agroforestal es un constante aprendizaje, es decir, una permanente capacitación; sea en el vivero, en las plantaciones o en los diferentes cursos/talleres que se realizan para la comunidad o para los comités forestales.

La motivación del extensionista es muy importante sobre todo para que las mujeres sean participantes de los procesos de capacitación de la comunidad. Es evidente que en la mayoría de cursos con proyección de video participan las mujeres, no sólo como actoras pasivas sino dando opiniones o sugerencias en algunos casos, aunque con algún temor. También es válido mencionar que existen comunidades donde las mujeres no dan ni una sola opinión.

a) Cursos para la comunidad

En todas las comunidades se realizaron varios cursos, con proyección de video para la comunidad; asistieron hambres, mujeres, niños y niñas. En algunos de estos cursos se hicieron reflexiones sobre la participación de las mujeres campesinas. Nuevamente salieron a relucir planteamientos diversos y particulares. En una comunidad, por ejemplo, se dijo que sería bueno que trabajen alternadamente; una semana las mujeres y la siguiente, los hombres. En otras se planteo que es muy importante que trabajen hombres y mujeres juntos porque ambos tienen responsabilidades en la comunidad.

" En nuestro vivero trabajamos Juntos hombres y mujeres, como vemos en el video" (comunaria de Lukaskawa).

Muchos aspectos que se observan en el video fueron relacionados con la realidad de su comunidad. Es importante destacar, al respecto, que estos espacios de capacitación para la comunidad en su conjunto no facilita mucho la participación explícita de las mujeres. La discusión sobre los diferentes aspectos del tema del video, en su generalidad, fue asumida por los hombres. Las mujeres permanecían en silencio y eran las primeras en abandonar la sala.

Debido a esto, es preciso abrir espacios, al menos para la capacitación, exclusivos para mujeres porque entre ellas existe mayor confianza y facilidad para comunicarse. Por esto es importante promover la participación de las mujeres a través de las diferentes formas de organización femeninas que existen o puedan formarse en la comunidad. Se propone, entonces, una capacitación por separado dirigida a las mujeres. Hay que considerar además, que existen mujeres potencialmente líderes o promotoras que pueden apoyar estas acciones en la comunidad. Así, por ejemplo, una mujer señala que ella puede apoyar en diferentes actividades de capacitación.

"A mi me gustaría orientar a las señoras de vez en cuando, porque algunas por falta de orientación pierden el interés, si supieran leer quizá entendieran más rápido, pero como no saben les cuesta entender, principalmente, si es en castellano. Existen también señoras que jamás han visto la televisión y al ver por primera vez, hasta sienten dolor de cabeza y no entienden nada. En nuestra comunidad no estamos bien organizados, trabajamos muy pocos, a los cursos asistimos también pocos, algunos son incumplidos, pero a pesar de estas situaciones hay nomás interés en los comunarios que atienden el vivero" (comunaria promotora de Qampaku).

"El video que vimos nos sirvió mucho para pensar, porque hemos visto que trabajan hombres y mujeres; aquí no sucede eso, solamente los hombres van a trabajar en el vivero, alguno ve: vamos a regar nosotras. En el video también vimos que la qaqa chanta (arbusto leñoso de porte pequeño) utilizan para teñir, nosotras no sabíamos eso, y la qaqa chunka existe por este sector, no precisamente en la comunidad, pero tras los cerros hay mucho, sería bueno aprender a teñir" (comunaria de Jarana Baja).

b) Cursos para los comités forestales

La participación de las mujeres en la capacitación a nivel de comités forestales es mínima; hasta el presente es difícil que la comunidad asigne esta responsabilidad a las mujeres.

No obstante, las pocas mujeres, miembros de comités forestales, comentan que estos cursos son un espacio más para que ellas se capaciten y puedan ejercer cargos responsablemente. Doña Antonia Mamani (miembro del Comité Forestal de la comunidad Viskachiri, subzona Macha) opina que es muy importante la capacitación, no sólo para los miembros del Comité Forestal, sino también para las bases porque, incluso, es difícil hablar o expresarse entre los demás comunarios cuando una persona no está acostumbrada a hablar en público, principalmente, en reuniones o asambleas comunales.

"También es mi caso. Cuando ano no había asistido a ningún curso, no podía hablar; luego de algunos cursos incluso puedo desenvolverme bien como miembro del Comité Forestal, incluso aprendí cómo debo comunicar a los compañeros, para que me escuchen, porque a una mujer no es muy fácil que le hagan caso los hombres" (comunaria de Viskachiri).

En algunas comunidades de la zona de trabajo, como Macha, la participación de las mujeres en eventos de capacitación es muy visible, sea ésta en los comités forestales o en las actividades, agroforestales. Ellas manifiestan que han aprendido mucho en estos procesos de capacitación.

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