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Los recursos de la tierra al servicio del hombre

por el Dr. Philip V. Cardon, Director General de la FAO

ESTE año celebran su décimo aniversario no sólo las Naciones Unidas sino también la Organización para la Agricultura y la Alimentación, ya que entre los organismos especializados éste fué el primero que se creó oficialmente, en Quebec el 16 de octubre de 1945.

Importa darse cuenta cabal del considerable alcance de nuestras actividades. La FAO se interesa por todos los recursos naturales renovables que existen en la tierra. Caen por igual en nuestro campo de acción mares, lagos, montes y haciendas, al considerar que todos ellos sirven actualmente al hombre y al estudiar la forma de lograr que le sirvan mejor. Por ejemplo, parte de nuestras tareas es conservar y mejorar el potencial de las tierras labrantías; restituir a la producción suelos que han quedado deteriorados por una agricultura errónea, y extraer alimentos de muchas tierras que hasta ahora no han podido contribuir al mantenimiento de vidas humanas. Nos interesa mejorar las plantas y los animales que la tierra soporta, y proteger unas y otros contra las diversas enfermedades y plagas. Nos preocupamos por el bienestar y la pericia de las gentes que viven a expensas de la tierra, por la calidad de sus aperos, de sus animales y de sus cultivos, por los sistemas de tenencia de tierras con arreglo a los cuales trabajan sus campos, por la forma en que consiguen créditos para financiar sus operaciones, y por la manera en que los gobiernos ayudan o entorpecen sus esfuerzos. Nos interesa, en fin, la elaboración, el almacenamiento, la distribución y la venta de los productos de la naturaleza.

Y de toda esta serie de intereses, de aspecto tan variado surge, en forma continua, una preocupación por definir las necesidades del hombre, en particular las que se relacionan con la nutrición, y por determinar el grado en que la tierra satisface dichas necesidades y el modo en que podría atenderlas con mayor amplitud.

Con el transcurrir del tiempo, las labores de la FAO fueron diferenciándose hasta formar tres campos principales de actividades y, si a ellos dirigimos una mirada retrospectiva, descubriremos en cada uno de ellos resultados verdaderamente positivos.

Una actividad fundamental, a la que sin embargo, el público no le ha concedido la atención que merece, es la recopilación de información relativa a la agricultura y a la alimentación en todo el mundo y la ordenación y publicación de los datos consiguientes que vienen a constituir un cuadro de conjunto de la situación mundial en estos aspectos.

En diez años de existencia hemos llegado al punto en que, prácticamente, todo cuanto en el mundo se hace o se publica, como contribución al mejor conocimiento de la agricultura, recibe inmediatamente nuestra atención. Y a base de todo este enorme sistema internacional por medio del cual se va allegando la información de que de día en día se dispone, se hacen nuestros análisis de conjunto. En 1950, por ejemplo más de cien países y territorios dependientes cooperaron en el más ambicioso censo agrícola que hasta nuestros días se había intentado levantar en la historia de la agricultura. Esta investigación ha abarcado aproximadamente dos tercios de la superficie total de las tierras del globo y en la actualidad los datos obtenidos se están preparando para la publicación.

En 1948, lo mismo que en 1953, efectuamos inventarios forestales de amplitud mundial, que constituyeron un gran paso adelante para estimar no sólo la distribución de los montes y de las especies arbóreas en todo el mundo, sino también la intensidad con que se explotan. Actualmente, nuestra Dirección de Pesca trabaja en la fase preliminar de un examen de los recursos vivos que existen en las aguas de todo el mundo.

Resolución de los problemas comunes

El segundo de nuestros campos de actividad podría llamarse «catalizador», ya que permite elaborar soluciones internacionales para diversos problemas que son comunes a un grupo de países. Por ejemplo, existe un proyecto regional para la Lucha contra la Langosta del Desierto en el Cercano Oriente, patrocinado por la FAO, con arreglo al cual trece países se han aunado para combatir este tradicional enemigo del agricultor Existe también la Comisión Europea para la Lucha contra la Fiebre Aftosa, entidad de reciente creación, en la que colaboran varios países con la finalidad de realizar un programa común de investigaciones y medidas defensivas contra una enfermedad que, en la epidemia de 1951-53, costó a la industria pecuaria europea 600 millones de dólares.

Como ejemplo interesantísimo de este tipo de actividades cabe citar al Comité de Problemas de Productos Esenciales (CPPE), creado por la FAO e integrado por veinte naciones.

El Comité de Problemas de Productos Esenciales fué creado durante el Quinto Período de Sesiones de la Conferencia de la FAO, en 1949, para estudiar la situación de los excedentes de alimentos y de productos agrícolas, sobre todo, en la que tales sobrantes dependieran de los diversos problemas internacionales que entraña el cambio de divisas.

El CPPE, a su vez, creó un Subcomité Consultivo sobre Colocación de Excedentes, con sede en Wáshington, donde ya desde hace casi un año los países que se ocupan de la compra o venta de tales existencias han podido celebrar consultas con todos los demás países que pudieran quedar afectados por estas transacciones.

El CPPE llevó a cabo también dos análisis de la posibilidad de servirse de los excedentes para ayudar a los países insuficientemente desarrollados. La primera de estas investigaciones fué efectuada por la misión enviada el año último a Egipto, para determinar la posibilidad de emplear los sobrantes de la producción lechera, especialmente leche descremada en polvo, en distintos programas de alimentación complementaria. El segundo fué un estudio experimental en la

India acerca de la financiación del fomento económico utilizando los excedentes como garantía para la consecución de créditos.

Es aún muy pronto para afirmar cuáles serán los resultados de este método moderno para aprovechar estos sobrantes, que en época anterior originaron un desastre económico. La situación es aún grave pero las primeras señales respecto a su solución son prometedoras.

En realidad, los métodos que hoy empleamos para hacer frente a- los sobrantes son todo lo diferentes que podían ser en comparación con aquellos otros que servían de norma hace unos veinte años. Creo que, en justicia, la FAO merece que se le reconozca el mérito de esta nueva concepción respecto a un problema internacional.

Asistencia Técnica

El tercer aspecto de nuestras actividades es la ayuda directa prestada a los países poco adelantados técnicamente, con arreglo al Programa Ampliado de Asistencia Técnica. No entraré en detalles sobre este particular, por cuanto ya un gran número de nuestros proyectos han quedado suficientemente difundidos y son bien conocidos. Este programa se ha iniciado sólo en 1951 y no sería justo esperar grandes resultados al presente. Pero, en verdad, la rapidez que ha adquirido su efectividad es sorprendente.

En un principio, los gobiernos que solicitaban ayuda al amparo de este Programa se mostraban con frecuencia dudosos acerca de sus propias necesidades En ocasiones, pedían el concurso de demasiados expertos en muchas de las esferas de fomento, sin darse cuenta cabal de que cualquier plan de asesoramiento desarrollado por la FAO debería ser complementado por sus propios programas prácticos. Pero en cuatro años la actitud de los gobiernos ha experimentado un enorme cambio. Todos ellos limitan ahora sus solicitudes a la asistencia para resolver sus principales problemas y, en grado cada vez mayor, basan sus proyectos de fomento en las recomendaciones de los expertos. Para enumerar los diversos terrenos en que ha actuado y sigue actuando el conjunto de 1.200 expertos asignados en diversas épocas a unos 60 países sería preciso escribir un catálogo en que figurarían prácticamente cada uno de los aspectos de la explotación de los recursos naturales de todo el mundo.

Hasta finales del año último, la FAO ha gastado en los diferentes programas de asistencia técnica un total próximo a los 19 millones de dólares. Esperamos que el mayor interés internacional por la labor que la FAO y los demás organismos especializados de las Naciones Unidas desarrollan en este terreno, se traduzca en la prosecución de la tendencia actual hacia una mayor eficacia. Esto es esencial para el mejoramiento de la agricultura, la pesca y la silvicultura de los países insuficientemente desarrollados.

DIRECTOR GENERAL ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACIÓN - Reproducido de United Nations Review


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